LOS NACIONALISMOS

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VALENCIA

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Alma Valencia (Vicente Blasco Ibáñez, 17 de enero de 1904)

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Vicente Blasco Ibañez y su familia (playa de la Malvarrosa)

Alma valenciana

Pasando cierta vez por Valencia, me dijo Salmerón: —Siempre que visito esta tierra, noto en la gente un bienestar, una satisfacción que no encuentro en otras regiones. No hay aquí riqueza ni fausto; pero tampoco miseria.

Esa observación del gran tribuno es exacta. En Valencia apenas hay ricos que merezcan este nombre: la aristocracia nobiliaria se arruinó y hace muchos años que reside en Madrid. No llegan a una docena los que poseen una fortuna de dos o tres millones: en Valencia son potentados; en Barcelona o Bilbao figurarían en tercera fila.

En cambio no hay provincia española que tenga tantos propietarios como Valencia. La agricultura esta subdividida hasta lo infinito. Cada labriego es dueño del pedazo de suelo que cultiva. Unos son propietarios por la ley: los mas tienen la tierra en arrendamiento, transmitiéndose su posesión por herencia, dentro de la familia, desde hace siglos, sin que el verdadero dueño que reside en la ciudad ose intervenir en estas donaciones ni aumentar el arriendo que aún se cuenta por libras y sueldos como en tiempos de los reyes de Aragón. La escopeta, compañera inseparable del huertano desde que entra en la pubertad, y el fraternal y enérgico apoyo que se prestan todos los trabajadores de la vega, son los sostenes de este derecho tradicional del que extraje la trama de mi novela La Barraca.

«La tierra quiere ser amada», dice Michelet, y la tierra valenciana, dividida en pequeñas parcelas, teniendo sobre sí, a todas horas, una familia que necesita sacar su sustento de reducida superficie, se ve peinada, acicalada y nutrida con infinito cariño. El estiércol la alimenta y vigoriza a cada nueva cosecha; el arado la revuelve apenas se endurece, formando costras; las yerbecillas de espontánea germinación son arrancadas así que asoman, y el agua rojiza que circula por la complicada red arterial de las acequias, refresca y alisa su superficie antes de que el sol la caldee y resquebraje. Así se realiza el milagro de que una población de las más densas de España viva desahogadamente, sin miseria, en tan reducido espacio. El jornalero apenas existe. Cada uno cultiva su campo, como los ciudadanos de las antiguas repúblicas.

En la capital, la vida es semejante. Existen fabricas modernas con sus rebaños de obreros sometidos a la dura y degradante ley de los jornales; pero aún vive la industria doméstica, como recuerdo de aquella Valencia que extendía sus sederías por Europa, sin tener grandes talleres, y en la que cada obrero montaba el telar en su casa o se asociaba con tres o cuatro camaradas para laborar en el porche en fraternal cooperación.

Todavía se cuentan hoy a miles los pequeños talleres. El obrero apenas dispone de alguna cantidad, se emancipa estableciéndose aparte con unos cuantos compañeros de trabajo que son sus auxiliares mas bien que sus subordinados.

El mismo fraccionamiento de la tierra valenciana se extiende a la industria. Nadie es rico, pero muy pocos conocen la miseria. Todos sufren alguna vez las angustias que trae consigo la falta de capital, pero ignoran la esclavitud y el anulamiento que soporta el hombre en los monstruosos centros de producción creados por el industrialismo moderno.

Las grandes fábricas que existen en Valencia son casi siempre de gente de fuera. No hay que esperar que el valenciano se convierta en poderoso industrial aguijoneado por la fiebre del lucro. Trabaja únicamente para afirmar la independencia de su vida: es laborioso, emprendedor y tenaz, mientras ve inseguro el pan de la segunda mitad de su existencia; pero apenas reúne veinte mil duros (lo que considera necesario para ser burgués) abandona su industria, por próspera que la vea, y se dedica a la vida de café y de casino, a la política, a comentar la marcha del municipio, poniendo en sus nuevas ocupaciones el ardor y el apasionamiento de un levantino.

Arrós y tartana, casaca a la moda... ¡Y rode la bola a la valensiana! Estas son, según el antiguo cantar, las aspiraciones del buen valenciano. Si al nacer se encuentra con el plato de arroz asegurado, con la tartanita que ha de llevarle al mar o a la vega alborotando el camino con el cascabeleo escandaloso de la jaca, y la casaca a la moda de que habla la canción, considera Valencia como «el mejor de los mundos posibles» y no pide más; si nace pobre, trabaja toda su juventud con la tenacidad e inteligencia de los pueblos mas laboriosos, y apenas conquista el arroz y la tartana para el resto de su vida, se da por satisfecho y entrega la herramienta con que fabricó su mezquina fortuna a los que vienen detrás: al hijo o al obrero de su confianza.

El ideal de la vida, para todo valenciano que asegura su subsistencia, es el descanso físico y la agitación moral: pelear por ideales mal razonados, pero hondamente sentidos; disgustarse por cosas que muchas veces no le afectan en nada, y paladear en los ratos de calma la dulce y muelle somnolencia de lo bello en el inmenso jardín de la huerta.

De compararse al pueblo valenciano con algún otro, habría que acordarse de Atenas. Esto dicho así, de golpe, hará sonreír a muchos. Pero en Atenas no sólo vivían los sabios y los grandes artistas, únicos helenos que admiramos hoy al través de los siglos. Existía un pueblo sobrio, apasionado y voluble, que gustaba mas de enterarse de los chismorreos y discusiones del Ágora y de las rivalidades de los artistas, que de hacer dinero: unos ciudadanos morenos, nerviosos y algo ingobernables, que con un trozo de salazón, cuatro aceitunas y una arenga como postre, se daban por satisfechos, y, según el estado de su humor, llevaban en triunfo a los grandes compatriotas o los apedreaban, elevando en su lugar a cualquier sofista.

El valenciano que en su frugal ambición no teme por el arroz del porvenir, dedica todas sus iniciativas y entusiasmos a la cosa pública y a la admiración artística. Un pueblo en el que los mas son propietarios de algo y que no siente, como otros, la servidumbre de la dependencia económica, forzosamente ha de ser lo que siempre ha sido Valencia: una democracia, pero con tal espíritu igualitario, que no permite privilegios; y si ensalza a alguien es con apasionamiento tan vehemente y tornadizo, que el agraciado llega a no distinguir las caricias de las bofetadas. Subir dentro de él es fácil: lo difícil es sostenerse.

El español que menos bebe es el valenciano; la embriaguez no tiene disculpa para él. Y es que no necesita del alcohol para evadirse de la normalidad de la vida. El vino lo lleva dentro, en su cabeza; y el sol, el pícaro sol -mas fuerte que el de la Provenza, que tan malas pasadas jugaba al héroe de Daudet–, al hacerlo hervir, es causa de incoherentes agitaciones.

Esta democracia ha sido impetuosa, igualitaria y enamorada de los ideales nuevos, desde aquella revolución de las Germanías, la única de nuestra historia con carácter social. Pero vehemente y exagerada hasta en sus extravíos, hubo que verla cuando era moda el absolutismo neto y el catolicismo de navaja, en el primer tercio del siglo XIX. El mismo Fernando VII temblaba ante el fervor monárquico y religioso de sus buenos voluntarios realistas de la orilla izquierda y la derecha del Turia. El Arcángel San Miguel era capitán general honorario de Valencia, y los subalternos del celestial caudillo arrancaban los bigotes en medio de la calle a todo el que exhibía en su cara este adorno, propio de liberales; remangaban a las señoras para cortarles las cintas de los zapatos, si eran verdes, color de la Constitución, y sintiendo, con hondo disgusto, no poder quemar al librepensador Ripoll en la plaza del Mercado, por miedo a Chateaubriand y otros políticos extranjeros que habían impuesto la desaparición del Santo Oficio, se consolaban metiendo al pobre maestro, después de ahorcado, en un tonel con llamas pintadas. Los frailes, que eran los tribunos de las masas de entonces, adornaban la cruz de una encrucijada cubriéndola de huevos para solemnizar la derrota de los liberales, y al pie colocaban esta culta y hermosa redondilla, que arrancaba rugidos de entusiasmo:

Los huevos que aquí miréis por humildad los ponemos, que otros más grandes tenemos y vosotros no los veis. Bien es verdad que pocos años después los hijos de los voluntarios realistas eran milicianos nacionales, y en Chiva derrotaban por dos veces Cabrera, a costa de esfuerzos heroicos, único ejemplo en el mundo de batallas ganadas en campo raso por batallones de tenderos e industriales.

Pero huyamos de hablar de las expansiones y correrías del alma valenciana en el campo de la política, ya que soy yo quien menos puede hacerlo con desapasionamiento e impersonalidad, y afirmemos que este pueblo, libre de las locuras del dinero, resignado con su desahogada mediocridad, independiente por tradición y limpio de servidumbre, es un pueblo de artistas.

De todas las artes, la que más siente y ama es la pintura. El sol esparce una luz teatral de apoteosis sobre la inmensa vega; el verde extiende su escala de tonos por el jardín de las Hespérides; en los bosques de naranjos asoman las doradas esferas. entre ramilletes de hojas; sacuden sus cabelleras los arrozales, estremeciendo con hilos de sombra el terso espejo de los campos inundados; bogan, corno cisnes del infinito, los vellones sueltos del vapor en el lago azul del cielo; y la palmera con su surtidor de plumas, la higuera con su tronco revestido de piel de elefante, la blanca barraca con montera de paja rematada por dos cruces, no recortan duramente sus contornos sobre un horizonte africano de cruda iluminación, sino que se dibujan dulcemente entre los vapores temblones de las acequias, que al resplandor del sol poniente impregnan la atmósfera de oro gaseoso.

Un país así estaba destinado, como la Holanda, a ser patria de pintores. La tradición artística iniciada por Joanes, Ribalta, Ribera y tantos otros, ha continuado al través de los siglos.

El pueblo reverencia la pintura como un arte familiar que tiene para él algo de misterioso. El labrador mira respetuosamente al jovencillo melenudo que pasa por la senda inmediata con la caja de colores, y al verle trabajar se aproxima quedamente, sin interrumpirle con la mas leve palabra. De la clase artesana independiente, de la burguesía pobre que ha llevado la blusa en su juventud y vive de una tiendecita, de un pequeño taller o de unas cuantas hectáreas de tierra, han salido y salen todos los artistas valencianos. Sorolla nació en un humilde comercio de telas, y huérfano desde la niñez, fue educado por un tío suyo, cerrajero. Los Benlliure son hijos de un hombre de mar: su abuelo navegó, y fue prisionero de los piratas de Argel. Pinazo, en su juventud, trabajó de sombrerero.

Hijos de la clase popular son los que después de haber pasado por las Escuelas Nocturnas de Artesanos (una institución laica fundada por la Revolución de Septiembre), van a la Academia de Bellas Artes y nutren el grupo permanente de pintores, qué es como la guarnición artística de Valencia.

Además, esa artesanía emancipada que da sus hijos a la pintura, es la que compra libros y periódicos, haciendo de Valencia la ciudad que más papel impreso consume. Con hechos, mejor que con un análisis, puede mostrarse lo que es el alma valenciana, devota del arte hasta el fanatismo y dada a universalizar sus afectos y entusiasmos literarios. Raros son los que no saben, por ejemplo, que Tolstoi «es un ruso que escribe novelas en defensa de los pobres»; pero hay muchos que a estas horas aún no les ha dado la gana de saber con certeza quién preside en Madrid el Consejo de Ministros.

Cuando Zola era perseguido por el populacho nacionalista, inicié un mensaje de consuelo y adhesión, creyendo que sólo lo suscribirían tinos cuantos escritores y artistas. ¡Tuve que colocar cuatro mesas con pliegos, y se recogieron treinta y dos mil firmas!... Venían las modistillas al salir del taller; los muchachos al abandonar la Escuela; los obreros, colgándose del hombro el saquillo, de la comida, cogían la pluma con dificultad entre sus dedos callosos; todo un pueblo de humildes, inflamados por el respeto al genio y la admiración al heroísmo. Algunos habían leído novelas de Zola en el folletín de El Pueblo; otros, ni esto, pues les bastaba saber que era un señor que escribía libros; un artista que estaba al lado de los desgraciados y los perseguidos. Y un grupo de encuadernadores, encuadernó gratuitamente el mensaje en tapas de marfil; otro, las cinceló; un orfebre las puso inscripciones de plata; los pintores adornaron las paginas con acuarelas; las obreritas de tez pálida y ojos orientales metieron flores entre las hojas, después de besarlas, y el grande hombre perseguido recibió una mañana, entre los aullidos de muerte de la muchedumbre y los insultos de los periódicos, aquel libro oliendo a jardín, rebosante de entusiasmo y fe; el alma de todo un pueblo que llegaba a sostenerle en la hora triste, el saludo de una ciudad que el novelista tuvo que buscar en el mapa, y de la que no tenía otras noticias que el nombre de las naranjas que se pregonan en el boulevard.

Hoy tal vez el álbum, con su perfume de rosas muertas, yace olvidado en un rincón de Medan, como un pequeño féretro de marfil que guarda el alma infantil y pura de todo un pueblo. Yo vi lo que escribía un albañil a continuación de su firma, con una sencillez que arrancaba lagrimas: «D. Emilio, cuando no pueda vivir ahí, véngase a Valencia: aquí tiene casa y un amigo. Vivo...» Y escribía las señas de su domicilio con la tranquilidad del que, ganando tres pesetas, aún esta dispuesto a partirlas con los que ama.

El valenciano de la campiña tiene también su alma abierta al arte y siente la belleza con mas intensidad que los campesinos de otras regiones.

Influyen en esto la facilidad y la abundancia de su existencia sobre una tierra feraz, sin crudezas de clima. De joven es poeta e improvisa versos acompañado, por la dulzaina, al cantar les albaes ante la ventana de la novia. Tiene un teatro tradicional y grotesco, el Ball de Torrent, que arma su tablado en las plazas de los pueblos o entre dos barracas, como en los tiempos primitivos de la literatura dramática. Conserva la gallardía del árabe, cuando de un salto monta por el anca la jaca en pelo, para correr la joya. Las modernas costumbres han modificado su traje, afeándolo; pero durante tres siglos ha sido el único agricultor del mundo que vestía de seda. Las faldas de nuestras labradoras, bordadas de rosas. y claveles como las casullas, adornan hoy planos. y sillas en los salones elegantes.

La mujer valenciana no ha trabajado nunca la tierra. El labrador se deshonraría ante sus convecinos si obligase a la hembra a otro trabajo que la conservación de la barraca blanca y limpia. Mientras en el resto de España vestían las campesinas percales, bayetas o estameñas, la valenciana paseaba entre los rosales de su barraca, en los días de fiesta, con alta peineta de oro, grandes racimos de perlas pendientes de las orejas hasta tocar la pañoleta de blonda de los hombros, falda de brocado con flores y medias de seda. Cada barraca ocultaba en los arcones del estudi un pequeño tesoro: arracadas de perlas de las abuelas, agujas de esmeraldas para el rodete, broches de diamantes para el pañuelo de pecho. Lo que ganaba el hombre cultivando la tierra, era para adornar a la mujer, que muestra sobre él cierta superioridad intelectual y cuyos consejos sigue ciegamente.

Este pueblo de campesinos, vestidos como los aldeanos de las fiestas del Trianón, mostraba una elegancia aristocrática en sus fiestas. Su baile era la Chaquera vella, un minueto que parece de Mozart: y a la sombra de la parra, entre el gangueo de las dulzainas y el murmullo de la acequia, hombres y mujeres, cogidos de la mano, danzaban señorialmente, saludándose con rococa gravedad, sin que el mozo antes de casarse conociera otro contacto de su futura esposa que el de las puntas de los dedos.

La música es el arte supremo para el valenciano del campo. No hay pueblo sin banda de música. Casi todos tienen dos: una liberal y otra reaccionaria. Antes demostraban su superioridad a trabucazos, y cada serenata en la plaza del pueblo tenía por remate unas cuantas talecas, nombre que dan a las muertes violentas por la semejanza entre el talego que cae y el cuerpo que se desploma. Ahora luchan pacíficamente, estudiando mucho para conseguir un premio en el Certamen Internacional de Valencia. Son bandas con timbales e instrumentos de cuerda, a semejanza de las alemanas y francesas. Encargan el instrumental a Viena y a Munich, y no pasa maestro por Valencia al que no se hagan proposiciones para que se quede de director en algún pueblo. El labriego, mientras trabaja en el campo, solfea de memoria pensando en la academia de la noche.

Los certámenes de la capital les han hecho conocer a Wagner, y en los pueblos hablan de él con igual confianza que si fuese un músico, mayor de guarnición en Valencia. Ensayando meses enteros la Cabalgata de las walkyrias, los vecinos del pueblo acaban por saberla de memoria: las mujeres la canturrean en la boca del horno o lavando en la acequia; los chiquillos la gritan al salir de la escuela, esparciéndose por las sendas.

Nadie sabe qué es lo que canta; pero les gusta, les conmueve, y lo repiten.

A la caída de la tarde, por los caminos hondos y rojizos, bordeados de naranjos que cortan con su follaje la mancha incandescente de la puesta del sol, se ve pasar alguna muchacha que regresa de la fuente, con el busto erguido, los codos pegados al talle, sobre la cabeza el cántaro inmóvil, esbelta y con un paso rítmico, como una canéfora helénica. Para ahuyentar el miedo que la infunden la soledad del campo y la noche que llega, canta en el silencio del crepúsculo y sale de sus labios inconscientes el himno amoroso de Segismundo junto al árbol de la choza prehistórica, el fresco «Canto de la primavera»..., sin que la pobrecilla sospeche, ni remotamente, que ha existido Wagner.

V. Blasco Ibáñez

Alma Española, Madrid, 17 de enero de 1904, Año II, número 11, páginas 10-12

Conclusiones de la Asamblea Regionalista Valenciana (Valencia, 28-30 de junio de 1907)

Conclusiones de la Asamblea Regionalista Valenciana
(28-30 de junio de 1907)

1. L'Asamblea acordá reclamar y conquerir l'autonomía dels municipis i de la regió valenciana.

2. Preparar la reconstitució de la regió valenciana, ya que ni han fragments a les comarques vehines.

3. Preparar entre tots els partits e individualitats politiques un pacte solidari en cuant afecte a la defensa de la regió, salvant sempre el lliure criteri y lo programa de cadascú, mantenint no obstant relacions de consideració y respecte mutuo.

4. Nomerar una junta que porte en breu a la práctica els mencionats acords.

5. Creació d'un ample Centre regionaliste ahon capien tots els elements que constituixen esta agrupació representada per l'Asamblea.

6. Establir llasis de germanor entre les atres regions que integren la unitat espanyola proclamada y aceptada per tots.

Conclusions de la secció d'lnteresos Materials

1. Estudiar y defendre les solucions agrícoles més convenients y aplicables a la nostra comarca procurant la creació y foment d'institucions, sindicats y lligues per a la protecció y augment de l'agricultura de la nostra terra.

2. Fomentar y defendre la industria y el comers de la regió.

Conclusions de la secció de Dret

1. Que no se pot negar la existencia d'un Dret consuetudinari valenciá que viu unes vegades fora y altres en contra de la legislació comú y positiva actual.

2. Que deu reconeixerse eixe Dret com llegislació local valenciana d'aplicació en nostre regne.

3. Que per a aixó el mitj a les hores més práctic es el de reconeixer la costum general y local com font positiva de Dret, sense mes limitació que la proscripció d'aquelles que atentes contra lo esencial e inmutable de la naturalea humana, a la lley natural y a les bones costums.

4. Que en sa conseqüencia, haurà de demanar la reforma en aquest sentit del art. 5 del Codich Civil y concordants, fent us per a això del mitj que establix la disposició adicional 3.a del esmentat cos legal.

5. Reclamar el dret dels valencians a expresarse en lo seu idioma en els actes judicials y notarials y molt especialment en la proposició y práctica de probes; exigint per conseqüencia als funcionaris públics de totes clases, que coneguen y parlen la llengua valencina.

Conclusions de la secció de Filología y Literatura

1. Necesitat d'admetre Pus y caracter oficial de les llengues valenciana y castellana per la existencia en el reines de Valencia de pobles y comarques que respectivament tenen l'una o l'altra adoptada desde molt antich.

2. La conveniencia de la formació d'un diccionari enciclopedich de la llengua valenciana y estudiar la manera de realisar este espayós treball.

3. Que se estudien les maneres practiques y prontes de vulgarisar l'ortografía valenciana.

4. Creació d'un diari regionaliste que resulte ser representant dels interesos morals de tota la regió valenciana.

5. La publicació cuidada y ben entesa de una Antología valenciana, comprenent en ella tots els autors antichs y modems, sa biografía y crítica de ses obres.

Valencia Nova, n.º 29, 6 de julio de 1907.

Declaración valenciana (14 de noviembre de 1918)

Declaración valencianista

Las bases que la Unió i la joventut valencianistas defensen, prescindint de les idees que'n atres ordens pogueren professar els seus components, son estes:

1. El Póble Valenciá, integrat per els habitants de les tres provincies actuals, constituix una forta personalitat social caracterizada per la possessió d'una llengua propia, per la seua modalitat racial, per la comunitat de historia i de condicions económiques.

2. Esta personalitat, per el fet de la seua existencia y per la voluntat dels seus components, te dret a constituir un Estat amb el poder de donar?se ell mateix la seua forma i constitució. Esta es la fonamental reivindicació valencianista.

3. Reconeixent la compatibilitat de¡ Estat Valenciá i la seua convivencia amb les demes regions i nacionalitats iberiques dins d'una Federació Espanyola o Ibérica, establint clarament la distinció Watribucions del Estat Valenciá. i el Federal, i una conseqüent divisió de la Hisenda per a cobrir les respectives atencions. Les funcions propios del Estat Valenciá deuran ser exercides amb plena soberanía, sense cap intromissió extranya.

4. Sense prejutiar definitivament la divisió de estes funcions aceptem per el moment, la formulada en la Assamblea de Parlamentaris de octubre de 1917.

5. Existint en Valencia, segons els territoris, dualitat de llengües valenciana i castellana, demaném la cooficialitat per als dos idiomes.

6. Conseqüents amb la idea de respecte als organismes naturals, als municipis valencians fruirán de la seua autonomía, tenint el poder de constituir?se dins dels limits generals Tuna llei municipal que procure, per als ajuntaments la máxima eficacia técnica compatible amb els principis democrátics.

7. Reconoixent los varietats locals dins Pantic Regne de Valencia i conseqüents amb el criteri descentralitzador, el Estat Valenciá respectará les varietats provincials o comarcals, quan els respectius municipis les consagren per Unions o Mancomunitats entre ells.

8. El Estat Valenciá podrá mancomunar-se, per a fins concrets, amb atres Estats de la Federació, si hu estima convenient, conservant integra la seua personalitat.

La Correspondencia de Valencia, 14 de noviembre de 1918.

Ideario y programa del partido de Unión Republicana autonomista (1931)

1931valencia

Proclamación de la República en Valencia (1931)

Ideario y programa del Partido de Unión Republicana autonomista

El Partido de Unión Republicana Autonomista de la Provincia de Valencia, de acuerdo con su denominación y leal con lo más puro y noble de su tradición política, proclama una vez más su inquebrantable adhesión al ideal republicano, no solo porque de él espera la liberación de nuestra sociedad política, la conquista de la soberanía nacional, la salvación de la patria y la implantación de las imprescindibles garantías para que los derechos y dignidad de todos los españoles sean defendidos y respetados, sino también porque sus normas de justicia e igualdad abren al progreso amplias perspectivas por donde encauzar el desenvolvimiento de la sociedad humana en un medio armónico y fraterno, sin súbitas rupturas de la continuidad histórica.

Entre los diferentes sistemas de organización política, elige y sustenta el sistema de la República federal, tal y como lo definiera el gran repúblico don Francisco Pi y Margall, ya por parecerle adecuado a la estructura étnica, histórica y geográfica de la nación, o ya también porque encarna mejor que otro alguno los ideales de libertad, democracia y progreso; pero para la conquista y afirmación de las instituciones republicanas, anhela y exige un acuerdo total y permanente de todos los demócratas conforme a la consagrada fórmula de Waldeck-Rousseau y de Combes: "Que no haya enemigos en la izquierda."

El Partido de la Unión Republicana Autonomista de la Provincia de Valencia, es un partido popular, laico, libre, social y nacional.

Es popular: porque brota del pueblo todo, de la muchedumbre constituida por todas las clases y profesiones sociales; porque considera que el Estado, como la nación, debe ser una integración armónica de todas las fuerzas e ideologías y no patrimonio de una sola clase, doctrina u organización; porque aspira a elevar por medio de la educación intelectual, moral y técnica, el nivel social de todos los ciudadanos, en especial de los obreros, campesinos, dependientes y empleados, a fin de que el pueblo todo participe de las ventajas espirituales y económicas de la civilización y se capacite para intervenir con eficacia en la dirección política de la patria, directamente o por medio de sus representantes, libremente elegidos por sufragio universal.

Es laico: porque el laicismo representa la libertad del pensamiento, primero y fundamental derecho del hombre; porque el respeto a todas las convicciones e ideales, la mutua tolerancia y el libre examen, son condiciones imprescindibles para crear un ambiente igualitario, fraternal, culto y reflexivo. Con la crítica libre y honrada se desvanecen los errores y se enciende con más puros y cálidos destellos las verdades. No teme la Verdad ser discutida, porque sus cimientos arraigan en la entraña misma de la razón, y de la naturaleza.

El laicismo es también la única garantía de la independencia nacional, porque libra al país de la soberanía de un poder religioso internacional o de la intromisión de poderes espirituales extraños en la vida civil y temporal de las naciones. No existe otra solución que sea para la razón, definitiva; para la verdad, fecunda; para la conciencia individual, protectora, que "las iglesias libres en un Estado laico, libre y soberano".

El laicismo, como garantía de la libertad de conciencia que propugnan todas las constituciones republicanas, protege la libre manifestación de la opinión religiosa, política y social, derecho natural de todos los ciudadanos: la libertad cultos no tiene otro límite que el atentado contra el orden y seguridad públicos.

El laicismo considera igualmente sagrada la conciencia del niño y defiende la enseñanza pública estrictamente laica, gratuita, única e igualitaria; quiere la enseñanza primaria para todos y reserva la superior universitaria para los inteligentes y no para los privilegiados. Al Estado incumbe velar para que cada ciudadano logre el máximo desarrollo de sus energías físicas, intelectuales y morales.

Es libre: porque sustenta que la libertad del hombre es condición, medio y fin de la vida civilizada, de suerte que la sociedad debe considerarse fracasada cuando no garantice a cada ciudadano el disfrute de sus derechos naturales, inalienables y sagrados, tal como fueron definidos en la "declaración de los derechos del hombre, y del ciudadano" promulgada en 1789 por la Asamblea Nacional de la Revolución Francesa, y tal como los recogieron y consagraron posteriormente todas  las constituciones de los pueblos civilizados. Libertad y soberanía para el hombre en la esfera personal; para las organizaciones, en su círculo social; para los pueblos en su término municipal; para las regiones, en su territorio regional, y para la patria en el superior y más extenso horizonte de la vida nacional, asegurando en todos los casos la armonía, la paz y el orden por medio de la justicia, atribuido el más prestigioso y noble de la autoridad.

Es social: porque aspira al mejoramiento y felicidad de toda la sociedad española, anulando la miseria, suprimiendo las desigualdades irritantes e injustas, reivindicando la dignidad del trabajo y propugnando el mutuo apoyo, la solidaridad y la inteligencia entre los hombres, así como también organizando la salud e higiene sociales, el descanso y la enseñanza.

El Partido de Unión Republicana Autonomista de Valencia, capacitado de las necesidades e idiosincrasia de la región, continúa afianzado a la idea de la propiedad privada e individual, porque la experiencia y la observación sociológicas demuestran que el ciudadano solo es independiente cuando dispone de un mínimum de propiedad individual y del fruto acumulado de su trabajo, con lo cual la propiedad viene a ser una prolongación de la personalidad humana; pero combate el acaparamiento de la riqueza, el monopolio de la tierra, las orgías del agio y el feudo de las finanzas; propugnando el fomento y protección a la pequeña propiedad para los trabajadores y campesinos, la organización de los Sindicatos, Cooperativas, Sociedades de apoyo mutuo, Cajas de Crédito Agrícola y Retiro Obrero; arbitraje de patronos y trabajadores en la dirección de la industria, en la fijación de los salarios y participación del trabajo en los beneficios de la industria; extinción de los latifundios y minifundios; establecimiento del impuesto progresivo sobre la renta o contribuciones especiales sobre las grandes fortunas; creación del Banco Nacional reducción de los presupuestos del Estado; simplificación de las funciones administrativas y cuantos medios sean precisos para restablecer, por la intervención del Estado, el equilibrio y justicia sociales. Nuestra voluntad es demostrar que dentro de la República no sería menester, para vivir y desarrollar la independencia humana, que fueran quebrantadas las normas de armonía, paz y legalidad.

El Partido de Unión Republicana Autonomista de Valencia cree que la plenitud física y espiritual del hombre depende del completo y armónico desenvolvimiento de todas sus facultades, porque la felicidad de los seres racionales no solo consiste en la satisfacción de sus estómagos, sino principalmente en la irradiación de sus entendimientos y en la dulcedumbre y exquisitez de sus emociones. Ni los ideales más avanzados, ni las más cándidas y audaces utopías, ni las más atrevidas reformas nos atemorizan o sorprenden; pero aspiramos a suavizar la lucha de clases y a superar el odio, la brutalidad y la violencia, porque nuestro ideal es el reino de la paz, de la ley, de la libertad y la justicia, de suerte que en el terreno de los ideales y de los hechos condenamos por antisocial a toda teoría que entregue al individuo y colectividad en manos de una dictadura, siquiera se apellide patronal, proletaria o filantrópica.

Es nacional: porque anhela una patria unida, organizada por federación, fuerte; somos patriotas en cuanto nos sentimos unidos a la historia y porvenir de España, pero no patriotistas ni nacionalistas, que pospongamos u olvidemos los excelsos intereses y destinos de la Humanidad.

La patria no constituye ni admite el monopolio de ningún partido, casta, clase ni confesión religiosa; la patria es el campo, la casa, el hogar, las lenguas vernáculas, la historia dolorosa de la raza y sus gestas de gloria, el sufrimiento de los siervos de la gleba, los mártires de la libertad y del progreso, las lágrimas vertidas en las grandes hecatombes, las hazañas de nuestros héroes legendarios, la ciencia de nuestros sabios, la voz de nuestros poetas y el porvenir creador, fecundo, que el genio inmortal de nuestra raza puede ofrecer al rico patrimonio de la Humanidad.

El Partido de Unión Republicana Autonomista de Valencia siente también el cálido afecto de las otras patrias y se adhiere a la política internacional de la paz, del desarme, de la desmilitarización y desestatificación de los pueblos, reduciendo los ejércitos, limitando las cifras presupuestarias y aceptando el arbitraje de la Sociedad de Naciones. En la conciencia de todos sus afiliados despertará la aversión más profunda hacia toda política que desencadene la tormenta desoladora de guerra sobre el espléndido panorama de la civilización, hija de la libertad, del sacrificio, de la paz y del trabajo.

PROGRAMA POLITICO Y SOCIAL DEL PARTIDO DE UNION REPUBLICANA AUTONOMISTA DE VALENCIA

Alocución

Considerando que la monarquía es contraria a la dignidad de los hombres libres, porque vincula en un solo objeto los poderes todos del Estado, ya que hasta en las Constituciones conserva el Rey el derecho de veto; que todos los hombres somos iguales ante las leyes inmanentes que rigen el mundo físico y moral, y la monarquía perpetúa la naturaleza divina de los reyes, o, en el mejor de los casos, el privilegio de transmisión por herencia de la jefatura intangible del Estado; que el desenvolvimiento progresivo de los pueblos no puede hacerse normalmente en donde el Rey y las castas privilegiadas detentan la hegemonía política, económica y militar sobre la masa popular.

El Partido de Unión Republicana Autonomista afirma los Derechos del Hombre, fundados en la verdad inconcusa de que la libertad, sin la igualdad en la sociedad humana, es una palabra de sentido equívoco, y que la igualdad, sin libertad, puede ser esclavitud, es decir, afirma que la democracia es el más puro prototipo del régimen de libertad y la más acabada expresión del gobierno del pueblo por el pueblo; que la democracia es la garantía de la igualdad en la vida social, civil y política, generadora de libertad, madre de la fraternidad, fuente del progreso y ruta abierta al hombre hacia un porvenir que le manumite de toda servidumbre; que la democracia es el gobierno por excelencia representativo, con intervención de todos en la cosa pública, en la administración de los intereses comunes, sin predominio político de ningún género de aristocracia, ni de la sangre, ni de la cultura, ni de la riqueza; que la democracia corresponde, en el gobierno de los pueblos, al progreso que en la vida del trabajo representa la divisibilidad y especialización de las actividades, por la separación de Poderes, que garantizan su estabilidad; que la democracia impide la acumulación de prerrogativas en una persona o en una colectividad, otorgando al pueblo la facultad de renovación periódica de todos los Poderes; que establece con sólida y rigurosa ética el sufragio universal, exponente de toda libertad, de toda cultura, ejercicio de ciudadanía con el que se atenúa el peligro de reversión al pasado, inherente a toda sociedad humana. Por todo ello, el Partido de Unión Republicana Autonomista de Valencia, aspira: al derrocamiento de la monarquía y a la implantación simultánea de la República, como forma de Gobierno, y de la Federación como sistema; al sufragio universal como medio, y al establecimiento de las leyes fundamentales como emanación del pueblo con arreglo al siguiente:

Programa

En la vida afectiva: Libre el hombre de sus pensamientos y de su conciencia; garantizados su vida y su trabajo; intangible su persona; inviolable su domicilio y su correspondencia. Libertad de cultos; separación de la Iglesia del Estado; una sola calidad de españoles; cualquiera que sea su raza, su religión o condición social; el matrimonio civil único; un solo registro de la vida y sociedad civil; secularización de los cementerios y persecución de la holganza que perjudique a la economía y a la moral.

Estructuración del Estado.— Establecimiento integral del régimen democrático, es decir, la voluntad del pueblo como único origen del Poder público; la creación independiente de tres poderes: el Legislativo, el Ejecutivo y el judicial.

La nación dividida en regiones, las regiones en municipios, estos y aquellas autónomos en lo que a su vida local y regional corresponde.

El poder legislativo.— Lo representarán dos Cámaras: una, el Congreso, elegido por sufragio universal; otra, el Senado, por voluntad libérrima de las Asambleas regionales.

El Congreso gozará la facultad omnímoda de legislar, sin más limitaciones que las que impongan los derechos del ciudadano, los de las Regiones y los de los Municipios, determinados por la Constitución.

Incumbirá al Senado: Intervenir en las negociaciones internacionales y defender la integridad de la Constitución del Estado la autonomía de las Regiones y del Municipio, siempre que el Congreso invadiera las facultades de que estén investidas estas entidades de la Federación.

El Congreso será periódicamente renovable en su totalidad: el Senado solo por mitad.

Ambas Cámaras funcionarán por su propio derecho, y cuando hayan de suspender sus sesiones, quedarán representadas por una Comisión mixta, con facultad de convocarlas en caso de necesitarlo la salud de la patria.

El Poder ejecutivo.— Este Poder estará representado por un presidente responsable, y tendrá a su cargo el régimen de la vida nacional en lo económico, en lo administrativo y en lo social.

Sus atribuciones serán las siguientes, siempre en el orden ejecutivo: las relaciones diplomáticas con el extranjero y la creación y nombramiento consiguiente de embajadas y consulados; los tratados de toda naturaleza; los aranceles de Aduanas; la paz y la guerra, con anuencia de las Cortes; el ejército y la armada; el restablecimiento del orden, donde el Senado considere que hay desorden, siempre que los Poderes regionales río lo restablecieren o se inhibieren de hacerlo; la defensa de los derechos políticos en todo el territorio nacional, cuando el Gobierno de las Regiones no lo hiciere en puridad; la dirección y administración de los servicios de comunicaciones y la unidad monetaria, de pesos y medidas; la dirección y administración de la primera y segunda enseñanza y de las escuelas profesionales en todo el territorio de la República; establecimiento de la escuela única y de la enseñanza gratuita y obligatoria; imponer la validez de los contratos en toda la nación y hacer ejecutivas las sentencias en cualquier región en que se contraten o pronuncien; el nombramiento y separación de funcionarios, según lo preceptúen las leyes dictadas a este respecto. Distribuirá los ingresos y hará los gastos con arreglo a los preceptos estatuidos; hará uso de los medios que estime necesarios para que la Constitución y las leyes fundamentales tengan una buena interpretación; gozará la facultad de proponer a las Cortes los proyectos de ley que estime necesarios y los Reglamentos que regulen el cumplimiento de las leyes; podrá pedir a la Comisión mixta permanente la reunión extraordinaria de Cortes; someterá a las Cámaras, anualmente, el estado de cuentas y presentará a las mismas, también anualmente, los presupuestos para su discusión y aprobación. Publicará en el órgano oficial del Estado las leyes y reglamentos aprobados por las Cámaras dentro de los ocho días siguientes a su aprobación, y seguidamente aquellas que hayan sido promulgadas con carácter urgente.

Incumbirá a los Estados regionales: La garantía y defensa de la libertad; el juicio y fallo de las cuestiones entre los Municipios en lo referente a asuntos administrativos; la organización de milicias regionales subordinadas al Poder Federal y con aquiescencia del mismo; la organización de los servicios y la imposición y cobranza de los tributos en la comarca de su jurisdicción. Los Estados federados podrán decretar la cooficialidad del idioma castellano con las lenguas vernáculas.

Incumbirá a los Estados Municipales: La garantía y defensa de la libertad y del orden; la organización de guardias municipales; la promulgación de ordenanzas y el juicio y castigo de quienes las quebrantaren; la imposición y exacción de tributos para sus gastos y los que la Región imponga.

Se considerará al jefe de la Región, representante a la vez que de la Región, del Poder Central en la misma, con responsabilidad por la ejecución de las resoluciones regionales y nacionales.

El jefe de cada Municipio será el. representante, a la vez que del Municipio, del poder Regional, y será ejecutor responsable, igualmente, de las resoluciones siempre que no invada en uno u otro caso, las facultades privativas del Poder Central.

El Poder judicial.— La representación de este Poder encarnará en la persona que presida el Tribunal Supremo, la cual será responsable y elegida libremente por los magistrados que integren el Tribunal.

Los magistrados que formen el Supremo serán elegidos directamente por el pueblo, uno o varios, de cada Región Federal. La ley orgánica de los Tribunales determinará las condiciones que hayan de reunir los candidatos. La remoción de estos magistrados podrá hacerse a propuesta del Tribunal mismo, por el Senado, por el Congreso o por el pueblo que los haya elegido.

Será facultativo del presidente del Poder judicial: Nombrar a los funcionarios del mismo y de todos los Tribunales inferiores de la Federación, ateniéndose estrictamente a lo que disponga la ley orgánica del Poder judicial. Este Poder entenderá: en las diferencias que se susciten entre las regiones federadas; en los litigios entre estas regiones y los particulares o entidades establecidas en las mismas; en todos los litigios que hayan de resolverse con arreglo a la Constitución Federal y a las leyes generales de la nación; en las causas formadas contra el presidente de los Poderes Federales; en las causas que se incoen contra el Poder Ejecutivo, contra embajadores y agentes diplomáticos, y en los litigios en que sea parte el Estado; además en todos aquellos asuntos y causas indicadas de apelación.

Tendrá la facultad de suspender los efectos de toda ley que el Poder Legislativo promulgara contra la Constitución Federal.

Reivindicaciones de carácter administrativo

En el orden judicial: Que la política esté separada de la administración; que nadie avance en su carrera sin méritos probados o tiempo reglamentario de escalafón; que se cierre paso a la ineptitud y al favoritismo; que se sometan los asuntos contenciosos al Tribunal Supremo; inacumulación absoluta de empleos y retribución decorosa de los mismos; regulados por tramitación fija los expedientes y estos siempre accesibles a los interesados en las horas del día que se señalen; que las negociaciones jurídicas, como las diplomáticas, se inspiren siempre en el sentido de fortalecer las relaciones con los demás países; que se allanen cuanto sea posible las diferencias que las leyes extranjeras opongan a las de la nación española, llegando, si es posible, con los países genuinamente democráticos, a la mutua validez, de los contratos y a la mutua ejecución de las sentencias; que dependan exclusivamente del Tribunal Supremo todos los tribunales federales; que sean inamovibles los jueces y magistrados, salvo casos de grave responsabilidad debidamente probada; que en los delitos graves, según las leyes los definan, intervenga siempre la jurisdicción del jurado; que se establezca en los juicios civiles la instancia única; simplificación de los procedimientos de enjuiciamiento y trámite; gratuita la justicia durante el curso de los asuntos y castigado en costas el litigante temerario.

En el orden ejecutivo: El ejército voluntario en tiempo de paz, y la nación en armas, en tiempo de guerra; iguales las diversas armas, con severos estudios científicos y técnicos para los grados de jefes y oficiales; conferidos los ascensos por antigüedad o, en caso de méritos señaladísimos, por sufragio de los hombres de su grado; reducción del contingente del ejército activo, en cuanto los enemigos de la derecha se hayan adaptado a lo estrictamente necesario, según las previsiones de guerra; limitación de la jurisdicción militar a los delitos cometidos por militares en activo servicio y con ocasión del mismo; abrogado el fuero de atracción por los tribunales de guerra, y sobre análogas bases montado el ejército de mar.

En el orden legislativo: El fomento de la industria, del comercio y de la agricultura, de las artes, de las obras públicas, de la repoblación forestal, canales de riego y todos los medios de comunicación. Atención especial a la instrucción pública; libre y laica la enseñanza; libres las profesiones todas, aunque con la obligación de los cursos oficiales y pruebas de aptitud, consiguientes para quienes deseen obtener títulos académicos; autonómica la Universidad; gratuita y obligatoria la primera enseñanza; atendidos íntegramente los niños de ambos sexos de padres pobres; dotación completa de material apropiado en todas las escuelas, haciendo intuitiva y práctica, en lo posible, la instrucción; que se destine a cultura e higiene el mayor presupuesto de todos los departamentos federales; estimular la publicación de libros que contribuyan al desenvolvimiento de la inteligencia humana y desarrollen en la conciencia de los hombres los sentimientos de piedad y amor fraternal; retribución espléndida al profesorado y destitución del maestro o catedrático que no rinda un trabajo asiduo y eficiente, aun cuando haya ganado su cargo por oposición.

Reivindicaciones de carácter económico

jornada legal máxima de ocho horas en todas las dependencias del Estado, y en todas las actividades industriales, comerciales, agrícolas, de escritorio y minas, si bien en estas, por las condiciones especiales en que se realiza el trabajo, puedan reducirse las jornadas de modo que quede a salvo la salud del obrero. Prohibido el trabajo manual a todos los menores de quince años; reducida la jornada a seis horas para todos los obreros de ambos sexos de quince a dieciocho años; descanso de treinta y seis horas seguidas por semana para todos los trabajadores manuales y de escritorio; prohibido, igualmente, todo trabajo a domicilio; inspección del trabajo por personas de reconocida competencia profesional, prefiriéndose entre estas a los hombres caracterizados por sus bondades. La retribución de los inspectores a cargo del Estado. Creación de una Entidad nacional por el Estado, integrada por asociaciones patronales y obreras, para que administre el actual Retiro Obrero Obligatorio, tomando posesión de su capital mueble e inmueble y ampliados sus ingresos por primas proporcionales a los censos municipales y aportaciones del Estado, para que pueda constituirse un capital cuyas rentas atiendan en todo momento las enfermedades, paro forzoso, invalidez y vejez de todos los obreros necesitados. Mejoramiento efectivo de la actual legislación social, respecto a la higiene y seguridad del trabajo, haciendo extensivo los beneficios a los obreros del campo. Promulgación de leyes federales, que garanticen, en las mejores condiciones fisiológicas e higiénicas, la vida de la infancia en general y en particular la de los niños pobres y huérfanos; abolición o radical reforma de las leyes de desahucio; reglamentación del trabajo en las prisiones de modo que no sea competidor del trabajo libre; leyes federales que fomenten la construcción de casas para obreros.

Reivindicaciones de orden social

La tierra es, en principio, propiedad de todos los seres humanos que la pueblan, y su cultivo y explotación debe hacerse en beneficio de todos los hombres.

La parcelación de la tierra, como propiedad individual o colectiva, estará regulada por leyes federales inspiradas en el precedente postulado.

Serán expropiados todos los latifundios, y sus actuales feudos quedarán reducidos a un máximum de 25 hectáreas, que habrán de ponerse en labor en el plazo de tres años. La expropiación de los latifundios se hará sin indemnización cuando permanezcan sin cultivo; con indemnización cuando estén cultivados. El Poder Federal, a quien incumbirá esta redención de feudos, revertirá como propiedad: a los Municipios, los montes, bosques, prados, marismas, etc., que no sean susceptibles de explotación agrícola; a los particulares, los predios que por sus medios económicos, número de hijos o instrumentos de trabajo de que dispongan, les sea posible poner en producción; a familias que aun careciendo de estos elementos puedan, a juicio del Municipio en que radiquen, convertirse en propietarios; y a comunidades obreras que se organicen de modo eficiente para el cometido indicado. A los nuevos colonos se les atenderá por el Estado Regional o Central con créditos relativos a sus necesidades, para que pongan en producción los predios.

Los Municipios serán propietarios, desde el momento en que tomen posesión legal, de montes, bosques, etc., y los particulares y comunidades obreras poseerán en precario las concesiones hasta redención de los créditos y valoración de los predios. Los cultivadores de la tierra, en calidad de feudatarios, enfitéuticos o arrendadores, pasarán a ser propietarios de sus tierras mediante un censo convenido que amortice, hasta redención, el feudo o enfiteusis.

Los servicios públicos de limpieza, conservación de obras, jardines, etc., se entregarán a corporaciones obreras profesionales, cuya organización ofrezca suficientes garantías; las obras públicas se otorgarán igualmente a corporaciones obreras, siempre que su organización técnica y especialización ofrezcan igualmente las debidas garantías. Un crédito bancario con garantía del Municipio, el Gobierno Regional o del Federal, según de quien las obras dependan, les será concedido.

Se revertirán asimismo al Estado, las minas, las aguas, los ferrocarriles y las grandes pistas de ulterior creación que atraviesen todo el territorio federal.

El Estado aceptará, como jornada legal máxima, según se dijo anteriormente, la de ocho horas en sus establecimientos y obras, imponiéndola como condición universal a todas las actividades de la nación. Examinará en cada caso la posibilidad de reducción de la jornada de ocho horas en las minas, en las industrias químicas y allá donde el trabajo, por su violencia o por emanaciones malsanas, aconseje esta reducción. Prohibición en general del trabajo, tanto subterráneo como en fábricas donde la intensidad del mismo o las condiciones en que se desarrolle no sean higiénicas, y muy particularmente a las mujeres y jóvenes menores de dieciocho años. Se excluirán de todo el trabajo las mujeres embarazadas al entrar en el séptimo mes, y serán atendidas en todas sus necesidades por los fondos previstos en el capítulo de reivindicaciones económicas. Los escritorios, los comercios, los talleres, ¡as fábricas, las minas y trabajos del campo y del mar estarán sujetos a una inspección como ya se ha dicho, nombrada por los mismos obreros. Establecimiento del salario mínimo con arreglo al precio de las subsistencias en todo momento. Atendidas las familias numerosas por los Municipios con el complemento de ingresos que necesiten para una vida que no se depaupere. Acceso a los beneficios en toda actividad pública o privada de cuantos obreros se hagan acreedores a ello. La agremiación y asociación de todas las actividades obreras, con carácter obligatorio. Creación de Bolsas del Trabajo por el Estado. Creación, igualmente, de escuelas profesionales a cargo de los gremios o sindicatos, en donde los obreros adquieran los conocimientos científicos y artísticos elementales al ejercicio de su oficio o arte. Todas las diferencias entre el capital y el trabajo serán sometidas al laudo de un jurado mixto. Reforma del Código Civil en lo concerniente a tutelas, sucesiones, contratos de obras y servicios, descripción y derechos de los hijos ¡legítimos y cuanto se oponga a las reivindicaciones económicas y sociales de nuestro programa.

Nuestras aspiraciones en el orden internacional

Confederación de las dos naciones de la península ibérica, haciendo cuantas concesiones sean posibles a Portugal. Confederación de todas las naciones de Europa y creación de un Poder dentro de la Sociedad de Naciones que rija las relaciones internacionales, tanto en materia de tratados, como en cuantos litigios y problemas necesiten solución entre los pueblos. Someter la decisión de todas las discordias al arbitraje de este Poder. Ampliar de modo intenso y eficaz las relaciones de toda especie, comerciales, artísticas, científicas, literarias, políticas y diplomáticas, con las repúblicas ibero-americanas. Introducir en la didáctica escolar estímulos morales que amplíen en el hombre la idea de patria, abriendo un camino hacia el porvenir que conduzca a hacer de la Humanidad un todo orgánico. La penetración pacífica por establecimientos científicos y comerciales de nuestra civilización democrática, y pacifista, en todos los pueblos de civilización retardada. El término definitivo de la posibilidad de guerra por el establecimiento de la concordia, la justicia, la razón y el derecho en el universo.

Partido de Unión Republicana Autonomista. Ideario Programa político. Valencia, 1931.

El gobierno de la República se traslada a Valencia (El Socialista, 9 de noviembre de 1936)

1937valencia

Congreso Internacional de escritores (julio 1937)

El Gobierno de la República se traslada a Valencia

Llegado el momento en que su permanencia en Madrid podía restarle libertad de movimiento para articular los esfuerzos de toda la España antifascista en servicio de la victoria total y de la propia liberación de Madrid, el Gobierno de la República se ha trasladado a Valencia. Lo ha hecho sacrificando todo a la eficacia y pasando por el trance amargo de alejarse en los momentos decisivos de la heroica población madrileña, que, consciente de su deber, está resuelta a estrangular el ataque enemigo, que ha seguido victoriosa en el día de hoy con decisión firme y sostenido entusiasmo.
Ha querido situarse en condiciones de poder dirigir la voluntad de la España obrera de la República, coordinando los esfuerzos de quienes desde todas las regiones se aprestan a contribuir a la defensa de Madrid y de poder atender a la vez a las otras exigencias de la guerra. Razones de todo orden internacional aconsejan igualmente tal determinación. Saltaba a la vista que lo que se buscaba al centralizar todos los ataques contra Madrid era incomunicar al Gobierno legítimo, y de poder ser, capturarlo a fin de que ciertas maniobras evidentes en favor del reconocimiento de los rebeldes hallase vía libre.
El cambio de residencia del Gobierno no marca en las alteraciones de la guerra una etapa de abandono ni de retroceso, sino, al contrarío, un nuevo impulso para la lucha final.
El primer Consejo de Ministros celebrado en Valencia ha sido un Consejo dedicado enteramente a la guerra, y en él se ha adoptado en principio la creación de un organismo que, salido del mismo Gobierno, e integrado por cada una de las tendencias en él representadas acelere la consecución de la victoria.

El Socialista, Madrid, lunes 9 noviembre 1936, pág. 2.

Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana (1º de julio de 1982)

Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana

Ley Orgánica 5/1982 de 1 de julio (B.O.E. 10.07.82) 

Modificada por: 

Ley Orgánica 4/1991, de 13 de marzo, de Reforma del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana (B.O.E. 14-03-1991) 

Ley Orgánica 5/1994, de 24 de marzo, de Reforma del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana (B.O.E. 25-03-1994)

PREÁMBULO

El presente Estatuto constituye la manifestación de la voluntad autonómica del pueblo de las provincias valencianas, tras su etapa preautonómica, a la que accedió en virtud del Real Decreto-ley 10/19179, por el que se creaba el Consell del País Valenciano.

Aprobada la Constitución española, es, en su marco, donde la tradición valenciana proveniente del histórico Reino de Valencia se encuentra con la concepción moderna del País Valenciano, dando origen a la autonomía valenciana, como integradora de ambas corrientes de opinión que enmarcan lo valenciano en un concepto cultural propio en el estricto marco geográfico que comprende.

TÍTULO I La Comunidad Valenciana


Artículo 1
1. El pueblo valenciano, históricamente organizado como Reino de Valencia, se constituye en Comunidad Autónoma, dentro de la indisoluble unidad de la nación española, como expresión de su identidad histórica y en el ejercicio del derecho de autogobierno que la Constitución reconoce a toda nacionalidad, con la denominación de Comunidad Valenciana. 2. La Comunidad Valenciana es la expresión de la voluntad democrática y del derecho del autogobierno del pueblo valenciano, y se rige por el presente Estatuto, que es su norma institucional  básica. 3. La Comunidad Valenciana tiene por objeto reforzar la democracia y garantizar la participación de todos los ciudadanos en la realización de sus fines.

Artículo 2
Los derechos, deberes y libertades de los valencianos son los establecidos o reconocidos por la Constitución y el presente Estatuto. Corresponde a la Generalidad Valenciana, en el ámbito de sus competencias, promover las condiciones para que la libertad e igualdad de los ciudadanos y los grupos en que se integran sean reales y efectivas: eliminar los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud, fomentar el desarrollo de las peculiaridades del Pueblo Valenciano y facilitar la participación de los valencianos en la vida política, económica, cultural y social. 
Artículo 3
El territorio de la Comunidad Autónoma comprende el de los municipios integrados en las provincias de Alicante, Castellón y Valencia. 
Artículo 4
1. A los efectos del presente Estatuto, tienen la condición política de valencianos todos los ciudadanos españoles que tengan o adquieran vecindad administrativa en cualquier municipio de la Comunidad Autónoma. 2. Los ciudadanos españoles residentes en el extranjero que hayan tenido su última vecindad administrativa en la Comunidad Autónoma Valenciana, y acrediten dicha condición en el correspondiente Consulado de España, tendrán los derechos políticos definidos en el presente Estatuto. El mismo régimen se aplicará a sus descendientes inscritos como españoles, si así lo solicitan en la forma que lo determine la Ley del Estado. 
Artículo 5
1. La tradicional señera de la Comunidad Valenciana está compuesta por cuatro barras rojas sobre fondo amarillo, coronadas sobre fran ja azul junto al asta. 2. Una ley de las Cortes Valencianas podrá determinar la simbología heráldica propia de la Comunidad que integra las tres provincias de Castellón, Valencia y Alicante y su incorporación a la señera, sobre las barras. 
Artículo 6
La sede de la Generalidad Valenciana radicará en el Palacio de su nombre, sito en la ciudad de Valencia. Sus instituciones podrán establecerse y celebrar reuniones en cualquiera de los municipios de la Comunidad, de acuerdo con lo que determine la Ley. 
Artículo 7
1. Los dos idiomas oficiales de la Comunidad Autónoma son el valenciano y el castellano. Todos tienen derecho a conocerlos y usarlos. 2. La Generalidad Valenciana garantizará el uso normal y oficial de las dos lenguas y adoptará las medidas necesarias para asegurar su conocimiento. 3. Nadie podrá ser discriminado por razón de su lengua. 4. Se otorgará especial protección y respeto a la recuperación del valenciano. 5. La ley establecerá los criterios de aplicación de la lengua propia en la Administración y en la enseñanza. 6. Mediante ley se delimitarán los territorios en los que predomine el uso de una y otra lengua, así como los que puedan exceptuarse de la enseñanza y del uso de la lengua propia de la Comunidad. 
Artículo 8
Las normas y disposiciones de la Comunidad Autónoma Valenciana tendrán eficacia temporal, con las excepciones que puedan establecerse y en los casos en que sean de aplicación al estatuto personal y otras normas de extraterritorialidad.


TÍTULO II La Generalidad Valenciana


CAPÍTULO I

Artículo 9
1. El conjunto de las instituciones de autogobierno de la Comunidad constituye la Generalidad Valenciana. 2. Forman parte de la Generalidad: las Cortes Valencianas o "Corts", el Presidente, el Gobierno valenciano o "Consell" y las demás instituciones que determine el presente Estatuto.


CAPÍTULO II Las Cortes Valencianas

Artículo 10
La potestad legislativa dentro de la Comunidad corresponde a las Cortes Valencianas, que representan al pueblo. Las Cortes Valencianas son inviolables. 
Artículo 11
Son funciones de las Cortes Valencianas: a) Aprobar los presupuestos de la Generalidad Valenciana y las emisiones de Deuda Pública. b) Controlar la acción del Gobierno valenciano. c) Elegir al Presidente de la Generalidad Valenciana. d) Exigir, en su caso, la responsabilidad política del Presidente y del Gobierno. e) Ejercer el control parlamentario sobre la acción de la Administración situada bajo la autoridad de la Generalidad Valenciana. A tal efecto, podrían crearse en su caso, comisiones especiales de investigación o atribuirse esta facultad a las comisiones permanentes. f) Presentar a la Mesa del Congreso proposiciones de ley y a nombrar a los Diputados encargados de defenderlas. g) Solicitar del Gobierno del Estado la adopción de proyectos de ley. h) Interponer recursos de inconstitucionalidad, así como personarse ante el Tribunal Constitucional. i) Aprobar, a propuesta del Gobierno valenciano, los convenios y acuerdos de cooperación con el Estado y las demás Comunidades Autónomas. j) Designar a los Senadores que han de representar a la Comunidad Autónoma Valenciana, según lo previsto en el artículo 69.5 de la Constitución. k) Cuantas otras le atribuyan las leves y el presente Estatuto. 
Artículo 12
1. Las Cortes Valencianas estarán constituidas por un número de Diputados no inferior a setenta y cinco ni superior a cien, elegidos mediante sufragio universal, libre, igual, directo y secreto, en la forma que determine la Ley Electoral Valenciana, atendiendo a criterios de proporcionalidad y, en su caso, de comarcalización. 2. Para poder obtener escaño y ser proclamados electos, los candidatos de cualquier circunscripción deberán haber sido presentados por partidos o coaliciones que obtengan un número de votos superior al 5% de los emitidos en la Comunidad Autónoma Valenciana. 3. Los miembros de las Cortes Valencianas gozaran, aún después de haber cesado en su mandato. de inviolabilidad por las opiniones manifestadas en actos parlamentarios y por los votos emitidos en el ejercicio de su cargo. Durante su mandato no podrán ser detenidos ni retenidos por actos delictivos cometidos en el territorio de la Comunidad Valenciana sino en caso de flagrante delito, correspondiendo decidir en todo caso sobre su inculpación, prisión, procesamiento y juicio al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma. Fuera de dicho territorio la responsabilidad penal será exigible, en los mismos términos, ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo. 4. El mandato de las Cortes Valencianas será de cuatro años. Las elecciones se celebrarán el cuarto domingo de mayo cada cuatro años, en los términos previstos en la Ley que regule el Régimen Electoral General. En todo caso, las Cortes Valencianas electas se constituirán en el plazo máximo de noventa días, a contar desde la expiración del mandato.* * El punto 4 del artículo 12 fue aprobado mediante Ley Orgánica 4/1991, de 13 de marzo (BOE núm. 63, de 14 de marzo). 
Artículo 13
La Ley Electoral Valenciana, prevista en el apartado 1 del artículo anterior, será aprobada en votación de conjunto por las tres quintas partes de las Cortes Valencianas y contemplará un mínimo de 20 Diputados por cada circunscripción, atendiendo a criterios de proporcionalidad respecto a la población, de modo que el sistema resultante no establezca una desproporción que exceda de la relación de uno a tres. 
Artículo 14
1. Las Cortes Valencianas aprobarán su Reglamento de Régimen Interno y nombrarán a su Presidente, su Mesa y una Diputación Permanente. 2. Las Cortes Valencianas funcionarán en Pleno o en Comisiones. Podrán delegar en las Comisiones la elaboración de leyes sin perjuicio de que el Pleno pueda recabar el debate y votación de las mismas. 3. Las Cortes Valencianas se reunirán en sesiones ordinarias y extraordinarias. Los periodos ordinarios comprenderán 4 meses y se celebrarán entre septiembre y diciembre el primero, y entre febrero y junio el segundo. Las sesiones extraordinarias serán convocadas por su Presidente a propuesta del ''Consell'', de la Diputación Permanente o a petición de una quinta parte de los Diputados o del número de Grupos Parlamentarios que determine el Reglamento de Régimen Interior. Las sesiones extraordinarias se clausurarán una vez agotado el orden del día determinado para el que fueron convocadas. 4. Las Cortes Valencianas adoptan sus acuerdos por mayoría simple, salvo expresa disposición en contrario. Para validez de sus acuerdos es necesaria la presencia de al menos la mitad más uno de los Diputados. 5. La iniciativa legislativa corresponde a los Grupos Parlamentarios, al Gobierno valenciano y al Cuerpo electoral. La iniciativa popular para la presentación de proposiciones de ley que hayan de ser tramitadas por las Cortes Valencianas se regulará por éstas mediante ley, en el marco de la Ley Orgánica prevista en el articulo 87.3. de la Constitución. 6. Las leyes de la Generalidad Valenciana serán promulgadas, en nombre del Rey, por su Presidente y publicadas en el ''Diario Oficial de la Generalidad Valenciana'', en el plazo de 15 días, desde su aprobación, y en el ''Boletín Oficial del Estado''. A efectos de su vigencia. regirá la fecha de su publicación en el ''Diario Oficial de la Generalidad Valenciana''.


CAPÍTULO III El Presidente de la Generalidad Valenciana

Artículo 15
1. El Presidente de la Generalidad será elegido por las Cortes Valencianas de entre sus miembros y nombrado por el Rey. La facultad de presentar candidatos corresponde a los Grupos Parlamentarios. 2. Para ser elegido se requiere la mayoría absoluta de las Cortes Valencianas en primera votación. En caso de no alcanzar dicha mayoría, la votación se repetirá 48 horas después, siendo candidatos los dos que habiéndolo sido en la primera, hubieran alcanzado mayor número de votos. En la segunda votación bastará la mayoría simple para ser elegido. 3. En caso de renuncia, pérdida de la confianza en los términos del artículo 18 del presente Estatuto, dimisión o incapacidad, se procederá a elegir Presidente de acuerdo con el procedimiento del presente artículo. 
Artículo 16
1. El Presidente de la Generalidad Valenciana. que a su vez lo es del "Consell", dirige la acción del Gobierno, coordina funciones y ostenta la más alta representación de la Comunidad Autónoma Valenciana, así como la ordinaria del Estado en la misma. 2. El Presidente es responsable políticamente ante las Cortes Valencianas. Estas pueden exigir la responsabilidad del Gobierno valenciano mediante la adopción por mayoría absoluta de la moción de censura, propuesta al menos, por la quinta parte de los Diputados y que habrá de incluir un candidato a la Presidencia. La moción de censura no podrá ser votada hasta que transcurran cinco días desde su presentación. En los primeros días de dicho plazo podrán presentarse mociones alternativas. 3. Si la moción de censura no fuere aprobada, sus signatarios no podrán presentar otra durante el mismo período de sesiones. Si fuere aprobada, el Presidente y el Gobierno valenciano cesarán en sus funciones y el candidato incluido en aquella será nombrado por el Rey, Presidente de la Generalidad Valenciana.


CAPÍTULO IV El Gobierno valenciano o "Consell"

Artículo 17
1. El "Consell" es el órgano colegiado del Gobierno valenciano, que ostenta la potestad ejecutiva y reglamentaria. En particular, dirige la Administración, situada bajo la autoridad de la Generalidad Valenciana. 2. Sus miembros, cuyo número no excederá de 10 con funciones ejecutivas, además del Presidente de la Generalidad Valenciana, son designados por éste. Sus funciones, composición, forma de nombramiento y cese de sus miembros serán regulados por ley de las Cortes Valencianas. 3. La sede del Gobierno valenciano estará en la ciudad de Valencia, y sus organismos servicios y dependencias podrán establecerse en diferentes lugares del territorio de la Comunidad, de acuerdo con criterios de descentralización y coordinación de funciones. 4. Todas las normas, disposiciones y actos emanados del Gobierno valenciano, que por su naturaleza lo requieran, serán publicados en el "Diario Oficial de la Generalidad Valenciana". Esta publicación será suficiente para su validez y entrada en vigor. En relación con la publicación en el "Boletín Oficial del Estado" se estará a lo que disponga la correspondiente norma estatal. 
Artículo 18
El "Consell" responde políticamente de forma solidaria ante las Cortes Valencianas, sin perjuicio de la responsabilidad directa de sus miembros por su gestión. Su Presidente, previa deliberación por el órgano colegiado, puede plantear ante las Cortes Valencianas la cuestión de confianza sobre su programa, una decisión política o un proyecto de ley. Dicha moción se entenderá aprobada cuando obtenga la mayoría simple. Si la misma tuviere por objeto un proyecto de ley, éste se entenderá aprobado según el texto enviado por el "Consell ". 
Artículo 19
La responsabilidad penal de los miembros del "Consell" y en su caso, la del Presidente, se exigirá a propuesta de las Cortes Valencianas, ante el Tribunal de Justicia Valenciano. 
Artículo 20
El "Consell" podrá interponer el recurso de inconstitucionalidad. Podrá también, por propia iniciativa o previo acuerdo de la Asamblea, suscitar los conflictos de competencia a que se refiere el apartado c) del numero 1 del artículo 161 de la Constitución.


CAPÍTULO V La Administración de Justicia

Artículo 21
El Tribunal Superior de Justicia Valenciano es el órgano jurisdiccional en el que culmina la organización en el ámbito territorial de la Comunidad Autónoma Valenciana, agotándose ante él las sucesivas instancias procesales, en los términos del artículo 152 de la Constitución y la Ley Orgánica del Poder Judicial y de acuerdo con el presente Estatuto. En este Tribunal se integrará la actual Audiencia Territorial de Valencia. 
Artículo 22
1. El Presidente del Tribunal Superior de Justicia Valenciano será nombrado por el Rey a propuesta del Consejo General del Poder Judicial. 2. El nombramiento de los Magistrados, Jueces y Secretarios del Tribunal Superior se efectuará en la forma prevista en las leyes orgánicas del Poder Judicial y del Consejo General del Poder Judicial. 
Artículo 23
1. A instancia de la Comunidad Autónoma Valenciana, el órgano competente convocará los concursos y oposiciones para cubrir las plazas vacantes de Magistrados, Jueces, Secretarios Judiciales y restante personal al servicio de la Administración de Justicia de acuerdo con lo que disponga la Ley Orgánica del Poder Judicial. En esta resolución se tendrá en cuenta la especialización en el Derecho Valenciano. 2. Corresponde íntegramente al Estado, de conformidad con las leyes generales, la organización y el funcionamiento del Ministerio fiscal.


CAPÍTULO VI Síndico de Agravios

Artículo 24
De acuerdo con la institución prevista en el artículo 54 de la Constitución y de la coordinación con la misma un Síndico de Agravios nombrado por las Cortes Valencianas, como alto comisionado de las mismas, velará por los derechos reconocidos en el título I de la Constitución española en el ámbito competencial y territorial de la Comunidad Autónoma Valenciana. La Ley fijará su Estatuto, facultades y duración de su mandato.


CAPÍTULO VII Consejo de Cultura

Artículo 25
Una Ley de las Cortes Valencianas establecerá las funciones, composición y organización del Consejo de Cultura. Sus miembros serán elegidos por mayoría de dos tercios de las Cortes Valencianas.


CAPÍTULO VIII Régimen jurídico

Artículo 26
1. La legislación de las Cortes Valencianas prevista en el presente Estatuto revestirá la forma de Ley de la Generalidad Valenciana. 2. En las materias comprendidas en los artículos 32 y 33 del presente Estatuto y en defecto de la legislación estatal correspondiente, la Generalidad Valenciana podrá dictar normas de validez provisional de acuerdo con lo dispuesto en el apartado anterior. Dichas normas se tendrán por derogadas a la entrada en vigor de las estatales correspondientes, salvo expresa disposición en contrario. El ejercicio de la presente facultad de dictar legislación concurrente requerirá la previa comunicación al Delegado del Gobierno. 
Artículo 27
En materia de competencia exclusiva, el Derecho Valenciano es el aplicable en su territorio, con preferencia a cualquier otro. En defecto de derecho propio, será de aplicación supletoria el Derecho Estatal. 
Artículo 28
La Generalidad Valenciana asume, además de las facultades y competencias comprendidas en el presente Estatuto, las que se hallen implícitamente comprendidas en aquéllas. 
Artículo 29
1. Las Leyes de la Generalidad Valenciana quedan excluidas del conocimiento de la jurisdicción contencioso-administrativa, y sólo están sujetas al control de constitucionalidad, ejercido por el Tribunal Constitucional. 2. Las normas reglamentarias, los acuerdos y otros actos administrativos de los órganos de la Generalidad serán recurribles ante la jurisdicción contencioso-administrativa. 
Artículo 30
En el ejercicio de sus competencias la Generalidad Valenciana gozará de las potestades y privilegios propios de la Administración del Estado.


