Danse au bivouac

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Danse au bivouac

PAT 1897-01


Soldiers Dance in Spanish Camp

An entire Regiment participating in a lively whirl.

MB 1898


Danza en el bivac

PAT 1904-ESP

2

1 Lumière 266 (AS 141) Maguire & Baucus [1288]
2 Alexandre Promio   
3 [24/05/1896-30/06/1896]  17 m
4 Espagne, Madrid, [Vicálvaro]  

3

30/06/1896 France, Lyon Cinématographe Lumière Danse d'un bivouac espagnol
15/08/1896 États-Unis, New York, 317 Washington st. Cinématographe Lumière Dancing soldiers 
23/08/1896 FranceReims Abel Bordéria La Danse des troupiers espagnols ;
Armée espagnole danse au bivouac
 
" Armée espagnole : Danse au bivouac " : scène de moeurs très bizarre, très caractéristique.
Le Courrier de la Champagne, Reims, 29 août 1896.
10/09/1896 ItalieMonza Pierre Chapuis Danse au bivouac
24/09/1896 France, Montceau-les-Mines Félix Mesguich  La Danse au bivouac 
28/10/1896 France, Troyes cinématographe Lumière Danse au bivouac (armée espagnole)
 12/11/1896 ItalieUdine Albert Cosnefroy/Giuseppe Filippi Danza al bivacco (Spagna)
21/11/1896 FranceCaen Félix Rangé  Danses militaires au camp
22/11/1896 FranceMontluçon Charles Goux Danse au bivouac
22/11/1896 Italie, Reggio d'Émilie Albert Cosnefroy/Giuseppe Filippi Danza al bivacco (Spagna)
25/11/1896 Mexique, México G.Veyre/C. F. Bernard Un vivac español
Cazadores de Infantería española con baile de Vivac
25/11/1896 France, Vienne Cinématographe Lumière Danse au bivouac
13/12/1896 France, Saint-Amand-Montrond Charles Goux Infanterie espagnole : Danse au bivouac 
19/12/1896 MexiqueGuadalajara G. Veyre/C. F. Bernard Cazadores de infantería española en baile de vivac
08/01/1897 Espagne, Séville Cinématographe Lumière Una danza en el vivac
20/01/1897 États-UnisNew York, 515 Fulton street Cinématographe Lumière Spanish soldiers dancing
01/02/1897 Cuba, La Havane
Gabriel Veyre
Baile de los soldados
01/05/1897 ItaliePadoue Giuseppe Filippi Danza al bivacco (Spagna)
02/05/1897 FranceAix-en-Provence Cinématographe Lumière Danse au bivouac Espagne 
29/05/1897 ItalieEste Frères Salvi La danza al bivacco spagnolo
17/06/1897 EspagneVitoria Moreno/Salinas Batallón de cazadores de Madrid bailando en un descanso
17/07/1897 Italie, Savone Giuseppe Filippi Danza al Bivacco
26/08/1897 EspagneVitoria Moreno/Salinas Baile de cazadores montados
14/11/1897 MexiqueMexico Salvador Toscano Danza española en el vivac
10/12/1897 Espagne, Salamanque Alexandre Azevedo/César Marques Infantería española en vivac
30/12/1897 Italie, Spolète Giuseppe Filippi Danza al bivacco
22/03/1898 Espagne, Castellón de la Plana Eduardo Gimeno Un campamento de soldados españoles, en recreo
21/08/1898 MexiqueMorelia Édouard Hervet Danza de tropas españolas en el campamento
15/09/1898 Espagne, Badajoz Antonio de la Rosa Infantería española bailando en un campamento
23/06/1904 Espagne, Saint-Jacques de Compostelle José Yepes Jota aragonesa por los soldados de maniobras en el campo de Carabanchel

Danse au Bivouac: étude

Danse au Bivouac

Rosario Rodríguez Lloréns

La película Danse au Bivouac se rueda entre los meses de mayo y junio del año 1896, durante la estancia en España del camarógrafo de la casa Lumière Alexandre Promio, posiblemente en los alrededores de Madrid. Las imágenes muestran a un grupo de soldados que bailan animadamente al aire libre en unos momentos de esparcimiento. El lugar exacto de la grabación queda indeterminado, pues el plano general de la cámara fija solamente revela que el grupo se encuentra en medio del campo, un poco alejado de una población que permanece borrosa al fondo.

