Manuel Estrada Aguilar, dueño del cine Tabaré, recuerda el episodio:
Desgraciadamente los Stahl no tuvieron gran ayuda de las autoridades, pues consideraban la cámara cinematográfica como inseguridad pública por la cantidad de gente que se aglomeraba a su alrededor y durante la toma de Ladrón de bicicletas, el coronel Nicolás España, jefe político del primer cantón, persiguió hasta el Agua Azul, lugar donde culminaba la acción, a los autores y técnicos peliculeros, que terminaron en la cárcel, como el cándido ladrón de la cinta.
VAIDOVITS Guillermo, El Cine mudo en Guadalajara, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1989, p. 40.