TÍTULO III Las competencias


CAPÍTULO I Disposiciones generales

Artículo 31
La Generalidad Valenciana tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias: 1. Organización de sus instituciones de autogobierno, en el marco del presente Estatuto. 2. Conservación, modificación y desarrollo del Derecho Civil Valenciano. 3. Normas procesales y de procedimiento administrativo que se deriven de las particularidades del Derecho sustantivo valenciano o de las especialidades de la organización de la Generalidad. 4. Cultura. 5. Patrimonio histórico, artístico, monumental, arquitectónico, arqueológico y científico, sin perjuicio de lo que dispone el número 28 del apartado 1 ) del artículo 149 de la Constitución. 6. Archivos, bibliotecas, museos, hemerotecas y demás centros de depósito cultural que no sean de titularidad estatal, Conservatorios de Música y servicios de Bellas Artes de interés para la Comunidad Autónoma. 7. Investigación, sin perjuicio de lo que dispone el número 15 del apartado 1) del artículo 149 de la Constitución. Academias que tengan su sede central en el territorio de la Comunidad. 8. Régimen local, sin perjuicio de lo que dispone el número 18 del apartado 1) del artículo 149 de la Constitución. Alteraciones de los términos municipales y denominación oficial de los municipios y topónimos. 9. Ordenación del territorio y del litoral, urbanismo y vivienda. 10. Montes, aprovechamientos y servicios forestales, vías pecuarias y pastos, espacios naturales protegidos y tratamiento especial de zonas de montaña de acuerdo con lo dispuesto en el número 23 del apartado 1) del artículo 149 de la Constitución. 11. Higiene, teniendo en cuenta lo dispuesto en el artículo 38 de este Estatuto. 12. Turismo. 13. Obras públicas que no tengan la calificación legal de interés general del Estado o cuya realización no afecte a otra Comunidad Autónoma. 14. Carreteras y caminos cuyo itinerario se desarrolle íntegramente en el territorio de la Comunidad. 15. Ferrocarriles, transportes terrestres, marítimos, fluviales y por cable; puertos, helipuertos y servicio meteorológico de la Comunidad Autónoma Valenciana sin perjuicio de lo dispuesto en los números 20 y 21 del apartado 1) del artículo 149 de la Constitución. Centros de contratación y terminales de carga en materia de transportes. 16. Aprovechamientos hidráulicos, canales y regadíos, cuando las aguas discurran íntegramente dentro del territorio de la Comunidad; instalaciones de producción distribución y transporte de energía cuando este transporte no salga de su territorio y su aprovechamiento no afecte a otra provincia o Comunidad Autónoma; aguas minerales termales y subterráneas. Todo ello sin perjuicio de lo establecido en el número 25 del apartado 1 ) del artículo 149 de la Constitución. 17. Pesca en aguas interiores, marisqueo, acuicultura, caza y pesca fluvial y lacustre. 18. Artesanía. 19. Ordenación farmacéutica sin perjuicio de lo dispuesto en el número 16 del apartado 1) del artículo 149 de la Constitución. 20. Establecimiento y ordenación de centros de contratación de mercaderías y valores de conformidad con la legislación mercantil. 21. Cooperativas, pósitos y mutualismo no integrado en el sistema de la Seguridad Social, respetando la legislación mercantil. 22. Colegios profesionales y ejercicio de las profesiones tituladas sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 36 y 139 de la Constitución. 23. Fundaciones y asociaciones de carácter docente, cultural artístico benéfico-asistencial y similares que desarrollen principalmente sus funciones en la Comunidad. 24. Asistencia social. 25. Juventud. 26. Promoción de la mujer. 27. Instituciones públicas de protección y ayuda de menores, jóvenes, emigrantes tercera edad, minusválidos y demás grupos o sectores sociales requeridos de especial protección incluida la creación de centros de protección, reinserción y rehabilitación. 28. Deportes y ocio. 29. Publicidad, sin perjuicio de las normas dictadas por el Estado para sectores y medios específicos. 30. Espectáculos. 31. Casinos, juegos y apuestas, con exclusión de las Apuestas Mutuas Deportivo-Benéficas. 32. Estadística de interés de la Generalidad. 33. Las restantes materias que se atribuyan en el presente Estatuto expresamente como de competencia exclusiva y las que con este carácter y mediante Ley Orgánica sean transferidas por el Estado. 
Artículo 32
1. En el marco de la legislación básica del Estado y en su caso en los términos que la misma establezca, corresponde a la Generalidad Valenciana el desarrollo legislativo y la ejecución de las siguientes materias: 1) Régimen jurídico y sistema de responsabilidad de la administración de la Generalidad Valenciana y de los entes públicos dependientes de ella, así como el régimen estatutario de sus funcionarios. 2) Expropiación forzosa, contratos y concesiones administrativas en el ámbito de competencias de la Generalidad Valenciana. 3) Reserva al sector público de recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio o intervención de empresas cuando lo exija el interés general. 4) Ordenación del crédito. Banca y seguros. 5) Régimen minero y energético. 6) Protección del medio ambiente, sin perjuicio de las facultades de la Generalidad para establecer normas adicionales de protección . 7) Ordenación del sector pesquero. 8) Corresponde a la Generalidad Valenciana el desarrollo legislativo del sistema de consultas populares, municipales en su ámbito, de conformidad con lo que dispongan las leyes a que se refiere el apartado 3 del artículo 92 y el número 18 del apartado 1 del artículo 149 de la Constitución, y correspondiendo al Estado la autorización de su convocatoria. 9) Cámaras de la Propiedad, Cámara de Comercio, Industria y Navegación, sin perjuicio de lo que dispone el numero 10 del apartado 1) del artículo 149 de la Constitución. 
Artículo 33
Corresponde a la Generalidad Valenciana la ejecución de la legislación del Estado en las siguientes materias: 1) Laboral, asumiendo las facultades, competencias y servicios que en este ámbito y a nivel de ejecución ostenta actualmente el Estado respecto a las relaciones laborales, sin perjuicio de la alta inspección de éste. Quedan reservadas al Estado todas las competencias en materia de migraciones interiores y exteriores, fondos de ámbito nacional y de empleo, sin perjuicio de lo que establezcan las normas del Estado sobre estas materias. 2) Propiedad intelectual e industrial. 3) Nombramiento de agentes de Cambio y Bolsa, corredores de Comercio, Intervención, en su caso, en la delimitación de las demás demarcaciones correspondientes. 4) Pesos, medidas y contraste de metales. 5) Ferias internacionales que se celebren en su territorio. 6) Museos, archivos y bibliotecas de titularidad estatal, cuya ejecución no se reserve al Estado. 7) Puertos y aeropuertos con calificación de interés general cuando el Estado no se reserve su gestión directa. 8) Ordenación del transporte de mercancías y viajeros que tengan su origen y destino dentro del territorio de la Comunidad Autónoma Valenciana, aunque ninguna sobre las infraestructuras de titularidad estatal a que hace referencia el número 21 del apartado 1 del artículo 149 de la Constitución, sin perjuicio de la ejecución directa que se reserve el Estado. 9) Salvamento marítimo y vertidos industriales y contaminantes en las aguas territoriales del Estado correspondientes al litoral valenciano. 10) Las restantes materias que se atribuyan en el presente Estatuto expresamente como de competencia de ejecución y las que con este carácter y mediante Ley Orgánica sean transferidas por el Estado. 
Artículo 34
1. De acuerdo con las bases y la ordenación de la actividad económica general y la política monetaria del Estado, corresponde a la Generalidad Valenciana, en los términos de lo dispuesto en los artículos 38, 131 y en los números 11 y 13 del apartado 1 del artículo 149 de la Constitución, la competencia exclusiva de las siguientes materias: 1) Planificación de la actividad económica de la Comunidad. 2) Industria, sin perjuicio de lo que determinen las normas del Estado por razones de seguridad, sanitarias o de interés general y las normas relacionadas con las industrias que estén sujetas a la legislación de minas, hidrocarburos y energía nuclear. 3) El desarrollo y ejecución en su territorio de los planes establecidos por el Estado para la reestructuración de sectores industriales. 4) Agricultura y ganadería. 5) Comercio interior, defensa del consumidor y del usuario, sin perjuicio de la política general de precios y de la legislación sobre la defensa de la competencia. Denominaciones de origen en colaboración con el Estado. 6) Instituciones de crédito cooperativo, público y territorial y Cajas de Ahorro. 7) Sector público económico de la Generalidad Valenciana, en cuanto no esté contemplado por otras normas del Estatuto. 2. La Generalidad Valenciana participará asimismo en la gestión del sector público económico estatal en los casos y actividades que procedan. 
Artículo 35
Es de la competencia plena de la Generalidad Valenciana la regulación y administración de la enseñanza en toda su extensión, niveles y grados, modalidades y especialidades, en el ámbito de sus competencias, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 27 de la Constitución y Leyes Orgánicas que, conforme al apartado 1 del artículo 81 de la misma, lo desarrollen, de las facultades que atribuye al Estado el número 30 del apartado 1 del artículo 149 de la Constitución y de la alta inspección necesaria para su cumplimiento y garantía. 
Artículo 36
La Generalidad Valenciana está facultada para vigilar y custodiar sus edificios e instalaciones. Existirá un cuerpo único de Policía Autónoma de la Comunidad Valenciana que estará regulado por Ley de las Cortes Valencianas, de acuerdo con lo que establece la Ley Orgánica prevista en el artículo 149.29, de la Constitución. 
Artículo 37
1. En el marco de las normas básicas del Estado, corresponde a la Generalidad Valenciana el desarrollo legislativo y la ejecución del régimen de radiodifusión y televisión en los términos y casos establecidos en la Ley que regule el Estatuto jurídico de la radio y la televisión. 2. Igualmente le corresponde, en el marco de las normas básicas del Estado, el desarrollo legislativo y la ejecución del régimen de prensa y, en general, de todos los medios de comunicación social. 3. En los términos establecidos en los apartados anteriores de este artículo, la Generalidad Valenciana podrá regular, crear y mantener su propia televisión, radio y prensa y, en general, todos los medios de comunicación social para el cumplimiento de sus fines. 
Artículo 38
1. Corresponde a la Generalidad Valenciana el desarrollo legislativo y la ejecución de la legislación básica del Estado en materia de sanidad interior. 2. En materia de seguridad social, corresponderá a la Generalidad Valenciana: a) El desarrollo legislativo y la ejecución de la legislación básica del Estado, salvo las normas que configuran el régimen económico de la misma. b) La gestión del régimen económico de la Seguridad Social. 3. Corresponderá también a la Generalidad Valenciana la ejecución de la legislación del Estado sobre productos farmacéuticos. 4. La Generalidad Valenciana podrá organizar y administrar, a tales fines, y dentro de su territorio, todos los servicios relacionados con las materias antes expresadas y ejercerá la tutela de las instituciones, entidades y funciones en materia de Sanidad y Seguridad Social, reservándose el Estado la alta inspección conducente al cumplimiento de las funciones v competencias contenidas en este artículo. 5. La Generalidad Valenciana ajustará el ejercicio de las competencias que asuma en materia de Sanidad y de la Seguridad Social a efectos de participación democrática de todos los interesados, así como de los Sindicatos de trabajadores y asociaciones empresariales en los términos que la Ley establezca. 
Artículo 39
En relación a la Administración de Justicia, exceptuada la militar, corresponde a la Generalidad Valenciana: 1.- Ejercer todas las facultades que las Leyes Orgánicas del Poder Judicial y del Consejo General del Poder Judicial reconozcan o atribuyan al Gobierno del Estado. 2.- Fijar la delimitación de las demarcaciones territoriales de los órganos jurisdiccionales en su territorio y la localización de su capitalidad. 3.- Coadyuvar en la organización de los Tribunales consuetudinarios y tradicionales y en especial en el Tribunal de las Aguas de la Vega Valenciana, y en la instalación de los Juzgados, con sujeción, en todo caso, a lo dispuesto en la Ley Orgánica del Poder Judicial. 
Artículo 40
1. La competencia de los Órganos Jurisdiccionales en la Comunidad Autónoma Valenciana se extiende: a) En el orden civil, a todas las instancias y grados incluidos, los recursos de casación y de revisión en las materias de Derecho Civil valenciano. b) En el orden penal y social, a todas las instancias y grados, con excepción de los recursos de casación y de revisión. c) En el orden contencioso-administrativo, a todas las instancias y grados, cuando se trate de actos y disposiciones dictados por el Gobierno valenciano y por la Administración Autónoma, en las materias cuya legislación corresponda en exclusiva a la Comunidad Autónoma, y en primera instancia cuando se trate de actos y disposiciones dictados por la Administración del Estado en la Comunidad Autónoma. d) A las cuestiones de competencias entre órganos jurisdiccionales en la Comunidad. 2. En las restantes materias se podrá interponer, cuando proceda, ante el Tribunal Supremo, en el recurso de casación o el que corresponda, según las leyes del Estado y, en su caso, el de revisión. El Tribunal Supremo resolverá los conflictos de competencias y jurisdicción entre los Tribunales valencianos y los del resto de España. 
Artículo 41
Los notarios y los registradores de la Propiedad y Mercantiles serán nombrados por el "Consell" de conformidad con las leyes del Estado. Para la provisión de Notarias, los candidatos serán admitidos en igualdad de derechos, tanto si ejercen en el territorio de la Comunidad Autónoma Valenciana como en el resto de España. En ningún caso podrá establecerse la excepción de naturaleza o vecindad. También participarán en la fijación de demarcaciones correspondientes a los registros de la propiedad y mercantiles, demarcaciones notariales y número de notarios, de acuerdo con lo previsto en las Leyes del Estado.


CAPÍTULO II Disposiciones especiales

Artículo 42
1. La Generalidad Valenciana podrá celebrar convenios de colaboración para la gestión y prestación de servicios correspondientes a materias de su exclusiva competencia, tanto con el Estado como con otras Comunidades Autónomas. Dichos acuerdos deberán ser aprobados por las Cortes Valencianas y comunicados a las Cortes Generales, entrando en vigor a los 30 días de su publicación. 2. Para el establecimiento de acuerdos de cooperación con otras Comunidades Autónomas, se requerirá, además de lo previsto en el apartado anterior, la autorización de las Cortes Generales. 
Artículo 43
1. La Comunidad Autónoma Valenciana podrá solicitar de las Cortes Generales que las leyes marco y las leyes de bases que éstas aprueben en materia de competencia exclusiva del Estado atribuyan expresamente a la Generalidad Valenciana las facultades legislativas en el desarrollo de tales leyes, según lo dispuesto en el artículo 150.1, de la Constitución. 2. También podrá solicitar del Estado transferencias o delegaciones de competencia no comprendidas en este Estatuto, de acuerdo con el artículo 150.2, de la Constitución. 3. También podrá solicitar las transferencias o delegaciones de competencias no comprendidas en el artículo 149.1, de la Constitución y no asumidas por la Generalidad Valenciana mediante el presente Estatuto.


TÍTULO IV Administración Local


Artículo 44
Las Corporaciones Locales comprendidas en el territorio de la Comunidad administran con autonomía los asuntos propios, de acuerdo con la Constitución y las Leyes. 
Artículo 45
1. Los Municipios estarán regidos por Ayuntamientos de carácter igual y representativo, elegidos por sufragio universal, libre, directo y secreto, en la forma que establezca la ley. 2. Las Cortes Valencianas impulsarán la autonomía municipal, pudiendo delegar la ejecución de las funciones y competencias en aquellos Ayuntamientos que, por sus medios, puedan asumirlas, asegurando la debida coordinación y eficacia en la prestación de los servicios. 
Artículo 46
1. Una ley de las Cortes Valencianas, en el marco de la legislación del Estado que deberá ser aprobada por la mayoría absoluta de sus miembros, determinará la división comarcal, oídas las Corporaciones locales afectadas. 2. Las Comarcas son circunscripciones administrativas de la Generalidad y Entidades locales determinadas por la agrupación de municipios para la prestación de servicios y gestión de asuntos comunes. 3. Las áreas metropolitanas y agrupaciones de comarcas serán reguladas por ley de las Cortes Valencianas, que deberá ser aprobada en las mismas condiciones que en el apartado primero. 
Artículo 47
1. Las Diputaciones Provinciales serán expresión, dentro de la Comunidad Valenciana, de la autonomía provincial, de acuerdo con la Constitución, la legislación del Estado y el presente Estatuto. Tendrán las funciones consignadas en la legislación del Estado y las delegadas por la Comunidad Autónoma. 2. Las Cortes Valencianas podrán transferir o delegar en las Diputaciones Provinciales la ejecución de aquellas competencias que no sean de interés general de la Comunidad Valenciana, especialmente en áreas de obras públicas, sanidad, cultura y asistencia social. 3. La Comunidad Valenciana coordinará las funciones propias de las Diputaciones Provinciales que sean de interés general comunitario. A estos efectos, y en el marco de la Legislación del Estado, por ley de las Cortes Valencianas, aprobada por mayoría absoluta, se establecerán las fórmulas generales de coordinación y la relación de las funciones que deban ser coordinadas, fijándose, en su caso, las singularidades que, según la naturaleza de la función, sean indispensables para su más adecuada coordinación. A los efectos de coordinar estas funciones, los presupuestos de las Diputaciones, que éstas elaboren y aprueben, se unirán a los de la Generalidad Valenciana. 4. Las Diputaciones Provinciales actuarán como instituciones de la Generalidad Valenciana y estarán sometidas a la legislación, reglamentación e inspección de ésta, en tanto en cuanto se ejecuten competencias delegadas por la misma. 5. Si una Diputación Provincial no cumpliera las obligaciones que el presente Estatuto y otras leyes de las Cortes Valencianas le impongan, el "Consell", previo requerimiento al Presidente de la Diputación de que se trate, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquella al cumplimiento forzoso de tales obligaciones. La Diputación Provincial podrá recurrir ante el Tribunal Superior de Justicia Valenciano, previsto en el presente Estatuto. Las Cortes Valencianas, por mayoría absoluta, podrán revocar la delegación de la ejecución de aquellas competencias en las que la actuación de las Diputaciones atente al interés general de la Comunidad Autónoma.


TÍTULO V Economía y Hacienda


Artículo 48
1. La Comunidad Autónoma Valenciana dispondrá, para el adecuado desarrollo y ejecución de sus competencias, de patrimonio y hacienda propios. 2. La actividad financiera de la Comunidad Valenciana no supondrá, en ningún caso, el establecimiento de privilegios económicos o sociales. 3. La Generalidad Valenciana gozará del tratamiento fiscal que la legislación establezca para el Estado. 
Artículo 49
1. En el caso de que la Generalidad, cuando así lo prevea la legislación sobre Régimen Local, establezca tributos sobre hechos precisamente sujetos a la imposición municipal por las Corporaciones Locales, la Ley que establezca el tributo establecerá las medidas de compensación o coordinación en favor de estas Corporaciones, de modo que los ingresos de las mismas no se vean ni mermados ni reducidos en sus posibilidades de crecimiento futuro. 2. Los ingresos de los Entes Locales de la Comunidad Valenciana, consistentes en participaciones en ingresos estatales y en subvenciones incondicionales, se percibirán a través de la Generalidad, que los distribuirá de acuerdo con los criterios legales que la legislación del Estado establezca para las referidas participaciones. 
Artículo 50
1. El patrimonio de la Generalidad está integrado por: a) Los bienes y derechos de los que sea titular el Ente Preautonómico en el momento de la aprobación del presente Estatuto. b) Los bienes y derechos afectos a los servicios transferidos por el Estado al Ente Preautonómico. c) Los bienes procedentes de herencias intestadas, cuando el causante ostentare la condición jurídica de valenciano, en los términos que establezca la Legislación del Estado. d) Los bienes y derechos adquiridos por la Generalidad mediante cualquier título jurídico válido. 2. El patrimonio de la Comunidad Autónoma, su administración, defensa y conservación, serán regulados por Ley de las Cortes Valencianas. 
Artículo 51
La Hacienda de la Comunidad Autónoma se constituye por: a) Los ingresos procedentes de su patrimonio y demás derechos privados, legados, donaciones y subvenciones. b) Sus propios impuestos, tasas y contribuciones especiales, de acuerdo con lo que establezca la ley prevista en el artículo 157.1, de la Constitución. c) Los rendimientos de los impuestos cedidos por el Estado. d) Los recargos sobre los impuestos estatales. e) Un porcentaje de participación en la recaudación total del Estado, incluyendo los rendimientos de los monopolios fiscales. f) Las asignaciones y subvenciones a cargo de los Presupuestos Generales del Estado. g) La emisión de deuda y el recurso al crédito. h) Los ingresos procedentes del Fondo de Compensación Interterritorial. i) El producto de las multas y sanciones en el ámbito de su competencia. j) Cualquier otro tipo de ingresos que puedan obtenerse en virtud de las leyes. 
Artículo 52
1. Se cede a la Generalidad Valenciana, en los términos previstos en el número tres de este artículo, el rendimiento de los siguientes tributos: a) Impuesto sobre el Patrimonio Neto. b) Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales. c) Impuestos sobre Sucesiones y Donaciones. d) La imposición general sobre las ventas en su fase minorista. e) Los impuestos sobre consumos específicos en su fase minorista, salvo los recaudados mediante monopolios fiscales. f) Las tasas y demás exacciones sobre el juego. La eventual supresión o modificación de alguno de estos tributos, implicará la extinción o modificación de la cesión, sin perjuicio de las compensaciones que se establezcan por el Estado de acuerdo con el "Consell". 2. El contenido de este artículo se podrá modificar mediante acuerdo del Gobierno con la Comunidad Autónoma, que será tramitado por el Gobierno como proyecto de ley. A estos efectos la modificación del presente artículo no se considerará modificación del Estatuto. 3. El alcance y condiciones de la cesión se establecerán por la Comisión Mixta mencionada en la disposición transitoria tercera que, en todo caso, lo referirá a rendimientos de la Comunidad Autónoma. El Gobierno tramitará el acuerdo de la Comisión como proyecto de ley, o, si concurrieran razones de urgencia, como Decreto-ley, en el plazo de seis meses a partir de la constitución de las primeras Cortes Valencianas. 
Artículo 53
1. La participación en los impuestos del Estado, citada en la letra e) del artículo cincuenta y uno, se fijará de acuerdo con el Parlamento y el Gobierno del Estado, con sujeción a las normas de la Ley Orgánica que desarrolla el artículo 157 de la Constitución. 2. El porcentaje de participación se revisará en los supuestos previstos en la Ley y, en todo caso, cada cinco años. 
Artículo 54
La gestión, recaudación, liquidación e inspección de sus tributos propios, los cedidos y las formas de colaboración en estas materias, en relación a los Impuestos del Estado, se adecuará a la Ley Orgánica establecida en el artículo 157.3, de la Constitución. 
Artículo 55
1. Corresponde al Gobierno valenciano la elaboración del presupuesto de la Generalidad, el cual debe ser sometido a las Cortes Valencianas para su aprobación. Toda proposición o enmienda que suponga un aumento de los créditos o disminución de los ingresos presupuestarios, requerirá la conformidad del Gobierno valenciano para su tramitación. 2. El presupuesto de la Generalidad será único y se elaborará con criterios homogéneos con los del Estado. El presupuesto tiene carácter anual. 3. El presupuesto incluirá necesariamente la totalidad de los ingresos y gastos de los organismos y, en su caso, los beneficios fiscales que afecten a los tributos propios establecidos por las Cortes Valencianas. 4. El presupuesto debe ser presentado a las Cortes Valencianas, al menos con dos meses de antelación al comienzo del correspondiente ejercicio. Si aquél no estuviera aprobado el primer día del ejercicio, se entenderá prorrogado el del ejercicio anterior hasta la aprobación. 
Artículo 56
1, La Generalidad, mediante acuerdo de las Cortes Valencianas, podrá emitir deuda pública para financiar gastos de inversión. 2. El volumen y características de las emisiones se establecerá de acuerdo con la ordenación general de la política crediticia y en coordinación con el Estado. 3. Los títulos emitidos tendrán la consideración de fondos públicos a todos los efectos. 4. Si el Estado emite deuda que afecte a un servicio traspasado a la Generalidad Valenciana, ésta tendrá derecho a una participación en función del servicio que presta. 
Artículo 57
La Generalidad Valenciana queda facultada para constituir instituciones de crédito especializadas y otras instituciones necesarias para su política económica, en los términos establecidos en la legislación del Estado. 
Artículo 58
1. La Generalidad Valenciana, en el ejercicio de las competencias que le vienen atribuidas por el presente Estatuto, podrá constituir entidades y organismos para el fomento del pleno empleo y el desarrollo económico y social. 2. La Generalidad Valenciana está facultada, mediante Ley de sus Cortes, para constituir un sector público propio que se coordinará con el estatal. 3. En los términos y número que establezca la legislación general del Estado, la Comunidad Autónoma Valenciana propondrá las personas que han de formar parte de los órganos de administración de aquellas Empresas públicas de titularidad estatal implantadas en su territorio. 
Artículo 59
El control económico y presupuestario de la actividad financiera de la Generalidad Valenciana corresponde a la Sindicatura de Cuentas, sin perjuicio de lo establecido en la legislación del Estado. Una ley de las Cortes Valencianas fijará su composición y funciones, así como el Estatuto de sus miembros. 
Artículo 60
Por ley de las Cortes Valencianas se podrá crear un Consejo económico-social. En dicha ley se regulará su composición, funciones y Estatuto de sus miembros.


TÍTULO VI Reforma del Estatuto


Artículo 61
1. La iniciativa de reforma del Estatuto corresponde al "Consell", a la quinta parte de los miembros de las Cortes Valencianas o a las Cortes Generales. La reforma del Estatuto deberá ser aprobada por las Cortes Valencianas, mediante acuerdo adoptado por tres quintas partes de sus miembros, salvo que sólo tuviera por objeto la ampliación del ámbito competencial, en cuyo caso bastará la mayoría simple de las Cortes Valencianas. 2. Los trámites posteriores a la aprobación por las Cortes Valencianas de la modificación pretendida serán los mismos que se requirieron para la aprobación del presente Estatuto. 3. Si la reforma no obtuviera las mayorías previstas para cada caso en el apartado uno del presente artículo, o los requisitos exigidos para su aprobación, no se podrá iniciar nuevo procedimiento de reforma sobre el mismo punto durante el mismo mandato de las Cortes Valencianas. 4. Si las Cortes Generales no aprueban la reforma propuesta, se devolverá a las Cortes Valencianas para nueva deliberación, acompañando mensaje motivado sobre el punto o puntos que hubieren ocasionado su devolución y proponiendo soluciones alternativas.


DISPOSICIONES ADICIONALES
Primera. El ejercicio de las competencias financieras se ajustará a lo dispuesto en la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas. Segunda. El Gobierno valenciano y el Consejo de Cultura informarán el correspondiente anteproyecto de la norma estatal que regule la situación del archivo de la Corona de Aragón, cuyo Patronato contará, en todo caso, con una representación paritaria de las Comunidades Autónomas interesadas en el mismo. Tercera. Todas las competencias atribuidas por el presente Estatuto quedan incorporadas a él plenamente, asumiéndose con carácter estatutario por la Generalitat Valenciana.* * La disposición adicional tercera fue aprobada mediante Ley Orgánica 5/1994, de 24 de marzo, de reforma del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana (BOE núm. 72, de 25 de marzo).


DISPOSICIONES TRANSITORIAS**
** Las disposiciones transitorias primera y segunda fueron derogadas mediante Ley Orgánica 5/1994, de 24 de marzo, de reforma del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana (BOE núm. 72, de 25 de marzo). Tercera. 1. En el plazo de treinta días desde la promulgación del presente Estatuto, los parlamentarios elegidos en las elecciones generales de 1979, más otros tantos miembros designados por los partidos políticos por los que fueron presentados en la misma proporción, se constituirán en una Asamblea que desempeñará, en cuanto sean aplicables, las funciones atribuidas por el presente Estatuto a las Cortes Valencianas, de forma transitoria, hasta las primeras elecciones a las mismas. Las consecuencias jurídicas del control político del ejecutivo serán adoptadas por mayoría cualificada de dos tercios. 2. Durante el período transitorio mencionado en el apartado anterior, el "Consell" estará compuesto por doce miembros, de los cuales nueve serán designados por los partidos políticos con representación parlamentaria en el territorio de la Comunidad, en proporción al número de parlamentarios obtenidos por cada uno de ellos en las elecciones generales de 1979. Los tres restantes se designarán uno por cada una de las tres Diputaciones Provinciales, de entre sus miembros. Cuarta. 1. Con la finalidad de transferir a la Generalidad Valenciana las funciones y atribuciones que le correspondan con arreglo al presente Estatuto, se creará una Comisión Mixta paritaria integrada por representantes del Estado y de la Comunidad Autónoma Valenciana. Dicha Comisión Mixta establecerá sus normas de funcionamiento. Los miembros de la Comisión Mixta, representantes de la Generalidad Valenciana, darán cuenta periódicamente de su gestión ante las Cortes Valencianas. 2. Los acuerdos de la Comisión Mixta adoptarán la forma de propuesta al Gobierno, que los aprobará mediante Decreto, figurando aquéllos como anexos al mismo, y serán publicados simultáneamente en el "Boletín Oficial del Estado" y en el "Diario Oficial de la Generalidad Valenciana", adquiriendo vigencia a partir de esta publicación. 3. Para preparar los traspasos y para verificarlos por bloques orgánicos de naturaleza homogénea, la Comisión Mixta de Transferencias estará asistida por Comisiones Sectoriales de ámbito nacional, agrupadas por materias, cuyo cometido fundamental será determinar, con la representación de la Administración del Estado, los traspasos de medios personales, financieros y materiales que deba recibir la Comunidad Autónoma. Las Comisiones Sectoriales trasladarán sus propuestas de acuerdo a la Comisión Mixta que las habrá de ratificar. 4. Será título suficiente para la inscripción en el Registro de la Propiedad, del traspaso de bienes inmuebles del Estado a la Comunidad Autónoma, la certificación por la Comisión Mixta de los acuerdos gubernamentales debidamente promulgados. Esta certificación deberá contener los requisitos exigidos por la Ley Hipotecaria. El cambio de titularidad en los contratos de arrendamiento de locales para oficinas públicas de los servicios que se transfieran no dará derecho al arrendador a extinguir o renovar el contrato. 5. Los funcionarios adscritos a servicios de titularidad estatal o a otras instituciones públicas que resulten afectadas por los traspasos a la Comunidad Autónoma pasaran a depender de ésta, siéndoles respetados todos los derechos de cualquier orden y naturaleza que les corresponda en el momento del traspaso, incluso el de participar en los concursos de traslado que convoque el Estado en igualdad de condiciones con los restantes miembros de su Cuerpo, pudiendo ejercer de esta manera su derecho permanente de opción. Mientras la Generalidad Valenciana no apruebe el régimen estatutario de sus funcionarios, serán de aplicación las disposiciones del Estado vigentes sobre la materia. 6. La Comisión Mixta, creada de acuerdo con el Real Decreto 477/1978, se considerará disuelta cuando se constituya la Comisión Mixta a que se refiere el apartado primero de la presente Disposición transitoria. Quinta. 1. Hasta que se haya completado el traspaso de los servicios correspondientes a las competencias fijadas a la Comunidad Valenciana en este Estatuto, el Estado garantizará la financiación de los servicios transferidos a ésta con una cantidad igual al coste efectivo del servicio en el momento de la transferencia. 2. Para garantizar la financiación de los Servicios antes referidos la Comisión Mixta prevista en la Disposición transitoria anterior adoptará un método encaminado a fijar el porcentaje de participación previsto en el artículo cincuenta y dos. El método a seguir tendrá en cuenta tanto los costes directos como los costes indirectos de los servicios, así como los gastos de inversión que correspondan. 3. Al fijar las transferencias para inversiones se tendrá en cuenta, en la forma progresiva que se acuerde, la conveniencia de equiparar los niveles de servicios en todo el territorio del Estado, estableciéndose, en su caso, las transferencias necesarias para el funcionamiento de los servicios. La financiación a que se refiere este apartado tendrá en cuenta las aportaciones que se realicen en la Generalidad Valenciana, partiendo del Fondo de Compensación a que se refiere el artículo 158 de la Constitución, así como la acción inversora del Estado en la Comunidad Valenciana que no sea aplicación de dicho Fondo. 4. La Comisión Mixta a que se refiere el apartado dos de esta Disposición fijará el citado porcentaje, en el que se considerará el coste efectivo global de los servicios transferidos por el Estado a la Comunidad Autónoma minorado por el total de la recaudación obtenida por ésta por los tributos cedidos en relación con la suma de los ingresos obtenidos por el Estado en los capítulos I y II del último presupuesto anterior a la transferencia de los servicios. Sexta. En lo relativo a Televisión, la aplicación del apartado tres del artículo 37 del presente Estatuto supone que el Estado otorgará en régimen de concesión a la Generalidad Valenciana la utilización de un tercer canal de titularidad estatal, que debe crearse específicamente para su emisión en su territorio, en los términos que prevea la citada concesión. Hasta la puesta en funcionamiento efectivo de este nuevo canal de televisión, Radiotelevisión Española (RTVE) articulará, a través de su organización en el territorio de la Comunidad Valenciana, un régimen transitorio de programación específica para el mismo, que Televisión Española emitirá por la segunda cadena (UHF). El coste de esta programación se entenderá como base para la determinación de la subvención que pudiera concederse a la Generalidad Valenciana durante los dos primeros años de funcionamiento del nuevo canal a que se refiere la presente Disposición transitoria. Séptima. 1. Previa votación favorable de las Cortes Valencianas en su período transitorio, el "Consell", de acuerdo con el Gobierno del Estado, convocará las primeras elecciones, que se celebrarán entre el 1 de febrero y el 31 de mayo de 1983. 2. En estas primeras elecciones el sistema electoral se ajustará a las siguientes normas: a) La circunscripción electoral de la provincia; b) Corresponderán 29 Diputados a la provincia de Alicante, 25 a la de Castellón y 35 a la de Valencia; c) El escrutinio se ajustará a las normas que rigen para las elecciones al Congreso de los Diputados; d) y, en todo caso, regirán los límites establecidos en el artículo 12.2 del presente Estatuto. Octava. La creación del Consejo Económico-Social Valenciano tendrá lugar una vez promulgada la ley a que se refiere el articulo 131.2, de la Constitución. Novena. 1. Hasta que no se constituya definitivamente el Tribunal Superior de Justicia Valenciano, sus competencias serán asumidas por la Audiencia Territorial de Valencia. 2. De acuerdo con lo que disponga la Ley Orgánica del Poder Judicial, la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia Valenciano cubrirá interinamente las vacantes existentes o que se produzcan en los órganos jurisdiccionales, en su ámbito territorial. Igual facultad ostentará respecto a los funcionarios al Servicio de la Administración de Justicia.


DISPOSICIÓN FINAL
El presente Estatuto entrará en vigor el mismo día de su publicación en el "Boletín Oficial del Estado". 

 

 

nacionalismos

NAVARRA

Ley "Paccionada" (16 de agosto de 1841)

 

Ley de 16 de agosto de 1841

 

Doña Isabel II, por la gracia de Dios y por la Constitución de la Monarquía española, Reina de las Españas, y en su Real nombre D. Baldomero Espartero, Duque de la Victoria y de Morella, Regente del Reino; a todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: que las Cortes han decretado y Nos sancionado lo siguiente:

 

Gobierno Militar

 

Articulo 1. El mando puramente militar estará en Navarra, como en las demás provincias de la Monarquía, a cargo de una Autoridad superior nombrada por el Gobierno, y con las mismas atribuciones de los Comandantes generales de las demás provincias, sin que pueda nunca tomar el título de Virrey ni las atribuciones que éstos han ejercido.

 

Administración de Justicia

 

Art. 2. La Administración de justicia seguirá en Navarra con arreglo a su legislación especial, en los mismos términos que en la actualidad, hasta que, teniéndose en consideración las diversas leyes privativas de todas las provincias del Reino, se formen los códigos generales que deban regir en la Monarquía.

 

Art. 3. La parte orgánica y de procedimiento será en todo conforme con lo establecido o que se establezca para los demás tribunales de la Nación, sujetándose a las variaciones que el Gobierno estime convenientes en lo sucesivo. Pero siempre deberá conservarse la Audiencia en la capital de la provincia.

 

Art. 4. El Tribunal Supremo de Justicia tendrá sobre los tribunales de Navarra, y en los asuntos que en éstos se ventilen, las mismas atribuciones y jurisdicción que ejerce sobre los demás del Reino, según las leyes vigentes o que en adelante se establezcan.

 

Régimen municipal

 

Art. 5. Los Ayuntamientos se elegirán y organizarán por las reglas generales que rigen o se adopten en lo sucesivo para toda la Nación.

 

Art. 6. Las atribuciones de los Ayuntamientos, relativas a la administración económica interior de los fondos, derechos y propiedades de los pueblos, se ejercerán bajo la dependencia de la Diputación provincial, con arreglo a su legislación especial.

 

Art. 7. En todas las demás atribuciones los Ayuntamientos estarán sujetos a la ley general.

 

Art. 8. Habrá una Diputación provincial, que se compondrá de siete individuos nombrados por las cinco merindades, esto es, uno por cada una de las tres de menor población, y dos por las de Pamplona y Estella, que la tienen mayor, pudiendo hacerse en esto la variación consiguiente si se alterasen los partidos judiciales de la provincia.

 

Art. 9. La elección de vocales de la Diputación deberá verificarse por las reglas generales, conforme a las leyes vigentes o que se adopten para las demás provincias, sin retribución ni asignación alguna por el ejercicio de sus cargos.

 

Art. 10. La Diputación provincial, en cuanto a la administración de productos de los Propios, rentas, efectos vecinales, arbitrios y propiedades de los pueblos y de la provincia, tendrá las mismas facultades que ejercían el Consejo de Navarra y la Diputación del Reino, y además las que, siendo compatibles con éstas, tengan o tuvieren las otras Diputaciones provinciales de la Monarquía.

 

Art. 11. La Diputación provincial de Navarra será presidida por la Autoridad superior Política nombrada por el Gobierno.

 

Art. 12. La Vicepresidencia corresponderá al Vocal decano.

 

Autoridad superior política

 

Art. 13. Habrá en Navarra una Autoridad superior política nombrada por el Gobierno cuyas atribuciones serán las mismas que las de los Jefes políticos de las demás provincias, salvas las modificaciones expresadas en los artículos anteriores y sin que pueda reunir mando alguno militar.

 

Montes y pastos

 

Art. 14. No se hará novedad alguna en el goce y disfrute de montes y pastos de Andía, Urbasa, Bardenas ni otros comunes con arreglo a lo establecido en las leyes de Navarra y privilegios de los pueblos.

 

Servicio militar

 

Art. 15. Siendo obligación de todos los españoles defender la Patria con las armas en la mano cuando fueren llamados por la Ley, Navarra, como todas las provincias del Reino, está obligada, en los casos de quintas o reemplazos ordinarios o extraordinarios del Ejército presentar el cupo de hombres que le corresponda, quedando al arbitrio de su Diputación los medios de llenar este servicio.

 

Aduanas

 

Art. 16. Permanecerán las aduanas en la frontera de los Pirineos, sujetándose a los aranceles generales que rijan en las demás aduanas de la Monarquía, bajo las condiciones siguientes:

 

1. Que de la contribución directa se separe a disposición de la Diputación provincial, o en su defecto de los productos de las aduanas, la cantidad necesaria para el pago de réditos de su deuda y demás atenciones que tenían consignadas sobre sus tablas, y un tanto por ciento anual para la amortización de capitales de dicha deuda, cuya cantidad será la que produjeron dichas tablas en el año común del de 1829 al 1833, ambos inclusive.

 

2. Sin perjuicio de lo que se resuelva acerca de la traslación de las aduanas a las costas y fronteras de las Provincias Vascongadas, los puertos de San Sebastián y Pasajes continuarán habilitados, como ya lo están provisionalmente, para la exportación de los productos nacionales e importación de los extranjeros, con sujeción a los aranceles que rijan.

 

3. Que los contrarregistros se han de colocar a cuatro o cinco leguas de la frontera, dejando absolutamente libre el comercio interior, sin necesidad de guías ni de practicar ningún registro en otra parte después de pasados aquéllos, si esto fuere conforme con el sistema general de Aduanas.

 

Tabaco

 

Art. 17. La venta de tabaco en Navarra se administrará por cuenta del Gobierno, como en las demás provincias del Reino, abonando a su Diputación, o en su defecto reteniendo ésta de la contribución directa la cantidad de 87.537 reales anuales con que está gravada, para darle el destino correspondiente.

 

Sal

 

Art. 18. Siendo insostenible en Navarra, después de trasladadas las aduanas a sus fronteras, el sistema de libertad en que ha estado la sal, se establecerá en dicha provincia el estanco de este género por cuenta del Gobierno, el cual se hará cargo de las salinas de Navarra ' previa la competente indemnización a los dueños particulares a quienes actualmente pertenecen y con los cuales tratará.

 

Art. 19. Precedida la regulación de los consumos de cada pueblo, la Hacienda pública suministrará a los Ayuntamientos la sal que anualmente necesitaren al precio de coste y costas, que pagarán aquellas Corporaciones en los plazos y forma que determine el Gobierno.

 

Art. 20. Si los consumidores necesitaran más cantidad que la arriba asignada, la recibirán a precio de estanco de los toldos que se establecerán en los propios pueblos para su mayor comodidad.

 

Art. 21. En cuanto a la exportación de sal al extranjero, Navarra disfrutará de la misma facultad que para este tráfico lícito gozan las demás provincias, con sujeción a las formalidades establecidas.

 

Papel sellado

 

Art. 22. Continuará como hasta aquí la exención de usar papel sellado de que Navarra está en posesión.

 

Pólvora Y azufre

 

Art. 23. El estanco de la pólvora y el azufre continuará en Navarra en la misma forma que actualmente se halla establecido.

 

Rentas provinciales

 

Art. 24. Las rentas provinciales y derechos de puertas no se extenderán a Navarra mientras no llegue el caso de plantearse los nuevos aranceles, y en ellos se establezca que el derecho de consumo sobre géneros extranjeros se cobre en las aduanas.

 

Contribución directa

 

Art. 25. Navarra pagará, además de los impuestos antes expresados, por única contribución directa, la cantidad de un millón ochocientos mil reales anuales. Se abonarán a su Diputación provincial trescientos mil reales de los expresados un millón ochocientos mil por gastos de recaudación y quiebra que quedan a su cargo.

 

Culto y clero

 

Art. 26. La dotación del culto y clero de Navarra se arreglará a la ley general y a las instrucciones que el Gobierno expida para su ejecución.

 

Gaceta de Madrid, 16 de agosto de 1841.

 

La fundación de la Asociación Eúskara de Navarra (1878)

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Arturo Campión ( 1854-1937)

L a fundación de la Asociación Eúskara de Navarra (1878)

Nadie estaba mejor preparado que Iturralde a imaginar, acoger y resucitar la idea de una asociación eúskara. Los patriotas pedían con vehemencia el cumplimiento de tan seductor programa. A fines del año 1877, pocos meses después de los artículos de La Paz, D. Juan reunió en su casa a unas cuantas personas cuyo número no bajaba de once ni excedía de catorce. Me atrevo a segurar que asistimos D. Esteban Obanos, D. Nicasio de Landa, D. Aniceto Legarde, D. Florencio de Ansoleaga, D. Antero de 1razoqui, D. Fermín Iñarra D. Salvador Echaide, D. Estanislao Aranzadi, D. Hermilio de Olóriz y yo. Y muy probablemente acudieron también a esa junta preparativa, D. Rafael Gaztelu (después marqués de Echandía) y D. Joaquín Azcona.

Redactados los estatutos y reglamento, cumplidos los requisitos legales, la Asociación Eúskara se presentó al país el 6 de enero de 1878, con un manifiesto en castellano y baskuenze firmado por la primera junta directiva, compuesta de los señores D. Esteban Obanos, presidente; D. Florencio de Ansoleaga, Estanislao Aranzadi, Salvador Echaide, Ramón Irazozqui, Fermín Iñarra y Juan Iturralde y Suit, secretario. "El objeto de la Sociedad -rezaba el programa - es conservar y propagar la lengua, literatura e historia vasco-navarras; estudiar su legislación y procurar cuanto tienda al bienestar moral y material del país." Obtuvo buen acogimiento a la derecha y a la izquierda, no sin algún recelo o suspicacia por parte de ciertos elementos de ésta. La asociación, como tal, permaneció absolutamente apartada de la política: de esta afirmación irrebatible dan fehaciente testimonio las actas de las juntas directiva y general, y los seis hermosos tomos de laRevista Eúskara, a cuyas páginas han acudido después cuantos periódicos políticos pretendían adornar sus campañas exóticas con alguna nota de patriotismo euskariano, siempre amable al país preso, pero todavía aún no ahogado entre las mallas de la política española.

Al inscribirse en la Asociación Eúskara nadie hacía dejación de sus ideas personales; y siendo admisible profesar las caducas, que hieden a podrido, no había por qué vedar la profesión de las nuevas, así llamadas no obstante tener todas sus raíces ramificadas por nuestra historia nacional. Casi todas las personalidades sobresalientes en la Asociación Eúskara coincidían -¿y cómo no, dada la trabazón lógica de las ideas, propia de espíritus reflexivos?- respecto a la política que al territorio euskariano le convenía desarrollar, y mantuvieron y fundaron periódicos para difundirla. De aquí nació cierta identificación de fines y personas, apellidando eúskaras a las ideas aludidas y eúskaros a sus mantenedores, y relacionando íntimamente a éstos y aquéllas con la Asociación Eúskara, convertida poco a poco en blanco de suspicacias y ojerizas que la debilitaron e hicieron rodar por la triste pendiente de la decadencia.

Mas si el espíritu, tosco y estéril, de los partidos realizó su labor negativa, las ideas capitales de la Asociación Eúskara de Navarra continuaron actuando en el espíritu euskariano hasta asumir la autoridad de cosa juzgada. Los certámenes de poesía e historia eúskaras, el cultivo de la lengua y música baskas, la publicación de revistas como la Euskal-Erría, Revista de las Provincias Eúskaras, Revista de Vizcaya, Euzkadi, Revista Internacional de los Estudios Vascos, La Basconia y otras; la formación de sociedades patrióticas, como Euskal?zaleen Bilzarra, Euskal Esnalea, centros baskos, batzokis, en España, Francia y América, poseen un precedente escrito por aquella insigne asociación, aunque se comete la frecuente injusticia de ignorarlo u ocultarlo. Ella, modernamente, fue la primera que proclamó el dogma de la fraternidad euskariana sustituyendo el raquítico Irurak-Bat, no con el incompleto Laurak-Bat, sino con el lema definitivo de Zazpiak-Bat. [ ... ]

ARTURO CAMPIÓN, prólogo a las Obras de Juan de Iturralde y Suit, Pamplona, 1912, p. LXII.

La "Gamazada" (La Lealtad Navarra, 6 de junio de 1893)

La "Gamazada"

Admiro a este pueblo, no sé si por sus virtudes cívicas, por su nobleza de carácter, por su virilidad o por ver en él compendiadas todas estas cualidades, en tal alto grado que cada una de ellas bastara para causar asombro a quien reflexivamente le contemple.

En estos términos se expresaba a luego de la manifestación del domingo un bizarro militar que no ha tenido la suerte de nacer en este suelo, pero que ha estudiado a Navarra durante muchos años.

Y no nos extrañaron sus palabras. El espectáculo que presenció ayer su capital no es para descrito. Al intentar dar una idea siquiera sea ligera de él, nos encontramos sin frases gráficas que puedan expresarla; es lo grande elevado a su mayor grandeza, lo sublime transportado al súmum, lo incomprensible para quien no lo vio, un sueño, una quimera, un delirio llevado a la práctica.

Mucho, muchísimo esperábamos de nuestros queridos paisanos, pero a fuer de verídicos y sin que nos ciegue el entusiasmo en que rebosa nuestra alma, hemos de confesar que fue para nosotros una verdadera sorpresa la manifestación provincial.

Si el pueblo está satisfecho de su Diputación, por la entereza y dignidad con que le defiende en sus venerados derechos, la Diputación se siente orgullosa, pero con ese noble orgullo que nace del amor, por ser la depositaria de la honra de tan noble pueblo.

¡Bien por nuestra Excma. Diputación! ¡Bien por nuestro amado pueblo! La noble actitud de absoluta intransigencia de que dio gallarda muestra la provincia entera, coincide con lo expresamente manifestado por nuestra Diputación, nada de transacciones; transigir hoy sería decretar nuestra muerte para mañana.

Y esto no conseguirán de nosotros, porque es preferible sucumbir todos unidos en la lucha, envolviéndonos en el sudario de nuestra hermosa bandera, a legar a nuestros hijos un código de debilidades y apostasías.

A las tres debía verificarse la manifestación; media hora antes los cafés, fondas y posadas, eran un hormiguero y repentinamente todo quedó desierto, las casas por cuyas calles no debía pasar la manifestación se fueron cerrando.

La Plaza del Castillo, semejaba algo así como bullicioso campamento en el momento de prepararse para la batalla, ningún jefe de la falange fuerista faltó a su puesto, todas las conversaciones se reducían a lo mismo, unánime era el sentir de todos los corazones.

Empiezan a bajar del palacio de la Diputación los estandartes y las gentes forcejean de aquí para allá abriéndose paso para llegar a los puestos que les corresponde, procurando cobijarse cada uno bajo el estandarte de su respectiva asociación, pueblo o merindad.

Los alcaldes de todos los pueblos, y los ayuntamientos de la mayor parte de ellos ostentaban las insignias propias de su cargo, dando así al acto grandiosa solemnidad.

Llegó el ayuntamiento de Pamplona, en corporación presidido de los maceros y alguaciles vestidos de gala y empezó entonces a entronizarse el entusiasmo de que está poseída aquella inmensa masa de gentes, que con grandes trabajos pudo abrirse paso para que llegara al punto designado. A poco rato se presenta la Diputación presidida también de sus maceros, uno de los cuales llevaba el escudo auténtico, las mismas cadenas que nuestros antepasados consiguieron para trofeo en su heroica jornada en las Navas de Tolosa.

Este recuerdo vivo que nuestra autoridad foral presentaba al pueblo, fue el rayo que produjo la explosión; lo que debió pasar en el corazón de los allí congregados no es fácil de presumir; un solo grito se escapó unánime de todos aquellos varoniles pechos.

¡Viva Navarra! Más de media hora costó preparar la manifestación, organizándose ésta en la calle Chapitela por el orden siguiente: abrían la marcha, los maceros de la Diputación siguiendo este orden. Trozo de la cadena de las Navas de Tolosa llevada por un portero de la Diputación. Estandarte Diputación: lema "paz y fueros". íd. de Eslava

La manifestación recorrió las calles Chapitela, Mercaderes, Plaza Consistorial, Bolserías, Mayor, Taconera y llegó al Gobierno Civil.

Allá subió la excelentísima Diputación acompañada de los alcaldes de los pueblos siendo recibidos por el señor gobernador.

El señor Eseverri presidente de la Diputación foral dirigió las siguientes palabras: La Diputación foral y provincial de Navarra, los 269 municipios representados por los alcaldes, ayuntamientos y comisiones numerosas del vecindario de todos los pueblos de la provincia. La representación de todos los círculos de recreo y sociedades literarias. Los directores de todos los periódicos que se publican en Navarra y un concurso extraordinario de quince mil navarros unidos en pacífica manifestación solemne, desean al ofrecer sus respetos, que V.S. se digne exponer a los Poderes públicos que Navarra espera se hará justicia, a los incuestionables derechos, retirando el artículo 17 del Proyecto de Ley de Presupuestos.

El señor gobernador habló en estos términos: Yo no puedo contestar a las manifestaciones del digno vicepresidente de la Diputación provincial que lo que dije, hoy hace ocho días, a la asamblea que me entregó una exposición en nombre del vecindario de Pamplona; esto es, que me hallo dispuesto a hacer en favor de Navarra cuanto esté de mi parte y sea compatible con la representación que aquí tengo del Gobierno de S.M. Reconozco el perfecto derecho con que el pueblo navarro procura conservar sus fueros, aunque por el momento entiendo que no están amenazados. Es una apreciación personal mía que los navarros podrán estar equivocados, pero es mi opinión.

Celebro y aplaudo la cordura y sensatez de la corporación y pueblo navarro al reclamar el respeto a sus derechos sin emplear otros procedimientos que los autorizados por las leyes. No esperaba yo otra cosa de la sensatez de ese pueblo, sobre todo desde que supe que a la cabeza de la manifestación que se está celebrando se pondrían la Diputación provincial... foral, y por consiguiente la autoridad de Navarra, y comisiones de los ayuntamientos, y así se lo participé al Gobierno cuando se me pidió la autorización para este acto.

Que siga por tanto la manifestación con tanto orden como hasta ahora, y que no haya después acto alguno que no guarde conformidad con el carácter pacífico y ordenado del que realizan ustedes ahora. Mientras eso se haga, repito que yo haré por el bien de esta provincia cuanto esté de mi parte y sea compatible con mi carácter de representante del Gobierno. [ ... ]

La Lealtad Navarra, 6 de junio de 1893

Cartilla Foral (Hermilio de Olóriz, La Cuestión foral, 1894)

Cartilla Foral*

-¿Navarra formó siempre parte de la Nación Española?

-No, señor.

-¿Qué era antiguamente Navarra?

-Un reino independiente.

-¿Cuándo se unió a España?

-El año 1512.

-¿De qué manera tuvo lugar la unión?

-Por medio de un Pacto.

-¿Y qué se estableció en él?

-Que España respetaría siempre y sin empeorarlos, los Fueros del Reino de Navarra.

-¿A qué da V. el nombre de Fueros?

-A las leyes por que nuestro país se regía.

-¿Y esas leyes le reportaban algún beneficio?

-Sí, señor; el de mantener viva su independencia.

-No comprendo cómo podía ser independiente formando parte de España.

-El Reino de Navarra era independiente, porque no tenía de común con España más que la unidad de Rey.

-¿De modo que España nunca imperó en Navarra?

-Nunca; Navarra sólo debía obediencia a los acuerdos emanados de sus Cortes.

-¿En qué asuntos entendían las Cortes de Navarra?

-En todos los que interesaban al Reino; y especialmente en hacer leyes y establecer tributos.

-¿Según esto, la legislación española no tenía fuerza de obligar en Navarra?

-No, señor.

-¿Qué contribuciones pagaba a España el Reino de Na varra?

-Ninguna.

-¿Y al Rey?

-Una tan sólo; el donativo voluntario.

-¿Por qué llama Y voluntario a ese tributo?

-Porque su pago y cuantía quedaban a disposición de nuestras Cortes.

-¿De modo que en épocas de penuria seria menor el donativo?

-Ciertamente.

-¿Cuándo votaban las Cortes el donativo voluntario?

-Después de haber ventilado todos los asuntos que interesaban a Navarra, porque en Navarra antes que el Rey era la Patria.

-¿Y podía el Rey alterar los acuerdos de las Cortes?

-De ninguna manera; esto hubiera constituido un grave contrafuero, y el Rey juraba mantener sin quebranto los Fueros del Reino de Navarra en el acto de la Coronación.

-¿Era condición indispensable, el jurar los Fueros para ser Rey de Navarra?

-Absolutamente. indispensable.

-¿Y si el Rey hubiera faltado al juramento?

-En tal caso Navarra no estaba obligada a obedecerle.

-¿Qué otro Fuero importante tenía este Reino?

-El de poseer Tribunales de Justicia propios.

-¿Pero habría fuera de Navarra un Tribunal Supremo, al que recurrir en alzada?

-No, señor; todas las causas fenecían en los Tribunales navarros: ahorrábase de este modo gastos a los litigantes, y se les daba al propio tiempo la seguridad de ser juzgados con arreglo a la legislación del país.

-¿Recuerda V alguna otra ley digna de ser mencionada?

-Sí, señor; la del servicio militar.

-¿Qué disponía esa ley?

-Que Navarra no diera soldados en tiempo de paz.

-¿Y en tiempo de guerra?

-Sólo cuando el enemigo hubiese invadido el territorio navarro.

-¿Llegado este caso, quiénes estaban obligados a tomar las armas?

-Todos los hombres útiles del Reino, hasta la edad de 60 años.

-¿Y servían en la milicia fuera de Navarra?

-Nunca; a menos que el Reino lo acordase.

[...]

-¿Los Fueros de Navarra alcanzaron siempre el respeto de los Monarcas?

-Casi siempre.

-¿De modo que actualmente continuaran rigiendo?

-No, señor; el Pacto de 1512 fue reformado por otro nuevo Pacto.

-¿Y la reforma resultó ventajosa para Navarra?

-Para España fue muy ventajosa, para Navarra muy perjudicial.

[...]

-¿Qué otros contrafueros recuerda V.?

-El 16 de agosto de 1841.

-¿Qué sacrificios hizo Navarra en beneficio de España?

-En primer lugar cedió sus Cortes, y con ellas la facultad legislativa.

Grande fue el sacrificio, porque de hacer buenas o malas leyes se sigue la felicidad de los pueblos.

-¿Y qué más hizo Navarra en obsequio de España?

-Cedió sus Tribunales de Justicia.

-¿Cedió más todavía?

-Sí, señor; las aduanas y el estanco del tabaco, con cuyos rendimientos pudiera hoy vivir el pueblo navarro LIBRE DE TODA CONTRIBUCIÓN.

-Supongo que no le quedarían a Navarra derechos que renunciar.

-Aún le quedaban, y en lugar de mantener su ley del servicio militar, aceptó la dura carga de las quintas; y en vez de dar al Rey un donativo voluntario, se comprometió a entregar anualmente a España un millón y quinientos mil reales de contribución.

-¿Vivamente habría agradecido España tales sacrificios?

-Ignoro hasta dónde llegó su gratitud; sólo sé que desde aquella fecha no ha cesado de cercenar nuestros mermados Fueros, tachándonos de egoístas.

-¿Pero continuará vigente la Ley del 41?

-De derecho sí, señor; pero no de hecho.

-¿Qué contrafueros han tenido lugar desde el nuevo Pacto?

-Son indecibles.

*Para leer en todas las escuelas de la provincia.

Hermilio de Olóriz, La cuestión foral, Pamplona, 1894, pp. 195-99.

"Nabarra" (Sabino Arana, 2 de febrero de 1895)

Nabarra

I

Hemos recibido (y agradecemos la atención) un ejemplar de un libro cuyo título es: La cuestión Foral. Reseña de los Principales Acontecimientos ocurridos desde Mayo de 1893 a julio de 1894. Su autor es el Cronista de Nabarra D. Hermilio de Olóriz, que lo terminó el 10 de Octubre del 94. Ha sido impreso en la Imprenta Provincial de Pamplona, dándose fin a su impresión el 9 de Enero de este año.

Es una relación bastante detallada de los sucesos indicados en el subtítulo, y por esta razón digna de ser adquirida por cuantos deseen tener presente la historia contemporánea de los pueblos euskerianos.

Aquí haríamos punto, si la citada memoria no pasase de ser una narración simple y escueta de aquellos hechos. Mas como quiera que su autor es el Cronista de Nabarra, el mismo que escribió la Cartilla Foral de aquel reino euskeriano y es tenido por uno de los escritores nabarros más autorizados, y pues que en dicho libro no solamente se definen los derechos de Nabarra, sino que se señala el ideal político a que debe ésta tender, pudiera creerse que las ideas emitidas por el Sr. Olóriz constituyen el desiderátum, el perfecto cumplimiento de las aspiraciones más patrióticas de aquel pueblo; y tal es la razón por que creemos oportuno tratar un tanto detenidamente de dicha cuestión foral, asentando los derechos de Nabarra y comentando su actitud actual y la opinión del Sr. Olóriz.

No se tema, sin embargo, que nosotros habremos de traspasar los límites de la prudencia bien entendida que las presentes circunstancias reclaman, ni menos que podamos censurar jamás la actitud de los nabarros mientras revelen patrióticas intenciones. No lo primero, porque la prudencia no está reñida con la verdad ni quita lo cortés a lo valiente; tampoco lo segundo, porque (ya otras veces lo hemos dicho) los bizkainos no tenemos voto en los asuntos de Nabarra, y la voz de consejo, única que en justicia nos compete, sólo nos permite decirles a nuestros hermanos cuáles son sus derechos y encarecerles no se queden a la mitad del camino de la restauración patria, y es seguro que de aquí no pasaremos.

Por más nacionalistas que hubiese en Nabarra, es para nosotros indudable que no habrían de ser ellos los que rompieran la hermosa unión en que hoy se mantienen; y prueba de ello es la prudencia que siempre han guardado los nacionalistas bizkainos y de la cual dieron testimonio en la misma ciudad iruñense el año pasado.

Con nosotros, por el contrario, no siempre observan la misma los regionalistas de todas clases. Muchas veces hemos callado, sin embargo; otras nos quedaremos como quien se siente ofendido por un hermano; pero alguna vez solemos presentir que va a llegar la hora de volver por el honor de nuestra causa, por el honor de Bizkaya nuestra Patria.

Hechas estas advertencias a guisa de preámbulo, entraremos en materia, trasladando en primer término el capítulo que sirve de epílogo al libro del Sr. Olóriz y la Cartilla Foral de Nabarra.

II

La cuestión Foral: Capítulo XII

"REFLEXIONES"

"De cuanto dejamos mencionado y más principalmente de cuanto se ha escrito acerca de nuestro estado de derecho, dedúcese con evidente claridad la existencia legal de nuestra ley, primero sin restricción reconocida, y luego, aunque restringida, solemnemente pactada (1). Defenderla en toda su pureza juran los Diputados forales al tomar posesión de sus altos cargos, juramento que de modo imperativo les marca la línea de conducta que deben seguir en sus relaciones con el Gobierno, sean cuales fueren las circunstancias porque la provincia atraviese, sean cuales fueren las responsabilidades en que incurran, los conflictos que se provoquen y los daños que se sigan.

Tan grave compromiso adquiérese voluntariamente, porque el cargo no es irrenunciable, y en él basaron los Diputados forales su conducta: así lo expusieron al Sr. Ministro de Hacienda y así lo manifestaron también, en ocasión solemne, al pueblo congregado para la defensa de sus amenazados derechos. Obraron como patriotas, dando muestras de incondicional amor al país donde nacieron y obraron como cristianos y como caballeros, manteniendo con loable energía y escrupulosidad intachable la santidad del juramento. Pero no basta el oponerse a las nuevas ilegalidades; ya que la ley del 41 es hoy nuestro estado de derecho, precisa que esa ley sea en todas sus partes respetada. ¿Con qué razones habíamos de defender determinados artículos de ese pacto, si dejamos que otros a voluntad e impunemente se vulneren? ¿Cómo hemos de oponernos a las intentadas infracciones si no protestamos de manera enérgica contra las que anteriormente se consumaron? El derecho foral jamás prescribe mientras esté viva la protesta, y la protesta subsiste y subsistirá mientras aliente un pecho navarro.

Importa, pues, que el pueblo se convenza de que la ley del 41, aunque vulnerada, existe íntegra en la alta esfera del derecho: sepa, por ejemplo, que toda contribución que exceda de la cifra consignada en la ley-pacto, es antiforal; que el establecimiento de las cédulas personales, el uso de todo papel sellado, el monopolio de las cerillas, la venta del monte Franco-Andia, la suscripción de la Gaceta Agrícola impuesta a determinados municipios, y en una palabra, cuantos tributos no estén fijados en el pacto foral, son otros tantos abusos indebidamente consentidos.

En su esfera entra también la disposición dictada por D. Germán Gamazo, cuando fue Ministro de Fomento, en virtud de la cual se nombran por la Universidad de Zaragoza los Profesores de primera enseñanza, que sólo debieran ser designados por nuestros municipios, y sobre asunto tan trascendental conviene llamar la atención no sólo de los dignísimos miembros de la Diputación Foral, sino también de los Ayuntamientos. Al objeto de reivindicar derecho tan preciado, los Diputados forales podrían practicar las reclamaciones que estimasen oportunas, y los municipios, si preciso fuere, negarse a abonar la asignación anual a los Profesores que nombre el rectorado de Zaragoza; y podrían negarse, en virtud del derecho que poseen a administrar sus fondos con absoluta independencia de los Gobiernos, con los cuales no han contraído obligación alguna, digan lo que dijeren los enemigos de Navarra.

Mediten los encargados de administrar nuestra amada provincia en la excepcional importancia de este contrafuero, llamado a producir honda perturbación en las costumbres y en el amor Foral de los navarros. Vean que es de todo punto necesario alejar de nuestra patria cuanto puede ser hostil a sus instituciones; y que es en alto grado peligroso abandonar la educación de los niños, en manos de quienes desconociendo nuestra historia, ven sin amor nuestras leyes y no sienten apego a nuestros intereses mas sagrados. El golpe quizá más rudo, dirigido a nuestras leyes, ése ha sido; consintiéndolo, dentro de tres generaciones la idea santa que forma nuestro carácter y enaltece nuestras costumbres, habría desaparecido, incurriendo todos los navarros y principalmente los llamados a velar por la integridad del régimen foral, en gravísima y estrecha responsabilidad ante el porvenir de la patria.

Pero ni soy llamado a marcar líneas de conducta en tan gravísimos asuntos, ni yo debo juzgar de la oportunidad de llevar hoy a efecto las protestas y reclamaciones dirigidas a aquellos fines. Saturado, por decirlo así, del espíritu que informa nuestras leyes, no hago sino indicar el camino que hay que seguir para salvarlas de su ruina. Por lo demás, todo cuanto de nuestra humilde reseña se deduce, ya lo insinuaron nuestros Diputados en uno de sus patrióticos escritos. Sería verdaderamente lamentable que este grandioso despertar de un pueblo, que este admirable movimiento de unión que esta unisona concordia no produjera sus naturales resultados. No: no podemos contentarnos con que no se destruyan las mermadas reliquias de nuestras libertades; hay que procurar, siquiera, que subsista íntegramente la ley pactada. Nuestra unión salvará, como ha salvado hasta ahora, nuestras leyes y con ellas el honor de Navarra.

Sólo así se reivindicarán los derechos hollados por los Gobiernos centralizadores, que utilizaron en daño nuestro nuestras rencillas.

Mantengamos enhiesta nuestra bandera y acaso muy pronto el pacto de 1841 volverá a regir en toda su integridad. Seamos patriotas primero que hombres de partido; no se encienda jamás entre nosotros la tea de la discordia, y nuestros descendientes bendecirán nuestros esfuerzos y nuestros sacrificios, porque ellos
lograrán conservar la sagrada ley, que a su vez nos legaron nuestros mayores."

La cuestión Foral: Apéndice 1

"CARTILLA FORAL"

"-¿Navarra formó siempre parte de la Nación Española?

-No, señor ...

-¿Qué era antiguamente Navarra?

-Un reino independiente.

-¿Cuándo se unió a España?

-El año 1512.

-¿De qué manera tuvo lugar la unión?

-Por medio de un Pacto.

-¿Y qué se estableció en él?

-Que España respetaría siempre y sin empeorarlos los Fueros del Reino de Navarra.

-¿A qué da V. el nombre de Fueros?

-A las leyes por que nuestro país se regía.

-¿Y esas leyes le reportaban algún beneficio?

-Sí, señor; el de mantener viva su independencia.

-No comprendo cómo podía ser independiente formando parte de España.

-El Reino de Navarra era independiente, porque no tenla de común con España más que la unidad del Rey.

-¿De modo que España nunca imperó en Navarra?

-Nunca; Navarra sólo debía obediencia a los acuerdos emanados de sus Cortes.

-¿En qué asuntos entendían las Cortes de Navarra?

-En todos los que interesaban al Reino; y especialmente en hacer leyes y establecer tributos.

-¿Según esto la legislación española no tenía fuerza de obligar en Navarra?

-No, señor.

-¿Qué contribuciones pagaba a España el Reino de Navarra?

-Ninguna.

-¿Y al Rey?

-Una tan sólo: el donativo voluntario.

¿Por qué llama V. voluntario a ese tributo?

-Porque su pago y cuantía quedaban a disposición de nuestras Cortes.

-¿De modo que en épocas de penuria sería menor el donativo?

-Ciertamente.

-¿Cuándo votaban las Cortes el donativo voluntario?

-Después de haber ventilado todos los asuntos que interesaban a Navarra, porque en Navarra antes que el Rey era la Patria.

-¿Y podía el Rey alterar los acuerdos de las Cortes?

-De ninguna manera; esto hubiera constituido un grave contrafuero, y el Rey juraba mantener sin quebranto los Fueros del Reino de Navarra en el acto de la Coronación.

-¿Era condición indispensable el jurar los Fueros para ser Rey de Navarra?

-Absolutamente indispensable.

-¿Y si el Rey hubiera faltado al Juramento?

-En tal caso Navarra no estaba obligada a obedecerle.

-¿Qué otro Fuero importante tenía este Reino?

-El de poseer Tribunales de justicia propios.

-¿Pero habría fuera de Navarra un Tribunal Supremo, al que recurrir en alzada?

-No, señor; todas las causas fenecían en los Tribunales navarros: ahorrábase de este modo gastos a los litigantes, y se les daba al propio tiempo la seguridad de ser juzgados con arreglo a la legislación del país.

-¿Recuerda V alguna otra ley digna de ser mencionada?

-Sí, señor: la del servicio militar.

-¿Qué disponía esa ley?

-Que Navarra no diera soldados en tiempo de paz.

-¿Y en tiempo de guerra?

-Sólo cuando el enemigo hubiese invadido el territorio navarro.

-Llegado este caso, ¿quiénes estaban obligados a tomar las armas?

-Todos los hombres útiles del Reino, hasta la edad de 60 años.

-¿Y servían en la milicia fuera de Navarra?

-Nunca; a menos que el Reino lo acordase.

-¿Recuerda Y si la ley del servicio militar tuvo alguna vez exacto cumplimiento?

-En el año de 1793, cuando la guerra con Francia. Durante ella armó Navarra más de 30.000 hombres.