 El uniforme que portan los soldados coincide con el último reglamentado para un regimiento de infantería de aquellos años. Desafortunadamente, la ausencia de color en la escena impide disfrutar las variadas tonalidades de este uniforme, cuyos pantalones, por ejemplo, son de color rojo grancé con una franja lateral azul tina, y el capote —con dos filas de botones y con los faldones recogidos a los lados para la marcha— es a su vez de color gris celeste. Completa el atuendo visible en la película el ros, como prenda de cabeza, protegido en invierno con una tira de hule negro; las alpargatas para la marcha; y las polainas de paño negras sobre los pantalones.

A la hora de identificar el regimiento al que pertenecen los soldados es de gran ayuda poder observar el número identificativo que llevan en el cuello del capote. Tras la visualización de la película, se puede afirmar que se trata del Regimiento de Infantería número 38, al ser este el número que se aprecia claramente en el cuello del capote de un soldado en un instante en el que este se acerca a la cámara.

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Fotograma de la película Danse au Bivouac, Lumière, 1896
Fente: Films by the Year, https://www.youtube.com/watch?v=0OidECApcMk

Según el Real Decreto de 10 de febrero de 1893 reorganizando los Cuerpos del Arma de Infantería en la Península, Islas adyacentes y presidios de Africa (sic), publicado en la Gazeta de Madrid nº 42 del día 11 de febrero de 1893, los regimientos de infantería de la península, en actividad, son cincuenta y seis, y entre ellos se encuentra el número 38, de León está destinado en la guarnición de Madrid.

Desde el inicio del conflicto en Cuba, tras el levantamiento acaecido en la isla a principios del año 1895, se precisa el envío continuo de soldados al frente, y es habitual en estos momentos que los regimientos se pongan en pie de maniobras. Precisamente, el primer batallón de este mismo regimiento ha sido enviado hace muy poco a la contienda cubana. El batallón viaja a finales de agosto de 1895 desde Madrid a Cádiz, para desde allí partir a ultramar en el transatlántico “Santa Bárbara”. Los soldados de la película deben ser, por tanto, de alguna de las cuatro compañías del segundo batallón del Regimiento de León, que ha permanecido en la península.

Pese a que sus uniformes son en general idénticos a los de los regimientos de infantería se descarta que los soldados sean de algún batallón de cazadores, pues son varios los detalles que los singularizan: uno de ellos resulta ciertamente indistinguible en una película en blanco y negro, y es el diferente color de las hombreras y de los cuellos del capote —rojo para la infantería y verde para los cazadores—; pero otros dos, ambos muy llamativos en el atuendo de los cazadores, sí que podrían evidenciarse en algún momento de la película, cosa que no ocurre. Estos dos detalles son: los galones de panecillo dorado de las bocamangas conocidos como sardinetas y el distintivo del cuello del capote que, aun portando también el número del regimiento como los de infantería, este es más pequeño y está insertado entre dos cornetillas.

Para ilustrar todo lo anterior, se reproduce la siguiente lámina con las figuras 5ª, 6ª y 7ª, que muestran los distintivos de la sardineta; la numeración de la infantería; y la numeración de las cornetillas de los cazadores, respectivamente:

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Lámina 6
Fuente: MINISTERIO DE LA GUERRA, 1886

Los militares que aparecen en la escena son aquellos que, dentro del escalafón del batallón, se consideran como tropa, y parecen estar en un descanso de la marcha o de las maniobras, pues no llevan la mochila-morral ni el correaje de hombros que la sujeta, lo cual era obligado en toda formación. Llevan en el cinturón, eso sí, todos los elementos preceptivos de orden armamentístico: las cartucheras, el machete, y el porta-bayoneta, así como aquellos de subsistencia: el plato-marmita, el cacillo y la bota de vino. Algunos también llevan sobre el hombro bolsas de costado. Los fusiles con las bayonetas caladas se han dejado apilados en el modo acostumbrado de pirámide, muy estable y accesible en caso de necesidad. Una de estas pilas se aprecia durante algunos momentos de la vista a la derecha de la imagen.

