dialogues
Puente en la M-40
Manu.
Mañana empiezo.
Rai.
¿Y cómo te lo vas a hacer, sin moto?
Manu.
Con el abono. Y aunque tenga que pagarme un metro me saco 100 limpias por salida.
Javi.
Podríamos hacer algo nosotros también.
Rai.
¿Cómo qué?
Javi.
No sé. Debe haber algo que sepamos hacer, ¿no?
Rai.
Claro.
Javi.
Di tú algo.
Rai.
No sé, di tú.
Javi.
Joder. No se me ocurre nada.
Manu.
Mira. Ése es mi coche dentro de 10 años. Pero rojo. Y con una tía al lado que te cagas de buena.
Rai.
Pues ése es el mío.
Rai.
Y con chófer. Así puedo ir follando mientras conduce.
Javi.
Yo no voy a tener coche porque voy a ir en avión a todos los sitios.
Manu.
¡El próximo rojo que salga es el mío!
Rai.
¿Y si es una moto también vale?
Manu.
Tiene que ser un coche.
Rai.
¡Qué suerte un BMW!
Manu.
¿Has visto?
Javi.
El próximo azul que salga es el mío.
Manu.
Menuda mierda. Te gano.
Rai.
El próximo blanco es el mío.
Manu.
Te has quedado sin coche, se ha pasado el tiempo.
Rai.
¿Qué tiempo?
Manu.
El del concurso. Se siente.
Rai.
¿Quién lo dice?
Manu.
Lo digo yo, que soy el que se lo ha inventado.
Rai.
Tú lo que eres es un gilipollas.
Javi.
No empecéis.
Rai.
Además va a salir ahora.
Manu.
Qué coño va a salir. Ya no sale nada.
Javi.
Venga. Vamos a tomar algo.
Rai.
¿Y mi coche qué?
Javi.
Rai, coño, que es un juego.
Rai.
Sí, un juego, pero el que se queda sin coche soy yo.
Javi.
El tuyo no me gusta, es una mierda.
Manu.
Te jodes.
Rai.
Yo quiero que me deje Manu el BMW.
Manu.
Ni de coña que me lo rayas.
Javi.
Déjaselo ¿qué más te da?
Manu.
Yo qué culpa tengo de que no le salga ningún coche.
Rai.
Prométeme que me lo vas a dejar. Di ¿lo prometes? ¿Lo prometes sí o no?
document A
El cuarto de atrás
(En una noche de insomnio y de tormenta, la escritora, inopinadamente, recibe la visita de un desconocido vestido de negro, cuya identidad permanece ambigua a lo largo de todo el relato).
- Sería bonito que hubiera una chimenea – digo, mirando hacia la mesa donde posó el sombrero – Ahí, en ese rincón, ¿verdad?
- Sí. ¿Y por qué no la pone?
- Nunca lo había pensado. Se me acaba de ocurrir ahora, así de repente.
- Pues no sería difícil, porque esto es un último piso, ¿no?
- Sí.
- Tiraría bien.
Me encojo de hombros.
- Puede, pero da igual, me da pereza meterme en obras.
La chimenea soñada que, por unos instantes, había surgido en el rincón con sus leños crepitantes, tragándose los folios que no recuerdo haber escrito y propiciando una conversación sobre literatura de misterio con el desconocido que me ha traído al refugio, se desvanece y la habitación vuelve a ser la de siempre con todo su peso de recuerdos y resonancias. Ahora el hombre vuelve a mirar hacia la máquina de escribir.
- ¿Trabaja siempre aquí?
- No, cambio mucho de sitio. A veces trasladar los papeles a otra habitación, sobre todo si estoy embarrancada, me anima, me hace el mismo efecto que viajar a otra ciudad, y como yo viajo poco…
- ¿Por qué? ¿No le gusta viajar?