-Hecho semejante no lo llevó a cabo ningún otro país de España.

-Y sin embargo, tampoco lo consignó España en sus historias.

-¿Los Fueros de Navarra alcanzaron siempre el respeto de los Monarcas?

-Casi siempre.

-¿De modo que actualmente continuarán rigiendo?

-No, señor; el Pacto de 1512 fue reformado por otro nuevo Pacto.

-¿Y la reforma resultó ventajosa para Navarra?

-Para España fue muy ventajosa; para Navarra muy perjudicial.

-¿Cuándo tuvo lugar ese nuevo tratado?

-El 16 de Agosto de 1841.

-¿Y qué sacrificios hizo Navarra en beneficio de España?

-En primer lugar cedió sus Cortes, y con ellas la facultad legislativa.

-Grande fue el sacrificio, porque de hacer buenas o malas leyes se sigue la felicidad o desgracia de los pueblos. ¿Y qué más hizo Navarra en obsequio de España?

-Cedió sus Tribunales de justicia.

-¿Cedió más todavía?

-Sí, señor; las aduanas y el estanco del tabaco, con cuyos rendimientos pudiera HOY vivir el pueblo navarro LIBRE DE TODA CONTRIBUCIÓN.

-Supongo que ya no le quedarían a Navarra derechos que renunciar.

-Aún le quedaban, y en lugar de mantener su ley del servicio militar, aceptó la dura carga de las quintas; y en vez de dar al Rey un donativo voluntario, se comprometió a entregar anualmente a España un millón y quinientos mil reales de contribución.

-¿Vivamente habría agradecido España tales sacrificios?

-Ignoro hasta dónde llegó su gratitud: sólo sé que desde aquella fecha no ha cesado de cercenar nuestros mermados Fueros, tachándonos de egoístas.

-¿Pero continuará vigente la ley del 41 ?

-De derecho sí, señor; pero no de hecho.

-¿Qué contrafueros han tenido lugar desde el nuevo Pacto?

-Son indecibles.

-Indíqueme Y alguno de ellos.

-Uno, es el haber aumentado nuestra contribución anual próximamente en tres millones.

-¿Y se paga ese aumento?

-Aunque es ilegal y aunque el Gobierno debe a Navarra más de treinta millones, se paga.

-¿Qué otros contrafueros recuerda V.?

-El impuesto de las cédulas personales, los sellos del timbre, el papel de multas, el papel sellado exigido en todos los expedientes cuando se cursan fuera de Navarra, las licencias de caza y pesca, el descuento del veinte por ciento sobre propios, el estanco de las cerillas, el impuesto sobre viajeros, el de minas, la venta del monte Franco-Andia, y la suscripción forzosa a la Gaceta Agrícola, impuesta a determinados municipios.

-Muchos son tantos contrafueros para realizados en tan breve tiempo.

-Pues aún queda por mencionar uno de suma importancia: el que se refiere al nombramiento de maestros, antes derecho exclusivo de nuestros Municipios.

-¿Y quién los nombra ahora?

-El Rector de Zaragoza, un alto empleado del Gobierno.

-¿Sabe Y qué objeto se propone el Gobierno al infringir la ley en este punto?

-Lo ignoro; tal vez sea el de tener sin gasto suyo personas que le secunden, transformando el carácter de los navarros.

-¿Y en qué derecho se escuda el Gobierno para cometer semejantes arbitrariedades?

-Ya nos lo tiene dicho; en el derecho del número, en el de la fuerza.

Pues si el Gobierno ha roto la Ley del 41, Navarra puede dar por rescindida esa Ley y tendrá derecho a gozar de los Fueros consignados en el Pacto de 1512.

-Bien dice V.; y revivirán nuestras Cortes, tendremos Tribunales de justicia propios, serán nuestros los rendimientos de las aduanas y del estanco del tabaco, nombraremos Maestros amantes de Navarra, no daremos quintas ni contribuciones y sólo entregaremos al Rey de España, como donativo voluntario, la cantidad que juzguemos equitativa."

Hasta aquí los dos escritos más patrióticos del cronista de Nabarra. Ellos nos bastan para formarnos un concepto cabal de la actitud general de los nabarros y de la opinión particular de aquel escritor.

Bizkaitarra, Bilbao, 2 de febrero de 1895


1. Los que deseen conocer los fundamentos de nuestra existencia legal, deben leer los artículos de D. Gregorio Iribas publicados en el Diario de Avisos de Tudela, artículos que, reimpresos por acuerdo de la Excma. Diputación, forman un folleto en 4º titulado Los derechos de Navarra.

"A qué aspira el nacionalismo vasco (Napartarra, 8 de enero de 1911)

A qué aspira el nacionalismo vasco

Napartarra, como defensor de la doctrina nacionalista vasca, aspira, respecto a Euskadi o sea, los ex estados todos del País Vasco que se denominan Álaba, Guipúzkoa, Nabarra, Bizkaya, Laburdi y Zuberoa, solar de la raza vasca, en el orden religioso a que todos los vascos sigan fervorosamente las enseñanzas de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana, con exclusión toda doctrina condenada.

En el plano político a obtener la derogación por lo que hace a Álaba, Guipúzkoa, Nabarra, y Bizcaya, de la ley de 25 de octubre de 1939 y en cuanto a Laburdi y Zuberoa de las que dictó la Revolución francesa de 1789, así como de todas las disposiciones a dichas fechas, que en lo más mínimo hayan mermado, desconocido o coartado los legítimos derechos del País Vasco.

Y en el orden social a restaurar los buenos usos, costumbres, instituciones jurídicas, económicas, etc., propias del pueblo vasco combatiendo los exóticos perjudiciales a que las letras y las artes que sean manifestación de la nacionalidad vasca adquieran vida robusta, y a vigorizar la raza y difundir el euskera hasta que sea la única lengua de Euskadi.

Dichas aspiraciones se concretan en el lema formado por el gran patriota Arana Goiri'tar Sabin que en euzkera se expresa diciendo JAUN-GOIKOA ETA LEGE-ZARRA (DIOS Y LEY VIEJA).

Concretando a nuestra vieja Navarra las salvadoras doctrinas del Programa Nacionalista Vasco que Napartarra acepta y viene a defender, sintetizaremos claramente nuestras aspiraciones o ideales.

JAUN-GOIKOA

Para Navarra, para los navarros, para nosotros lo primero es Dios. [...]

LEGE ZARRA (LEY VIEJA)

Después de Dios, lo esencial para Navarra es defender sus leyes viejas, las que así propios se dictaron los pueblos nabarros, primero ante el consejo de los ancianos, por medio de nuestras venerandas Cortes después [...].

Queremos obtener, por los procedimientos legales, la restauración del derecho que conservó Nabarra hasta el año 1839 adaptándolo Nabarra misma sin injerencias extrañas a las necesidades actuales de los tiempos, sustituyendo, por ejemplo, los tres brazos de nuestras Cortes en forma que estén representadas en ellas todas las fuerzas sociales que hoy existen en Nabarra. [...]

iGORA EUZKADI!

¡Cuán grato es el saludo a la madre! Ya somos tres, y quiera Jaun Goikoa que con la aparición del Arabatarra se lancen los cuatro ex estados vascos de aquende el Pirineo a la defensa de Euskadi. [...]

Napartarra, Pamplona, 8 de enero de 1911

La Junta de la Comunión Traicionalista de las Vascongadas y Navarra ante el Estatuto de 1932 (Vitoria, mayo de 1932)

La Junta de la Comunión Tradicionalista de las Vascongadas y Navarra ante el Estatuto de 1932
(Vitoria, mayo de 1932)

En nota oficiosa publicada en diciembre último, la Junta de la Comunión Tradicionalista del País Vasco-navarro mostró claramente su actitud concerniente a la redacción del proyecto de Estatuto que había de formularse a base del decreto del Ministerio de la Gobernación del día 8 del citado mes. Tal actitud era, en resumen: De ratificación de las aspiraciones de la Comunión Tradicionalista a la reintegración foral; de circunstancial adhesión a la idea abstracta de un Estatuto Económico que mejore la suma de facultades en orden a los intereses religiosos, morales y materiales del País; de protesta contra el sentido laicista y centralista de la Constitución aprobada; de protesta igualmente, contra la intromisión de las Comisiones Gestoras en la elaboración del referido Estatuto, en absoluto en pugna con la voluntad del país; y por consecuencia, la abstención de colaborar con ellas en la redacción del proyecto, con la decisión de volverse a reunir para determinar la actitud de la Comunión una vez que, redactado aquél, se sometiera a plebiscito.

Ultimado lo primero y anunciado éste, la Junta se cree obligada a hacer pública su opinión, en descargo del compromiso contraído.

Dicho proyecto, que, en el orden autonómico, significa una notoria regresión en el alcance y amplitudes del Estatuto de Estella, tampoco recoge, en el orden espiritual, la fisonomía del país, sino, antes por el contrario, en su parte, dogmática y política, se acomoda al espíritu de la Constitución vigente, que, por su laicismo escandaloso y centralismo impenitente, tanto pugna con el sentir del pueblo vascongado. Ante todo, esta Junta estima como uno de sus primordiales deberes afirmar, con toda la solemnidad que el momento requiere, el derecho imprescriptible, que el País, por medio de sus Diputaciones, mantuvo invariable y plenamente, a la reintegración de nuestro inolvidable régimen foral, con derogación por consiguiente, de todas cuantas disposiciones, desde la inicial, que coincide con la primera Constitución liberal, hasta la última, que coincide con la vigente Constitución republicana, lesionan aquel régimen contra la voluntad expresa y constante del País y contra las más notorias exigencias de la Justicia.

Por dichas razones, la Junta reverente con la tradición del Partido, perennemente manifestada en su propio lema, y entendiendo que el proyecto de las Gestoras no se aviene con el espíritu de nuestro régimen foral, sino, antes bien, en parte, lo olvida y contradice, entiende que no puede declarar su adhesión a un Estatuto que, en orden a las reivindicaciones vascongadas, puede significar un radical desplazamiento en las bases sobre las que se fundan nuestros indiscutibles derechos.

Sin olvidar la conveniencia de insistir en que jamás puede confundirse la razón de ciertas ventajas con las más amplias, que son características de las reivindicaciones que solicita la Comunión Tradicionalista, católica por esencia, imprescriptibles en su base, acomodables a la diferencia de los tiempos sucesivos, e inseparables siempre de la unidad nacional, que en nada obsta, desde nuestros principios a la realidad de las más amplias libertades regionales.

Teniendo presente sin embargo, que de la aprobación del Estatuto pudieran derivarse algunas probables, no muchas, ventajas autonómicas para el País y muy especialmente en lo que a la enseñanza se refiere, la Comunión Tradicionalista afirma su simpatía en todo progreso que en ese orden se pueda lograr, simpatía que pudiera trocarse en motivada censura, si en el regateo parlamentario quedaran frustradas esas esperanzas, únicas que pueden disculpar en parte, los graves errores que el Estatuto contiene.

Estos antecedentes y consideraciones que la Comunión Tradicionalista expone al País de acuerdo con los ideales que siempre fueron norte y guía de su vida política, imponen a esta Junta la necesidad de remitir a la conciencia y decisión de cada uno de sus afiliados su individual actuación, en cuanto a la comisión del voto se refiere.

Víctor Manuel Arbeloa, Navarra ante los Estatutos, Elsa, Pamplona, 1978.

Manifiesto de la Junta regional Carlista de Navarra (El ensamiento Navarro, 21 de julio de 1936)

Manifiesto de la Junta Regional Carlista de Navarra

¡A los carlistas navarros!

¡Ya ha llegado la hora! Nuestra Patria, España, nos llama a los carlistas navarros. Es preciso que sepamos demostrar que somos hijos dignos de ella. ¡Carlistas de Navarra, por España, adelante!

Navarra, la tierra que nos vio nacer, reclama de sus hijos el máximo esfuerzo y sacrificio. La ley pisoteada, nuestras costumbres aherrojadas, nuestros sentimientos ultrajados, así lo exigen. El Gobierno quiere imponernos una Gestora que, en vez de ser representante de este nobilísimo y antiguo Reino, sea el portavoz de todo lo que nos es más repulsivo y odioso. Navarros, por nuestra historia, por nuestra personalidad, por nuestros sentimientos, ¡adelante!

El liberalismo, el laicismo, la persecución religiosa, las injusticias diarias son, desde hace mucho tiempo, la norma de los gobiernos, pero estos males en la actualidad han llegado a términos inconcebibles en un país civilizado; por eso todo el que con honradez siente, como sentimos los carlistas, deseos vehementísimos de acabar con todas estas plagas nacionales debe sumarse decididamente a este Movimiento, que trata de barrer tanta basura y podredumbre.

El marxismo y la masonería, obedeciendo órdenes del extranjero, tratan de acabar con nuestra Patria. Por nuestra independencia no lo consintáis, carlistas de Navarra; nuestra historia os lo pide, nuestra dignidad os lo exige.

El Ejército, servidor de los postulados nacionales, se ha puesto en pie; los carlistas, para la obra redentora, pedimos un puesto de honor. La historia del Carlismo es de sacrificio y patriotismo, y patriotismo y sacrificio se os pide.

Este movimiento es nacional, no es íntegramente carlista, pero es necesaria la supervivencia de nuestra Patria; por eso lo secundamos, bien entendido que nosotros, después del triunfo, trabajaremos con más entusiasmo que nunca por la realización completa de nuestro ideario, y no descansaremos hasta ver al Rey legítimo, representante nuestros principios, sentado en el trono de San Fernando. Ésta es nuestra aspiración última y apelaremos a la conciencia nacional para que juzgue el desinterés de esta Comunión, que por la Patria está dispuesta a derramar hasta la última gota de sangre, secundando un movimiento contra la vergüenza que representa el Gobierno actual, sin pedir previamente que su doctrina sea, de momento, íntegramente implantada. ¡Adelante, contra lo que representan la antirreligión y la antipatria!

La Junta Regional Carlista del antiguo Reino de Navarra ha sido requerida para secundar este movimiento de regeneración, y segura del valor de sus subordinados, ha decidido prestar su más decidido apoyo; por eso, aun no tratándose de un movimiento exclusivamente carlista, os pide que sepáis cada uno cumplir con vuestro deber, por duro y penoso que éste sea.

¡Navarros! Pensad en vuestra historia, y sin cobardía, obedeced las voces de vuestra conciencia.

El Pensamiento Navarro, 21 de julio de 1936.

Acta de la sesión extraordinaria de la Diputación Foral de Navarra (21 de julio de 1976)

Acta de la sesión extraordinaria de la Diputación Foral de Navarra sobre la moción en favor de la democratización de las instituciones forales, presentada por los diputados Irazoqui, Arza y Visus
(21 de julio de 1976)

"Los Diputados Forales abajo firmantes, en pleno y legítimo ejercicio de sus responsabilidades, contraídas bajo juramento y que se expresan fundamentalmente en el deber de defender y amejorar el Fuero y con la única finalidad de potenciarlo y hacerlo cada vez más patrimonio de todos los navarros, es por lo que presentan esta Moción ante la Corporación Foral, manifestando: A) Que la propia Historia de Navarra y las actuales circunstancias exigen el replanteamiento de nuestro Sistema Foral mediante el ejercicio de una acción coherente entendida como tarea comunitaria e integradora. Los Fueros y su contenido son, a nuestro entender, la resultante de unos principios tradicionalmente democráticos, así como la necesidad de reforma y de fuerza interna para desarrollarlos. El último y verdadero sentido de lo foral se entiende como esencia de libertades, autonomía, participación y autocontrol del poder. Los navarros debemos tomar conciencia de nuestro Régimen Foral, confirmar la importancia de conservarlo e imprimir la nueva dinámica que el sentido de la tradición exige. Debemos luchar por la más amplia recuperación de todas las potestades y facultades derivadas del Fuero, reafirmando el poder originario y propio de Navarra, la vía del pacto en las relaciones con el Estado y la competencia de los Organismos Forales en la actuación pública de Navarra. Ha llegado el momento de meditar seriamente entre todos otro planteamiento, honesto y sincero, para el logro de los siguientes objetivos: Autonomía: Recuperación de todas las potestades dejadas o perdidas por Navarra desde 1841, sin renunciar a una posibilidad de reintegración foral plena, y la exigencia de su cumplimiento. Institucionalización: Desaparecidas las antiguas Cortes, la concentración de poder en un solo órgano va contra el espíritu del Fuero; entendemos que es la propia Diputación la que deberá delegar en el Consejo Foral sus facultades legislativas. La Diputación será el órgano Ejecutivo, y, mediante la fijación de la jerarquización de normas, se determinará la correspondiente potestad reglamentaria de la misma.

"A juicio, de los suscribientes, estos dos temas tienen solución dentro de las actuales facultades forales. Representatividad: Los miembros de la Diputación y del Consejo Foral deberán ser elegidos por sufragio universal por los habitantes de cada Merindad, en los principios tradicionalmente democráticos del Fuero. En ningún caso los representantes forales deben ser menos representativos que los elegidos para las Cámaras Legislativas del Estado. Por todo lo cual los Diputados abajo firmantes solicitan de VE. la convocatoria de un Pleno Extraordinario de la Corporación Foral y otro posterior del Consejo Foral Administrativo de Navarra, por ser los temas citados cuestión específica de Fuero y para que en el orden del día, que en consonancia con lo expuesto, trate de Autonomía, Institucionalización y Representatividad. [...]

"Pamplona, 16 de julio de 1976.— Firmado: Félix Visus, Juan Manuel Arza, Ignacio Irazoqui."

A continuación, el Excmo. señor don Amadeo Marco, tenía preparada, por escrito, una argumentación que contesta al contenido de la moción presentada y rogaba al señor Fortún, Diputado Foral, que la leyera, como así lo hizo dicho señor Diputado y que, copiada al pie de la letra, dice: "El examen de la exposición, por su orden, nos lleva a las siguientes connotaciones: Preámbulo: Discrepamos en que las actuales circunstancias exigen el replanteamiento de nuestro sistema foral. Esa exigencia, a nuestro entender, es una eterna constante, pues el lema de conservar y amejorar el fuero es de antes, de ahora y lo será de siempre. 2. Que los Fueros entrañan sentido de libertad y de fuerza interna para su desarrollo es obvio. Otra cosa es la apreciación de las necesidades de las reformas y el marco en que hayan de desarrollarse, sin desconocimiento del status jurídicopolítico en que realmente están encuadrados. Libertad, autonomía, participación y autocontrol del poder, sin más precisiones, constituyen una enunciación que requiere muy serias puntualizaciones, para no caer en extremismos verdaderamente peligrosos.

"3. La toma de conciencia de los navarros a que el escrito se refiere parece partir de la idea de que esa actitud no se ha observado. De todos modos confirmar la importancia de nuestro Régimen y seguir impulsando progresivamente su esencia dinámica es lo que se ha venido haciendo y lo que siempre se habrá de tener como tarea permanente.

"4. Claro que debemos esforzarnos por la efectividad de una plenitud foral, partiendo del principio indeclinable de que el poder conservado es originario y propio de Navarra; de que eso se ha reconocido por vía del pacto con el Estado y de que, consecuentemente, las competencias de Navarra derivan inmediatamente de los postulados anteriores. 5. Sentado lo anterior, parece incongruente afirmar que ha llegado el momento de meditar seriamente entre todos otro planteamiento honesto y sincero, para lograr los objetivos de autonomía [...]."

El Excmo. señor Marco, renueva a los autores de la moción su indicación de que consideren la conveniencia de retirarla y se unan a cuanto se consigna en la respuesta leída, procediéndose a estudiar conjuntamente, entretanto, las soluciones que pueden arbitrarse en razón a las iniciativas que ha expuesto.

El señor Irazoqui alega, finalmente, que él no retira la moción.

En virtud de la discrepancia de opiniones existentes entre los señores diputados, se procedió a la votación que dio el resultado que sigue: Los señores Fortún, Iturralde, y Asiain, Diputados, y el Excmo. señor Marco, Vicepresidente, en total cuatro votos, los emitieron en el sentido de que la moción de referencia quedara desestimada íntegramente.

Por tanto, por mayoría de votos, cuatro por tres, se adoptó el Acuerdo consistente en: Desestimar el contenido de la moción presentada por los señores Irazoqui, Arza y Visus, Diputados que ha sido objeto de esta sesión extraordinaria.

J. Gortari Unanua, La Transición política en Navarra, 1976-1979, t. I, Pamplona, 1995.

Régimen Foral de Navarra (16 de agosto de 1982)

Ley Orgánica 13/1982, de 10 de agosto, de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra
(BOE 16-08-1982)

 Incluye las modificaciones introducidas por la Ley Orgánica 1/2001, de 26 de marzo (BOE del 28)

DON JUAN CARLOS I, REY DE ESPAÑA

A todos los que la presente vieren y entendieren.

Sabed: Que las Cortes Generales han aprobado y Yo vengo en sancionar la siguiente Ley Orgánica:

PREAMBULO

Navarra se incorporó al proceso histórico de formación de la unidad nacional española manteniendo su condición de Reino, con la que vivió, junto con otros pueblos, la gran empresa de España.

Avanzado el siglo XIX, Navarra perdió la condición de Reino, pero la ley de veinticinco de octubre de mil ochocientos treinta y nueve confirmó sus Fueros, sin perjuicio de la unidad constitucional, disponiendo que con la participación de Navarra, se introdujera en ellos la modificación indispensable que reclamara el interés de la misma conciliándolo con el general de la Nación y de la Constitución de la Monarquía.

A tal fin, se iniciaron negociaciones entre el Gobierno de a Nación y la Diputación de Navarra y en el acuerdo que definitivamente se alcanzó, tuvo su origen la Ley Paccionada de dieciséis de agosto de mil ochocientos cuarenta y uno, aprobada por las Cortes de la Monarquía española.

Al amparo de las citadas leyes, que traían causa de sus derechos originarios e históricos, Navarra conservó su régimen oral y lo ha venido desarrollando progresivamente, conviniendo con la Administración del Estado la adecuación de facultades competencias cuando fue preciso, acordando fórmulas de colaboración que se consideraron convenientes y entendiendo siempre las necesidades de la sociedad.

En justa consideración a tales antecedentes, la Constitución. que afirma principios democráticos, pluralistas y autonómicos, tiene presente la existencia del régimen foral y, consecuentemente, en el párrafo primero de su disposición adicional primera, ampara y respeta los derechos históricos de Navarra y, en el apartado dos de su disposición derogatoria, mantiene la vigencia en dicho territorio de la Ley de veinticinco de octubre de mil ochocientos treinta y nueve. De ahí que, recién entrada en vigor la Constitución se promulgara, previo acuerdo con la Diputación Foral, el Real Decreto de veintiséis de enero de mil novecientos setenta y nueve, con el que se inicio el proceso de reintegración y amejoramiento del Régimen Foral de Navarra.

Es, pues, rango propio del Régimen Foral navarro, amparado por la Constitución que, previamente a la decisión de las Cortes Generales órgano del Estado en el que se encarna la soberanía indivisible del pueblo español, la representación de la Administración del Estado y la de la Diputación Foral de Navarra, acuerden la reforma y modernización de dicho Régimen. Dada la naturaleza y alcance del amejoramiento acordado entre ambas representaciones, resulta constitucionalmente necesario que el Gobierno, en el ejercicio de su iniciativa legislativa, formalice el pacto con rango y carácter de proyecto de Ley Orgánica y lo remita a las Cortes Generales para que éstas procedan, en su caso. a su incorporación al ordenamiento jurídico español como tal Ley Orgánica.

TITULO PRELIMINAR
Disposiciones generales

Artículo primero

Navarra constituye una Comunidad Foral con régimen, autónoma e instituciones propias, indivisible integrada en la Nación española y solidaria con todos sus pueblos.

Artículo segundo

Uno. Los derechos originarios e históricos de la Comunidad Foral de Navarra serán respetados y amparados por los poderes públicos con arreglo a la Ley de veinticinco de octubre de mil ochocientos treinta y nueve a la Ley Paccionada de dieciséis de agosto de mil ochocientos cuarenta y uno y disposiciones complementarias, a la presente Ley Orgánica y a la Constitución, de conformidad con lo previsto en el párrafo primero de su disposición adicional primera.

Dos. Lo dispuesto en el apartado anterior no afectará a las Instituciones, facultades y competencias del Estado inherentes a la unidad constitucional.

Artículo tercero

De acuerdo con la naturaleza del Régimen Foral de Navarra, su Amejoramiento, en los términos de la presente Ley Orgánica, tiene por objeto:

Uno. Integrar en el Régimen Foral de Navarra todas aquellas facultades y competencias compatibles con la unidad constitucional.

Dos. Ordenar democráticamente las instituciones Forales de Navarra.

Tres. Garantizar todas aquellas facultades y competencias propias del Régimen Foral de Navarra.

Artículo cuarto

El territorio de la Comunidad Foral de Navarra está integrado por 31 de los municipios comprendidos en sus Merindades históricas de Pamplona Estella, Tudela, Sangüesa y Olite, en el momento de promulgarse esta Ley.

Artículo quinto

Uno. A los efectos de la presente Ley Orgánica, ostentarán 18 condición política de navarros los españoles que, de acuerdo con las leyes generales del Estado, tengan la vecindad administrativa en cualquiera de los municipios de Navarra.

Dos. Los españoles residentes en el extranjero, que hayan tenido en Navarra su última vecindad administrativa tendrán idénticos derechos políticos que son residentes en Navarra. Gozarán, asimismo, de estos derechos sus descendientes inscritos como españoles que lo soliciten en la forma que determine la <legislación del Estado>.

Tres. La adquisición, conservación, pérdida y recuperación de la condición civil foral de navarro se regirá por lo establecido en la Compilación del Derecho Civil Foral o Fuero nuevo de Navarra.

Artículo sexto

Los navarros tendrán los mismos derechos, libertades y deberes fundamentales a que los demás españoles.

Artículo séptimo

Uno. El escudo de Navarra está formado por cadenas de oro sobre fondo rojo, con una esmeralda en el centro de unión de sus ocho brazos de eslabones y, sobre ellas, la Corona Real, símbolo del Antiguo Reino de Navarra.

Dos. La bandera de Navarra es de color rojo, con el escudo en el centro

Artículo octavo

La capital de Navarra es la ciudad de Pamplona.

Artículo noveno

Uno. El castellano es la lengua oficial de Navarra.

Dos. El vascuence tendrá también carácter de lengua oficial en las zonas vascoparlantes de Navarra.

Una ley foral determinará dichas zonas, regulará el uso oficial del vascuence y, en el marco de la legislación general del Estado, ordenará la enseñanza de esta lengua.

TITULO PRIMERO
De las Instituciones Forales de Navarra

CAPITULO PRIMERO
De las Instituciones

Artículo diez

Las Instituciones forales de Navarra son:

a) El Parlamento o Cortes de Navarra.

b) El Gobierno de Navarra o Diputación Foral.

c) El Presidente del Gobierno de Navarra o Diputación Foral.

CAPITULO II
Del Parlamento o Cortes de Navarra

Artículo once

El Parlamento representa al pueblo navarro, ejerce la potestad legislativa, aprueba los Presupuestos y las Cuentas de Navarra, impulsa y controla la acción de la Diputación Foral y desempeña las demás funciones que le atribuye el ordenamiento jurídico.

Artículo doce

Compete al Parlamento la designación de los Senadores que pudieran corresponder a Navarra como Comunidad Foral.

Artículo trece

Uno. El Parlamento de Navarra es inviolable.

Dos. Los parlamentarios Forales gozarán, aún después de haber cesado en su mandato, de inviolabilidad por las opiniones manifestadas en actos parlamentarios y por los votos emitidos en el ejercicio de su cargo.

Artículo catorce

Uno. Los parlamentarios forales no podrán ser retenidos ni detenidos durante el período de su mandato por los actos delictivos cometidos en el ámbito territorial de Navarra, sino en caso de flagrante delito, correspondiendo decidir en todo caso sobre su inculpación, prisión, procesamiento y juicio al Tribunal Superior de Justicia de Navarra.

Dos. Fuera del ámbito territorial de Navarra, la responsabilidad pende será exigible, en los mismos términos ante la correspondiente Sala del Tribunal Supremo.

Artículo quince

Uno. El Parlamento será elegido por sufragio universal libre, igual, directo y secreto, por un período de cuatro años.

Dos. El número de miembros del Parlamento no será inferior a cuarenta ni superior a sesenta.

Una ley foral fijará el número concreto de parlamentarios y regulara su elección, atendiendo a criterios de representación proporcional, así como los supuestos de su inelegibilidad e incompatibilidad, todo ello de conformidad con la legislación general electoral.

Artículo dieciséis

Uno. El parlamento establecerá su Reglamento y aprobará sus Presupuestos

Dos. La aprobación del Reglamento y su reforma precisara el voto favorable de la mayoría absoluta de los miembros del Parlamento en una votación final sobre el conjunto del proyecto.

Artículo diecisiete

Uno. El Parlamento funcionará en Pleno y en Comisiones y elegirá de entre sus miembros, un Presidente una Mesa y una Comisión Permanente.

Dos. El Parlamento se reunirá anualmente en dos períodos de sesiones ordinarias, el primero de septiembre a diciembre y el segundo de febrero a junio, no pudiendo exceder el número de sesiones plenarias de dieciséis.

Tres. También podrá reunirse en sesiones extraordinarias que habrán de ser convocadas por su Presidente con especificación en todo caso del orden del día, a petición de la Comisión Permanente, de una quinta parte de los parlamentarios, o del número de grupos parlamentarios que el Reglamento determine, así como a petición de la Diputación Foral.

Cuatro. El Reglamento de la Cámara regulará la elección, composición, atribuciones y funcionamiento de los órganos enunciados en el apartado Primero.

Artículo dieciocho

Uno. Corresponde a la Diputación la elaboración de los Presupuestos Generales de Navarra y la formalización de las Cuentas para su presentación al Parlamento a fin de que por éste sean debatidos, enmendados y en su caso, aprobados, todo ello conforme a lo que determinen las leyes forales. Igualmente la Diputación dará cuenta de su actividad económica al Parlamento de Navarra, para el control de la misma.

Dos Como órgano dependiente del Parlamento de Navarra funcionará la Cámara de Comptos, a la que corresponderán las competencias previstas en su Ley constitutiva y en las que la modifiquen o desarrollen.

Previamente al conocimiento y aprobación por el Parlamento de las Cuentas de la Comunidad Foral y del sector público dependiente de la misma, la Cámara de Comptos efectuará su examen y censura emitiendo dictamen para el Parlamento de Navarra.

Igualmente informará sobre las Cuentas y la gestión económica le las Corporaciones Locales de Navarra, conforme a lo que se disponga en una ley foral sobre Administración Local. Tres. sin perjuicio de lo dispuesto en los apartados anteriores; la Cámara de Comptos remitirá sus actuaciones al Tribunal de Cuentas. El dictamen del Tribunal de Cuentas será enviado con su respectivo expediente al Parlamento de Navarra para que éste, en su caso, adopte las medida, que procedan.

Cuatro. Corresponderá al Tribunal de Cuentas el enjuiciamiento de la responsabilidad contable en que pudieran incurrir quienes en Navarra tengan a su cargo el manejo de caudales o efectos públicos y, por acción u omisión contraria a la ley, originen menoscabo de los mismos.

Si, en el ejercicio de su función fiscalizadora, la Cámara de Comptos advirtiera la existencia de indicios de responsabilidad contable dará traslado de las correspondientes actuaciones al Tribunal de Cuentas.

Artículo diecinueve

Uno. La iniciativa legislativa corresponde:

a) A la Diputación Foral mediante la presentación de proyectos de ley al Parlamento.

b) A los parlamentarios forales. en la forma que determine el Reglamento de la Cámara.

c) A los Ayuntamientos que representen un tercio del número de municipios de la respectiva Merindad y un cincuenta por ciento de la población de derecho de la misma. El ejercicio de esta iniciativa se regulará por ley foral.

Dos. Una ley foral establecerá la iniciativa legislativa popular, de acuerdo con lo que disponga la correspondiente Ley Orgánica.

Tres. En las materias que deban ser objeto de las leyes forales a las que se refiere el artículo veinte, dos, la iniciativa legislativa corresponde, con carácter exclusivo, a la Diputación Foral y a los parlamentarios.

Artículo veinte

Uno. Las normas del Parlamento de Navarra se denominarán leyes forales y se aprobarán por mayoría simple.

Dos. requerirán mayoría absoluta para su aprobación, en una votación final sobre el conjunto de. proyecto, las leyes forales expresamente citadas en la presente Ley Orgánica y aquellas otras que sobre organización administrativa y territorial determine el Reglamento de la Cámara.

Artículo Veintiuno

Uno. El Parlamento podrá delegar en la Diputación Foral el ejercicio de la potestad legislativa no procederá tal delegación en os supuestos en que, a tenor del artículo anterior, se exija mayoría absoluta para la aprobación de las leyes forales.

Dos. Las leyes de delegación fijarán las bases que han de observarse por la Diputación en el ejercicio de la potestad legislativa delegada. La ley foral podrá también autorizar y la Diputación para refundir textos legales determinando el alcance y criterios a seguir en la refundición

Tres. La delegación legislativa habrá de otorgarse a la Diputación de forma expresa, para materia concreta y con fijación del plazo para su ejercicio.

Artículo veintidós

Las leyes forales serán promulgadas en nombre del Rey por el Presidente de la Diputación foral quien dispondrá su publicación en el <Boletín Oficial de Navarra> en el término de quince días desde su aprobación por el Parlamento y en el <Boletín Oficial del Estado>, A efectos de su entrada en vigor, regirá la fecha de su publicación en el <Boletín Oficial de Navarra>.

CAPITULO III
Del Gobierno de Navarra o Diputación Foral

Artículo veintitrés

Uno. Al Gobierno de Navarra o Diputación Foral le corresponde:

a) La función ejecutiva, comprendiendo la reglamentaria y la administrativa.

b) La facultad revisora en materia administrativa o económico-administrativa, previa a la judicial>.

c) Las competencias que le atribuye esta Ley Orgánica y las que puedan corresponderle con arreglo a otras leyes.

Dos. Adoptarán la forma de Decreto Foral las disposiciones generales dictadas por la Diputación y la de Ordenes Forales las dictadas por sus miembros.

Artículo veinticuatro

La Diputación velará especialmente por la defensa de la integridad del régimen foral de Navarra, debiendo dar cuenta al Parlamento de cualquier contrafuero que pudiera producirse.

Artículo veinticinco

Uno. Ley foral regulará la composición, atribuciones, régimen jurídico y funcionamiento de la Diputación, así como el estatuto de sus miembros.

Artículo veintiséis

La Diputación Foral precisará de la previa autorización del Parlamento para:

a) Emitir Deuda Pública, constituir avales y garantías y contraer crédito.

b) Formalizar Convenios con el Estado y con las Comunidades Autónomas.

c) Ejercitar la iniciativa a, que se refiere el artículo treinta y nueve, dos, de la presente Ley Orgánica.

Artículo veintisiete

La responsabilidad criminal del Presidente y de los demás miembros de la Diputación Foral será exigible, en su caso, ante la correspondiente Sala del Tribunal Supremo.

Artículo veintiocho

Uno. La Diputación Foral cesará tras la celebración de elecciones de Parlamento, cuando éste se niegue su confianza o apruebe una moción de censura. o por dimisión o fallecimiento de su Presidente.

Dos. La Diputación cesante continuará en funciones hasta la toma de posesión de la nueva Diputación.

CAPITULO IV
Del Presidente del Gobierno de Navarra o Diputación Foral

Artículo veintinueve

Uno. El Presidente del Gobierno de Navarra o Diputación Foral será elegido por el Parlamento,de entre sus miembros y nombrado por el Rey.

Dos El Presidente del Parlamento, previa consulta con los portavoces designados por los partidos o grupos políticos con representación parlamentaria, propondrá un candidato a Presidente del Gobierno de Navarra o Diputación Foral.

Tres. El candidato presentará su programa al Parlamento. Para ser elegido, el candidato deberá, en primera votación, obtener mayoría absoluta. De no obtenerla, se procederá a una segunda votación veinticuatro horas después de la anterior, y la confianza se entenderá otorgada al candidato si obtuviera mayoría simple en esta segunda votación. Caso de no conseguirse esta mayoría, el candidato quedará rechazado y se tramitarán las sucesivas propuestas de candidato en la forma prevista anteriomente.

Cuatro. Si transcurrido el plazo de treinta días naturales a partir de la primera votación ningún candidato hubiera sido elegido, el Parlamento quedará disuelto, convocándose de inmediato nuevas elecciones. El mandato del nuevo Parlamento durará, en todo caso, hasta la fecha en que hubiere concluido el del primero. (Artículo redactado conforma a la Ley Orgánica 1/2001, de 26 de marzo)

Artículo treinta

Uno. El Presidente de la Diputación ostenta la más alta representación de la Comunidad Foral y la ordinaria del Estado en Navarra.

Dos. El Presidente de la Diputación designa y separa a los Diputa os forales, dirige la acción de la Diputación y ejerce las demás funciones que se determinen en una ley foral.

Tres. El Presidente del Gobierno de Navarra o Diputación Foral, bajo su exclusiva responsabilidad y previa deliberación del Gobierno de Navarra o Diputación Foral, podrá acordar la disolución del Parlamento y convocar nuevas elecciones, con anticipación al término natural de la legislatura. 
El Presidente no podrá acordar la disolución del Parlamento durante el primer período de sesiones, ni cuando reste menos de un año para la terminación de legislatura, ni cuando se encuentre en tramitación una moción de censura, ni cuando se encuentre convocado un proceso electoral estatal, ni tampoco antes de que transcurra el plazo de un año desde la última disolución por este procedimiento.
En tal caso, el nuevo Parlamento que resulte de la convocatoria electoral, tendrá un mandato limitado por el término natural de la legislatura originaria. (Apartado redactado conforme ala Ley Orgánica !/2001, de 26 de marzo)

CAPITULO V
De las relaciones entre la Diputación y el Parlamento de Navarra

Artículo treinta y uno

El Presidente y los Diputados forales responden solidariamente ante el Parlamento de su gestión política, sin perjuicio de la responsabilidad directa de los mismos en su gestión.

Artículo treinta y dos

Uno. El Parlamento, por medio de su Presidente, podrá recabar de la Diputación la información que considere necesaria para el ejercicio de sus funciones, así como la presencia de los miembros de aquélla

Dos. Los parlamentarios forales podrán formular ruegos, preguntas e interpelaciones a la Diputación así como presentar mociones, todo ello en los términos que señale el Reglamento de la Cámara

Artículo treinta y tres

El Presidente de la Diputación y los Diputados tendrán derecho a asistir y ser oídos en las sesiones del Pleno y de las Comisiones del Parlamento.

Artículo treinta y cuatro

Uno. El Presidente de la Diputación Foral podrá plantear ante el Parlamento la cuestión de confianza sobre su programa de actuación. en la forma que se determine en el Reglamento de la Cámara. La confianza se entenderá otorgada cuando vote a favor de la misma la mayoría simple de los parlamentarias forales.

Dos. Si el Parlamento niega su confianza al Presidente de la Diputación éste presentará inmediatamente su dimisión, procediéndose a continuación a la elección de un nuevo Presidente.

Artículo treinta y cinco

Uno El Parlamento podrá exigir la responsabilidad política de la Diputación mediante la aprobación por mayoría absoluta de una moción de censura.

Dos Las mociones de censura. que necesariamente habrán de incluir la propuesta de un candidato a la Presidencia de la Diputación, se plantearán y tramitarán en la forma que determine el Reglamento del Parlamento. En todo caso, la moción de censura deberá ser propuesta, al menos por una quinta parte del número de miembros del Parlamento. Si la moción de censura no fuese aprobada sus signatarios no podrán presentar otra durante el mismo período de sesiones.

Tres. Si el Parlamento aprueba la moción de censura a la Diputación, su Presidente presentará Inmediatamente la dimisión, procediéndose a nombrar Presidente de la Diputación si candidato propuesto en la moción aprobada.

CAPITULO VI
Régimen de conflictos y recursos

Artículo treinta y seis

En los casos y en la forma establecidos en las leyes, el parlamento y la Diputación estarán legitimados para suscitar conflictos de competencia y para promover recursos de inconstitucionalidad.

Artículo treinta y siete

Las leyes forales únicamente estarán sujetas al control de constitucionalidad que ejerce el Tribunal Constitucional.

Artículo treinta y ocho

Los actos y disposiciones dictados por los órganos ejecutivos y administrativos de Navarra serán Impugnables ante la Jurisdicción contencioso-administrativa, una vez agotada la vía administrativa foral.

TITULO II
Facultades y competencias de Navarra

CAPITULO PRIMERO
Disposiciones generales

Artículo treinta y nueve

Uno. Conforme a lo establecido en el artículo segundo de la presente Ley Orgánica, corresponden a Navarra:

a) Todas aquellas facultades y competencias que actualmente ejerce, al amparo de lo establecido en la Ley Paccionada de dieciséis de agosto de mil ochocientos cuarenta y uno y disposiciones complementarias.

b) Todas aquellas facultades y competencias que expresamente se le integran por la presente Ley Orgánica.

c) Todas aquellas facultades y competencias que la legislación del Estado atribuya, transfiera e delegue, con carácter general, a las Comunidades Autónomas o a las Provincias.

Dos. Corresponderán, asimismo a Navarra todas aquellas facultades y competencias no comprendidas en el apartado anterior que, a iniciativa de la Diputación Foral, se atribuya, transfiera o delegue el Estado, con posterioridad a la entrada en vigor de la presente ley.

Artículo cuarenta

Uno. En las materias que sean competencia exclusiva de Navarra, corresponde a la Comunidad Foral las siguientes potestades:

a) Legislativa.

b) Reglamentaria.

c) Admmistrativa, incluida la inspección.

d) Revisora en la vía administrativa.

Dos. Dichas potestades deberán ejercitarse en los términos previstos en la presente ley y en la legislación del Estado a la que la misma hace referencia.

Tres. El Derecho navarro, en las materias de competencia exclusiva de la Comunidad Foral y en los términos previstos en los apartados anteriores, será aplicable con preferencia a cualquier otro.

En defecto de Derecho propio, se aplicará supletoriamente el Derecho del Estado.

Cuatro. En materia de Derecho Civil Foral, se estará a lo dispuesto en el artículo cuarenta y Ocho de la presente Ley Orgánica.

Artículo cuarenta y uno

Uno. En las materias a las que se refiere el artículo cincuenta y siete de la presente Ley Orgánica y en las que con igual carácter se regulan en otros artículos de la misma corresponden a la Comunidad Foral las siguientes potestades:

a) De desarrollo legislativo.

b) Reglamentaria.

c) De administración, incluida la inspección.

d) Revisora en la vía administrativa. Dos. La potestad de desarrollo legislativo a la que se refiere el párrafo a) del apartado anterior. deberá ejercitarse, en todo caso, de conformidad con las normas básicas que dicte el Estado.

Artículo cuarenta y dos

Uno. En las materias a las que se refiere el artículo cincuenta y ocho de la presente ley y en les que con igual carácter se regulan en otros artículos de la misma, corresponden a la Comunidad Foral las siguientes potestades:

a) Reglamentaria, para la organización de sus propios servicios.

b) De administración, incluida la inspección.

c) Rensora en la vía administrativa.

Dos. La Comunidad Foral ejercitará las potestades a las que se refiere el apartado anterior de conformidad con las disposiciones de carácter general que, en desarrollo de su legislación, dicte el Estado.

Artículo cuarenta y tres

Todas las Facultades y competencias correspondientes a Navarra se entienden referidas a su propio territorio, sin perjuicio de la eficacia personal que, en los supuestos previstos en los Convenios para materias fiscales entre Navarra y el Estado o en la legislación estatal, puedan tener las normas dictadas por las Instituciones Forales.

CAPITULO II
Delimitación de facultades y competencias

Artículo cuarenta y cuatro

Navarra tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias:

Uno. Ordenación del territorio, urbanismo y vivienda.

Dos. Obras públicas que no tengan la calificación legal de interés general del Estado o cuya realización no afecte a otros territorios del mismo.

Tres. Aeropuertos que no sean de interés general; helipuertos.

Cuatro. Servicio meteorológico, sin perjuicio de las facultades que en esta materia corresponden al Estado.

Cinco. Aprovechamientos hidráulicos, canales y regadíos, cuando las aguas discurran integramente dentro de Navarra y su aprovechamiento no afecte a otro territorio del Estado.

Seis. Instalaciones de producción, distribución y transporte de energía. cuando este transporte no salga del territorio de Navarra y su aprovechamiento no afecte a otro territorio del Estado, aguas minerales termales subterráneas todo ello sin perjuicio de la legislación básica del Estado sobre el régimen minero y energético.

Siete. Investigación científica y técnica sin perjuicio de las facultades de momento y coordinación general que corresponden al Estado.

Ocho. Cultura, en coordinación con el Estado.

Nueve. Patrimonio histórico, artístico, monumental, arquitectónico, arqueológico y científico, sin perjuicio de las facultades del Estado para la defensa de dicho patrimonio contra la exportación y la expoliación.

Diez. Archivos, bibliotecas, museos, hemerotecas y demás centros de depósito cultural que no sean de titularidad estatal.

Once. Instituciones relacionadas con el fomento y la enseñanza de las Bellas Artes.

Doce. Artesanía.

Trece. Promoción y ordenación del turismo.

Catorce. Promoción del deporte y de la adecuada utilización del ocio.

Quince. Espectáculos.

Dieciséis. Casinos, juegos y apuestas con exclusión de las Apuestas Mutuas Deportivo-Benéficas.

Diecisiete. Asistencia social.

Dieciocho. Desarrollo comunitario; condición femenina; política infantil, juvenil y de la tercera edad.

Diecinueve. Asociaciones de carácter docente, cultural, artístico, benéfico, asistencial y similares que desarrollen principalmente sus funciones en Navarra

Veinte. Fundaciones constituidas con arreglo a las normas del Derecho Foral de Navarra.

Veintiuna. Estadística de interés para Navarra.

Veintidós. Ferias y mercados interiores.

Veintitrés Instituciones y establecimientos públicos de protección y tutela de menores y de reinserción social, conforme a la legislación general del Estado.

Veinticuatro. Cámaras Agrarias y de la Propiedad, Cámara de Comercio e Industria, de acuerdo con los principios básicos de la legislación general y sin perjuicio de las competencias del Estado en materia de comercio exterior.

Veinticinco. Regulación de las denominaciones de origen y de la publicidad, en colaboración con el Estado.

Veintiséis. Colegios Profesionales y ejercicio de las profesiones tituladas, conforme a la legislación general

Veintisiete. Cooperativas, Mutualidades no integradas en la Seguridad Social y Pósitos, conforma a la legislación general en la materia.

Veintiocho. Establecimiento y regulación de Bolsas de Comercio y demás centros de contratación de mercaderías y valores, de conformidad con la legislación mercantil.

Artículo cuarenta y cinco

Uno. En virtud de su régimen foral, la actividad tributaria y financiera de Navarra se regulará por el sistema tradicional del Convenio Económico

Dos En los Convenios Económicos se determinarán las aportaciones de Navarra a las cargas generales del Estado señalando la cuantía de las mismas y el procedimiento para su actualización, así como los criterios de armonización de su régimen tributario con el régimen general del Estado>

Tres Navarra tiene potestad para mantener. establecer y regular su propio régimen tributario, sin perjuicio de lo dispuesto en el correspondiente Convenio Económico que deberá respetar los principios contenidos en el Título Preliminar del Convenio Económico de mil novecientos sesenta y nueve, así como el principio de solidaridad a que se refiere el artículo primero de esta Ley Orgánica.

Cuatro. Dada la naturaleza paccionada de los Convenios Económicos, una vez suscritos por el Gobierno de la nación y la Diputación, serán sometidos al Parlamento Foral y a las Cortes Generales para su aprobación mediante ley ordinaria

Cinco. La Deuda Pública de Navarra y los títulos-valores de carácter equivalente emitidos por la Comunidad Foral tendrán a todos los efectos la consideración de Fondos públicos. El volumen y características de las emisiones se establecerá en coordinación con el Estado, conforme a lo que se determina en el artículo sesenta y siete del presente Amejoramiento.

Seis Una ley foral regulará el Patrimonio de Navarra y la administración, defensa y conservación del mismo.

Artículo cuarenta y seis

Uno. En materia de Administración Local, corresponden a Navarra:

al Las facultades y competencias que actualmente ostenta, al amparo de lo establecido en la Ley Paccionada de dieciséis de agosto de mil ochocientos cuarenta y uno, en el Real Decreto-ley Paccionado de cuatro de noviembre de mil novecientos veinticinco y disposiciones complementarias.

b) Las que, siendo compatibles con las anteriores, puedan corresponder a las Comunidades Autónomas o a las Provincias, conforme a la legislación básica del Estado.

Dos. La Diputación Foral, sin perjuicio de la jurisdicción de los Tribunales de Justicia, ejercerá el control de legalidad y del interés general de las actuaciones de los Municipios, Concejos y Entidades Locales de Navarra. de acuerdo con lo que disponga una ley foral.

Tres Los Municipios de Navarra gozarán, como mínimo, de la autonomía que, con carácter general, se reconozca a los demás Municipios de la Nación.

Artículo cuarenta y siete

Es de la competencia plena de Navarra la regulación y administración de la enseñanza en toda su extensión, niveles y grados, modalidades y especialidades, sin perjuicio de lo establecido en los preceptos constitucionales sobre esta materia, de las Leyes Orgánicas que los desarrollen y de las competencias del Estado en lo que se refiere a la regulación de las condiciones de obtención, expedición y homologación de títulos académicos y profesionales y de la alta inspección del Estado para su cumplimiento y garantía.

Artículo cuarenta y ocho

Uno. Navarra tiene competencia exclusiva en materia de Derecho Civil Foral.

Dos La conservación, modificación y desarrollo de la vigente Compilación del Derecho Civil Foral o Fuero Nuevo de Navarra se llevará a cabo, en su caso mediante ley foral.

Artículo cuarenta y nueve

Uno. En virtud de su régimen foral, corresponde a Navarra la competencia exclusiva sobre las siguientes materias:

a) Regulación de la composición, atribuciones, organización funcionamiento y régimen jurídico de las Instituciones Forales, así como de la elección de sus miembros, todo ello en los términos establecidos en el Título Primero de la presente Ley Orgánica.

b) Régimen estatutario de los funcionarios públicos de la Comunidad Foral, respetando los derechos y obligaciones esenciales que la legislación básica del Estado reconozca a los funcionarios públicos.

c) Normas de procedimiento administrativo y en su caso, económico-administrativo que se deriven de las especialidades del Derecho sustantivo o de la organización propios de Navarra.

d) Contratos y concesiones administrativas respetando los principios esenciales de la legislación básica del Estado en la materia.

e) Régimen jurídico de la Diputación Foral, de su Administración y de los entes públicos dependientes de la misma garantizando el tratamiento igual de los administrados ante las Administraciones Públicas.

f) Ferrocarriles, carreteras y caminos cuyo itinerario se desarrolle integramente en territorio foral y, en los mismo términos, el transporte desarrollado por estos medios, así como por via fluvial o por cable.

g) Centros de contratación y terminales de carga en materia de transportes.

h) Vías pecuarias.

Dos. Corresponde, asimismo, a Navarra la ejecución de la legislación del Estado en materia de ordenación del transporte de mercancías y viajeros que tengan su origen y destino en territorio foral, sin perjuicio de la ejecución directa que el Estado pueda reservarse.

Tres. En todo caso, en las materias a las que se refieren los apartados anteriores, así como todo lo relativo al trafico y circulación Navarra conservara íntegramente las facultades y competencias que actualmente ostenta.

Artículo cincuenta

Uno Navarra, en virtud de su régimen foral, tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias:

a) Agricultura y ganadería, de acuerdo con la ordenación general de la economía.

b) Caza; pesca fluvial y lacustre: acuicultura.

c) Pastos, hierbas y rastrojeras.

d) Espacios naturales protegidos y tratamiento especial de zonas de montaña, de acuerdo con la legislación básica del Estado.

e) Montes cuya titularidad pertenezca a la Comunidad Foral o a los Municipios, Concejos y demás entidades administrativas de Navarra.

Dos Corresponde asimismo a Navarra el desarrollo legislativo y la ejecución de la legislación básica del Estado en materia de montes de propiedad de particulares.

Artículo cincuenta y uno.

Uno Corresponde a Navarra la regulación del régimen de la Policía Foral que, bajo el mando supremo de la Diputación Foral, continuará ejerciendo las funciones que actualmente ostenta.

Corresponde igualmente a la Comunidad Foral la coordinación de las Policía Locales de Navarra, sin detrimento de su dependencia de las respectivas autoridades municipales o con.

Dos. Navarra podrá ampliar los fines y servicios de la Policía Foral en el marco de lo establecido en la correspondiente Ley Orgánica.

A fin de coordinar la actuación de la Policía Foral y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, se establecerá, en su caso, una Junta de Seguridad, formada por un número igual de representantes de la Diputación Foral y del Gobierno de la Nación.

Artículo cincuenta y dos

Corresponde a la Diputación Foral la competencia para efectuar los siguientes nombramientos:

Uno. De los Notarios y Registradores de la Propiedad y Mercantiles que deban prestar servicio en Navarra. El nombramiento se hara de conformidad con las leyes del Estado valorándose específicamente a estos efectos el conocimiento del Derecho Foral de Navarra, sin que pueda establecerse excepción alguna por razón de naturaleza o vecindad.

En la fijación de las demarcaciones notariales y de las correspondientes a los Registros de la Propiedad y Mercantiles participará la Diputación Foral a fin de acomodarlas a lo establecido en el artículo sesenta, dos, de la presente Ley Orgánica. Igualmente participará, de acuerdo con lo previsto en las leyes del Estado, en la determinación del número de Notarios que deban ejercer su función en Navarra.

Dos De los Corredores de Comercio y, en su caso, de los Agentes de Cambio y Bolsa que deban prestar servicio en Navarra. El nombramiento se efectuará de conformidad con las leyes del Estado y la delimitación de las demarcaciones correspondientes se realizara con participación de la Diputación Foral.

Artículo cincuenta y tres

Uno. En materia de sanidad interior q higiene, corresponden a Navarra .as facultades y competencias que actualmente ostenta, y además, el desarrollo legislativo y la ejecución de la <legislación básica del Estado>.

Dos. Dentro de su territorio, Navarra podrá organizar y administrar todos los servicios correspondientes a la materia a la que se refiere el apartado anterior y ejercitará la tutela de las instituciones, entidades y fundaciones relacionadas con las mismas.

Tres. Sin perjuicio de lo establecido en los apartados anteriores, corresponde al Estado la coordinación y alta inspección conducente al cumplimiento de las facultades y competencias contenidas en este artículo.

Artículo cincuenta y cuatro

Uno. En materia de seguridad social, corresponde a Navarra:

a) El desarrollo legislativo y la ejecución de la legislación básica de, Estado, salvo las normas que configuran el régimen económico de la Seguridad Social.

b) La gestión del régimen económico de la Seguridad Social.

Dos Dentro de su territorio, Navarra podrá organizar y administrar todos los servicios correspondientes a las materias a las que se refiere el apartado anterior y ejercerá la tutela de las instituciones, entidades y fundaciones relaciondas con las mismas.

Tres. Corresponde al Estado la alta inspección conducente al cumplimiento de las facultades y competencias contenidas en este artículo.

Artículo cincuenta y cinco

Uno. Corresponde a Navarra el desarrollo legislativo y la ejecución del régimen de radiodifusión y televisión en los términos y casos establecidos en la Ley que regule el Estatuto jurídico de la Radio y la Televisión

Dos. Igualmente le corresponde el desarrollo legislativo y la ejecución de las normas básicas del Estado relativas al régimen de prensa y, en general, de todos los medios de comunicación social.

Tres. De acuerdo con lo establecido en los apartados anteriores, Navarra podrá regular, crear y mantener su propia prensa radio y televisión, y en general todos los medios de comunicación social para el cumplimiento de sus fines.

Artículo cincuenta y seis

Uno. De acuerdo con las bases y la ordenación de la actividad económica general y de la, política monetaria, crediticia, bancaria y de seguros del Estado, corresponde a la Comunidad Foral de Navarra en los términos de los pertinentes preceptos constitucionales la competencia exclusiva en las siguientes materias:

a) Planificación de la actividad económica y fomento del desarrollo económico dentro de Navarra.

b) Industria, sin perjuicio de lo que determinen las normas del Estado por razones de seguridad, sanitarias o de interés militar y las normas relacionadas con las industrias que estén sujetas a la legislación de minas, hidrocarburos y energía nuclear. Queda reservada a la competencia exclusiva del Estado la autorización rara transferencia de tecnología extranjera.

c) Desarrollo y ejecución en Navarra de los planes establecidos por el Estado para la reestructuración de sectores industriales. de conformidad con lo establecido en los mismos.

d) Comercio interior, defensa del consumidor y del usuario, sin perjuicio de la política general de precios, de la libre circulación de bienes en el territorio nacional y de la legislación sobre defensa de la competencia.

e) Instituciones de crédito corporativo, público y territorial.

f) Cajas de Ahorro, sin perjuicio del régimen especial de Convenios en esta materia.

g) Sector público económico de Navarra, en cuanto no esté contemplado por otros preceptos de la presente Ley Orgánica.

Dos. La competencia exclusiva de Navarra a que se refiere el apartado anterior se entenderá sin perjuicio del respeto a la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado.

Tres. Navarra participará asimismo en la gestión del sector público económico estatal, en los casos y actividades que proceda y designará, en su caso, de acuerdo con lo que establezcan las leyes de. Estado, sus propios representantes en los organismos económicos, instituciones financieras y empresas públicas del Estado, cuya competencia se extienda al territorio navarro y que por su naturaleza no sean objeto de transferencia.

Artículo cincuenta y siete

En el marco de la legislación básica del Estado corresponde a Navarra el desarrollo legislativo y la ejecución de las siguientes materias:

a) Sistema de responsabilidad de las administraciones públicas de Navarra.

b) Expropiación forzosa, en el ámbito de sus propias competencias

c) Medio ambiente y ecología.

d) Reserva al sector público de recursos o servicios esenciales especialmente en caso de monopolio, intervención de empresas cuando lo exija el interés general

e) Ordenación del crédito, banca y seguros.

f) Régimen minero y energético; recursos geotérmicos.

Artículo cincuenta y ocho

Uno. Corresponde a Navarra la ejecución de la legislación del Estado en las siguientes materias:

a) Penitenciaria

b) Laboral, asumiendo las facultades y competencias y servicios de carácter ejecutivo que actualmente ostenta el Estada con respecto a las relaciones laborales sin perjuicio de la alta inspección de éste rectorado.

Quedan reservadas al Estado todas las competencias sobre las migraciones interiores y exteriores y fondos de ámbito nacional y de empleo.

c) Propiedad intelectual e industrial.

d) Pesas y medidas, Contraste de metales.

e) Ferias internacionales que se celebren en Navarra.

f) Aeropuertos de interés general, cuando el Estado no se reserve su gestión directa.

g) Establecimientos y productos farmacéuticos.

h) Vertidos industriales y contaminantes.

i) Archivos, bibliotecas, museos y demás centros análogos de titularidad estatal, cuya ejecución no se reserve el Estado. I

Dos. Corresponde asimismo a la Comunidad Foral la ejecución dentro de su territorio de los tratados y Convenios Internacionales en lo que afecten a las materias propias de la competencia de Navarra.

CAPITULO III
La Administración de Justicia en Navarra

Artículo cincuenta y nueve

Uno. Se establecerá en Navarra un Tribunal Superior de Justicia en el que culminará la organización judicial en el ámbito Territorial de la Comunidad Foral y ante el que, sin perjuicio de la jurisdicción que corresponde al Tribunal Supremo, se agotarán las sucesivas instancias procesales.

Dos. En el Tribunal Superior de Justicia de Navarra se integrará la Audiencia Territorial de Pamplona.

Artículo sesenta

En relación con la Administración de Justicia exceptuada la Jurisdicción Militar, corresponde a Navarra:

Uno. Ejercer todas .as facultades que las Leyes Orgánicas del Poder Judicial y del Consejo Genera del Poder Judicial reconozcan o atribuyan al Gobierno del Estado.

Dos Participar en la delimitación de las demarcaciones territoriales de los órganos jurisdiccionales que ejerzan sus funciones en Navarra y en la localización de su capitalidad.

Artículo sesenta y uno

Uno. La competencia de los órganos jurisdiccionales radicados en Navarra se extiende:

al En el orden civil, a todas las instancias y grados, incluidos los recursos de casación y revisión en las materias de Derecho Civil Foral de Navarra.

b) En el orden penal y social, a todas las instancias y grados. con excepción de los recursos de casación y revisión.

c) En el orden contencioso-administrativo a todas las instancias y grados cuando se trate de actos dictados por la Administración Foral. Cuando se trate de actos dictados por la Administración del Estado en Navarra, se estará dispuesto en la Ley de la Jurisdicción contencioso-administrativa.

d) A las cuestiones de competencia entre órganos judiciales radicados en Navarra.

e) A los recursos sobre calificación de documentos referentes al Derecho Foral de Navarra que deba tener acceso a los Registros de la Propiedad.

Dos En las restantes materias se podrán interponer ante el Tribunal Supremo los recursos que según las leyes del Estado, sean procedentes.

Artículo sesenta y dos

Uno. El Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Navarra será nombrado por el Rey, a propuesta del Consejo General del Poder Judicial.

Dos. El nombramiento de los Magistrados, Jueces y Secretarios que deban prestar servicio en Navarra se efectuará en la forma prevista en las Leyes Orgánicas del Poder Judicial y del Consejo General del Poder Judicial

Tres. El nombramiento del restante personal al servicio de la Administración de Justicia que deba prestar servicio en Navarra se efectuará en la forma prevista en la <legislación general del Estado>

Artículo sesenta y tres

Uno. A instancia de la Diputación. el órgano competente convocará, de acuerdo con lo que disponga la Ley Orgánicos del Poder Judicial, los concursos y oposiciones precisos para la provisión de vacantes de Magistrados, Jueces, Secretarios y restante personal al servicio de la Administración de Justicia que deba prestar servicio en Navarra.

Dos. En las referidas pruebas selectivas se valorará específicamente la especialización en Derecho Foral de Navarra, sin que pueda establecerse excepción alguna por razón de naturaleza o vecindad.

CAPITULO IV
Relaciones con la Administración del Estado

Artículo sesenta y cuatro

En virtud de lo establecido en el párrafo primero de la Disposición adicional primera de la Constitución y en el artículo segundo de la presente Ley, las relaciones entre la Administración del Estado y la Comunidad Foral referentes a sus respectivas facultades y competencias, se establecerán conforme a la naturaleza del régimen foral y deberán formalizarse, en su caso, mediante una disposición del rango que corresponda.

Artículo sesenta y cinco

La Administración del Estado y la Administración Foral podrán celebrar convenios de cooperación para la gestión y prestación de obras y servicios de interés común.

Artículo sesenta y seis

Un Delegado nombrado por el Gobierno de la Nación dirigirá la Administración del Estado en Navarra y la coordinará cuando proceda, con la Administración Foral

Artículo sesenta y siete

La Administración del Estado y la Diputación Foral colaborarán para la ordenada gestión de sus respectivas facultades y competencias, a cuyo efecto se facilitarán mutuamente las informaciones oportunas.

Artículo sesenta y ocho

La Diputación será informada por el Gobierno de la Nación en la elaboración de los Tratados y Convenios, así como de los proyectos de legislación aduanera en cuanto afecten a materia de especifico interés para Navarra.

Artículo sesenta y nueve

Todas las discrepancias que se susciten entre la Administración del Estado y la Comunidad Foral de Navarra respecto a la aplicación e interpretación de la presente Ley Orgánica, serán plante das y, en su caso, resueltas por una Junta de Cooperación integrada por igual número de representantes de la Diputación Foral y de la Administración del Estado, sin perjuicio de la legislación propia del Tribunal Constitucional y de la Administración de Justicia.

CAPITULO V
Convenios y Acuerdos de Cooperación con las Comunidades Autónomas.

Artículo setenta

Uno. Navarra podrá celebrar Convenios con las Comunidades Autónomas para la gestión y prestación de servicios propios correspondientes a materias de su exclusiva competencia. Dichos convenios entrarán en vigor a los treinta días de su comunicación a las Cortes Generales, salvo que éstas acuerden en dicho plazo que, por su contenido, el Convenio debe seguir el trámite previsto en el apartado tercero para los Acuerdos de Cooperación.

Dos. Navarra podrá celebrar Convenios con la Comunidad Autónoma del País Vasco y con las demás Comunidades Autónomas limítrofes para la gestión y prestación de servicios propios correspondientes a las materias de su competencia. Dichos Convenios entrarán en vigor en los veinte días de su comunicación a las Cortes Generales.

Tres. Previa autorización de las Cortes Generales, Navarra podrá establecer Acuerdos de Cooperación con la Comunidad Autónoma del País Vasco y con otras Comunidades Autónomas.

TITULO III
De la reforma

Artículo setenta y uno

Uno. Dada la naturaleza jurídica del régimen foral, el Amejoramiento al que se refiere la presente Ley orgánica es modificable unilateralmente.

Dos. La reforma del mismo se ajustará, en todo caso, al siguiente procedimiento:

a) La iniciativa corresponderá a la Diputación Foral o al Gobierno de la Nación.

b) Tras las correspondientes negociaciones, la Diputación Foral y el Gobierno formularán, de común acuerdo, la propuesta de reforma, que será sometida a la aprobación del Parlamento Foral y de las Cortes Generales, por el mismo procedimiento seguido para la aprobación de la presente Ley Orgánica.

Tres. Si la propuesta de reforma fuese rechazada. continuara en vigor el régimen jurídico vigente con anterioridad a su formulación.

DISPOSICIONES ADICIONALES

Primera.- La aceptación del régimen establecido en la presente Ley Orgánica no Implica renuncia a cualesquiera otros derechos originarios e históricos que pudieran corresponder Navarra, cuya incorporación al ordenamiento jurídico se llevará a cabo, en su caso, conforme a lo establecido en el artículo setenta y uno.

Segunda.- El Parlamento será el órgano foral competente para:

a) Ejercer la iniciativa a que se refiere la Disposición transitoria cuarta de la Constitución.

b) Ejercer, en su caso, la iniciativa para la separación de Navarra de la Comunidad Autónoma a la que se hubiese incorporado.

Tercera.- La Comunidad Foral de Navarra se subrogar en todos los derechos y obligaciones de la actual Diputación Foral, en cuanto Corporación Local.

Serán respetados todos los derechos adquiridos de cualquier orden y naturaleza que tengan los funcionarios y personal de dicha Diputación y de las Instituciones dependientes de la misma.

DISPOSICIONES TRANSITORIAS

Primera.- Uno. Hasta que no entre en vigor la Ley Foral a la que se refiere el artículo quince, dos, la elección del Parlamento de Navarra se realizará conforme a las siguientes normas:

a) La elección será convocada por la Diputación Foral, previo acuerdo con el Gobierno de la Nación, y se celebrará en el período comprendido entre el uno de febrero y el treinta y uno de mayo de mil novecientos ochenta y tres.

b) El Parlamento estará integrado por cincuenta parlamentarios que serán elegidos por sufragio universal, libre, Igual, directo y secreto en una única circunscripción electoral que comprenderá todo el territorio de Navarra

c) A los efectos de la atribución de escaños, no serán tenidas en cuenta las listes que no hubiesen obtenido por lo menos, el cinco por ciento de los votos válidos emitidos.

d) En todo aquello que no esté previsto en la presente Disposición transitoria, se estará a lo dispuesto en la legislación reguladora de la elección de los miembros del Congreso de los Diputados de las Cortes Generales. No será de aplicación lo dispuesto en el artículo cuarto, apartado dos, letra a), del Real Decreto-ley veinte/mil novecientos setenta y siete, de dieciocho de marzo.

Dos. La constitución, organización y funcionamiento del Parlamento elegido conforme a lo establecido en el apartado anterior, se regirá por lo dispuesto en la presente Ley Orgánica y en el Reglamento de la Cámara.

Segunda.- Hasta que no entre en vigor la ley foral a la que se refiere el artículo veinticinco, se observaran las siguientes normas:

a) Dentro de los quince días naturales siguientes a la publicación en el <Boletín Oficial del Estado> del Real Decreto de nombramiento del Presidente de la Diputación Foral, éste designará a los Diputados forales cuyo número no podrá ser inferior a siete ni superior a once. El Presidente asignará en los Diputados forales las titularidades que correspondan en relación con las materias propias de la competencia de la Comunidad Foral y podrá designar, de entre los Diputados forales, hasta dos Vicepresidentes.

b) El régimen jurídico y funcionamiento de la Diputación Foral se ajustará a lo establecido en el Reglamento al que se refiere el apartado cuarto de la Diposición transitoria sexta, con las modificaciones que en el mismo puedan introducirse por el mismo procedimiento seguido para su aprobación.

Tercera.- Mientras las Cortes Generales o el Parlamento de Navarra no aprueben las disposiciones a las que se refiere la presente Ley Orgánica, continuarán en vigor las leyes y disposiciones del Estado que regulen las materias que deban ser objeto de aquéllas, sin perjuicio de las facultades y competencias que corresponden a Navarra.

