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GRUPO DE REFLEXIÓN SOBRE EL MUNDO HISPÁNICO

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LA GUERRA CIVIL

Marcha Real

Marcha Real 

El Alzamiento (1936)

El Alzamiento (1936)

La Guerra civil española

LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

Primer Bando de Franco (Las Palmas, 18 de julio de 1936)

Primer Bando de Franco
(Las Palmas, 18 de julio de 1936)


DON FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE, GENERAL DE DIVISIÓN, COMANDANTE MILITAR DE LAS ISLAS CANARIAS, HAGO SABER: "Que de conformidad con lo prevenido en el artículo 36 y sus concordantes, 7, núm. 12; 9, núm. 3 y 171 del Código de Justicia Militar, declaro el estado de guerra en todo el Archipiélago, y en su virtud ordeno y mando:

Art. 1º — Se prohíbe la formación y circulación de grupos de tres o más personas. Los que se constituyan serán disueltos inmediatamente por la fuerza, si desobedecieran o resistieran la primera intimación.

Art. 2º — Queda terminantemente prohibido aproximarse, sin causa justificada, a las líneas de energía eléctrica, conducciones de agua, gas, estaciones telefónicas, cuarteles, polvorines, dependencias militares, establecimientos fabriles e industriales, bancos, hospitales, asilos y cualquier edificio público. Los que lo hicieren lo verificarán individualmente, y si no justificasen la causa de su presencia serán detenidos en el acto.

Art. 3º — No podrán celebrarse reuniones, manifestaciones, conferencias, espectáculos o cuantos actos supongan reunión pública de personas en número superior a tres, sin permiso previo de mi autoridad.

Art. 4º — Serán sometidos a mi previa censura, y como requisito indispensable para circular, tres ejemplares de cualquier impreso o documento destinado a publicidad.

Art. 5º — Quedan destituidos los gobernadores civiles y delegados del gobierno, ayuntamientos, cabildos, mancomunidades interinsulares y cuantas juntas de cualquier clase dependan de dichas corporaciones. Los destituidos integrantes de ellas se abstendrán en el desempeño de su cometido a partir del instante de la publicación de este bando, y la contravención del mismo en ese sentido se reputará como suficiente para considerarles incursos en el delito de rebelión. "Con objeto de no dejar desatendidos los servicios y finalidades de aquellos organismos, los secretarios de ellos conservarán su documentación, atendiendo las necesidades de carácter urgente, hasta tanto se personen ante ellos los representantes de mi autoridad, quienes lo harán acompañados de las correspondientes instrucciones, a fin de normalizar con toda urgencia y personal civil la vida de dichas entidades.

Art. 6º — Queda prohibido terminantemente el cierre de establecimientos, fábricas, talleres, oficinas y cualquier otra manifestación de actividad. La cesación de ella, la rebaja de salarios concedidos, los pactos que impliquen disminución de los otorgados, la alteración de las bases de trabajo, los despidos sin justificación y cualesquiera otras contravenciones, se estimarán como actos sediciosos, ya lo sean aislada o conjuntamente cometidos, y sus autores sometidos a juicio sumarísimo. Del mismo modo se apreciarán las declaraciones de huelga, abandono de trabajo, incitación a aquéllas o a éste, realización de paros y cualesquiera otras actitudes que entorpezcan las jornadas obreras. La comisión de los hechos antes enunciados motivará el inmediato encarcelamiento de sus autores, juntas directivas, comités y demás personas que aun sin relieve corporativo pudieran considerarse como provocadores del movimiento, así como la clausura de las asociaciones patronales u obreras causantes de tales actos.

Art. 7º — En el plazo de doce horas a partir de la publicación de este bando, los tenedores de armas cortas y largas de fuego, sustancias explosivas, armas blancas de usos distintos a los domésticos, agrícolas o industriales, estén o no provistos de licencia, deberán entregarlas en los puestos de la Guardia Civil del domicilio del poseedor, por cuyos comandantes se les refrendará la documentación, o les será expedida, en su caso, de acuerdo con las instrucciones que tienen recibidas, procediendo a la recogida, reseña e inventario de las que ocuparan. Pasado este plazo, los tenedores de armas de fuego dentro o fuera del domicilio, serán considerados como rebeldes, y en igual forma los que lo fueren de sustancias explosivas, incendiarias o corrosivas.

Art. 8º — Quedan sometidos a la jurisdicción de guerra y juzgados en procedimiento sumarísimo, todos los autores, cómplices o encubridores de cuantos delitos se previenen contra el orden público en los códigos penal ordinario, de justicia militar y ley de julio de 1933.

Art. 9º — Quedarán a mi disposición y a mis inmediatas órdenes o a la de los comandantes militares de las plazas en su caso, todas las fuerzas armadas que dependen de otras autoridades, teniendo desde este momento carácter militar las que tuvieran con anterioridad la consideración de fuerza armada. Los funcionarios públicos y demás corporaciones civiles que no presten el inmediato auxilio que mis subordinados les reclamaran para el restablecimiento del orden, serán suspendidos en el acto de empleo, cargo y sueldos o gratificaciones anexos, sin perjuicio de las responsabilidades en que incurrieren.

Art. 10º — Serán consideradas como presuntos reos de sedición o rebelión, las personas que se encuentren o hubieren estado en sitio de combate, y asimismo aquellos que fueren aprehendidos huyendo o escondidos, después de haber estado con los estimados como rebeldes o sediciosos y cuantos propalen noticias o informaciones tendenciosas.
Art. 11º—-Hasta nueva orden queda prohibido el tráfico por carretera y en el interior de las poblaciones por medio de vehículos de tracción mecánica o animal, ya sean de propiedad particular o de servicio público, excepción hecha de los autobuses, tanto urbanos como interurbanos, y tranvías. Los automóviles, motocicletas, bicicletas y demás medios de locomoción que precisaren circular lo harán previa autorización, que les será expedida en las respectivas comandancias militares.

A los efectos de términos legales, se hace la publicación de este bando a las cinco horas del día de hoy.


"Las Palmas, 18 de julio de 1936."

Segundo Bando de Franco (Marruecos, 17 de julio de 1936)

Segundo Bando de Franco
(Marruecos, 17 de julio de 1936)


FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE, GENERAL JEFE SUPERIOR DE LAS FUERZAS DE MARRUECOS, HAGO SABER:
Una vez más él Ejército, unido a las demás fuerzas de la nación, se ha visto obligado a recoger él anhelo de la gran mayoría de españoles que veían con amargura infinita desaparecer lo que a todos puede unirnos en un ideal común: España.
Se trata de restablecer el imperio del orden dentro de la República, y no solamente en sus apariencias o signos exteriores, sino también en su misma esencia; para ello precisa obrar con justicia, que no repara en clases ni categorías sociales, a las que ni se halaga, ni se persigue, cesando de estar dividido el país en dos grupos: el de los que disfrutan de poder y el de los que son atropellados en sus derechos, aun tratándose de leyes hechas por los mismos que las vulneraron; la conducta de cada uno guiará la conducta que con relación a él seguirá la autoridad, otro elemento desaparecido de nuestra nación y que es indispensable en toda colectividad humana, tanto si es régimen democrático, como si es régimen soviético, en donde llegará a su máximo rigor. El restablecimiento de este principio de autoridad, olvidado en los últimos años, exige inexcusablemente que los castigos sean ejemplares, por la severidad con que se impondrán y la rapidez con que se llevarán a cabo sin titubeos ni vacilaciones.
Por lo que afecta al elemento obrero, queda garantizada la libertad de trabajo, no admitiéndose coacciones ni de una parte ni de otra. Las aspiraciones de patronos y obreros serán estudiadas y resueltas con la mayor justicia posible, en un plan de cooperación, confiando en que la sensatez de los últimos y la caridad de los primeros, hermanándose con la razón} la justicia y el patriotismo, sabrán conducir las luchas sociales a un terreno de comprensión con beneficio para todos y para el país. El que voluntariamente se niegue a cooperar o dificulte la consecución de estos fines será el que primero y principalmente sufrirá las consecuencias.
[…]

Por último; espero la colaboración activa de todas las personas patrióticas, amantes del orden y de la paz, que suspiraban por este movimiento, sin necesidad de que sean requeridas especialmente para ello, ya que siendo sin duda estas personas la mayoría, por comodidad, falta de valor cívico o por carencia de un aglutinante que aunara los esfuerzos de todos, hemos sido dominados hasta ahora por unas minorías audaces, sujetas a órdenes internacionales de índole varia, pero todas igualmente antiespañolas; por esto termino con un solo clamor, que deseo sea sentido por todos los corazones y repetido por todas las voluntades; ¡Viva España!

Diario de Navarra (19 de julio de 1936)

Diario de Navarra
(19 de julio de 1936)

Creación de las milicias populares (julio 1936)

Creación de las milicias populares
(julio 1936)

La rebelión fascista ha sido vencida por el heroísmo popular y el de las fuerrzas leales. Precisa, pues, acabar de aniquilar en toda Cataluña los últimos núcleos fascistas existentes y prevenirse contra posibles peligros de fuera.
Por lo tanto, a propuesta de la Presidencia, y de acuerdo con el Consejo Ejecutivo, decreto:
1º. Son creadas las milicias ciudadanas para la defensa de la República y la lucha contra el fascismo y la reacción.
Se nombra a Enrique Pérez Farrás jefe militar de las milicias ciudadanas de Cataluña.
3º.Se nombra al consejero Luis Prunes y Sató comisario de Defensa de la Generalidad, con las atribuciones necesarias para la organización de la mencionada milicia popular.
4º. Queda designado un Comité de enlace y dirección de las milicias ciudadanas, formado por un delegado que designará el consejero de Gobernación, otro designado por el comisario general de Orden Público y los representantes de las fuerzas obreras y organizaciones políticas coincidentes en la lucha contra el fascismo.
5º. En toda Cataluña, y bajo la presidencia de los comisarios de la Generalidad o personas que podrán designarse para que los representen, se constituirán los Comités Locales de Defensa, los cuales actuarán en todo momento de acuerdo con lo que disponga el Comité Central.

Establecimiento del orden Revolucionario (julio 1936)

Establecimiento del orden Revolucionario
(julio 1936)

Constituido el Comité de las Milicias .Antifascistas de Cataluña, este organismo, de acuerdo con el decreto publicado por el Gobierno de la Generalidad de Cataluña en el Butlletí Oficial del día de hoy, ha tomado los siguientes acuerdos, el cumplimiento de los cuales obliga a todos los ciudadanos:
Primero. — Se establece un orden revolucionario, al mantenimiento del cual se comprometen todas las organizaciones que integran el Comité,
Segundo. — Para el control y vigilancia, el Comité ha nombrado los equipos necesarios a fin de hacer cumplir rigurosamente las órdenes que del mismo emanen. A este objeto, los equipos llevarán la credencial correspondiente que hará efectiva su personalidad.
Tercero. — Estos equipos serán los únicos acreditados por el Comité. Todo aquél que actúe al margen será considerado faccioso y sufrirá las san- dones que el Comité determine.
Cuarto. — Los equipos de noche serán especialmente rigurosos contra aquellos que alteren el orden revolucionario.
Quinto. — Desde la una hasta las cinco de la madrugada la circulación quedará limitada a los siguientes elementos:
a) A todos los que acrediten pertenecer a cualquiera de las organizaciones que constituyen el Comité de las Milicias.
b) A las personas que vayan acompañadas de algunos elementos que acrediten su solvencia moral.
c) A los que lo justifiquen en el caso de fuerza mayor que les obligue a salir.
Sexto. — Con objeto de reclutar elementos para las Milicias Antifascistas, las organizaciones que constituyen el Comité quedan autorizadas para abrir los correspondientes centros de alista- miento y entrenamiento.
Las condiciones de este reclutamiento serán detalladas en un reglamento interior.
Séptimo. — El Comité espera que, dada la necesidad de constituir un orden revolucionario para hacer frente a los núcleos fascistas, no tendrá necesidad, para hacerse obedecer, de recurrir a medidas disciplinarias.
El Comité: Esquerra Republicana de Catalunya: Artemio Ayguadé, Jaime Miratvilles y J. Pons; partidos de Acció Catalana e Izquierda Republicana: Tomás Fábregas; Unió de Rabassaires: José Torrens; partidos marxistas: José Miret Yuste y José Rovira Canal; C.N.T.: José Acea, Buenaventura Durruti y J. García Oliver; F.A.I.: Aurelio Fernández y A. de Santillán; U.G.T.: José del Barrio, Salvador González y Antonio López.

