LOGROÑO

Jean-Claude SEGUIN VERGARA
Jon LETAMENDI GÁRATE

Logroño, capitale de la province de Logroño (Espagne), compte 19.475 habitants (1897).

1896

El kinematógrafo de Alberto Durán (Teatro, 18-22 de noviembre de 1896)

A mediados de noviembre, se anuncia la próxima llegada de un cinematógrafo:

Es posible que en breve, si se arreglan las condiciones con el empresario del teatro, podamos ver en Logroño un espectáculo nuevo y recientemente descubierto.
Nos referimos al cinematógrafo, o sea la fotografía del movimiento, en virtud del cual puede reproducirse de un modo perfecto a la vista, las evoluciones de un ejército, la marcha de un tren, una escena de baile, etc.
Mucho nos complacerá que los entendidos señores que llevan el curioso invento, por ellos perfeccionado, encuentren facilidades para darnos a conocer su aparato que seguramente llamaría la atención, particularmente entre las personas cultas y aficionadas a los adelantos de la ciencia.


La Rioja, Logroño, lunes 16 de noviembre de 1896, p. 2.

Procedente de Pamplona, Alberto Durán se dispone a presentar su Kinematógrafo. El estreno previsto para el 17 de noviembre se tiene que posponer por falta de luz, aunque el resto del espectáculo se presenta normalmente:

TEATRO
Entre el anuncio de La Dolores y la novedad del Kinematógrafo, fueron aliciente bastante para llenar el teatro, teniendo que volverse a sus casas los que dejaron para última hora el tomar localidad.
Antes de empezar supimos que por la crecida del Ebro, no había luz eléctrica, suprimiéndose el kinematógrafo. A última hora mando recado la "Sociedad Logroñesa", prometiendo suministrar luz para esta noche.
Dio principio la orquesta con una brillante overtura [sic] que con escasa atención oyó el público.
Es preciso que se modifiquen nuestras costumbres, poniéndonos al nivel de las demás capitales porque desde el momento en que el maestro empuñe la batuta, sobre todo en ópera, se establece el silencio hasta en las señoras. Aquí no se conforman con dar rienda suelta a la singüeso, durante los intermedios, sino que continúan rajando hasta que se levanta el telón… por lo menos.
La música del maestro Bretón es de una dificultad de ejecución inmensa y dicho queda que es superior a las fuerzas de la compañía infantil y a las de muchas compañías mayores (de edad).
Para el público en general el interés va decayendo del primer acto al último, por lo cual sería recomendable empezar por el final dando remate a la obra con la magnífica y hermosa jota del acto primero.
La partitura de La Dolores es inspirada y rica en efectos armónicos, por lo cual no es de extrañar el que haya sido tan exigente en la instrumentación castigando sin piedad a la orquesta que suda para dar cima a la empresa.
En el primer acto tiene como números más salientes el terceto, pasacalle y la célebre jota que es un prodigio de orquestación. Del segundo aceptamos con entusiasmo la salida de bajo , el hermoso madrigal en que Lázaro pinta su amor a la Dolores, la marcha torera, pieza de mucho color y perfección.
El número más saliente de la obra es el precioso dúo de tenor y tiple del acto tercero que es un idilio con novelar.
La Dolores es digna del autor de La Verbena de la Paloma y Los Amantes de Teruel, y de seguro que oyéndola dos o tres veces gustará cada vez más al público.
Se ve que el insigne Bretón ha querido dar realce al papel de Lázaro que anoche hacía por primera vez el niño Peña, haciendo más de lo que buenamente hay derecho a esperar de su edad.
El héroe de la noche fue el niño Martí, que canta con modulaciones de maestro y acciona con suma holgura y desembarazo. Fue muy aplaudido.
La niña Seller esforzándose por no dejarse cubrir por la orquesta y masa coral, tuvo momentos de suprema desesperación en la escena en que van a matarse Lázaro y Melchor, así como al final del primer acto, cuando le arranca la guitarra al guapo barbero, bien caracterizado por el niño Moya, aunque su especialidad son los graciosos en donde no tiene rival.
Julio Pérez, canto las coplas de la jota con un arranque digno de un maño de la parroquia de San Pablo.
Su hermano hizo el papel de sargento con su habilidad acostumbrada.
La pareja de baile Asunción Ballester y Pepita Vila, entusiasmaron de tal modo a los aficionados, que se apresuraron a entrar al escenario creyendo encontrar un par de mozas en disposición de oír requiebros, bajando avergonzados la cabeza al hallarse con dos niñas de once años.
Imposible es que el señor Bosch no tenga una lente de gran tamaño en la embocadura del escenario. Casi voy creyendo lo que dicen por aquí, de que tiene dos compañías, una para la escena y otra de pequeños para enseñarla al público.
Un colmo. La orquesta que hasta aquí era la rémora para poner la zarzuela, estuvo casi colosal. Daba gusto oír los recitados.
Buena noticia. Casi todas las señoras asistieron en pelo, luciendo el caprichoso peinado de moda, con el cual estaban guapísimas.
El ruiseñor de las alturas continúa molestándonos, sin que le remuerda la conciencia a su desahogada madre. Va siendo hora que los acomodadores sepan cumplir con su deber, haciendo callar a los que molesten, sean chicos o grandes.
¿No podría la autoridad tomar cartas en el asunto? Por lo pronto podría prohibirse la entrada a los que no lo hagan por su pie, o hacerles pagar como a los demás niños.
La Compañía Infantil, ha establecido un contrato con los dueños del kinematógrafo, para dar tres o cuatro funciones.
Esta noche se dará a conocer este prodigioso invento presentando los siguientes cuadros:
Una calle de Londres.-Los segadores.-Los herreros de la aldea.-El bosque de Bolonia (París), en día de "Batalla de flores".-En la playa.- Llegada de un tren.-La plaza de la ópera en Paris.-Miss Fuller (danza serpentina).
Antes se cantarán El chaleco blanco y Las zapatillas.
El público hubiera deseado se empezará por la segunda pieza puesto que es más conocida.
Fray-CIRILO