Cuarta.- La transferencia a Navarra de los servicios relativos a las facultades y competencias que, conforme a la presente Ley Orgánica. Se corresponden, se ajustará a las siguientes bases:

Uno. Previo acuerdo con la Diputación Foral, las transferencias se llevarán a caso por el Gobierno de la Nación y se promulgarán mediante Real Decreto, que se publicará simultáneamente en los <Boletines Oficiales del Estado y de Navarra>

Dos. En virtud de dichos Acuerdos, se transferirán a Navarra los medios personales y materiales necesarios para el pleno y efectivo ejercicio de las facultades y competencias a que se refieran.

Tres. A los funcionarios de la Administración del Estado o de otras Administraciones Públicas, que estando adscritos a los servicios que sean objeto de transferencia, pasen a depender de la Comunidad Foral, les serán respetados los derechos que les correspondan en el momento de la transferencia, incluso el de participar en los concursos de traslados que convoque la Administración respectiva en igualdad de condiciones con los restantes miembros del Cuerpo o Escala a que parte.

Cuatro. La transferencia a la Comunidad Foral de bienes o derechos estará exenta de toda clase de gravámenes fiscales.

El cambio de titularidad en los contratos de arrendamiento de locales para oficinas publicas de los servicios que sean objeto de transferencias, no dará derecho al arrendador a extinguir o renovar el contrato.

Cinco. A los efectos de la adecuada financiación de los servicios que se traspasen a Navarra se realizará la valoración de los mismos de conformidad con las disposiciones generales del Estado, teniendo en cuenta los costes directos e indirectos y los gastos de inversión que correspondan, para que surta, sobre la aportación económica de la Comunidad Foral a las cargas generales del Estado, los efectos que prevea el Convenio Económico.

Seis. Mientras no se produzcan las transferencias a las que se refiere la presente Disposición transitoria, la Administración del Estado continuará prestando los Servicios públicos relativos a las mismas, sin que ello implique renuncia por parte de Navarra a la titularidad de las correspondientes facultades y competencias.

Siete. Se autoriza al Gobierno para transferir a Navarra, en su caso, los montes de titularidad del Estado cuya administración y gestión corresponde actualmente e la Diputación Foral en la forma y condiciones que se fijen en el correspondiente Convenio.

Quinta.- Uno. El actual Parlamento Foral asumirá las facultades y competencias que se le reconocen en la presente Ley Orgánica, con excepción de la que se contempla en el artículo treinta y cinco de la misma.

Dos. Los actuales parlamentarios forales no gozarán de las prerrogativas a las que se refieren los artículos trece, dos, y catorce de la presente Ley Orgánica, ni podrán ejercer la iniciativa legislativa prevista en el artículo diecinueve, uno, b), de la misma.

Tres. La organización y funcionamiento del actual Parlamento Foral se ajustará a lo establecido en su vigente Reglamento, hasta que éste sea modificado en cumplimiento de lo previsto en la presente Ley Orgánica.

No obstante, serán de inmediata aplicación los preceptos de la misma relativos a la organización y funcionamiento del Parlamento Foral que no precisen de ulterior desarrollo en el Reglamento de la Cámara.

Sexta.- Uno. No serán de aplicación al actual Presidente de la Diputación Foral ni a los actuales Diputados forales las disposiciones contenidas en los artículos veintitrés, dos, veintisiete; treinta, dos; treinta y uno y treinta y cuatro de la presente Ley Orgánica.

Dos. No será aplicable a la actual Diputación Foral lo establecido en el artículo veintiocho, uno, de la presente Ley Orgánica m la ley foral que, en su caso, se dicte en cumplimiento de lo previsto en el artículo veinticinco de la misma.

Tres. El Presidente y los restantes miembros de la actual Diputación Foral continuarán en el ejercicio de sus funciones hasta la toma de posesión de los miembros de la nueva Diputación.

Cuatro. El régimen jurídico y funcionamiento de la actual Diputación Foral se ajustará a lo establecido en su vigente Reglamento provisional de Régimen Interior, con las modificaciones que en éste puedan introducirse por el mismo procedimiento seguido para su aprobación.

Séptima.- En lo relativo a televisión la aplicación del apartado tres del artículo cincuenta y cinco de la presente Ley Orgánica supone que el Estado otorgará en régimen de concesión a la Comunidad Foral la utilización de un tercer canal de titularidad estatal, que debe crearse para su emisión en el territorio de Navarra, en los términos que prevea la citada concesión.

Hasta la puesta en funcionamiento efectivo de este tercer canal, Radiotelevisión Española (RTVE) articulará, a través de su organización en el territorio de la Comunidad Foral, un régimen transitorio de programación específica para el mismo que se emitirá por la Segunda Cadena (UHF). El coste de esta programación se entenderá como base para la determinación de la subvención que pudiera concederse a la Comunidad Foral durante los dos primeros años de funcionamiento del nuevo canal a que se refiere la presente Disposición transitoria.

DISPOSICION FINAL

Uno. Continuará en vigor la Ley de veinticinco de octubre de mil ochocientos treinta y nueve, la Ley Paccionada, de dieciséis de agosto de mil ochocientos cuarenta y uno, y disposiciones complementarias, en cuanto no se opongan a lo establecido en la presente Ley Orgánica.

Dos. La presente Ley Orgánica entrará en vigor el mismo día de su publicación en el <Boletín Oficial del Estado>.

Por tanto.

Mando a todos los españoles, particulares y autoridades, que guarden y hagan guardar esta Ley Orgánica.

Palacio de Marivent, Palma de Mallorca, a diez de agosto de mil novecientos ochenta y dos.- JUAN CARLOS R.- El Presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo.

nacionalismos

PAÍS VASCO 1

ANTECEDENTES

Viaje a Navarra durante la insurrección de los vascos (Joseph Augustin Chaho, 1835)

Viaje a Navarra...

Independientemente de estos rasgos sublimes que forman hoy su fisonomía nacional, el Vasco presenta gustos e instintos generales a todos los pueblos montañeses. Lleva hasta la idolatría el amor de su país natal, tanto mas excesivo cuanto en general los objetos a los cuales se refiere se hallan más desheredados por la naturaleza. La residencia en estos montes tiene para él un atractivo a que nada iguala, encantos cuya magia nada puede destruir. Los sudores que le costó su cultivo, la sangre con que los regó tantas veces, les hacen más caros a su corazón, y este sentimiento exaltado aumenta más por la pasión dominante de la libertad y de la nacionalidad. [...]

Raza predestinada, que invencible fatalidad empujaba hacia su término, ¿qué esfuerzos generosos y constantes no hicieron los Euskaros para conservar nacionalidad e independencia? ¿Qué olas de sangre no derramaron para seguir a través de las revoluciones sociales la línea política trazada por los ancianos de Guernica? Oponiendo a Roma los Celtíberos; a los Francos, la Aquitania y los reyes de Toulouse; a los Moros, la Castilla; como oponen hoy a la revolución castellana la monarquía de Carlos V. Se mostraron con brillo en todos los campos de batalla en que el destino del Occidente se decidió por las armas durante la Edad Antigua. Las campañas de Aníbal en Italia, las insurrecciones de Viriato y de Sertorio, los sitios de Numancia y de Cala horra, los combates célebres de Munda, de Farsalia, ofrecieron a los Vascos ocasión de desplegar valor incomparable, constituyendo una preparación para la lucha que debían entablar cuerpo a cuerpo con el imperio romano. [ ...]

No —interrumpió el Hombre de la Gran Espada, cuya fisonomía volvió a tomar gradualmente su más noble expresión de audacia y de serenidad?; no, porque los tiempos marcados no se han cumplido todavía. Espera y consuélate. ¿Qué importa, mientras tanto, que nobles víctimas sufran su destino? Mi estrella es sangrienta; cualquier muerte me será hermosa; una vez vencedor, puedo sufrir todo, pues habré hecho bastante par?a conseguir mi gloria. Nuestra raza, demasiado tiempo sepultada en sueño litúrgico, ha despertado a mi llamamiento, alzándose digna del papel excelso que le preparan grandes acontecimientos. He fraguado ante ella el camino del porvenir.

Y el Hombre de la Gran Espada se exaltó al hablar, y su frente se iluminó en la sombra, como esas imágenes de santuario que reflejan misteriosos resplandores.

—Nuestra sangre, derramada en los combates, hará nacer en los montes una generación de héroes. Testigos de las lágrimas de la patria y de nuestras heridas, nuestros hijos, mecidos con cantos guerreros, alimentarán en sus corazones el odio inextinguible de la opresión y se reunirán como hermanos, en torno del roble de la libertad, enarbolando la bandera de la liberación; y cuando su invencible falange guiada por la estrella brillante de Aitor, se precipite en la baraúnda de los pueblos, se la verá como al rayo surcando el horizonte.

Y en tanto que, bardo y profeta, el guerrero de la montaña dejaba vibrar así su voz broncínea, el brazo poderoso permaneció algún tiempo extendido hacia el joven fascinado, cuyo débil cuerpo se agachaba como bajo el imperio de una tracción magnética. Y sobre el horizonte de la colina en que se erguía el gigante, el Vidente, vencido por la ilusión, creyó verle alejarse y engrandecerse hasta alcanzar el cielo con su cabeza sublime. Ahí, semejante a la sombra de Odín, evocada por los Escaldas, o a la más antigua de Aitor, que aparece a veces ante los bardos pirenaicos, la visión, inmóvil durante un instante, descendió lentamente hacia tierra para desaparecer con la realidad.

Joseph Augustin Chaho, Viaje a Navarra durante la insurreción de los vascos (1835)

Convenio de Vergara (31 de agosto de 1839)

1839vergara

Convenio de Vergara (1939)

Convenio de Vergara

Artículo 1.ºEl capitán general don Baldomero Espartero recomendará con interés al gobierno el cumplimiento de su oferta de comprometerse formalmente a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los fueros.

Art. 2.º Serán reconocidos los empleos, grados y condecoraciones de los generales, jefes, oficiales y demás individuos dependientes del ejército del teniente general don Rafael Maroto, quien presentará las relaciones con expresión de las armas a que pertenecen, quedando en libertad de continuar sirviendo, defendiendo la Constitución de 1837, el trono de Isabel 11 y la regencia de su augusta madre, o bien de retirarse a sus casas los que no quieran seguir con las armas en la mano.

Art. 3.º Los que adopten el primer caso de continuar sirviendo, tendrán colocación en los cuerpos del ejército, ya de efectivos, ya de supernumerarios, según el orden que ocupan en la escala de las inspecciones a cuya arma correspondan.

Art. 4.º Los que prefieran retirarse a sus casas, siendo generales o brigadieres, obtendrán su cuartel para donde lo pidan con el sueldo que por reglamento les corresponda: los jefes y oficiales obtendrán licencia ¡limitada o su retiro, según su reglamento. Si alguno de esta clase quisiese licencia temporal, la solicitará por el conducto del inspector de su arma respectiva y le será concedida, sin exceptuar esta licencia para el extranjero; y en este caso, hecha la solicitud por el conducto del capitán general don Baldomero Espartero, éste les dará el pasaporte correspondiente, al mismo tiempo que dé curso a las solicitudes recomendando la aprobación de S.M.

Art. 5.º Los que pidan licencia temporal para el extranjero, como no pueden recibir sus sueldos hasta el regreso, según reales órdenes, el capitán general don Baldomero Espartero les facilitará las cuatro pagas, en orden de las facultades que le están conferidas, incluyéndose en este artículo todas las clases desde general hasta subteniente inclusive.

Art. 6.º Los artículos precedentes comprenden a todos los empleados del Ejército haciéndose extensivo a los empleados civiles que se presenten a los doce días de ratificación de este convenio.

Art. 7.º Si las Divisiones Navarras y Alavesas se presentasen en la misma forma que las Divisiones Castellana, Vizcaína y Guipuzcoana disfrutaran de las concesiones que se expresan en los artículos precedentes.

Art. 8.º Se pondrán a disposición del capitán general D. Baldomero Espartero los parques de artillería, maestranzas, depósitos de armas, de vestuarios y de víveres que estén bajo la dominación y arbitrio del teniente general D. Rafael Maroto.

Art. 9.º Los prisioneros pertenecientes a los cuerpos de las Provincias de Vizcaya y Guipúzcoa, y los de los cuerpos de la División Castellana que se conformen en un todo con los artículos del presente convenio quedarán en libertad disfrutando de las ventajas que en el mismo se expresan para los demás. Los que no se convinieren sufrirán la suerte de prisioneros.

Art. 10.º El capitán general D. Baldomero Espartero hará presente al Gobierno para que éste lo haga a las Cortes la consideración que se merecen las viudas y huérfanos de los que han muerto en la presente guerra correspondientes a los cuerpos a quienes comprende este convenio.

Ley sobre los Fueros (25 de octubre de 1839)

fuero

Fueros (1575)

Ley de 25 de octubre de 1839 sobre los Fueros

Doña Isabel II por la Gracia de Dios y de la Constitución de la Monarquía española, Reina de las Españas y durante su menor edad, la Reina viuda Doña María Cristina de Borbón, su Augusta Madre, como Reina Gobernadora del Reino: a todos los que en la presente vieren y entendieren sabed: Que las Cortes han decretado y Nos sancionado lo siguiente:

Artículo 1.º Se confirman los Fueros de las Provincias Vascongadas y Navarra, sin perjuicio de la unidad constitucional de la Monarquía.

Artículo 2.º El Gobierno tan pronto como la oportunidad lo permita y oyendo antes a las Provincias Vascongadas y a Navarra, propondrá a las Cortes la modificación indispensable que en los mencionados Fueros reclame el interés de las mismas, conciliándolo con el general de la Nación y de la Constitución de la Monarquía, resolviendo entre tanto provisionalmente, y en la forma y sentido expresados, las dudas y dificultades que puedan ofrecerse, dando de ello cuenta a las Cortes.

La Leyenda de Aitor (Joseph Augstín Chaho, 1845)

La leyenda de Aitor
(Agustin Chaho, 1845)

Los várdulos, Gherekiz. - La fiesta de la luna llena.-
El bardo improvisador.

I

Lara, bardo cántabro, de quien el poeta Silio Itálico hace tan brillante relato en su epopeya de la guerra púnica, pertenecía a la tribu de los euskaros várdulos o guipuzcoanos, igualmente famosa por el valor de sus soldados que por la habilidad de sus jóvenes en la mímica la danza, el canto y la improvisación. Lara, que apenas contaba treinta años, había sido proclamado flor de los guerreros y príncipe de los bardos, y los várdulos tenían gran orgullo de que perteneciese a su gente. Las otras tribus de la federación euskara, ni aun con excepción de los suletinos, conocían rival a aquel cantor incomparable.

La conclusión de la paz con Roma, después de las guerras de Aníbal, fue celebrada por los montañeses, durante la fiesta de la luna llena, que duraba tres días, y que en aquellas circunstancias se celebró con inusitada solemnidad. La primera noche se consagraba a la conmemoración de la historia nacional, hecha por los bardos al pie del roble de la libertad. Derogando los usos seculares, los ancianos de la tribu permitieron a Lara, en muestra de consideración, que entretuviese solo a la Asamblea durante la primera noche, con exclusión de todos los demás bardos, y que recitase una leyenda compuesta por él, titulada Aítor. El roble de los várdulos estaba en Gherekiz, y era ya el noveno desde hacía veinte siglos, o sea desde el establecimiento de los euskaros en los Pirineos Occidentales.

Sobre bancos dispuestos en forma de círculo, se sentaron los viejos, y a sus pies, en asientos gradualmente más bajos, las mujeres de edad, las viudas, las casadas, las vírgenes y los niños de la tribu. Enfrente de esa numerosa parte de la Asamblea, los hombres, guerreros todos desde los dieciocho hasta los sesenta años, estaban de pie, ocupando el lugar intermediario, en el que al son de la tibia y del tamboril, debían bailarse las danzas del segundo y tercero día. Cuando apareció Lara, resonó en el valle de Gherekiz formidable aclamación; luego se restableció un profundo silencio.

El bardo, curado de sus heridas, avanzó. Llevaba una larga barba blanca, que le caía hasta la cintura: en su cabeza lucía una brillante mitra, y de sus anchos hombros pendía la rica dalmática que usaban los magos y adivinos en la república Euskara. Y cuando, con paso mesurado y grave llego hasta el centro del círculo apoyándose en una rama de roble cubierta aún de hojas, erguido, dispuesto a tomar la palabra, iluminado con la luz de la luna que irradiaba en todo el paisaje y hacía centellear los bordados simbólicos del traje del bardo disfrazado de viejo, todos reconocieron la imagen de Aitor; el gran antepasado, el patriarca, el padre de la raza indoatlántida y el primer nacido de los euskaros.

En seguida el bardo extendió su brazo derecho horizontalmente, y volvió hacia el cielo su cara, que se mostró bañada en luz. En el profundo silencio que reinaba alrededor del roble y en las montañas, se distinguía el murmullo fugitivo de las brisas en las hojas, y el murmullo tenue de los torrentes lejanos: acompañamiento misterioso de la voz del bardo, dispuesto a evocar sobre el Océano de las edades, las generaciones hundidas y los siglos acumulados en las profundidades del olvido. Abrió la boca, y las primeras palabras que de ella brotaron, fueron como las primeras notas, como los primeros acordes que caen con los dedos de un artista sobre un arpa sonora.

"El tiempo huye, el torrente viaja, el agua del río prosigue su camino. Mi pueblo, desde su origen, fue semejante a un gran río que hace germinar bajo el cielo los tesoros de la fecundidad terrestre. Hoy mis tribus no son más que gotas ímpidas, filtrándose por el hueco de las rocas, a quienes el primer viento cálido secará. Así debe ser; Dios lo quiere, Dios, el señor de la altura, el Jaungoikoa. Sus manos arrojaron las estrellas por los campos azules, del mismo modo que el labrador esparce sus simientes por los parduzcos surcos, y la luz brotó de la noche eterna. Mi pueblo, salido de la noche, tuvo también un día de sol. ¿Qué nos queda de aquel esplendor eclipsado? Noche sin estrellas. Pero la luna, cuyas fases sirven para medir las semanas y los meses, refleja dulcemente la luz del sol escondido tras los mundos. De esta manera, en la noche de nuestra debilidad, la memoria de los viejos y el genio de los bardos son el espejo que refleja la lejana gloria de los primeros días."

Aquí Lara se detuvo y luego con voz sonora prosiguió:

"La garra de¡ águila es fuerte, terrible, y real la garra del león; pero la mano del hombre, ya abra con el arado el seno nutritivo de la tierra, ya agite en los combates el hacha de bronce o la espada de acero, ya teja el lino y la seda en ligeras telas, ya arranque del arpa divinos acordes, la mano del hombre es un instrumento Perfecto> un arma invencible. Ella ha levantado las pirámides en el desierto, ha subyugado a los indomados caballos, y ha doblado bajo los remos las olas tempestuosas del mar. Por ella el hombre ha vencido y dominado (Hes) a toda la creación, esclava hoy de su imperio; y en memoria de ese gran triunfo, en la lengua sagrada de mi pueblo, la mano del hombre se llama eskua, es decir, victoriosa y dominadora.

Tendiendo la mano el hombre pide y suplica, eska, con la mano ofrece y da, esken. Una sonrisa acompañada de un gesto de la mano, expresa la satisfacción, y de ese modo el hombre da las gracias, esker. La mano es el auxiliar de la lengua, y su significación expresiva era inseparable del idioma primitivo. El signo habla a los ojos, el sonido hiere los oídos; ambos se hacen entender al espíritu. ¿Qué otro pueblo poseyó más que el mío la inspiración de la palabra, y la armonía del gesto con el pensamiento? Ese arte elocuente de la mímica, ese movimiento calculado de los brazos, de las manos y de los dedos, acompañaban y a veces suplían al lenguaje articulado; fueron llamados eskuara, es decir, ciencia del gesto, arte de hablar con las manos. La misma palabra sirvió para calificar el idioma primitivo de mi pueblo, llamado él mismo eskualduna.

Los hombres de mi raza, diversamente designados en la lengua de los bárbaros, llevan ese nombre significativo balbuceado en la cuna del linaje humano; su origen remonta más atrás que la invención de la palabra y del gesto; los ojos de los adivinos y de los profetas escrutando los misterios de las creaciones genéricas, no saben ver mi raza más que en el seno de Dios. ¿Qué importa que el río antiguo esté seco, y que apenas queden algunas gotas puras de la noble sangre que engendró a tantos pueblos? Mientras viva un íbero para levantar la mano delante de Dios, de Aitor, invocando su nombre sublime en la lengua sagrada, podrá decir: El padre de mis antepasados fue ilustre entre los recién nacidos de la tierra; el hombre de nuestra raza fue el primer desposado con la naturaleza salvaje, el primer triunfador de la creación, euskualduna!.

El más antiguo de los pueblos que haya habitado, después de nosotros, la Península Ibérica, es el pueblo celta. La fábulas rodean su origen y su historia. Un monstruo, un cíclope, fue su abuelo, y su padre un gigante feroz llamado Celtus, cuyos dos hermanos, Illyrus y Galla, prosiguieron la conquista de Europa. Es del Norte, de la región del frío y de las tinieblas, de donde vino la raza infecta de los gigantes. Nuestros nietos les llaman tártaro, cuando en las veladas de invierno, escuchando las consejas del tiempo pasado, se arriman atemorizados al seno materno, y tiemblan como las hojas del árbol, con el recuerdo de la ferocidad de los bárbaros.

El euskaro y el celta gozan de la misma antigüedad, pero el porvenir no confundirá a las dos razas. Mi pueblo ha sido el creador de la luz social, de la armonía y del bien; el pueblo de Celtus no ha inventado mas que la guerra, no ha sembrado más que ruinas; sus

obras han sido la iniquidad, las matanzas, la superstición y el mal. Le gusta mezclar sus gritos salvajes a los aullidos de los lobos; como ellos anda errante reunido en grupos, durante la noche. Para él el búho es el símbolo de la prudencia de los guerreros que esconden su marcha y caen sobre las víctimas de improviso; mientras que en la poesía de mi pueblo, el pájaro de las tinieblas es el emblema de la ignorancia y de la estupidez.

Cuatro cosas distinguen al euskaro del celta: la lengua, la religión, las costumbres y las leyes.

El celta habla un idioma áspero como las escarchas que cubren su cuna. Sus labios congelados no lo han enriquecido con las inflexiones labiales que hacen tan dulce el verbo euskaro. Las palabras son nebulosas y suenan como los silbidos agudos del vendaval entre los pinares de su tierra.

Cuando el hombre y la mujer euskaros fueron colocados por mano del Criador en los jardines terrestres, se miraron con amor, y la mujer dijo al hombre: Tú eres mi fuerza, tú eres el varón a quien mi corazón escoge: Zu ene arra. Y desde entonces el marido de la mujer se llama senarra en la sagrada lengua. El hombre y la mujer se dieron la mano, eskua, y en la embriaguez de aquella unión encantadora, dijeron on, ¡está bien! nada más dulce. Y el casamiento se llama eskuontza en las tribus, porque los amantes se hacen esposos dándose las manos. A los recién casados se les servía miel, eztÍ, símbolo de los placeres perfectos, y de ahí se llamaron a las fiestas nupciales ezteya. ¿Qué otro pueblo se inspiró mas en la Naturaleza y dotó a sus instituciones de más encanto y sencillez?"

Al llegar a este punto, los ojos del bardo inspirado brillaban con fuego mágico; su mano izquierda se inclinaba a la tierra; la derecha cha subía al cielo. Un murmullo de aprobación mostró el contento del auditorio. Lara se interrumpió un instante; parecía esperar que una nube flotante en los aires hubiese velado el disco de la luna y arrojado sobre los montes su manto de sombra, para continuar su paralelo entre el pueblo civilizado del Mediodía y el pueblo del Norte tenebroso.
"No hay que juzgar a los celtas de entonces por los de ahora que, unidos a mi pueblo, se llaman celtíberos; ni por los galos, cuyas costumbres ha dulcificado su contacto con los griegos y nuestros hermanos de Aquitania. Es necesario tomar al celta en su cuna hiperbórea. El hombre del Norte es notable por su alta estatura; es verdaderamente gigante. La sangre enrojece y colora con ardiente tinta sus blondos cabellos espesos; sus ojos de azul verdoso, donde se leen pensamientos feroces, imitan el color del Océano sombreado por los reflejos del cielo tempestuoso. El bárbaro andaba desnudo durante la primera edad, con su cutis comparable a la nieve, o a la piel del oso anfibio que recorre las costas del mar de hielo. Vivió largo tiempo errante con el producto de su caza, persiguiendo hasta en los bosques de las Galias, lanza en mano, al reno y al buey salvaje. Su ardor inquieto y la extremada movilidad de su carácter impaciente, le impidieron entregarse a la vida pastoral, y al trabajo del campo; le agradó más verter la sangre y robar, que no el seguir con paso tranquilo las huellas de un rebaño, o esperar a la orilla de los setos los frutos tardíos con que la tierra paga los sudores del labrador.

¡Cuán diferentes los hombres de nuestra raza! Su estatura era proporcionada, su fuerza medida; la acción del clima meridional rizó y obscureció su larga cabellera, dio los reflejos del cobre al cutis de sus caras. Nuestras muchachas se enorgullecían cuando los bardos comparaban su belleza a la del melocotón, cuya piel dorada ha recibido del sol el perfume y las tintas rosadas que anuncian su madurez.

Los euskaros, los iberos, habitantes de los continentes más fértiles y favorecidos por la Naturaleza, fueron los primeros pastores y agricultores durante la edad de los Patriarcas.

En cuanto a mí, aunque primer nacido de los antepasados, no viví en la edad antidiluviana, y por lo tanto no he asistido a las maravillas de la Creación de Dios; ignoro la historia de mis abuelos, porque la invasión de las llamas y el diluvio de las aguas, que fueron para la tierra de los hombres una segunda creación, separaron mi vida de las edades anteriores. Yo llevo como mis padres

el nombre de Patriarcas; tronco de una posteridad, más numerosa que las estrellas del cielo: el huracán devoró a mis hijos sobre toda la faz de la tierra; pocos se escaparon. Los bardos comparan ese pequeño número a las olivas que permanecen en el árbol después de la cosecha, a los racimos que penden de los amarillentos pámpanos después de la vendimia. A ellos y a mí llaman las generaciones los "grandes antepasado", y la palabra askazi, consagrada al parentesco en nuestra lengua, es lo mismo que askoazi, o sea, semilla original o del principio.

La tempestad fue violenta y terrible; duró un año, cuyos meses fueron siglos. El oriente del cielo fue destruido, y nadie sabe dónde estaba el Occidente de las viejas edades, porque el sol permaneció invisible para nosotros, detrás del pabellón tenebroso de las nubes. Las señales que aparecian nos amedrentaban. ¿Dónde estaba durante aquellos días de tumulto y de destrucción? ¿Dónde? Escondido, elevado (gordatu) sobre inaccesibles alturas. Me abrigaba bajo una roca herida por el rayo (arri), y aquella cima tutelar fue mi arca (arkha). El águila venía sobre mi roca exhalando gritos de queja; le di el nombre de arrano; el león tembloroso se acostaba a mis pies, gimiendo como un perro. Ya habéis oído en una fábula, que a la vista de la Gorgona, los hombres y animales se tornaban piedras; yo he visto en aquellos días calamitosos, a todos los seres de la Creación secarse con el terror.

He ahí por qué con la misma palabra arritu expresé la idea del hombre petrificado y la del hombre espantado; comparación enérgica que los bárbaros tomaron a la letra, y de la que hicieron una fábula. El espanto causa una conmoción, un escalofrío mortal, un sacudimiento que corre bajo la piel; detiene la sangre en las venas, y hiere a los seres vivientes con estupor tal, que les arrebata hasta la facultad de moverse y de hablar: tales son, en efecto, las imágenes que expresan en mi lengua las palabras dedicadas al pánico y al horror. Mis labios temblorosos permanecieron largo tiempo mudos; la palabra había muerto en mí y expresé el silencio por un vocablo (itz?il), que significa el aniquilamiento de la palabra.

Cuéntase en una fábula que un príncipe fue convertido en bestia durante algún tiempo; que sus uñas crecieron como si fuesen garras; que se cubrió de largos pelos su piel; yo soy aquel Rey de la fábula. Hoy vuestros campos cultivados se cubren de doradas cosechas; y durante los hermosos días de las republicas euskaras, la Iberia fue el granero de Europa, y en las medallas era representada bajo el emblema de una hermosa mujer de voluminoso pecho que tiene en sus manos espigas de trigo. Mas reparad en la palabra alha que empleáis para designar el pasto, y en la palabra alhor, con la que designé los campos, y comprenderéis que el primer campo de mi herencia fue un terreno inculto, donde según el sentido de la fábula, paste la hierba como un buey.

También se os ha contado una alegoría que narra cómo en la cima de una enorme montaña una muchedumbre innumerable sufrió los efectos de encantamiento secular, adquiriendo la forma de rocas y de piedras. Un héroe joven, escogido por el destino, guiado por la rotación de una bola que corría delante de él, y por el canto divino de un pájaro luminoso, llegó a la cumbre de la montaña, encontró sobre la rama de un laurel más alto que los cedros, al fénix sosteniendo en su pico una mata de oro que cogió; y de pronto, deshecho el ensalmo, las generaciones metamorfoseadas recobraron sus formas primeras y proclamaron por Rey a su libertador. Asimismo se cuenta que después del diluvio, el primer hombre y la primera mujer arrojaban piedras, de las que nacían otros hombres y mujeres. Estas alegorías, que entre nosotros sirven para diversión de los niños, se refieren a los Patriarcas salidos de las cavernas y de las rocas, y a la fundación de las sociedades nuevas después del diluvio. Henchido de reconocimiento hacia el arca que fue nuestro asilo, admirado con la conversación de aquellas altas montañas escapadas al naufragio del viejo mundo, consagre la idea de su duración secular dando el mismo nombre mende, mendi, a los siglos y a las montañas.

No es, pues, sin razón, que mis descendientes me llamen antepasado de las montañas, arbasoa, padre descendido de los altos lugares, aitagoya. La pizarra plateada, la rojiza teja cubren vuestras casas blancas, inmensa bandada de palomas dormidas en los valles pirenaicos; pero el nombre de hegatcha que llevan nuestros techos, fue imaginado a causa de los salientes de la roca que largo tiempo me sirvió de abrigo. Las puertas de vuestras habitaciones están hechas con robles, las de los ricos y de los jefes, sembradas de clavos dorados, parecen con su pintura hechas de bronce, pero la hospitalaria puerta en que la mujer, joya de su marido, suspende guirnaldas de flores el día del solsticio, conserva aún el nombre de atea, significando el montón de piedras que yo reuní para esconder y cerrar la entrada de la caverna en que vivíamos como en un sepulcro tenebroso. Y durante la noche profunda que ocultaba el cielo, inundado con los torrentes de lluvia que caían como cascadas de las apretadas nubes, ningún sendero conducía a mi guarida, ninguna claridad guiaba mis pasos ni instruía mis ojos; buscaba a ciegas mi puerta, atea, y la encontraba por instinto; y llamaba atuna a ese instinto nacido de la costumbre, que dirige al hombre en la obscuridad y le hace encontrar bajo su mano los objetos que no ve.

II

Mi compañera no me abandonaba. Cuando los gritos de mi primer nacido alegraron los ecos de nuestra húmeda caverna, la madre no quiso permitirme salir a buscar comida; aquella mujer fuerte se encargó de proveer a nuestra subsistencia mientras yo permanecía en nuestro lecho de pieles, calentando con mi velludo pecho el lloroso fruto de nuestros amores. ¡Tal era el miedo que tenía que alguna fiera acudiese durante mi ausencia a la caverna, atraída por el lloro del niño, y no pudiese ella defenderle! Los hijos de mi raza, respetuosos a las vicisitudes de la carrera de su abuelo, han conservado costumbres conmemorativas, que los extranjeros juzgan extrañas porque desconocen su origen. Así, cuando una mujer pare, el esposo toma un instante su lugar, como si la aspiración de un aliento varonil debiese comunicar su fuerza al ser débil y pequeño dotado de impresionabilidad magnética.

Los hijos de mi sangre no han adoptado las ceremonias crueles y supersticiosas introducidas por los celtas en sus funerales. Yo he establecido la costumbre de transportar los muertos a la cumbre de las montañas; allá todos los Patriarcas tuvieron sus sepulturas; muy a menudo en las mismas grutas donde vivieron enlutados y dolorosos. Llamé a la tumba obia, el mejor lecho, el lecho del mejor descanso, en oposición al lecho del sueño en que tantas pesadillas agitan al hombre y donde encuentra menos alegrías que dolores. La noche consagrada al sueño, el reino de las tinieblas, fue llamado ílona, buen reposo de los seres; y la muerte natural iltza, gran sueño o noche grande. Hoy en inmensas praderas cada pueblo tiene su región de los muertos, elerria; la flor de los difuntos, Ililia, mezclada a la balsámica rosa, crece en cada monumento de la ciudad de las tumbas; pero el euskaro se acuerda siempre de que sus abuelos, desnudos, hambrientos, casi salvajes, vivieron y murieron en sus cavernas. En esta edad más próspera, cada jefe de familia se llama, jaon, señor en su casa, como Dios en el Universo; y castillos espaciosos, cómodos palacios, Jauregui, sirven de vivienda a los hijos de aquel que entraba rastreando en su caverna.

Los animales que me habían seguido en tropel al arca de las montañas, habían abandonado su naturaleza tímida o feroz. El estupor general que hirió a todos los seres con los ruidos formidables de los elementos conjurados en aquella lucha suprema, encadenaba el apetito de los más voraces y la maldad de los perversos. Las serpientes se deslizaban inofensivas entre mis pies; la gacela y el tigre huían juntos por el mismo camino bajo torrentes de lluvia, ahuyentados por cien truenos. No os extrañéis de que más de veinte palabras representen al rayo en la lengua de los Patriarcas. Es preciso haber sido testigo como yo para formarse una idea de aquél espectáculo. Es preciso haber visto los cuadrúpedos, los pájaros, todos los seres vivientes del viejo mundo y el hombre mismo abrigarse, amontonarse, apretarse en masas y como rebaños en algunos bosques, en los flancos y en las cimas de las montañas azotadas por el huracán. Es preciso haber oído, como yo, gruñir, silbar, aullar, rugir y quejarse a millones de voces a la vez; en el estruendo ensordecedor de todos aquellos gritos diversos expresando con las notas más estridentes y horribles el sufrimiento, el hambre y el terror, nada se perdía ni siquiera el zumbido de los insectos pasando en torbellinos por entre las nubes.

De ahí lo que era un bosque durante el diluvio; de la palabra oyu, que significa grito, yo le dí el nombre de oyan, a Fin de que se supiese que todos los ruidos de la creación animada, todos los gritos de la naturaleza viva, se encontraban reunidos en el horror sublime de un inmenso y triste concierto.

Sin embargo, el globo estaba entregado a la acción del fuego poderoso que duerme hoy en sus entrañas. Ese fuego entonces brotaba por mil volcanes que se abrían por todas partes. La tierra estaba enferma y calenturienta. Y es en virtud de esta poderosa analogía, que aun a propósito del hombre y de todas las encarnaciones vivas, definí a la fiebre como un fuego, una incandescencia, llamándola sugar, puesto que su designa el fuego, garla llama, y er erre la combustión.

El enfermo, es decir, aquel en quien el principio y la fuente de la vida están secos por un fuego interno y devorador, fue llamado ería, y la debilidad calenturienta y enfermiza del hombre erbaltazan. La muerte fue para mis ojos la consunción, la combustión final del ser. El incendio terrestre devoró a millones de seres, a innumerables pueblos, a continentes enteros. En memoria de este gran acontecimiento, y para consagrar las verdades de observacion concebidas por mi espíritu, llamé a la muerte violenta, erioa, es decir, incendiario.

Fiel a esta gran idea, definí la pena como un mal que mina quemando, errea, y la tristeza suxua, es decir, un fuego que seca los corazones. Las montañas, con la erupción de los volcanes, hacían oír estruendos formidables; decía yo que entonces comenzaban a arder (erre?hasten); desde entonces aplicamos la palabra erastea al ruido de todas las cosas que mugen.

Con una transposición silábica imaginé la palabra as?erretzia, que en su valor radical significa principiar a arder, y en el lenguaje usual entrar en cólera, en furor, por alusión al furor de las llamas cuyo progreso irresistible formó tan inmenso incendio. La calcinación producía un ruido particular como un trueno incesante mezclado a vientos furiosos y al clamoreo rabioso del mar; aquel rugido continuo, profundo, del Océano de fuego sacudiendo con cólera indecible sus devoradores torbellinos, lo expresé con la palabra erreotsa, que significa voz del fuego y se aplica a todo gran ruido.

Torbellinos de humo negro y sofocante, ke, salían de los flancos entreabiertos de la tierra, cuya rápida irrupción señalaba la furia del elemento destructor; de ese recuerdo viene la palabra kechu, aplicada a la cólera del hombre y a la de los elementos.

Después, cuando las llamas violentamente empujadas por los vientos, se esparcían a lo lejos, ante la imagen del fuego invasor imaginé la palabra erasotze, que expresa las ideas de ataque e inva~ sión, de donde también procede erauntsi, aplicada a una lluvia de fuego o de agua que cae con violencia. La tierra rodeada de llamas me parecía en estado de demencia, y creé la palabra ero, que se aplica a la demencia de los elementos, de los animales y del hombre.

En fin, cuando el esfuerzo del fuego hubo reducido a cenizas las montañas con sus rocas graníticas, los continentes con sus ciudades cayeron, y se hundieron en el lago del fuego los países y los reinos. He ahí por qué la palabra er?or?i, significando en su sentido radical lo que está quemado enteramente, expresa la idea de toda caída, el movimiento de toda cosa que se deja vencer por su peso. Tal fue el gran incendio, al que llamé suo1dia. Las tierras habitables, los jardines del hombre del porvenir, los territorios que habían de pertenecer a mis tribus, salieron de la hoguera como sale del horno del alfarero, después de ser cocido, un elegante vaso de barro; los llamé erríak o lo que ha sido quemado; de ahí el que las siete provincias de la federación bascocantábrica se llamen hoy Pirineos, Eskual Erriak. Del fuego, su y de la llama gar, digo que la tierra permaneció pura, garbi, como el oro purificado por

el crisol, y blanca, sur¡, como la lana de los corderos recién sacada del lavadero. Al fuego, cuya mordedura quema y mata como la de la serpiente, a la llama que mueve sus lenguas ardientes como dardos salidos de la boca de un dragón, al elemento ígneo, su, inalterable y sutil, consagré la serpiente, sugia, el más vivo y taimado de los animales; el dragón fue llamado sugulna. Así el gran lago de fuego que el huevo-mundo encierra en su cáscara terrosa, lleva naturalmente un nombre alegórico, que significa igualmente gran fuego, gran dragón, gran serpiente, y se cuenta en nuestras fábulas que la gran serpiente nació de un huevo, que es el huevo-mundo, el huevo terrestre. Y es llamado leen, primero, y eren último; es decir, aún devorador y destructor; es el negro surturde los celtas que debe un día incendiar los mundos; es el leeren, primer poder de la tierra, a quien la superstición de los aquitanios, nuestros vecinos, ha convertido en dios de guerra y destrucción.

Del radical gar, que significa llama, formé además la palabra garai y garaitze, que expresan la idea de la superioridad y de la victoria, y por último garratz, que califica a toda cosa invencible y terrible.

Después del triunfo del Dragón, el elemento líquido que humedecía el suelo de los viejos continentes fue absorbido por las lavas; los mares, el gran oceánico mismo, se secaron como una gota de agua arrojada en una ardiente hoguera, y la fuerza del calórico transformó aquella masa en vapores inmensos que se elevaron hacia el cielo a alturas inconmensurables, reflejándose en aquellas móviles cortinas los siniestros resplandores del incendio interior. Después, como el ejercito de las nubes se dirigía arrastrado por el ala de los vientos, semejante a un enjambre de pájaros tenebrosos, hacia los lugares preservados de las llamas o enfriados después de su purificación, los vapores condensados por la frescura de la atmósfera, se resolvieron en cataratas de lluvia. Además, el lecho Océano se levantó con las sacudidas de los volcanes, y sus aguas se derramaron por las tierras bajas: de este modo tuvo lugar el gran diluvio de aguas; al que los euskaldunas occidentales llamaron ualdia, y los euskaros del Indostán ualsara, en su dialecto.

Yo he visto, ¡oh hijos de mi vejez!, que no asistíais con vuestro padre a esa sentencia del Altísimo, a ese huracán renovador de las obras divinas. Yo he visto desde la cumbre del arca en que flotaba sobre las ruinas del destruido mundo, yo he visto durante largo tiempo a la tierra habitable, cubierta de agua y de limo, parecerse a dormido lago; y la llamé lurra (lo?ur), para recordar su imagen. Cuando pasó el tiempo, las aguas se retiraron; los mares y el Océano encontraron su nuevo lecho preparado. A la sombría tempestad del diluvio consagré un pájaro negro, el cuervo, que se nutre de cadáveres, emblema de muerte y destrucción. Al reino oceánico, al agua, que tiene la facultad de elevarse en forma de vapores al azul firmamento, consagré un pájaro de su color, que es la paloma torcaz. Y la paloma, urso, recibió el mismo nombre que el agua, ur, en todos los dialectos de nuestra lengua, puesto que los euskaros ¡tan¡tas la llaman también bareska. Pero cuando el cielo azul reapareció, cuando el cristal azul de las aguas reflejó el azul olímpico del cielo, y brotó la oliva, símbolo de paz de la Naturaleza, el agua encontró su camino, el arco iris brilló en el horizonte, y el sol, sacudiendo sus húmedos rayos, se acostó en el seno de los mares: yo entonces llamé ostadarra, rama o cuerno florido al iris, magnífico ramo de luz en que la vista admira todos los tintes de la rica pintura con que el sol matiza la hierba, las flores y los frutos. Entonces conocí que había llegado el tiempo destinado a la gloria de mi raza.

El euskalduna, bajando de las montañas donde estuvo escondido durante el diluvio, tomó su asiento en la tierra bañada por el sol, y colocó su morada en un territorio templado y apacible. Así en nuestra lengua las ideas de residencia, de morada, de habitación, se expresan con las palabras egon, egongia, que significa un lugar donde hace buen sol.

Aquellas risueñas moradas, en cuyo seno las tribus de mi raza se detuvieron, eran floridas como jardines. De ahí que para designar los jardines cultivados que rodean sus casas de los Pirineos, mis hijos no hayan recibido de mi más que la palabra baratze, que por definición significa un lugar de detención, un lugar agradable en el que se descansa. Y la misma definición conviene en todas las lenguas orientales a la palabra paraíso, que designa un jardín. El gym1e o paraíso de los escandinavos no es otra cosa que el Mediodía. La Bética española, en donde los euskaldunas recibieron de los griegos un nombre histórico, ha sido un paraíso terrestre, el mas hermoso, el más fértil y el mas delicioso jardín de los iberos.

III

La necesidad del agua y el inconveniente de tenerla que ir a buscar a lo lejos, sea para los usos domésticos, sea para el riego de los campos, nos hizo escoger la proximidad de los ríos para construir nuestras casas, que más tarde constituyeron ciudades florecientes. Y como los manantiales de las aguas se encuentran frecuentemente en las montañas, entre rocas, arri, muchas de nuestras ciudades primitivas llevan ese radical en sus nombres; la palabra ole, que indica las fraguas y también las cabañas, se encuentra muy a menudo, del mismo modo que el vocablo zubí, puente; pero el agua, ur, y la fuente ítur, son los elementos mas comunes de los nombres primitivos, en los que las rocas, las fuentes, las aguas, los puentes, las alquerías reciben calificaciones locales. Así, a lo largo de los ríos indostánicos se elevaban Abur, Ikur, Magur, Kalur, Akur, Korinduir, Mantílur, Apotur, Mapur, Balcokur, Korr?cliur, Ipokur, Paliur, Podoperur, Gorriur, Mastanur, Tenur, Silur, Iatur, Pur, Poleur, Modur, Ithagur, Nagiur.

El África, donde los ríos son más escasos, no ofrece tan gran número: Urbara, Butura, Buturiza, Zubíur.

Los ríos de la Península Ibérica presentan muchos: Urbiaka, Urbion, Urcia, Uria, Urion, Urgia, Urzo, Urcesa, Ilurbola, Iri?Ilurgi, Ituriaco, Anastorgiz, Ipazturgiz.

Con los radicales su gar, eiar, erre, que significan fuego, llama, sequedad, combustión, calificamos a las ciudades africanas Sugarra, Suara, Eyarzeta, y los montes llamados Errebide, o sea caminos abrasados, que las tribus jamas franquearon hacia el Mediodía para entrar en el gran desierto.

Con los radicales zubi, puente, ur, agua, e ir¡, ciudad, nuestros pueblos de África y del Indostán tuvieron tres ciudades, llamadas Zubiri, y otras tres llamadas Zubura, Zubia y Zubiur. Otras ciudades africanas indostánicas recibieron el nombre de la roca, arri, calificado por diversos epítetos indicando circunstancias locales; cavidades, chile-, una posición elevada, gain; la extensión, zabal; una posición dominada por la montaña, pe; la pobreza, char, como: Arramaya, Arzabal, Arbalte, Arbaka, Arrochotu, Archile, Ampara, Arragara, Arretachara.

El África tuvo tres ciudades pastorales, Olapia, ciudad dominada por las cabañas; Otsola, ciudad de las chozas frías; Olabasa, ciudad de las chozas desiertas. Pero entre todas estas ciudades famosas, la más ilustre fue la ciudad consagrada al sol: Argia, Argion y Argiri, cuyo nombre llevaron nuestras tribus cuando fundaron colonias entre los Indopandones, en España y en el corazón de la Italia. ¿ Qué se han hecho todas esas ciudades antiguas y los pueblos afortunados que las rodeaban, semejantes a un coro de vírgenes cogidas por las manos, que bailan en alegre círculo alrededor de una madre adorada? Han sido arrancadas de la herencia de mi pueblo en esa Península, en las Galias, en Italia, en África, en Asia y en todas partes.

¡Nos burlábamos de los hijos de la Escarcha, nos reíamos de los hijos de aquel que fue llamado feo y tenebroso, Chus, es decir, quemado, sin reflexionar, en nuestra pacífica tranquilidad, que los bárbaros de blonda cabellera blandían hachas terribles, y que el negro, no menos bárbaro, lanzaba flechas envenenadas, humedecidas en el veneno de los áspides!

Hoy los infieles ocupan las murallas que nuestras manos edificaron; bañan sus caballos de guerra en los ríos cuya agua murmurante servía para las abluciones de los hijos de mis tribus. Y he dicho con la amargura y con la resignación de mi alma: el tiempo huye, el torrente viaja, el agua del río sigue su camino, las montañas sólo están inmóviles, pero las cimas se ven heridas por el rayo, como cada siglo de la Historia por los decretos eternos...

El euskaro, como el celta y el negro, había sido colocado desnudo sobre la tierra. El epíteto gorri (rojo) que siempre unimos a la idea de la desnudez completa, recuerda que la piel de mis primeros hijos era más roja y cobriza que la de sus descendientes, hoy que la influencia de los climas más templados o fríos va borrando insensiblemente el color.

Los primeros vestidos recibieron el nombre de pilda, que significa reunión. Las hojas de los árboles, las pieles de fieras, componían aquella extraña y salvaje vestimenta. Las enredaderas tejidas nos servían de calzado como lo indica la palabra abarka, que aún se conserva: esto en cuanto a los jefes, porque los hijos todos de mis tribus corrían descalzos por los peñascos cubiertos de nieve, costumbre que aún hoy practican muchos de mis hermosos hijos de las montañas, y con este desprecio de los rigores del invierno adquirían sus organismos más fibra y resistencia que los de los celebrados lacedemonios. Para romper las pieles, antes de coserlas con gruesas espinas (orre-atz), usábamos nuestros dientes; eran las primeras tijeras que nos dio la Naturaleza; y a su imagen fueron formadas las tijeras de acero, y el nombre de la boca con sus dientes desgarradores (ayosturra) fue asimismo el nombre de las tijeras, en recuerdo de su invención y de las edades en que trabajábamos para establecer las artes útiles. Entonces aun tomábamos el agua con el hueco de la mano para aplacar la sed, y la parte interior de la mano recibió el nombre de ao?ur, para significar que llevó el agua hasta nuestros labios.

Antes de la cultura de los cereales, la encina, el roble verde y el nogal nos proporcionaron su fruto, de donde sacábamos aceite y una harina a propósito para hacer pan. Hoy las mujeres cántabras amasan la harina de la bellota con leche, y mezclando manteca de vacas y miel, hacen tortas tan agradables al gusto, que las formadas con trigo sólo, no les son superiores. Es así que el roble, aritza, recibió entre todos los árboles un nombre que significa árbol de vida, árbol nutritivo, y desde el origen hicimos de él un símbolo de la vida, de la gloria y de la independencia de nuestra raza. Y así como en otros tiempos nos proporcionaba el alimento, del mismo modo cubre hoy con sus poderosas ramas la reunión de los ancianos del pueblo, de los prudentes viejos (bilzaarra): asambleas augustas en las que la equidad pronuncia sus oráculos, en las que el puro amor de la patria dicta las resoluciones que rigen los destinos de las tribus. Así se explica, con nuestra historia, aquella fábula de un pueblo nacido en bosques de robles que dictaban oráculos.

Los cerdos, atraídos por la abundancia de la bellota, se habían multiplicado en esta Península. La Turdetania estaba llena de ellos, cuando nosotros llegamos, y a ellos debe esa provincia el nombre que le dimos.

Los encontrábamos acostados en rebaños entre las charcas de los bosques. Aquel animal, tan útil y despreciado, recibió el nombre de urde, para indicar que le gusta sumergirse en el fango, en la orilla de los lagos y de los estanques.

Con la onomatopeya be, hice el nombre de la baca (beya) y el de toda especie de ganado (abere). Los rebaños contenían la riqueza de los iberos, y en el idioma patriarcal la palabra rico (aberatsu), significa poseedor de rebaños.

Vosotros veis en un día sereno al astro rey del firmamento proseguir su gigantesca marcha de Oriente a Occidente, y durante las noches silenciosas, y en la misma dirección, caminar al ejército celeste, a las brillantes estrellas desparramadas en los campos de azul, como innumerables rebaños cubiertos de deslumbradora lana; pues más numerosos aun, nuestros rebaños en la edad pacífica, acampaban alrededor de mi tienda y recorrían alternativamente, de Norte a Sur y de Sur a Norte, las llanuras ibéricas.

La agricultura alcanzó rápido vuelo entre las tribus que no se limitaron a la vida pastoral, cuando el labrador hubo encontrado entre los animales domésticos su ayuda natural.

Mi lengua atestigua que desde el principio mis tribus rechazaron la pereza de otros pueblos ictiófagos, nómadas o cazadores, a quienes ese género de vida mantiene en estado salvaje en las islas y más allá del Océano occidental. Una fábula cuenta que el jefe de mi pueblo hundió en el seno de la tierra un puñal de mango de oro, símbolo de la agricultura. En efecto, nuestras Repúblicas agrícolas, semejantes al roble consagrado, echaron profundas raíces en el nutritivo suelo.

Todos los períodos del día, todas las comidas señalaron con sus nombres significativos las alternativas del trabajo de los campos. ¿Qué es la mañana, goiza?: es el despertar del hombre y de la creación, el momento en que el señor de la casa echeko?jauna, el jefe, buruzagia, el puruza de nuestros hermanos los indios, es decir, la cabeza, el director de los trabajos, dejaba el lecho y llamaba a sus hijos y servidores.

Durante la época salvaje, que fue de corta duración para los aborígenes de mi pueblo después del Diluvio, íbamos de madrugada, goíz, al pasto, ala, bajo los arboles, en los campos, alor. la palabra gosalatzea expresa la comida de la mañana. Pero después de la fundación de la sociedad culta, el desayuno fue llamado askaria, o comida del principio de los trabajos, y la comida baraskaría, porque suspendía los trabajos.

Después de este reposo tan necesario en los momentos en que el calor del día adquiere su mayor intensidad, cuando el labrador uncía sus bueyes al arado, aquel resto de la tarde fue llamado arraas?al?dia, es decir, época del trabajo recomenzado. Al crepúsculo de la tarde los ganados eran conducidos a sus apriscos, y esa hora coincidía con la aparición del planeta brillante que dió el nombre de Hisperia a la España de los íberos. El Vesper fue llamado por nosotros Artizarra, estrella de la oveja, o más bien del pastor.

No sabíamos aún extraer el hierro de las entrañas de la tierra. De todos los metales solo el oro nos era conocido, y se convirtió en símbolo de aquella edad feliz. El ardor del grande incendio había cubierto con el la tierra; los ríos de Iberia lo arrastraban en forma de brillantes pepitas entre sus arenas. Con el fuego trabajábamos aquel metal tan dúctil, el mas bello de todos; servíanos para los usos más viles, y la tradición conservada entre los celtas, de que los íberos tenían de oro las rejas del arado, es cierta al pie de la letra. ¡Ay! la avaricia insensata de los extranjeros nos envidió el lodo brillante que hollábamos con los pies, y para arrebatárnoslo, hicieron pavesas nuestras ciudades y asesinaron a nuestras tribus.

La prudencia de nuestros ancianos había previsto aquella catástrofe; pero era ya tarde cuando prohibieron el uso del oro. Todo era arrojado al mar o a los precipicios de nuestras montañas.

Durante veinte siglos los íberos no han guardado de él ni por valor de un grano de arena; las monedas y las medallas salidas de nuestras fundiciones son todas de plata. En cuanto al oro, recibió en la lengua sagrada el nombre de urre, por el agua, ur, en la que se recogía. jamás fuimos a buscarlo al fondo de las minas; la prudencia y la humanidad de nuestros viejos no permitían que hombres nacidos para respirar el aire puro y bañarse en luz del sol, tuviesen la locura de encerrarse vivos en las entrañas negras y húmedas de la tierra para arrancar, a precio de sudores mortales, el funesto metal, primera causa de las invasiones extranjeras y de nuestras mayores desdichas.

El agua fue llamada ur con palabra imitativa que pinta en el oído el murmullo sordo y continuo de las ondas, cuya fluctuación inacabable es la imagen del tiempo móvil que mide la duración de los seres y que los seres llevan con ellos.

El Nilo, cuyas orillas habitaban mis tribus antes de ser expulsadas por la raza de color de hollín, de aplastadas narices y lanígeros cabellos, nos servía con sus inundaciones periódicas para contar los años agrícolas. Así el nombre del año en nuestra lengua urte, significa inundación.

La estrella brillante, cuya aparición precedía a las salidas de madre del río egipcio, aquella misma a que los negros después de nosotros llamaron el Gran Perro, era el emblema poético del perro, que con la mirada centelleante ladra a la aproximación del peligro.

No es, pues, por casualidad, por lo que ha sido llamado el perro del pastor entre nosotros zakur, y entre las tribus indostánicas kukur, de una palabra que significa mensajero de las aguas.

IV

Cuando principiamos a contar los años por las inundaciones del Nilo, inventamos el reloj de agua o clépsidro; y del nombre del agua fue llamado neurri, que expresa toda especie de medida. La palabra cadenciosa, el verso poético, el metro del bardo improvisador, se llamó también Itz-neurtu.

El agua del clépsidro, cayendo gota a gota de una división a otra, marcaba con su derrame total una hora determinada. Toda el agua del clépsidro significaba la hora en general, orena. La hora exacta o el intervalo de tiempo transcurrido se llamó, naturalmente, danuria, es decir, agua que queda, puesto que el intervalo actual no podía determinarse más que por la medida o altura del agua en un momento dado.

Antes de expresar mejor las ideas del espacio geométrico y de las distancias, indíquelas con la idea del tiempo necesario para tecorrerlas, y relacioné esa idea con el clépsidro, tomando de este ingenioso instrumento los términos que expresan lo próximo y lo lejano: urbil, cerca, se define por la proximidad de la hora, cuando el agua, ur, estaba reunida, bíl, en el recipiente del reloj; la definición contraria se aplica a urrun, que significa lejos. La pequeña cantidad, apurra, el fin y la terminación de las cosas, urentzia, son ideas que exprese siempre con alusiones sacadas del clépsidro.

¡Con cuántas expresiones felices enriqueció el reloj de agua a nuestra lengua, tan natural y sabiamente figurada!

La gota, cayendo por segundos, rizaba la superficie límpida del recipiente formando círculos; así el círculo se llamó kurkur, y un circuito, una vuelta, ingur.

Estos círculos del agua, ur, repetidos frecuentemente, usu, y multiplicándose como arrugas, formaron la palabra ulzur, que significa toda especie de pliegues, y particularmente las arrugas de la frente humana.

El agua rizada de este modo, rompía los rayos solares, perdía su transparencia y se enturbiaba con móviles sombras; de belz, negro y de urí forme la palabra belsuri, que expresa con poesía la contracción de las cejas y las arrugas amenazadoras de la frente irritada del hombre y del león.

Después de haber llenado el clépsidro, o después de la cesacion de las gotas, el agua límpida presentaba una superficie lisa en que me miraba, y de aquí imagine la palabra idauria, ichura, que expresa la imagen, la fisonomía, el parecido.

En el agua agitada del clepsidro ví una imagen de los pensamientos tumultuosos causados por la turbación y la emoción del alma, y creé una hermosa expresión, uriduritu, que significa conmovido, turbado, y en su definición semejante al agua agitada.

Los desvelos y los trabajos de los padres son como el rocío; hacen germinar frutos inmortales que los hijos reciben en herencia, y nada iguala a la alegría del hombre primitivo que en medio de una naturaleza enemiga, enriquece con descubrimientos ingeniosos el tesoro de las artes. ¿Por qué no lo he de confesar? El primer clepsidro que coloqué en mi morada, cerca de mi cama para señalar las horas de la noche, ahuyentó el sueño de mis ojos; escuché la gota sonora caer con ruido armonioso; después, cuando mis párpados se cerraron un momento, se transformó el ruido que hería mis oídos en las percepciones vagas e indistintas de aquel semisueño; una visión profética surgió de mi turbado espíritu: dos fantasmas, dos espectros, el negro y el hombre blanco se acercaban a mi lecho con pasos cortados, tendiendo hacia mí sus manos terribles. Entonces quise gritar y me desperte sobresaltado.

Mi compañera dormía tranquilamente a mi lado, mis hijos dormían también en sus cunas; una pequeña lámpara irradiaba su luz tenue sobre las paredes iluminando aquella tranquila escena, y la gota de agua caía aún, caía siempre, como los siglos caen gota a gota en el clépsidro infinito, en el Océano sin orillas de la Eternidad. Y entonces, con la idea de aquella gota de agua cayendo con medida como un paso de hombre, llamé al paso del hombre urats, que significa ruido de agua. Y andando por la orilla de los ríos, cuyas olas se elevaban, caían cadenciosamente y como a compás de mis pasos, reconocí que la analogía de que me había valido era doblemente exacta. Y canté por la primera vez como un bardo: "El tiempo huye, el torrente viaja, el agua del río prosigue su camino hacia el profundo Océano, receptáculo terrestre de uno de los clépsidros de Dios."

La imagen del río detenido en su marcha, uka-ur, me proporcionó la palabra ukuru, que expresa la inmovilidad. Hijos de mi sangre y de mi pensamiento, escuchad una profecía que mi experiencia del pasado lega al porvenir. Cuando el río detenga su paso cadencioso, cuando los torrentes dejen de correr, y en los valles los manantiales disminuidos exhalen los primeros vapores ocasionados por la fiebre del fuego interno que trastornará al globo, todo esto será una señal y una prueba de que la última gota del clepsidro genésico habrá marcado el fin de los tiempos. Entonces corred a la cima de las montañas, fabricaos un arca; el Dragón desencadenado rugirá en el pozo del abismo, y el juicio del Altísimo no estará lejos."

A estas últimas palabras, la voz del bardo, acompañada de un gesto teatral y pintoresco, adquirió sonoridad extraordinaria; la asamblea se sobrecogió, y muchos viejos sentados bajo el roble se levantaron a medias, dando gritos de sorpresa y admiración.

La evocación de la última hora del mundo, representaba los cuadros más capaces de inspirar ese terror trágico que es el triunfo del arte, y Lara, el cantor de Cantabria, no lo ignoraba.

Todas las miradas interrogaban el horizonte, como con el temor de apercibir algún signo espantoso; pero la calma más majestuosa reinaba en las montañas; la luna, semejante a la lámpara nocturna de Aitor en la hora silenciosa de las visiones, brillaba en un cielo sin nubes, en medio de un ligero vapor blanquecino, que velaba su disco sin obscurecerle. Se oía distintamente el rumor de las hojas movidas por la brisa de la noche, y el murmullo sonoro de las cascadas y de los torrentes lejanos; prueba de que el clépsidro terrestre tenía muchos siglos aún que dejar caer en su receptáculo Oceánico.

"Ya el labrador había encontrado en los animales domésticos sus auxiliares naturales, y la agricultura tomó, entre las tribus que no se limitaron al pastoreo, un desarrollo considerable. Fue necesario regular el orden de los trabajos bajo el tipo del de las estaciones: por consiguiente, fue preciso estudiar con atención suma el curso de los astros, para cuyo resultado era necesario el señalamiento de los números y la previa invención de las reglas de la numeración.

Un hilo, ari, nos sirvió en un principio para medir la dimensión de los cuerpos, de donde se formó la palabra iz?ari, que significa toda medida geométrica.

Las hendiduras hechas en ramas de árbol fueron los primeros guarismos de nuestros cálculos; como aún no se había inventado el cuchillo, los dientes servían para ese objeto: así es que la hendidura hecha con un instrumento cortante, conserva todavía el nombre de ozka, que procede de orzka y significa dentellada. Contábamos con los dedos, y las primeras cifras representativas de los números no fueron otra cosa más que el dibujo geroglífico de los dedos y de las manos: I.II.III.

Para escribir el número cuatro con los menos signos posibles, nos servimos de la cifra IV, es decir, la mano menos un dedo, o cinco dedos menos uno, porque la cifra cinco no es sino el dibujo o rasgo jeroglífico del contorno de una mano abierta, V.

Las unidades o dedos colocados a derecha o izquierda del cinco y del diez, según que era necesario aumentar o disminuir su valor, completaron el sistema de nuestras cifras escritas.

Los diez dedos de las manos nos dieron un sistema de numeración por adiciones decimales, sistema natural, preferible a todos los demás.

El número diez fue llamado por consecuencia amar, es decir, macho y hembra, como creador de la generación de los números, de donde los bárbaros le dieron el nombre de casa ¡en . Y los egipcios han estado tanto mejor fundados Para apellidar el número diez casamiento, cuanto que en la lengua sagrada la palabra esk-?ontze se traduce por la unión de las manos.

Así la cifra diez, X, no es otra cosa entre nosotros que el dibujo geroglifico de dos manos en sentido opuesto unidas por el mismo puño.

Han sido los íberos quienes han creado en Occidente la ciencia del cálculo.

Mis nietos, aguerridos en sus luchas contra los bárbaros, desde su establecimiento en los Pirineos, han combatido a la dominadora de los pueblos, y nuestros bardos instruidos reconocieron en los monumentos y templos idólatras, las cifras primitivas que los bandidos de Rómulo llaman romanas, aunque pertenecen a la escritura de los antiguos íberos.

Una vez conocidas las reglas del cálculo, descubrimos fácilmente las leyes que presiden a los fenómenos celestes.

La presencia y ausencia del sol en el horizonte señalaban naturalmente las divisiones del día y de la noche, respecto al orden del trabajo y de los usos civiles.

Del nombre del sol eguzki, eki, por el que el hombre ve, el día fue llamado eguna, es decir, período lleno de la bienhechora claridad.

La idea de la privación de la luz, gabia, sirvió para calificar a la noche.

El reinado de las tinieblas o de la obscuridad fue llamado ¡lona, es decir, dulce muerte, o buen reposo, sueño bueno de los seres.

El crepúsculo de la mañana y de la tarde, el alba, la aurora, la sal ¡da y la puesta del sol, recibieron nombres interesantes por su precisión y poesía.

La marcha del sol que abraza un círculo de estaciones más extenso, pareció a propósito para representar los principales períodos del año civil; la luna, cuyas revoluciones son de más corta duración, divididas en fases regulares, nos pareció una antorcha teguladora de las semanas y de los meses.

En este sentido fue llamada argízaria, luz media, luz que sirve para medir el tiempo; y de la concordancia de los ciclos lunares con los años solares, debió resultar la perfección del calendario civil y de nuestra cronología.

Los obeliscos, pil-ar, o lo que es lo mismo, reunión de piedras, levantadas en forma de columnas en las plazas públicas, y aun en los desiertos, sirvieron de gnomonos horarios a los Patriarcas; las líneas marcadas y la proyección de las sombras nos hacían reconocer las horas, según las estaciones.

La observación atenta nos hizo descubrir que la claridad de la luna en un disco poco radiante, carecía totalmente de calor. De esto dedujimos que esa claridad no tenía foco propio y vivificante en el astro de que emanaba; y para caracterizar su naturaleza inmóvil, durmiente y helada, fue llamada illa, con palabra que expresa a la vez en nuestro lenguaje la inmovilidad, el estremecimiento y la muerte.

Esta primera observación sobre la naturaleza de la luz lunar reflejada sobre la tierra, donde parece dormir sin calentarla, hizo pensar que visto el alejamiento de ese gran fulgor, era imposible atribuirlo a un efecto de fosforescencia.

Desde entonces el alejamiento de las estrellas y la debilidad de los resplandores siderales, no permitieron ya la duda de que la luna no reflejase la luz del sol, cuyos rayos, a pesar de la inmovilidad aparente de su globo inflamado, lanzados con una fuerza y una rapidez que maravillan el pensamiento por las llanuras del aire, atestiguan un torbellino inmenso.

Los bardos, cuyo lenguaje buscaba las imágenes poéticas, del mismo modo que el de los sabios la claridad, llamaron a la luna illaryia, es decir, luz durmiente o muerta, o luz que se apaga y brilla en las tinieblas de la noche.

A los íberos deben los europeos su semana de siete días, instituida por mí, según el aspecto de la luna durante su revolución sinódica, que puede dividirse en dos quincenas, amabost, y en cuatro semanas o fases de siete días cada una, a cuya totalidad designo con el nombre de illabete. Contábamos por noches, y el nombre de la semana, aste, significa un principio de fase o de período lunar. Comenzábamos la cuenta de los días y de las semanas con la nueva luna.

El lunes fue llamado arte?leena o primer día de la fase de obscuridad; el martes aste?artia, o sea el intermedio de ese período; el miércoles aste?azkena, o sea último del principio o semana.

Los días complementarios recibieron nombres significativos, que aluden al período de lunación.

Con las palabras se¡, seis, illa, luna, y aste, semana, se formó el vocablo seillastia, que designa de lunes a sábado la seísena consagrada al trabajo de los campos.

Los días de la seisena fueron llamados astegunak, días de semana o trabajo.

El séptimo día recibió el nombre de igandia, de igan, subir, elevarse, franquear; para decir que en ese día alcanzaba la luna un grado de iluminación, o franqueaba uno de los cuatro períodos del mes sinódico.

Este día fue consagrado al reposo y celebrado con fiestas, y la denominación que recibió era justa, sobre todo con la luna llena que dio la idea.

En las brillantes noches que seguían, yo instituí las fiestas de la luna llena, que fueron llamadas jai?arin, es decir, noches alegres, enloquecedoras, durante las que mis hijos de la montaña se dirigen al altísimo, goyena, al buen Señor del Universo, a Dios, Jaun?goi koa, con sus himnos de alegría, bailando hasta rayar el alba, con gracia y ligereza, al son de armoniosas flautas y de sonoros tambores.

Las fases solares nos sirvieron para determinar la verdadera extensión de los años.

El brillo del sol era permanente, diferenciándose bajo todos los puntos de vista de la claridad lunar; pero, del mismo modo que la luna, el sol relativamente a la tierra tenía sus períodos de exaltación y debilidad, señalando dos grandes divisiones del año, como la luna llena y la nueva luna marcaban dos grandes divisiones del mes.


V

Visto que durante el estío por el mes de junio la tierra está en su mayor alejamiento y el sol en su más grande elevación o afelio, el mes de junio recibió en euskera el nombre de Ekain, Ekigain, es decir, exaltación solar; y para consagrar mejor ese hecho astronómico, la palabra Ekaín está únicamente empleada para designar el mes de junio en casi todos los dialectos de la lengua de mi pueblo, mientras que todos los demás meses, designados por circunstancias relativas al trabajo de los campos reciben, según las tribus, nombres tomados de la luna. Y como durante el afelio solar, el polo norte de la tierra se inclina hacia el sol, el astro del día aparece más pronto a nuestros ojos y se oculta de ellos más tarde, estando compuesto por el mismo el Ekain de los días más largos y calurosos del año.

El solsticio de invierno en el mes de Diciembre, fue para los íberos la fiesta del nuevo sol, Eguberria, correspondiente a la nueva luna, Ilberria, del mismo modo que el Ekain correspondía a la exaltación de la luna llena. Y este solsticio se llamaba también Egubera o abajamiento solar, a causa de la aproximación de la tierra en su perihelio de invierno. Y como durante esta época la tierra tiene su polo meridional inclinado hacia el sol, el astro del día se muestra más tarde a nosotros y desaparece más pronto del horizonte. Fue, pues, entre el solsticio de invierno, Eguberría, y el solsticio de verano Ekania, la época en que los adivinos señalaron la mayor desigualdad de los días y de las noches.