Guerra a muerte entre la Rusia y la España Sagrada

Guerra a muerte entre la Rusia y la España Sagrada

El general Queipo atiende desde su despacho de Capitanía a las múltiples incidencias que surgen en el desarrollo del movimiento militar que en estos días se desarrolla en España.
Hace un alto el Sr. Queipo en sus ocupaciones y nos habla del origen del movimiento militar y del pensamiento de sus dirigentes.
-Ante todo diga usted que el movimiento es netamente republicano, de lealtad absoluta y decidida al régimen, que un movimiento de opinión legalmente expresado en unas elecciones generales, que fueron sinceras, dio al país en el año 31.
El Ejército, como Institución, huye de la política. Los generales que hemos asumido la responsabilidad de este movimiento no hacemos política. Defendemos sencillamente a la Patria, a lo esencial y genuinamente español, contra las torpes y criminales maniobras que un Poder internacional, con sede extranjera, realiza en el seno de nuestra Patria para destruir sus enseñas, que pueden tener expresión en una República de hombres honrados que repugnen el crimen y la violencia.
Esto es todo. Restablecer el orden subrectado por la intromisión de poderes, extranjeros, que por el órgano conglomerado marxista han desvirtuado el carácter de la República española, por la cual yo me jugué la vida en la sublevación del año 30.
Una politica nefanda, asentada en el ministerio de la Guerra, hacía víctima al Ejército de intolerables vejaciones, que de día en día aumentaban.
Sentimos como nuestros los agravios a la Patria, y por ello un puñado de buenos españoles nos hemos lanzado a esta empresa que cuenta con la entusiasta colaboración de cuantos sienten hondamente su dignidad de españoles y están dispuestos a defenderla con las armas en la mano.
De no haber comenzado nosotros este movimiento español y republicano, las hordas marxistas con la criminal cooperación de militares traidores a España, hubieran iniciado la revolución roja, para la cual se iban preparando ayudados por un Gobierno que laboraba contra la República española.
-Afirma usted, por consiguiente, el carácter españolista y republicano de este movimiento que será respetuoso con la voluntad del país libre y honradamente expresado.
-Yo agradezco hondamente la generosa ayuda de cuantos están con las armas en la mano al lado del Ejército. Y estimo esa aportación en lo que vale, en lo que tiene de patriótica, pero no admito ningún matiz, ningún color ni ninguna enseña que no sea la española. Ahora hacemos Patria y no política. Y eso es lo que hacen esos muchachos que se juegan la vida por España.
En cuanto a los obreros nadie me ganará en amor al proletariado, cuyas legítimas conquistas apoyará el Ejército.
No tema ningún obrero por sus justas reivindicaciones. Queremos libertarlos de la tiranía de sus dirigentes que los engañaban y explotaban con cuantiosas cotizaciones, imponiendo el terror de los pistoleros al servicio del marxismo, que cada día ensangrentaban las calles de España con víctimas trabajadoras. Seremos inflexibles en el castigo de los poderosos egoístas que laboran contra la Patria y que niegan su cooperación a este movimiento, prefiriendo la tranquilidad de sus hogares burgueses a la obligación dolorosa de esta hora de sacrificio y de milicia por España.
Como español lamento la ciega obstinación de quienes con las armas en la mano dejan aún oponerse a este movimiento libertador. Ello me obligará a ser implacable en el castigo. Sepan todos que en esta hora solemne están abiertos los caminos del perdón a quienes se dispongan a trabajar por España. Entiéndanlo así los trabajadores, y sepan todos que es el pueblo auténticamente español el que está en armas.
Había que salvar a España de la lepra moscovita y para ello hemos emprendido esta operación de urgencia. La historia nos juzgará y ella sabrá la pureza de nuestras intenciones libertadoras por la República, por España digna y por el pueblo español.

Entrevista con Queipo del Llano, ABC Sevilla, 22 de julio de 1936

Manifiesto de la sublevación radiado por Franco y publicado en el ABC de Andalucía del 23/7/36.

Manifiesto de la sublevación radiado por Franco y publicado en el ABC de Andalucía del 23/7/36.

"¿Españoles! A cuantos sentís el santo nombre de España, a los que en las filas del Ejército y la Armada habéis hecho profesión de fe en el servicio de la Patria, a cuantos jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perder la vida, la nación os llama a su defensa. La situación en España es cada día más crítica; la anarquía reina en la mayoría de los campos y pueblos; autoridades de nombramiento gubernativo presiden, cuando no fomentan, las revueltas; a tiro de pistola y ametralladoras se dirimen las diferencias entre los asesinos que alevosa y traidoramente os asesinan, sin que los poderes públicos impongan la paz y la justicia. Huelgas revolucionarias de todo orden paralizan la vida de la población, arruinando y destruyendo sus fuentes de riqueza y creando una situación de hambre que lanzará a la desesperación a los hombres trabajadores. Los monumentos y tesoros artísticos son objeto de los más enconados ataques de las hordas revolucionarias, obedeciendo a la consigna que reciben de las directivas extranjeras, con la complicidad y negligencia de los gobernadores de monterilla. Los más graves delitos se cometen en las ciudades y en los campos, mientras las fuerzas de orden público permanecen acuarteladas, corroídas por la desesperación que provoca una obediencia ciega a gobernantes que intentan deshonrarles. El Ejército, la Marina y demás institutos armados son blanco de los más soeces y calumnioso ataques, precisamente por parte de aquellos que debían velar por su prestigio, y, entretanto, los estados de excepción de alarma sólo sirven para amordazar al pueblo y que España ignore lo que sucede fuera de las puertas de sus villas y ciudades así como también para encarcelar a los pretendidos adversarios políticos.

La Constitución, por todos suspendida y vulnerada, sufre un eclipse total; ni igualdad ante la ley; ni libertad, aherrojada por la tiranía; ni fraternidad, cuando el odio y el crimen han sustituido el mutuo respeto; ni unidad de la Patria, amenazada por el desgarramiento territorial, más que por regionalismos que los Poderes fomentan; ni integridad ni defensa de nuestra frontera, cuando en el corazón de España se escuchan emisoras extranjeras anunciar la destrucción y reparto de nuestro suelo. La Magistratura, cuya independencia garantiza la Constitución, sufre igualmente persecuciones y los más duros ataques a su independencia. Pactos electorales, hechos a costa de la integridad de la propia Patria, unidos a los asaltos a Gobiernos civiles y cajas fuertes para falsear las actas formaron la máscara de legalidad que nos presidía.

Nada contuvo las apariencias del Gobierno, destitución ilegal del moderador, glorificación de las revoluciones de Asturias y Cataluña, una y otra quebrantadoras de la Constitución, que en nombre del pueblo era el Código fundamental de nuestras instituciones.
Al espíritu revolucionario e inconsciente de las masas, engañadas y explotadas por los agentes soviéticos, se ocultan las sangrientas realidades de aquel régimen que sacrificó para su existencia 25.000.000 de personas, se unen la molicie y negligencia de autoridades de todas clases que, amparadas en un Poder claudicante, carecen de autoridad y prestigio para imponer el orden en el imperio de la libertad y de la justicia.

¿Es que se puede consentir un día más el vergonzoso espectáculo que estamos dando al mundo? ¿Es que podemos abandonar a España a los enemigos de la Patria, con proceder cobarde y traidor, entregándola sin lucha y sin resistencia?

¡Eso, no! Que lo hagan los traidores pero no lo haremos quienes juramos defenderla.

Justicia, igualdad ante las leyes, ofrecemos.

Paz y amor entre los españoles; libertad y fraternidad, exenta de libertinajes y tiranías.

Trabajo para todos, justicia social, llevada a cabo sin encono ni violencia y una equitativa y progresiva distribución de riqueza, sin destruir ni poner en peligro la economía española.

Pero, frente a esto, una guerra sin cuartel a los explotadores de la política, a los engañadores del obrero honrado, a los extranjeros y a los extranjerizantes que, directa y solapadamente, intentan destruir a España.

En estos momentos es España entera la que se levanta pidiendo paz, fraternidad y justicia; en todas las regiones el Ejército, la Marina y fuerzas del Orden público se lanzan a defender la Patria.

La energía en el sostenimiento del orden estará en proporción a la magnitud de la resistencia que se ofrezca.

Nuestro impulso no se determina por la defensa de unos intereses bastardos ni por el deseo de retroceder en el camino de la Historia, porque las instituciones, sea cuales fuesen, deben garantizar un mínimo de convivencia entre los ciudadanos, que, no obstante las ilusiones puestas por tantos españoles, se han visto defraudadas pese a toda la transigencia y comprensión de todos los organismos nacionales, con una respuesta anárquica, cuya realidad es imponderable.

Como la pureza de nuestras intenciones nos impide el yugular aquellas conquistas que representan un avance en el mejoramiento político social, el espíritu de odio y venganza no tienen albergue en nuestro pecho; del forzoso naufragio que sufrirán algunos ensayos legislativos, sabremos salvar cuanto sea compatible con la paz interior de España y su anhelada grandeza, haciendo reales en nuestra Patria, por primera vez y en este orden, la trilogía, fraternidad, libertad e igualdad.

Españoles: ¡Viva España! ¡Viva el honrado pueblo español!