Los soldados se entregan con vehemencia al baile y siguen con sus movimientos la melodía que proviene de algún punto a su izquierda. Se observa un momento en el que los músicos deben haber parado, y los soldados se detienen durante unos pocos segundos y miran con insistencia hacia ese lugar hasta que la melodía parece reanudarse y con ella también el baile. En los regimientos existían músicos de todo tipo de instrumentos propios de banda, y también de las llamadas charangas de cornetas y tambores. De hecho, entre los animados soldados, se observan varios músicos, todos ellos en apariencia muy jóvenes. Se sabe que son músicos, porque es claramente distinguible en las mangas de sus capotes su distintivo en forma de trencillas como el que se indica en la Figura 5ª de la siguiente lámina:

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Lámina 10
Fuente: MINISTERIO DE LA GUERRA, 1886

Por su juventud y por el hecho de no llevar cartucheras en el cinto ni tampoco bayoneta han de ser educandos de banda o de charanga. Uno de ellos, poco más que un niño, entra en la escena por la izquierda y parece portar algo sujeto con sus manos, elemento que queda oculto en todo momento al espectador al situarse el soldadito siempre de perfil o de espaldas. Incluso cuando se tambalea y está cerca de caer al suelo al recibir un fuerte golpe involuntario en la cabeza en medio de la confusión del baile. Sin embargo, sí que se puede ver que lleva una bandolera de caja, que es la cinta de cuero que llevan los músicos sobre el hombro para sujetar el tambor o caja militar y poder así tocar con las baquetas en la marcha a pie firme. En la siguiente imagen de la película se aprecia con claridad la bandolera y el distintivo en su manga que le identifica como músico:

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Fotograma de la película Danse au Bivouac, Lumière, 1896
Fuente: Films by the Year, https://www.youtube.com/watch?v=0OidECApcMk

Su corta edad es muy difícil de explicar; las normativas militares de la segunda parte del siglo XIX han ido aumentando progresivamente la edad mínima de los educandos —sobre 1830 se admitían incluso desde la edad de 10 años—. Sin embargo, desde la década de los 70 ya son muy pocas las circunstancias en las que está permitido alistarse sin tener la edad reglamentaria de diecinueve años: ser hijo de oficial del ejército o ser educando de banda, y ninguna de ellas justificaría la aparición en la película de este niño soldado tan pequeño. En el primer caso, los jóvenes han de tener 16 años cumplidos, y en el segundo, la edad mínima está fijada en los quince años “si tienen un desarrollo físico proporcionado”, aunque, si no hay suficientes educandos, se admiten jóvenes de 14 años procedentes de establecimientos de beneficencia que reúnan también “condiciones de robustez, aptitud y desarrollo físico”.

El baile está vivo en los pueblos y ciudades en 1896, esto es evidente al ver cómo bailan todos los soldados espontáneamente el baile de la jota, con la coordinación correcta de los brazos y pies al uso y sin perder el ritmo ternario de esta forma musical. De entre los que mejor bailan, hay un soldado de muy baja estatura, —debe medir poco más de metro y medio, que es el mínimo aceptable en el reclutamiento—, que se mantiene a lo largo de todo el metraje en un primer plano bailando en compañía de uno de los jóvenes educandos. Ambos conocen varias mudanzas y las realizan muy vistosamente. Se advierten, entre otras: puntos básicos de jota, con y sin vuelta y tresillos.

También es cierto que hay uno o dos soldados apostados de pie, quietos, que no se integran en la diversión, lo que hace pensar en que su misión es mantener en cierto modo el orden y la compostura en la compañía.

