Enrique BARÓ

(actif 1897-1906)

baro enrique

 

Jean-Claude SEGUIN VERGARA

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Enrique Baró.

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Enrique Baró

Para biografiar como se merece al sobresaliente artista, cuyo nombre encabeza estas líneas, y cuyo retrato va en otro lugar, por esta vez rompería mi costumbre de ser parco en el elogio. Empero, como sea que la Dirección del periódico tiene sus motivos para imponer invariablemente á sus redactores una saludable brevedad en todos los escritos, no puedo, pues, sustraerme á sus justos exhortos. De este modo no me es posible reseñar de Baró sus trajes, affichés, fotografías, grabados, impresos, aparatos, instrumentos musicales, y más que otra cosa su educación musical, originalidad, inventiva, vis cómica, conocimiento y práctica de la gimnasia acrobática; triunfos, viajes, empresas, colaboración en la importante revista L’Annonce Artistique y otras; sin contar con los perfeccionamientos de métodos, utensilios é instrumentos, etc.
Con lo apuntado se comprende cuan larga é interesante podría resultar la biografía del fundador del "Gran Salón Franco-Español" y del "Grand Musick-Hall Olympia" y otros locales, que supieron atraerse en masa al público, mientras el genio y actividad de Baró se hizo en ellos patente.
Para terminar, diremos solamente que el mencionado artista ha conseguido sacar muy notables discípulos y que su "Grande Agencia Internacional", establecida en la calle del Carmen es un establecimiento digno de Barcelona, montado á lo grande y con un lujo propio del buen nombre de [artista].


Los deportes, Barcelona, 16 de septiembre de 1905, p. 590.

No hemos llegado a identificar este señor Baró. Una de las hipótesis podría ser que éste fuera el fotógrafo
Aníbal Baró, instalado en Rambla Estudios, 9, al lado de”El Siglo” y del Teatre Poliorama. Este mismo fotógrafo
estuvo en contacto con Ignacio Coyne, en los primeros años del siglo XX, y abrió una sala de cine en la Ciudad
Condal.

Los propietaris del Cinematógrafo senyors Durán y Baró han tingut la fina atenció d’invitarnos á la exhibició de las fotografías animadas que han acordat á las sis de la tarde d’avuy en obsequi à las personas distingidas d’aquesta ciutat y á la prempsa.
Agrahím com se mereix dita atenció y procurarém assistirhi.


Lo Somatent, Reus, sábado 20 de febrero de 1897, p. 2..

En el cada día más animado y populoso "estado autonómico" de la calle del Marqués del Duero y adyacentes se inauguró ayer un nuevo local para exhibiciones con el nombre exótico de "Gran Musick-All Olympia". El local es muy espacioso y allí trabajan alambristas, acróbatas, musicales, equilibristas y no sabemos cuántos "especialistas" más. Por supuesto, que no falta la pantomima, que es la característica de los teatros de aquella barriada, ni el niño Tarfe, aquel niño adivinador del pensamiento que antes se exhibía en le Salón Mágico de la Rambla del Centro.


El diluvio, Barcelona, 9 de septiembre de 1901 (ed. mañana), p. 11.

 

La catástrofe del teatro Olimpia
Ayer, á las cuatro de la tarde y cuarto próximamente, debido á una falsa alarma, ocurrió en uno de los barracones, con honores de teatro, que funcionan en la calle del Paralelo, una catástrofe, á consecuencia de la cual hay que lamentar un muerto y numerosos heridos, algunos de los cuales lo están de gravedad.
El hecho ocurrió en el Salón Olimpia, situado entre la «Barbería del Obrero» y una taberna contigua al café del «Circo Español.» En dicho salón, que es de madera y fue construido hace unos ocho ó nueve años, con arreglo á los planos y bajo la dirección del arquitecto señor Vigo, se representaban pantomimas y se exhibían películas cinematográficas, siendo, por su módico precio, uno de los más favorecidos por el público que acude á los teatros y barracones del Paralelo, compuesto en su mayoría de obreros, y en el cual suelen predominar las mujeres y los niños.
Ayer, como ocurre todos los días festivos, la aglomeración de gente era extraordinaria en aquella típica calle, que por su animación, por el abigarrado público que á ella concurre, por los espectáculos variados y sui generis que se dan en los teatros y barracones que constituyen uno de sus principales atractivos y por el verdadero enjambre de vendedores ambulantes que pregonan á voz en cuello sus heterogéneas mercancías, se ha designado muchas veces con el nombre del Montmartre barcelonés.
Los teatros y barracones de la pintoresca vía rebosaban espectadores, más de lo que la cabida de muchos de ellos permite, á causa de la negligencia de los agentes de la autoridad encargados de evitarlo; en contaduría hallábanse, como de costumbre en estos casos, agotadas las localidades y los revendedoras correteaban por las inmediaciones, haciendo su agosto.
Frente á la fachada del teatro Olimpia, lo mismo que ante los demás teatros, pabellones y barracas, la gente, formando compactos grupos, esperaba el término de la «sección» que en cada uno de ellos se daba, pues como es sabido, los espectáculos en aquella vía, aun en los teatros de pretensiones, se dividen en «secciones».


La vanguardia, Barcelona, 30 de abril de 1906, p. 2.

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