Tetuán, 17 de julio de 1936"

El Alzamiento: Bando de Franco

El Alzamiento: Bando de Franco


«Don Francisco Franco Bahamonde, General de División, Jefe Superior de las Fuerzas Mili~ tares de Marruecos y Alto Comisario, Hago saber:
Una vez más el Ejército, unido a las demás fuerzas de la nación, se ha visto obligado a recoger el anhelo de la gran mayoría de los españoles que veían con amargura infinita desaparecer lo que a todos puede unirnos en un ideal común: España.
Se trata de restablecer el imperio del orden dentro de la República, no solamente en sus apariencias o signos exteriores, sino también en su misma esencia; para ello precisa obrar con justicia, que no repara en clases ni categorías sociales, a las que ni se halaga, ni se persigue, cesando de estar dividido el país en dos grupos: el de los que disfrutan del poder y el de los que eran atropellados en sus derechos, aun tratándose de leyes hechas por los mismos que las vulneraron; la conducta de cada uno guiará la conducta que con relación a él seguirá la autoridad, otro elemento desaparecido de nuestra nación, y que es indispensable en toda colectividad humana, tanto si es en régimen democrático, como si es en régimen soviético, en donde llegará a su máximo rigor.
El restablecimiento de este principio de autoridad, olvidado en los últimos años, exige inexcusablemente que los castigos sean ejemplares, por la seriedad con que se impondrán y la rapidez con que se llevarán a cabo, sin titubeos ni vacilaciones. ' Por lo que afecta al elemento obrero, queda garantizada la libertad de trabajo, no admitiéndose coacciones ni de una parte ni de otra. Las aspiraciones de patronos y obreros serán estudiadas y resueltas con la mayor justicia posible en un plan de cooperación, confiando en la sensatez de los últimos y la caridad de los primeros, hermanándose con la razón, la justicia y el patriotismo sabrán conducir las luchas sociales a un terreno de comprensión con beneficio para todos y para el país. El que voluntariamente se niegue a cooperar o dificulte la consecución de estos fines será el que primero y principalmente sufrirá las consecuencias.
Para llevar a cabo la labor anunciada rápidamente,
Ordeno y mando:
Art, l.° Queda declarado el Estado de Guerra en todo el territorio de Marruecos Español, y como primera consecuencia militarizadas todas las fuerzas armadas, sea cualquiera la autoridad de quien dependían anteriormente, con los deberes y atribuciones que competen a las del Ejército y sujetas igualmente al Código de Justicia Militar.
Art. 2.° No precisará intimación ni aviso para repeler por la.,fuerza agresiones a las fuerzas indicadas anteriormente, ni a los locales o edificios que sean custodiados por aquéllas, así como los atentados y «sabotajes» a vías y medios de comunicación y transporte de toda clase, y a los servicios de agua, gas y electricidad y artículos de primera necesidad. Se tendrá en cuenta la misma norma para impedir los intentos de fuga de los detenidos.
Art. 3.° Quedan sometidos a jurisdicción de guerra y tramitados por procedimiento sumarísimo:
a) Los hechos comprendidos en el artículo anterior.
b) Los delitos de rebelión, sedición y los conexos de ambos, los de atentado y resistencia a los agentes de la autoridad, los de desacato, injuria, calumnia, amenaza y menosprecio a los anteriores o a personal militar o militarizado que lleve distintivo de tal, cualquiera que sea el medio empleado, así como los mismos delitos cometidos contra el personal civil que desempeñe funciones de servicio público.
Los de tenencia ilícita de armas o cualquier otro objeto de agresión utilizado o utilizable por las fuerzas armadas con fines de lucha o destrucción. A los efectos de este apartado quedan caducadas todas las licencias de uso de armas concedidas con anterioridad a esta fecha. Las nuevas serán tramitadas y despachadas en la forma que oportunamente se señalará.
Art. 4.° Se considerarán también como autores de los delitos anteriores los incitadores, agentes de enlace, repartidores de hojas y proclamas clandestinas o subversivas; los dirigentes de las entidades que patrocinen, fomenten o aconsejen tales delitos, así como todos los que directa o indirectamente contribuyan a su comisión o preparación, así como los que directa o indirectamente tomen parte en atracos y robos a mano armada o empleen para cometerlos cualquier otra coacción o violencia.
Art. 5.° Quedan totalmente prohibidos los «lockouts» y huelgas. Se considerará como sedición el abandono del trabajo y serán principalmente responsables los dirigentes de las asociaciones o sindicatos a que pertenezcan los huelguistas, aun cuando simplemente adopten la actitud de «brazos caídos».
Art. 6.° Quedan prohibidos el uso de banderas, insignias, uniformes, distintivos y análogos que sean contrarios a este Bando y al espíritu que le inspira, así como al canto de himnos de análoga significación.
Art. 7.° Se prohíben igualmente las reuniones de cualquier clase que sean, aun cuando ten.
gan lugar en sitios públicos, como restaurantes o cafés, así como las manifestaciones públicas.
Art. 8.° Serán depuestas las Autoridades principales o subordinadas que no ofrezcan confianza o no presten el auxilio debido y sustituidas por lis que se designe.
Art. 9.° Quedan en suspensión todas las leyes o disposiciones que no tengan fuerza de tales en todo el territorio nacional, excepto aquéllas que por su antigüedad sean ya tradicionales. Las consultas resolverán los casos dudosos.
Art. lo. Los reclutas en Caja, los soldados de 1.° y 2.°, situación de servicio activo, y los de reserva que sean acusados de delitos comprendidos en este Bando o en el Código de Justicia Militar quedan sometidos a la jurisdicción de guerra.
Art. ll. Los jefes más caracterizados o más antiguos de la Guardia Civil, Carabineros, Seguridad y Asalto, con mando, y a falta de ellos, los de los Cuerpos forales, Mozos de Escuadra, etcétera (donde existan), se harán cargo del mando civil en los territorios de su demarcación, siempre que en ellos no haya fuerza del Ejército, a quienes compete en primer lugar.
Art, 12. Queáán sometidas a la censura militar todas las publicaciones impresas de cualquier clase que sean. Para la difusión de noticias se utilizará la radiodifusión y los periódicos, los cuales tienen la obligación de reservar en el lugar que se les indique espacio suficiente para la inserción de las noticias oficiales, únicas que sobre orden público y política podrán insertarse. También quedan sometidas a la censura todas las comunicaciones eléctricas urbanas e interurbanas.
Art, 13. Queda prohibido, por el momento, el funcionamiento de todas las estaciones radioemisoras particulares de onda corta o extracorta, incurriendo los infractores en los delitos indicados en los artículos tercero y cuarto.
Art. 14. Ante el bien supremo de la Patria quedan en suspenso todas las garantías individuales establecidas en la Constitución, aun cuando no se hayan consignado especialmente en este Bando.
Art. 15. A los efectos legales, este Bando surtirá efecto inmediatamente después de su publicación.
Por último, espero la colaboración de todas las personas patrióticas, amantes del orden y de la paz que suspiraban por este movimiento, sin necesidad de que sean requeridas especialmente para ello, ya que siendo sin duda estas personas la mayoría por comodidad, falta de valor cívico o por carencia de un aglutinante que aunara los esfuerzos de todos, hemos sido dominados hasta ahora por unas minorías audaces sujetas a órdenes de internacionales de índole varia, pero todas igualmente antiespañolas. Por esto termino con un solo clamor que deseo sea sentido por todos los corazones y repetido por todas las voluntades: ¡Viva España!
Tetuán, 18 de julio de 1936.»


Diario Oficial del Ministerio de la Guerra (Tetuán), 25 de julio de 1936.

La Voz de Galicia (25 de julio de 1936)

La Voz de Galicia
(25 de julio de 1936)

Bando de la Junta de Defensa sobre el Estado de Guerra

Bando de la Junta de Defensa sobre el Estado de Guerra

La Junta de Defensa Nacional de España, y en su nombre y representación el presidente de ella,
HAGO SABER:
Las circunstancias por las que atraviesa España exigen a todo ciudadano español el cumplimiento estricto de las leyes, y por si alguno, cegado por un sectarismo incomprensible, cometiera actos u omisiones que causaren perjuicio a los fines que persigue este movimiento redentor de nuestra patria, esta Junta de Defensa Nacional, celosa de cuanto constituyen sus deberes en momentos tan solemnes, ha decidido ratificar la declaración del estado de guerra, y, en consecuencia, en cumplimiento de lo dispuesto en el decreto de esta fecha, y con el fin de establecer una unidad de criterio, tan necesaria en estos instantes, hace público el siguiente BANDO
Artículo 1. El estado de guerra declarado ya en determinadas provincias se hace extensivo a todo el territorio nacional.
Art. 2. Los insultos y agresiones a todo militar, funcionario público o individuo perteneciente a las milicias que han tomado las armas para defender a la nación se consideran como insultos a fuerza armada y serán perseguidos enjuicio sumarísimo, aun cuando en el momento de la agresión o insulto no estuvieren aquéllos desempeñando servicio alguno.
Art. 3. Los funcionarios, autoridades o corporaciones que no presten el inmediato auxilio que por mi autoridad o por mis subordinados sea reclamada para el restablecimiento del orden o ejecución de lo mandado en este bando serán suspendidos inmediatamente de sus cargos, sin perjuicio de la correspondiente responsabilidad criminal, que les será exigida por la jurisdicción de guerra.
Ricardo de la Cierva
Art. 4. Serán juzgados por procedimiento sumarísimo todos los delitos comprendidos en los títulos V, VI, Vil y VIH del Tratado Segundo del Código de Justicia Militar.
Art. 5. Quedan también sometidos a la jurisdicción de guerra, y serán sancionados del mismo modo, por procedimiento sumarísimo:
a) Los delitos de rebelión, sedición y sus conexos, atentados, resistencia y desobediencia a la autoridad y sus agentes y demás comprendidos en el artículo 3.1 del Código Penal ordinario bajo el epígrafe de "Delitos contra el orden público ".
b) Los atentados contra toda clase de vías o medios de comunicación, servicios, dependencias o edificios de carácter público.
c) Los cometidos contra las personas o la propiedad por móviles políticos o sociales.
d) Los realizados por medio de la imprenta u otro medio cualquiera de publicidad.
Art. 6. Se considerarán como rebeldes, a los efectos del Código de Justicia Militar, y serán juzgados en la forma expuesta:
a) Los que propalen noticias falsas o tendenciosas con el fin de quebrantar el prestigio de las fuerzas militares y de los elementos que prestan servicios de cooperación al Ejército.
b) Los poseedores de armas de fuego o sustancias inflamables o explosivas; entendiéndose caducadas todas las licencias de armas que no hubiesen sido otorgadas por esta Junta de Defensa Nacional o sus legítimos representantes. Los poseedores de armas, con o sin licencia, quedan obligados a entregarlas en el plazo máximo de doce horas, sin excusa alguna, en el puesto de la Guardia Civil respectivo, donde, en cada caso, podrá convalidarse la autorización para su uso, a discreción del comandante de aquél.
c) Los que celebren cualquier reunión, conferencia o manifestación pública sin previo permiso de la autoridad, solicitado en la forma reglamentaria, y los que asistan a ellas.
d) Los que cometan delitos de los comprendidos en los apartados b), c) y d) del artículo anterior.
e) Los que tiendan a impedir o dificultar el abastecimiento de artículos de primera necesidad, eleven injustificadamente los precios de los mismos o de algún modo contribuyan a su encarecimiento.
f) Los que coarten la libertad de contratación o de trabajo o abandonen éste, ya se trate de empleados, patronos u obreros.
Art. 7. Serán sometidos a la previa censura dos ejemplares de todo impreso o documento destinado a la publicidad.
Art. 8. Se declaran incautados, y a mi disposición, todos los vehículos y medios de comunicación de cualquier clase.
Art. 9. Queda prohibido hasta nueva orden el funcionamiento de todas las estaciones radioemisoras particulares de onda corta o extracorta, considerándose a los infractores como rebeldes, a los fines del Código de Justicia Militar.
Art. 10. La jurisdicción de guerra podrá dejar de conocer, remitiéndolas a la jurisdicción ordinaria, de las causas incoadas que, hallándose comprendidas en este bando, no tengan, ajuicio de las autoridades militares, relación directa con el orden público.
Art. U. Las autoridades civiles y judiciales continuarán desempeñando sus funciones en todo lo que no se oponga a lo anteriormente preceptuado.
Art. 12. El presente bando empezará a regir a partir de la fecha de su publicación.
Burgos, 28 de julio de 1936. El presidente de la Junta de Defensa Nacional, Miguel Cabanellas».


(Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España, Burgos, 30 de julio de 1936).

