- Détails
- Création : 25 mars 2015
- Mis à jour : 12 août 2023
- Publication : 25 mars 2015
BOGOTA
Jean-Claude SEGUIN
Bogota est la capitale de la Colombie.
1897
El cinematógrafo de Ernesto Vieco (Teatro Municipal, 1º de septiembre de 1897)
Ernesto Vieco presenta un cinematógrafo en el Teatro Municipal a primeros de septiembre:
Cinematógrafo.-El primero del que cursa se verificó en el Teatro Municipal, ante reducida concurrencia, la primera exhibición del cinematógrafo, una de las más notables invenciones de Edison.
Bogotá, Bogotá, domingo 5 de septiembre de 1897, p. 4.
En El rayo X, se publica un amplio artículo sobre el aparato:
DE AQUÍ Y ALLÍ
CINEMATÓGRAFO
Aquel hombre Edison, para ganarse bien el apodo de Brujo de Menlo Parck con que lo señalan, se ha dado a la tarea de divertirse con el asombro de la humanidad. cuando el Brujo amanece de buen humor, ya se sabe que prepara alguna diablura para el mundo: saca de una de las gavetas de su cerebro unos alambres, un cilindro, unas placas metálicas, qué se yo cuantos otros utensilios, une esto con aquello, conecta la placa con el cilindro, el cilindro con los alambres, estos con una pilita eléctrica, arregla todo esto en un cajoncito, y lo arroja por la ventana de su gabinete, apostrofando irreverentemente, a la humanidad, así:
-¡Tóma y diviértete, chiquilla!
Y la humanidad asombrada recoge con temblor aquello entre las manos, lo mira con pueril curiosidad, hurga con travesura infantil lo que encierra el cajoncito, aplica el oído, la vista, revuelve todo aquello, y luego, sorprendida, alegre, saltando en verdad como chiquilla, exclaman:
-¡Un teléfono!... Un fonógrafo! Un...
El último de estos juguetes que hemos conocido es el cinematógrafo, es decir, algo como la fotografía del movimiento, una linterna mágica de las que conocimos en nuestra niñez, pero que nos presenta los objetos con todos sus movimientos, en todas sus actitudes, y, según se nos dice, ya existen aparatos que reproducen hasta los colores. Unase el cinematógrafo con el fonógrafo y aplíquense como luz los rayos equis, y tendremos que la humanidad con todo y su vanidad, y su hipocresía, y su envidia, podrá cargarse en uno de esos cajoncitos que trabaja en Gran Brujo, para exhibirla proyectada sobre un lienzo del Teatro Municipal de Bogotá!
El miércoles asistimos a la exhibición del cinematógrafo, que trajo el señor Ernesto Vieco; y, aunque algo imperfecta la reproducción de los objetos, sea por falta de luz, por no colocarse ésta en el exacto foco, por imperfección del aparato ó por cualquiera otra causa, bien merece verse aquello, siquiera sea para darnos cuenta de lo que es el cinematógrafo, y también para que los que no conocemos mundo tengamos una leve enseñanza objetiva, por las vistas que se exhiben, de muchas cosas de que ni idea nos formamos, por ejemplo, el mar con sus olas que se precipitan unas en pos de otras, unas veces negras y amenazantes, otras chispeantes y juguetonas, ni más ni menos que como las horas de nuestra existencia: una plaza o boulevard de París, con su aturdidor movimiento de coches, ómnibus, bicicletas, pietones, y decimos aturdidor porque la imagen es tan viva que nos parece oír con los ojos la inmensa algarada de aquella multitud, lo mismo que el rugir de las olas en la vista del mar, y el ruido atronador de la locomotora que parece venírsenos encima con su enrome cadena de carros, vista que fue quizá la que más nos agradó por la corrección y exactitud de su reproducción, pues se cree oír el pitazo de la caldera, y al ver las bocanadas de humo que lanza el Jefe de Estación nos provoca también encender nuestro cigarro.
Empero, creemos que esta exhibición es más apropiada para un salón que para un teatro. Los gritos y vocerío del miércoles en el Municipal no son una invitación a volver.
El rayo X, Bogotá, 4 de septiembre de 1897.