La Rioja, Logroño, miércoles 18 de noviembre de 1896, p. 3.

El periodista que firma "Fray-Cirilo" es una figura local importante pour su interés por el cinematógrafo y los largos artículos que le dedica como el siguiente:

Teatro
El cinematógrafo.
Para las personas medianamente iniciadas en las ciencias físicas, no es un secreto la teoría del cinematógrafo pues la misma etimología de la palabra lo dice "escritura del movimiento".
Fotografiar el movimiento nada menos, se han propuesto los inventores de este curioso aparato y lo han conseguido en principio.
La dificultad no existía científicamente. Necesitábase una maquina fotográfica instantánea que recogiera las imágenes de los objetos en movimiento, con celeridad bastante para obtener más de diez posiciones por segundo.
Sabiendo que las imágenes persisten en la retina una décima de segundo, no hay más que hacer desfilar ante la vista la cinta con la serie de fotografías de modo que pasen por delante del objetivo más de seis por segundo o sean 360 por minuto.
Por eso una cinta de catorce metros se desarrolla con tanta rapidez ante el diafragma que recibe la imagen.
Pero era necesario también buscar un movimiento acompasado de tal modo que cada fotografía se detenga algún tiempo para impresionar la retina y aquí entra la tercera parte del problema resuelto en el cinematógrafo presentado esta noche en el Teatro.
Como correcciones de detalle quedan el emplazamiento del aparato en lugar bien sólido y aislado de cualquier crepitación, pues con un milímetro de oscilación en la base o en la luz aparece ante el telón con una amplitud de 300 milímetros, suponiendo que la lente aumente trescientos diámetros.
Por eso no sirven todas las luces y aun en la eléctrica se notan esos movimientos oscilatorios.
Con el cinematógrafo, vimos anoche reproducido el humo y los vapores de una fragua, el salpicar del agua, los movimientos más naturales del hombre, el rodar de los carruajes, la entrada en la estación de un express a todo vapor que se detiene repentinamente obedeciendo a los frenos automáticos, las faenas de la siega, los cambiantes de colores en la danza de la serpentina y todo cuanto ofrece la naturaleza en sus vastísimas [sic] manifestaciones.
Para que el efecto fuera completo no se necesitaba más que reproducir los sonidos propios de un tren, los cantares de los segadores, la música empleada para bajar la serpentina, el choque de las olas, el rodar de los carruajes en una palabra, la combinación del cinematógrafo con el fonógrafo. El día que se aúnen la "fotografía del movimiento con la del sonido” habremos de apartarnos instintivamente al ver llegar el tren rápido, por temor de ser arrollados por el monstruo ferroviario.
¿Sabéis el mayor defecto? pues que sabe a poco. Día llegará que en vez de catorce metros de cinta fotográfica nos darán quinientos, cuando el aparato motor se perfeccione más aún.
Otra cosa separa el espectáculo de lo acostumbrado. La dificultad de repetir instantáneamente el cuadro que desee el público. Para poder complacerle habría que arrollar la cinta que ha de destilar ante la lente.
Para dar más amenidad, necesitarán los propietarios del cinematógrafo, proveerse de una colección de piezas musicales que formen un todo arreglado al programa de cada noche. Un conjunto de aires descriptivos para los cuadros, combinados con otros que harían el efecto de intermedios, sería el desideratum del espectáculo ante el cual suponemos desfilará todo Logroño en las cuatro funciones restantes.
Fueron muy aplaudidas las ocho escenas, particularmente Los segadores, En la playa, Llegada de un tren y miss Fuller, con sus preciosos trajes de ricos colores.