Estudiando sus fases de aumento y disminución, se reconoció que los polos de la tierra se levantaban de sus inclinaciones alternativas hacia el sol, y que esta posición producía la igualdad de los días y de las noches en los equinoccios de la primavera y del otoño.

Gracias a estas cuatro épocas de los equinoccios y de los solsticios que se entrecortan de un modo regular, el año fue dividido en 
cuatro estaciones de tres meses cada una; la primavera, Bedaste, principio del verdor de los campos; el estío, Uda, época de la sequía; el otoño, Larrasten, época de las últimas cosechas, de los últimos laboreos; el invierno, Neyia, época de la muerte y del sueño, en la que el calor de la Naturaleza se metamorfosea en hielo, en que la savia se agota. Pero el año conservó siempre en esta Península el nombre de Urte, inundación, que los primeros padres le hablan dado, aludiendo a las inundaciones del Nilo; y entre nosotros el mes Januario de los Etruscos, se llama aún Urtarilla, es decir, luna que toma o comienza el año, o sea la salida de madre del río.

Un hecho notable que prueba que desde el origen los adivinos habían establecido en nuestro calendario la concordancia de los meses lunares y de los años solares es, que fuera del sexto o duodécimo mes, cuyos nombres están tomados del sol, todos los demás reciben su calificación de la luna, Illa, con la designación de los trabajos agrícolas o de otra circunstancia tomada de la vida de los campos.

Febrero, 0tsa?illa, Zezeilla, es el mes del frío o del lobo, y del toro, según las tribus y los dialectos.

Marzo, Epailla, la luna de las siegas o de las cortas.

Abril, Yorrailla, Opailla, luna del escardeo y de las primicias.

Mayo, Orilla, de las hojas.

Junio, Garagarilla, Ekania, Errearo, estación inflamada, hirviente, la de la exaltación solar.

Julio, Uztarilla, luna de las cosechas.

Agosto, Agorilla, luna de las sequías

Octubre, Urzieta, Urrilla, luna de las lluvias, y Bildilla. luna de las vendimias y de las últimas cosechas.

Noviembre, Azilia, luna de las siembras.

Diciembre, Lotzailla, luna del sueño, durante la que la Naturaleza duerme cubierta por las nieves y el labrador descansa.

Como veis, esta nomenclatura es exacta y significativa, y en su conjunto caracteriza admirablemente el clima de la Península Ibérica y la agricultura de nuestros mayores.

El desarrollo del trabajo social hizo nacer nuevos intereses, necesidades e ideas desconocidas a la ruda sencillez de los primeros siglos.

Las primeras creaciones abrazaban lo estrictamente necesario; las cosas útiles vinieron después y ensancharon el círculo de nuestras invenciones, mientras llegaba el tiempo de que el genio de mi pueblo se preocupase de la investigación de la verdad, de los esplendores inefables de la pura luz y de la belleza de las artes, hijos de la riqueza y del ocio, que terminan triunfalmente la obra de la Humanidad bajo el sol.

La institución de la vida agrícola y pastoral se vio acompañada de las artes serviles; las primeras ciencias introducidas en nuestra sociedad, como son la medicina y la astronomía, no rebasaban la línea de las cosas útiles y necesarias.

Fue preciso relevar de los trabajos manuales a los hombres eminentes, que consagraban sus noches a estudios de un orden superior; las funciones que les señalamos en nuestras Repúblicas, se han convertido entre los bárbaros infieles en fuente de supersticiones ridículas, degradantes, u objeto de especulaciones inmorales y en odioso charlatanismo.

El Egipto, la Caldea y la India tuvieron, después de nosotros, sus adivinos, cuyo oficio es el de domesticar serpientes, engordar cocodrilos, adorar ídolos vetustos de dorada corteza, mientras que ellos mismos se nutren con la astucia y los sudores del pueblo imbécil a quien sujetan con el terror de los fetiches.

Pero los adivinos de la Iberia son justamente llamados igerle, es decir, escrutadores, porque han lanzado una mirada curiosa y penetrante a los más profundos arcanos de la Naturaleza, y también se les llama azti, en el sentido de indicar.

En todas partes donde el sacerdote impostor de los bárbaros no muestra más que hechizos imaginarios, preparados prestigios en el cielo, donde el astrólogo charlatán pretende leer el destino, los adivinos de mi pueblo no quieren apercibir mas que la armonía silenciosa de los astros, y los números escritos por la divina mano con caracteres de fuego: no predicen más que la verdad en la sucesión de los tiempos, y el orden de las estaciones.

Se ve en las orillas del Indus y del Ganges, como el carro del brahamin insolente y cruel, cargado con monstruosos ídolos, aplasta con su rueda cortante al pueblo bestial, prosternado en el polvo del camino y en las avenidas de la pagoda, centro infecto de prostitución.

Digno émulo de los druidas galos, el mago usurpador hace pesar sobre el Irán el centro de una teocracia despótica; y entre las tribus de mi pueblo, el íbero se inclina con respeto filial delante de sus magistrados llamados padres de la patria, honorables, agureak.

Todos nuestros ancianos reciben el mismo título.

El hombre libre recibe en la edad la corona de blancos cabellos del sacerdocio natural, y ejerce su autoridad y censura sobre las costumbres. El freno de su disciplina es poderoso en sus Repúblicas. Tiene jefes y guía políticos, geíen, pero este nombre de jefe significa. el más anciano. No reciben leyes más que de la virtud y de la experiencia; los castigos son impuestos por manos paternales, y nuestra lengua atestiguará ante el porvenir que el pueblo elegido por Aitor ignoró en el Occidente de Europa hasta el nombre de los crímenes y vicios embrutecedores con que los bárbaros se mancharon. Otra gloria particular de mi pueblo, es que en la edad de la decadencia y corrupción, sólo entre los pueblos de la tierra ha conservado la fe natural y el culto de Dios, sin sombra de idolatría.

VI

El íbero no ha construido para el Señor de arriba templos, siempre mezquinos comparados al gran Ser que llena con su fuerza la inmensidad del eterno.

Dejemos, pues, al bárbaro sus antros, sus cavernas, sus altares sangrientos, sus sacerdotes, funámbulos y brujos. Que para nosotros el brujo sea siempre el paciente herborista que analiza las plantas y compone con sus jugos brebajes saludables, belarguilla. Dejemos a los celtas supersticiosos sus sacerdotes del roble, sus druidas tan diferentes de nuestros sabios ancianos que se sientan sobre bancos de césped bajo el árbol de la libertad: donde, condenando con anatemas y maldiciones la carnicería de los sacrificios y la efusión horrible de sangre humana con el cuchillo sagrado, el hombre libre de mi raza no se sacrifica jamás más que por la patria; donde la voz del cielo no reclamó jamás otra sangre sino la de los jóvenes guerreros, que combaten noblemente, no para conquistar tierras ni esclavizar hombres, o enriquecerse con el botín robado, sino para defender los floridos altares levantados a la independencia y a la libertad primitivas, en el santuario de las montañas.

Los seres animados experimentan sensaciones de bienestar y de dolor. Tienen una voz, quejumbrosa, mintzo, para el sufrimiento, min; una sonora y armoniosa, hotz, para el júbilo y la alegría, boztario; tienen un grito en los peligros, otro grito en el amor y el placer. Sólo el hombre tiene una palabra inteligente, hel, tiene un lenguaje razonado, conversa con sus semejantes, elhesta.

He dado un nombre a cada cosa. Pues bien, toda cosa creada por Dios, sale de la noche, gau, y vuelve a la nada.

Las cosas creadas, los seres, por consecuencia, se llaman gaízak o hijos de la nada, según el verbo de la inteligencia dado a mi pueblo. Todo es nada y vanidad en el mundo, excepto el yaon sublime, excepto el Señor Dios. Sólo Él llena la inmensidad del espacio y la eternidad de los tiempos. Todo lo que no es El, no es sino fantasma ilusoria, forma vana, fugitiva apariencia destinada a sumergirse en las tinieblas de la noche eterna.

La realidad de cada ser creado, itz, está en la idea que representa. Esta idea está expresada en el nombre que se le ha consagrado: de donde el nombre de las cosas se llama en euskaro iz-ena, es decir, principal pertenencia o propiedad de las cosas.

La facultad que le permite al hombre de percibir la idea de las cosas, de expresarlas con sonidos inteligibles, constituye para el privilegio del verbo, de la palabra llamada itza

El lenguaje mismo se llama itzkontza de una palabra compuesta que significa feliz descubrimiento, buena invención o improvisación de nombres.

La garganta humana se llama itz-tarria o productora de la palabra, porque es el instrumento en que resuena esta armonía, el sitio y órgano de la improvisación.

El eskuara de mi pueblo es el más bello de los dialectos primitivos, como también es el más antiguo, es todo luz, y no expresa sino la verdad.

Se os ha contado que el Señor Dios en el principio hizo una estatua de barro, que debía ser luego el hombre, y que la animó con un soplo divino.

De este modo toda simiente, azi, todo principio, aste, reciben su nombre de la palabra ats, que significa soplo, aliento.

El origen mismo de las cosas se llama atsarre, principio, es decir, recibimiento de la respiración y del soplo.

El hombre comprendió en seguida cuán fugitiva y precaria era su existencia, y vio, que en el instante en que el soplo vivificante, ats, le fuese arrebatado, ken, llegaría inmediatamente para el instante con justo titulo llamado asken, es decir, último.

Sus ojos apenas abiertos a la luz, se cerraron con el peso del sueno al aproximarse la noche; experimentó el desfallecimiento del sueño; fue para él como una primera muerte, la imagen conmovedora de la muerte final.

Vuelto de ese aniquilamiento fugaz, consideró el despertar como un renacimiento, como una resurrección que fue llamada 1 iratzar, es decir, acto por medio del que se recoge con el sentimiento de la respiración, el sentimiento de la existencia y de la vida.

Todos los seres que se mueven y respiran en la tierra nacen de un huevo que el macho fecunda, que la hembra depone o deja germinar en su seno.

He aquí por qué el huevo es llamado aur-oltzia, envoltorio o vaso del niño; porque todas las maravillas de la generación, la M huevo humano es la más admirable de toda la cadena de los seres.

Los esplendores de la Naturaleza causaron al euskaro una admiración intensa y duradera.

Las palabras que la definen en nuestra lengua pueden aplicarse a las obras divinas y a las imitaciones de los hombres: hay formas armónicas, seres organizados, cosas perfectas en la creación de Dios, y no materia primordial.

Por eso la materia se define, según la verdad, con la palabra ekhe¡, es decir, eghinghei, lo que está destinado al ser o a la forma.

En el orden de las creaciones divinas, lo que es, ekhei, lo que ha de ser, no existe más que en estado de idea preconcebida.

El elemento de los cuerpos, la materia organizada, nos pareció impenetrable en sus divisiones, y sin embargo, divisible hasta lo infinito, que tiene por término el vacío absoluto, la nada perfecta; y concebimos entonces la existencia de los corpúsculos de los átomos, que no tienen ni forma ni color perceptible a nuestros groseros sentidos, y que forman, sin embargo, en sus múltiples combinaciones, todos los cuerpos, desde las montañas graníticas hasta los impalmables vapores que se pierden de vista en los campos del aire, y el átomo fue llamado ar.

A primera vista, el granito, las piedras preciosas, y de entre ellas la mas dura, el diamante, se nos figuraron las agregaciones más íntimas y sólidas de las formas creadas: las piedras y el granito, el cristal de roca y el diamante, fueron denominados con voz genérica, arri; y el polvo, la menuda arena, que proceden de su división molecular, ariña.

La transposición de esta palabra forma inhar, expresión brillante que designa los átomos luminosos.

Los átomos ar, inhar, sencillamente yuxtapuestos, no podrían formar ni las masas consistentes de los cuerpos, ni los sutiles vapores: quedarían como granos de polvo o arena, sin las presiones que les dan su adherencia.

Esta facultad de adherencia, la de tomar, coger, absorber, fue expresada con el mismo sabio radical ar, sin más diferencia que la tomada de la aspiración de los acentos, con objeto de evitar confusiones.

La primera de las potencias naturales y de las fuerzas atractivas es el amor: se supuso que los átomos estaban dotados de ella, y por consecuencia el principio varonil, fecundante, vivificante, fue llamado como el átomo, ar.

Todo lo que es fuerte, atractivo, potente y vigoroso, recibió la calificación de azkar, es decir, asko-ar, suficientemente varón.

En fin, la fuerza misma fue llamada indar, lo que está en el varón o en el átomo, o, con expresiones más sabias, la potencia atractiva, que es el principio constitutivo de los cuerpos.

Así la luz y el fuego se consideraron como el tipo de las encarnaciones viriles, de¡ mismo modo que el agua fue consagrada al elemento femenino.

En todas las formas de la creación divina, se presentaron desde luego dos a nuestra admiración, soberanamente bellas y perfectas, y que son encarnación de la luz: la una compuesta de átomos brillantes, ar, la otra de átomos nebulosos que concebíamos bajo el aspecto de gusanos infinitamente pequeños, arra; y de este radical doble combinado con la terminación ghi, que significa reunión, agregación, el verbo sagrado de mi raza formó el nombre de la carne, de la encarnación, araghi, y el nombre de la luz, arghi, conservados aún por los euskaros del Indostán.

Bajo el punto de vista de las obras eternas, las ideas de la creación y del movimiento son inseparables: la idea del reposo absoluto no se concibe más que en la nada de los seres, en el vacío tenebroso. Así el movimiento y la creación se expresan en el lenguaje euskaro con las palabras ighi, eghin, y palabra ighi, designa por sí misma una agregación de seres.

Siendo la luz la más bella de las encarnaciones de la vida universal, es considerada como la primera creación de nuestro mundo particular.

Esto expresa el nombre del sol, iguzkhia, ekhia, que significa autor de la luz, aquél por quien se ve, y en otro sentido Creador; denominaciones tanto más justas, cuanto que el sol, creador del día, de los colores y de la vida sublunar, es considerado como el foco viviente de donde se lanzaron, en el albor de los tiempos genésicos, los planetas incandescentes y el nuestro, cambiado en tierra habitable por su enfriamiento.

Es el sol, ekhia, que fue la primera materia creada, khei, por la mano del criador, egilla.

De él procede la luz física, el día bienhechor, eghiona; el día, emblema de la inteligencia divina, sol infinito, centro y foco de la luz espiritual, de la verdad, egbia: palabra sublime que expresa a la vez el campo de las creaciones, egkinghia, y el campo de las visiones, ekusghia.

Habréis visto a un monte, severo durante el crepúsculo, sonreír en la aurora, cuando verdean sus colinas floridas y los primeros rayos del sol convierten en diamantes a las gotas de rocío: tal es la frente del hombre, cuando sale del sueño de la noche.

Ahí la voluntad divina colocó los dos ojos, begh¡ak, es decir, los dos soles, bi?ekhiak, las dos inteligencias corporales, las dos verdades, bi?eghiak; los dos espejos donde la imaginación toma prestadas sus evocaciones, de donde el entendimiento llama al tribunal del sol interior y del ojo espiritual las maravillas del mundo externo.

Es por los ojos que el hombre ve: ikus, ekhas: es por esta visión reflejada en el cristal interior, que la inteligencia se instruye, aprende, concibe, ikhas, es decir, ikhus?as, principia a ver la verdad.

El hombre adquiere la ciencia con los ojos del cuerpo y del espíritu, y la trasmite por medio de la palabra que pinta las cosas a la imaginación, y traza las ideas al entendimiento, erykhats, es decir, las muestra, las hace ver, las enseña, ikus?eras.

Así los ojos del hombre son los astros iluminadores de su pensamiento, del mismo modo que el sol es el ojo de la Naturaleza.

El ojo vigilante significa un guardián, y el sol también es llamado beghiraria, argus o guardián celeste.

Los ojos, según la poesía inspiradora del idioma de mi pueblo, son el emblema de la ciencia y de la prudencia, como los cuerpos son un emblema de fuerza, de brillo, de luz y de imperio: un cordero que tiene siete cuernos y siete ojos, ha sido el mito de la verdad solar, el símbolo de las civilizaciones euskaras. "

Aquí el bardo, después de haber tenido las manos levantadas hacia el cielo, dejó caer la diestra con la rama de roble; extendió el brazo izquierdo, lentamente, hacia el horizonte del mediodía, como para interrogar de nuevo a la inspiración de sus recuerdos.

Pareció aquello una señal, pues una triple salva de aplausos acogió aquella parte de la venerada leyenda.

La atención y el interés del auditorio estaban sumamente excitados. El silencio que se restableció en un momento, indicio del placer que los espectadores tomaban en esa diversión poética, probó la impaciencia con que se esperaba la continuación del bardo, Lara, o mejor, Aitor, porque el joven improvisador estaba profundamente absorbido en la personalidad de su papel. Concluyó su narración sus ojos negros brillaban con fuego mágico; la inspiración le dominaba, y a medida que proseguía en su improvisación, su voz adquiría nueva alma, su gesto aumentaba en majestad.

"El hombre es, después de Dios, el primer poder de la tierra, el representante, el obrero del Gran Espíritu.

Toda obra salida de sus manos es la representación de una - idea preconcebida por él, imitando el proceder divino: es el creador del mundo social y el imitador de Dios.

Compuesto de espíritu y de materia, el hombre es considerado justamente como la imagen del Gran Ser y el compendio del Universo. En su cabeza y detrás de los ojos, como el altísimo, gohiena, velado por los astros del firmamento, se encuentra el espíritu terrestre, la luz perecedera, gogoa, es decir, la sensación culminante, lo que hay de más alto, lo que está elevado, lo que se cierne sobre la memoria y la imaginación.

La memoria es el espejo de la inteligencia, y fue llamada en euskara oro-itza, es decir, el verbo oculto, la palabra universal, el libro interior en que reviven las sensaciones y las imágenes, las ideas y los colores.

El bruto no ha recibido como el hombre el don de la inteligencia; no tiene más que el grito de las pasiones nacidas a impulsos de groseros apetitos, no piensa, y en vez de ideas, no tiene sino sensaciones aisladas y sentimientos ciegos; es incapaz de raciocinio.

El bruto está, pues, sin libertad moral; el pensamiento no modifica jamás sus impresiones irresistibles, sus necesidades imperiosas, cuya armonía preestablecida forma el instinto. Y como el instinto animal reside en los sentidos, y principalmente en el olfato, de la palabra ats, que significa soplo, la respiración, la lengua sagrada hizo la palabra atmu, que califica y define el instinto.

El hombre es llamado en la lengua sagrada ghizon, es decir, el más excelente de los seres sublunares.

La justicia, cuyo sentimiento es innato en su corazón, el orden, cuya belleza y magnificencia son comprendidas por su espíritu, deben ser el fin de sus pensamientos, de sus palabras, de sus acciones y de sus obras. Y en este sentido, el deber del hombre, tomado en la significación más extensa que comprende esa palabra sagrada, se llama en la lengua de mi pueblo eghinbidia, o sea, literalmente, "sendero de las creaciones, camino de las obras."

VII

Los euskaros, más que todos los pueblos primitivos, fueron los hombres del deber.

Crearon la palabra, el arte y la ciencia; adoraron la verdad, practicaron la justicia, fundaron la sociedad y con ella la libertad civil, principio de orden y armonía; y antes que aceptar la servidumbre de los bárbaros o imponerla a las tribus infieles, se resignaron a huir y a emigrar; hicieron un pacto con la muerte.

El extranjero, al contrario, fue el padre de la esclavitud, imaginó la guerra, produjo la iniquidad; pueblo cruel, supersticioso, idólatra, se olvidó de Dios alzándose contra sus leyes providenciales; esta resolución fue resultado de las tinieblas espirituales y de las malas inspiraciones del error. Por eso el error y la mentira recibieron en la lengua sagrada el nombre de ghezurra, que significa "manantial inagotable de todo rnal", y el mal mismo fue llamado gaitz, o producción tenebrosa consagrada por palabra engañadora.

Pero el mal 0 el bien, que son del hombre, pertenecen menos a los individuos que a los pueblos.

El individuo no es nada, sino por su agregación a la humanidad colectiva; es la gota en el torrente.

En una sociedad fuerte como la de mi pueblo, en que la ley reina, en que las costumbres son santas, los ejemplos prudentes, la opinión ilustrada, el freno de la disciplina poderoso, prontamente se reprime el mal individual, y no echa raíces ni en los espíritus ni en los corazones.

La virtud solitaria en medio de un pueblo corrompido, es como un cordero entre lobos, es como la claridad de una lámpara que sólo ilumina un punto en la lobreguez de la noche. Así es que el porvenir prepara en sus vías providenciales una gran revolución a la humanidad idólatra, a los bárbaros feroces y supersticiosos.

Escuchad una vieja profecía caída del cielo al espíritu de los sabios, profecía que circula por el mundo entre los infieles, como una palabra misteriosa, como un murmullo precursor de los grandes acontecimientos.

Dios reaparecerá y con Él sol de las inteligencias.

La verdad de los primeros días ahuyentará las tinieblas, y las aclamaciones de los pueblos esclavos saludarán a su libertador.

¿Qué dicen los bardos y los adivinos acerca de la inteligencia suprema?

La comparan a un río inagotable de luz, a un océano sin orillas de fuegos y claridades. Así de dos palabras consagradas al agua inagotable y al fuego purificador, zu, ur, la lengua inspirada de mi pueblo da el nombre de zuhur a todos los viejos, a todos los sabios, cuya mirada interior contempla la verdad de Dios. Dios es todo luz y todo espíritu; sus privilegios supremos son la eternidad, la inmutabilidad, la infalibilidad, la independencia, la soberanía, el libre arbitrio, la justicia, la misericordia y, por encima de todo, la bondad. Por eso fue llamado en la sagrada lengua Jao?onGoikoa, buen Señor de arriba. Y a los hijos de mi raza, cuya mirada era sencilla y recta, no les fueron necesarios ni reflexiones penosas, ni el espectáculo degradante de la idolatría de los bárbaros. En la serenidad de los primeros días que siguieron a las creaciones genésicas, en el jardín terrestre en que el Padre Supremo le había colocado, el euskaro dotado de gracia, de belleza y de bondad, no se levantaba del tálamo nupcial para crear el culto supersticioso de los fetiches, ni para incensar el sol naciente. Entre las irradiaciones de la aurora y entre las sombras de la noche, cantaba el himno del Eterno Bethikoa. Y entonces, embriagado de felicidad, exaltado por el agradecimiento, inundados los ojos con las claridades del cielo y el espíritu con los esplendores de la verdad, proclamó el Ser supremo con un grito verdaderamente inspirado, el más hermoso, el más expresivo de los nombres divinos: ¡Jao! que resume todas las potencias de la palabra, todas las armonías del verbo: nombre sagrado, resplandeciente, que es para los hijos de mi raza predestinada un grito de júbilo, un grito nacional, mediante el que los infieles reconocen al hijo de las montañas, al euskaro, del mismo modo que el cazador reconoce al león del desierto por sus rugidos sublirnes."

Y aquí, los jóvenes bárdulos, reuniendo sus voces atronadoras, interrumpieron al bardo y lanzaron su grito nacional, cuyas sílabas, tres veces repetidas, ¡¡a, ¡a, ¡a, o, o, o! reproducen exactamente el nombre divino. Y cuando aquellas aclamaciones vibrantes hubieron cesado, y los ecos de las montañas se apagaron, un viento fresco, salido de las profundidades del valle de Gherekiz, vino a agitar el árbol de la tribu, sacudiendo su follaje... parecido al soplo misterioso y terrible que rozó la paz del Profeta para anunciarle el paso del espíritu.

En cuanto a mí, fiel imitador de los antiguos bardos, no me atrevo a describir aquí las fiestas de la Religión de los cántabros; esa pintura pediría otro cuatro y otros pinceles, y me limito a señalar que la leyenda de Aitor revela el sentido histórico y las riquezas filosóficas de la lengua ibérica, tanto como lo permitían las dificultades de la narración.

¡Donde yo he espigado, que otros busquen cosecha más hermosa!

Agustin Chaho, 1845 ( Traducido del francés por Arturo Campión.)

{slilder Discurso de Pedro de Egaña en el Senado (Madrid, junio de 1864)}

Discurso de Pedro de Egaña en el Senado. Madrid, junio de 1864

 

Esa organización (foral) que dura hace más de mil años sin que hayan podido conmoverla y menos destruirla las tempestades políticas que han derruido imperios, destronando dinastías, y hasta hundido nacionalidades de gran fuerza; mientras que aquel pobre rincón ha mantenido incólume esa nacionalidad que ha parecido al Sr. Sánchez Silva tan poco digna de respeto, que ni siquiera la considera acreedora a que se la guarden los fueros de la desgracia.

Oigo que un Sr. Senador amigo mío se extraña de que use la palabra nacionalidad claro es que al hablar en la época y momento en que he hablado de nacionalidad, este Sr. Senador conocerá muy bien que siendo aquellas provincias parte de España, no había de hablar de una nacionalidad distinta de la española; pero como dentro de esa gran nacionalidad hay una organización especial que vive dentro de ella con su vida aparte, por eso usaba la palabra nacionalidad al hablar de las provincias vascas. Conozco que tal vez hubiera sido más exacta la palabra organización; de todas maneras, si a S.S. no le parece conveniente la de nacionalidad, la reemplazaré desde luego con la de organización especial.

 

Fuente. Diario de las Sesiones del Senado. Debate sobre los Fueros vascos del 13 al 21 de junio de 1864: 689-690.

Jaungoicoa eta Foruac (Arístides de Artiñano, Bilbao, 1869)

La causa vascongada ante la revolución española, Bilbao, 1869

Arístides de Artiñano, Jaungoicoa eta Foruac.

Vizcaya [...] tiene indeclinablemente que defender, proteger y amparar a todo trance, sin vacilaciones ni concesiones, la unidad católica., No se crea que exageramos: del Solar vizcaíno, más que de otro pueblo cualquiera, puede decirse que la unidad religiosa ha sido el baluarte firmísimo en que se cobijaron y ampararon todas, absolutamente todas sus libertades; la religión las unió y fortificó, la religión las prestó ese sello original y verdadero que las distingue y separa de las modernas y mal llamadas libertades. [...] Aquí jamás se ha rendido culto más que al verdadero, al único Dios; aquí nunca ha imperado en grande, ni pequeña escala, más que la Iglesia católica Los vascongados han enlazado siempre la idea religiosa a su libertad, teniendo por única divisa: Jaungoicoa eta Foruac (Dios y Fueros); antes Dios que los Fueros [...].

He ahí el problema de vuestro porvenir. Escoged entre la revolución de Setiembre que os azota el rostro, o Don Carlos que uniéndose a vosotros, lleva grabado en sus pendones, la integridad foral.

La elección no es dudosa, si la familia euskera conserva todavía en su corazón, perenne e inmutable, el grito de sus mayores: Jaungoicoa eta Foruac.

Fuente: V. Garmendia (ed.), Jaungoicoa eta Foruac. El carlismo vasco navarro frente a la democracia española (1868-1872). Algunos folletos carlistas de la época, Universidad del País Vasco, Bilbao, 1999: 129-171.

Jose Mari Iparraguirre (1820-1881)

iparraguirre

Jose Mari Iparraguirre (1820-1881)

GITARRA ZAHARTXO BAT

Gitarra zahartxo bat da
neretzat laguna.
Honela ibiltzen da
artista euskalduna:
Egun batean pobre
beste batez jauna,
kantari pasatzen det
nik beti eguna.

Nahiz dela Italian
orobat Prantzian,
bietan bilatu det
anitz malizia.
Ikusten badet ere
nik mundu guzia
beti maitatuko det
bai, Euskal-Herria.

Jaunak ematen badit
neri osasuna
oraindik izango det
andregai bat ana.
Hemen badet prantzesa
interesaduna
bainan nik nahiago det
utsik euskalduna.

Agur Euskal-Herria
bainan ez betiko,
bost edo se¡ urtean
ez haut ikusiko.
Jaunari eskatzen diot
grazia emateko
nere lur maite hontan
hezurrak uzteko.

UNA VIEJA GUITARRA

Una vieja guitarra
es mi amiga.
Artista vasco
voy por la vida
un día pobre
otro, hecho un gran señor,
mientras cantando transcurren mis días.

Tanto en Italia
como en Francia
he encontrado
mucha malicia.
Y aunque llegue a ver
el mundo entero,
seguiré amando siempre
a mi País Vasco.

Si el Señor
me concede salud
llegaré a tener todavía
una buena novia.
Aquí, tengo una francesa
acaudalada
pero preferiría una vasca
aunque no tuviera un centavo.

Adiós, País Vasco,
aunque no para siempre.
No he de volver a verte
hasta que transcurran cinco o seis años.
Y al Señor le pido
que me conceda la gracia
de que un día descansen mis huesos
en esa adorada tierra.

GAZTE GAZTETATIKAN

Gazte gaztetatikan
Herritik kanpora,
estranjeri aldean
pasa det denbora.
Herrialde guzietan
toki onak ba dira
bainan bihotzak dio:
”Zoaz Euskal-Herrira."

Lur maitea uztea
da negargarria.
Hemen gelditzen dira
Ama ta Herria.
Urez noa ikustera
bai, mundu berria;
oraintxe, bai, naizela
errukigarria.

Agur nere bihotzeko
amatxo maitea,
laxter etorriko naiz
konsola zaitea.
Jaungoikoak nahi ba du,
ni urez joatea:
Ama, zertarako da
negar egitea?

ADIÓS AL PAIS VASCO

A temprana edad
abandoné mi Pueblo
habiendo consumido mis días
en el extranjero.
Ciertamente, el mundo está lleno
de lugares hermosos
pero mi corazón insiste:
”Vuelve a tu País Vasco”.

Es muy doloroso
abandonar la tierra querida
dejando atrás País
Madre y Pueblo.
Y aunque surcando mares
voy a descubrir el Nuevo Mundo,
es ahora cuando me siento
más miserable y digno de compasión.

Madre querida,
corazón mío, adiós...
Pronto regresaré
para consolarte.
Pero ahora,
si Dios ha decidido
que me aleje por los mares
Madre, ¡para qué llorar!

¡GORA EUSKERA!

Askoitian da gizon bat
behar duguna maita,
Franzisko Aizkibel jauna
euskaldunen aita;
txit da giron prestua
eta jakintsua,
errespeta dezagun
gure maisua.

Pakean bizitzeko
gure mendietan,
Euskera hitz egin behar da
batzarre danetan;
ta euskaldunen izena
geroko ehunkietan
famatua izango da
alde guzietan.

 

¡VIVA EL EUSKERA!

Hay en Azcoitia un hombre
que merece nuestra
más alta estima:
Francisco Aizquibel,
padre de los vascos.
Hombre probo,
sabio, respetable
y maestro de las letras

Para vivir en paz
en nuestras montañas
hay que hablar euskera
a todas horas.
Así, el euskera
será reconocido
y perpetuado en los siglos venideros.

OROITZA

Elizondo uri
eder politean
euskalduna ugari
bildu da pakean
esanaz: Batu gera
bai, zori onean;
gorrotorik gaur ez da
gure batzarrean.

Nafarren elkargoa
buruzai degula
zer zorionekoak
maitatzen ba gera!
Euskaldun on guztiak
zerura begira
esan Euskal-Herria
salbatu dedila.

Mundu berrian ere
gaur euskaldun onak
nahigabetuak daude
bihotza dutenak.
Galtzen gure euskara,
onra ta ohiturak
¡arren, ez galdu doiak
Jainkoak emanak!

Nafarren bide onak
gaur Laurak-batean
da hartu behar dana
herrien onean.
Euskaldun on guztiak
betiko pakean,
es degu nahi gudarik
anaien artean.

RECUERDO

En el lindo pueblo
de Elizondo
se han reunido pacíficamente
gran número de vascos
diciendo: Nos hemos
reunido en buena hora
y sin rencores
en esta fiesta nuestra.

Tomando como ejemplo
a la sociedad navarra,
¡qué felices si nos amamos
los unos a los otros!
Gritemos todos los vascos
con la mirada
puesta en el cielo:
¡Qué el País Vasco se salve!

En el Nuevo Mundo
los vascos de corazón
se hallan preocupados
porque se están perdiendo
la lengua
la honra y la tradición.
¡No perdáis los dones
concedidos por Dios!

Los buenos ejemplos de los Navarros
‑ cuatro provincias en una unidad ‑
son los que hemos de seguir
para bien de los pueblos.
Que los vascos de buena voluntad
convivan en paz eterna
porque no queremos guerras
entre hermanos.

EUSKAL-HERRI ETA AMERIKA

Gure Euskal-Herritik
Ameriketara
zenbat euskaldun gazte
pozez joaten dira
gurasoak utzita
ondasunen bila
esanaz: Ama, laxter
etorriko gera.

Egin ama trísteak
damuzko negarra
ontziak onezkero
pasa zuen barra.
Ezkutatzen danean
agiri ez dala
zeinek daki, ¡ai! zer dan
ama baten pena.

Es pentsatu han danak
aberats dirala
pobreak ni bezala
milaka dira.
Hara dijoazenak
ondasunen bila
gutxi itxultzen dira
beren sorterrira.

Eman, adiskideak,
munduari buelta,
hau bainan lur oberik
inun ere ez da.
Eta zerutxoren bat
bilatu nahi bada,
hemen bertan ditugu
Donosti ta Deba.

EUSKAL-HERRIA Y AMERICA

¡Cuántos jóvenes vascos
marchan contentos
a América
desde el País Vasco,
en busca de riquezas,
abandonando a los padres
diciendo: Madre, pronto regresaremos.

Madres entristecidas,
llorad de pesar
porque a esta hora la nave
pasó los límites del puerto.
Y cuando esa nave se esconde,
cuando ya no se la ve...
¡quién sabe lo que es
el dolor de una madre!

No vayáis a pensar
que allá todos son ricos.
Pobres como yo
hay miles.
Tened en cuenta
que los que allá van
en busca de bienes,
muy pocos volverán.

Dada la vuelta al mundo
amigos
que no encontraréis en la tierra
mejor lugar que éste.
Y si queréis descubrir
algún cielito,
he aquí bien cerca
Donosti y Deva.

HARA NUN DIRAN…

Hara nun diran
mendi maiteak!
Hara nun diran zelaiak!
Baserri eder
zuri-zuriak,
iturri eta ibaiak.
Endaian nago
zoraturikan
zabal-zabalik
begiak.
Nere baino
lur hoberikan
ez du Europan guziak.

Oi, Euskal-Herri
eder maitea!
Hara hemen zure semea
bere lurrari
mun egitera
beste gabe etorria.
Zuregatikan
emango nuke
pozik, bai, nere bizia.
Beti zuretzat
hil arteraino
gorputz ta arima guzia.

MI REGRESO

¡He ahí
las montañas queridas!
¡he ahí los prados!
Hermosos caseríos
blancos,
fuentes y ríos.
Estoy en Hendaya
enloquecido
y con los ojos
abiertos de par en par.
Tierra más hermosa
que la mía
no hay en toda Europa.

Oh, País Vasco,
tan hermoso, tan amado!
He aquí a tu hijo
que regresa
para besar
tu suelo.
Por ti
daría mi vida
sin pena alguna.
Por ti
mi alma y mi cuerpo
por toda la eternidad.

GERNIKAKO ARBOLA (1853)

Gernikako Arbola
da bedeinkatua
euskaldunen artean
guztiz maítatua.
¡Eman da zabal zazu
munduan fruitua!
Adoratzen zaitugu
Arbola santua.

Betiko bizi dedin
Jaunari eskatzeko
jarri gaitezen danok
laxter belauniko.
Eta bihotzetikan
eskatu eskero
Arbola biziko da
orain eta gero.

Erregutu deiogun
Jaungoiko Jaunari
pakea emateko
orain eta beti.
Eman indarra ere
zedorren lurrari
eta bendezioa
Euskal-Herriari.

EL ARBOL DE GUERNICA (1853)

El Arbol de Guernica
es el símbolo bendito
que aman
todos los vascos.
¡Germina y extiende
tu fruto por el mundo!
Te adoramos
Arbol santo.

Para que perdure
este símbolo sagrado
doblemos la rodilla
e invoquemos a Dios.
Si se lo pedimos
de corazón
el Arbol sagrado
vivirá perennemente.

Pidamos a Dios
que con la paz, fecunde
la Tierra que sustenta
el Arbol secular.
Y que su bendición
y fortaleza
derrame generoso
sobre el País Vasco.

EL REINADO DE ALFONSO XII

Dos palabras sobre el carlismo vascongado (Sagarmínaga, Bilbao, 1875)

Dos palabras sobre el carlismo vascongado
(Fidel de Sagarmínaga, Bilbao, 1875)

Que las Provincias Vascongadas y Navarra han sido si no la cuna, el teatro principal del carlismo, es cosa de todos reconocida; solo cuando en aquella región ardió de veras la guerra, pudo creerse formalmente amenazada por el absolutismo la libertad de España [...]. ¿Cuáles pueden ser, pues, las causas de que aquel país [...] haya tomado una parte [ ... tan principal, en más de una ocasión, en defensa de principios comunes a la nación entera?

¿Será el apego a sus Fueros? Tenemos que contestar negativamente, y de la manera más absoluta a esta pregunta. [...] Nadie podrá sostener con fundamento, que la hostilidad del Gobierno a sus instituciones peculiares haya podido justificar la insurrección carlista. Ningún peligro las amenazaba [...]

Lo diremos sin esbozos ni rodeos: la idea generadora, motriz y eficiente del carlismo, no es otra que la idea religiosa. [...]

LOS CURAS Y LAS MUGERES: he aquí, pues, la personificación del carlismo vascongado. Sin la predicación político-religiosa de los unos, sin la exaltación y frenesí de las otras, ni los generales carlistas llegaron a acaudillar soldados, ni los flamantes corregidores a vestir toga, ni los ambiciosos de profesión a encumbrar personas.

Si son tan obvias las causas generadoras del carlismo ¿para qué buscar culpas imaginadas en las instituciones forales del país vascongado?

La abolición de los fueros vascongados, en concepto de castigo de la rebelión carlista, podrá ser un golpe muy aplaudido de ciertas gentes, de esos que llaman de efecto, y casi nunca dejan de producir malísimos resultados, porque no cortan males, enconan ánimos, deifican la violencia [...].

Fuente: E García de Cortázar y M. Montero, Historia Contemporánea del País Vasco, Txertoa, San Sebastián, 1980: 123-124.

Ley sobre los Fueros (21 de julio de 1876)

fueros

Fernando el Católico jurando los Fueros de Vizcaya en Guernica (siglo XVI)

Ley de 21 de julio de 1876 sobre los Fueros

Don Alfonso XII, por la gracia de Dios Rey constitucional de España: A todos los que las presentes vieren y entendieren, sabed: que las Cortes han decretado y Nos sancionado lo siguiente: 
Artículo 1.º Los deberes que la Constitución política ha impuesto siempre a todos los españoles de acudir al servicio de las armas cuando la Ley los llama, y de contribuir en proporción de sus haberes a los gastos del Estado se extenderán como los derechos constitucionales se extienden a los habitantes de las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava del mismo modo que a los de las demás de la Nación.
Artículo 2º Por virtud de lo dispuesto en el artículo anterior las tres provincias referidas quedan obligadas desde la publicación de esta Ley a presentar, en los casos de quintas o reemplazos ordinarios y extraordinarios del Ejército, el cupo de hombres que les corTespondan con arreglo a las Leyes.
Artículo 3º Quedan igualmente obligadas desde la publicación de esta Ley las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava a pagar, en la proporción que les corresponda y con destino a los gastos públicos, las contribuciones, rentas e impuestos ordinarios y extraordinarios que se consignen en los presupuestos generales del Estado.
Artículo 4.º Se autoriza al Gobierno para que dando en su día cuenta a las Cortes y teniendo presentes la Ley de 19 de Setiembre de 1837 y la de 16 de Agosto de 1841 y el Decreto de 29 de Octubre del mismo año, proceda a acordar, con audiencia de las provincias de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, si lo juzga oportuno, todas las reformas que en su antiguo régimen foral lo exijan, así el bienestar de los pueblos vascongados como el buen gobierno y la seguridad de la Nación.
Artículo 5.º Se autoriza también al Gobierno, dando en su día cuenta a las Cortes: Primero. Para dejar al arbitrio de las Diputaciones los medios de presentar sus respectivos cupos de hombres en los casos de quintas ordinarias y extraordinarias. Segundo. Para hacer las modificaciones de forma que reclamen las circunstancias locales y la experiencia aconseje, a fin de facilitar el cumplimiento del art. 3.º de esta Ley.
Art. 6.º El Gobierno queda investido por esta ley de todas las facultades extraordinarias y discrecionales que exija su exacta y cumplida ejecución.

La fundación de la Asociación Eúskara de Navarra (Arturo Campión, 1878)

Memorias Históricas de Vizcaya (Fidel de Sagarmínaga, 1880)

Memorias Históricas de Vizcaya

El pueblo vasco-navarro, bajo los nombres exactos o supositicios de ibero, vascón y cántabro, sin enumerar otros menos genéricos, tiene en verdad larguísima historia. Cuentásele con razón entre las pocas generaciones prehistóricas de Europa, que han sobrevivido a las vicisitudes de los siglos, y es testimonio vivo de las antiguas transmigraciones populares, que cambiaron la faz de los territorios en tiempos ya remotos. Sobre su origen, la calidad de su lengua, y su relación o parentesco con otros pueblos, han disertado prolijamente los doctos, y es punto que se contravierte a menudo, porque no puede echarse en olvido cuando de los primitivos pobladores de las naciones meridionales se trata. Nadie niega nuestra singularidad histórica; pero es cierto que los vascongados, materia de estudio para los arqueólogos e investigadores de antigüedades, no se satisfacen en manera alguna con la gloria que por este concepto les resulta, sino que desean también unirla estrechamente con la no menos envidiable de conservar sin mengua sus instituciones políticas. No nos consuela el que nos llamen los aborígenes o primeros pobladores de España, de la desgracia, que por tal la reputamos hoy, de ser iguales en derechos y en deberes a los demás españoles, dado que tal sentencia envuelve la abrogación de nuestros derechos seculares, y el supuesto necesario de que no sabíamos cumplir con nuestros deberes, en calidad de miembros de la monarquía. Y como en la conservación de nuestros derechos, y en el cumplimiento de nuestros deberes, hemos puesto el mayor empeño, y cifrado nuestra gloria, al mismo tiempo que en la vetusta ascendencia ibérica; dicho se está que preferiremos continuar siendo iberos como de antiguo, en buena paz y compañía con celtas y romanos, y aún con griegos y cartagineses, si fuere preciso, manteniendo cuidadosamente la facultad de regirnos a nuestra manera, que de padres a hijos se ha transmitido en esta tierra, según testimonios históricos, con leves interrupciones, desde el siglo de Estrabón hasta el reinado de D. Alfonso XII.

La ley de julio de 1876 trastorna nuestra historia antigua y moderna, porque propende a concluir con nuestras tradiciones, desvirtúa la originalidad de nuestro pueblo, y nos convierte en provincias sujetas a un régimen que ni labrará nuestra felicidad, ni contribuirá tampoco a fomentar la ajena. Pónese, pues, ahora a ruda prueba, como ya otras veces se ha visto, la fortaleza del pueblo vascongado; pero también, como otras veces, el tiempo acabará por demostrar la sinrazón de ciertos proyectos y la vanidad de algunas medidas que en nuestro daño se expidieron u ordenaron.

La nación vizcaína —no se asombre alguno de mis lectores; así se nos llamaba bajo los reyes absolutos; hoy el absolutismo está en la unidad nacional— fue siempre muy apegada a lo suyo. Llegó un tiempo en que se puso de moda el liberalismo a la francesa, con algunos toques y ribetes de origen británico, y aquella divinidad inconstante y veleidosa, que vence hasta los ánimos más rebeldes y los obliga a ceñirse al gusto del día, también tuvo en Vizcaya favorecedores que le rindieron homenaje, y juzgasen que la constitución española nos traería un nuevo milenario. Que yo también vestí ese traje, no hay para que decirlo; la confesión no es vergonzosa; si al censurar los errores ajenos se callaran los propios, tendría poca autoridad la censura. Pero la experiencia, que va siendo ya larga, me ha enseñado que el liberalismo unificador, centralizador y absorbente a que me refiero, no es traje que sienta bien a los cuerpos vizcaínos, y que obraremos cuerdamente en dejarle por completo, vistiéndonos algo más a la usanza antigua de la tierra.

Los vascongados y los navarros que nos encontramos ya en el mismo caso, debemos procurar que se restablezca el antiguo y genuino sentido de la unidad de España, en lo que nos concierne, porque sólo de este modo lograremos el fin apetecido, sin perjuicio, ciertamente, sino con ventaja, para los demás españoles; pero a condición, entiéndase bien, como ya lo tengo expuesto más de una vez, y habré de exponerlo todavía, de que no pretendamos tampoco entrometernos en los asuntos generales del estado, sino a título de reciprocidad, es decir, en los casos en que la intervención no lastime los derechos forales, y se convierta, por lo tanto, en arma mortífera para los Fueros, puesta incautamente en manos enemigas, por olvido de nuestra propia conveniencia. [ ... ]

Es preciso hablar con absoluta franqueza. Los que como yo piensan, no quieren parodias de régimen foral compatible con la ley de 21 de julio de 1876. Creeríamos romper los timbres de nuestro linaje si tal cosa consintiéramos. [ ...]

Tal es nuestra doctrina. Los que no la sustentan son nuestros adversarios políticos en la tierra vascongada. Más todavía; los que así pensamos, queremos el concurso de los vascongados y navarros que pertenecieron a los diversos partidos, para que todos juntos no tengan en adelante más que una sola bandera, y que ésta sea la restauración de nuestras instituciones íntegras, porque conviene que todos nos unamos para contrarrestar mas fácilmente las últimas tentativas de arreglo de la transigencia, que no acierta a retirarse, por lo visto, sin dejarnos un recuerdo imperecedero de la tenacidad con que mantuvo sus propósitos, no obstante la voluntad harto conocida del país.

Fidel de Sagarmínaga, Memorias históricas de Vizcaya (1880)

LE REGENCIA

"Fuerismo, regionalismo y federalismo" (Arturo Campión, España Regional, 1887-1888)

Fuerismo, regionalismo y federalismo

El fuerismo es la tendencia o aspiración política que se propone reconquistar los fueros de que ha sido despojado el país basco-nabarro y retener, mientras tanto, los que aún conserva. Es un fenómeno local, debido a causas locales. En cuanto afirmación concreta y determinada es de origen reciente, nacido a consecuencia de los últimos atentados niveladores del Gobierno Central.

Las opiniones que a los bascos y nabarros dividen, diseminándolos por diversos partidos y sectas diferentes mutuamente enemigos, tocan todas a doctrinas referentes a la gobernación y régimen del Estado. El sentimiento fuerista es común, ya que no universal, entre los hijos de estas provincias, y en ocasiones de peligro solía condensar en una las voluntades más contrapuestas. Es decir, que las inteligencias y los corazones basco-nabarros coinciden en un punto especial, aunque discrepen totalmente en los demás.

De este hecho innegable tomó su arranque el propósito de formar un partido fuerista, éuskaro o de unión basconabarra: que con estos varios nombres se le ha designado. Puesto que todos amamos los fueros—se decía—, descartemos lo que nos divide y adoptemos lo que nos une. Como por otra parte era incuestionable que la pérdida de esos fueros había venido por nuestra intervención en las querellas y competencias de los partidos ultra-ibéricos y que la desunión doméstica había proporcionado la coyuntura favorable para destruir nuestras instituciones, el más rudimentario sentido común marcaba claramente los nuevos derroteros que eran de seguirse.

Que la causa de los fueros no era la causa de los partidos, acababan de demostrarlo los acontecimientos. El partido carlista los abandonó como botín de guerra, el partido liberal clavó en ellos sus bayonetas vencedoras. Ambos rivalizaron por mostrarse más ingratos. Ningún motivo racional podía impelirnos a permanecer afiliados con quienes habían provocado y causado el mal. Hora era de que los fueros, que son "tan gran personaje como D. Carlos o la libertad", dispusieran de un partido exclusivamente consagrado a su custodia y restauración. [ ... ]

No están, por lo tanto, en el caso las provincias Bascongadas y Nabarra de unir esencialmente la causa de sus libertades a la causa de una institución o forma política determinada. El fuerismo lo ha comprendido así desde el primer día, y en este punto se ha colocado muy lejos de todo dogmatismo, como quien se mueve en la tibia atmósfera de un prudente escepticismo enseñado por la experiencia. El fuerismo no se propone derribar ministerios, ni cambiar dinastías, ni proclamar repúblicas. Dejar esas cosas a las disputas de los hombres, sobre todo, de los hombres que han de ser los que de ellas se beneficien. Entiende que son igualmente peligrosas las simpatías y las antipatías a prior¡, y ni cierra herméticamente su puerta ni se la abre tampoco a todo el mundo. El fuerismo no tiene porqué ponerse de acuerdo con ningún sistema o doctrina de política general; aspira a convertirse en fuerza viva del país, estando seguro de que si llega a serlo, los sistemas y doctrinas aludidos buscarán el modo de acordarse con él. [...]

La doctrina fuerista completaba el principio cardinal de la unión de los bascos y nabarros entre sí, obtenido por la previa eliminación de los partidos ultra-ibéricos, con la unión de las cuatro provincias. La antigua divisa Yrurak-Bat (las tres una), cedería su puesto a la de Laurak Bat (las cuatro una).

Abonaban la unión provincial parecidas razones de estricto sentido común, a las que militaban en pro de la unión personal, además de las muchas que se deducían de varios antecedentes históricos, de la identidad de raza, comunidad de lengua y costumbres, contigüidad del territorio aforado y consustancialidad del derecho a mantenerse en el disfrute de los fueros y exenciones, revelada por los solemnes pactos de incorporación a la Corona de Castilla. Bajo este último concepto era imposible proclamar un principio político o jurídico contra la constitución foral de una de las cuatro provincias, que no hiriese directamente a las de las otras tres. Esto explica que las vicisitudes por que han ido pasando durante las postrimerías del absolutismo y los albores de la monarquía constitucional fueran idénticas y que los diputados de las provincias éuscaras concertasen, en más de una ocasión, las medidas defensivas y reivindicatorias convenientes a sus derechos. La Ley de 1841, relativa a Nabarra alteró, según veremos luego, este estado de cosas.

Así la unión de los basco-nabarros como la de sus respectivas provincias, aunque elevada a la importancia de dogma fundamental por el motivo de las innumerables ventajas prácticas que había de reportar, no rebasaba, en suma, la modesta esfera de los procedimientos adecuados a conseguir el triunfo de ciertas ideas. Estas ideas se compendian en el hermoso y ya tradicional lema de Dios y Fueros.

Arturo Campión, España regional (1887-1888)

Pieglos histórico-políticos (Sabino Arana, 7 de abril de 1888)

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Sabino Arana (1865-1903)

Pliegos histórico-políticos (I)

ADVERTENCIA

Hoy presento al público un artículo escrito el 21 de abril de 1886(1), con motivo de varios remitidos que el mismo mes aparecieron en El Noticiero Bilbaino y que, como el lector recordará, dejaron tan mal parada a nuestra pobre Bizkaya, no precisamente porque los disparos de sus autores fuesen capaces de alcanzar ni a los pies de la vieja nación, sino porque, suscritos como iban dichos artículos por apellidos euskerianos, parecían o pudieran parecer a algunos ser expresión de las verdaderas ideas bizkainas.

Este mismo suelto fue remitido bajo seudónimo, a los pocos días de escrito, a la Redacción de aquel diario, el cual, con todos sus alardes de defensor de los intereses vasco-navarros, alegó tantos y tan grandes reparos para su inserción, que le obligó a retirarse más que a escape; y fuése en seguida, si mal no recuerdo, a buscar salida por otra parte y tocó a las puertas de otros dos periódicos, también diarios y muy apologistas también de todo lo que se refiera al bien de Bizkaya, a saber: El Vasco y La Unión Vasco-Navarra. Iguales dificultades, la misma solución. Y volvió a mi poder y volví a remitirlo, pero esta vez a la revista titulada Euskal-erria, la cual es tan buena sin embargo de su nombre (que debiera ser muy malo para ciertos elementos), que me contestó no admitía polémicas en sus apacibles páginas.

Muchas, muchísimas gracias debo dar a los cuatro periódicos; pues, hablando con sinceridad, si no hubiesen sido tan desdeñosos para con mi humilde escrito, me habrían obligado a retractarme ahora de haberlo publicado en sus patrióticas columnas. Porque... ¿qué quieren ustedes?: soy bizkaino y... no puedo dejar de serlo hasta que Dios me lleve de este mundo.

Que ahora salga a la luz este escrito no tendrá para muchos maldita la oportunidad, al paso que para algunos no carecerá de ella por ser siempre de actual interés los puntos que en él se tratan. El agradar a los primeros no me preocupa: sólo quisiera en parte demostrar a los últimos los derechos y aspiraciones de Bizkaya.

Barcelona, 7 de Abril de 1888.

J. - G. ETA L. - Z.

OBSERVACIONES / ACERCA DE LOS REMITIDOS DE LOS / SRES. OLEA Y UNAMUNO

Ante la conferencia sobre los Orígenes de la raza vasca, dada en El Sitio, por D. Miguel de Unamuno, y los cinco remitidos que entre este señor y D. Ismael de Olea se cruzaron en las columnas de El Noticiero Bilbaino, sería indigno permaneciera indiferente quien buen bizkaino pretende ser: porque, de tanta trascendencia y tan fundamentales son las cuestiones que por dichos señores se han agitado, que, dejar intactas las opiniones emitidas con tal ocasión, fuera lo mismo que aceptarlas y manifestarlas al extranjero espectador como propias del pensar y sentir del genuinamente bizkaino, tanto más cuanto que es regla absoluta de criterio en el vulgo el refrán quien calla, otorga.

Los puntos de que hablaron los señores Olea y Unamuno pueden reducirse a los siguientes: 1º, del origen de la raza euskeriana; 2º, de su historia, 3º, de su política(2), y 4º, de su lengua.

Yo no salgo a escena para comenzar largas y profundas discusiones, sino sólo para recordar lo que todo el mundo sabe y lo que, respecto a asuntos de tanto interés, constituye el pensamiento del bizkaino patriota.

Me limitaré, pues, a brevísimas observaciones. Expuestas que hayan sido, me retiro, porque no cabe respuesta.

I

DEL ORIGEN DE LA RAZA EUSKERIANA

Si fantástica, ridícula e hija únicamente de la inventiva de algunos autores es, en realidad, la opinión que afirma la fraternidad de la raza euskeriana respecto a la ibera, celta o cualquiera otra de las que forman el comienzo de la historia de esta península, no menos infundada y gratuita es la que el señor Unamuno expuso en su conferencia, al estimar que el origen de nuestra raza es el mismo que el de la turca, húngara y finesa.

Ni la Historia, ni la Arqueología, ni la Craneología pueden proporcionarnos datos de luz sobre el particular (así opina el Sr. Unamuno y no yerra); porque no se conserva historia de aquellos remotos tiempos ni contamos con monumentos arqueológicos que puedan orientarnos, ni significan nada las diferencias y analogías craneológicas, ya que el andar de los tiempos todo lo transforma, como lo estamos palpando. El único medio de investigaciones prehistóricas que nos quedan respecto a esta raza es, pues, su propio singular idioma. También esto opina el Sr. Unamuno y tampoco yerra.

Mas, ¿quién, fundándose en este orden de estudios, es capaz de fallar como consecuencia ni siquiera probable, una proposición que no sea puramente arbitraria y caprichosa, puesto que tan escasas son las analogías, ya lexicológicas, ya orgánicas, que al Euskera con otros idiomas correlacionan?(3) El solo pretenderlo sería incalificable.

Es necesario acopiar el mayor número posible de datos, y no desde el muelle asiento de una butaca y con el telescopio de los libros, sino palpándolos frente a frente, y, una vez recopilados, deducir lógicamente la consecuencia cierta o tan sólo probable.

Es bien sabido que el origen de la raza euskeriana desconócese hasta hoy por completo: su lengua carece de hermanas y de madre conocida.

Quien en contra de esto algo afirmare, tiene, si no quiere predicar en desierto, obligación de demostrarlo (en lo que no se ha ocupado el Sr. Unamuno), lo cual es muy difícil, si no imposible por ahora.

II

DE LA HISTORIA DE EUSKERIA

Dice el Sr. Unamuno en su segundo remitido, que "lo que ataca y seguirá atacando con dureza son las patrañas históricas, las leyendas tradiciones puramente fantásticas, las aberraciones de los neo-euscaristas, etc.".

En este particular digo lo mismo que el Sr. Olea: "¿Hay en tal propósito nada de nuevo y estrambótico y que merezca alarmar a nadie?" Y ¿a qué viene, añado yo, esta enérgica resolución, si lo que el Sr. Unamuno podrá demostrar está ya en la mente de cada uno de los euskerianos, y si con sus conclusiones ni desvanecerá ilusiones, que no existen, ni se marchitarán glorias de Euskeria que nada importan? Porque, ante las glorias excelsas que adornan a esta nación (sin mentar las del orden religioso), por ser su origen tan antiguo como desconocido, bellísima y singular su lengua, por no haber sido jamás conquistada y por contar con una Ley propia e indígena admirable, ¿qué leyenda, tradición o hecho histórico puede ya halagar el corazón del euskeldun, y qué gloria podrá presentársele que no sea tenida por pueril o de un orden ínfimo e insignificante respecto a aquellas que nadie será capaz de negarle si no quiere llamarse necio?

Es, pues, de suplicar al Sr. Unamuno no pierda el tiempo en semejantes pueriles impugnaciones.

Dice que él "admira, no a la Vasconia legendaria de pasados siglos, sino las actuales Provincias Vascongadas industriosas y viriles" (?). Y ¿se cree el Sr. Unamuno capaz de admirar lo que no ha existido?

Podrá tener libertad de albedrío para admirar o no admirar lo que ciertos libros relatan; pero la Vasconia legendaria, no puede el Doctor admirarla ni dejar de admirarla, porque no ha existido; pues supongo que no creerá que esta nación ha sido en los pasados siglos algún ente puramente ideal y fantástico.

Pues bien: la Euskeria que los que se precian de patriotas han admirado y amado siempre, es precisamente la antigua, real y práctica, y no la ideal cuya existencia supone el Sr. Unamuno, ni mucho menos las actuales Provincias Vascongadas industriosas y viriles (!).

Para darles este último epíteto es preciso que el Sr. Unamuno no mire o mire sin ver la relajación y miseria que hoy invade por grados esta nuestra querida patria.

Y ¿qué nos importa que la industria se acreciente, si el único efecto de su desarrollo actual es la multiplicación de mendigos, y la acumulación de la riqueza está restringida en favor de unos cuantos particulares?

¿Podrá llamarse patriota el que quiere o admira a su patria en tan triste y miserable estado?

III

DE LA POLITICA DE BIZKAYA

Tanto el Sr. Unamuno como el Sr. Olea están conformes en admitir como histórica la autonomía de Bizkaya; mas discrepan uno de otro en que el Sr. Olea las considera, al parecer, como utilidad de derecho en nuestros días, y el Sr. Unamuno como derecho de utilidad. No obstante, el bizkaino no está conforme ni con la opinión común ni con las especiales de estos señores.

Bizkaya nunca ha sido autónoma en el sentido que hoy tiene esta palabra, (4) y no es pequeña aberración la de los que afirman como hecho histórico la unión, ya voluntaria, ya forzada, del Señorío de Bizkaya al Reino de Castilla.

No ha habido tal: la unión única, que se verificó en 1379, fue la de dos títulos diversos, cuales son el de Señor de Bizkaya y Rey de Castilla en una sola persona, D. Juan, hijo del Rey de Castilla D. Enrique de Trastamara, y de la Señora de Bizkaya Dª Juana Manuel, cuarta nieta de Diego III, XII Señor de Bizkaya desde Arrigorriaga;(5)unión material y meramente extrínseca, en manera alguna formal e intrínseca; unión indiferente en sí, aunque de resultados desastrosos, como lo estamos viendo; unión semejante, en fin, a la de los títulos de Emperador de Alemania y Rey de España, verificado en la persona de D. Carlos, hijo de Felipe el Hermoso y de Dª Juana la Loca; unión, no de Estados, tan sólo de títulos, y no sustancial y formal, sino meramente accidental y circunstancial, y no voluntaria ni forzada, sino natural y debida al carácter hereditario de ambos títulos. (6)

¿Es, pues, esto autonomía de Bizkaya respecto a España? Si tal se concede, habrá asimismo que afirmar de España y Alemania recíprocamente; (7)lo cual a nadie hasta la fecha se le ha ocurrido, y supondría un muy diverso concepto del en que hoy se toma la palabra autonomía e idéntico al de independencia absoluta.

Autonomía, en la acepción que tiene en el lenguaje común, es la forma en virtud de la cual una parte política es, bajo un respecto especial, independiente de su todo, al que la unen dependencias generales. (8) Aplíquese la proposición menor a Bizkaya con su historia en la mano, y dedúzcase luego la conclusión.

Cree el Sr. Olea que la autonomía conviene hoy a Bizkaya con utilidad de derecho. Que Bizkaya tiene derecho a eso que aquel señor considera útil, esto es a la autonomía, es evidente que sí, pues que toda sociedad, como todo individuo, está en derecho, hablando en absoluto, de practicar actos de generosidad y esplendidez y de desprenderse de lo que posee o, lo que es lo mismo, de no exigir una parte de la restitución que se le deba.

El Sr. Unamuno, por su parte, dice que el derecho que Bizkaya tiene en nuestros días a la autonomía es engendrado puramente por la actual utilidad de ésta. Mas, la utilidad, ¿es jamás causa de derecho? De admitirlo habría que legitimar los mayores crímenes imaginables y admirar la posibilidad de la existencia de dos opuestos derechos, lo cual es un absurdo. Pero tan no es verdad el supuesto del Sr. Unamuno, que existen, en efecto, infinidad de derechos cuya realización no produce ninguna utilidad, y sin número de actos útiles cuya omisión es una obligación moral. Podrá un derecho redundar en utilidad; pero que ésta engendre derecho..., aberración mayor no puede darse.

Alega el Sr. Unamuno que los derechos históricos no son derechos, y que, por consiguiente, no tiene Bizkaya, desde este punto de vista, derecho actual a la autonomía. Y ¿quién apela a la existencia de derechos históricos para probar el que ahora afirman estos señores pertenece a Bizkaya? ¿No nos es suficiente saber que la Historia es, como historia, un conjunto de datos testificantes de la existencia de los derechos natural y legítimamente habidos o adquiridos? Si, pues, por una parte, el derecho legítimo o verdadero es en absoluto, eterno y nos demuestra, por otra, la Historia que Bizkaya ha sido los pasados siglos legítimamente independiente, por serlo innata y originariamente, ¿podrá negarse que tenga en la actualidad derecho a una independencia ya absoluta y entera como antes, ya relativa, parcial y especial, como la quieren los Sres. Olea y Unamuno?

Hemos dicho que ambos Sres. opinan la utilidad actual de la autonomía en Bizkaya. Pero tampoco esta opinión está conforme con la del bizkaino. Éste considera la autonomía, no sólo como inútil, mas también como perjudicial y mortífera. Ni aun en el caso de que fuera aceptada como medio político de ulteriores fines decisivos, pudiérase tenerla como útil. A estos fines cree el buen bizkaino que nunca se llegaría, y lo que si, por cierto, conseguiría Bizkaya es su muerte definitiva. Que si semejantes medios pueden tal vez conducir a la nación irlandesa, por ejemplo, a una satisfactoria solución, no así sucediera en Bizkaya, que se encuentra en muy diversas circunstancias, ora atendamos a su sociedad, ora al suelos que ésta pisa; (9) y, si una unión de títulos que, en sí, nada atentaba contra la independencia absoluta de esta nación, ha tenido tan funesto desenlace como el que con poca vergüenza deploramos, ¿o se sigue a fortiori que el mismo resultado y realmente exterminador acarrearía a Bizkaya la sujeción y deberes que la política autonómica supone? Mucho más dijera; pero no necesito indicarlo.

Sólo diré y aconsejaré no desoigamos las lecciones de la experiencia; que harto infalible maestra es para que sea despreciada. Y ¡ay de Euskeria el día que abrazara la autonomía: ese día atraería sobre su cabeza la sentencia de muerte!

IV

DEL EUSKERA

Propiamente sobre la lengua euskérica nada se ha hablado ni por el Sr. Unamuno ni por el Sr. Olea.

El primero, sólo se ha referido a las teorías de algunos tratadistas y a la moderna Literatura Vascongada.

Se queja este señor de que "aún muchos repiten como última palabra del Credo las afirmaciones de Larramendi, Astarloa, etc.". Sobre este punto tenemos ya escrito lo debido en las "Observaciones al artículo del elemento alienígena en el idioma vasco" que el señor Unamuno publicó en la Revista de Vizcaya, y no volveremos aquí a ocuparnos de ello.

"Lo que ataqué y seguiré atacando con dureza... es esta literatura vascongada, fría, estéril y escrita en un dialecto que sólo sus inventores entienden." Lo que nadie entiende es ciertamente a qué se refiere en este párrafo el Sr. Unamuno. Determine y especifique los errores, teorías y arbitrariedades a que alude y entonces habrá lugar a que alguno alce el dedo. Ya en la Revista de Vizcaya "ha dado pruebas de sus doctrinas" y ha escrito algunos párrafos sobre la moderna escuela; así, pues, remitiendo al lector al folleto que he prometido, me excuso de ser prolijo en esta ocasión.

"Aunque creo haber probado que basco debe escribirse con v, desde hoy escribiré por patriotismo con b." O las razones que el Sr. Unamuno posea y la prueba que haya dado para que basco se escriba con v son muy débiles, o el patriotismo de este señor es en este caso particular completamente falso, pues el verdadero nunca puede oponerse a la fría razón, guía de todos nuestros actos. Y como esta última verdad ha declarado también el Sr. Unamuno al decir "ante todo y sobre todo la verdad, por encima del sentimiento", (10) resulta que este señor, o trata de engañar a sus lectores (lo cual es indigno del escritor), o es del todo inconsciente (lo cual es muy impropio de un Doctor en Filosofía).

Dice, por fin, el Sr. Unamuno en su último remitido que "está dispuesto a discutir eso... del sistema de Astarloa" (letras significativas). Pero, ¿con quién? ¿Habrá alguien que, para emprender esta discusión, se atreva a hacer suyas las razones que Astarloa da en una de sus obras(11)en favor de su sistema? No quiera el Sr. Unamuno hacerse cómplice de un traspaso del séptimo mandamiento del Decálogo.

No es el Sr. Unamuno el que se ha opuesto a este sistema. Todos los euskerálogos posteriores a Astarloa lo han rechazado, motejándole unos y ridiculizándole otros con calificativos nada decorosos. Pero hasta ahora nadie lo ha deshecho con las armas del verdadero hombre: las frías razones. Y conste que mientras no se hayan destruido los argumentos del sabio durangués, queda en pie su teoría y la razón por su parte.

Tome en sus manos el Doctor la obra del filólogo bizkaino, y comience desde su primera página a refutar sus doctrinas. Nosotros haremos de espectadores y jueces; por manera que, si sale por ahí algún sofístico argumento, no dejará de haber afortunadamente alguno que alce el dedo.

Pierda cuidado el Sr. Unamuno: hay quien piensa serle más atento de lo que él se figura.


1. Algunas de las notas son de la fecha de esta advertencia.

2. En este punto hanse referido exclusivamente a la Política de Bizkaya; por eso nuestras observaciones habrán de reducirse también a lo que atañe a la misma.

3. En breve serán publicadas en folleto unas "Observaciones al artículo del elemento alienígena en el idioma vasco", escrito por el señor Unamuno y publicado en la Revista de Vizcaya.

4. La palabra autonomía, originada de las griegas a´nt´oz propio, privativo) y n´´omoz orden, regla), significa gobierno independiente; no obstante, casi nunca se usa dicha palabra en un sentido tan completo, pues el que más generalmente se le da es el relativo que decimos más adelante tiene en el lenguaje común. Y creo yo sea ésta la acepción que tenga en los remitidos de los señores polemistas de El Noticiero Bilbaíno; si no lo hubiera creído, no habría hablado palabra. Es también la acepción que se le ha atribuido por todos los escritores y periodistas euskerianos desde la última guerra civil, pues todos son políticos ultraibéricos, ya eclécticos, ya especialistas, y, siendo políticos españoles, no pueden menos de ser o nivelistas o autonomistas por regiones; es la misma acepción, en fin, que tiene en las páginas de los periódicos euskerianos que, considerando a Bizkaya como una de tantas regiones de España, la equiparan en derechos con todas ellas y muy especialmente con Cataluña; estúpida y ridícula monomanía de todo el que no sabe un átomo de historia en este asunto y que, por ser asaz miope, no alcanza a ver más allá de las cinco letras de que la palabra Fuero se compone.

5. Véase El Señorío de Bizkaya, del señor ARTIÑANO, pág. 82.

6. De suerte que D. Juan, hijo de Enrique II de Castilla y León, fue I (Rey) del nombre de estos reinos, y IV (Señor) en Bizkaya, como D. Carlos era I de España y V de Alemania.

7. Pero la independencia de estas naciones no alcanzaba aún el grado de la que existía entre Bizkaya y Castilla-León, pues aquéllas estaban unidas con vínculo indisoluble con su Rey, que era uno mismo, al paso que los bizkainos jamás han sido vasallos de su Señor, creado y conservado tal por la voluntad del pueblo.