Más allá de estas demostraciones de baile popular, llaman la atención dos militares que están bailando juntos, cogidos en pareja, lo que pudiera ser un vals; los tres galones dorados que lucen en sus mangas les identifican como sargentos. Esta es la descripción de dichos galones:

“Divisas de los Sargentos. —Los Sargentos primeros efectivos ó graduados, llevarán tres galones de 13 milímetros de ancho, con intervalo de 2 milímetros, debiendo ser del llamado panecillo de oro, colocados en la manga de modo que partiendo de la costura interior del brazo, y á la inmediación de la parte superior de la bocamanga, cruce a la costura exterior, terminando debajo del  codo”


MINISTERIO DE LA GUERRA, 1886: pp. 43-44.

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Imágenes 6 y 7. Fotogramas de la película Danse au Bivouac, Lumière, 1896
Fuente: Films by the Year, https://www.youtube.com/watch?v=0OidECApcMk

Su colocación y saber hacer les diferencia de los demás soldados, pues son conocedores de las reglas del baile en pareja: uno de ellos ofrece correctamente su mano izquierda y conduce con la derecha a su compañero por la cintura, mientras que este otro reposa su mano derecha en la mano ofrecida y apoya la izquierda en el hombro del primero. Ambos militares van adaptando sus movimientos al ritmo de la música que están escuchando de modo que, tan pronto marcan los tiempos simplemente con pasos, como giran con entusiasmo al tiempo que recorren la escena de un lado a otro. No son los únicos que bailan juntos en este campamento, pues se perciben por el fondo hasta otras dos parejas, pero al estar muy alejados de la cámara y entremezclados con el resto de la compañía no se puede determinar si tendrán también algún rango militar.

En esta magnífica fotografía de Jean Laurent, un poco anterior a la realización de Danse au Bivouac, se contempla con claridad el uniforme de infantería en el militar de la izquierda, que debe ser el sargento de la charanga por sus galones dorados en la bocamanga; por la vara de mando sobre la que se apoya; y por los tambores y cornetas que reposan detrás de él en el suelo. El hombre de la derecha es un cabo de gastadores con su insignia característica en la manga, y lleva, al igual que el centinela, la mochila-morral que no están cargando los soldados en la película. Es igualmente destacable en esta imagen la colocación de las bayonetas en forma de pirámide.

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Jean LAURENT, Three Spanish soldiers, full-length portrait, standing, with bayoneted rifles and drums, España, 1860-1880.
Fuente: Library of Congress, https://www.loc.gov/item/94512285/

Es relativamente fácil hallar en la prensa decimonónica española, en muchos casos con un decidido interés de ensalzar la vida militar, relatos en los que los soldados bailan, como en esta descripción de un campamento en Torrejón de Ardoz en el que conviven batallones de Chiclana, Toledo y Galicia:

El rato de descanso del ejercicio es en estremo (sic) divertido. Tocan las músicas, y los soldados bailan muy gravemente á su compás valses, polkas, etc., y es muy de ver cuando se toca alguna pieza de ópera cómo se afanan en tomar el compás, hasta que se convencen que no es música bailable. (…) El soldado está allí contento, porque goza de mas libertad que en el cuartel (…) Esta libertad, unida al rancho abundante y muy bien condimentado, con carne por mañana y tarde, y vino por la tarde, hace que pasen alegres las horas que tienen libres”


La Época, Madrid, 22 de septiembre de 1860, pp. 2-3.

El baile popular que triunfa entre los soldados es la jota, que bailan incluso cuando están a punto de partir hacia el frente, por ejemplo hacia África, como se narra en esta noticia de León:

Anoche, á las diez y media, llegó de Valladolid, de paso para Coruña, un batallón del regimiento de Isabel II.
 Aguardaban en la estación el general, los jefes y oficiales de la guarnición, las autoridades y la música del regimiento de Burgos.
Los andenes, llenísimos de gente.
Se les recibió con salvas, aplausos y vivas entonando la banda militar el paso doble de Cádiz.
Los jefes y oficiales expedicionarios fueron obsequiados por los regimientos de Burgos, mientras los soldados bailaban la jota confundidos con el gentío que se aglomeraba en los andenes.