- Sí, me gusta, pero nunca me lo propongo; para viajar necesito un estímulo. Creo que los viajes tienen que salir al encuentro de uno, como los amigos, y como los libros y como todo. Lo que no entiendo es la obligación de viajar, ni de leer, ni de conocer a gente, basta que me digan: “te va a encantar conocer a Fulano” o “hay que leer a Joyce” o “no te puedes morir sin conocer el Cañón del Colorado” para que me sienta predispuesta en contra, precisamente porque lo que me gusta es el descubrimiento, sin intermediarios. Ahora la gente viaja por precepto y no trae nada que contar, cuanto más lejos van, menos cosas han visto cuando vuelven. Los viajes han perdido misterio.
- No, dice él, no lo han perdido. Lo hemos perdido nosotros. El hombre actual profana los misterios de tanto ir a todo con guías y programas, de tanto acortar las distancias, jactanciosamente, sin darse cuenta de que sólo la distancia revela el secreto de lo que parecía estar oculto.
Carmen Martín Gaite, El cuarto de atrás, Barcelona, Ediciones Destino, 1978.
pistes pour l'analyse
En español, destaque una problemática que le permita organizar una reflexión a partir de los documentos siguientes en relación con la noción: “L’imaginaire”.
Introducción
El dossier que nos toca estudiar se compone de tres documentos de índole diferente: una secuencia de la película Barrio de Fernando León de Aranoa (1998), una página de la novela de Carmen Martín Gaite, El cuarto de atrás (1978), y un dibujo de Quino sacado del álbum Déjenme inventar (1983). [Añadir algunos elementos sobre los artistas, los más relevantes para tratar el dossier: segunda película de FLA, le permite hacer un retrato de tres muchachos que sueñan con otro mundo, aunando denuncia de una realidad social y expresión de deseos de unos jóvenes marginados / escritora del “medio siglo”, novela de misterio que rompe con escritos anteriores más orientados hacia la realidad histórica del país / dibujante argentino famoso por su cómic de Mafalda, pero que también es autor de dibujos reunidos por temáticas: aquí, como pregona el título bajo forma imperativa, reivindicación de la libertad de imaginar e inventar.]
Desde la secuencia fílmica, en que los tres adolescentes sueñan con evadirse del microcosmos del “barrio”, periferia de Madrid donde están obligados a quedarse durante el verano e inventan el “juego del coche” el tiempo de un viaje imaginario, hasta la dimensión intergaláctica de un astronauta que pone el pie en un planeta desconocido, pasando por el diálogo de una escritora en su casa con un misterioso visitante nocturno que le hace preguntas molestas, forzándola a salir de su realidad cotidiana, los tres documentos están vinculados por la noción de “lo imaginario”.
Problemática: Estudiaremos cómo y hasta qué punto lo imaginario, potencia de la psique humana, permite escapar de la realidad.
Plan:
-Del mundo real al mundo imaginario
Secuencia: los barrotes de un mundo carcelario vs el juego como vía de escape. Rostros enfocados desde diferentes ángulos y escala de planos, mirada de Manu, tensa hacia el objetivo del coche. CMG: narradora protagonista obligada a salir de su “rutina” por las sugerencias del desconocido (poner chimenea, viajar). Historieta: irse a la luna, o a Marte, descubrir universo nuevo y eventual comunicación con otros seres vivientes, viejo sueño de la humanidad.
-Del mundo imaginario al mundo real
El desengaño de la cruel vuelta a la realidad: Rai no consigue coche, luego paso simbólico de la ambulancia (vista solo por el espectador), valor proléptico de la muerte / vínculo con el efecto de un final sorpresivo en la historieta (recurso formal parecido al cine: primerísimo plano de la escoba que barre la vida del hombre considerado como un vulgar ratón, desventura como en La Metamorfosis de Kafka) / chimenea soñada “se desvanece”, ausencia de viajes de la protagonista.
-Los límites de lo imaginario
Javi o “el alma racional” (Platón citado por FLA) / rebelión de la escritora (resistencia al poder de la imaginación). Disforia y/o muerte. En la lucha entre lo real y lo imaginario, vence siempre el primero.