La Junta suprime las organizaciones políticas enemigas

La Junta suprime las organizaciones políticas enemigas


DECRETO
Durante largo tiempo ha sido España víctima de actuaciones políticas desarrolladas por algunos partidos que, lejos de cooperar a la prosperidad de la patria, satisfacían ambiciones personales con detrimento del bien común, pero nunca, como en los momentos anteriores al presente, ha culminado el antipatriotismo en la formación de entidades que, bajo apariencia política, envenenaron al pueblo con el ofrecimiento de supuestas reivindicaciones sociales, espejuelo para que las masas obreras siguieran a sus dirigentes, quienes las aprovecharon para medrar a su costa, lanzarlas a la perpetración de toda clase de desmanes y cristalizar al fin, en la formación del funesto llamado Frente Popular, de cuyos males, si responsables son las agrupaciones no lo son menos aquéllas personas físicas que, con su actuación anterior o coetánea, directa o indirecta, han sido autores materiales o por inducción de los daños y perjuicios sufridos por el Estado y por los particulares, con motivo de la absurda resistencia sostenida contra el movimiento nacional, por lo que procede adoptar, contra unos y otros, medidas encaminadas a garantizar la responsabilidad que en su día pueda alcanzarles para la indemnización procedente en la inteligencia de que medida elemental y básica de saneamiento es declarar fuera de la ley a las agrupaciones de actividades ilícitas que siempre estuvieron al margen de ella; en vista de lo cual, como presidente de la Junta de Defensa Nacional y de acuerdo con la misma vengo en decretar:
Artículo 1. Se declaran fuera de la ley todos los partidos y agrupaciones políticas o sociales, que desde la convocatoria de las elecciones celebradas con fecha dieciséis de febrero del corriente año han integrado el llamado Frente Popular, así como cuantas organizaciones han tomado parte en la oposición hecha a las fuerzas que cooperan al movimiento nacional.
Art. 2. Se decreta la incautación de cuantos bienes muebles, inmuebles, efectos y documentos pertenecieron a los referidos partidos o agrupaciones, pasando todos ellos a la propiedad del Estado.
Art. 3. Los funcionarios públicos y los de empresas subvencionadas por el Estado, la provincia o el municipio o concesionarios de servicios públicos, podrán ser corregidos, suspendidos y destituidos de los cargos que desempeñen cuando aconsejen tales medidas sus actuaciones antipatrióticas o contrarias al Movimiento nacional.
Art. 4. Las correcciones y suspensiones a que se refiere el artículo anterior, serán acordadas por los jefes del centro en que preste sus servicios el funcionario y, en su defecto, por el superior jerárquico del corregido, y aquéllos, en su caso, previa la formación del oportuno expediente, propondrán la destitución a la autoridad, empresa o corporación a quien correspondiera hacer el nombramiento.
Art. 5. Los generales jefes de los Ejércitos de operaciones o los de columna o unidad a quienes éstos hayan dado instrucciones al efecto podrán, en las plazas ocupadas y que en lo sucesivo se ocupen, tomar medidas precautorias encaminadas a evitar posibles ocultaciones o desaparición de bienes de aquellas personas que por su actuación fueran lógicamente responsables directos o subsidiarios, por acción o inducción, de daños y perjuicios de todas clases ocasionadas directamente o como consecuencia de la oposición al triunfo del Movimiento nacional.
Art. 6. Las autoridades expresadas remitirán a los juzgados de primera instancia relación de las personas y bienes que posean y que a su juicio estén comprendidas en el artículo quinto, para que se decrete el embargo de éstos, con arreglo a lo dispuesto en el artículo seiscientos y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y concordantes de la de Enjuiciamiento Civil, quedando subsistentes tales medidas hasta la depuración de las responsabilidades criminales o civiles que se declaren.
Art. 7. Las medidas precautorias de los dos artículos anteriores se llevarán a efecto no obstante aparecer los bienes enajenados o gravados a favor de personas distintas de los supuestos responsables, siempre que la enajenación o gravamen haya sido hecho en fecha posterior al diecinueve de julio último y a reserva de la convalidación de los mencionados actos.
Artículo adicional. Para el desarrollo definitivo de las disposiciones contenidas en el presente decreto, se dictarán las oportunas normas.
Dado en Burgos a trece de septiembre de mil novecientos treinta y seis.
Miguel Cabanellas.


(Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España, Burgos, 16 septiembre 1936.)

Las organizaciones políticas de la zona nacional subordinadas al Ejército (Decreto 28 de septiembre de 1936)

Las organizaciones políticas de la zona nacional subordinadas al Ejército
(Decreto 28 de septiembre de 1936)

DECRETO
El carácter netamente nacional del Movimiento salvador iniciado por el Ejército y secundado, entusiásticamente, por el pueblo exige una apartamiento absoluto de todo partidismo político, pues todos los españoles de buena voluntad, cualesquiera que sean sus peculiares ideologías, están fervorosamente unidos al Ejército, símbolo efectivo de la unidad nacional.
La conveniencia de utilizar valiosas colaboraciones personales, ofrecidas al servicio de la nación, sin distinción de matices políticos que puedan en cada caso caracterizarlas, exige, imperiosamente, por parte de todos, una abstención absoluta de toda actividad política y de la sindical que signifique inclinación o parcialidad a favor de determinadas ideologías o engendre el equívoco de que, por parte de la Junta de Defensa Nacional, merezcan preferencia unas u otras de las referidas organizaciones políticas o sindicales.
El interés supremo de España y los heroicos servicios que vienen prestando tantos españoles de buena voluntad exige, a todo trance mantener la unión fervorosa de todos los ciudadanos, mientras el Ejército asuma los poderes del Estado, aniquilando, si preciso fuera, todo brote de actividades o de parcialidades políticas o sindicales de partido, aun descontando los más elevados móviles en las referidas actuaciones. Día llegará en que el Gobierno que rija los destinos de España sabrá desarrollar la única política y la única sindicación posible en toda la nación bien organizada: la política y sindicación que rijan y controlen los directores de la cosa pública, como depositarios de la confianza del
pueblo.
Por cuanto antecede, como presidente de la Junta de Defensa Nacional y de acuerdo con ésta, vengo a decretar:
Artículo 1. Quedan prohibidas, mientras duren las actuales circunstancias, todas las actuaciones políticas y las sindicales obreras y patronales de carácter político; aunque se autoricen las agremiaciones profesionales sometidas, exclusivamente, a la autoridad de esta Junta de Defensa Nacional y de sus delegados.
Art. 2. Las personas que reciban nombramientos para el desempeño defunciones públicas de autoridad, o sean designadas para formar parte de comisiones o entidades administrativas o consultivas, se abstendrán de toda actuación, propaganda y actividades políticas o sindicales.
Art. 3. Las autoridades militares cuidarán, rigurosamente, del cumplimiento de este decreto, imponiendo las sanciones que procedan a los infractores del mismo. Dado en Burgos a veinticinco de septiembre de mil novecientos treinta y seis. Miguel Cabanellas.

(Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España, número 30, 28 de septiembre de 1936.)

Nombramiento de Franco como Jefe del Estado Nacional

Nombramiento de Franco como Jefe del Estado Nacional


(Decreto nº 138 de 29/9/1936, BOE 30/9/36)
La Junta de Defensa Nacional, creada por Decreto de veinticuatro de julio de mil novecientos treinta y seis, y el régimen provisional de Mandos combinados, respondía a las más apremiantes necesidades de la liberación de España. 
Organizada con perfecta normalidad la vida civil en las provincias rescatadas, y estableciendo el enlace entre los varios frentes de los Ejércitos que luchan por la salvación de la Patria, y a la vez que por la causa de la civilización, impónese ya un régimen orgánico y eficiente, que responda adecuadamente a la nueva realidad española y prepare, con la máxima autoridad, su porvenir. 
Razones de todo linaje señalan la alta conveniencia de concentrar en un solo poder todos aquellos que han de conducir a la victoria final y al establecimiento, consolidación y desarrollo del nuevo Estado, con la asistencia fervorosa de la Nación. 
En consideración a los motivos expuestos, y segura de interpretar el verdadero sentir nacional, esta Junta, al servicio de España, promulga el siguiente Decreto. 
Art. 1. En cumplimiento de acuerdo adoptado por la Junta de Defensa Nacional, se nombra Jefe del Gobierno del Estado Español al Excmo. Sr. General de División don Francisco Franco Bahamonde, quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado. 
Art. 2. Se le nombra asimismo Generalísimo de las fuerzas nacionales de tierra, mar y aire, y se le confiere el cargo de General Jefe de los Ejércitos de Operaciones. 
Art. 3. Dicha proclamación será revestida de forma solemne, ante representación adecuada de todos los elementos nacionales que integran este movimiento liberador, y de ella se hará la oportuna comunicación a los Gobiernos extranjeros. 
Art. 4. En el breve lapso que transcurra hasta la transmisión de poderes, la Junta de Defensa Nacional seguirá asumiendo cuantos actualmente ejerce. 
Art. 5. Quedan derogadas y sin vigor cuantas disposiciones se opongan a este Decreto.