El Imparcial, Madrid, 23 de agosto de 1895, p. 2.

O en esta otra, en la que salen desde el puerto de Barcelona hacia el conflicto de Cuba:

A bordo del trasatlántico (sic) San Fernando repartieron los comisionados del Ayuntamiento dos pesetas y una cajetilla de cigarros á cada sargento, y una peseta y otra cajetilla á los cabos y á los soldados. La misma comisión distribuyó cigarros habanos entre los oficiales expedicionarios. Los soldados esperaron el momento de embarcar bailando la jota aragonesa á los acordes de las músicas militares, bajo un sol abrasador.


La Correspondencia de España, Madrid, 26 de agosto de 1896, p. 2.

Si la vida militar trata de mostrarse envidiable en la península, todavía más sorprendente es la idílica imagen que se pretende transmitir desde Melilla, de nuevo con el baile de por medio:

Cómo viven las tropas.
Los trabajos que se hacen en Melilla son como para permanecer allí bastante tiempo. (…) Los ranchos se sirven regular y ordenadamente; por compañías van los batallones á Río de Oro para lavar sus ropas y asearse á sí mismos los soldados; fuera de las horas de labor se les procuran todas las posibles distracciones, y el campamento tiene por las tardes visos de romería ó de verbena, con la música incesante de las bandas y el cante, y del baile y el jaleo que arma la tropa en cuanto puede. Después de todo, no es posible llevar de mejor manera que nuestro ejército la vida de campiña, sin variedades ni emociones. Todos están alegres y contentos. Trabajan cuanto les mandan y cuanto pueden, sin perder su alegría y sin quejarse. Con un pico y cuatro piedras construyen lo que les hace falta, y con un poco de libertad y una guitarra tienen la felicidad que necesitan.


La Iberia, Madrid, 7 de diciembre de 1893, p.1.

Los soldados incluso les enseñan la jota, a principios del siglo XX, a los “moros policías” en Ceuta:

Los kabileños fraternizan con los soldados de Ingenieros que se hallan en los campamentos de las posiciones nuevas. Cuando los Ingenieros de la compañía del capitán Codes acaban sus faenas diarias, forman orfeones, que cantan trozos de zarzuelas, terminando siempre con la jota, que los soldados bailan con los moros. Estos pretenden interpretar la jota con gambles y otros instrumentos árabes.


La Correspondencia de España, Madrid, 8 de junio de 1911, p. 7.

Sin embargo, periódicos ajenos a los diarios de partido, como El Imparcial, relatan con horror y tristeza la realidad de la guerra; una muestra de ello es esta nota referente a la vuelta de los soldados heridos desde Cuba:

Llegar hasta el soldado en época de lucha es siempre doloroso, porque representa ver en el campo desfile tristísimo de camillas donde vienen los heridos, incorporándose de tanto en tanto sobre la colchoneta para invocar y requerir una madre que no puede ampararles, que está muy lejos; y significa presenciar en los puertos el arribo de barcos que nos entregan á cambio de los hombres vigorosos, útiles, alegres, sanos y esforzados que recibieron, enfermos que apenas alientan, residuos de vida que ya no le sirven á la guerra.


El Imparcial, Madrid, 27 de diciembre de 1896, p. 1.

Si por una parte Alexandre Promio ha reflejado el esplendor y poderío del ejército español en la serie de películas con temática militar que rueda en Madrid en estos mismos meses —con desfiles impresionantes de batallones de ingenieros, lanceros, guardias y alabarderos de la reina, estos últimos con el Palacio Real de fondo—; por otra parte también parece interesado en devolver una imagen de bienestar y trivialidad en la vida de los soldados de Danse au Bivouac, frontalmente opuesta a las tribulaciones que seguramente aquejan a sus compañeros de regimiento que han marchado antes a la guerra de Cuba. No cabe duda, por supuesto, de que los soldados de la película se están divirtiendo realmente. Están relajados y sonrientes. La mayoría está fumando. El ambiente es tan festivo que incluso algunos sueltan la escudilla de su cinturón y la usan a modo de pandereta para el baile.

