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La cabalgata alegórica Con un sol prudente, numeroso público esperó a pie firme, desde mucho antes de la hora anunciada, la salida de la cabalgata, llenando las aceras, galerías y balcones de la calle de Juana de Vega y los Cantones, donde llegó a tomar por asalto el último trozo de las tribunas que habían servido para la batalla de flores y que estaba aún por desarmar. [...] Cerca de la una se puso por fin en marcha la cabalgata, que resultó espléndida y lucida de verdad, no sólo por lo rico de los trajes que vestían cuantos en ella tomaron parte, sino por lo vistoso y elegante de las carrozas.
La voz de Galicia, La Coruña, 9 de agosto de 1906, p. 1.
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