El Ejército en la vida civil

El Ejército en la vida civil

DECRETO-LEY
Restablecida la normalidad de la vida civil en las provincias ocupadas por el Ejército, y desapareciendo con ello las singulares circunstancias que demandaron en un principio la acumulación de cometidos, es llegado el momento en que, sin restar atribuciones a las autoridades militares, las cuales, conforme al artículo cincuenta y ocho de la vigente Ley de Orden Público pueden adoptar cuantas medidas estimen necesarias, se precise el alcance de tan amplia locución, tanto más cuanto que de este modo podrán dedicarse preferentemente a la finalidad que les es privativa. Asimismo, la jerarquización inherente al estado de guerra hace inadecuados algunos preceptos de la ley invocada, razón por la cual es indispensable el establecimiento de una escala de atribuciones en la sanción de multa, haciendo que ésta sea consonante con los fines de punición perseguidos y sin atribuirle un marcado carácter absoluto e inapelable. Ello no obsta para que, al desenvolverse determinadas funciones dentro de la órbita asignada a las autoridades civiles conserven éstas una subordinación estrecha y obligada a los mandos superiores militares.
En su consecuencia,
DISPONGO:
Artículo 1. Los jefes superiores de las columnas y fuerzas que operan en las zonas de contacto con el enemigo podrán nombrar, con carácter interino, las autoridades civiles de las ciudades, pueblos y provincias que ocupen, para que, a las órdenes directas de la autoridad militar de ocupación, atiendan a los problemas de orden civil que se planteen y cooperen con aquélla en cuanto les ordenase a la resolución de los problemas de alojamiento y avituallamiento de las fuerzas.
Art. 2. Al quedar asegurada la ocupación de la provincia o plaza y haber dejado de constituir su territorio o zona parte de la de vanguardia del Ejército, se observarán las siguientes reglas:
a) La autoridad militar será la autoridad superior, pasando a la competencia directa de las autoridades civiles y administrativas todas las cuestiones que les son peculiares, con exclusión de las referentes al orden público. Sin perjuicio de ello, la autoridad civil podrá desempeñar aquellos cometidos que la autoridad militar de quien dependa le delegue de modo expreso.
b) La designación de las autoridades locales o provinciales de orden y civil, y la provisión de los cargos de orden civil administrativo, corresponderá a las autoridades civiles dentro de sus respectivas atribuciones.
c) La autoridad civil subordinará sus gestiones a las necesidades de la guerra, a cuyo efecto atenderá y dará preferencia a las órdenes que, con ella relacionadas, reciba de la autoridad militar. Si las que ésta dicte se hallasen en contraposición a las que deba cumplimentar del gobernador general del territorio ocupado, elevará a éste la oportuna consulta con el carácter de urgente y recabará simultáneamente de la autoridad militar, a quien dará noticia de esta circunstancia, la confirmación de lo ordenado antes de proceder a la ejecución.
d) Las autoridades militares de plaza o sector podrán proponer, al general de la División de quien dependan, la suspensión de aquellas autoridades civiles incursas en algunos de los siguientes casos:
Primero. Gestión perjudicial a la buena marcha de las operaciones de guerra o a su preparación.
Segundo. Falta de celo en las órdenes relacionadas con el alojamiento o avituallamiento de fuerzas.
Tercero. Ausencia de concurso en el mantenimiento del orden, si hubiesen sido para ello requeridas.
Cuarto. Desprestigio notorio en el ejercicio de sus funciones.
Quinto. Faltas de moralidad o buena administración.
En casos graves y urgentes y asumiendo la responsabilidad de la medida, la autoridad militar podrá acordar por sí misma tal suspensión, dando inmediatamente cuenta razonada al gobernador general y a la autoridad militar divisionaria. Ésta pondrá, en todo caso, su resolución en conocimiento del gobernador general.
e) Los distintos organismos que con las denominaciones de Jefatura de Policía, Delegaciones del Ejército, Jefaturas Supremas de Orden Público, Delegación Militar Gubernativa u otros de análoga significación que hayan sido creados con carácter transitorio para atender a circunstancias extraordinarias desaparecerán, quedando asignados sus servicios y personal que tuviesen, adscrito a las Comisarías de Vigilancia y Seguridad respectivas; sin embargo, la autoridad mili-
tar podrá delegar su función, en lo que al orden público se refiere, en persona designada libremente por ella, la cual se denominará «Delegado de Orden Público» y sustituirá a la autoridad militar en dichas funciones. Los generales jefes de Ejército podrán, por sí o a instancia de la autoridad militar divisionaria, acordar en caso necesario el cese del comisario, nombrando libremente el sustituto, así como disponer que el personal de aquellos organismos sea reforzado, caso preciso, con los que, en forma honorífica, deseen desempeñar el cargo de agente, y tengan aptitud; tales acuerdos tendrán el carácter de transitorios, y para su ejecución bastará el traslado de los mismos a la Jefatura Superior de Policía a los fines de conocimiento y estadística.
Art. 3. Las incautaciones provisionales de bienes y los embargos de éstos que se acuerden por las autoridades militares y civiles, se ajustarán a las normas previstas en el decreto número ciento ocho y órdenes para aplicación del mismo.
Art. 4. Las facultades de imposición de multas corresponderán a las autoridades civiles y militares dentro de sus respectivas esferas de competencia, debiendo acomodarse las que se acuerden a los límites que a continuación se señalan, y estar necesariamente en relación con la capacidad y estado económico del infractor, así como el grado de malicia revelado en la transgresión.
El límite máximo de imposición será el siguiente:
Comandantes militares y alcaldes, hasta quinientas pesetas.
Gobernadores civiles y militares, hasta diez mil pesetas.
Generales de División, hasta veinte mil pesetas.
Generales Jefes de Ejército y Gobernador General, hasta cincuenta mil pesetas.
Cuando el motivo que dé ocasión a la imposición de multa sea de la misma naturaleza que el anterior, se hará constar así en la resolución por la que se acuerde la segunda, pudiendo ser esta última en una cantidad equivalente al duplo de la primeramente impuesta.
Contra las multas podrán interponerse recurso de revisión ante la autoridad superior a la que acordó la sanción, siempre que se ejercite dentro del plazo de ocho días, a contar desde el siguiente al de la notificación al corregido. El recurso no paralizará la acción de la multa, que será satisfecha en el plazo prudencial que la autoridad señale. Contra las multas que se impongan directamente por los generales jefes de Ejército y contra las resoluciones de los recursos de alzada, sólo se dará el de súplica ante el Jefe del Estado.
Art. 5. Si por las condiciones económicas del infractor y el grado de malicia revelado en la transgresión que se sancione con multa, estimase la autoridad llamada directamente a imponerla que la cuantía de la que se acuerde debe exceder de la que, como límite máximo se establece dentro de sus atribuciones, lo expondrán motivadamente a su superior en grado, afín de que, por la misma, se acuerde dentro de las suyas respectivas el alcance de la multa.
En este caso, la notificación al corregido sólo se practicará cuando por la autoridad superior se resuelva.
Art. 6. Los generales de las divisiones y gobernador general quedan obligados a la formación de un estado comprensivo de las multas impuestas por las distintas autoridades dependientes de su jurisdicción, en el que se hará constar el nombre de los corregidos, su cuantía, infracción que motivó la imposición y sifué apreciada reincidencia, forma en que se hizo efectivo el pago y destino atribuido a las sumas recaudadas en el caso de que se hiciera en metálico por carecerse de papel apropiado y si se entabló recurso.
Dado en Salamanca, a dieciséis de febrero de mil novecientos treinta y siete. II Año Triunfal. Francisco Franco.


(Boletín Oficial del Estado, 19 de febrero de 1937).

El anarquismo militante y la realidad española

El anarquismo militante y la realidad española

Camaradas y amigos:
He aceptado el honor de iniciar ese ciclo de conferencias, con la complacencia del que ha de cumplir un deber impuesto por si mismo, con la complacencia del que ha de cumplir un deber impuesto por si mismo, pues quien ha situado la posición del anarquismo clásico, ha de situar hoy también al anarquismo en la posición exacta a que le han llevado los acontecimientos que estamos viviendo.
Nosotros como anarquistas, no hemos rectificado nada de lo que era consubstancial con nosotros mismos. Era preciso hacer esta declaración. Somos anarquistas, continuamos siéndolo y perseguimos el logro de los mismos ideales de siempre. Los acontecimientos no tienen nada que ver con lo que es y seguirá siendo el movimiento anarquista español. En ningún país como en España se ha incubado el movimiento anarquista.
Nadie pudo prever los acontecimientos que siguieron al 19 de julio: sin embargo, nosotros no perdíamos la visión real del momento y continuábamos actuando como hasta entonces, pues desde el advenimiento de la República ninguna organización como la nuestra dió tantas pruebas de fervor revolucionario. Un socialismo reformista, un acontecimiento casi general había ido conteniendo el proceso revolucionario. Fué necesaria nuestra constancia, el acicate, lo que podríamos llamar nuestra locura, para el desgaste de las fuerzas que se oponían a los avances del proletariado, consiguiendo también que el propio socialismo reformista se situara en una posición revolucionaria. Y así llegamos a la militarada, a la que hizo frente el proletariado determinando con su resistencia heróica los acontecimientos y surgiendo una aurora nueva. Se produce en España un movimiento de masas y nuestro pueblo se lanza a una revolución que no tiene nada de común ni con la Revolución rusa ni con otros movimientos. No hubiera habido revolución si no hubiésemos nosotros preparado al pueblo. Es este nuestro triunfo y el galardón más preciado que tenemos los anarquistas.
Sin que la filosofía anarquista haya sido rectificada, hemos sabido adaptarnos a las circunstancias.
Si el día 19 de julio hubiésemos ido a la realización totalitaria de nuestros ideales libertarios, el hecho habría sido catastrófico, como si lo hubiesen intentado comunistas estatales o socialistas. Con ello habría quedado roto un frente de lucha. Por eso hemos sido nosotros los primeros en dar la nota de ponderación en las aspiraciones. La lucha del pueblo español contra el fascismo internacional, era ya de por sí bastante audaz y grandiosa para un pueblo casi desarmado, un pueblo que necesita varios días para agitar la conciencia de los otros pueblos, pero ello no fué lo suficiente y nos encontramos solos con nuestro espíritu de querer ser libres a la tendencia autoritaria del fascismo internacional. Nosotros representamos un movimiento contra los imperialismos siempre agresivos de Italia y Alemania. Y es ya de por sí tan grande esta lucha, que el triunfo sobre el fascismo ya merecía el sacrificio de nuestras vidas.
Nosotros, los anarquistas españoles, dándonos cuenta de las imperiosas necesidades que exigen las realidades del momento, hemos seguido una linea de conducta, cuya finalidad tendía a que no se repitiera lo que ocurrió en Rusia, donde el anarquismo, a pesar de su potencialidad, fué desplazado de la dirección de la revolución por una organización minoritaria.
Eramos nosotros el 19 de julio, el movimiento obrero más importante de España, al menos en Cataluña, y podíamos habernos lanzado a la aventura de una conquista totalitaria de nuestros ideales. No lo hicimos por no malograrlo todo.
Con nuestra actitud hemos evitado que alguien oudiera terminar la fermentación popular por medio de una dictadura.
La intervención de la C.N.T. en el Gobierno central y en el Consejo de la Generalidad de Cataluña, ha conseguido que el movimiento anarquista no se viera desplazado de la dirección de la revolución.
Se necesitaba un verdadero frente único de todo el proletariado y de todos los elementos antifascistas para oponer un valladar infranqueable al fascismo internacional, que de la península había hecho campo de operaciones y ahora este pueblo que va venciendo a los fascistas, avanza socialmente creando un nuevo concepto de la vida, una nueva sociedad.
Decidme si no es grande lo que estamos haciendo? Cuando contemplemos las horas que estamos viviendo nos asombraremos de nosostros mismos. Y pensaremos cómo ha sido posible que hayamos podido vencer tan grandes obstáculos ?.
De todos los problemas que plantea la hora presente, el de la guerra es la más simplista porque para la misma se ha podido conseguir y mantener la unidad de todos los obreros republicanos, socialistas, comunistas y anarquistas, los que saben que el fascismo representa a la estrangulación, algo más duro que la dictadura pasada, porque en el movimiento fascista español se ha ingertado el fascismo alemán o italiano.
El odio al fascismo, el deseo común de vencerlos nos une, pero ahora imaginad el panorama una vez terminada la guerra, con diferentes fuerzas ideológicas, que propugnarán para imponerse unas a otras. Una vez terminada la guerra se volverá a situar de nuevo en España el problema, con las mismas características que se situó en Francia y en Rusia. Nosotros, hoy ya debemos situarnos. Hemos de precisar nuestros puntos de vista para que los otros partidos sepan a qué atenerse, y podamos todos de una manera franca, leal, encontrar esa unidad precisa para el día de mañana. hemos de buscar la plataforma, el punto de contacto, que nos permita, con la mayor libertad y con un mínimo plan de realizaciones económicas, continuar el camino emprendido hasta llegar a la meta.
Ya hemos hablado nosotros de los que queremos una vez que haya terminado la guerra. Lo que decimos hoy lo veníamos diciendo antes de la guerra. Y decíamos que había algo consubstancial con la historia de España, con las aspiraciones del pueblo que se manifestaba en cada momento de eclosión de la conciencia, el movimiento de los Comuneros de Castilla, el de los segadores catalanes, que desde muy lejos afirma la posición de nuestro pueblo contra el Poder centralizador y absorbente, esta aspiración, admiración de los otros países que se sorpredían con los aires de libertad y de democracia que la informaban y que eran la afirmación de nuestra personalidad propia ante cuanto pudiera significar tiranía u opresión.
Todos tenemos el mismo sentido racial de la libertad contra la opresión, contra la humillación, y por eso en España pudo imponerse la dictadura de Primo de Rivera, que era de opereta, como tampoco impondrán la suya Mola y Franco, pues nuestro pueblo prefiere la muerta antes que la esclavitud.
Nuestro concepto de organización es simplemente federalista. De mí en particular se ha dicho que estoy más cerca de Pi y Margall que de Bakunin.
Yo puedo afirmar que en la interpretación filosófica, económica y política de Pi y Margall, coincidimos todos los anarquistas españoles, porque éste supo dar con lo que era consubstancial con nuestro espíritu. El federalismo es la garantía de que el resultado de la lucha ha de ser fecundo en beneficios materiales para los obreros de las ciudades y de los campos,haciendo de España lo que no ha sido. Federalistas hemos de ser todos. Federalistas han de ser los socialistas, a pesar de su tendencia centralista, que ha tenido como consecuencia el espíritu autoritario de Marx, que ha de ser rectificado. Federalistas son todos los republicanos, y federalistas hemos de ser nosostrsos aceptando la constitución de la Federación Ibérica de repúblicas socialistas que dará a cada región el derecho a estructurarse a sí misma. Hasta hoy España es una cabeza monstruosa con un cuerpo raquítico. A Madrid afluye toda la riqueza del país.
No es posible la reconstrucción económica del país manteniendo el poder de al burguesía. i se quisiera restituir a la burgesía el poder, ello constituiría la mayor de las catástrofes. Los trabajadores aceptarán las jornadas de sacrificio para la revolución, intensificarán la producción en beneficio de la revolución, pero si ello se les exigiera para otra cosa que no fuyera el triunfo de la Revolución, nada se conseguiría , y además, los obreros no lo permitirían. El pueblo español al luchar contra el fascismo, lucha al mismo tiempo contra las desigualdades sociales, contra toda una historia de siempre, en la que se le adjudica a él el papel de víctima, contra el señoritismo del pueblo español, aunque se le exijan mayores sacrificios para después de la guerra y para el triunfo de la Revolución, como tiene una moral de combate, sabrá estar en su puesto y trabajará para él y para sus hijos, pero nunca lo hará para que alguien redondee solamente su fortuna; trabajará, luchará solamente para sí y para el mañana. Que no lo olvide nadie esto. No se trata de una guerra civil. Es la guerra del pueblo, de los trabajadores contra el señorito, contra el militar, contra el parásito.
Los partidos burgueses han fracasado por no haber sabido crear una conciencia moral ni oponerse a la militarada, dejando a los militares en libertad de acción, para que pudieran preparar el actual movimiento facciosos, que si no triunfó fué porque le faltó una base popular.
De ahora en adelante, parq que pueda plasmarse, la nueva España, es necesario que todos los resortes de la dirección del país pasen a las manos de los trabajadores, y una vez establecido el federalismo se impone la unidad económica de los trabajadores por medio de la unión efectiva, constante y leal de las dos sindicales U.G.T y C.N.T.
En España, con la economía en manos de los trabajadores, es preciso que se acentúe la moral del sacrificio y el sentido de responsabilidad individual y colectiva. La moral ha de llevarnos a aceptar todas las penalidades, al reacionamiento, las jornadas para la reconstrucción, la honradez y la austeridad, y todos nos hemos de sentir soldados de una gran causa, siendo desterrados todos los privilegios. Con el sentido de responsabilidad lograremos la desintegración de nuestros egoismos, de nuestras ambiciones personales, para sumar en la obra que ha de garantizar la realización de todas nuestras ansias. Y esto que queremos, somos los primeros en alentarlo en nosostros y en los otros.
Si en España no se ha podido destruir la autoridad en absoluto, se van mermando sus prerrogativas con federalismo primero, y después enseñando al hombre a vivir sin que nadie le mande para el cumplimiento de sus deberes, creando en él el sentimiento de la libertad dentro de los principios anarquistas que continúan siendo las esencias del liberalismo.
Este proletariado español, educado en tales principios y afinada su personalidad en las realidades que impone la lucha que lleva a cabo, será el que señalará el camino por el que han de seguir todos los obreros del mundo para la conquista del derecho a la libertad y al bienestar.