8. La independencia que supone es, pues, meramente relativa y suele ser reducida comúnmente a la esfera administrativa.

9. ¿Será posible, v. gr., que Polonia llegue a disfrutar por ningún medio de sus antiguos derechos? Y, no obstante, Bizkaya se encuentra en condiciones aún más desfavorables, porque aquélla cuenta con la distinción religiosa, y la religión ha sido siempre una causa principal de las transformaciones de los pueblos.

10. Remitido del 12 de Abril.

11. Discursos Filosóficos sobre la Lengua Primitiva.

Bizkaya por su independencia (Sabino Arana, 1892)

Bizkaya por su independencia*

Advertencia

Gnothi seauton.
Conócete a ti mismo.
SÓCRATES.

Aunque este pequeño trabajo vio ya la luz en los seis únicos números de una revista científico-literaria intitulada La Abeja, que vivió en el primer semestre de 1890; como no se completó su inserción y son muy contadas las personas que han podido leerlo en aquellas páginas y es tan necesario a los bizkainos el conocimiento de ciertos capítulos de la historia de su Patria, publícole hoy por completo en el idioma en que fue escrito(1) , para hacerles recordar Cuatro Glorias verdaderamente Patrias y nacionales a aquellos de mis compatriotas que por desgracia ignoren la lengua de su raza.

Del radical extravío que ha experimentado el espíritu bizkaino, merced a las exóticas ideas de los bizkainos más influyentes, testigo ha sido el presente siglo: en esta época ya no se habla una sola vez de independencia, y así en la adversidad como en la fortuna, Bizkaya(2) ha de pensar y sentir como siente y piensa la nación española; y entre tantos libros como a luz han salido de plumas bizkainas, tantos oradores que han abogado por nuestras libertades y periódicos tantos que al aparecer han protestado no pretender otro fin que la defensa de los intereses euskerianos, ni una sola voz se ha levantado que haya definido y proclamado la verdadera y única política bizkaina, ni una mano que a este pueblo desventurado le haya mostrado en la historia lo que fue e indicándole en lo porvenir lo que debe ser. Todos se llaman patriotas; mas los periódicos, por ejemplo, titulándose de continuo defensores de los intereses vaskonabarros y amantes de nuestras instituciones, se dan tal maña para conducirse como tales, que… lo mismo que publicaciones bizkainas pudieran ser riojanas o burgalesas…

Que una simple villa (para ellos la rica y encumbrada capital: a lo maketo) se engulle a una anteiglesia entera… ¡Psché! Una anteiglesia menos ¿qué importa al mundo?…

Que el Catecismo se enseña en castellano a niños que no entienden una palabra de semejante idioma… Y ¿qué?

Que esto se va, si a la invasión española le abrimos nuestras puertas de tal manera… que la mayor parte de los cargos y empleos provinciales y del municipio bilbaino están en manos de gente extraña… ¿Qué nos importa?

Pero si las botazas alemanas han pisado las costas de las Carolinas con intenciones aviesas… si los indios filipinos tratan de romper las cadenas con que el español los oprime… si el yankee hace el amor a Cuba… si un buque chileno ha secuestrado a cuatro o cinco españoles… ¡Oh! ¡Entonces el espíritu patriota estalla, se enardece la sangre y la pluma rasga el papel con indignación al ver en peligro la integridad de la patria o ultrajada la dignidad nacional!!!

Ante esta actitud natural y característica de los periódicos bilbainos (no exceptúo a ninguno), no puede menos de reconocérseles, en honor de la verdad, que si ya no bizkainos patriotas, son entusiastas patriotas españoles, exactamente como los de Santander y Cuenca, verbigracia(3).

Si se trata de glorias nacionales (!) quién recuerda con placer y conmemora el 2 de mayo de 1808; otro, el de 1874; éste, la revolución del 69; esotro celebra la jura de los Fueros por D. Carlos de Borbón y Este, el Señor que más contrafueros ha cometido; aquél, el establecimiento de la Unidad Católica en España por Recaredo y el Concilio III de Toledo, como si Bizkaya tuviese que ver algo con Recaredo ni con los Concilios ni códigos españoles. Y nadie se acuerda de los héroes y mártires de nuestra libertad, ninguno, de las glorias de la independencia bizkaina.

Así retrata y educa la prensa actual al pueblo bizkaino. Así se encuentra Bizkaya, que sostiene tales publicaciones, careciendo de un periódico verdaderamente patriota: dominada por el españolismo, y apareciendo a los ojos de Europa como quieran pintarla los periodistas extraños y extranjeristas, a saber, como provincia española por su naturaleza e historia y por su propia voluntad y espontáneo afecto.

Abando, día de San Andrés de 1892.

Cuatro glorias patrias

I

ARRIGORRIAGA

El año 867 del nacimiento de Cristo, D. Alfonso III, que a la sazón reinaba en Asturias y León y que después mereció de los historiadores el sobrenombre de Magno, no considerando suficiente para desahogar sus bríos belicosos la guerra que tenía que sostener contra Mohamed de Córdoba, y juzgando, sin duda, igualmente lícita que la reconquista de su nación la conquista de estados cristianos que ningún daño le hacían, se propuso someter a su obediencia a las naciones independientes situadas al oriente de sus dominios y reuniendo gruesas tropas, marchó sobre Alaba, cuya población, realmente hispano-euskeriana, pues su parte montañosa y euskelduna estaba asociada a la Confederación Bizkaina, obedecía entonces a un tal Eilón, que se llamaba Conde; y sorprendiendo a aquel pequeño estado, pudo hacer prisionero a su señor sin encontrar la menor oposición en los naturales, los cuales, sobre hallarse desprevenidos, estaban tal vez descontentos con Eilón hasta el extremo de desampararlo y de someterse voluntariamente a la autoridad de D. Alfonso, que era por otra parte bienquisto entre ellos desde el día que en sus brazos se había refugiado al ser invadido el reino de León por Froila Bermúdez(4). Eilón fue conducido a Oviedo donde, encerrado en un calabozo, acabó sus días.

Suponiendo el rey leonés que las tierras cuyos destinos regía su cautivo, se extendían desde el Ebro al mar Cantábrico, confiaba en que, teniéndolo en rehenes, todos aquellos pueblos montañeses que, entre las llanuras de Alaba y los mares, vivían libres de la dominación sarracena y que hablaban cierto lenguaje bárbaro y grosero(5) quedarían sometidos a su poder y le enviarían de consiguiente el impuesto anual acostumbrado en semejantes casos.

Pero se engañaba el monarca español, porque aquellas gentes seguían en su apartada tierra sin acordarse para nada del presuntuoso rey asturiano, y no prestando obediencia más que a su Jaungoikua y a sus leyes consuetudinarias. Irritado D. Alfonso ante esta actitud negativa de los bizkainos, lógica y natural, puesto que nadie los había domeñado, mandó a su hermano o pariente Odoario u Ordoño que, al frente de un ejército poderoso se dirigiera presto a la conquista de Bizkaya.

Esta pequeña nación euskelduna abarcaba en aquellos tiempos (888) más extensión de la que actualmente le corresponde: por el poniente se extendía tal vez hasta lo que hoy es Castro-Urdiales y valle de Mena inclusive, por el oriente le pertenecía toda la región bañada por el río Deba, y por el mediodía los valles de Aramayona y Ayala(6). Mas dentro de este territorio se encerraban un estado y una confederación de repúblicas, a saber, el Señorío de Durango y la agrupación política de las demás anteiglesias y valles, independientes e iguales entre sí y que formaban confederaciones menores, origen de las que después se llamaron merindades y gobernadas por asambleas generales.

Libres e independientes en absoluto, a la vez que entre sí harmónica y fraternalmente unidas, gozaban esas pequeñas entidades políticas, regidas por leyes nacidas en su mismo seno y fundadas en la religión y la moral, de una existencia perfectamente feliz, sin jamás pasárseles por las mientes el extender sus dominios por nuevas tierras, ya que tampoco, según su índole y naturaleza, nada podían ganar con esto sus anteiglesias y valles.

Mas cuando se oye un grito de alarma en los montes del EUSKELDUN , y el señor de casa, de pie delante de su puerta, escucha y dice: ¿quién va? ¿qué se quiere?, y el perro, que duerme a los pies de su amo, se yergue y hace resonar el eco de sus aullidos por todas las estribaciones de Altabizkar, y en el collado de Ibañeta se Siente un ronco fragor, que se acerca, repercutiendo a derecha e izquierda en las rocas, sordo ruido de un ejército que avanza… los nuestros le contestan desde los altos, haciendo oír el sonido de sus cuernos, y el señor de casa aguza sus Fechas(7); cuando advertían la proximidad del extranjero armado, que, como el águila a su presa, trataba de sorprenderlas en medio de su paz y tranquilidad… entonces, sus antes pacíficos moradores,

Al oír la basca tibia en son de guerra
Trocaban el chartés por la coraza,
La antigua laya por la férrea maza(8).

Con tales gentes tenía que habérselas el hermano de D. Alfonso: y ciertamente, a juzgar por los efectos experimentados, más le hubiese valido estar duermes.

No eran pueblos afeminados y envilecidos por el lujo, la molicie y la corrupción toda aneja a las naciones encumbradas ¡lícitamente, ni gentes tan estúpidas e indolentes que prefiriesen la esclavitud rica a la libertad pobre, no: eran hombres de una raza vigorosa que amaba la independencia más que la vida, que había de vender su libertad por su sangre y muy cara cada gota de ésta que hubiese que derramar; pueblos eran, en fin, que no temían el ataque de frente, noble y franco, que siempre les pudiese permitir la libertad de morir matando antes de verse esclavos.

Testigo de ello serán esas cerradas huestes españolas que al mando de Ordoño, van llegando silenciosas, y atravesando los valles de Orduña y Amurrio, se internan en Bizkaya por las heredades de Luxaondo (Luyando). La penetrante vista del pastor montañés las ha descubierto ya desde los altos de Izarra y Orduña; transmítese de monte en monte y de caserío en caserío la noticia de la proximidad del extranjero armado, que sometió hace años a los vecinos alabeses; en las cimas más elevadas resuena el toque de alarma y llamamiento a guerra de tantas bocinas como regiones cuenta Bizkaya, y su eco, repercutiendo hasta los últimos valles y barrancos, enciende la fiebre del combate en el corazón del bizkaino; cada anteiglesia y cada valle organiza su reducido pero aguerrido grupo de combatientes, y hasta el señorío de Durango presta sus hombres al frente de su Jaun Santxo Estegiz por la causa común de la independencia… y antes de que el extranjero pise tierra bizkaina, ya se encuentran los montes de Padura y Ugao(9) coronados de grupos de labradores, pescadores, herreros y pastores convertidos en guerreros, que hormiguean impacientes por comenzar la lucha y están dispuestos a obligar al español invasor o a retroceder hasta el límite de sus tierras o a pasar por encima de sus propios cadáveres para penetrar en Bizkaya.

La soledad y desierto que extraña al invasor al entrar en territorio bizkaino, como quiera que encuentra abandonados los caseríos y ni en el monte ni en el llano distingue ser alguno viviente, no indica, pues, que los habitantes se hayan retirado a las cumbres para dejarle libre el paso, sino que es el preludio de la tormenta de sangre que ha de depararle la emboscada que aquéllos le tienen preparada.

Ordoño, sin embargo, por no comprenderlo, por confiar demasiado en las fuerzas que mandaba o porque no conocía más sistema de guerra que el empleado en los llanos, avanzó resuelto, siguiendo el curso del río. Mas apenas sus espesas tropas llegan a la angosta vega de Padura, un extraño concierto de cuernos que de las alturas parte les obliga a detener el paso, e inmediatamente un terrible coro de robustas y terribles voces atruena los aires: es el grito de guerra del euskeldun, el belicoso irrintz (10), que, lanzado por los fornidos pechos de los bizkainos que desde los altos acechan a los españoles, si no hiela la sangre de éstos, por ser soldados avezados en las batallas, es la señal de que presto habrá de derramarse hirviente por el suelo bizkaino.

Rápido como el rayo, lánzase el tropel bizkaino sobre el invasor con la fiereza con que suele el león sobre el antílope; y con la agilidad y la destreza y el vigor propios de su raza, ataca, hiere y mata, se revuelve, salta atrás y vuelve a arremeter, y

Como parten la carne en los tajones
Con los cortos cuchillos carniceros
Y cual de fuerte hierro los planchones
Baten en dura yunque los herreros;
Así es la diferencia de los sones
Que forman con sus golpes los guerreros,
Quién la carne y los huesos quebrantando
Quién templados arneses abollando(11).

Rudo es el combate, sosteniéndose con vigor por ambas partes: los unos, veteranos y acostumbrados a luchar desde su adolescencia contra los musulmanes; los otros, gente vigorosa y ágil y de innata destreza y fieros por su independencia… ninguno dé los dos bandos cederá de buen grado un solo pie de terreno.

Mas observan los bizkainos que los golpes que dirigen a muchos de sus enemigos resultan infructuosos, pues cubiertos éstos de una completa armadura, se presentan invulnerables al hierro más certero y rudo; y viendo que ni uno ni varios golpes son suficientes a derribar al contrario, comienzan a desesperar de la victoria y a desalentarse. Pero, al cabo, advierte un bizkaino, gracias a los movimientos de su rival, la abertura que muestra la armadura entre su parte inferior y la coraza, y asestándole, rápido, en dicha parte, un golpe terrible que lo tiende mal herido, se vuelve a sus compañeros, gritándoles: sabelian, sabelia, sarrtu!(12) Veloz este grito cunde por todo el campo, y reanimando los fatigados pechos y los cansados brazos de los bizkainos, que ya han descubierto un blanco para sus acerados chuzos y espadas, causa horrible mortandad entre los españoles.

Éstos, sorprendidos por tan brusca eficaz acometida, y viendo caer a su lado a tantos compañeros, fuera de combate a sus mejores jefes y bañado en sangre y muerto a su mismo capitán Ordoño, quien, como se le cayera el casco, peleando contra una varonil mujer bizkaina, recibió de ésta tan recio golpe de hacha en la cabeza, que lo derribó exánime por tierra(13), decaen de ánimo y, perdidos el valor y la fuerza, comenzando por sólo defenderse, acaban por volver las espaldas al bizkaino y por correr como gamos ansiando poder desandar el camino en hora mala andado para realizar la criminal conquista de un pueblo pacífico.

Y los ágiles bizkainos,

Qual suelen escapar de los monteros
Dos grandes Jabalís fieros cerdosos
Seguidos de solícitos rastreros
De la campestre sangre codiciosos,
Y salen en su alcance los ligeros
Lebreles irlandeses generosos;
Con no menor codicia y pies livianos
Arrancan tras los míseros hispanos(14).

Cubierto de cadáveres queda el campo, y enrojecido de humeante sangre(15); pero los bizkainos no abandonarán su presa hasta hacerla trasponer los límites de su patria.

¡Angustiosa carrera la de los fugitivos! Unos, jadeante el pecho y rendidas las piernas, se dejan caer, abatidos, al tropezar en el cadáver de su compañero; otros, arrojan las armas para correr con más presteza, y sólo las echan de menos cuando se sienten detenidos por una mano férrea que los hace prisioneros; quién, víctima de horrible pánico, se abalanza sin reparar en el terreno que pisa, y encuentra en una zanja el término de su libertad; quién, detiénese desesperado a librarse del golpe del bizkaino que le llega a los alcances, mas cuando vuelve el rostro le ha destrozado el cráneo una pesada maza.

Pero ya traspasan las fronteras de Bizkaya, y el hijo de esta nación, al llegar al límite de su patria, hace alto, que no le importa pasar más adelante, y lanzando una mirada altiva a las destrozadas huestes españolas que se alejan por el campo, clava su daga en el vetusto tronco de un robusto roble(II) que allí se levanta, en doble señal de victoria y de reto a quien osare en son de guerra poner la planta en tierras de Bizkaya.

Y ahora, señor de casa, puedes ya marcharte con tu perro, e ir a abrazar a tu mujer e hijos, a limpiar tus flechas y retirarlas con el cuerno, y luego tumbarte sobre ellos y descansar. Por la noche las águilas acudirán a devorar esos pedazos de carne machacada, y esos huesos blanquearán eternamente(16).

¡Venturoso día para Bizkaya!(17) Cierto que la sangre de muchos de sus hijos se ha vertido en el campo de batalla al par que la extranjera, contándose entre ellos el valeroso Estegiz, que partida la frente en dos pedazos por un bote de lanza, sucumbió en lo más recio de la pelea(18);

Mas, ¿qué importa? A tanto precio
Cuesta lo que vale tanto,(19)

y la libertad de Bizkaya bien vale la sangre de sus hijos.

Pero no será ésta la única vez que tengan que derramarla abundante, pues si un rey español ha escarmentado, otros le sucederán que, en sus miras ambiciosas, proyectarán la conquista de esta vieja nación. Comprendiéndolo así los bizkainos, resuelven la confederación de todos sus pequeños estados, la elección de un caudillo para el caso de guerra con el extranjero y la recopilación y traslación escrita de sus leyes consuetudinarias.

Al efecto, habiéndose reunido los bizkainos en junta General o Batzarr,(IV) como el Señor de Durango no hubiese dejado sucesión masculina, convinieron en que entrara el Duranguesado a constituir una de tantas merindades o agrupaciones de pueblos independientes en la general Confederación Bizkaina; diose forma a las leyes de costumbre, y se escribieron; formuláronse los pactos entre los bizkainos y el que había de ser su jefe, y unánimemente propuesto para este elevado cargo un joven de veintitantos años llamado Lope, natural de Busturia (que más tarde se casó con Dalda, hija de Estegiz), el cual se había distinguido en la batalla de Padura por su táctica y valor, habiéndolos jurado solemnemente, fue aclamado por los bizkainos su Jaun (Señor), siendo conocido en la historia con el sobrenombre de Zuria (el Blanco)(V).

De aquí data el Señorío de Bizkaya, mas no, como pretende algún historiador español, su independencia: la cual es tan antigua como su sangre y su idioma.

II

GORDEXOLA

Cinco siglos escasos después del merecido desastre sufrido por las tropas españolas en los campos de Padura, daban los bizkainos una nueva prueba del amor a su patria y del vigor de su raza.

Mas en esta segunda fecha era ya republicano-señorial la forma política de Bizkaya, institución que, por su especial carácter y por las bases en que estaba cimentada, sirvió a causar cierta degeneración del espíritu genuinamente bizkaino. Si alguna falta, en efecto, habían cometido los bizkainos contra el carácter de su nación (por seguir la tendencia de su siglo de confiar la jefatura del estado a un solo hombre) al nombrar un Señor de Bizkaya, que, aunque no monarca político, había de ser, además del goce de otras atribuciones, monarca militar, carácter capaz de sintetizar todas las ilusiones de un hombre de aquella época, de distraerle de su misión principal y de inspirarle miras ambiciosas, siempre perjudiciales al pueblo que capitaneara; en gravísima falta incurrieron al comprometerse a servir a tal Señor en cualquiera guerra que por sus particulares intereses emprendiera ya dentro (sin sueldo) ya fuera (con sueldo) del territorio bizkaino(VI).

No tardó esta realmente antiforal institución en producir los resultados que los bizkainos no previeron o no quisieron prever.

Ávidos de gloria y de honores exóticos los Señores de Bizkaya, enlazáronse con mujeres españolas de noble estirpe, y tomando parte activa en la reconquista de España, si bien en particular algunas veces, la mayor parte a las órdenes de uno u otro rey de la vecina nación, llegaron a adquirir títulos de nobleza española y a aceptar gustosos el de súbditos castellanos(VII), consiguiendo más tarde que el Señor de Bizkaya fuera de sangre puramente española y concluyendo (1379) por que este título y el de Rey de Castilla recayeran en una misma persona; hecho al parecer indiferente, puesto que no hería directamente a la independencia de Bizkaya, pero única causa en realidad de todos nuestros males. Por eso, en la época que nos ocupa era un noble extranjero, un español, un hermano del mismo D. Pedro I de Castilla-León el legítimo Señor de Bizkaya; por eso, las guerras de independencia que Bizkaya tuvo que sostener en este tiempo contra España, no fueron motivadas únicamente por tentativas de conquista por parte de la nación latina, sino también, aunque indirectamente, por la enemistad particular que entre sus respectivos Señor y rey existía.

Hallábase por aquel tiempo sumida España en las más crueles luchas intestinas.

Los pasados desórdenes de Alfonso XI produjeron en el reinado de su único hijo legítimo D. Pedro los efectos que eran consiguientes. La reina viuda Dª María acariciaba la coyuntura de vengar los celos que la devoraban; el joven príncipe, de natural irascible y libidinoso, y aconsejado por el ambicioso portugués D. Juan Alfonso de Albuquerque, había de dar rienda suelta a sus pasiones… El doble asesinato de Dª Leonor de Guzmán, la impúdica dama de D. Alfonso y de Garci-Laso de la Vega, y las torpes relaciones que D. Pedro, acaso por instigaciones de Albuquerque, inició con Dª María de Padilla, natural de Sahagún, que no obstaron para que celebrara matrimonio con la desgraciada Dª Blanca, hija del Duque de Borbón Pedro I, y que mantuvo criminalmente aun después de verificado este enlace sacramental: tales fueron los primeros actos realizados por aquel rey español, que causaron la indignación de su pueblo y labraron la sangrienta agitación y el trágico fin de su reinado(VIII).

Cuando Gehara'tarr Mentzia, viuda de Abendaño'tarr Martin y aya de Nuño de Lara, Señor de Bizkaya y niño aún de tres años, la cual se encontraba en Paredes de Nava (Palencia), supo la noticia del asesinato de Garci-Laso, temiendo por la vida del tierno infante que a su custodia estaba encomendado, convino con los caballeros bizkainos que le escoltaban en huir de la crueldad de D. Pedro y refugiarse en Bizkaya. Partieron, pues, para su patria, y después de pasar el Ebro, tuvieron la precaución de cortar un arco de Puentelarrá, y tras una marcha penosa pudieron llegar salvos a territorio bizkaino, en cuya villa de Berrmeo se guarecieron.

No sin fundamento recelaron de D. Pedro, el aya de Nuño y sus acompañantes, pues apenas el rey castellano fue enterado de su partida, salió en su persecución seguido de los hombres de guerra que creyera indispensables. Viérasele acelerar la marcha, gozándose anticipadamente en el feroz placer de acuchillar a quien algún día pudiera estorbarle, a un inocente niño. ¡Notable hazaña! Mas habiendo llegado a Santa Gadea, supo que los fugitivos habían arribado ya a tierras del Señorío, por lo que, temeroso tal vez de las armas bizkainas, retiróse muy a su pesar, prefiriendo proceder a la celebración de las Cortes de Valladolid, que tenía proyectadas. juzgó conveniente, no obstante, no cejar en su primer empeño de prender y quitar de la vista al Señor de Bizkaya, y ya que personalmente no se atreviera a penetrar en este país, encargó desde el mismo Santa Gadea a D. Lope Díaz de Rojas se apoderara de grado o por fuerza de la persona de Nuño.

Apresuróse Díaz de Rojas a cumplir la orden de su rey, y dirigiéndose a los bizkainos, intimóles le entregaran a su Señor; mas como aquellos se negaran a acceder, vuelto a Castilla, reunió numerosa gente de armas, e invadió con ella el valle de Orozko, cuya casa-fuerte del mismo nombre, defendida por Arrpide'tarr Iban, Bedia'tarr Martin y alguna gente, se le entregó después de dos meses y medio de cerco, en virtud de una capitulación por la que quedaban respetadas las vidas de los sitiados. Asedió seguidamente a la casa-fuerte de Untzueta, del mismo valle, ocupada por la gente de Abendaño'tarr Iban, hijo de Martin; pero a pesar de la inmensa superioridad numérica de sus tropas y de las máquinas de batir con que contaba, no sólo no consiguió tomarla, sino que consideró prudente retirarse a España, ante el peligro de ser atacado por las fuerzas de los bizkainos, que, desapercibidos y poco avisados en un principio y en aquellos tiempos distraídos y divididos por las guerras interiores de banderías, se unieran y formaran por último para defender la patria y encamináranse al encuentro del invasor.

No fue esta sola la invasión que el monarca castellano dirigió contra Bizkaya: otra distinta envió al mismo tiempo por el occidente, esto es, por las Encartaciones, al mando de D. Fernán Pérez de Ayala, quien para baldón y oprobio de su nombre llevaba sangre bizkaina en las venas. Como el ejército que guiaba Rojas, el capitaneado por Ayala encontró desprevenidos a los bizkainos, por lo cual le fue fácil penetrar hasta el interior de aquella comarca, ocupar el castillo de Arangoiti y posesionarse de los puntos más estratégicos; hasta que vencido y rechazado por los bizkainos, que en número de diez mil habíanse reunido y organizado, tuvo que retroceder a Castilla, consiguiendo solamente dejar asolados los campos de Gordexo1a (Gordejuela) y con esmero fortificado y guarnecido Arangoiti, que fue también en breve recobrado por los bizkainos.

Así pudo Nuño librarse del furor tiránico de D. Pedro, y Bizkaya de la humillante esclavitud. Pero no estaba aquél destinado por la Providencia a desempeñar el elevado cargo de Señor de Bizkaya: creíale seguro su aya en la villa de Berrmeo, mas la parca de la hora incierta se apresuró a cortar el hilo de la vida de aquel niño de cuatro años, último de los Laras (1359).

Sucedióle en el Señorío su hermana mayor Dª Juana, primera de este nombre, la cual, habiéndose unido en matrimonio con D. Tello, hermano bastardo de D. Pedro, como hijo de Alfonso XI y de Dª Leonor, cometióle la parte activa de su título, previo el juramento de guardar y hacer guardar, observar, cumplir y ejecutar inviolablemente los fueros, libertades, buenos usos y costumbres del Señorío, que el pueblo bizkaino exigía en semejantes casos.

Era D. Tello uno de los nobles que con sus hermanos D. Enrique Conde de Trastamara, y D. Fadrique, gran Maestre de Santiago, y el de Albuquerque, malquistado ya con el rey por la privanza de que cerca de éste disfrutaba la familia de la Padilla, acaudillaban el partido enemigo del monarca, pretextando defender la dignidad de Dª Blanca, repudiada a los dos días de la bendición nupcial.

D. Pedro halló al pronto ayuda en los infantes de Aragón, a uno de los cuales, D. Juan, brindóle con la promesa del Señorío de Bizkaya, pensando seguramente llevar a cabo la conquista de este pequeño estado; y a fin de facilitar de alguna manera el cumplimiento de su palabra, hízole casarse con Dª Isabel, la otra hermana de Nuño. Pero también los aragoneses le abandonaron en Tordehumos, y viose precisado a retirarse a Tordesillas con las escasas fuerzas que le quedaban.

Finalmente, después de varias tentativas de avenencia con el rey por parte de los coaligados, obtuvieron éstos que la reina madre Dª María les abriera las puertas de la ciudad de Toro, y que el mismo D. Pedro se presentara a ellos para conferenciar sobre el mejor modo de dar fin a toda enemistad. Dueños ya entonces de la persona del monarca, hiciéronlo cautivo y empuñaron las riendas del Estado. A D. Tello se le encomendó la guarda y custodia del judío Samuel Leví, tesorero del rey.

Mas el hijo de Dª María, que no había aún desesperado de sentarse libre de nuevo en el trono, trató de atraerse por segunda vez a su partido a sus primos los infantes de Aragón, y habiéndolo alcanzado con la promesa de concederles las tierras y dignidades con que primeramente los halagó y otras no menos pingües y elevadas, púsose en salvo, aprovechando una salida de caza en día de niebla, y se refugió en Segovia.

Débiles y faltos de carácter los coaligados, e inhábiles para proseguir con tenacidad y bríos la guerra y para gobernar el pueblo(VIII), desistieron de continuar por entonces la oposición y se dispersaron yendo cada cual a sus tierras, volviendo D. Tello al Señorío de Bizkaya.

Le había llegado, pues, a D. Pedro la hora de ejercitar la venganza, ya que él no conocía la justicia: por donde quiera que pasa dejan sus pies huellas sangrientas, y no hay virtud que respete, ni llanto, no ya que le ablande el corazón, pero ni siquiera que le determine a hacer justicia. Habíale llegado la hora de desbordar todas sus impetuosas pasiones, y no había de dejar piedra que remover para saciarlas.

Acordóse en malhora del Señorío de Bizkaya, y renaciendo en él los deseos de someterlo a su poder, lo cual le proporcionaría indirectamente ocasión de vengarse de su hermano D. Tello, primero y único de este nombre en Bizkaya, y de librarse del importuno D. Juan de Aragón, que de continuo le recordara la promesa que le había hecho, se propuso invadir el Señorío, para lo cual mandó considerables tropas al frente del infante D. Juan de la Cerda.

Ocurría esto el año de 1355; y ya hemos insinuado que las circunstancias en que entonces se encontraba Bizkaya, eran muy diferentes de las que acompañaron a la batalla de Padura: no era ya este estado euskeriano una Confederación de Repúblicas, sino una República Señorial; su Señor, un extranjero, a quien, aunque particular enemigo del invasor, importábanle más su propio nombre y vida que el bienestar y la independencia de Bizkaya, y que podía perfectamente abandonar a ésta cuando no encontrara otro medio que el de hincar espuelas en los ijares de su caballo para ponerse en salvo; y hallábase además agitado y dividido el país por las sangrientas guerras civiles que entre los partidarios de Ganboa y de Oñaz durante dos siglos(20) se sostuvieron.

No estaba, pues, Bizkaya en condiciones muy favorables para augurar la victoria necesaria a su libertad. Sin embargo, grande es el amor de los bizkainos a su patria, y en tan inminente riesgo de verla esclavizada, han de olvidar sus profundos rencores y enemistades y uniránse en apretado haz por la defensa de sus libertades; y bueno es que el ejército vaya capitaneado al combate por un solo jefe, pero si éste falta, cada soldado entusiasta es un caudillo, cuanto más tratándose de gente bizkaina, cuya característica afición a dirigirse individualmente la suele hacer indisciplinada.

Pero es de presumir que los dos bandos en que Bizkaya se hallaba dividida formaran dos distintos cuerpos para resistir al invasor, acaudillando, al efecto, a los partidarios de Ganboa Abendaño'tarr Iban, y a los de Oñaz Muxika'tarr Peru.

De esta suerte, así como en Padura fueron dos, el de la Confederación y el de Tabira, los lobos que vencieron al león español: así en Gordexola serán también dos los lobos que habrán de destrozarle: el de Oñaz y el de Ganboa.

Ebrias de gozo ante la perspectiva de una conquista, avanzaban suspirando por llegar a tierra bizkaina las tropas españolas. Acostumbradas estaban a vencer a sus hermanos, mas los bizkainos lo estaban a rechazar al extranjero… Bien montada y aguerrida era la caballería de que casi exclusivamente se componían; pero la agilidad y la destreza del enemigo y la configuración del suelo que ocupaba habrían de hacer embarazoso lo que parecía ofrecerles una ventaja.

Al llegar al valle de Gordexola, ofréceseles a la vista el ejército bizkaino ya preparado a la lucha; las huestes españolas aceptan la batalla que les presenta, y dispuestos los varios cuerpos de milicia en el debido orden, dase la señal del combate.

No es corta la pelea; pero, al fin, desordenada y deshecha la caballería española, vuelve grupas y se apresura a refugiarse en las vecinas tierras de Burgos.

¡Nueva gloria para Bizkaya, nueva fecha memorable y digna de esculpirse en letras de oro!

¡Gloria a Muxika y Abendaño! ¡Honor a Tello!

III

OTXANDIANO

No desiste D. Pedro el Cruel de conquistar el Señorío de Bizkaya, a pesar del descalabro que detuvo y rechazó a su ejército en el valle de Gordexola.

Hijo y sucesor del rey español que con ridículo cinismo se intituló por algunos años Señor de Bizkaya, no podía consentir fuese independiente y tuviese por Señor a un enemigo suyo un pueblo que él juzgara parte integrante de la nación española, simple condado regido por un súbdito castellano y casi feudo hereditario de su corona. Movíanle, además, a esta conquista su insaciable ambición y su carácter tirano y avasallador, no menos que, según dije en el anterior artículo, el compromiso que muy a su pesar contrajo con su primo D. Juan y la sed de represalias que le abrasaba por los ultrajes que en otro tiempo recibiera de su hermano D. Tello.

Arma, pues, una numerosa y marcial caballería, y el mismo año de 1355 (que le urge la realización de sus planes y los días le parecen años) poniéndola bajo el mando del mismo D. Juan de la Cerda, la dirige contra Bizkaya, no por el oeste, como la vez primera, sino por la villa de Otxandiano, que pareciéndole tal vez más accesible, se le ofrecía en caso afortunado muy adecuada para cuartel de las tropas y centro de operaciones, y para una fácil retirada, en el caso más desgraciado.

Pero, fatalmente para D. Pedro, la noticia de la invasión ha llegado oportunamente a oídos de Tello y de los bizkainos; hanse unido de nuevo los bandos de Ganboa y de Oñaz por la causa común de la independencia de la patria, y puestos a las órdenes de sus respectivos capitanes Abendaño y Muxika, aún no han pasado los caballos españoles del llano a la montaña y serpentean por las primeras estribaciones del Gorbea, cuando se encuentran ya apostados en Otxandiano, ansiando el momento de la pelea, que los acredite de dignos hijos del pueblo que prefirió siempre la muerte libre a la vida esclava. También Tello peleará con valor, aunque no dispuesto a emplear todo su esfuerzo y a morir en el supremo caso, pues si le molesta la idea del perpetuo destierro, menos halagüeñas le son las sombras de la muerte que, al fin y al cabo, no le interesa tanto como su vida la libertad de un pueblo que le es extraño y que retribuye su dignidad y oficio de Señor con censo bajo.

Ya es muy corta la distancia que separa a ambos ejércitos; y nuestros arqueros, por medio de escaramuzas a que se prestan tanto lo accidentado de nuestro suelo y la presteza de nuestros montañeses, causan no pocas molestias al enemigo, quien, antes de llegar al terreno de la batalla, se ha visto ya obligado a abandonar algunos caballos a su paso por los montes.

Llegó la hora decisiva. 0 los españoles vuelven a su tierra derrotados y duramente escarmentados; o Bizkaya cae bajo el poder del rey castellano y se convierte en provincia de España. Pero… son bizkainos del siglo XIV los que se encuentran apostados en Otxandiano; son bizkainos que, si bien algo degenerado su espíritu político(21), comprenden perfectamente aquella dura alternativa, y que en su corazón nacionalista la contestan todos y cada uno: o libro a mi patria Bizkaya de la ambición española, o no vuelvo a abrazar a mis padres y a mi esposa ni a recibir las caricias de mis hijos, y dejo mi cuerpo en estas montañas para cebo de los buitres de Gorbea y Anboto.

Comienza la lucha con las cerradas descargas de los honderos y los arqueros, que se anticipan a la primera carga de la caballería española, haciéndole no pequeño destrozo. Mas ésta recibe presto la orden de ataque y se lanza impetuosa sobre el grueso de la infantería bizkaina, que a pie firme la espera, le dispara primero los venablos y aguarda, armada de espadas y jabalinas, hachas y mazas, el rudo choque.

¡Oh patriotismo de nuestros padres! ¡Oh sangre bizkaina que bulles en las venas y saltas copiosa al suelo, regándolo por sustentar al Roble de tus libertades! ¡Pluguiera a tu Jaungoikua que ese cuadro a un tiempo glorioso y sangriento se presentara vivo ante el siglo XIX para enseñanza de estas generaciones degradadas!

…………… ¡Gloria a Bizkaya! Ved cómo atraviesan rápidas el campo monturas sin jinetes, cómo corren desalados caballeros sin caballos que luego son muertos o hechos prisioneros; allá lejos, huyendo agitados y pavorosos, algunos grupos de jinetes que vuelan más que corren, y aquí, a vuestros pies, cráneos destrozados, carnes maceradas, miembros rígidos, caballos yertos, armaduras desarmadas, cascos abollados, armas rotas, cuerpos inanimados, charcos de sangre… Son los restos del ejército español que pretendió conquistar a Bizkaya.

¡Bizkainos, vuestra es aún Bizkaya!

..........................................................................................................................

¡Y tú, oh poderoso rey español, puedes ya engarzar en tu preciosa corona el rico brillante del Señorío de Bizkaya, y llamar al infante D. Juan para, en cumplimiento de la promesa que le hiciste, nombrarle su depositario y custodio!

¿Lobitos bizkainos al león español? Veni, vidi, vici!

¡Si son de manteca sus brazos, de chufas su sangre y arcilla su hierro!

¡Regocíjate, oh nuevo Alejandro: las generaciones venideras ensalzarán tu nombre, y cuando, transmitiéndose de siglo en siglo la tradición de tus gloriosas victorias, todo español, desde el condecorado prócer hasta el harapiento mendigo, las relate a sus hijos, al pronunciar tu nombre exclamará: he ahí al Gran Conquistador!!!

IV

MUNGIA

El alud, al desprenderse de la elevada cumbre, comienza lentamente a descender por la pendiente de la montaña, pero aumentando en velocidad a medida que se aleja de su primer asiento, precipítase, al fin, con vertiginosa rapidez en la profunda sima, donde, dividido a los choques en mil pedazos, se esparce y confunde con la espesa y fangosa nieve allí amontonada. No de otra suerte se apartó Bizkaya de su primitiva base al adoptar la forma señorial con estatutos tan contrarios a su espíritu político, y alejándose gradualmente de su nacionalidad por la pendiente del españolismo, se derrumbó con estrépito y fragor en el extranjero antro, donde, disforme y despedazada, perdió su entidad y confundióse con la nación extraña.

¡Quién lo dijera… Las leyes destructoras de nuestras libertades, cuya pesadumbre nos agobia tanto en este siglo, tan íntimamente enlazadas como el efecto a su causa ocasional, a la faustosa proclamación de Jaun Zuria!

Y ¡ojalá que en este punto terminara nuestra desgracia, y que el círculo de decadencia de diez siglos, formado por las fechas de esa causa primero y su último efecto, se cerrase con murallas de granito y lo salvara Bizkaya para salvar su vida y libertad, restaurar su nacionalidad y cimentarse en el firme asiento que abandonara el siglo IX!

¿No es acaso posible que ese alud deshecho en trozos mil se liquide y evapore al calor de la regeneración, y despojándose de toda materia extraña, se eleve en alas del patriotismo a las altas regiones de la libertad, donde condensándose sus elementos, desciendan todos agrupados a posarse sobre robusta e inaccesible roca que le sirva de perpetua base (22)?

Pero, ¿por qué a tan duro extremo haber llegado? ¿Por qué este pueblo demócrata (23), verdadero legislador de sí mismo, no reconoció su error y borró de una plumada tan infausta institución, evitando así toda extranjerización y atajando su tremenda caída, antes de que en este maldito siglo de la esclavitud y las tinieblas, se hiciera penosa la restauración por su total derrumbamiento?

No es difícil señalar la causa: por la influencia moral que el parecer y opinión de las personas más ilustradas (?) de un pueblo, ha ejercido siempre en sus destinos.

Me explicaré indicando las causas concretas.

En aquellos tiempos esencialmente guerreros que subsiguieron a la invasión sarracena del siglo VIII, mientras el pueblo bizkaino en general vivía pacífico en su montañoso territorio, sin acordarse de trocar

La antigua laya por la férrea maza

más que en los casos en que la ambición musulmana o la española le obligara a ello, algunos bizkainos de boyante posición, cuyo corazón latiera agitado por saltárseles del pecho al percibir el eco del sangriento rugido que allende el árbol Mallatu lanzaba Marte, fascinados por el estruendo de la guerra y deseosos de probar el temple de sus aceros, organizaban y asalariaban pequeños ejércitos de gente belicosa y transponían las fronteras de su patria en busca de aventuras. Ved ahí, sólo en la repetición de este hecho, uno de los elementos causales de la forma señorial y sus bases: el militarismo.

Relacionados aquellos caudillos, en sus excursiones por las tierras extranjeras, con la nobleza gótico ?española, fueron víctimas de los efectos consiguientes a semejante roce, verificándose en sus ideas y aspiraciones un doble movimiento de exósmosis de su espíritu político bizkaino y endósmosis del exótico o español. Y he ahí la segunda concausa de la forma señorial y sus bases: el monarquismo.

Pero el carácter esencialmente tradicional de un pueblo no se tuerce y transforma en poco tiempo y de una sola vez, mucho menos si ese pueblo es el bizkaino, de tan invencible tenacidad en sustentar las ideas que le sean innatas o haya adquirido por la convicción. Así es que si, en tan adecuada ocasión como después de la victoria de Arrigorriaga, decide Bizkaya, gracias a la influencia que en la opinión de sus hijos ejerciera la de aquellos bizkainos aventureros adoptar la forma señorial, cuida bien de no conceder al Señor todas las atribuciones propias de un soberano, sino únicamente parte del poder deliberativo, del ejecutivo y de la jefatura militar, reservándose totalmente el poder legislativo; y si estatuye el servicio militar asalariado para fuera del territorio y sin sueldo dentro de él por los intereses particulares del Señor, de hecho se niega en la historia repetidas veces a prestarle sus armas cuando no se trata del bien común.

Instituida, empero, la forma señorial, necesariamente había de irradiar su acción moral al pueblo y habían de arraigarse en éste las tendencias exóticas y antitradicionales que importaron aquella institución al estado primogénito de Euskeria. Cedió, pues, la base de Bizkaya y comenzó su decadencia; su decadencia, sí, y nadie se asombre de esta expresión: que si, en los siglos sucesivos y a medida que más íntimamente se relaciona con España, parece engrandecerse el estado bizkaino desde ciertos puntos de vista y a los ojos de ciertos videntes es el engrandecimiento gradual del alud por la adhesión de las extrañas nieves que a su paso encuentra, las cuales, acreciendo su peso, sólo sirven para apartarle más de su primera posición, acelerar la rapidez de su caída y hacer más completo su destrozo.

El servilismo militar, la avidez de glorias militares, el monarquismo y las tendencias aristocráticas ocasionan pronto, en efecto, el españolismo, esto es, la idea de la unión(24) de Bizkaya a España por medio de la designación del monarca español para Señor de Bizkaya, primera causa ya directa de la ruina de este estado.

Bizkaya cae, pues, y rueda hacia el abismo…

Ofuscada y tenaz, sólo el terrible golpe de su caída en la lóbrega sima de la esclavitud (siglo XIX) podrá despertarla y mostrarle la única vía de purificación para salvarse y renacer como lo exige su dignidad y lo reclama la sangre que ha regado sus montañas(25).

Mil ocasiones se le presentan, en el transcurso de los tiempos, de reconocer la causa de sus males y volver sobre sus pasos, estatuyendo en conformidad con su carácter de independiente y demócrata la forma señorial, o mejor, aboliéndola y arrancándola de cuajo; pero su extremada ceguedad le vela en cada una de ellas el remedio, y cae en un nuevo y mayor yerro al querer enmendar el primero.

En estas consideraciones, que estampo por necesarias para la debida inteligencia de los sucesos que son objeto de este artículo, sólo una de ese sinnúmero de ocasiones citaré, ya que se relaciona con los hechos referidos en los dos últimos capítulos y es capaz por sí sola de comprobar las precedentes afirmaciones.

Cuando Bizkaya contempló los campos de Gordexola y Otxandiano tintos en la preciada sangre de sus amados y valientes hijos, púsose a deliberar sobre los medios de evitar los daños de la guerra, sin perder un ápice de su constante libertad ni menoscabar en lo más mínimo su decoro y dignidad; y comprendiendo que uno de los móviles que impulsaban al rey español D. Pedro a su conquista era el vehemente deseo de vengarse de su encarnizado enemigo D. Tello, acordó, para que el monarca castellano no pudiese alegar pretexto alguno justificativo de su conducta, negar el apoyo de sus armas a Tello en los casos en que el peligro de la vida y hacienda de éste sólo obedeciese a la enemistad particular que entre él y su soberano ocurriera. De este modo, una vez comunicado el acuerdo a D. Pedro, éste podía, sin temor a que Bizkaya se opusiese, perseguir a su hermano donde quiera y hacer justicia en él aun dándole la muerte, y si Bizkaya se lo permitía, penetrar en el Señorío particularmente y aun con armas para prender a su rebelde súbdito.

Pero si el acuerdo de Bizkaya es en el fondo y en su primera fase del todo razonable, pues reconoce la inconveniencia del servicio militar establecido, el modo como lo lleva a efecto revela, por el contrario, su ofuscado empeño en continuar por el camino de su ruina.

Clara y evidente se le mostraba, en efecto, a Bizkaya la causa de los males que quería remediar, y en su mano estaba el destruirla para evitar no sólo aquellos sino que también las más crueles desgracias de que hoy no podemos escudarnos con tanta facilidad. ¿No palpaba acaso los graves inconvenientes que acompañaban al tener por Señor a un súbdito extranjero? Y ¿no veía, por otra parte, los no menos graves infortunios, como las disensiones entre familias, la formación de partidos, las luchas intestinas, la aristocracia, etc., que se habían de seguir de conferir el título de Señor a un ciudadano bizkaino? Si, pues, no hay medio entre extranjero e indígena; si tanto en uno como en otro caso tantas calamidades son consiguientes; si las distintas y limitadas atribuciones del Señor pueden ser perfectamente desempeñadas por otras personas, morales 0 físicas, elegidas por el pueblo para un tiempo dado; si la supresión del cargo y oficio de Señor produce la economía del censo de sangre y hacienda que le es anejo; si Bizkaya, en fin, puede jurídica y materialmente abolir la forma señorial, ¿por qué persiste no sólo en mantenerla, pero en mantenerla íntegra y sin modificación alguna?

Conócete a ti mismo, aconsejaba con mucha razón Sócrates, según Jenofonte, y es la máxima que con más oportunidad podía dirigírsele a Bizkaya. No ha habido pueblo que se haya conocido menos a sí mismo que el bizkaino(26) . El pueblo en general no tenía conciencia de su ser ni de su valer; los bizkainos de posición más elevada, si bien amaban aún con ardor la independencia, estaban ya extranjerizados. Al fin las tendencias de éstos privaron y triunfaron, y Bizkaya no pudo despertar.

Planteada por Bizkaya la hipótesis de que su Señor incurriese en deservicio del rey castellano, érale preciso designar otra persona que sustituyese a Tello en el cargo señorial, que quedaba vacante y no era suprimido, y al efecto los bizkainos ¡deplorable obcecación! se fijan para encomendárselo, en el mismo monarca español, en el rey D. Pedro el Cruel, en el mismo extranjero que en el año anterior había a sus tropas mandado dos veces invadir el Señorío y otras tantas hacía cinco años. ¡Tal consiguió la alienígena política de Abendaño y de los que, como él españolizados, cifraban sus ilusiones en el militarismo y en las glorias españolas!

D. Pedro, que no otra cosa deseaba, aceptó gustoso las proposiciones de Bizkaya, y apenas los asuntos internos de sus estados se lo permitieron, se dirigió al Señorío en persecución de su hermano bastardo y enemigo D. Tello, para tomar venganza de los daños recibidos(IX). Este, desamparado de los bizkainos, apeló a la fuga y se refugió en Bayona, cesando de hecho en la posesión del Señorío (1358). Pero ocho años después, a principios de 1366, cuando D. Enrique de Trastamara invadió a Castilla, no pudiendo D. Pedro atender a la ocupación del Señorío y abandonándolo, entró en él Tello, siendo de nuevo reconocido como legítimo Señor por los bizkainos. Nueva prueba de la incalificable ceguera de este pueblo: ¿qué amor podía sentir hacia Bizkaya quien, cuando peligraba su vida, se vio por ella abandonado?

He ahí cómo Bizkaya tuvo ocasión de advertir su yerro y de rehacerse, cómo, obcecada, la despreció y cómo la conducían por tales caminos de destrucción y muerte los naturales que más títulos tenlan para conocerla y amarla.

Tan cierto es esto último como que nadie hay que desee su propio daño, y no es el pueblo bizkaino una excepción de la regla. SI, pues este estado comenzó a caer al instituirse la forma señorial y no ha habido en el transcurso de diez siglos un conato de regeneración y le hemos visto sepultarse a nuestros pies, incúlpese a quienes, conociendo su historia y sus leyes, nada hicieron por atajar el paso agigantado con que caminaba hacia la muerte.

Y ¡cuántos bizkainos que en esa clase pueden incluirse han sido y serán aclamados ilustres por las extranjerizadas generaciones de los tiempos sucesivos! No pretendo se les niegue el honor que bajo ciertos y determinados puntos de vista les sea tributable: pero, si no desconocían las instituciones y la historia de Bizkaya, ¿por qué no encauzaron bizkainamente las corrientes políticas de su tiempo?; y si eran de corazón patriota, ¿por qué loar su inteligencia y su saber en lo tocante a la patria?

Por lo que acabo de relatar se echa de ver lo bien marcada que estaba ya la tendencia de los bizkainos a la adjudicación del cargo de Señor a favor de personajes de la corte española.

Merced a esta tendencia, cuando habiendo muerto sin sucesión Tello en 15 de octubre de 1370, y aun Dª Isabel, la hermana menor de Nuño y viuda de D. Juan de Aragón(27), recayó la herencia en Dª Juana Manuel, esposa de D. Enrique el Bastardo, ya rey de Castilla-León, como sexta nieta de Diego III de Bizkaya, no tuvieron los bizkainos el menor reparo en designarla para Señora, a pesar de que veían inminente la unión de ambos poderes en el primer sucesor de dicha Reina de España y presunta Señora de Bizkaya, si ya no proclamaban al mismo rey D. Enrique de Trastamara, como antes lo hicieron con D. Tello.

Pero Dª Juana propuso al Señorío la renuncia inmediata de sus derechos en su hijo D. Juan, y los bizkainos, a quienes parecía faltarles tiempo para satisfacer sus errados ideales, reunidos en junta General en 1371, aclaman Señor de Bizkaya al heredero del trono castellano, confiándole a la dirección y tutela de sus padres hasta la mayor edad. Juan III pasó a Bizkaya el mismo año y juró los Fueros en Gerrnika, de la anteiglesia de Luno(X), y en la villa de Berrmeo.

Muerto el 30 de mayo de 1379 el rey de Castilla?León D. Enrique II, le sucede en el trono de dicho reino su hijo D. Juan, que ya para entonces hacía ocho años que era Señor de Bizkaya, realizándose de esta suerte la mil veces maldecida unión de ambos poderes, Real de España y Señorial de Bizkaya, en una persona: efecto de la institución señorial, y causa, a su vez, más determinante de la esclavitud que hoy nos oprime. ¡Cinco siglos hacía que Bizkaya se había apartado de su constitución tradicional al adoptar la forma señorial; otros cinco más tarde, debilitada por el extranjerismo, habría de ser despedazada por las garras del león español(XI)!

A Juan III de Bizkaya y I de Castilla-León, le sucedió en ambos estados su hijo Enrique III del Reino y I del Señorío, que a la sazón (1390) no contaba más que once años de edad. Éste, apenas salió de la tutela y aún antes de celebrar las Cortes de Madrid, se dirigió a Bizkaya a fin de prestar el juramento indispensable para obtener el título de Señor, llevándolo a cabo en Aretxabalaga, en la villa de Larrabetzu, en Gerrnika y, por último, en la villa de Berrmeo, y siendo en consecuencia reconocido y proclamado Señor por los bizkainos.

Habiendo pasado a mejor vida D. Enrique el Doliente en 1406, heredó la corona de Castilla-León su hijo Juan II, que aún no había cumplido dos años. Negáronse los bizkainos a satisfacer el censo señorial mientras no jurasen los Fueros la madre y el tío del infante, tutores suyos y regentes en su menor edad, exigiendo además que, no bien llegase D. Juan a los catorce años, pasase a Bizkaya a cumplir el mismo juramento, si los bizkainos habían de tenerle por su Señor y pagarle las rentas convenidas. Ambas juras, la de Dª Catalina y D. Fernando y la de D. Juan, se efectuaron oportunamente, y el Señorío siguió viviendo vida normal hasta la muerte de Juan II de Castilla-León y IV de Bizkaya (1454), por la que ocupó el trono de San Fernando Enrique IV el Impotente, a cuyo tiempo pertenece el suceso que es objeto de este artículo.

El siguiente año de 1455, expúsole Bizkaya a D. Enrique la obligación que tenía de jurar los fueros, buenos usos y costumbres, etc. para suceder a su padre en el Señorío, y le intimó a que así lo hiciese personándose en el mismo estado bizkaino, como lo ordenaban las leyes y lo habían cumplido sus predecesores. El príncipe castellano alegaba varios asuntos de urgencia que ventilar en su reino; pero comprendiendo la razón del requerimiento de los bizkainos y temiendo quedarse sin el título señorial, les contestó que porque ellos viessen que su intención e voluntad era e es de les guardar los dichos sus privilegios, fueros, usos e costumbres, segun que les fueron guardados en tiempo del rey D. Juan, su señor e su padre de esclarecida memoria::: que Juraba e Juró, prometía e prometió por su fee real, como rey e señor, de guardar e mandar guardar á las dichas villas e lugares, e tierra llana del dicho Condado e Señorío de Vizcaya, e á todos los caballeros e escuderos e fijosdalgo de ella, todos sus privilegios e fueros e usos buenos e buenas costumbres, e el fuero e quaderno por donde se rigen e gobiernan e deben ser regidos e gobernados, e sus libertades e mercedes e tierra e libranza de ellos, e los oficios de alcaldías, prebostados e merindades::: Item, que su señoría, cesantes otras arduas necesidades, lo más presto que podrá irá personalmente á la dicha tierra e Condado de Vizcaya, e les fara su jura acostumbrada en aquellos lugares en que se debe facer.

Conformáronse los bizkainos con esta promesa y esperaron pacientes diese término D. Enrique a tan arduas necesidades como le retenían en su reino.

Una vez satisfechas éstas, se presentó, en efecto, el rey castellano en Bizkaya, y reunida la Asamblea General so el Arbol de Gernika el 10 de marzo de 1457, estando ende presente el muy alto e muy poderoso señor rey de Castilla e de León::: Dixeron al dicho señor rey que, por quanto es de fuero e uso e costumbre, cuando viene el Señor nuevamente en Vizcaya recibir el Señorío de ella, el tal Señor les ha de facer juramento::: el dicho señor rey dixo que él era allí venido á facer el dicho juramento e que le placía de lo facer: e luego dixo que Juraba e Juró á Dios e á Santa María e á las palabras de los Santos Evangelios, do quier que estaban, e á la señal de la Cruz, que con su mano derecha corporalmente tañió, la qual fue tomada del altar mayor de la dicha Iglesia, con un Crucifixo en ella, de guardar á todos los dichos caballeros, escuderos, fijos-dalgo e labradores, e otras personas de qualquier estado, calidad e condición que sean del Señorío de Vizcaya, sus fueros e privilegios, buenos usos e buenas costumbres, e franquezas e libertades e mercedes e tierras e oficios, assí e segun que más cumplidamente les fueron guardados en tiempo del Señor D. Juan, de gloriosa memoria, su padre, e de los otros reyes, e Señores que fasta aquí fueron e vinieron en Vizcaya, etcétera. Mostróse, pues, D. Enrique deseoso de obtener el título señorial y plenamente sumiso a las ordenanzas del Fuero de Bizkaya, por lo que, a su juramento, al parecer veraz, siguióse su proclamación por los bizkainos.

Pero a principios de 1470 llegó a oídos de éstos la ingrata nueva de que su Señor había ya enajenado o trataba de llevarlo a efecto, por venta o por cesión, varias tierras y villas del Señorío, y justamente indignados, propusiéronse tomar serias y definitivas resoluciones.

Antes, sin embargo, de que fuesen adoptadas, comprendiendo D. Enrique que los bizkainos no acatarían de buen grado sus feudales pretensiones de soberanía, decidió someterlos por la fuerza, y llamando al Conde de Haro, Fernández de Velasco, su más leal servidor, le encargó, entregándole al efecto cinco qüentos, lo conquistara con las armas.

El Buen Conde de Haro, según le llamaban los españoles legitimistas o partidarios del imbécil rey D. Enrique contra su discreta hermana Dª Isabel, reunió grandes tropas de caballería e infantería, y encomendándolas a las órdenes inmediatas de sus hermanos D. Sancho y D. Luis y el Conde de Salinas, dispúsose a atacar al Señorío.

Los bizkainos Abendaño'tarr Peru y Muxika'tarr Iban, caudillos respectivos de los bandos de Ganboa y Oñaz y que a la sazón se encontraban en España, no bien tuvieron noticia de los proyectos de subyugar a Bizkaya que abrigaba el de Haro y de los aprestos que con este objeto estaba haciendo, se apresuraron a volver a su patria, donde, organizando sus huestes, preparáronse a resistir a la invasión castellana. A ellos se unieron con su gente el Conde de Treviño y el Adelantado Padilla, que, enemigos declarados de su rey y particularmente del Conde de Haro, no querían despreciar la ocasión que se les presentaba de vengar sus ideales.

Ya organizado el ejército bizkaino, no se trasladó a la frontera para detener al enemigo, sino que, dejándole internarse en las montañas para hacerle más embarazosa la retirada, acampó en la anteiglesia de Mungia, de la merindad de Uribe, y esperó a que las tropas españolas acudiesen al terreno mismo de combate que él escogiera.

El 26 de abril, las fuerzas castellanas, que, suponiendo que una victoria completa alcanzada sobre el núcleo de las bizkainas decidiría la sumisión del Señorío, despreciaran la ocupación de las villas y casas-fuertes y se dirigían al encuentro del ejército indígena, avistáronle por fin, en dichos lugares, donde, con los contados alabeses y españoles rebeldes que ya se le habían agregado, ocupaba las primeras posiciones.

Pero el de Haro deseaba proporcionar descanso a sus soldados antes de dar la batalla y la aplazó para el día siguiente, pernoctando frente al enemigo.

Apenas alboreaba el día 27, sábado, cuando el Conde de Haro imprimía a su gente un definitivo movimiento de ataque, que era correspondido por los bizkainos con otro de defensa que variaba en parte su primera disposición.

En medio de un silencio profundo, síntoma de espantosa tempestad, sólo interrumpido de vez en cuando por las voces de los jefes subalternos y el relincho de los caballos, suena estridente el clarín de ataque, que es inmediatamente contestado por el bélico santso de los bizkainos; extraño grito de combate que no se sabe lo que expresa más, si la fiera tenacidad por la independencia o el loco placer por la muerte. Vuela a rienda suelta, a través de la vega, la ruidosa caballería, dejando en pos de sí espesa polvareda que se eleva en remolinos para mezclarse, al caer, con la caliente sangre que habrá de derramarse; saludándola las secas descargas de los arcabuces, cuyo eco, repercutiendo de monte en monte, va a anunciar a los moradores de los apartados caseríos la hora de la muerte de los queridos hijos de sus entrañas… y al primer silencio sucede en el campo de batalla el salvaje concierto de Marte que forman los disparos del arcabuz, el choque de los aceros, el silbido de las balas, las blasfemias del impío, los gritos de rabia, las súplicas del cobarde, los ayes del moribundo…

Entretanto el astro del día asoma su impasible faz por el horizonte, prodigando a los combatientes luz abundante para distinguir el blanco de su aguzado hierro y mortíferas balas, y abundante calor con que mantener el fuego de su sangre… y a una carga de caballería sucede otra, y a una descarga de plomo otra descarga, y las lanzas y las jabalinas ya rotas son reemplazadas por las espadas, y las hachas y las mazas por las astas de las picas, y las balas por las piedras, y unas fuentes de sangre se siguen de otras nuevas y el campo se cubre de cadáveres… ¡que sobra tierra en Bizkaya para enterrar al invasor, y el Árbol de su libertad no tiene más savia que la sangre de sus hijos!

El sol, dirigiéndose al cenit, ha alcanzado ya lo más alto de su carrera, y parece detenerse impávido a contemplar el sangriento campo que sus rayos bañan, el cual, agotados los refuerzos de ambos ejércitos enemigos, que sólo mantienen ya de reserva el número indispensable de hombres formado' por los que en las primeras horas del día pudieron salir ilesos, se encuentra también en lo más rudo de la pelea. Nadie avanza ni retrocede: agítase en el centro el inmenso oleaje del grueso de las fuerzas, que no quieren ceder un palmo de terreno; y por todas partes esparcidos se distinguen grupos reducidos de guerreros salidos de sus filas o restos de columnas destrozadas, que sólo desaparecen al caer tendidos todos los de un bando.

Mas ya el ser de luz(28) declina sobre el ocaso, y pronto las sombras de la noche se extenderán sobre la tierra. Continúan los combatientes dando tajos, martillando cráneos y partiendo corazones, pero tras tan larga lucha, fatigados y jadeantes, cegados por el humo y el polvo, flaqueándoseles las piernas y caídos los brazos, no son ya tan recios los golpes que dirigen al contrario… mas nadie retrocede un paso, si no es para tomar aliento y lanzarse con más furia y arrojo sobre el enemigo…

Quien tenga suficiente energía para rehacerse de ánimo y con fiero empuje pueda dar la acometida que al principio de la batalla… ¡ése será el vencedor!

Un ronco rugido de indignación sale por fin de los pechos bizkainos, al representarse el peligro de su patria y ver a tantos hermanos inánimes a sus pies… aprietan con rabia en sus puños el temido acero, y embistiendo al enemigo con un valor digno de su raza y de la causa de la libertad, siembran el pánico en las huestes españolas y las obligan, tenaces a emprender la huida, tendiendo en el campo de batalla a un gran número de distinguidos caballeros castellanos, haciendo prisioneros a D. Luis de Velasco y al Conde de Salinas y causando luego, en la persecución, cruel estrago en la infantería enemiga.

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Esta es Vizcaya
Buen Conde de Haro,
Esta es Vizcaya
No Vilhorado.(29)

De esta suerte sabe Bizkaya sacudir el yugo extranjero. ¡Ah! Si Bizkaya se conociese a sí misma y por tanto a sus enemigos…

¡Despertad, bizkainos; abrid los ojos a la historia de vuestra Patria y conoceos! ¡Conoceos, y si la sangre que corre por vuestras venas no desmiente su origen… salvos seréis!

Tan descomunal derrota le hizo comprender a D. Enrique no era empresa fácil la conquista de Bizkaya, y optando por otros medios de inteligencia más suaves, como su astuto valido D. Duan Pacheco, Maestre de Santiago y antes Marqués de Villena, le convenciese de que era posible no tuviesen aún los bizkainos pruebas bastantes del enajenamiento de sus tierras por su Señor y que atribuyeran el atentado del Conde de Haro a iniciativa particular del mismo prócer resolviese a dirigir a los bizkainos una protesta de fidelidad, que en Cédula expedida y firmada en Segovia el 19 de julio del mismo año de 1470, fue concebida en los términos siguientes:

Sepades que yo estoy informado que algunas personas han dicho é divulgado que yo he dado e fecho merced de esse dicho mi Condado e Tierra llana e Encartaciones, e de algunas villas e lugares e tierras de él á algunos caballeros e personas::: de que vosotros podíades rescibir alguna alteración; e porque yo non mandé ni fecho merced de esse mi Condado::: ni tal por pensamiento me passó; antes porque esse mi dicho Condado es::: uno de los mis Títulos, e por ser por si tan noble e situado en los confines de ellos e Junto con los mares de los dichos mis Reynos, e frontera con los Reynos comarcanos::: siempre ha sido e es mi voluntad de que esse mi dicho Condado sea e permanezca en la dicha mi Corona Real, e que no se pueda dividir ni apartar de ella, etcétera.

Pero bien enterados los bizkainos de la verdad de la alienación del Señorío, que se le imputaba a D. Enrique, y de que la invasión dirigida por el Conde de Haro había sido ordenada y costeada por el mismo Señor, y plenamente convencidos de la falsedad de sus palabras, acordaron destituirle del cargo señorial, como lo realizaron, eligiendo a Dª Isabel, la hermana del mismo D. Enrique, para el desempeño de dicho oficio.

Al efecto comisionaron en 1473 a un vecino de Bilbao, para que con los poderes de las Anteiglesias, Villas, Ciudad, Duranguesado y Encartaciones, se presentara a Dª Isabel(30) , para invitarla a aceptar el nombramiento. Y Dª Isabel, accediendo con agrado, hizo expedir y firmó en Aranda de Duero el 14 de octubre del mismo año de 1473 la Cédula correspondiente, cuya Cláusula de pleito homenaje y juramento dice así: Yo, como Princesa, e Señora de las dichas Villas e Tierra-llana del dicho condado e Señorío de Vizcaya con las Encartaciones e sus adherencias, hago pleyto homenaje:: e Juro á Nuestro Señor Dios e á la Virgen Santa María su Madre, e á esta señal de la Cruz t que corporalmente tengo con mi mano derecha e por las palabras de los Santos Evangelios (do quier que están) de hacerpor ratos, gratos, firmes e valederos, para agora e en todo tiempo, los dichos privilegios generales e especiales, fueros, usos e costumbres, franquezas e libertades de las dichas Villas e Tierrallana del dicho Condado e Señorío de Vizcaya con las Encartaciones e sus adherencias, e de Cada una de ellas; e que no iré ni verné contra ellos, ni contra cosa alguna de ellos, agora ni en ningún tiempo que sea, por los menguar 6 quebrantar en todo ni en parte, ni por otra razon que sea ó ser pueda de fecho o derecho: E assimesmo, que no daré ni tornaré ni cambiaré ni enagenaré, agora ni . en ningún tiempo que sea, las dichas Villas e Tierra-llana del dicho Condado e Señorío de Vizcaya con las Encartaciones e sus adherencias, ni cosa alguna de ello, en persona ni personas algunas de cualquier ley, estado ó condición que sean::: E assimesmo, que defenderé e ampararé, agora e de aquí adelante e en todo tiempo que sea, a las dichas Villas e Tierra-llana con las dichas Encartaciones e sus adherencias, de todas las personas del mundo, con mi persona e estado e todo mi leal poder; e prometo ansi mesmo que quando, por permission de Nuestro Señor Dios, Yo fuere Reyna e Señora de estos dichos Reynos e Señoríos, ratificaré, aprobaré e confirmaré esta dicha mi carta de Privilegio, e todo lo en ella contenido e cada cosa e parte de ello, e mandaré dar de ello mi Carta de Privilegio la más fuerte e firme que ser pudiera, etcétera(31).

Teniendo D. Enrique por deshonrosa afrenta esta tan directa destitución de que era objeto, encargó al Maestre de Santiago y al Condestable de Castilla D. Pedro Fernández de Velasco, se dirigieran al Señorío en súplica de su rehabilitación en el cargo, prometiendo y jurando el fiel desempeño del mismo y aun la concesión de mayores franquicias si cupiese. Pero los bizkainos desoyen las súplicas y desprecian altivos las proposiciones del perjuro español.

Nuevamente quiere éste avenirse con el Señorío y recuperar lo perdido, y para conseguirlo trata de encomendar el asunto al arbitraje del entonces rey de Francia Luis XI, que hacía en aquellos tiempos de árbitro indispensable en las diferencias internacionales. Mas los bizkainos se ríen de semejante arbitraje, y desechan esta nueva proposición. ¿Qué les importaba a los bizkainos del parecer de rey ni gobierno ninguno? ¿Ni qué colisión de derechos (puesto que el rey de Castilla-León no tenía ninguno al Señorío de Bizkaya) había en el asunto, que hiciese oportuno un arbitraje?

Viéndose de tal manera humillado el tímido y estúpido rey D. Enrique, que, no obstante serlo en sumo grado, tenía de vez en cuando, como un niño, sus pequeñas rabietas; puerilmente irritado, pues no alcanzaba a más, mandó al Conde de Haro hiciese de nuevo cruda guerra a Bizkaya.

Penetró el de Haro repetidas veces en el Señorío, pero siendo en varios encuentros duramente derrotado, retírase, escarmentado, a España, resuelto a no proseguir una guerra que tanta sangre y dinero le costara inútilmente; volviendo con esto Bizkaya a su pasada paz y tranquilidad.

***

Termino aquí el IV y último de los artículos que, sobre algunas de las guerras que Bizkaya ha sostenido contra el extranjero, me propuse publicar para demostrar a ciertos bizkainos lo que ha hecho BIZKAYA POR SU INDEPENDENCIA y lo que nos importa conocer la historia patria.

Si ha resultado en parte prolijo y hasta difuso, débese al empeño que he tenido de fijar convenientemente los conceptos relativos a determinados puntos histórico-políticos de Bizkaya.

¿Quién, verbigracia, no ha visto en letras de molde u oído a personas que parecen eruditas hablar de un cierto pacto que se verificara entre Bizkaya y Castilla? Y sin embargo, ese pacto no ha existido jamás.

¿Quién no ha leído en escritos que, por ocuparse en esta clase de asuntos, debieran aparecer revestidos de la mayor precisión, afirmar la existencia en la historia de una cierta unión de Bizkaya a Castilla? Pues bien: si se ha de hablar con propiedad, nunca tampoco se ha efectuado semejante unión.

Lo explicaré en términos llanos.

Bizkaya, libre y soberana absoluta de sus actos, tuvo por conveniente el instituir la forma señorial, y la instituyó(32). Luego esa Bizkaya podía en derecho abolir la misma institución, cuando no la considerase conducente al bien del estado.

Adoptada ya la forma señorial, Bizkaya le proponía a la persona que bien le pareciese el desempeño del cargo de Señor, y por no molestarse en buscarla, acostumbraba dirigirse al inmediato heredero del anterior Señor(33).

