El Cinematógrafo de los hermanos Cervantes (>30 de abril de 1905)

Los hermanos Cervantes van presentando su cinematógrafo en varios municipios de la República. En Cuautla, van a tener problemas con la policía debido a una función que no se llega a realizar en buenas condiciones:

Llegábamos a los pueblos y pedíamos licencia en la presidencia municipal, si nos la daban, bien, si no, nos trataban como a cirqueros. Solamente una vez tuvimos un pero, "el pero de Cuautla": se descompuso la luz estando el jefe político (era como el presidente municipal), un hombre muy tirano, un hombre raro, que luego luego manda a que se devuelvan las entradas. Se devolvieron las entradas:
-Señor, pues no nos queda nada a nosotros; nada.
-No se les queda nada, pero van a dar a la cárcel.
Y que manda detener a mi hermano, pero no lo mandó a la cárcel sino que lo detuvo en una oficina del gobierno. Que vengo corriendo a ver a mi papá:
-¡Véngase que está preso mi hermano Gonzalo!
-No tengas cuidado, vamos a ver.
Ahí venimos a la ciudad de México a ver al secretario de Relaciones de don Porfirio, Ignacio Mariscal a la salida de su oficina. Al verlo mi papá le dijo:
-Señor, mi hijo está detenido, porque está presentando un espectáculo culto en Cuautla, y se le descompuso el aparato, devolvió las entradas y todavía lo detienen.
Se le quedó mirando y le dice:
-¡Venga!
Lo agarró a la hora en que se iba a subir a su coche de caballos, porque no había automóviles; en su coche estaba el cochero.
-¡Venga usted!
Que lo sube a su despacho y de su puño y letra escribió una carta, con su sello y todo, al ciudadano jefe político:
"Ciudadano fulano de tal:
"He de agradecer atienda a mis amigos que van en una gira cultural -para eso no dijo déjenlo en libertad, nada-Lo saludo afectuosamente su atento y seguro servidor. Ignacio Mariscal".
Que me regreso y que llego con el jefe político; no me dejaba entrar:
-Tengo aquí una orden para el señor.
Que me llevan; iba yo muy valiente:
-Quién te dio esto?
- Pues el señor Mariscal, ya la teníamos de tiempo. No se la presentamos a usted porque...
-¡Ven! -dice.
Y que le levanta la suspensión a mi hermano, que estaba ahí sentado.
-Gonzalo, pueden seguir trabajando.
Seguimos trabajando en Cuautla ¡una gran plaza para nosotros! Buena, buena, de ahí me acuerdo que nos llevamos unos espejos de oro, que compramos con lo que habíamos ganado...

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DE LOS REYES, 2001: 42-44