MONTSENY, Federica: El anarquismo militante y la realidad española ( Extracto de la conferencia dada por nuestra compañera Federica Montseny, en el Coliseum). Boletín de Información C.N.T. i F.A.I .(4 de Marzo 1937). Hoja 4-6.

Decreto de Unificación (19/4/1937)

Decreto de Unificación (19/4/1937)

Una acción de gobierno eficiente, cual cumple ser la del nuevo Estado español, nacido, por otra parte, bajo el signo de la unidad y la grandeza de la Patria, exige supeditar a su destino común la acción individual y colectiva de todos los españoles.

Esta verdad, tan claramente percibida por el buen sentido del pueblo español, es incompatible con la lucha de partidos y organizaciones políticas, que si bien -todas- pugnan noblemente por el mejor servicio de España, gastan sus mejores energías en la lucha por el predominio de sus estilos peculiares, o, lo que es peor, en cuestiones de tipo personalista, que dan lugar a discordias pequeñas dentro de las organizaciones, resucitando la vieja intriga política y poniendo en trance de descomposición organizaciones y fuerzas cuyas masas se mueven a impulsos de los más puros ideales. Llegada la guerra a punto muy avanzado, y próxima la hora victoriosa, urge ya acometer la gran tarea de la paz, cristalizando en el Estado nuevo el pensamiento y el estilo de nuestra Revolución Nacional. Unidos por un pensamiento y una disciplina común, los españoles todos han de ocupar su puesto en la gran tarea. Esta unificación que exijo en el nombre de España y en el nombre sagrado de los que por ella cayeron -héroes y mártires-, a los que todos y siempre guardaremos fidelidad, no quiere decir conglomerado de fuerzas ni mera concentración gubernamental, ni unión pasajera. Para afrontarla de modo decisivo y eficaz hay que huir de la creación de un partido de tipo artificial, siendo, por el contrario, necesario recoger el calor de todas las aportaciones para integrarlas, por vía de superación, en una sola entidad política nacional, enlace entre el Estado y la Sociedad, garantía de continuidad política y de adhesión viva del pueblo al Estado. Precisa para ello tener en cuenta que, aparte valiosísimas aportaciones colectivas e individuales de patriotas que desde la hora primera voluntariamente vistieron uniforme de soldados de España, Falange Española y Requetés han sido los exponentes auténticos del espíritu del Alzamiento Nacional iniciado por nuestro glorioso Ejército el 17 de julio.

Como en otros países de régimen totalitario, la fuerza tradicional viene ahora en España a integrarse en la fuerza nueva. Falange Española aportó con su programa masas juveniles, propagandas con un estilo nuevo, una forma política y heroica del tiempo presente y una promesa de plenitud española. Los Requetés, junto a su ímpetu guerrero, el sagrado depósito de la tradición española, tenazmente conservado a través del tiempo, con su espiritualidad católica, que fue elemento formativo principal de nuestra nacionalidad y en cuyos principios eternos de moralidad y justicia ha de seguir inspirándose.

Siendo uno el sentir de las organizaciones, análoga la inquietud patriótica que las anima, con un ansia de unión respaldada con el anhelo con que España la espera, no debe ésta retrasarse más.

Así, pues, fundidas sus virtudes, estas dos grandes fuerzas nacionales hacen su presencia directa y solidaria en el servicio del Estado. Su norma programática está constituida por los veintiséis puntos de Falange Española, debiendo hacer constar que como el movimiento que conducimos es precisamente esto más que un programa, no será cosa rígida ni estática, sino sujeto, en cada caso, al trabajo de revisión y mejora que la realidad aconseja.

Cuando hayamos dado fin a esta ingente tarea de reconstrucción espiritual y material, si las necesidades patrias y los sentimientos del país así lo aconsejaran, no cerramos el horizonte a la posibilidad de instaurar en la nación el régimen secular que forje su unidad y su grandeza histórica.

Por todo lo expuesto,

DISPONGO:

Artículo 1. Falange Española y Requetés, con sus actuales servicios y elementos, se integran, bajo mi Jefatura, en una sola entidad política de carácter nacional, que, de momento, se denominará "Falange Española Tradicionalista y de las J. O. N. S.".

Esta organización, intermedia entre la Sociedad y el Estado, tiene la misión principal de comunicar al Estado el aliento del pueblo y llevar a éste el pensamiento de aquél a través de las virtudes político-morales, de servicio jerárquico y hermandad.

Son originariamente y por propio derecho afiliados de la nueva organización todos los que en el día de la publicación de este Decreto posean el carnet de Falange Española o de la Comunión Tradicionalista, y podrán serlo, previa admisión, los españoles que lo soliciten.

Quedan disueltas las demás organizaciones y partidos políticos.

Art. 2. Serán órganos rectores de la nueva entidad política nacional el Jefe del Estado, un Secretariado o Junta Política y el Consejo Nacional. Corresponde al Secretariado o Junta Política establecer la constitución interna de la entidad para el logro de su finalidad principal, auxiliar a su Jefe en la preparación de la estructura orgánica funcional del Estado y colaborar, en todo caso, a la acción de gobierno.

La mitad de sus miembros, con los que iniciará sus tareas, serán designados por el Jefe del Estado, y la otra mitad, elegidos por Consejo Nacional. El Consejo Nacional conocerá de los grandes problemas nacionales que el Jefe del Estado le someta, en los términos que se establecerán en las disposiciones complementarias. Mientras se realicen los trabajos encaminados a la organización definitiva del Nuevo Estado totalitario, se irá dando realidad a los anhelos nacionales de que participen en los organismos y servicios del Estado los componentes de Falange Española Tradicionalista y las J. O. N. S., para que les impriman ritmo nuevo.

Art. 3. Quedan fundidas en una sola Milicia Nacional las de Falange Española y de Requetés, conservando sus emblemas y signos exteriores. A ella se incorporarán también, con los honores ganados en la guerra, las demás milicias combatientes. La Milicia Nacional es auxiliar del Ejército. El Jefe del Estado es Jefe Supremo de la Milicia. Será Jefe directo un General del Ejército con dos subjefes militares, procedentes respectivamente, de las Milicias de Falange Española y de Requetés.

Para mantener la pureza de su estilo se nombrarán dos asesores políticos del mando.

Dado en Salamanca, a diecinueve de abril de mil novecientos treinta y siete.

Discurso del Presidente del Consejo de Ministros Dr. Juan Negrín el 25 de octubre de 1938 en Les Masies (Tarragona)

Discurso del Presidente del Consejo de Ministros Dr. Juan Negrín el 25 de octubre de 1938 en Les Masies (Tarragona)

Queridos internacionales amigos, queridos hermanos; hermanos siempre, por una confraternidad que ha sellado en los campos de batalla vuestro sacrificio de sangre; por los restos mortales de los que yacen para siempre en España.

¡Qué magnífico espectáculo, queridos hermanos, el que presencio en estos instantes!

Porque, ¿qué es esto que veo yo, sino un plebiscito en pequeño de todos los pueblos del mundo, testimoniado por todos los que sienten como suya la causa de España, que es la causa de la libertad y del derecho?

Habéis venido a España, espontáneamente, a defender nuestro país: sin ninguna obediencia a jerarquía superior a vosotros: por vuestra propia voluntad de sacrificar lo que más difícilmente se presta a nadie: a sacrificar la vida. Veníais a defender la justicia, el derecho escarnecido, porque sabíais, también, que aquí, en España, se jugaba la libertad del mundo entero.

Os halláis congregados aquí los representantes auténticos de cincuenta y tres países; representantes que, para venir a luchar con vuestros hermanos de España, tuvisteis que vencer grandes dificultades hasta conseguir pisar tierra española. Cumplisteis como héroes en la lucha por la libertad del mundo en esos dos años que habéis vivido vinculados a nosotros, en horas inolvidables para la historia del nuestro pueblo.