El propuesto podía desdeñar el nombramiento(34) como podía Bizkaya proponérselo a quien no fuese el heredero del Señor que anteriormente lo disfrutara(35).

Bizkaya le prometía al propuesto recompensarle el ejercicio del cargo con la moneda (bienes censuarios), la fonsadera (servicio militar) y losyantares (habitación y sustento dentro del territorio)(36); y aquél pesaba este sueldo y la dignidad del cargo, y los comparaba con las obligaciones del mismo. Si le parecían equitativos, accedía al nombramiento, y entonces Bizkaya le exigía el juramento(37) como garantía de fidelidad en el desempeño de las funciones que iba a encomendarle; y prestado el juramento, Bizkaya prometía al prestador satisfacerle fielmente la moneda, la fonsadera y el yantar, mientras él fuese también su fiel Señor; y lo proclamaban por tal.

Nombrado el Señor, si no cumplía rectamente las obligaciones del cargo(XII), faltaba al juramento prestado, y daba motivos a Bizkaya para destituirle(38), y si ésta no retribuía por su parte el oficio de Señor como lo había pactado, faltaba también a su compromiso, y el Señor tenía motivos para abandonar el cargo(39).

Aparte de esto, Bizkaya podía exigir a su Señor la modificación de las bases del convenio, y si a ello no se avenía aquél, destituirle(40); en cambio, el Señor era libre de pedir al Señorío mayor recompensa que la estipulada, pero si éste no se conformaba, veíase obligado a contentarse con lo que percibía o a dimitir(41).

Además, aun cuando el Señor cumpliese fielmente su cometido, y sin suprimirse la institución señorial, tenía Bizkaya derecho a relevarle del cargo para cedérselo a otra persona, como tiene el amo derecho a despedir a un criado fiel para sustituirle con otros(42); y el Señor, por su parte, a u n recibiendo íntegra la retribución, podía renunciar al título de que disfrutaba, como tiene derecho el criado a despedir a su amo(43).

Ocurrió, andando el tiempo (1379), que el Señor de Bizkaya (Juan III) heredó la corona de Castilla-León, en la que más tarde se refundieron todos los poderes reales de las distintas regiones de la nación vecina: y de ambos títulos de Señor de Bizkaya y rey de España gozaba desde entonces una misma persona.

Realizóse, pues, la unión de ambos títulos en una persona, mas con carácter accidental y no fundamental, local y no sustancial, subjetivo y no objetivo: al que era Rey de España le incumbían desde entonces los derechos y le obligaban los deberes anejos al cargo de Señor de Bizkaya, exactamente como a un padre de familia le pertenecen los deberes y derechos de su estado distinta y separadamente de los que pueden corresponderle, por ejemplo, como empleado de un comercio(44).

Cuando la persona que reuniera aquellos dos títulos gobernaba en los asuntos de España, no actuaba como Señor de Bizkaya, sino como Rey de España; y viceversa, cuando se ocupaba en los intereses de Bizkaya, no obraba como Rey de España, sino como Señor de Bizkaya. Y no podía darse en rigor un caso en el que pudiese ejercer a la vez y respecto al mismo objeto como depositario de ambos poderes.

Bizkaya, de consiguiente, al firmar el convenio o pacto señorial con una persona de esa clase, no pactaba con el rey de España, como tal, sino con quien, por coincidencia casual o ya buscada(45), llevaba dicho título.

Pero mucho menos puede sostenerse se efectuara unión política entre Bizkaya y España, pues sobre este punto no cabe siquiera motivo ninguno de duda para la inteligencia menos clara y enterada, ya que la unión que entre ambos estados existiera, podía ser únicamente la producida por la unión de títulos anteriormente definida y tal, por consiguiente, que fuese incapaz de determinar relaciones intrínsecas y sustanciales.

Yerran, en consecuencia, los que indicaré aseguran y repiten como verdad inconcusa que España (ellos dicen el gobierno central) al someter en este siglo a Bizkaya, ha quebrantado el pacto que firmara con este estado euskeriano (ellos dicen región autónoma); porque no se ha realizado pacto ninguno.

Si España ha conculcado algún derecho por ese acto, es únicamente el derecho internacional natural. Pero ¿puede sostenerse no diera Bizkaya motivos para ello al transgredir el mismo derecho de gentes, por aferrarse en el cumplimiento del servicio militar que se obligó a prestar al Señor?

Lo que hay es que el españolismo había invadido ya en el orden de las ideas y sentimientos al pueblo bizkaino… y nada más.

Si los bizkainos son hoy, pues, víctimas de la opresión más humillante, cúlpense a sí mismos.

Uniéronse con los españoles, haciendo de sus distintos y diversos destinos una causa única y común… Carguen hoy con las consecuencias: gobernados están por un poder español y regidos por leyes españolas.

CONCLUSIÓN

REFLEXIONES

Ayer.- Bizkaya, Confederación de Repúblicas independientes, lucha contra España, que pretende conquistarla, y la vence en Arrigorriaga (888), permaneciendo libre. - Bizkaya, República Señorial independiente, siendo súbdito de Castilla-León su Señor, lucha contra España, que pretende conquistarla, y la vence en Gordexola y Otxandiano (1355), permaneciendo libre. ? Bizkaya, República Señorial independiente, siendo su Señor a un tiempo Rey de Castilla-León, lucha contra España, que pretende conquistarla, y la vence en Mungia (1470), permaneciendo libre.

Hoy.- Bizkaya es una provincia de España.

Mañana.- ¿.....................................................................................................?

Tienen la palabra los bizkainos del siglo XIX, pues que de su conducta depende el porvenir.

NOTAS

I

Oyu bat aditu izan da
Euskaldunen mendien artetik,
Eta Etxeko Jaunak, bere atearen aintzirrian txutik,
Ideki ditu bearriak eta erran du: ¿ nor da orr? ¿ zer nai dute?
Eta txakurra, bere nausiaren oinetan lo zagoana
Altxatu da, eta karrasiz Altabizkarren inguruak bete ditu.
Ibañetaren lepoan arrabots bat agertzen da;
Urrbiltzen da, arrokak ezkerr eta eskuin Jotzen dituztelarik:
Ori da urrundik eldu dan armada baten burruma…
Mendien kopetetarik gureak errespuesta ematen diote,
Bere tutuen soinua adi erazi dute,
Eta Etxeko Jaunak bere dardak zorrozten ditu.

II

Este roble, que estaba en jurisdicción de la anteiglesia de Luxaondo y era tal vez uno de los árboles junteros de aquella época, señalaba el límite de Bizkaya.

Desde este día se le conocía con el nombre de Mallatu, que quiere decir magullado, hendido, y a él se refiere aquel antiguo cantar bizkaino que dice:

Odoldurik eldu giñian
Mallatu areitz onetara(1),
Eta urren dagozanak bere
Ajan ikusiko gaitube.

El cual, vertido al castellano, significa: «Ensangrentados llegamos a este roble que hemos acribillado, y también los que están en las cercanías nos verán llegar del mismo modo, si se vuelve a atentar contra nuestra libertad."

Hoy no existe el memorable árbol: una mísera cruz de piedra que se levanta en la carretera que va de Bilbao a Orduña, al pie del monte Luxa y cerca del río, marca el lugar donde crecía; en su pedestal se lee: "Este es el sitio donde estaba el árbol Malato de que hablan las historias y la ley quinta, título primero del Fuero del M. N. y M. L. Señorío de Vizcaya. Año de 1730."

La Diputación de 1729(2) fue la que hizo erigir tan grandioso obelisco; y grabó la inscripción en castellano, sin duda para que en caso de una nueva invasión de los españoles, la entendieran y, al recordar al histórico roble, retrocedieran temerosos a su país.

Pero las demás Diputaciones han sido aún más ostentosas, como lo demuestran los magníficos monumentos que en Arrigorriaga, Otxandiano, Mungia, Gizaburuaga, Yurreta, etcétera, se levantan testificando las glorias de la independencia bizkaina y son la admiración del viajero que visita nuestro país, las numerosas estatuas de héroes y hombres ilustres de Bizkaya, que están enseñando a los naturales el modo de ser dignos hijos de su Patria y de perpetuar su nombre; la esplendidez con que se atiende el asunto de la beatificación de Berrio-Otxoa, etcétera, etcétera.

Tanta magnificencia por parte de las Diputaciones, bien que sea con fines patrióticos ejercida, llega ya a constituir un derroche tal de los fondos de Bizkaya, que nunca se lo podremos disimular ni perdonar, porque indudablemente que hay otros muchos objetos en qué emplear con más fruto el dinero y que son asequibles con menos dispendio, como es, por ejemplo, la edificación de un suntuoso palacio para una corporación de índole advenediza, obra que interesa y reporta utilidad a Bizkaya en un grado mayor sin comparación que aquellas otras, que son por demás peregrinas y extravagantes.

III

…Etxeko Jauna, joaiten altzera zure zakurrarekin
Zure emastearen eta zure aurren besarkatzera, zure dardak garbitzera
Eta altxatera zure tutuekin, eta gero euen gainean etzatera eta lo egitera.
Gabaz arranoak jeiten dira aragi puska lertu oriek jatera,
Eta ezurr oriek oro zurituko dira eternitatean.

IV

La junta o asamblea se significa en Euskera con la voz batzarr.

Aseveran todos los autores que de este particular hablan que estas reuniones se celebraban en Bizkaya, bien que ya no en el siglo IX, al menos primitivamente, por los ancianos del pueblo. Me es muy dudosa la exactitud de esta especie histórica: no digo yo que, constituyéndose en los primeros tiempos dichas juntas por los cabezas de familia (lo cual es cierto, como se colige del sistema de gobierno de las anteiglesias), no asistiera a las mismas un buen número de ancianos, pues parece natural que todo grupo de dos o tres o más familias cuyo padre común viviera estuviese en ellas representado por éste, que habría de contar una edad avanzada, y esos grupos de familias no escasearían seguramente en una raza vigorosa y de costumbres sanas; lo que no puedo conceder, porque no hallo razones que lo apoyen, es que aquellas asambleas fuesen constituidas única y exclusivamente por ancianos.

Pero mi propósito, al escribir esta nota, no ha sido tratar el asunto desde el punto de vista histórico, sino respecto al origen de la palabrabatzarr(3) que, erróneamente analizada por aquellos autores, les ha servido para comprobar su juicio, si ya no para concebirlo y enunciarlo. Dicen que el vocablo batzarr ya por si sólo significa analíticamente Junta de ancianos, por estar compuesto de batz (unión) y zarr (viejo); y esta etimología es desacertada (no a mi parecer, sino al de quienquiera que conozca las leyes etimológicas del Euskera), no obstante haber sido admitida y prohijada por euskerálogos de renombre. No tengo la menor duda en esta parte negativa de la cuestión, esto es, de que la etimología de batzarr no es batz-zarr; ahora, cuál es la verdadera, ésta es la parte afirmativa en que no hago más que emitir mi opinión. La demostración de la primera y la solución que tengo por probable en la segunda, pueden verse en el III de mis Pliegos Euskeralógicos.

V

Parece que Lope I fue hijo de un bizkaino llamado también Lope, Señor acaso de la Merindad de Busturia, y de María, infanta de Escocia.

No se sabe fijamente el lugar donde naciera el primer Señor de Bizkaya: por una parte, asegúrase que su abuela paterna era natural de Morga'ko Meakaurr, anteiglesia interior comprendida hoy en la Merindad de Uribe, donde poseían los primeros Señores un palacio llamado Isasi y en cuya parroquia fue sepultado Muño, hijo y sucesor próximo de Jaun Zuria; y por otra, los ascendientes de este último fueron marinos y probablemente Merinos de Busturia, en cuya anteiglesia del mismo nombre y barrio denominado Aldamira, en un palacio que luego fue reedificado por el segundo Señor, vivía el joven Lope cuando partió para la batalla de Padura, bien al lado de su padre o bien capitaneando él mismo a los hombres de aquella Merindad.

Yo me inclino a creer era natural de Azpe de Busturia (4), pues con los datos últimamente expuestos concurren a comprobarlo los siguientes: 1º la etimología de Busturia; 2º la anteiglesia que tenía el primer voto y asiento en las juntas Generales.

1º El nombre de Busturia no se analiza, como afirman Iturriza y otros, en Busti-uria (pueblo mojado o pantanoso) de busti (mojado) y uri (pueblo), porque en caso de tener este origen significativo, sería Ur-bustia el nombre, ya que aquella construcción es esencialmente anti-euskérica, porque el Euskera no admite la anteposición del adjetivo (busti) al sustantivo (uri). La etimología de Busturia es probablemente Buru-Zuria (el jefe Blanco), que se sincopó inmediatamente en Burzuria o Burtzuria y luego se convirtió en Busturia, como las formas bertze (otro) y bortz (cinco) del Euskera lapurdino se permutaron en beste y bost del bizkaino; de suerte que la anteiglesia de Azpe se llamó por ser residencia y naturaleza de Jaun Zuria, Busturia'en Azpe (Azpe del jefe Blanco)(5). Que el vocablo buru (cabeza) significó metafóricamente jefe lo prueba entre otras la etimología de Butron, que es indudablemente Burutorron (Torreón del jefe), pues fue aquel castillo cuna de varios cabecillas del bando oñacino.

2º En este punto obran los siguientes datos: a) a la anteiglesia de San Andrés(6) le correspondía desde el origen de las juntas Generales el primer voto y asiento en las mismas(7); b) el orden en que están situadas sobre el brazo de mar y río de Mundaka del mar al interior, las anteiglesias que tenían los primeros votos y asientos en las juntas, es el siguiente: Mundaka, San Andrés, Busturia, Murueta, Forua y Luno; c) este orden coincide con el de los votos y asientos de las mismas anteiglesias en la primera época, a excepción de la prioridad de San Andrés; d) hay un islote en dicho brazo de mar que, a pesar de estar situado al pie mismo de Busturia, es jurisdicción de San Andrés, y el cual se llama Sandiendere o Sandi-Andere (San Andrés), porque en él se levantaba, aun en tiempos de Iturriza (1786), la parroquia de la anteiglesia que nos ocupa, comunicándose con la tierra firme, según el mismo historiador (8), por un puente de piedra de cinco arcos, construido tal vez con aprovechamiento de los machones naturales a que se ha reducido el istmo primitivo (9); e) la anteiglesia de San Andrés es la más reducida de Bizkaya (contando hoy solamente setenta vecinos y en los tiempos de Iturriza veintinueve fogueras y dieciocho casas parroquianas) lo cual prueba que es relativamente moderna, ya que las anteiglesias primitivas irían ensanchando su jurisdicción a medida que aumentaba el número de sus familias y tiempo sobrado tuvieron para que esto se realizara considerablemente. De los anteriores datos creo se puede inferir, sin mucho aventurarse, lo que sigue: "Lope, hijo primogénito del Señor de la Merindad de Busturia, que después de ser nombrado por la asamblea Señor de Bizkaya, residía como antes en su palacio de Aldamira (Busturia); deseando conmemorar la victoria alcanzada contra la invasión española el día de San Andrés, hizo edificar en una isla situada al pie de su residencia una iglesia bajo la advocación de dicho apóstol, designándole por feligresía algunas familias que, procedentes de Mundaka y Busturia, habitaban ya los terrenos comprendidos entre ambas anteiglesias (los cuales o eran realmente baldíos (10) o bien propiedad de él mismo), otorgando a la nueva población el carácter y título de anteiglesia y concediéndole el primer voto y asiento en las Juntas Generales, con preferencia a Mundaka, por haberse constituido por motivo tan glorioso como la independencia de Bizkaya." Esto es totalmente verosímil(11) . ¿Hay otra explicación más satisfactoria del hecho de haber sido Mundaka pospuesta a San Andrés en la Sala de juntas, cuando por su situación geográfica le correspondía a aquella anteiglesia el primer voto? Admitida mi hipótesis, queda de nuevo corroborado quejaun Zurza nació en Busturia, pues que el ser natural de ésta sería lo que le moviera a ejecutar aquellas cosas.

Lope I tuvo dos hijos: un varón, llamado Muño, que le sucedió en el Señorío, y una hembra, Alda (12), que se casó con Albiz'tarr Diego o Jago(13) Esta descendencia la tuvo de Dalda, la hija de Santxo Estegiz, con quien se unió en segundas nupcias. Su primera mujer, Iñiga, había muerto sin dejarle sucesión.

Llamábanle Zuria (el Blanco) a Lope I, porque realmente fuese blanco de rostro, o por el color de sus vestiduras. Yo tengo por más probable el último motivo, pues es raro lo primero en un hombre cuyas exclusivas ocupaciones serían la guerra por mar y por tierra y la montería en las épocas de paz. A no ser que dijesen blanco por rubio, que no es extraño lo fuese Lope si, como cuenta la tradición, era escocesa su madre.

VI

Dice la ley V del título I del Fuero de Vizcaya: Otrosí, dixeron: Que havian por Fuero e Ley, que los Cavalleros, Escuderos, Omes, Hijos-dalgo del dicho Condado, e Señorio assi de la Tierra llana, como de las Villas, e Ciudad de él; é sus adherentes, siempre usaron, é acostumbraron ir, cada, y quando que el Señor de Vizcaya los llamasse, sin Sueldo alguno, por cosas, que a su Servicio los mandasse llamar; pero esto fasta el Árbol Malato que es en Luxaondo: Pero Si el Señor, con su Señoría, les mandasse ir allende del dicho Lugar, su Señoría les deve mandarpagar el Sueldo de dos meses, si huvieren de ir a aquende los Puertos; é para allende los Puertos, de tres meses é assi dando el dicho Sueldo ende, que los dichos Cavalleros, Escuderos, Hijos‑Dalgo usaron, é acostumbraron ir con su Señoría a su Servicio, do quier que les mandasse; pero no se les dando el dicho Sueldo, en el dicho lugar, nunca usaron, ni acostumbraron passar del dicho Arbol Malato.

Ley tal es radicalmente opuesta al espíritu bizkaino. ¡Este pueblo noble, altivo y viril, empuñar las armas para satisfacer los caprichos de un hombre, y hacerse acaso cómplice y responsable de los crímenes que fuera de su tierra pudiera éste cometer! La sangre de los bizkainos sólo por Dios o por Bizkaya debe derramarse, jamás por un hombre aventurero, ya le agite la fiebre de combate, ya le fascine el brillo de una corona, y asístanle o no derechos ciertos en que apoyar sus pretensiones.

VII

Ha habido quien se ha fundado en esto y en el nombre de Condado con que se llama a Bizkaya en los documentos antiguos, para afirmar que este estado dependía de España y que no era más que uno de tantos señoríos y condados como en la última existían. Semejantes autores se fijan más en el nombre que en la cosa, y tal vez hayan revuelto muchos pergaminos, pero, o carecen totalmente de criterio historial y no han nacido para historiadores, sino sólo para desenterradores de documentos y roedores de archivos, o los mueven y guían intenciones poco rectas y nobles, semejantes a las que tuvo el canónigo masón Llorente al escribir sus Noticias Históricas de las tres Provincias Vascongadas.

VIII

Tal era la condición de los hijos de Alfonso XI. El mismo D. Pedro el Cruel, merced a la torcida educación que recibiera de su ayo Albuquerque, era iracundo, pero débil; soberbio, pero bajo; lascivo, pero incapaz de amar de veras a nadie ni nada. Este tirano español, multihomicida y trígamo(14) no tenía la menor noción de virtud alguna: no servía, en una palabra, ni para rey ni para militar ni para simple ciudadano.

IX

Ya que incidentalmente y sólo como prueba de un aserto emitido he citado este hecho histórico, voy con la brevedad posible a relatarlo en todas sus partes, para satisfacer la curiosidad de la mayoría de mis lectores.

Abendaño, que veía la imperiosa necesidad de paz que Bizkaya tenía y que comprendía que el sol que más alumbraba por entonces era D. Pedro, fue quien, por sus propias miras particulares, hizo primeramente al monarca castellano aquella proposición. D. Pedro contestó que le precisaba, para conformarse, la seguridad y garantía de la voluntad de los bizkainos. Entonces obtuvo Abendaño, que debía de ser el capitán más afamado de los bizkainos, se adhirieran a sus propósitos veintitantos caballeros, jefes tal vez los más principales, y las villas de Bermeo, Lekeitio, Durango y Bilbao, y conferenció con Tello y Juana, Señores de Bizkaya, los cuales, viendo perdían el apoyo de las armas bizkainas y juzgando, por otra parte, asaz afirmado ya en las manos de D. Pedro el cetro castellano, decidieron prudentemente firmar la correspondiente escritura y, en las cosas de España, seguir el partido de D. Pedro.

Dicho documento, otorgado en Bilbao el 21 de junio de 1356, decía: Que primeramente, lo que Dios no quiera, si desirviere D. Tello al dicho señor rey D. Pedro en las posturas que con él pone, que non le acojamos a dicho D. Tello en Vizcaya, en Villas ni en la Tierra; e si Da Juana nuestra Señorafuere con D. Tello a deservicio del rey, que non la acojamos oras que a D. Tello en el dicho Señorío de Vizcaya; e si la dicha Da Juana no fuere con D. Tello en deservicio del rey y viniera a Vizcaya, que la acojamos en todo el Señorío de Vizcaya, e la hayamos por Señora, a servicio del rey, e de la dicha Dª Juana sin D. Tello; e obedezcamos cartas e mandatos del dicho señor rey D. Pedro, seyéndonos guardados nuestros fueros, e usos, e costumbres, e privilegios. E que non le acojamos al dicho Señor D. Tello en el Señorío de Vizcaya, ni le ayudemos ni le demos ayuda ni le defendamos ni le hagamos ayudar en mar ni en la tierra. E sin fincar quisiere la dicha Da Juana en el Señorio, que finque ella e nos con ella, no desirviendo a dicho señor rey D. Pedro. E si la dicha Dª Juana fuere con D. Tello en deservicio del rey, que nos los dichos vizcainos y villas, que le recibamos por Señor de Vizcaya, e le cognoscamos Señorío al dicho señor rey D. Pedro, airado o pacado, con pocos o con muchos, viniendo el dicho señor don Pedro en Arechabalaga, que es en Vizcaya, faciendo tañer las cinco bocinas, seyendo junta General, segun uso de Vizcaya. jurando el dicho señor rey D. Pedro que nos mantendrá e guardará a Villas e a toda la Tierra de Vizcaya en nuestros fueros, e usos, e costumbres, e privilegios, según que nos 1 . uraron los Señores que fueron fasta aquí en Vizcaya.

Rigurosamente hablando, este convenio era malo, porque no fue prestado por Bizkaya en Junta General, sino sólo por cuatro villas y unos cuantos capitanes que tendrían facultades para guiar al ejército en la guerra, pero carecían de atribuciones para otorgar una escritura política. Nada importa que Tello la suscribiera, pues faltaba la otra parte: Bizkaya. El convenio debió establecerse entre el Señorío y el Señor, y luego comunicárselo a D. Pedro.

Sin embargo, aunque Bizkaya no intervino en el convenio expresamente, tácitamente lo aprobó, pues lo consintió. Prueba de ello son su primer silencio cuando aquél se hizo público, y su posterior abstención de defender a Tello, cuando D. Pedro le perseguía.

Este proceder de Bizkaya no fue correcto. Si buscaba la paz, privando a D. Pedro de todo pretexto de agresión, tenía dos caminos para alcanzarla: derogar de raíz la forma señorial (y era el más recto), o exigir a su Señor si quería continuar en su puesto, la reforma y modificación del servicio militar que con él había pactado. Pero no debía hacer caso omiso de este contrato mientras la institución señorial rigiera en el estado; ni tampoco negarle sus armas al Señor cuando éste, por sus particulares intereses, las demandase, mientras permaneciese en vigor la ley que prescribía este servicio militar.

Ciertamente que Bizkaya estaba en derecho, siempre que quisiera, de dirigir a su Señor la siguiente o parecida comunicación: "si desirves al rey castellano, como súbdito suyo que eres (y será para mí prueba de ello el que aquél te persiga), yo no te tendré por Señor". Pero ni esto siquiera hizo, ni, haciéndolo, habría cumplido con las formalidades que en lo ordinario y normal se requieren.

Ni cabe objetar que Tello no era Señor por sí mismo, sino por su matrimonio con Juana de Lara. Porque esto podrá explicar el origen del título señorial. de Tello, pero no demostrar que de él careciera. Tello, por ser esposo de la heredera de Nuño, fue propuesto por los bizkainos para el ejercicio del cargo de Señor; y habiéndole aceptado y prestado el juramento de costumbre, fue proclamado como tal por los bizkainos. De suerte que Tello y Juana eran a un tiempo Señores de Bizkaya: Juana originariamente, y originadamente Tello; pero legítimamente ambos, siendo los títulos del uno complemento de los de la otra y pudiendo reasumirlos todos uno solo de los consortes cuando Bizkaya lo ordenase, como se echa de ver en la escritura transcrita y se realizó a la muerte de Juana(15). Pero la prueba más poderosa de que Tello era verdadero Señor de los bizkainos es la que proporciona la existencia del citado documento: porque si no lo es, y los bizkainos no tienen, por consiguiente, obligación de auxiliarle con sus armas, ¿por qué decretan que, incurriendo aquél en deservicio de D. Pedro, no han de acogerlo ni protegerlo? Es patentemente que tratan, con un nuevo decreto, de eximirse de los deberes del primer pacto; es que Tello es su verdadero Señor. Pero veo estoy rebatiendo una objeción que a nadie seguramente podrá ocurrírsele, ya que absolutamente carece de razón de ser; porque en el mismo lugar que Tello se encuentra su esposa en el convenio que nos ocupa, lo que ocurrió con aquél aconteció exactamente con la segunda y cuanto queda dicho del proceder de Bizkaya respecto del uno puede, de consiguiente, aplicarse perfectamente respecto de la otra.

Tan manifiesta como la transgresión que cometió Bizkaya del pacto con su Señor y la extralimitación de los bizkainos que firmaron el convenio, es la candidez con que Tello procedió al descansar en la buena fe de su hermano y prescindir del nombramiento de un juez que decidiese la existencia del deservicio. No tardó el día en que tuvo que experimentar los efectos.

Cuando en el mismo año de 1356 D. Pedro de Castilla-León declaró la guerra a D. Pedro IV de Aragón, Tello, fiel a su promesa, acudió con las armas bizkainas en auxilio del castellano, contribuyendo notablemente al buen éxito con que la fortuna favoreció a la expedición castellana(16) Pero en mayo de 1357, el cardenal Guillermo, legado del Papa Inocencio VI, intervino en el asunto y pudo alcanzar, previa la amenaza de excomunión a quien se obstinase en proseguir la guerra, se ajustaran treguas entre ambos monarcas españoles.

No era el carácter de D. Pedro el Cruel a propósito para olvidar antiguos agravios, aunque pareciesen ya satisfechos por favores posteriormente recibidos y le plugo aprovecharse de aquella tregua para desahogar el mal oculto odio mortal que aún sentía hacia los coaligados de Toro. Alguno de ellos, como D. Enrique, estaba fuera del alcance de su furor, pero los que con él se habían aliado, habrían de pagar muy cara su confianza en el sanguinario tigre.

La primera víctima fue D. Fadrique. Llamóle el rey a su presencia, apenas llegó a Sevilla después de dejar las fronteras de Aragón; acudió el Maestre de Santiago sin sospechar de su hermano. D. Pedro, recibiéndolo afablemente, le aconsejo se retirara a descansar del vi 'e, con intento s n duda de dar las últimas órdenes para que no fallara el golpe proyectado; y llamando al infante D. Juan, que ya estaba impaciente por poseer el Señorío de Bizkaya, haciéndole jurar por los Santos Evangelios (!!!) guardaría secreto de lo que iba a revelarle y a ejecutar, le habló de esta manera: Primo, yo sé bien, e vos tambien lo sabéis, que el Maestre de Santiago, D. Fadrique, mi hermano vos quiere mal, e aun creo que assí facéis vos a él. E yo agora por algunas cosas en que yo sé que él anda contra mi servicio, quiérolo matar hoy. Por ende yo vos ruego que me ayudéis a ello, y en esto me faréis gran servicio. E luego que él sea muerto, yo entiendo partir de aquí para Vizcaya, e matar a D. Tello, e él muerto, quiero vos dar la tierra de Lara e de Vizcaya, pues vois sois casado con Dª Isabel, hija de D. Juan Núñez de Lara e de Dª María su mujer, a quien las tierras Pertenecen.

D. Juan aceptó la criminal proposición, y haciendo D. Pedro llamar nuevamente a D. Fadrique, éste volvió a entrar en palacio sin el menor recelo, para ya no salir de él, pues apenas hubo pisado la real cámara, cuatro maceros se abalanzaron, a la voz de D. Pedro, hacia el Maestre, quien, no pudiendo en su aturdimiento desenvainar la espada, cuya empuñadura se le enredara en la correa, sucumbió a los golpes de las pesadas armas. Siguióle su caballerizo mayor, D. Sancho Ruiz de Villegas, que le había acompañado a palacio, y el cual fue asesinado por el mismo D. Pedro y uno de sus caballeros. La insaciable fiera sentóse aquel día a comer en presencia del cadáver de su hermano.

Otro de los nombres que, según queda visto, formaban la fatídica lista que D. Pedro trazara en su mente, era el de su otro hermano, Tello, Señor de Bizkaya; y como D. Juan guardaba el secreto del asesinato de D. Fadrique a trueco de adquirir el Señorío de Bizkaya, urgíale al monarca castellano quitar la vida a su hermano para cumplir la palabra empeñada con su primo.

Partió pues, en 1358, acompañado del infante, con dirección a Aguilar de Campóo donde a la sazón se encontraba Tello. Éste, que, por fortuna suya, andaba de montería el día que el rey entró en el pueblo, como fuese avisado de su venida y advertido de sus sospechosos planes por un fiel escudero llamado Gurrea, interrumpiendo la batida, salió del mismo monte para Bizkaya.

D. Pedro apresó desde luego a la esposa de Tello y, con la seguridad que le concedía el contexto de la escritura otorgada por los bizkainos, salió en persecución de su hermano, y entrando en Bizkaya se dirigió, siguiéndole la pista, a la villa de Berrmeo. Mas para cuando la mar se presentó a sus ojos, ya hacía horas que sobre sus ondas avanzaba hacia el oriente la lancha pescadora en que se había embarcado Tello en dicho puerto.

Entonces pudo el bastardo, al verse así olvidado de los bizkainos, reconocer la imprudencia que había cometido al firmar el citado convenio sin designar un juez que definiera el deservicio. ¿Qué sabían los bizkainos si había levantado en armas contra D. Pedro el territorio de Lara, o incurrido en otro desacato o rebeldía cualquiera contra el rey castellano? Veíanle a éste perseguir a su hermano y no podían menos de suponer tuviese motivos para ello; y fieles a su compromiso los unos, y dejando los otros a Tello padeciese las consecuencias de un acto de su libre voluntad, cruzáronse todos de brazos y se hicieron simples espectadores de aquel acontecimiento en que, según los designios de D. Pedro, habría de enrojecerse la tierra con la sangre de Abel. Pero afortunadamente aquellos no llegaron a realizarse.

Embarcóse también D. Pedro no bien llegó a Berrmeo y surcó su lancha la superficie del Cantábrico en algunas millas, siguiendo la estela que la de su hermano dejara impresa; pero cuando pasaba por frente de la costa de Lekeitio, sorprendióle tan brusca tempestad, que se vio obligado a desistir de la persecución, y, virando a estribor, abordó a aquella villa. La lancha que conducía a Tello que, tripulada asimismo por excelentes e intrépidos remeros bizkainos, arrostrara el peligro de la tormenta en los primeros momentos, atracaba poco después en el puerto de Loitz'eko Doniban (San Juan de Luz), de donde Tello se trasladó seguidamente a Bayona, que estaba en aquella época bajo el poder del rey de Inglaterra Eduardo III.

Habíase, pues verificado en todas sus partes la cláusula condicional del repetido convenio, y era llegado el caso de poner en práctica la resolución consiguiente estipulada en el mismo: quedaban destituidos Tello y Juana, y debía ser nombrado Señor de Bizkaya D. Pedro.

Pero vuelto a Berrmeo este último, intimóle D. Juan el cumplimiento de la ratificada promesa, a lo cual contestóle el presunto Señor que tenía que contar con la voluntad de los bizkainos y que en la junta General les dirigiría la pregunta.

¡Cruel y merecido desengaño el que había de padecer D. Juan, aunque no sufrirlo pacientemente! Ignoraba el infante aragonés que, dueños los bizkainos de sus propios destinos, habían ellos mismos de nombrar su Señor, y que no eran gentes con quien se pudiese jugar tan caprichosamente: habían escogido a D. Pedro para cometerle el cargo señorial, y no se volverían atrás mientras aquél no les diese motivo u ocasión para hacerlo.

Puede juzgarse de la desilusión de D. Juan al ver que reunidos los bizkainos en junta General bajo el Árbol de Gernika, al proponérseles por D. Pedro el nombramiento del infante para Señor, contestaban, a pesar de la buena disposición del castellano, con la más rotunda negativa, y le aclamaban al último después de recibir el juramento exigido. Mas, a juicio de D. Juan, su primo debiera haber previsto esta actitud de los bizkainos, y temía por tanto hubiese sido perversamente engañado por quien en tantas ocasiones había dado pruebas manifiestas de carecer absolutamente de conciencia. No se creía pues, en el caso de ceder, y continuó requiriéndole a D. Pedro la entrega del Señorío. Respondióle el nuevo Señor alegando las mismas dificultades que en Berrmeo y prometiéndole dirigirse otra vez a los bizkainos en Bilbao, a donde pensaba trasladarse. Pero también en dicha villa contestaron los bizkainos negativamente.

Entonces D. Pedro, anticipándose al acero de D. Juan, que indignado trazara siniestros planes y por quien era consiguiente se hiciese público el violento fin de D. Fadrique, determinó matarle en la primera oportunidad, con lo cual quedaría al propio tiempo vengado de otro de los coaligados que en la ciudad de Toro habían humillado su soberbia.

D. Juan, por su parte, se propuso ejercer represalias acabando con la vida de su primo; y ocultando en el seno un agudo puñal se encaminó el 12 de junio, acompañado de tres escuderos, a la torre de Zubialdea(17) en que se hospedaba D. Pedro, y llamando a la puerta, anunció su llegada, que fue avisada al de Castilla por don Juan Fernández de Hinestrosa, su camarero mayor y tío de la Padilla. Sospechando D. Pedro el pérfido objeto de la visita del aragonés, quiso valerse de aquella proporción para quitarle la vida al mismo tiempo de atender a su defensa propia, y encendido en cólera, contraídos los puños y centelleantes los ojos, dio a Hinestrosa, Con acento entrecortado por el enojo, al par que la venia de audiencia la orden de mandar a los maceros diesen muerte al anunciado y cuando éste entró en la antecámara, después de haber dejado a sus escuderos a la puerta de la torre, viose de súbito acometido a la vez por . tres maceros. El infante echó mano al puñal para defenderse, pero apenas quiso blandirlo se lo arrancaron los de D. Pedro, y presa de azoramiento o deseando morir en lucha con su enemigo, se dirigió a la puerta de la cámara de donde el castellano contemplaba la escena, pero fue detenido por Martín López de Córdoba, otro camarero de D. Pedro, que se le echó encima, y D. Juan recibió en el mismo instante en la cabeza un terrible golpe de maza de Juan Diente, que le hizo perder el sentido y comenzar a tambalearse como un ebrio. Los maceros repitieron a mansalva sus tremendos golpes, y el infante chorreaba sangre por oídos y narices, pero sin ser todavía derribado. En esta lucha de su robusta naturaleza con la muerte da D. Juan un traspiés y va a parar a los brazos de Hinestrosa, que cerraba el paso a la cámara, quien lo recibe desenvainando la espada y dándole con la otra mano un empujón, lo pone al alcance de Gonzalo Recio, el cual, enarbolando su formidable maza y descargándola sobre el cráneo de D. Juan, le hace rodar por el suelo y exhalar el postrer aliento.

Tan infames asesinatos demuestran claramente que D. Pedro, por carecer de toda virtud y excelencia, no tenía ni valor, no obstante ser tan feroz y sanguinario: pues quien, exento de conciencia y arrebatado de la más brutal ira sin tratar de contenerla con el imperio de la razón, no desenvainaba el acero y arremetía contra el objeto de su furor, mal podía ser capaz de exponer su vida con serenidad y calma, como es condición del verdadero valor.

La noticia de lo que estaba aconteciendo en Zubialdea corrió en la villa de boca en boca con la velocidad con que se transmiten y comunican los sucesos trágicos entre el curioso pueblo, y en pocos momentos la Plaza Vieja y sus cercanías eran invadidas por la muchedumbre que se agolpaba ávida de presenciar hasta el menor detalle de lo que ocurriera. Y D. Pedro, queriendo satisfacer la curiosidad del pueblo, mandó a los bárbaros ejecutores de sus órdenes arrojaran el cadáver de D. Juan por la ventana de la antecámara en que yacía. Asomóse a la de su cámara el electo Señor de Bizkaya, y a su presencia, presintiendo algún acto extraordinario, enmudeció como por encanto el murmullo que producían los comentarios de la multitud enfrente apiñada. Una sonrisa diabólica entreabrió los labios de D. Pedro y, al aparecer en la ventana de la antecámara el ensangrentado cadáver del infante sostenido en brazos por dos maceros, de su impía boca salió, aprovechándose de aquel silencio, la siguiente "parodia grosera del Ecce Homo", como observa muy bien D. Modesto Lafuente: Catad ahí al vuestro Señor de Vizcaya que vos demandaba(18)y el cadáver de D. Juan cayó a los pies de la horrorizada muchedumbre(19).

Pero D. Pedro no había aún saciado su sed de sangre: le era preciso quitar también la vida a la madre y la esposa de D. Juan, e inmediatamente mandó a Hinestrosa partiese a Roa para apresarlas desde luego. Ya queda dicho cómo fue envenenada Dª Isabel, y doña Leonor madre de D. Juan, tuvo el mismo fin en el castillo de Castrojeriz a principios de 1359 de orden de D. Pedro.

El 13 de junio de 1358 dejó D. Pedro a Bizkaya y pasó a España.

Fue Señor de Bizkaya durante ocho años; pues, como dije, al perder en 1366 por un año la corona de Castilla-León, perdió definitivamente aquel otro título.

En 1367 ocurrió un suceso parecido al del infante D. Juan respecto al cargo señorial.

Al ver D. Pedro en marzo del año anterior penetrar en Castilla a su hermano bastardo D. Enrique que, con fuerzas numerosas de castellanos y aragoneses, y ayudado de las francesas llamadas grandes compañías, mandadas por el fornido Bertrand Duguesclin, se dirigía a arrebatarle la corona, retírase, no pudiendo mantenerla en sus sienes, de Burgos a Toledo, y de allí a Sevilla, de donde, expulsado por el pueblo, huyó por Extremadura, Portugal, Galicia y el Cantábrico a Bayona; dando con esto ocasión a que los bizkainos le reemplazaran, a principios de abril, en el oficio señorial con Tello, que, vuelto a la amistad de D. Enrique, habíale acompañado en la invasión. En dicha ciudad lapurdina celebró el destronado con el Príncipe Negro(20) de Gales, Eduardo, hijo del rey inglés, y el rey de Nabarra, Carlos II el Malo, una entrevista en la cual pidió a ambos el auxilio de sus armas para recuperar el trono de Castilla-León, prometiéndoles (!) en caso de un resultado feliz, al inglés el Señorío de Bizkaya, y al nabarro Gipuzkoa y Alaba, que ya para entonces estaban unidas por pacto a aquel reino español(21). Pero, no obstante haber los aliados derrotado a D. Enrique en Nájera el 3 de abril de 1367 y héchole soltar el cetro castellano, nunca el Príncipe de Gales se sentó so el Árbol de Gernika. Tres embajadores, a saber: por D. Pedro D. Fernán Pérez de Ayala, y por elPríncipe Negro el caballero Peña y el Juge (juez) de Burdeos, vinieron a Bizkaya a proponer la encomienda del Cargo señorial a favor del hijo del rey inglés; pero los bizkainos, no obstante encontrarse sin Señor, pues Tello se había fugado a Aragón después de la rota de Nájera, se negaron sin rodeos; porque no estaban dispuestos a tomar en consideración el parecer de quien ya no tenían por Señor, o porque, dado que lo fuese todavia, tenían bastante dignidad para no dejarse zarandear por sus caprichos(22).

Cuando D. Enrique entró de nuevo en Castilla en septiembre del mismo año de 1367, dispuesto a emprender una guerra decisiva contra D. Pedro, Tello volvía a Bizkaya bien seguro de no ser molestado por el monarca castellano, que ya no estaba en condiciones de atender a otra cosa que a la conservación de su propia vida.

Tello, después de estos sucesos, poseyó el título señorial hasta su muerte. D. Pedro murió en los campos de Montiel, el 23 de marzo de 1369,a manos de su hermano D. Enrique, que empuñó el cetro castellano.

X

Creen no pocos que al decir el Árbol de Gernika, este Gernika se refiere a la villa así llamada. No hay tal: refiérese ese nombre al lugar de la anteiglesla de Luno donde se levanta el venerando Roble; de dicho lugar le tomó la casa antiguamente en él edificada y que ya no existe, y de ésta la villa fundada por Tello en terreno de Luno y próxima a aquel lugar, el 28 de abril de 1366.

Otros, echándola de eruditos llaman capital foral a la villa de Gernika, como si el templo de las leyes bizkainas y el simbólico Árbol estuvieran en jurisdicción de la misma, y como si, aunque así fuera, sería esto motivo suficiente para aplicarle semejante denominación. En este último supuesto sería Luno, y no Gernika, la que podía apropiarse aquel título; pero bien sabido es (a pesar de que Berrmeo pretendió en cierta época tal prerrogativa y consiguió durante siglo y medio llamarse capital, gracias a la ocurrencia de un Señor que, como todos, no entendía pizca de Fueros)(23) que estas distinciones  repugnan esencialmente a las instituciones bizkainas las cuales no admiten más preeminencia que la fundamental de las anteiglesias respecto de las villas, por ser aquellas los pueblos generadores de Bizkaya, mientras las últimas son producto de la Bizkaya Señorial.

Hoy, por merced y obra del bizkainismo de ciertos bizkainos, dicha anteiglesia de Luno está anexionada a la villa de Gernika, y ambas regidas por una misma autoridad.

Si aún vive el pueblo bizkaino, esto es, si se mantiene animado por el espíritu tradicional, dura es en verdad su vida, toda vez que no se ha extinguido a los formidables golpes que le han asestado, e igualmente corta en palabras su lengua, pues que no ha despegado los labios para protestar contra tamañas iniquidades.

Corto en palabras, pero en obras largo, decían los españoles del Siglo XVI (24) que era el bizkaino…

Plegue al cielo que este silencio que ha guardado el pueblo bizkaino sea señal de que conserva su primitivo temperamento y todavía es capaz de realizar grandes hechos; y que sea en la próxima década tan largo en obras como breve en palabras ha sido en las dos últimas.

XI

En este punto, en que se divide en dos partes casi iguales la época señorial y desde el cual el Señor de Bizkaya es a la vez Rey de España, paréceme pertinente presentar la lista total de los señores de Bizkaya, que abraza desde el establecimiento de la institución señorial hasta la sumisión de nuestra patria por el extranjero.

En la columna del parentesco se expresa, cuando es posible, el que guarda cada Señor respecto de su inmediato antecesor.

La fecha inicial indicará el año en que comenzaba: o la posesión del cargo por el Señor a que se refiere, o bien el período de interrupción de la serie Señorial. En el primer caso está determinada por el año en que el pueblo bizkaino otorgaba la proclamación, la cual era: o expresa bajo condición de observar el juramento como ocurrió en la mayor parte de los casos, o expresa bajo condición de prestar el Juramento, como se efectuó con Carlos I (XXXII); 0 tácita, como aconteció con María II (XIX), hija única de la anterior Señora. En el segundo caso corresponde lafecha inicial al año en que quedaba vacante el cargo señorial, lo cual podía suceder: o por muerte del Señor; o por destitución directa del Señor por Bizkaya, como se llevó a cabo con Enrique II (XXVIII), o por destitución indirecta, o por renuncia directa del cargo por el Señor, como lo realizó Carlos I (XXXII); o por renuncia i . ndirecta o abandono del mismo.

El signo (?) expresará como de costumbre duda respecto del concepto a que se posponga.

Casa Número

de orden

Nombre

Sobrenombre

Parentesco

Fecha

Inicial

Siglo

1

Lope 1

El Blanco

hijo de Aldamira'

888

IX

     

tart--- Lope

   

11

Muño

 

hijo

909

 

Aldamira 111

Iñigo 1

El Zurdo

hermano

920

X

IV

Lope 11

 

hijo

924

 

V

Sancho

 

hijo

1011

 

VI

Iñigo II

El Zurdo

hermano

1015

XI

VII

Lope 111

El Rubio

hijo

1076

 

VIII

Diego I

El Blanco

hijo

1093

 

Haro

IX

Lope IV

 

hijo

1124

 

Nabarra X

Garcia

 

(Rey de Nabarra)

1137

 
 

LopeIV

 

»

1140

XII

 

(2ª vez)

       

XI

Diego 11

El Bueno

primo carnal

1170

 
     

paterno

   

XII

Lope V

Cabeza Brava

hijo

1214

 
 

Interrupcción

 

1239

   

XIII

Diego 111

 

hijo

1245 (?)

XIII

Haro XIV

Lope VI

 

hijo

1254

 

XV

Diego IV

 

hijo

1289

 
 

Interrupción

       

XVI

Diego V(25)

 

tio carnal

1292

 
     

paterno

   

XVII

Juan 1

 

sobrino político

1309

 

XVIII

María I

La Buena

viuda

1319

 

XIX

María II

 

hija

1332

 

Número

Casa de orden

Nombre

Sobrenombre

Parentesco

Fecha

Inicial

Siglo

XX

Juan II

 

esposo

1334

 

XXI

Nuño

 

hijo

1350

 

Lara XXII

Juana 1

 

hermana

1352

 

XXIII

Tello

El Bastardo

esposo

1353

 

XXIV

Pedro

 

hermano paterno

1358

XIV

 

Tello

   

1366

 
 

(2ª vez)

       
 

Interrupcción

 

1370

   

XXV

Juan 111

 

7º nieto de

1371

 
     

Diego 111

   
 

Interrupción

   

1390

 

XXVI

Enrique 1

El Doliente

hijo

1393

 

Castilla XXVII

Juan IV

 

hijo

1400

 
 

Interrupción

   

1454

 

XXVIII

Enrique II

El Impotente

hijo

1457

 
 

Interrupción

   

1470

XV

XXIX

Isabel

 

hermana

1473

 

XXX

Fernando 1

 

esposo

1470

 

XXXI

Juana 11

La Loca

hij a

1512

 

XXXII

Carlos 1

 

hijo

1516

 

 

Interrupción

   

1558

XVI

XXXIII

Felipe I

 

hijo

1575

 
 

Interrupción

   

1598

 

Austria XXXIV

Felipe 11

 

hijo

1602

 

XXXV

Felipe III

 

hijo

1621

XVII

 

Interrupción

   

1665

 

XXXVI

Carlos 11

 

hijo

1667

 
 

Interrupción

   

1700

 

XXXVII

Felipe IV

 

hijo

1702

 
 

Interrupción

   

1746

 

XXXVIII

Fernando 11

 

hijo

1751

XVIII

 

Interrupción

   

1759

 

XXXIX

Carlos II1

 

hijo

1760

 

Borbón

Interrupción

   

1788

 

XI-

Carlos IV

 

hijo

1789

 
 

Interrupción

   

1808

 

XLI

Fernando III

 

hijo

1814

 

XLI1

Carlos V

 

hermano

1833

XIX

 

Interrupción

   

1839

 

XLIII

Caros VI

 

nieto

1872

 
                     

Extinción de las últimas reliquias de independencia 1876

La forma Señorial nació, pues, en la victoria alcanzada contra la invasion española en 888, y murió al ser totalmente sometida Bizkaya por España en 1876. Y digo murió, porque, aun cuando aquella república recobrase su libertad debiera prescindir de dicha accidental forma de gobierno, que no le ha proporcionado, en sus diez siglos de existencia, más que disgustos, calamidades y, por último, esta esclavitud letárgica tan semejante a la muerte.

En este período de 988 años ha estado vacante el cargo Señorial de 88 a 100 años, y ha habido un gran número de conatos de contrafuero, llegando no pocos a realizarse.

De los 43 Señores que ha tenido Bizkaya: ninguno ha sido de raza puramente euskeriana, a no ser que la madre de Lope I el Blanco, hubiese sido bizkaina y no escocesa, como dice la tradición, en cual caso fueron bizkainos los 3 primeros; 38 fueron del sexo fuerte, y del débil, 5; el X fue al propio tiempo que Señor de Bizkaya rey de Nabarra; 18 poseyeron a la vez el trono de España, a saber, desde el XXIV hasta el XLI ambos inclusive; los 41 primeros ejercieron de ordinario pacíficamente su oficio, los 2 últimos lo desempeñaron en estado de guerra con la España liberal; 4 fueron Señores por razón de matrimonio, a saber: Juan I (XVII), Juan II (XX), Tello (XXIII) y Fernando I (XXX); los 7primeros fueron ciudadanos bizkainos, y los 16 siguientes, exceptuado el X, súbditos del rey de España, independientemente de su carácter de Señores de Bizkaya.

XII

Efecto de la errada creencia de la unión de Bizkaya a Castilla-León es el concepto igualmente erróneo que tienen del contrafuero la generalidad de las gentes.

Por contrafuero entienden casi todos la infracción de las libertades y leyes forales llevada a efecto por el poder central de España.

Este concepto será exacto respecto a los fueros e instituciones particulares de las distintas regiones españolas que, después de destruida España por los árabes, fueron, durante la época anormal de la reconquista, constituyéndose en otros tantos estados, los cuales, una vez restablecida la situación normal, habían de congregarse y refundirse para formar de nuevo el estado total de España. Al verificarse esta fusión, cada uno de dichos estados parciales de la nación española concurría a ella con sus leyes civiles y administrativas peculiares, en que consistía lo que puede llamarse Fuero o Fueros, cuyo quebrantamiento por el poder común o central es el Contrafuero. También puede calificarse de tal la transgresión, por el poder español, de las libertades y franquicias que se reservaban los estados extranjeros, como Gipuzkoa y Alaba, al unirse por pacto a España; entendiéndose que en este caso, por ser bilateral e igual la unión, el contrafuero podía lo mismo cometerse por Alaba o Gipuzkoa respecto a España, no significando otra cosa aquella palabra que el traspaso del otorgado pacto.

Pero nunca podrá llamarse contrafuero la imposición política, civil o económica del poder español a Bizkaya, porque este acto no se realiza ni por autoridad ni por parte contratante alguna y no significa otra cosa que una sumisión de una nación por otra, un verdadero atentado internacional.

Llamando Fueros a las instituciones bizkainas, sólo puede darse el nombre de Contrafuero en Bizkaya al acto por el cual alguno de los constituidos poderes nacionales (bizkainos) quebranta una ley fundamental, una costumbre conforme con las leyes divinas y naturales y no opuesta a ninguna de las bizkainas vigentes, o una ley o constitución cualquiera no derogada en junta General.

Como se ve, lo mismo ha podido incurrir en contrafuero la Junta General que el Señor; pero nunca un poder extraño a la nación bizkaina.

En la práctica, como es natural, por cada contrafuero cometido por la junta General han intentado o realizado veinte la Diputación (26), el Regimiento, etcétera, y ciento el Señor o su representante el Corregidor.

Los ejecutados por la Junta General han sido efecto de la falta de patriotismo de los bizkainos más influyentes; los intentados o efectuados por la Diputación General, Regimiento, etcétera, de la ignorancia, pusilanimidad o mala fe de los gobernantes; los intentados o efectuados por los Señores, del desconocimiento de las leyes bizkainas siempre, y de su ambición en la ‑época en que a la vez eran reyes españoles.

Síguese, verbigracia, que cuando Felipe III (IV de España) aplicaba a Bizkaya en 1631 el estanco de la sal, cometía en ello un contrafuero,porque no actuaba como rey de España, sino como Señor de aquella república. Pero cuando en 1876 el rey constitucional de España Alfonso XII ocupaba militarmente a Bizkaya y la sometía a su poder, no puede decirse que cometía contrafuero, sino que realizaba una verdadera conquista, porque Alfonso XII de España no era Señor de Bizkaya.

Por no entender bien estas cosas, se habla continuamente contra la centralización, los poderes centrales, absorbentes, etcétera, como si Bizkaya fuese arco de la circunferencia española o segmento de su círculo, y no un círculo aparte con sus correspondientes centro y circunferencia.

De la centralización, absorción y demás fenómenos por el estilo, quéjense enhoramala los españoles de todas las regiones, desde el cabo de Creus hasta el Finisterre y desde el de Peñas hasta la punta de Tarifa: no nosotros los bizkainos, a quienes nos han conquistado los españoles y no nos toca sino purificar nuestro círculo y fijar indeleblemente la circunferencia, tomando por centro nuestro tradicional y santo lema de JAUNGOIKUA ETA LAGIZARRA.


*Esta obra vió la luz pública en Bilbao en 1892. Se compone de cuatro artículos publicados en 1890 en la revista La Abeja. Según sus editores, es un "libro despertador de la conciencia nacional vasca y el que más inteligencias ganó para la Patria, en Bizkaya". "Fue su verdadero grito nacional, clarín de guerra y de combate."

1. Además de esta edición castellana saldrá cuando sea posible, una euskérica exactamente igual. En ambas los cuatro artículos van un tanto ampliados y corregidos.

2. Los nombres euskéricos (locales o personales) los escribo con la ortografía del Euskera. Los apellidos de autores, en la forma en que ellos los han escrito.

3. Cierto que no debe extrañarnos, pues las redacciones de los periódicos que hoy se publican en Bilbao están, algunas por completo y las otras casi totalmente, compuestas de maketos.

4. Por esta razón la primera nada recta intención de D. Alfonso de conquistar el Condado de Alaba, quedó encubierta por no haber necesitado hacer uso de las armas para someterlo. Tal se desprende del Cronicón, de SAMIPIRO, obispo de Astorga, que escribió a fines del siglo X; delCronicon Mundi, de D. LUCAS, obispo de Tuy; de De Rebus Hispaniae, de D. RODRIGO JIMÉNEZ, arzobispo de Toledo, y de la Crónica General De España; citados por el tristemente célebre LLORENTE en sus Noticias Históricas.

5. Adjetivos con que un historiador español se sirvió calificar al Euskera.

6. El Euskera que se habla en Eibar, Placencia, Bergara, Mondragón y Oñate (hoy Gipuzkoa) conserva aún la forma bizkaina, y el que se oye en Aramayona y Ayala (hoy Alaba) es también bizkaino: lo cual atestigua el bizkaino origen de las gentes que poblaron dichos lugares.

7.Versión libre de un trozo de Altabizkarr-Kan toa(I).

8.Araquistain: Tradiciones Vasco-Cántabras.

9. Padura es el nombre primitivo del lugar de la actual Arrigorriaga; Ugao, el del paraje en que Juan III fundó en 1375 la villa de Miravalles.

10. El gutural grito de guerra y desafío del bizkaino, no exactamente igual al de júbilo que se oye en las romerías, que se llama ijui, tiene el nombre peculiar de santso y el metafórico de irrintz, cuyo significado propio es relincho.

11. ALONSO DE ERCILLA Y ZÚÑIGA: La Araucana.

12. Esta frase, que cambiada en sabeletik (por el vientre) refiere Araquistain al combate verificado en Roma, según la leyenda, entre cántabros y romanos, la he oído yo atribuir a ancianos bizkainos a la batalla de Arrigorriaga. Significa: ¡en el vientre, en el vientre clavar!

13. Así cuenta la tradición. Ordoño fue enterrado en el sepulcro que aún hoy se encuentra a la entrada de la iglesia de Arrigorriaga.

14. ALONSO DE ERCILLA Y ZÚÑIGA: La Araucana. La palabra hispanos sustituye a la de christianos.

15. Supónese proviene de esto el nombre de Arrigorriaga (La Piedra Roja), que lleva desde entonces el lugar de la antigua Padura.

16. Traducción libre de otro trozo de Altabizkarr-Kantoa (III).

17. Es tradición que esta memorable victoria fue alcanzada el día de San Andrés (30 de noviembre), por cuya razón la cruz llamada de San Andrés pasó a ser símbolo de la independencia bizkaina.

18. Fue inhumado en el sepulcro que está en San Pedro de Tabira, en el cual se encuentran todavía su cadáver y el de su esposa; el del mártir de la libertad bizkaina presenta aún en su hueso frontal la enorme brecha que le abrió la lanzada.

19. JOSÉ M. DE ARRIETA-MASCARUA: Al Árbol de Guernica.

20. Comenzaron con el siglo XIII aproximadamente y terminaron en la primera mitad del XV.

21. Me refiero a lo que expuse en el artículo anterior sobre la forma señorial, sus bases y consecuencias.

22. No quiero hablar sin soltura y cohibido, sino dando a cada cosa su propio y verdadero nombre. Así, la palabra libertad que en este párrafo empleo significa lo único que rigurosamente puede significar, y no el estado de cosas de ese malhadado sistema político fundamental que se llama liberalismo, el cual nos aparta de nuestro último fin, que es Dios, y en la práctica coarta nuestro libre albedrío para lo bueno y lo indiferente. Se pretende hallar la libertad fuera de la obediencia a Dios y siguiendo los preceptos de Satanás, y no hay mayor necedad. Un pueblo será tanto más libre en su vida interna cuanto más fielmente observare los mandamientos de la religión y la moral verdaderas, porque tanto más imitará al Ser infinitamente libre, que es Dios; y tanto será más esclavo cuanto más los quebrantare, porque se asemejará tanto más al ser total y eternamente sometido, al prototipo del esclavo, que es Satanás. Y respecto a su vida exterior, entonces podrá disfrutar de perfecta independencia, cuando fuere virtuoso, pues la virtud es fuerza. Sin Dios no hay libertad. Este principio, bizkainos, esculpido lo tenéis en vuestro lemajaungoikua eta Lagizarra. No lo olvidéis.

23. Como es sabido, la palabra democracia procede de las griegas demos (pueblo) y kratos (autoridad), y significa constitución política enque el pueblo ejerce la soberanía: en este sentido ha sido Bizkaya eminentemente demócrata, pero no en el sentido de la democracia liberal o atea.

24. Cómo esta unión era, sin embargo, meramente extrínseca, se verá al final del artículo.

25. Pero de ocuparme con imparcialidad en este punto de la historia contemporánea, me vería precisado a consignar que desgraciadamente Bizkaya (ni ninguno de los estados euskerianos) no ha dado aún el primer paso hacia la restauración.

26. Debíase esto a la absoluta carencia de libros históricos. Tampoco obedece a otra causa que a la ignorancia que hay de la historia de Bizkaya, el españolismo que hoy nos tiene absorbidos en sus varios partidos políticos. Puedo afirmar con toda ingenuidad, que en todos los años de mi vida no he tropezado con media docena de bizkainos que pudieran decirme qué es Bizkaya. ¿Qué han hecho pues, los naturales que, desde Lope García de Salazar y Juan Iñíguez de Ibargüen acá, han escrito sobre cosas de Bizkaya? Una cosa muy sencilla: narrar los hechos simplemente, sin inducir el fundamento histórico ni señalar las consecuencias, antes bien examinándolos e interpretándolos por el lente extranjerista. El arratiano J. A. DE ZAMACOLA es el que, en el conjunto, aparte de ciertas ideas que le hacen poco recomendable, se ha acercado más al buen criterio en su Historia de las Naciones Bascas, pero su libro es muy poco conocido.

27. Tello murió de muerte natural al emprender la campaña contra el rey de Portugal D. Fernando, que pretendía la corona de Castilla. Su esposa Dª Juana y su cuñada Dª Isabel habían sido presas y envenenadas por orden del cruel D. Pedro, la primera en Sevilla y la segunda en Jerez de la Frontera.

28. Así llaman al sol los euskeldunes, pues la etimología del vocablo eguzki no es otra que egu (luz) y zki (cosa de), como puede verse en el 1 de mis Pliegos Euskeralógicos.

29. Canto que conmemoraba la victoria alcanzada sobre las fuerzas del de Haro, y era una imitación del siguiente:

Ésta es Simancas,
Don Oppas traidor;
Esta es Simancas,
Que no Peñaflor;

con que acompañaron en Simancas a la quema de la figura que representaba al arzobispo de Toledo, D. Alfonso Carrillo, los españoles leales a D. Enrique en represalias del destronamiento de éste y proclamación de su hermano D. Alfonso, que habían representado los rebeldes en Ávila en 1465 por iniciativa del mismo arzobispo y varios magnates.

30. Esta infanta había sido ya nombrada en Los Toros de Guisando, en 1468, heredera del trono de Castilla-León, con exclusión de Dª Juana la Beltraneja, hija adulterina de la esposa de D. Enrique Dª Juana de Portugal, y se había desposado en 1469, en Valladolid, con D. Fernando, rey de Sicilia y príncipe heredero del cetro aragonés.

31. Siendo ya reyes de toda España Dª Isabel y D. Fernando, juró éste los Fueros de Bizkaya el 30 de julio de 1476, y su esposa ratificó su juramento particular en Gernika y en las villas de Larrabetzu, Durango, Bilbao y Portugalete, en 1483. Fueron Isabel, única del nombre, y Fernando I de Bizkaya.

32. Ya lo hemos visto: después de la batalla de Arrigorriaga, hacia el año de 888.

33. No hay ley bizkaina que establezca la sucesión hereditaria en este oficio. Agregaré que no hay tampoco ninguna que excluya a las hembras; mas si tenían marido, le transferían a él el ejercicio del cargo.

34.Lo rechazó Dª Juana Manuel, proponiéndoles a los bizkainos a su hijo Juan.

35. Como ocurrió cuando Bizkaya, a la muerte de Diego IV, nombró Señor al tío de éste (Diego V) y hermano de Lope VI, con preferencia a la hija de este último, Dª María, que fue Señora, después de Diego V.

36.Leyes IV y V del Título 1 del Fuero de Vizcaya.

37.Leyes I y II del Título 1 del Fuero de Vizcaya.

38.Enrique II incurrió en perjurio y faltó al pacto al traspasar las Leyes 11 y VI del Título 1 del Fuero de Vizcaya, y el Señorío le destituyó.

39. Faltó Bizkaya al negar a Tello la fonsadera, si bien ya éste habíase resignado a no disponer de ella en determinados casos cuando el convenio que firmó con algunos bizkainos y villas. Véase la nota IX.

40. A Tello le impusieron veintitantos bizkainos y algunas villas la nueva condición de no deservir al rey castellano; y Tello se resignó pacientemente.

41. Felipe 11 pretendió estancar la sal en 1631; pero tuvo que retirar el bando, y contentarse con lo que anteriormente percibía.

42. Lope IV no cometió ningún contrafuero; pero los bizkainos le destituyeron cuando en 1137 siguió el partido de Alfonso VII de Castilla contra el rey de Navarra, García VII, a quien le nombraron en sustitución y le prestaron sus armas.

43. Fielmente se conducía Bizkaya con su Señor Carlos I; pero plúgole a éste retirarse en 1557 al monasterio de Yuste, para desembarazarse por completo en mayo del siguiente año (cuatro meses antes de morir) de todos los asuntos políticos.

44. Ni esta comparación es exacta, porque a dicho empleado puede obligarle la condición de padre a la laboriosidad y perfecto cumplimiento de sus quehaceres, y aun de esta clase de relaciones carecían los cargos de Rey de España y Señor de Bizkaya.

45. Pongo este segundo término disyuntivo porque, en efecto, cuando Bizkaya desamparó a Tello y proclamó a D. Pedro, no le movió en esta elección otra cosa que el juzgar medio eficaz para la paz que deseaba el nombrar Señor al mismo rey castellano; como cuenta la Crónica de D. Pedro contestaron los bizkainos en Gernika cuando aquél les propuso para Señor a su primo D. Juan: que nunca havría otro Señor en Vizcaya, salvo el rey de Castilla… e que non les fablasse hombre del mundo en al. Abendaño, acaso malquistado con Tello (fue asesinado de orden de éste a fines de 1356) y por las razones que en otro lugar van apuntadas, aprovechándose de la necesidad de paz que sentía Bizkaya difundió entre los naturales tan perniciosa idea, que bien mirado el caso, sin embargo, parecía imponerse en aquellas circunstancias.


1. Suple dogun: mallatu dogun (que hemos acuchillado).

2. Eran a la sazón Diputados generales en ejercicio Landetxo'tarr Iban Martin y Barroeta'tarr Mikel Iñigo. Se decretó por última vez la erección en 28 de mayo de dicho año, y el 11 de julio del siguiente la junta recibía del Síndico Villarreal la noticia de su terminación.

3 Esta es la forma de la palabra y no, como escriben todos, batzarra, que es la que toma al agregarse la nota determinativa, o llámese artículo, a, la cual, por otra parte, no siempre se le sufija directa o inmediatamente, sino que en ciertos lugares es pospuesta a una eepentética, haciendo batzarra (la asamblea) forma que, por otra ley fonética, se permuta en batzarria, la cual, a su vez, por otra distinta, se convierte en batzarrie.

4. Tal es el nombre completo de dicha anteiglesia en la forma ortográfica castellana.

5. Azpe, por su parte, se analiza en Aitz-be (bajo la peña), que es la posición topográfica de dicha anteiglesia. Siendo la forma aitz-beesencialmente ineufónica en Euskera, una ley fonética accidental la permutó en la eufónica aiz-be, que, por dos leyes arbitrarias, se cambió en az-pe: reduciéndose el diptongo a¡ a su elemento regente a, como del gipuzkoano naiz (soy) el bizkaino naz; y permutándose la b en p por precederse de sonido deslizado, como en i az-pa por i az ba, i az bada (pues tú eres). También se escribe, y muy comúnmente Axpe, pero su forma fónica es ¡legítima e impura por dos razones: 1ª por su origen próximo, que es de tal naturaleza; 2ª porque el sonido representado aquí por x, a saber la s mojada fuerte o ss x y, no puede prefijarse en Euskera sino a vocal. El origen inmediato de axpe es atx-be, cuyo primer elemento atx debe ser aitz, su primitiva forma, porque itz se permuta en tx cuando, siendo su i regida de un diptongo, se prefija a vocal, haciendo de aitz (peña) atxa (la peña); y por consiguiente esta tx fonética debe, a su vez, repermutarse en itz cuando desaparece la vocal pospuesta, cuya presencia determinaba la primera permutación, haciendo de atxa (la peña) aitz (peña)

6. A esta anteiglesia se la llamó posteriormente con el nombre castellano de San Andrés de Pedernales. (¡Gracioso ocurrente quien se lo impuso!) No debiera tener otro nombre que Sandi-Andere, y mejor Donandera, o, contraído, Donander, y su barrio central, que hoy se llamaSan-Nikolai, el de Donikolai, pues san o santo se dice en Euskera done o don, como en Don-Ostia o Donostia (San Sebastián) en Gipuzkoa,Dona-Maria o Donamaria (Santa María) en Nabarra, Don-lbane-Loitz o Donibane-Loitz (San Juan de Luz) en Lapurdi, Don-Pala¡ o Donpalai(San Pelae o Pelayo) en Naparrbea. Ya sé yo que es perder tiempo decir y proponer estas cosas en nuestra época, hoy que tan poco preocupa la cuestión de nombre, que se llega a alterar las cosas mismas y se escribe, por ejemplo: Guernica-Luno, Abando (Bilbao), aun fuera de los documentos oficiales; Deusto (Bilbao), Begoña (Bilbao), queriendo desterrar hasta el nombre de Bizkaya y refundirla toda entera en la llamada hoy capital; Las Arenas, Desierto, Zorroza, Olaveaza, Zuazo, Usánsolo, Euba, Zugastieta, etcétera, como si fuesen verdaderos pueblos, y no simples barriadas de anteiglesias; y por estereotiparlo todo en la plancha españolista se escriben con ortografía castellana los apellidos euskéricos.

7. Después lo perdió y quedó postergada a Mundaka en cierta junta en que su apoderado dejó de acudir al llamamiento a votación, por haberse dormido en su asiento. No sé si este dato constará en algún documento; yo lo he recogido de la tradición de la misma anteiglesla y créolo aceptable mientras no haya comprobación histórica en contrario, porque el no tratarse de un suceso cuyos detalles recreen la imaginación (condición de toda leyenda) y el no haber existido motivo para crearlo como falsedad, lo hacen perfectamente verosímil.

8. Historia General de Vizcaya, libro 2º capítulo II.

9. Una regular extensión de costa, situada enfrente del islote, es también jurisdicción de la misma anteiglesia de San Andrés. Para nuestros días el puente ha desaparecido por completo y no quedan de la iglesia más que algunos vestigios, pues porque amenazaba ruina, fue derruida, y trasladada la parroquia a la ermita de San Nikolai, sita en la colina central de la anteiglesia.