La reina regente María Cristina de Habsburgo ha dado permiso a Promio para grabar incluso lo que en un principio parecía imposible: una escena en la que se carga y dispara un cañón en directo para la película Artillerie (exercice du tir), y le ha parecido al mismo tiempo oportuno aprobar que se muestren escenas del día a día de los soldados de infantería en las que se ve que en el ejército también queda tiempo para el descanso y la diversión. No se trata de que se hayan grabado unas imágenes falsas, no es un montaje, no hay extrañeza en las miradas de los soldados, ni les llaman la atención las evoluciones de sus compañeros, porque es habitual bailar como pasatiempo. Se puede entender esta película, sin embargo, como un mensaje propagandístico en la línea de las utópicas reseñas periodísticas citadas, ahora que el conflicto en Cuba ha adquirido unas proporciones tan preocupantes y que el gobierno español precisa enviar cantidades ingentes de soldados al frente. En estos momentos en los que se hace más necesaria que nunca generar esta ilusión en la vida militar, la casa Lumière lanza al mundo la imagen alegre y distendida de unos soldados españoles bailando la jota aragonesa en su campamento.

En unos pocos meses, de nuevo saldrán hacia Cuba dos compañías del Regimiento de León, número 38:

En Santander
A la una de la tarde zarpó ayer el vapor Alicante, conduciendo dos compañías del regimiento de León y 80 voluntarios, haciendo un total de 1330 plazas. El barco zarpó á la una de la tarde, siendo despedido por numeroso público, que tributó á los expedicionarios la misma entusiasta despedida que á los anteriores.


La Iberia, Madrid, 9 de septiembre de 1896, p. 2.

Referencias bibliográficas

COISSAC, G-M, (1925), Histoire du cinématographe, Paris, Éditions du Cinéopse, 604 p.

El Correo Militar, Madrid, 30 de agosto de 1895.

La Correspondencia de España, Madrid, 26 de agosto de 1896.

La Correspondencia de España, Madrid, 8 de junio de 1911.

La Época, Madrid, 22 de septiembre de 1860.

La Iberia, Madrid, 9 de enero de 1889.

La Iberia, Madrid, 7 de diciembre de 1893.

La Iberia, Madrid, 9 de septiembre de 1896.

El Imparcial, Madrid, 23 de agosto de 1895.

El Imparcial, Madrid, 27 de diciembre de 1896.

LAURENT, J., fotógrafo, Three Spanish soldiers, full-length portrait, standing, with bayoneted rifles and drums, España, 1860-1880, [Fotografía], Library of Congress, https://www.loc.gov/item/94512285/.

MINISTERIO DE LA GUERRA, (1877), Reglamento de uniformidad y disposiciones sobre músicas, armeros y armamentos, aprobado para la Infantería por Real Órden de 18 de agosto de 1877, Madrid, Imprenta de la Dirección General de Infantería, 107 p.

MINISTERIO DE LA GUERRA, (1886), Reglamento de uniformidad, aprobado para la Infantería por Real Órden de 18 de agosto de 1886, Madrid, Oficina tipográfica de la Dirección General de Infantería, 72 p.

MINISTERIO DE LA GUERRA, (1896), Anuario militar de España. Año 1896,  Madrid, Imprenta y litografía del depósito de la guerra, 1046 p.

MUÑIZ Y TERRONES, J., (1877), Diccionario de legislación militar para el arma de infantería, Madrid, Establecimiento tipográfico de R. Labajos, 838 p.

Real Decreto de 10 de febrero de 1893 reorganizando los Cuerpos del Arma de Infantería en la Península, Islas adyacentes y presidios de Africa, en Gaceta de Madrid, nº 42, 11 de febrero de 1893.