Muchas fueron las veces que los voluntarios internacionales - que nunca han sido tantos como han querido demostrar nuestros enemigos -, hermanados en la lucha, han escrito páginas gloriosas de nuestra epopeya. Yo recuerdo aquí los tristes momentos del mes de noviembr3e cuando pensábamos que, de un momento a otro, caería Madrid, ciudad prácticamente indefensa, y, digo prácticamente, porque tan sólo la defendían los pechos de sus hijos, que carecían de armas, para hacer más contundente su gloriosa e inmortal defensa. No olvidaré nunca la impresión extraordinaria que me produjo en aquellos momentos angustiosos el desfile silencioso, sereno, sin un canto, pero con un aire de resolución imponderable, de dos mil voluntarios internacionales que, por las calles de Valencia, se dirigían con firmeza hacia Madrid, atacado por el enemigo sin ninguna piedad, aun sabiendo que allí iban indiscutiblemente a jugarse, y casi más que a jugarse, a perder la vida.

Lo que ha ocurrido en España ya lo sabéis vosotros, porque también ha sucedido en otros países, aun cuando éstos no han sabido reaccionar como nosotros. Elementos de todos conocidos consiguieron crear una situación en la cual un Estado, un Gobierno legalmente constituido, se encuentra, por la traición y la vileza, sin las defensas necesarias a todo Gobierno y que sólo se encuentra asistido de una masa popular, no preparada para una guerra. Junto a esa gran masa popular, desarticulada y descoyuntada para la defensa, vosotros habéis contribuido grandemente a que no se sintiera desasistido el pueblo español, porque os veía a vosotros, auténticos representantes de vuestros pueblos, acudir en defensa de nuestra causa y facilitar con vuestra colaboración las grandes tareas de organización que han cristalizado en un magnífico y potente Ejército, hoy ya auténticamente español, que marcha con paso firme y seguro hacia la victoria.

Hoy me place, amigos míos, queridos hermanos nuestros, recordar, en este momento solemne de despedida, aquellos días inolvidables de Madrid, en la Ciudad Universitaria; en Brihuega, Guadalajara, Toledo, Belchite, en Teruel, en Lérida y en el frente del Este; en fin, en tantos otros lugares que ya no puedo seguir nombrando porque en casi todos los sitios, teatros de nuestra tragedia, habéis colaborado con un heroísmo sin precedentes, como el que corresponde a quienes sienten con toda intensidad la justicia de nuestra causa. Yo quiero rendir un homenaje póstumo a todos vuestros caídos, que son también los nuestros; quiero recordaros, como símbolos representativos, por cuantos por ser jefes vuestros y comisarios formaban parte integral de vosotros mismos, a Hans, Kart, Wolf, general Luckas, gran hombre, muerto en el frente del Este; Walter, y tantos y tantos otros, jefes y comisarios, que, con su dirección y que con su entusiasmo, os han sabido conducir en los momentos más duros hacia victorias positivas y resistencias insuperables. Comisarios de gran capacidad que, como Gallo y Marty, han sido los verdaderos puntales de vuestras Brigadas Invencibles.

Vuestra retirada es una necesidad que nos imponemos para demostrar a esa falsa No Intervención que la retirada de los voluntarios no es problema para la República y sí para los sublevados, coaligados con las fuerzas extranjeras que pretenden en España conquistar nuevas posiciones. Y España ha adoptado esta resolución considerando que podía contribuir a la pacificación del mundo, haciendo cuanto estuviera de su parte para localizar el conflicto, para lograr esta paz basada en la justicia de la que España no se separa jamás.

El Gobierno español quisiera testimoniaros de una manera directa su agradecimiento. Vuestro espíritu y el de vuestros muertos nos acompaña y quedan unidos para siempre a nuestra historia. El Gobierno de la República reconocerá y reconoce a los internacionales, que tan bravamente han luchado con nosotros que ya pueden decirse son connaturales nuestros, el derecho a reclamar, una vez terminada la guerra, la ciudadanía española. ¡Con ello nos honraremos todos!

Buen camino, hermanos internacionales, como os ha deseado hace unos momentos el jefe del Ejército del Este. Buen camino y continuad la lucha, cerca de vuestros pueblos, para dar a conocer la verdad de lo que ocurre en España, mientras nuestro pueblo continúa vuestra gesta en los frentes de combate. Cuando hay un deber que cumplir, o se sucumbe o se cumple. Nosotros tenemos un deber que cumplir y es el de conseguir para España un porvenir nuevo, más humano y progresivo. Y lo cumpliremos. Pueden caer diez, cien, mil; pero cuando un pueblo quiere vencer, no sucumbe jamás y vence, aún a costa de los mayores sacrificios.

Camaradas combatientes, amigos y hermanos: ¡Viva la República!

(La banda militar interpreta el himno nacional republicano) 

Mensaje de Despedida a los voluntarios de las Brigadas internacionales (Dolores Ibárruri, La Pasionaria)

Mensaje de Despedida a los voluntarios de las Brigadas internacionales
(Dolores Ibárruri, La Pasionaria)

Barcelona, 1 Noviembre, 1938

Es muy difícil pronunciar unas palabras de despedida dirigidas a los héroes de las Brigadas Internacionales, por lo que son y por lo que representan. Un sentimiento de angustia, de dolor infinito, sube a nuestras gargantas atenazándolas...Angustia por los que se van, soldados del más alto ideal de redención humana, desterrados de su patria, perseguidos por la tiranía de todos los pueblos...Dolor por los que se quedan aquí para siempre, fundiéndose con nuestra tierra y viviendo en lo más hondo de nuestro corazón, aureolados por el sentimiento de nuestra eterna gratitud.

De todos los pueblos y de todas las razas, vinisteis a nosotros como hermanos nuestros, como hijos de la España inmortal, y en los días más duros de nuestra guerra, cuando la capital de la República Española se hallaba amenazada, fuisteis vosotros, bravos camaradas de las Brigadas Internacionales, quienes contribuisteis a salvarla con vuestro entusiasmo combativo y vuestro heroísmo y espíritu de sacrificio. Y Jarama, y Guadalajara, y Brunete, y Belchite, y Levante, y el Ebro, cantan con estrofas inmortales el valor, la abnegación, la bravura, la disciplina de los hombres de las Brigadas Internacionales.

Por primera vez en la historia de las luchas de los pueblos se ha dado el espectáculo, asombroso por su grandeza, de la formación de las Brigadas Internacionales, para ayudar a salvar la libertad y la independencia de un país amenazado, de nuestra España.

Comunistas, socialistas, anarquistas, republicanos, hombres de distinto color, de ideología diferente, de religiones antagónicas, pero amando todos ellos profundamente la libertad y la justicia, vinieron a ofrecerse a nosotros, incondicionalmente.

Nos lo daban todo, su juventud o su madurez; su ciencia o su experiencia; su sangre y su vida; sus esperanzas y sus anhelos...Y nada nos pedían. Es decir, sí: querían un puesto en la lucha, anhelaban el honor de morir por nosotros.

!Banderas de España!...!Saludad a tantos héroes, inclinaos ante tantos mártires!...

!Madres!...!Mujeres!...Cuando los años pasen y las heridas de la guerra se vayan restañando; cuando el recuerdo de los días dolorosos y sangrientos se esfumen en un presente de libertad, de paz y de bienestar; cuando los rencores se vayan atenuando y el orgullo de la patria libre sea igualmente sentido por todos los españoles, hablad a vuestros hijos; habladles de estos hombres de las Brigadas Internacionales.

Contadles cómo, atravesando mares y montañas, salvando fronteras erizadas de bayoneteas, vigilados por perros rabiosos que ansiaban clavar en ellos sus dientes, llegaron a nuestra patria como cruzados de la libertad, a luchar y a morir por la libertad y la independencia de España, amenazadas por el fascismo alemán e italiano. Lo abandonaron todo: cariño, patria, hogar, fortuna, madre, mujer, hermanos, hijos y vinieron a nosotros a decirnos: !Aquí estamos!, vuestra causa, la causa de España, es nuestra misma causa, es la causa común de toda la humanidad avanzada y progresiva.

Hoy se van muchos; millares se quedan, teniendo como sudario la tierra de España, el recuerdo saturado de honda emoción de todos los españoles.

!Camaradas de las Brigadas Internacionales! Razones políticas, razones de estado, la salud de esa misma causa por la cual vosotros ofrecisteis vuestra sangre con generosidad sin límites, os hacen volver a vuestra patria a unos, a la forzada emigración a otros. Podéis marchar orgullosos. Sois la historia, sois la leyenda, sois el ejemplo heroico de la solidaridad y de la universalidad de la democracia, frente al espíritu vil y acomodaticio de los que interpretan los principios democráticos mirando hacia las cajas de caudales, o hacia las acciones industriales, que quieren salvar de todo riesgo.

No os olvidaremos; y cuando el olivo de la paz florezca, entrelazado con los laureles de la victoria de la República Española, !volved!...

Volved a nuestro lado, que aquí encontraréis patria los que no tenéis patria, amigos los que tenéis que vivir privados de amistad, y todos, todos, el cariño y el agradecimiento de todo el pueblo español, que hoy y mañana gritará con entusiasmo:

!Vivan los héroes de las Brigadas Internacionales!

Alocución radiofónica del general Francisco Franco en Barcelona (Febrero 1939)

Alocución radiofónica del general Francisco Franco en Barcelona (Febrero 1939)

Españoles de Cataluña: El grandioso desfile de nuestro invicto ejército por la capital de Barcelona después de liberar hasta el último rincón de las tierras catalanas, es el acontecimiento más grandioso de nuestro renacer. Son los soldados de España, que, curtidos por dos años y medio de duro pelear, sorprenden de nuevo al mundo con su pujanza, demostrándole que la España imperial que un día le imprimió su fe y su carácter está viva en esta juventud gloriosa que supera las marcas y rebasa los cálculos para la conquista de la gloria.
<<Cuarenta y cuatro días de ofensiva sin un descanso en la batalla bastaron para derrotar al enemigo y llevar vuestra bandera hasta el último pico de los baluartes pirenaicos.
"Catalanes, no olvidéis nunca que por la redención de esta querida tierra entregó España su mejor tesoro: ¡la sangre generosa de su juventud!
«¡ Sublime ofrenda a la unidad de la Patria !
«Honrad y glorificad siempre a los caídos heroicamente por tan alta empresa.
«¡ A nuestros mejores soldados... ! ¡¡ A los que en los campos de batalla, en el aire y en el mar, entregaron sus vidas alegres por España !!
«Símbolo y garantía de nuestro futuro es el Ejército que hoy aclamabais; las filas apretadas y la mirada lejos... ante nada se detiene y por nada se arredra.
«Es la juventud en pie y organizada que no llora ante las ruinas de la riqueza perdida, porque se siente con fuerzas para crearla ; que desprecia los bienes materiales porque lleva en su corazón tesoros de espiritualidad y de grandezas y que consagra su vida a servir el destino de España.
«¡¡ Ejércitos de Tierra. Mar y Aire!!! España siente el orgullo de vuestra gloria, y yo el de mandaros.
<< Españoles: desde esta tierra, de la gran Cataluña rescatada, gritad conmigo: ¡Arriba España! iViva España!»

Parte oficial de Guerra (1º de Abril de 1939)

Parte oficial de Guerra
(1º de Abril de 1939)

Fernando Fernández de Córdoba (locutor)

En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han al-

canzado las tropas Nacionales sus últimos objetivos militares.