Antes del cinematógrafo, se cantó El chaleco blanco, con su infantil y saladísima lavandera Lola, más pequeña que una muñeca y la aplaudida banda de cornetas.
En Las zapatillas, recibieron una ovación colosal la niña Torregrosa que sabe cantar y al niño Moya, por la manera correctísima con que interpretaron el dúo del cuadro segundo. La mazurka a coro, sale cada noche más primorosamente ajustada, y es lástima que siendo tan bonita no se repita todas las noches.
El señor Bosch con excelente acuerdo, instaló a las niñas en dos plateas durante la presentación del cinematógrafo, con lo cual el público las pudo contemplar a su sabor, admirado de que sean las mismas actrices que ve en escena.
Nuestras paisanas, con sentido práctico digno de su hermosura, han acometido una empresa magna, a juzgar por las quejas de la prensa.
Anoche no había más que un sombrero en las butacas pares y dos en las impares. El resto, asistieron perfectamente peinadas ganándose las simpatías de sus vecinos, que pudieron ver a gusto la representación.
Ahora es preciso que no reincidan, por pueriles temores de que crean no tienen sombrero, pues de sobra tendrán ocasión de lucirlo en los demás actos de la vida.
Esta noche Los puritanos, La diva y el cinematógrafo, con nuevos cuadros.
Fray-CIRILO.


La Rioja, Logroño, jueves 19 de noviembre de 1896, p. 3.

En otro artículo, Fray Cirilo, señala los problemas relacionados con la falta de intensidad luminosa:

TEATRO
La noche estaba bastante apacible, y, sin embargo no había mucho público que tuviera curiosidad por ver el cinematógrafo.
¿Cual sería la causa? Nosotros pensamos en la marcha de las tropas que habrán de embarcar dentro de unas horas.
Quizás el pueblo ha querido aprovechar la noche para dormir, mientras los soldados de Bailén preparan su viaje, saliendo a la madrugada a la estación, a darles el último adiós.
En cuanto a los trasnochadores era lo regular que habrían aprovechado el teatro para hacer tiempo, aunque el programa ofrecía escaso aliciente con dos zarzuelas conocidísimas de los aficionados y que ya han sido presentadas por la compañía infantil.
Los puritanos y La Diva pasaron sin lograr romper el hielo que se notaba entre los espectadores, aunque se aplaudió el delicado trabajo de los pequeños.
El cinematógrafo hizo pasar un buen rato a los aficionados a las investigaciones científicas, que sentían al propio tiempo la sensación del placer y dolor de la brevedad con que forzosamente hay que presentar las fotografías animadas.
Realizado el invento, hay derecho a esperar en breve un nuevo espectáculo que consistirá en reproducir en provincias y pueblos lejanos, lo más saliente de la vida del gran mundo.
Se lamentaban los dueños del cinematógrafo de la falta de fuerza en el foco, con perjuicio de la brillantez del invento.
Algunos de los espectadores dicen haber visto mayor tamaño en las reproducciones y esto no tiene nada de particular porque es elemental que formando los rayos luminosos un cono con el vértice en el objetivo de la máquina, cuanto mayor sea la distancia entre el reflector y la pantalla en donde se proyectan las imágenes, mayor serán éstas.
En el caso actual se ha aprovechado la distancia mayor desde la batería, hasta la pared del foro.
Por otra parte haría falta más fuerza luminosa que la hoy disponible y que aun así resulta deficiente.
La cuerda y madera de la orquesta, improvisaron algunos valses para realizar los cuadros.
Hoy, Las campanadas y El dúo de la Africana terminaran con nueve vistas por el cinematógrafo.
Veríamos con gusto que se exhibiera el grafofono que poseen los propietarios del cinematógrafo.
Con el aparato que solicitamos, se reproducen los sonidos sin necesidad de bocina ni auditivos.
Fray-CIRILO