LA GUERRA HA TERMINADO.

BURGOS. 1º de Abril de 1939.

Año de la Victoria

EL GENERALÍSIMO.

Carta de Santiago Carrillo a su padre (París, 15 de mayo de 1939)

Carta de Santiago Carrillo a su padre
(París, 15 de mayo de 1939)

Sr. D. Wenceslao Carrillo 
Londres

He recibido la carta que me enviaste desde Londres. No pensaba contestarte. Pero luego he creído útil escribirte, para que conozcas las razones por las cuales he decidido romper toda relación contigo. La traición de Casado, Besteiro, Miaja, Mera, Wenceslao Carrillo y Cía. ha establecido una separación tan profunda entre, de un lado la masa del pueblo y las organizaciones y los hombres que le son fieles, y del otro, los elementos que, en el transcurso de la guerra, preparaban la entrega a Franco, que ya nunca podrá haber nada común entre unos y otros.

Durante treinta y dos meses el pueblo español ha luchado con un heroismo y un coraje ejemplar. Los hombres de Guadarrama, Brunete, Belchite, Teruel, el Ebro, la defensa de Madrid, evocan en los antifascistas del mundo entero el recuerdo de los grandiosos combates por un pueblo dotado de la voluntad firme de defender la democracia y su independencia nacional.

A lo largo de estos treinta y dos meses de resistencia, el pueblo español ha dado al mundo el ejemplo de lo que es posible hacer cara a los agresores fascistas con las armas en la mano. Cuando los elementos capituladores prefascistas pregonaban en todo el mundo «antes la servidumbre que la muerte», el pueblo español ha levantado la bandera de la resistencia armada contra el fascismo y su ejemplo, unido al del admirable pueblo chino, ha puesto en movimiento por todas partes a millones de seres dispuestos a hacer frente a la piratería fascista.

Pero vuestro golpe contrarrevolucionario, vuestra traición por la espalda ha entregado al heroico pueblo español, atado de pies y manos, a Franco y a los destacamentos de la OVRA y de la GESTAPO. Y esto ha sucedido, precisamente, en un momento en que la solidaridad internacional para nuestro pueblo aumentaba; en que la presión de las masas laboriosas apretaba, animadas por nuestro ejemplo, y obligaban a los gobiernos reaccionarios de Francia y de Inglaterra a inclinarse cada vez más por una política de resistencia a los agresores fascistas, en que nuestra lucha encoraginaba a los proletarios y demócratas de todos los países y hacía retroceder a los capituladores.

Vuestro golpe contrarrevolucionario ha sido un gran servicio, no solamente a Franco, sino también a la reacción y al fascismo internacional; gracias a vosotros ha caído en sus manos uno de los principales centros de resistencia de la democracia. Con él en las manos, el fascismo se sintió inmediatamente mucho más fuerte, se decidió a ocupar la Bohemia, Moravia, Albania, Memel y amenaza provocar una guerra general, de la que España será víctima. Para poder consumar vuestra traición habréis engañado al pueblo prometiéndole la paz; le habéis hecho creer que terminaríais la guerra, que no habría represalias, que quedarían a salvo la independencia nacional y las conquistas populares. Y en vez de esto, ¿qué habéis dado al pueblo?

Ha terminado la guerra de trincheras para dar comienzo a una ola de persecuciones que causan en las filas de la clase obrera y del antifascismo, sin distinción de tendencias, muchas más bajas que si se hubiera continuado la resistencia; ha comenzado un período de represión en que falangistas, Guardia Civil, la OVRA y la GESTAPO organizan la caza de los antifascistas y asesinan a millares de ellos en todo el país. No hay hogar antifascista donde no se lamente la pérdida o la prisión del hijo, el padre o el hermano, que a estas horas vivirían y serían libres al no haber mediado vuestra infame traición.

Las conquistas sociales de los obreros han desaparecido bajo las medidas draconianas de las autoridades fascistas, fieles servidores de la patronal; la tierra, que el Frente Popular había entregado a los campesinos, liberándoles así, ha vuelto a caer en manos de los terratenientes.

Italianos, alemanes y moros campean por sus respetos sobre nuestro territorio que las potencias fascistas tratan de colonizar.

Eso es lo que vosotros, el Consejo de la traición, habéis dado al pueblo español; eso es lo que se escondía bajo vuestras falsas promesas de paz. Centenares de miles de españoles comprueban ahora con horror cuánta falsedad y doblez se escondía en vuestras promesas, y que razón teníamos nosotros al alentarles contra vosotros.

Toda vuestra cuadrilla sabía bien que para realizar la entrega a Franco de un pueblo grande y heroico, como el pueblo español, era ante todo necesario desacreditar y desarmar a los comunistas, porque los comunistas, que siempre hemos dicho la verdad al pueblo, que somos carne de la clase obrera, no íbamos a permitir que se consumara la traición.

Y todos a una, Casado, Besteiro, Miaja, Mera y tú, y la prensa redactada por cobardes capituladores y fascistas, comenzásteis a lanzar cieno sobre mi Partido y sus jefes más queridos; injuriásteis a Pasionaria, la mujer a quien todos los españoles consideran como un símbolo en la lucha por la libertad, la buscásteis como lobos para detenerla y entregarla a Fanco; injuriásteis a Pepe Díaz, el jefe querido de los comunistas y de los obreros españoles que los ha dirigido a través de las luchas difíciles en los últimos años, les dirige hoy, bajo la dominación extranjera, y les llevará en definitiva a la victoria; perseguísteis a Jesús Hernández, a Modesto, a Lister que queríais también fusilar.

Habéis dejado en la cárcel para que Franco no tenga la molestia de buscarles a valerosos revolucionarios como Girón, Cazorla y Mesón; habéis asesinado a Conesa y Barceló y a decenas de luchadores y revolucionarios probados.

Todos los enemigos del pueblo os habéis conjurado para ir contra mi Partido y sus hombres. Oficiales de familias fascistas, como Casado, agentes de la reacción internacional, como el profascista Besteiro, militares ambiciosos como Miaja, aventureros de la F.A.I. , caballeristas-trotskistas. Y entre estos tú, que, a pesar de ser un obrero, no has vacilado en traicionar a tu clase de la manera más vil.

¿Por qué os habéis unido todos vosotros contra mi Partido? Porque el Partido Comunista luchaba por la victoria del pueblo y, en todo caso, por una paz verdadermente honorable que evitara el terror y la matanza de millares y millares de antifascistas y revolucionarios; porque el Partido Comunista hacía esfuerzos enormes por mantener la unidad sin la cual una tal paz era imposible, como se ha comprobado.

A través de esta dolorosa experiencia, el pueblo español ha comprendido mejor que nunca, en su propia carne, que tras el lema de la lucha «contra el comunismo» se esconde la preparación de la dominación brutal del fascismo. El pueblo español ha podido ver quiénes son sus amigos y defensores y sus enemigos disfrazados.

Y los obreros socialistas que algún día creyeron en la sinceridad del sedicente izquierdismo del grupo Largo Caballero -tu jefe e inspirador principal-, han comprendido que el izquierdismo-trotskismo de Largo Caballero, Araquistain, Baráibar, Zancajo y Cía., agentes del fascismo, lleva al mismo fin que el prefascismo de Besteiro. Unos y otros jugáis el mismo papel triste de la traición al servicio de Hitler y Mussolini. Unos y otros sentís el mismo odio al gran país del socialismo, la Unión Soviética, y al jefe de la clase obrera mundial, el gran Stalin, porque son la vanguardia y el amigo fiel de todos los pueblos que luchan por la libertad; porque han ayudado constantemente al pueblo español, y también porque han sabido barrer con mano de hierro a vuestros hermanos gemelos, los traidores trotskistas, zinovietistas y bujarinianos.

Unos y otros, los caballeristas-trotskistas, y los amigos de Besteiro, los faistas y demás comparsas, sois enemigos de la unidad de la clase obrera y del Frente Popular. Durante los treinta y dos meses de lucha habéis hecho todos los esfuerzos posibles para escindir a la UGT y a la JSU, por romper la unidad popular, y en el extranjero continuáis entregados a la misma tarea y a la obra de descrédito del heróico pueblo español y de sus jefes más firmes.

Pero no conseguiréis vuestros propósitos. A la luz de las últimas experiencias aparece más claro para todos los obreros socialistas, traicionados por vosotros, la necesidad de la unión con el Partido Comunista; todos los jóvenes, todos los obreros comprenden la necesidad de mantener a todo precio la unidad de la UGT y de la JSU.

Y las masas del pueblo, que han visto que era necesario romper el Frente Popular para realizar la traición, se dan cuenta, ahora mejor que nunca, de que el Frente Popular, libre del lastre de los traidores que le saboteaban, es el arma que nos permitirá hacer una resistencia de masa que impida la consolidación del fascismo en España, y que nos llevará a la victoria.

La unidad popular, sin traidores, para la lucha contra Franco y la invasión, es absolutamente necesaria, y el Partido Comunista, como siempre, lucha por ella a la cabeza del pueblo.

Y yo soy un militante fiel del Partido Comunista de España y de la gloriosa Internacional Comunista. Quiero recordarte y decirte que cada día me siento más orgulloso de mi partido que ha sabido dar el ejemplo de abnegación y de heroísmo en la lucha contra los invasores, el partido que en las difíciles horas de la ilegalidad no arría su bandera y, por el contrario, mantiene la batalla contra el fascismo con decisión y coraje, el Partido sobre el que todos los españoles cuentan, y con razón, para su liberación de las garras fascistas.

Cada día me siento más orgulloso de ser un soldado en las filas de la Gran Internacional Comunista, que tu y tus complices odiáis tanto y que ha sabido mantener en todo el mundo la bandera de la solidaridad con el pueblo español, mientras que tus amigos del extranjero, los dirigentes de la II Internacional, hacían cuanto podían para acogotarnos, trabajaban y siguen trabajando contra la unidad, contra la URSS, utilizando el mismo lema que Hitler y Mussolini: «la lucha contra el comunismo».

Cada día es mayor mi amor a la Unión Soviética y al gran Stalin, a los que vosotros odiáis y calumniáis precisamente porque han ayudado a España de una manera constante a través de toda nuestra lucha.

El odio de vuestra cuadrilla caballerista-trotskista al Partido Comunista de España, a la Unión Soviética y al gran Stalin, es una prueba más del formidable papel jugado por estos en la lucha del pueblo español por su libertad.

Cuando pides ponerte en comunicación conmigo olvidas que yo soy un comunista y tú un hombre que ha traicionado a su clase, que ha vendido a su pueblo. Entre un comunista y un traidor no puede haber relaciones de ningún género. Tú has quedado ya del otro lado de las trincheras.

No, Wenceslao Carrillo, entre tu y yo no puede haber relaciones, porque ya no tenemos nada de común, y yo me esforzaré toda mi vida, con la fidelidad a mi partido, a mi clase, a la causa del socialismo, en demostrar que entre tú y yo, a pesar de llevar el mismo apellido, no hay nada de común.

Por vuestra traición, la República Española ha sido batida, pero la lucha no ha terminado. Por el esfuerzo del pueblo, Franco caerá, los obreros y campesinos, unidos a todos los demócratas con el Partido Comunista a la cabeza, restaurarán de nuevo la República popular, pero jamás, ni bajo la dominación fascista ni después de nuestra victoria, olvidarán vuestra infame traición.


Santiago Carrillo

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