La Rioja, Logroño, viernes 20 de noviembre de 1896, p. 2.

Además del cinematógrafo, se presenta además un grafófono:

Teatro
Las campanadas" sonaron después de las nueve, sin duda para dar tiempo a que llegaran las muchas personas que se quedaron en casa, con evidente disgusto de la empresa.
Es la segunda obra que hemos visto hacer a la niña Torregrosa, confirmando el buen concepto que de su voz y buena escuela hemos formado.
Si la linda la partitura de Chapí, no fuera excesivamente popular en Logroño, en donde se ha cantado en dos cafés además de en el teatro, seguramente habría sido mayor el éxito de la Pueyo y sus compañeros entre los que sobresale el pequeño Hilario en su papel de boticario (hijo).
Lo que no aplaudo es la supresión de la flauta, en las contestaciones con el coro de vendimiadores, como lo hacen luego los violines, pues como anoche se cantó resulta desairado e incompleto. Por esta causa no obtuvo la aceptación que merece.
En El dúo de la Africana se revelo la Seller a una altura inmensa, cantando el dúo con el tenor de un modo admirable.
El tenor hace un esfuerzo incalculable cantando obras como esta, cuando apenas lleva quince días ocupando el puesto, de otro que ha dejado de pertenecer a la compañía por tener algunos centímetros más de lo conveniente para el buen conjunto estético.
La microscópica Amina, hizo las delicias del público que se admira de ver a Lolilla chapurreando el italiano cuando aún no puede pronunciar bien el español.
El Cherubini ofreció al niño Pérez ancho campo para lucir sus aptitudes de buen actor.
Accediendo a los deseos de algunos abonados, presentaron los dueños del cinematógrafo, además de este maravilloso aparato, el grafofono, nueva aplicación del invento Edisson, para los curiosos que quieran comunicarse con su familia, mandando por el correo su voz que se reproduce como en el fonógrafo sustituyendo la pila eléctrica por su aparato de relojería.
Oímos cuatro piezas para banda y cante, una muy original a dúo de corneta y flautín.


La Rioja, Logroño, domingo 22 de noviembre de 1896, p. 2.

La despedida es el domingo 22 de noviembre:

Teatro
Como últimas funciones, dio anteayer la compañía infantil que dirige D. Juan Bosch, por la tarde El húsar y sesión del cinematógrafo, ante una concurrencia más que regular en butacas y galerías.
Por la noche se cantaron el duo de La africana, que proporcionó nuevos triunfos a Emilia Seller, admirable Selika, y a los demás niños, y el primer acto de La Dolores que gustó más aún que en su primerea audición.
En los intermedios vimos doce cuadros del cinematógrafo, varios de ellos nuevos y un par algo atrevidos pero sin traspasar los límites de lo decente.
La compañía salió ayer para Haro, con objeto de dar cuatro o cinco funciones. Llevará de Logroño, cuatro profesoras de violín, trombón, cornetín y clarinete para formar un quinteto con el piano.


La Rioja, Logroño, martes 24 de noviembre de 1896, p. 2.

Alberto Durán y su cinematógrafo salen luego para Haro.

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