10. La mayor parte (y es tanto o más extensa que todo San Andrés) de la vertiente occidental del agreste Atxerre fue también terreno yermo hasta hace cinco o seis siglos cuando menos, fecha en que varias familias de San Andrés y otras de Arteaga pasaron a poblarla llamándola Legendika. Más tarde, habiéndose aumentado aquellas hasta el número de quince y las segundas hasta el de veintidós, fundarán en la primera mitad del siglo XVI una parroquia bajo la advocación de Nuestra Señora. Hoy, el mixto barrio de Legendika es más conocido con el nombre de Kanala (el Canal), nombre castellano que tomó por pasar a su pie el canal o ría que, en la bajamar, aparece atravesando los arenales que forman el lecho del citado brazo de mar en las horas de la marea. En los documentos se le designa con el nombre deLegendika de Kanala o Santa María de Legendika.

11. No temo me objete el lector que más natural era edificarla como Jaun Zuria la parroquia de San Andrés en la isla de Txatxarrmendi, que es mayor que Sandi-Andere y está enfrente de la anteiglesia; porque de tener alguna fuerza el argumento, se aprovecharía toda ella en favor de mi opinión; pues, si aquello era lo natural, es claro que para realizarse lo contrario debía de existir una razón asaz poderosa, cual es la de ser Jaun Zuria natural de Busturia, en cuyo radio está Sandi-Andere. Pero si aquella observación no destruye mi parecer, realmente tampoco puede apoyarlo; porque, sobre estar Txatxarrmendi más distante de la tierra firme y exigir, de consiguiente, un puente más costoso, es su suelo totalmente accidentado y peñascoso, al paso que el de Sandi-Andere tiene una buena capa de tierra y es completamente llano. Lo que sí conseguiría una objeción tal sería sugerirme una nueva prueba en confirmación de mi juicio: ya que el preferir, para la construcción de la parroquia, a la colina interior de San Andrés, donde está San Nikolai, la isla de Sandi-Andere, que hacía indispensable un puente de piedra de cinco arcos, debía de obedecer sin duda a algún motivo extraordinario.

12. Iturriza la llama Aldasaiz, pero este nombre parece componerse del propio de pila Alda, que se lo impusieran por su madre Dalda o Alda, y del patronímico Saíz, que, como Sainz, Sáez, Sáenz y Sanz, es equivalente a Santxiz o Santxez, y se lo pondrían por su abuelo maternoSantxo Estegiz.

13. Del nombre latino Jacob o Jacobus procedieron el francés Jacques y los castellanos Jacobo y Jago; de Jago nació Sant-Iago o Santiago, con que se llamaban los Jacobos en la época de la Edad Media en que el Juan se decía San Juan y el Martín firmaba San Martín; y directamente de Jago o bien de Santiago o Sandiago provino Diago cuya forma patronímica más común es Díaz, y Diago degeneró en Diego, cuyo patronímico es Díez. Así, nombres tan diversos a primera vista, como son Jacobo, Santiago y Diego, tienen el mismo origen morfológico. Explicado lo que antecede, no extrañará haya puesto Jago como sinónimo de Diego.

14. Sabido es que, estando casado D. Pedro con Dª Blanca de Borbón y amancebado con Dª María de Padilla, de la cual tenía familia, contrajo matrimonio con Dª Juana de Castro, viuda de D. Diego de Haro, descendiente de los Señores de Bizkaya. Pero también Dª Juana fue repudiada al día siguiente de las bodas. De dos obispos, el de Ávila y el de Salamanca, consiguió D. Pedro se anulara el primer matrimonio; pero ambos fueron juzgados por el Papa, que los llamó a Roma.

15. Afirman algunos autores que habiendo muerto la esposa de Tello, como éste temiese perder con tal ocasión los derechos para ser Señor de Bizkaya, se hizo acompañar de una dama parecida a aquella, y cohabitaba con ella diciendo que era su primera esposa Juana. Refiere el cronista que Tello, al morir reveló no era su dama la verdadera esposa, que ya era muerta, y que se había unido a ella aparentando que lo era por conservar el Señorío. Estos hechos no me parecen inverosímiles, pero sí ciertamente el que Tello realizara el primero por temor a ser destituido: más probable es que alegara, al morir, aquel motivo, por excusar su extravío a los ojos de sus compañeros, que estarían bien ciertos de la muerte de Juana y censurarían su conducta.

16. Seguían, además de Tello, al de Castilla, su hermano D. Fadrique, sus primos D. Juan y D. Fernando, hermanos del rey de Aragón, y D. Juan de la Cerda; y el aragonés estaba apoyado por el infante D. Luis de Nabarra, el Conde Gastón de Foix y D. Enrique el de Trastamara, a quien el rey ofreció las tierras de sus rebeldes hermanos. A poco de comenzada la guerra, enojado el de la Cerda al saber que D. Pedro requería de amores a su esposa y su cuñada, Dª María y Da Aldonza Coronel, abandonó las banderas de su rey y fuese a su villa de Gibraleón, con objeto de hostigar a las gentes de D. Pedro y tenerlas en jaque; pero, vencido y hecho prisionero, fue muerte de orden de D. Pedro. Terminada la guerra, también D. Fernando dejó el Partido del castellano y pasó al de su hermano D. Pedro el Ceremonioso, que lo acogió benignamente.

17 Estaba sita sobre lo que es hoy Plaza Vieja y daba también a Artekale. Fue derribada en 1865.

18. Que viene a decir: ahí tenéis al que os demandaba o solicitaba ser vuestro Señor, han concluido sus pretensiones; o bien: ahí tenéis al que os demandaba o proponía yo para Señor vuestro, ya no seré importuno.

19. Trasladado a Burgos, fue después arrojado al río Arlanzón por orden de D. Pedro.

20. Llamado así por el color de su armadura.

21. Estos dos estados euskerianos sí que se unieron por pacto a Castilla: Gipuzkoa en 1200, reinando en aquélla Alfonso VIII; Alaba en 1332, en el reinado de Alfonso XI. Pero de Nabarra y Bizkaya no puede decirse lo mismo: Nabarra fue conquistada en 1512 por Fernando V de España, llamado el católico tal vez porque entonces no tenía esta palabra la extensa significación que hoy tiene de católico-apostólico-romano, o verdadero cristiano, pudiéndosele aplicar en ese caso por haber contribuido (… su esposa) al descubrimiento de la América y por ende a la realización de la nota de catolicidad o universalidad de la Iglesia de Cristo; y Bizkaya ha sido sometida por Alfonso XII de España en 1876, cuando se hallaba postrada y extenuada a causa de la guerra carlista, si bien para esa fecha la integridad de nuestras instituciones era ya un mito, extremo a que gradualmente las fueren reduciendo, de un lado la ambición española y del otro la mala fe, la estulticia o la debilidad de los gobernantes del Señorío.

22. Y no porque “Bizkaya, dueña de sus destinos, pudo entregarse al rey de Castilla, pero nunca a Inglaterra", como ha dicho mi respetable y muy apreciado amigo D. Arístides de Artiñano en su libro El Señorío de Bizkaya; pues, cuanto a las ventajas, igualmente cristianos eran en aquella época ambos estados, y cuanto a los inconvenientes, tan extranjero era para Bizkaya el rey castellano como el príncipe inglés, concurriendo en aquél circunstancias aún más desfavorables: que si el sajón había sostenido guerra marítima contra Euskeria y tenía entonces subyugada a una gran parte de Lapurdi (Bayona, Biarritz, etc.), el español había tratado de someter por las armas al mismo Señorío; la vida particular de D. Pedro el Cruel era más innoble que la del Príncipe Negro; y, en caso de desigual engrandecimiento del estado con que Bizkaya se aliara, si éste era España exponíase más el Señorío a la esclavitud por razón de su incomparablemente mayor proximidad a la nación latina. Ya sé yo que no habría emitido el Sr. Artiñano aquella especie histórico-filosófica, si no creyera con el vulgo y la mayor parte de los autores que el pueblo bizkaino pertenece por naturaleza al pueblo español, que la Patria común del castellano y el bizkaino es España. Pero, quosque tandem abutere patientia veritatis? ¿Hasta cuándo permaneceremos en esa aberración histórica, no por cierto indiferente, sino causa única de nuestra ruina? No me detengo a demostrar estas dos proposiciones, porque resultarían las notas de mi librillo más extensas que el núcleo del texto. Pero cónstele al Sr. Artíñano y a cuantos como él piensan, que, etnológica y lingüísticamente, histórica y políticamente, y respecto al carácter y las costumbres considerándolo, hay menos fraternidad entre la nación bizkaina (que nación es, aunque pequeña) y la española, que entre ésta y (exceptuadas las demás euskerianas) cualquiera de las que habitan el continente europeo. Aún más: cónsteles también que (desde el punto de vista geográfico) el territorio que ocupa el pueblo bizkaino no está comprendido en el territorio español, si no es en los mapas, por la peculiar ligereza y el capricho de los geógrafos de todos los tiempos, que siempre publican cien veces más de lo que saben.

23. Fue Fernando I quien el 31 de julio de 1476 dio privilegio para que la villa de Berrmeo se llamase cabeza de Bizkaya. El Señorío lo toleró en un principio; pero el 29 de agosto de 1602 decretó que en adelante no se llamase así.

24. El mercedario español Fray Gabriel Téllez (Tirso de Molina), en su drama histórico La prudencia en la mujer, pone en boca de Diego V, Señor de Bizkaya, que es uno de los principales personajes de la obra, las siguientes palabras, con que reta a D. Enrique y a D. Juan Carvajal, quienes, como él, pretenden la mano de la reina viuda Dª María:

Vizcaíno es el hierro que os encargo,
Corto en palabras pero en obras largo.

25. En el pedestal de la estatua que se levanta en el centro de la Plaza Nueva de Bilbao se lee: "D. Diego López de Haro"; y a cualquiera se le ocurriría preguntar ¿qué López es éste?, si no porque a continuación dice "Señor de Vizcaya", aunque sea sin ortografía. Por lo demás, ya se sabe: estamos en Soria y no en Bizkaya, y estas inscripciones han de hacerse en castellano.

La placa denominativa de la calle Principal del Ensanche dice: «Gran Vía de López de Haro». Un amigo forastero me dijo en ocasión que pasábamos frente al letrero y se fijaba en él:

- Este López de Haro será algún respetable tratante en vinos de Rioja, ¿verdad?

- No -le contesté-, es el Señor de Bizkaya Diego V, que fundó esta villa.

- Entonces ¿por qué no pone simplemente Diego V? No parece sino que el Ayuntamiento de Bilbao comercia en tinta y papel.

- Debe de ser porque… hemos llegado ya a tomar cariño a nuestros huéspedes los López y semejantes, si bien el López de Diego V no era su apellido, sino su nombre patronímico, pero esto no entienden nuestros ediles.

26. Hablo de la Diputación General, que era autoridad e institución bizkaina, y no de la Provincial, que es de institución exótica.

Discurso de Larrazabal (Sabino Arana, 3 de junio de 1893)

El discurso de Larrazabal
(3 de junio de 1893)

DISCURSO PRIVADO

LEÍDO POR

SABINO ARANA

EN LA CENA CON QUE POR VARIOS COMPATRIOTAS FUE OBSEQUIADO

EN LA´RAZABAL (BEGOÑA)

EL DÍA 3 DE JUNIO DE 1893

Señores:

Ya que vuestro entusiasmo patrio, bizkainos que me oís, de tal suerte se encendiera al contacto de la chispa que lancé a la publicidad en mi modesto libro Bizkaya por su independencia que, velando vuestra vista con su humareda, os impidió el ver en mí lo que realmente soy, un sencillo hijo de Bizkaya, y fue capaz a moveros a hacerme este desmedido obsequio de sincero afecto, permitidme que, después de manifestaros por ello mi más profundo agradecimiento y de contestaros con el ofrecimiento a vuestro servicio de todo cuanto soy y tengo en lo que no redunde contra Dios o contra mi Patria (no toméis a indiscreción la severidad de la frase al señalar la condición), os declare francamente lo que mi opúsculo significa, explicándoos sus causas ocasional y final.

La primera la habéis visto indicada en la Advertencia, donde digo: "Del radical extravío que ha experimentado el espíritu bizkaino, merced a las exóticas ideas de los bizkainos más influyentes, testigo ha sido el presente siglo: en esta época ya no se habla una vez de independencia, y así en la adversidad como en la fortuna, Bizkaya ha de pensar y sentir como siente y piensa la nación española; y entre tantos libros como a la luz han salido de plumas bizkainas, tantos oradores que han abogado por nuestras libertades y periódicos tantos que al aparecer han protestado tanto no pretender otro fin que la defensa de los intereses euskerianos, ni una sola voz se ha levantado que haya definido y proclamado la verdadera y única política bizkaina, ni una mano que a este pueblo desventurado le haya mostrado en la historia lo que fue e indicándole en lo porvenir lo que debe ser."

Bizkaya, nuestra Patria, incurrió en el siglo IX, ya lo habéis leído, en el gravísimo yerro de establecer la forma señorial y en el más grave de estatuirla sobre bases diametralmente opuestas al espíritu de sus instituciones; el extranjerismo de los bizkainos más considerados por su ilustración o por la fuerza de su brazo, que determinara aquella evolución política, ejerció en la masa del pueblo su fatal influjo, y españolizándola progresivamente en sus ideales, la arrastró a conferir el cargo de Señor de Bizkaya primeramente a un súbdito español y más tarde al mismo monarca de la vecina nación latina; este hecho torció en tanto grado las inteligencias y los corazones de los bizkainos, que produciendo aberraciones tales como la de llamar en los documentos Rey y Señor a quien sólo era Señor y consentir firmara Yo el Rey las cartas y pragmáticas quien sólo podía hablar a Bizkaya como Señor, causó la más profunda y trascendental de llamarse a sí mismos españoles los bizkainos; y no rechazado este maldito nombre de nacionalidad por aquel pueblo que no paraba mientes en las palabras, sino en los hechos, ni en los nombres, sino en las cosas, y que no preveía que las generaciones ulteriores habían de caer en la persuasión de que aquél les correspondía por naturaleza, de tal suerte corrompióse la idea de la Patria que, si el historiador filósofo puede explicarse la adopción del citado nombre a la época del apogeo y engrandecimiento de España, encuéntrase confundido al ver que al iniciarse y desencadenarse la de su decadencia, no sólo no renació y se desarrolló el espíritu bizkaino genuinamente patrio, sino que en la misma forma paulatina y gradual fue su organismo presa de la más sustancial descomposición: y aquella Bizkaya que tuviera la dignidad de conservarse pura e intacta en medio de las inmigraciones ibérica y céltica, y la altivez de despreciar el fausto del Imperio romano; aquella Bizkaya que supo esquivar el roce con los bárbaros del septentrión y que pudo ser mermada, pero nunca sometida, por el acero del belicoso visigodo y burlara la energía y el talento del más poderoso de sus reyes, Leovigildo; aquella Bizkaya que supo guardar su independencia al precio de la sangre de sus hijos, venciendo en mil combates al musulmán, al hispano, al galo y al sajón; aquella Bizkaya intrépida por mar, fuerte por tierra y temida, aunque pequeña, por todas las naciones... hijos de Bizkaya, vedla ya en el siglo XVIII, intoxicada por el virus españolista, anémica y sin fuerzas para oponerse a un contrafuero, y por último en este nuestro siglo despedazada por la furia extranjera, y expirante, que no muerta lo cual fuera preferible, sino humillada, pisoteada y escarnecida por España, por esa nación enteca y miserable!

Si juzgara preciso encareceros la desgracia de Bizkaya, iría presentando ante vuestros ojos, punto por punto, el menoscabo que ha padecido así en lo religioso y lo moral como en lo político y lo económico, tanto en su raza como en su lengua. Pero vese claramente que este patriótico movimiento que estáis demostrando presupone en vosotros el convencimiento de que vuestra Patria es víctima de alguna penosa desventura, y no he de abusar de vuestra atención, ocupándola en puntos que, por sabidos y sentidos, es excusado tocarlos.

Ni se os oculta, seguramente, cómo el infortunio de Bizkaya sobrepuja a toda ponderación, si observamos el olvido y desamparo, mejor aún, el menosprecio y la saña de que, en medio de su desgracia, es objeto por parte de sus hijos esta nación desdichada.

En ocho partidos diferentes están principalmente divididos en la actualidad los bizkainos: tres católicos y cinco liberales. Los tres católicos son: el carlista, el integrista y el neoautonomista o fuerista simplemente. De los cinco liberales, dos son monárquicos: el conservador y el fusionista; y tres republicanos: el radical, el federal y el posibilista.

Ya lo veis: ocho distintas banderas tremolan en las cumbres de nuestros montes... ¿Distinguís tal vez entre ellas a la bizkaina?

Si se lo preguntáis a los prohombres de esos ocho partidos, y más como la respuesta ha de ser pública, todos os contestarán que son acérrimos fueristas y cada uno de ellos os dirá que su respectivo partido es el más amante de Bizkaya, el más entusiasta y sincero defensor de sus derechos e intereses.

Pero, ¡ah, infelices: cuán hartos estamos de tanta farsa!

Farsa digo y repito: farsa y no error es el vicio que caracteriza a esos partidos cuando, alardeando de amar Bizkaya, no hacen otra cosa que ultrajarla y ofenderla o cuando menos desampararla: porque, prescindiendo del punto de vista que puede decirse teórico, bajo el cual desde el primer momento del juicio quedan los ocho partidos convictos de españolistas y cinco de ellos de anticatólicos, y descendiendo a la esfera de los hechos, porque hay un refrán en el idioma que hablo que dice "obras son amores y no buenas razones", respondedme, después de hojear las historias de todos y cada uno de esos partidos: ¿las halláis limpias? ¿No encontráis acciones antibizkainas que sublevan el ánimo y omisiones no menos irritantes? Y si reapasáis las hojas de sus respectivos órganos periódicos, ¿no veis cómo están atestados de especies y frases y artículos enteros que sólo un espíritu antibizkaino (antibizkaino por malicia, por conveniencias o por lo que fuere) puede producir?

¡Pobre Bizkaya, si tu destino estuviese a merced de esos partidos españolistas que te van carcomiendo las entrañas!

¡Pobre Bizkaya, si la Divina Justicia no hubiese envainado ya la espada con que tan duramente está castigando acaso tus pasadas culpas, y no hubiese sonado en la Providencia la hora de tu restauración!

He aquí, bizkainos, la ocasión de mi opúsculo: la cruel desgracia en que a Bizkaya la ha sumido la extranjera dominación, juntamente con el daño que muchos bizkainos renegados le hacen directamente y el que los demás indirectamente la causan con un desafecto y el abandono en que la dejan.

Que si mi Patria fuera libre, o, a pesar del vil yugo que ha humillado su frente, se agitara en su seno el espíritu restaurador y en los círculos y en la prensa periódica, en los libros profanos y en los piadosos, en el templo y en los espectáculos, en la cátedra y en el taller, en el palacio y en la casería, en los cargos autoritarios y en los empleos, en el monte y en la calle y dondequiera no se respirara una molécula de infecto aire extranjerista, y se aprovecharan todos los momentos en bien de la Patria, y todas las cosas, por nimias e insignificantes que fuesen, se revistieran del tinte patrio, y los bizkainos todos, eclesiásticos y seglares, sabios e ignorantes, ricos y pobres, fuertes y débiles, ancianos y jóvenes, hombres y mujeres, todos en sus respectivas esferas de acción y relaciones trabajaran con ahínco por la libertad patria, de tal suerte que el norte de su brújula fuese el patriotismo y de patriotismo estuviese la atmósfera bizkaina saturada... si tal mis ojos vieran, ni mi opúsculo hubiese jamás aparecido a la luz pública, ni yo me habría entregado con mis cortas fuerzas al estudio de las leyes, la historia y la lengua de Bizkaya, al que nunca me sentí inclinado por natural afición.

Mas cuando habiendo llegado a conocer a mi Patria y caído en la cuenta de los males que la aquejaban, extendí mi vista en derredor buscando ansiosamente un brazo generoso que acudiera en su auxilio, un corazón patriota, por todas partes tropecé con la invasión española que talaba nuestros montes y que, en vez de ser rechazada, era loca y frenéticamente secundada por indignos hijos de Bizkaya, y no hallé en ninguna un partido, una sociedad, un libro, un periódico, una página, una sola página, bizkainos que me escucháis, verdaderamente bizkaina.

Fui yo carlista hasta los diecisiete años, porque carlista había sido mi padre, aunque un carlista que sólo trabajo por el lema Religión y Fueros y a quien el dolor de la ruina de nuestras libertades lo llevó al sepulcro. Pero ya desde que había, a los quince de mi edad, estudiado Filosofía, distinguía mis ideas y decía que era carlista per accidens, en cuanto que el triunfo de D. Carlos de Borbón me parecía el único medio de alcanzar los Fueros: deseaba que D. Carlos se sentara en el trono español, no como fin, sino como medio de restablecer los Fueros; que Fueros llamaba yo en aquella época a nuestras instituciones y decía de mí que era fuerista, palabra que desde entonces acá nunca me la he aplicado porque su empleo por los bizkainos es en mi concepto un manifiesto atraso.

Pero el año ochenta y dos (¡bendito el día en que conocí a mi Patria, y eterna gratitud a quien me sacó de las tinieblas extranjeristas!), una mañana en que nos paseábamos en nuestro jardín mi hermano Luis y yo, entablamos una discusión política. Mi hermano era ya bizkaino nacionalista; yo defendía mi carlismo per accidens. Finalmente, después de un largo debate, en el que uno y otro nos atacábamos y nos defendíamos sólo con el objeto de hallar la verdad, tantas pruebas históricas y políticas me presentó él para convencerme de que Bizkaya no era España, y tanto se esforzó en demostrarme que el carlismo, aún como medio para obtener no ya un aislamiento absoluto y toda ruptura de relaciones con España, sino simplemente la tradición señorial, era no sólo innecesario sino inconveniente y perjudicial, que mi mente, comprendiendo que mi hermano conocía más que yo la historia y que no era capaz de engañarme, entró en la fase de la duda y concluí prometiéndole estudiar con ánimo sereno la historia de Bizkaya y adherirme firmemente a la verdad.

Aquellos de vosotros que posean la lengua patria, han podido enterarse de esta mi resurrección en la dedicatoria del libro; pero los demás ¡cuán lejos estabais de saber que a vuestro lado y no en mi silla se sienta el primer factor de ese libro que tanto os ha simpatizado y de cuanto con la mente o el corazón, con la pluma o el brazo, este bizkaino que os habla, oscuro pero entusiasta, pueda producir!

Pronto comencé a conocer a mi Patria en su historia y en sus leyes; pero no debe el hombre tomar una resolución grave sin antes esclarecer el asunto y convencerse de la justicia de la causa y la conveniencia de sus efectos.

Mas al cabo de un año de transición, disipáronse en mi inteligencia todas las sombras con que la oscurecía el desconocimiento de mi Patria, y levantando el corazón hacia Dios, de Bizkaya eterno Señor, ofrecí todo cuanto soy y tengo en apoyo de la restauración patria, y juré (y hoy ratifico mi juramento) trabajar en tal sentido con todas mis débiles fuerzas, arrostrando cuantos obstáculos se me pusieran de frente y disponiéndome, en caso necesario, al sacrificio de todos mis afectos, desde el de la familia y de amistad hasta las conveniencias sociales, la hacienda y la misma vida. Y el lema Jaungoikua eta Lagizarra iluminó mi mente y absorbió toda mi atención, y Jaungoikua eta Lagizarra se grabó en mi corazón para nunca más borrarse; y por guía de todos los actos de mi vida me tracé un lema particular cuyas iniciales van al final del opúsculo que conocéis y de todos mis escritos.

Tres trabajos se presentaron desde el primer día ante mis ojos: estudiar la lengua de mi Patria, que desgraciadamente me era en absoluto desconocida, su historia y sus leyes; y en segundo lugar, proporcionar a los compatriotas que no poseyeran el Euskera, por medio de la publicación de una Gramática, el medio de aprenderlo, e instruirlos, mediante algunos libros, y un periódico, en la historia y la política patrias; y como síntesis de todos estos trabajos, la extirpación del extranjerismo e implantación del patriotismo, uniendo a los hijos de Bizkaya bajo una sola bandera, la inmaculada bandera de la tradición, a fin de alcanzar la fuerza necesaria para sacudir el yugo de la esclavitud y digna y vigorosamente restaurar la Patria.

La obra era magna; no sé si me sentí con fuerzas para emprenderla t llevarla a término feliz, pero no me faltó el ánimo; ni jamás me faltará, si el pueblo bizkaino aún conserva su dignidad y no ha renunciado a su perfecta regeneración. Y si repetidas veces el negro espectro de la imposibilidad del fin se ha presentado a mi imaginación y tratado de disuadirme, siempre le he recibido con estas palabras: "teóricamente no has de vencerme, lucharé contra ti mismo, y sólo te cederé el campo cuando en la práctica te vea dominado; si en este terreno me viese vencido, abandonaré a mi Patria". Pero (tenedlo entendido, hijos de Bizkaya) si tan triste caso llegara, juro, al dejar el suelo patrio, dejaros también un recuerdo que jamás se borre de la memoria de los hombres. Y no atribuyáis a soberbia lo que sólo sería efecto del intenso dolor que me causaría el envilecimiento de los bizkainos y la muerte de mi Patria; yo no quiero nada para mí, todo lo quiero para Bizkaya; ahora mismo, y no una sino cien veces, daría mi cuello a la cuchilla sin pretender ni la memoria de mi nombre, si supiese que con mi muerte había de revivir mi Patria.

Por ella desde hace diez años estoy trabajando; por ella dejé la carrera, pues me parecía indigno el ocupar mi poca actividad en acopiar bienes de fortuna para la familia que andando el tiempo pudiera constituir, y si hasta ahora tan poco he producido, ha sido por la negativa pasión de la pereza, que por desdicha largas temporadas me ha tenido dominado.

Efecto de esa pasión es el que la impresión de la Gramática, cuyo original en su esqueleto o borrador ha muchos años estaba terminado, se suspendiera apenas comenzó, y el que la proyectada sociedad bizkaina, cuyos estatutos hace tres años fueron redactados, no se haya todavía constituido.

Unos cuantos folletos y el opúsculo Bizkaya por su Independencia es cuanto mi pluma hasta el presente ha dado a la publicidad.

Si han movido algún tanto los corazones bizkainos, o si, por el contrario, han sido simiente recibida por terreno estéril, vosotros debéis de saberlo, generosos compatriotas; pues que por lo dicho quedáis enterados de que la causa final de su publicación y particularmente del opúsculo es la de instruir a los bizkainos en aquella parte de la historia patria cuyo conocimiento le es necesario y despertar de esta manera en sus almas el sentimiento patrio.

Aquí debiera terminar, pues queda satisfecho el propósito que al principio me formé de exponeros las causas ocasional y final de la publicación de mi libro; pero no lo haré sin antes dirigiros una advertencia y pediros dos excusas.

La advertencia (y permitidme os la haga con toda llaneza) se refiere al carácter de esta reunión. La cual, iniciada por vosotros para darme una muestra de vuestra simpatía, no tiene, no puede tener, un carácter nacionalista. Yo debo declarar que en manera alguna acepto vuestro obsequio en este concepto, sino como merced que me hacéis por lo que en mi libro hayáis podido hallar de vuestro agrado. La sociedad nacionalista no está aún constituida, ni podrá estarlo hasta principios del próximo año; sus estatutos están redactados, su programa político perfectamente definido, y otro día, si me lo permitís, os daré una idea de unos y otro; pero nadie es aún miembro de esa sociedad, ni puede alistarse en ella hasta el día que aparezca la proclama. De consiguiente, los que, habiéndome brindado con esta cena, se encontraren aquel día con que el programa nacionalista no responde a sus deseos, no serán tachados de inconsecuentes, ni porque hayan asistido a esta reunión podrán ser inculpados por sus partidos respectivos.

Y debo pediros dos cosas: es la primera, que me perdonéis el que en este desaliñado discurso haya hablado tanto de mi persona y mis cosas. Si es censurable y odioso el ocuparse en sí mismo en una simple conversación, lo es mucho más el hacerlo en público y por escrito. Pero en este caso la necesidad de hablaros de mí mismo al exponeros la causa final de mi libro, disculpa tal vez mi indiscreción y espero indulgencia de vosotros.

Lo segundo que habéis de perdonarme es el que os haya dirigido la palabra en idioma extranjero, pues que el contarse entre vosotros bizkainos que desconocen el patrio me ha obligado a ello.

Y ahora, gritad conmigo: ¡Viva la independencia de Bizkaya!

Lista de los convidantes

ASISTENTES

AUSENTES

Aburto y Uribe, Eduardo
Alda, Santiago
Ansuátegui y Aburto, José María
Arámburu y Mendieta, Eustaquio
Arana y Goiri, Luis 
Azaola y Zabala, José 
Cortina y Arteaga, Benito
Garteizgoxeascoa y Goitisolo, Pablo
Guiard y Larrauri, Adolfo
Ibarra, Santiago
Ibarreche y Ugarte, Gregorio
Llodio, Ciriaco
Ogara, Lucas
Sota, Ramón
Ugalde y Jauregui, Santos
Urrutia, Julián
Zabala, Luis

Alday y Urquijo, Pedro
Angulo y Hormaza, Estanislao
Areilza, Enrique
Aristegui y Urtaza, Dionisio
Menchaca y Zárraga, Ramón
Zulueta, Felipe

El autor de este discurso no lo ha considerado digno de publicidad. Por esto lo llama privado, y no ha tirado más que veinticinco ejemplares, esto es, los suficientes para hacer a cuantos compatriotas le convidaron a la cena un pequeño presente, como recuerdo y en testimonio de agradecimiento por el obsequio recibido. Al propio tiempo de hacerles esta declaración, les recuerda cómo el 21 de julio es el día señalado para reunirse en Gernika en fraternal banquete, en el cual, para cumplir la palabra, expondrá los puntos principales del programa nacional y dará una idea sobre la organización de la liga en proyecto.

"¿Somos españoles?" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 17 de diciembre de 1893)

¿Somos Españoles?

Viniendo hace unos días en el tren de Zumarraga, tuve ocasión de oír un interesantísimo diálogo que se entabló entre un francés al parecer touriste y un bizkaino de tipo industrial, que en Eibar habían entrado juntos y sentádose junto al asiento que yo ocupaba. Por la conversación averigüé que el francés se llamaba M. Hauteville, y el bizkaino Aresti. Como su diálogo era de tema muy curioso y de actualidad, voy a traducirlo y trasladarlo a esta hoja en la mejor forma que me sea posible.

Hauteville.– Me choca que tan mala suerte desee usted a las armas españolas en Melilla. Pues ¿no es usted español?

Aresti.– No señor: soy bizkaino.

Haut.– Bueno; pero ¿no es español el bizkaino?

Ar.– No.

Haut.– Pues entonces ¿que es el bizkaino?

Ar.– Bizkaino.

Haut.– No lo entiendo.

Ar.– Pronto lo comprenderá usted. Los bizkainos no somos españoles ni por la raza, ni por el idioma, ni por las leyes, ni por la historia.

Haut.– ¡Oh! Si eso me demuestra, comprendo perfectamente me diga usted que no es español.

Ar.– Se lo haré ver en pocas palabras.

No somos españoles por la raza.

A nuestra raza no se le ha encontrado todavía ni madre ni hermanas entre todas las razas del mundo, ni aún se sabe si vino por el Norte, el Sur, el Oriente o el Occidente a este rincón de la tierra. Quién le halla afinidad con los pieles rojas (Oeste); quién, con los georgianos (Oriente); éste, con los fineses (Norte); aquél, con los bereberes (Mediodía); pero nadie ha obtenido notas de afinidad suficientes para atreverse a asentar la fraternidad de nuestra raza con alguna de la comparadas con ella. Todas las demás razas se han clasificado en grupos primitivos, ramas originadas y ulteriores derivaciones; la nuestra permanece siendo una selva virgen, para la investigación científica, una verdadera isla en medio de la humanidad.

La raza española es, en cambio, un producto latino-gótico-arábigo con tenues toques de fenicio, griego y cartaginés, que no conserva ni rastro de la raza primitiva de la península, que fue la nuestra.

Y si basta el que nuestra raza haya sido la que habitara primeramente la península, para llamarnos españoles, la misma razón existe para que nos llamen franceses, ingleses, italianos o moros (lo cual a nadie se le ocurre) pues nuestra raza ocupó probablemente en los tiempos proto-históricos todo el Mediodía y el Occidente de Europa y el Norte de Africa.

Ya ve usted cómo existe tanto parentesco entre la raza española y cualquiera otra, que entre aquélla y la nuestra. Mientras, pues, los rusos y los noruegos, por ejemplo, no sean españoles por la raza, mucho menos lo podremos ser nosotros.

Haut.– Cierto es. Pero ese nosotros sólo puede referirse a los que tengan euskéricos los apellidos; porque éstos son los que acusan el origen del individuo. ¿No es verdad?

Ar.– Así es en efecto: son el sello de raza. Porque el nacer en éste o en el otro punto nada significa, como es claro, respecto a la raza. Un hijo de bizkainos nacido en Madagascar o el Dahomey será tan bizkaino de raza como el que hubiese nacido en Olakueta; al paso que un descendiente de españoles nacido en bizkaya nunca será bizkaino de raza.

Haut.– Perfectamente. Adelante.

Ar.– He dicho que tampoco somos españoles por la lengua.

Cuanto ha oído usted respecto de la raza, puedo repetirle al hablarle de la lengua. El Euskera continúa aún excluido de la clasificación general de las lenguas. En muchas lenguas antiguas y en casi todas las europeas primitivas se encuentran ya raíces, ya construcciones, que revelan alguna afinidad con el Euskera, pero que no son de importancia bastante, ni por su calidad ni por su número, para afirmar relación de fraternidad o filiación entre unas y otras. Por esta razón, nada tampoco se ha dicho de la raza euskeriana, pues que el estudio lingüístico es el mejor medio de investigación etnológica, ya que los caracteres físicos varían según los climas y la estructura y configuración de los terrenos.

Los varios idiomas españoles, a saber, el catalán, el castellano, el gallego, el portugués, etc., son, por el contrario, neo-latinos, es decir, que se derivan de una lengua clasificada y muy posterior al Euskera.

Haut.– Sí. Este es un punto ya muy conocido. Todo el mundo sabe que hay más diferencia entre el Euskera y un idioma español, que la que pueda existir entre éste y otro cualquiera. Prosiga usted si le place.

Ar.– He agregado que tampoco somos españoles por las leyes, esto es, desde el punto de vista político. En efecto: nuestro breve Código político, civil y económico es un resultado de nuestras costumbres; mejor aún: las leyes que lo constituyen son nuestros antiguos usos y costumbres trasladados al escrito.

Haut.– Siendo así, como el Código español no estará seguramente inspirado en las costumbres bizkainas, síguese que nada tiene que ver con el de ustedes. Pero yo he oído hablar de los Fueros de Bizkaya, y tendría mucho gusto en saber qué es eso de Fueros.

Ar.– Se da el nombre de Fuero o Fueros de Bizkaya precisamente al Código bizkaino. Pero ese nombre no se le aplica con propiedad, porque Fuero, si mal no recuerdo, significa, según el Diccionario de la Academia Española, "cada uno de los privilegios y exenciones que se conceden a una provincia, ciudad o persona", y nada de esto son las leyes consuetudinarias o de costumbres de Bizkaya. Únicamente pueden llamarse Fueros las leyes por que se regían las villas. Estas, en efecto, antes de serlo, eran unos caseríos o grupos de viviendas, que, como enclavados en jurisdicción de las repúblicas o pueblos originarios que constituían el Señorío, tenían las mismas leyes generales de Bizkaya hasta que, deseando un gobierno independiente, les concedía el Señor Con autorización previa del Señorío un código especial, que es lo que propiamente puede llamarse Fuero, pues era privilegio y exención que se concedía (por el Poder Bizkaino) a caseríos determinados.

También habrá usted oído hablar de privilegios concedidos a Bizkaya, y sin embargo no los ha habido en esta República Señorial más que de dos clases: unos, internos y propios del gobierno interior, como los que el Señor otorgaba a las villas, siempre con anuencia del Señorío; los otros, exteriores, dados graciosamente por el Rey de España, cuando era a la vez Señor de Bizkaya, a los bizkainos que residiesen en los dominios españoles, como el título de nobleza que en los reinos de España les era común a todos los ciudadanos bizkainos. Ya ve usted que los privilegios de la primera clase no fueron concedidos por ningún poder extraño a Bizkaya, y bien comprenderá que los segundos nos importan muy poco a los bizkainos, que no queremos otros títulos que los que en sí encierra la independencia.

Haut.– Y tienen ustedes razón: no hay condición más excelente que la libertad.

Pero creo que no me ha demostrado usted todo lo que se ha propuesto, porque falta el punto de vista histórico.

Ar.– Es verdad, y voy a tratarlo con toda la concisión que pueda. Del furioso ímpetu de la dominación romana se salvó este pequeño pedazo de Europa, bien porque César Augusto comprendiera que guerras como la cantábrica le costaban mucho más de lo que le valiera el fruto que de ellas sacase, o bien porque la posesión de estas sombrías montañas pobladas de selvas impenetrables y de estas incultas tierras le halagara muy poco a un pueblo que ya empezaba a trocar sus aficiones guerreras por la avidez de riquezas y placeres.

El resto de la península, por el contrario, conquistado por los guerreros de las siete colinas del Tíber y convertido en provincia romana, se iba ya romanizando por completo; pues el cruzamiento de las razas indígena e invasora fue tan desventajoso para la primera, que sus peculiares caracteres se extinguieron en absoluto y a su lengua natural llegó a sustituirla radicalmente la latina.

Tampoco a los primeros bárbaros del Norte, que invadieron la península en el siglo V, les agradó nuestro abrupto suelo; pues atravesando la línea pirenaica se corrieron hacia España, donde se internaron y establecieron en distintas regiones.

Algo más tarde, cuando, en decadencia el pueblo romano, fueron invadidas sus provincias por el godo, ya sabe usted, Mr. Hauteville, que a España le cupo en suerte la dominación visigoda; mientras que Euskeria, que, como usted ve, no era provincia romana, tampoco fue presa del acero germánico. Es cierto que, fundidos el pueblo hispano y el visigodo, y constituyendo una sola monarquía, varias veces intentaron sus reyes la conquista de nuestra vieja nación; pero sólo llegaron a dominar más allá de la sierra de Aralar y la peña de Gorbea, en las llanuras de Alaba y Nabarra, quedando intacta y libres Gipuzkoa y Bizkaya. También la España visigoda se encumbró a muy alto grado de poderío y riquezas, y sucediendo a la rudeza del guerrero la afeminación del cortesano, era llegada la hora de su ruina.

Así fue, en efecto: penetraron en el siglo VIII, bien lo sabe usted, los musulmanes en la península, derrocaron el trono visigodo, avasallaron el territorio español y la media luna se implantó en España para ocho siglos de dominación. Mas a esta Bizkaya, ni los belicosos hijos de Mahoma pudieron rendirla y sujetarla.

Pero me parece que usted es a quien voy a rendir con mi relato. Los siglos son largos y, por más que procuro ser breve, temo no ser lo suficiente para no hastiarle a usted.

Haut.– En manera alguna. Le estoy oyendo a usted con el mayor placer, pues la excepcional historia de Bizkaya me va interesando en sumo grado. Continúe usted sin temor de cansarme.

Ar.– Entonces adelante.

Despedazada España por los hijos de Agar, en sus distintas regiones brotaron otros tantos reinos y señoríos feudales, que emprendieron independientemente los unos de los otros la obra de la reconquista. La total expulsión del invasor coincidió, poco más o menos, con la fusión en uno solo de todos los tronos que en aquellas circunstancias anormales, habían surgido, y se mantuvieron independientes hasta que, cesando aquéllos ocho siglos después, había naturalmente de volver España entera a su antigua unidad política. Pero Bizkaya, que los ocho siglos había permanecido libre, así del alfanje morisco como de la espada española, se mantuvo también independiente cuando, en tiempo de los Reyes Católicos, se realizaron en la vecina nación latina aquella restauración. Sabemos que uno y otro acero pretendieron más de una vez domeñarla; pero también sabemos que supo rechazar siempre sus bruscas acometidas y conservar incólume la originaria libertad. Mas conociendo Bizkaya la verdad del principio "la unión hace la fuerza", se constituyeron, hacia el siglo IX, en un solo estado sus distintas repúblicas, bajo la jefatura militar de un solo caudillo, que se llamó Señor, y fue desde entonces República Señorial. He aquí el acto de nuestros antepasados que fue la causa primera, aunque inconsciente, de nuestra ruina. Porque, relacionados y emparentados nuestros Señores con la nobleza española, llegó un tiempo (siglo XIV) en que el Señor de Bizkaya (Juan III) heredó el trono de Castilla; y con esto, comunicándose de continuo los bizkainos con los españoles, habría de ir inoculándose paulatinamente en el espíritu bizkaino el mortífero virus del españolismo, como el astro más grande se atrae al más pequeño que llegue a sus alcances. Desde aquella maldita fecha, el Señor de bizkaya ha sido siempre al mismo tiempo Rey de España; cargo y título que le correspondían independientemente, y cuya unión casual en su persona no interesaba a la libertad política y gubernativa de Bizkaya, pero era ocasión de que los monarcas españoles incurriesen en la ambición de sojuzgarla. Repetidas veces, en efecto, ejerciendo de Señores, trataron de mermar su independencia, pero casi siempre quedaron frustrados sus intentos, aunque hubo caso en que el contrafuero llegó a realizarse a despecho de los bizkainos sanos que quedaran. Mas, cuando España descarándose y mostrando abiertamente la saña de su corazón hacia Bizkaya, hase aprovechado de la debilidad y el arraigado españolismo de los bizkainos más influyentes, para ir destruyendo gradualmente nuestra nacionalidad hasta dejarnos sin el menor vestigio de independencia, ha sido en este siglo XIX; el cual, o ha de ver a los bizkainos sucumbir para siempre al peso de la dominación española, o ha de ser, por el contrario, testigo de nuestra regeneración, y vado y transición del pasado a un glorioso porvenir.

Ahora usted dirá si no tenemos historia nacional ni motivos para odiar al español.

Haut.– Nunca hubiese creído que en un territorio tan pequeño como éste, se encerrase una nación tan grande como Bizkaya. Pero también observo que tan alta y noble como aparece en la historia, es bajo y humillante el abismo de esclavitud en que ha caído.

Quedo ahora plenamente convencido de que no es usted español, sino bizkaino. Los polacos nunca se dirán rusos o alemanes, sino polacos; los irlandeses jamás consentirán que se les llame ingleses, sino irlandeses: los bizkainos, pues con mayor razón deben llamarse bizkainos, y no españoles.

Comprendo, por último, que odie usted a España, ya que es la nación que ha avasallado a su Patria. ¡Cosa rara, en verdad, que esta preciosa conquista haya alcanzado España en el siglo en que más abatida y postrada se encuentra!

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

A este punto llegaba el diálogo del francés y el bizkaino, cuando, deteniéndose el tren en la estación de Atxuri, me dispuse a bajar para entrar en esta maketizada Bilbao.

Bizkaitarra, número 4, 17 de dicembre de 1893.

"Los seudo-civilizadores" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 17 de diciembre de 1893)

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Sabino Arana (1865-1903)

Los seudo-civilizadores

A tan alto grado de intensidad llega la caridad de las naciones europeas, que ya no se contentan con ejercitarla en sí mismas, sino que las lleva al sacrificio por civilizar a los hombres de color. De ahí la conquista de las Américas por los españoles y las demás conquistas llevadas a cabo por la raza blanca.

Que hay un país cuya posesión promete, o por sus riquezas agrícolas o minerales, o por sus ventajas marítimas o estratégicas... Pues allá se mandan un par de cañoneros que planten e icen el pabellón nacional. Si el indígena protesta, se le acribilla el cuero; lo cual, como no dispone de cañones rayados ni fusiles de repetición, es fácil hacerlo.

Y se dan los invasores tal traza de buenos profesores en instruirle al natural del país en los elementos de cultura, que para cuando pueda enterarse de la manera de explotar las minas, de cultivar los campos, de construir puertos o de establecer industrias, mira en su rededor y ve extinguida su familia y usurpado su hogar, se mira a sí mismo y observa que la dignidad humana es patrimonio de la raza blanca y vese rebajado a la condición del bruto.

Si se opone a recibir ese influjo de la cacareada civilización, le expatriarán a cañonazos; si lo consiente, le pisarán como a asqueroso sapo.

Algo nos podrían decir, por ejemplo, aquellos infelices pieles rojas que vagan allá por las incultas praderas de la América del Norte, desterrados de su patria y reducida su numerosa raza a unas cuantas tribus, que viven miserablemente y son cazadas de continuo por los blancos.

Luego, tras tantas invasiones, que en los tiempos presentes, gracias a los fáciles medios de comunicación, se verifican en mayor escala y más variamente que en los antiguos, suelen ocurrir aberraciones como la de Cuba, a cuyos actuales moradores les ha dado por alzar la bandera. separatista, como si no habitaran territorio extraño y no fuesen hijos de españoles y africanos.

¡Cuánta paz habría en el mundo, si cada pueblo adoptara un non plus ultra irrevocable, no material o debido a un error geográfico, como el ibérico, sino moral y de derecho de gentes.

Pero concretémonos al caso actual. ¿Qué clase de cultura podrán llevar los españoles al Riff?

¿Les podrán instruir a los bereberes en el arte militar, para que sepan defenderse contra quien los atacare? Tal vez, pero lo cierto es que hasta ahora son los riffeños quienes pueden dar lecciones a los españoles: pues visto está que tiran mejor que sus civilizadores y que mientras ellos no tardaron más que unos días en levantar en armas 30.000 hombres (según los periódicos españoles), España empleó dos meses para enviar a Melilla 20.000.

¿Les enseñarán acaso a cultivar los campos? Para convencerse de lo contrario, no hay más que recorrer las inmensas llanuras de España, condenada a perpetuo barbecho, y recordar el principio de que nadie puede dar lo que no posee.

¿Podrán darles ejemplos de piedad o al menos de respeto a la religión? Seguramente: enseñándoles, verbigracia, a blasfemar.

Pero ¿les podrán enseñar algo siquiera de educación natural: por ejemplo, cómo al enviado extranjero se le ha de recibir con risotadas y mofas, y si a mano viene, se le ha de dar una pedrada en las narices? ¡Oh, esa cultura sí! En eso están fuertes los españoles."

Bizkaitarra, Bilbao, nº 4, 17 de diciembre de 1893.

"Fuerismo es separatismo" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 22 de abril de 1894)

Fuerismo es separatismo

I

El nacionalismo bizkaino tiende a la constitución de Bizkaya en nación absolutamente libre e independiente de las demás.

Como esa política, a juicio de los nacionalistas, corresponde de derecho a Bizkaya, es decir, como ésta, según la historia, no es, teórica y jurídicamente considerada, una parte o región de la nación española, sino una verdadera nación, sometida actualmente y a pesar suyo por España, resulta que ese nacionalismo no dicta que haya de separarse o desmembrarse una parte de su todo, sino que expresa el restablecimiento natural y justo de un todo fundido y anexionado anormal e injustamente a otro perfectamente distinto por su naturaleza.

En consecuencia, el nacionalismo no puede llamarse propiamente separatismo, sino impropiamente y sólo en cuanto que de hecho está Bizkaya unida a España. Pero también es indudable que los españoles, o por el nulo conocimiento que de la historia y leyes de Bizkaya tienen, o por la maliciosa táctica de hacer ver a las potencias europeas (por lo que pudiera sobrevenir) que esa política bizkaina quebranta la integridad de la nación española, han de negarle su verdadero nombre de nacionalismo y de aplicarle el impropio de separatismo, basados en el supuesto de que Bizkaya es de derecho parte integrante de España.

De todas las maneras y puesto que el nombre no hace a la cosa, esa política bizkaina, objetivamente tan antigua como Bizkaya, aunque subjetivamente, o en la mente y el corazón de los bizkainos, tan nueva ante el público, que apenas cuenta un año de existencia, aspira, llámese nacionalismo o separatismo, a que Bizkaya se constituya en nación perfectamente independiente (1) sin otras relaciones con España que las internacionales que, por dictamen natural, deben existir entre todas las naciones, como sociedades humanas habitantes en una misma tierra, y por tratados particulares se establezcan en la esfera comercial.

Dada esta definición de la política separatista, vamos a demostrar que el fuerismo debe comprender en sí esta doctrina, esto es que el fuerista, para serlo en realidad de verdad, ha de ser necesariamente separatista.

Con la palabra fuerismo se significa, como es claro, el sistema político que señala para Bizkaya el restablecimiento de todo lo esencial que en su código e historia forales se contiene como indiscutible derecho.

Poco trabajo nos costará el probar que, mientras Bizkaya ha gozado de la integridad de sus Fueros, ha sido una nación completamente libre, absolutamente autónoma.

II

La revolución social más transcendental de que fueron objeto en los tiempos históricos de la antigüedad los pueblos que habitaban el continente europeo y gran parte del asiático y del africano, fue la producida por la casi universal conquista llevada a cabo por las armas de Roma.

Uno de los pocos pueblos europeos que de tan extensa y profunda metamorfosis política se libraron fue nuestra Euskeria, que no era ciertamente en aquella fecha un solo estado sólidamente constituido, ni siquiera una confederación de estados, sino un conjunto abigarrado de multitud de pequeños señoríos y repúblicas, cuyas familias, procedentes de diferentes tribus de la raza aborigen de Europa, habrían venido emigrando sucesivamente a estos agrestes y deshabilitados lugares, conforme los extensos países que sus naciones poseyeran eran invadidos y ocupados por las diversas gentes que en el transcurso de los cuarenta o cincuenta siglos anteriores al apogeo de Roma, habían inmigrado en nuestro continente.

Mientras España, pues, se convertía en provincia romana y se latinizaba por completo en su lengua y costumbres y leyes y carácter, Bizkaya (nos ceñiremos a hablar de este estado euskeriano, ya que no cupo a todos igual suerte) se mantuvo en su primitiva libertad y exenta de extrañas influencias.

Llegó en este estado de cosas el siglo V, en el cual la mano de Dios, harta ya su Justicia de la abyecta corrupción de los imperios latinos, y realizando metódicamente el plan que para la propagación de la Iglesia de Cristo se había trazado, levantó de su asiento a los rudos pueblos que cazaban y guerreaban en las selvas del norte, y los lanzó sobre la afeminada a la vez que embrutecida raza del mediodía europeo, viniendo a ser España, como todas las provincias latinas, presa del viril invasor a quien llamaron bárbaro.

Aceptada sin resistencia por los españoles la dominación visigoda, uniéronse el corazón germano y la inteligencia latina en un mismo ser, informado por el espíritu del Cristianismo; mas si la España visigoda tuvo monarcas legisladores como Alarico y Leovigildo y guerreros como Teodoredo y Vamba, nunca su acero llegó a someter ni su cetro a imponer leves a este pueblo bizkaino, más rudo tal vez que los primeros godos, pero más amante que pueblo alguno de la libertad y la unidad de su raza.

A aquella espantosa revolución del siglo V, sucedió en el VIII otra más reducida pero más tenaz, encomendada esta nueva por la Providencia a las apiñadas hordas musulmanas; las cuales, penetrando en la península ibérica, derrocaron el ya envilecido trono visigodo, invadieron el territorio hispano, derribaron la Cruz y enarbolaron en su lugar la Media Luna. A los oídos de Bizkaya llegaba el eco del ruido del combate, los hurras de victoria, los rugidos del guerrero vencido, los ayes de un pueblo expirante; pero ella, guarecida en los repliegues de sus escarpados montes permanecía libre de extranjero yugo y una en su raza.

Dios, sin embargo, ya no descarga su justiciero brazo hasta extinguir y aniquilar a la humana sociedad que haya olvidado sus preceptos y negádole acatamiento: si un pueblo siente la pesadumbre de su Justicia, es sin duda por que despierte, reavive su fe muerta, reconozca la magnitud de su Poder y se vuelva a Él, que entonces se pondrá de su lado y le restituirá la fuerza necesaria para recobrar su bienestar perdido.

Así es como, acogiéndose al auxilio del Cielo y tremolando la enseña del Cristianismo enfrente de la agarena, los guerreros españoles retirados con el pavor de la derrota hasta el septentrión de su territorio, comenzaron a crear en las diferentes regiones otros tantos reinos, condados y señoríos, que habrían de nacer y desarrollarse independientemente los unos de los otros. (2) Eran, estos nuevos estados, pedazos inorgánicos de la destrozada España visigoda, los cuales, destruida ésta, habían de adquirir aisladamente (si no se resignaban a perecer) vida propia en la anormal época de la reconquista, para luego refundirse y constituir nuevamente, una vez normalizada la situación en los siglos XV y XVI, la España de que eran naturales componentes desagregados por accidente. Mas a ese grupo de estados no pertenecía en manera alguna el de Bizkaya: el cual, mientras aquellos eran subyugados por los árabes, perseveraba libre; cuando ellos reconquistaban su territorio al musulmán, conservaba intacto el suyo; y no obedecía más leyes que sus propias costumbres, ni acataba otro poder que el de su batza'res, (3) cuando las regiones españolas, perdidos su cetro y legislación comunes, bajo cuya jurisdicción jamás estuvo Bizkaya, formaban nuevos códigos y establecían nuevas y parciales monarquías.

De esta suerte seguía disfrutando Bizkaya de su primitivo estado de perfecta independencia. Pero, amenazada de continuo del peligro de perderla, más principalmente por la ambición de los reinos españoles vecinos que por el vértigo marcial del islamismo, viose ya a fines del siglo IX en la necesidad de cambiar su constitución interna para oponer más segura resistencia a los embates del oleaje extranjero; y agrupándose a la sombra de un mismo poder y una legislación los distintos y pequeños estados en que su raza se hallaba dividida, obtuvieron preventivamente la fuerza aneja a la unión, y de un conjunto inarmónico de repúblicas separadas se formó una república nacional, y de un sinnúmero de reducidos ejércitos uno solo capitaneado por un jefe Jaun (Señor), para el cual cargo fue proclamado un bizkaino conocido en la historia por el apodo de Zuría (el Blanco).

Así el nombre de Bizkaya, que hasta esa fecha sólo puede tener significación geográfica y etnográfica, pasa ya entonces a expresar una nación y estado, que viene a ser, al constituirse, una República caracterizada accidentalmente por la forma Señorial.

(Continuará.)

Bizkaitarra, Bilbao, 22 de abril de 1894


(1) Esto no significa que Bizkaya ha de prescindir de las otras regiones de Euskeria. No: Alaba, Bizkaya, Gipuzkoa, Lapurdi, Nabarra, Naparrobera y Zuberoa son pueblos hermanados por los lazos naturales de raza, idioma, carácter y costumbres, y según la política nacionalista, están llamados a formar una Confederación. Tampoco es el separatismo todo lo que el nacionalismo abarca. En cada artículo no puede decirse todo sino solamente aquello de que en él se trata.

(2) Téngase mucho cuidado en advertir que estos señoríos y condados, por ejemplo los de Castilla, no son de la misma clase que el llamado Señorío o Condado de Bizkaya, como no son tampoco los Fueros españoles de la misma que el Fuero de esta República. Son grandes los deseos que tenemos de ocuparnos en este último punto, para desvanecer ciertas fraternidades regionales e identidades de derechos que, como artículos de fe se sientan y suponen por aquí en estos tiempos tan fecundos en desdichadas aberraciones. ¿No has oído muchas veces, lector, decir éstas o parecidas expresiones: también Cataluña, como Bizkaya, tuvo sus Fueros, y Valencia los suyos, y Aragón los suyos, etc.? Si es cierto que el nombre es signo de la cosa y no puede, por lo tanto, alterarla por ser posterior a ella, cuanto influye por la misma razón de signo, en el juicio que de aquélla haya de formarse, lo estamos viendo a cada paso.

(3) Asambleas de los cabezas de familia

"Estatutos del Euzkeldun Batzokija" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 24 de mayo de 1894)

Estatutos del Euzkeldun Batzokija

Doctrina política

Art. 3.º Jaungoikua. Bizkaya será católica-apostólica-romana en todas las manifestaciones de su vida interna y en sus relaciones con los demás pueblos.

Art. 4.º Lagizarra. Bizkaya se reconstituirá libremente. Restablecerá en toda su integridad lo esencial de sus Leyes tradicionales llamadasFueros. Restaurará los buenos usos y las buenas costumbres de nuestros mayores. Se constituirá, si no exclusivamente, principalmente con familias de raza euskeriana. Señalará al euskera como lengua oficial.

Art. 5.º Eta. Bizkaya se establecerá sobre una perfecta armonía y conformidad entre el orden religioso y el político, entre lo divino y lo humano.

Art. 6.º Distinción de Jaungoikua y Lagizarra. Bizkaya se establecerá sobre una clara y marcada distinción entre el orden religioso y el político, entre lo eclesiástico y lo civil.

Art. 7.º Anteposición de Jaungoikua a Lagizarra. Bizkaya se establecerá sobre una completa e incondicional subordinación de lo político a lo religioso, del Estado a la Iglesia.

Art. 8.º Siendo Bizkaya, por su raza, su lengua, su fe, su carácter y sus costumbres, hermana de Alaba, Benabarre, Gipuzkoa, Lapurdi, Nabarra y Zuberoa, se ligará o confederará con estos seis pueblos para formar el todo llamado Euskelerria (Euskeria), pero sin mengua de su particular autonomía. Esta doctrina se expresa con el principio siguiente: Bizkaya libre en Euskeria libre.

Bizkaitarra, 24 de mayo de 1894.

"Recuerdo" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 31 de agosto de 1894)

Recuerdo

El día 16 del mes que hoy termina se cumplió el primer aniversario de la San Rocada, nombre con que se conoce la primera manifestación del nacionalismo bizkaino, más comúnmente denominado separatismo.

El día de San Roque del año pasado, tres o cuatro bizkainos nacionalistas ya declarados, secundados por unos cuantos compatriotas que, aunque no del todo convencidos, sintiéranse por instinto inclinados a aquellas doctrinas, atacaron a la bandera española con ánimo de quemarla, a los gritos de ¡muera España! y dando vivas a la independencia de Bizkaya en particular y en general de Euskeria.

El suceso comenzó en Gernika y terminó en Bilbao: en Gernika se oyeron los primeros gritos llamados subversivos y quedó desgarrada la bandera española; en la calle Nueva de Bilbao, al despedir al Orfeón pamplonés, resonó el último muera a España.

Quedó aquél ya sucintamente referido en el número 9 de este periódico, y no volveremos a escribir lo que dicho queda. únicamente recordaremos su origen y algunas de las circunstancias que lo acompañaron.

Tratábase de obsequiar al Orfeón iruñense con un banquete en Gernika, a fin de demostrar de alguna manera cuán simpática y amable era para los bizkainos la causa nabarra. Los nacionalistas plenamente convencidos (no pasarían de media docena), que a nadie ceden en amor a Nabarra y aman tanto a sus hermanos como odian a sus enemigos, acudieron al banquete; mas con el firme propósito de guardar la más perfecta prudencia, de oír callando cuanto en pro del regionalismo o de cualquiera otra política españolista se dijese, y de no despegar los labios mientras no se aludiese desfavorablemente al nacionalismo o separatismo.

Una crasa torpeza de algunos carlistas que, sin saber lo que es regionalismo y sin acordarse que el carlismo se comprende dentro de esta política genérica, tomaran por separatista el grito eminentemente regionalista y anticentralista de ¡muera Castilla! proferido en un brindis, ocasionó el que desde aquel momento comenzaran a oírse los gritos del nacionalismo ya citados.

Respecto del ataque a la bandera española, fue provocado por los mismos guernikeses. Cuando entraron en Gernika los expedicionarios, fueron ya advertidos aquellos de que la presencia de la bandera española, izada en los balcones de la Sociedad Guerniquesa en honor de la manifestación, disonaba radicalmente del espíritu de ésta. Los guernikeses no accedieron a arriarla, y como aún después del banquete persistieran en su negativa, los nacionalistas decidieron encargarse ellos mismos de llevarlo a efecto, como lo habían asegurado por la mañana. Y de aquí el ataque a la gloriosa enseña de las Navas y Lepanto (salvo error histórico).

Pero es de advertir que no hubo lucha propiamente tal entre guernikeses y antiespañolistas. Los primeros no emplearon más armas que las de la amistosa disuasión; y más les valió así: de otro modo, mal probablemente habrían parado los defensores de la bandera española que merecieron ser llamados héroes en los periódicos de Madrid.

Al cabo la bandera hispana fue arriada y lanzada a la calle, donde, asida de un lado por dos aldeanos y un nacionalista y del otro por cuatro o cinco guernikeses y dos guardias civiles, fue rasgada y desgarrada a presencia de los doscientos expedicionarios nabarros y bizkainos, un buen número de guernikeses y otro no pequeño de forasteros que acudieron a Gernika con motivo de las fiestas que aquellos días celebra la villa, a más de una veintena de guardias que, a los gritos de ¡fuerzas, fuerzas!, que desaforadamente daba un guernikés, habían acudido al lugar del suceso.

Analizando imparcialmente los hechos, resulta indudable que si los guernikeses hubieran retirado por la mañana aquella tela rojaamarilla, no hubiese habido tal ataque a la inmaculada bandera española (salvo error de concepto); o que, s, por la tarde se hubiesen mostrado más condescendientes con los expedicionarios, enviando la bandera y vendiéndosela (seguramente bien pagada), guernikeses y manifestantes habrían podido bailar fraternalmente el aurresku alrededor de la bandera española entregada a las llamas, y entonces no hubiese sido asaltada la Sociedad Guerniquesa.

Es cuanto se deduce de los hechos y de las doctrinas de los nacionalistas. Porque éstos atacaron a la bandera española como tal bandera española, no como objeto propio de aquella Sociedad.

Mas, ocurriendo lo que relatado va, los guernikeses (ciertos guernikeses, y no son pocos) desmerecieron muy mucho en concepto de los nacionalistas; los cuales siempre que recuerden la San Rocada, recordarán también el españolista comportamiento de aquellos.

Sin embargo, si las cosas no hubiesen pasado del límite narrado, los guernikeses hubieran podido disculpar su proceder, alegando no estar enterados de la existencia de la doctrina nacionalista, disculpa evidentemente débil a juicio de los que profesan esta doctrina, ya que la misma había sido publicada hacía ya varios meses y estiman aquellos que quien sienta en su alma la desgracia patria busca diligentemente el eficaz remedio, pero atendible, al fin, en el temperamento de tales guernikeses, poco dados de suyo a ocuparse en cosas serias y que sólo piensan en placitas de toros, en otros festejos maketófilos y en escuchar con fruición los eruditos discursos de sabor maketo de un ídem tan amigo de la enciclopedia que lo mismo le cura la pezuña a un ternero como dirige el movimiento de una vía férrea o se dispone a empuñar las riendas de la administración bizkaina.

Pero, aunque aquella noche a algunos guernikeses les pareció prudente disculparse en aquel sentido al comentar en la Sociedad el suceso del día, como al segundo o tercero vieran que los diarios de Bilbao o censuraban ásperamente el acto de los nacionalistas o se lavaban las manos, optaron por mostrarse cuerdos y formales remitiendo a dichos diarios un escrito en el cual condenaban aquel acto y protestaban de su ardiente amor a la Madre Patria (léase España); pues no son los aludidos guernikeses gente insensata que se proponga bregar contra la corriente y abandonar la apacible influencia del sol que más alumbra.

Creen ellos que el sol del nacionalismo no ha de pasar nunca de ser una estrella de quinto o sexto orden; pero posible es llegue el día en que ese astro de vivísima luz se acerque tanto al suelo bizkaino, que el manchado sol que hoy más alumbra, que es el maketófilo, sea eclipsado y los guernikeses queden a la sombra

Bizkaitarra, Bilbao, 31 de agosto de 1894.

Cosas de los gernikeses (Bizkaitarra, Sabino Arana, 31 de agosto de 1894)

Cosas de los guernikeses

Cada cual se divierte a su manera, suele decirse.

Pero las diversiones de los guernikeses ya pasan de los límites de la decencia bizkaina.

No se sabe qué es lo que los guernikeses juzgan de sí mismos o quién los ha engañado: el caso es que presumen poco menos que de propietarios de la Casa de juntas y del Árbol que simboliza nuestras libertades. Tal vez sea ello efecto de la estupenda necedad de ciertos periódicos bilbaínos que, sin pizca de conocimiento de la historia ni aún de la geografía de Bizkaya, llaman de continuo, y como poniendo una pica fuerista en Flandes, Capital Foral a la villa de Gernika.

Y claro: con estas flores de Babia, los guernikeses se hinchan como ranas, y forman conciertos capaces de resucitar de alegría a los muertos de Maketania.

Ayer, el pretexto fue la colocación de la primera piedra de un colegio, y acudieron los panzudos homes a la Iglesia Juradera de la Antigua, donde arrellenados en los asientos de nuestros antiguos magistrados, hablaron (digámoslo así) tales cosas, que le pusieron al sufrido Árbol como no digan dueñas. Hoy... hoy, verán ustedes el acto de los ocurrentes guernikeses.

Precisaba la restauración de la iglesia de un convento. Pues bien: entendido el Capellán, que por fuerza ha de ser también guernikés, con algunos convecinos(1) acuerdan servirse de este motivo, para celebrar una fiesta magna, una fiesta foral, que dé mucha gloria y renombre a Gernika y... deje algunos cuartos en la villa. Recurren primero a los pelotaris, a pesar de que hasta ahora más se han acordado de plazas de toros que de frontones; pero los pelotaris se niegan a contratarse dando con ello una lección al Capellán, quien debiera saber que para obtener fondos con que poder dar culto a Dios, nunca es decoroso apelar a medios profanos, sino al piadoso del donativo directo.

Pero el punto principal del programa no era el partido de pelota, sino el violín de Sarasate.

Sarasate... el mejor violinista del mundo; Sarasate... nabarro; Sarasate... tocando so el Árbol de Gernika: no hay duda de que las tresProvincias Vascongadas y Navarra en masa acuden ese día a la Capital Foral.

Así pensaban los guernikeses. Pero aunque Sarasate tocó bajo el Árbol Santo, y tocó el Gernika y tocó peteneras(2) y la jota aragonesa... ni las Provincias Vascongadas y Navarra se movieron de su sitio, ni el mar se retiró para dar lugar a tanta muchedumbre esperada de los guernikeses.

Y la explicación es bien sencilla: porque la restauración de la iglesia de un convento particular no es cosa que pueda servir de motivo para hacer una manifestación foral, como neciamente han pretendido los guernikeses; porque es inaudita profanación el sentarse los concejales de Gernika en el solio que al pie del Árbol les correspondía a la Diputación General y a los Síndicos del Señorio; porque es horrible profanación el dar espectáculo ninguno so el Árbol Santo de nuestras Leyes; porque hay mucha gente que subiría a la peña del Gorbea y pagaría buen dinero por oírle a Sarasate, pero que no podría oírle bajo el Sagrado Roble, sin darle una silba estrepitosa, y le lanzaría a puntapiés a quien tocase peteneras y la jota aragonesa bajo sus ramas venerandas; porque, en una palabra, el Árbol de Gernika (lugar que no cae dentro afortunadamente de la jurisdicción de la villa de este nombre, la cual tantos méritos está haciendo para hacerse odiosa y abominable)(3), el Árbol Santo, decimos, que simboliza nuestra independencia y nuestras Leyes tradicionales, no es un objeto poético, una curiosidad, un fenómeno, para explotarlo villanamente, como lo explotan los guernikeses, autorizados por nuestra Diputación y a ciencia y paciencia de los demás bizkainos.


1 Hemos sabido que respecto de este punto de los conciertos hubo dos bandos en Gernika. Al fin, como se ve, triunfaron los que hasta la fecha siempre van triunfando.

2. Difícilmente podrá disculpársele a Sarasate. En fin, en el pecado ha hallado la penitencia: creyese que toda Bizkaya, al menos, asistiría a los conciertos, y se encontró con... una plancha fenomenal.

3. Una cosa es el lugar Gernika, que es jurisdicción de la anteiglesia de Luno y donde está el Árbol y otra muy distinta la villa Gernika, que está situada junto a aquel lugar, y que tanto abunda en guernikeses. Para que se vea lo que es esta gente, vamos a reproducir un párrafo de la reseña de los conciertos que uno que firma Tesifonte Gallego (y creemos lo sea) escribió desde Gernika el 16 al Heraldo de Madrid: "Al retirarnos de aquel lugar... dejando detrás del templete el esqueleto del árbol de la tradición, delante el flamante retoño alimentado por las brisas de la libertad… se nos ocurrió hacer constar que en aquel sitio y en este día (de la San Rocada pudo haber añadido) no se ha dado un viva a los fueros a cambio de las aclamaciones a Sarasate, que allí deja, entre los ecos del Guernikako Arbola, sublimes acentos de la jota aragonesa.¡Bien por los guernikeses!

Bizkaitarra, Bilbao, 31 de agosto de 1894.

"La ceguera de los bizkainos" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 30 de septiembre de 1894)

La ceguera de los Bizkainos

INDOLENCIA

¡Cuán difícil y penosa es la labor que nos hemos impuesto de soltar la venda que ciega los ojos de los bizkainos!

¡Dichosos aquellos antepasados nuestros que perdieron su vida por mantener incólume la independencia de Bizkaya!

Bien presto diéramos nosotros la nuestra, no ya solamente por la libertad de la Patria, sino porque nuestros hermanos los bizkainos cayeran en la cuenta del enorme parricidio que cometen al abandonar la única bandera patria de Jaungoikua eta Lagiza´ra (Dios y Fueros) para entregarse en brazos de los partidos extranjeristas.

No es que nos arrepintamos de haber acometido empresa tan formidable como es ésta de hacerles comprender a los bizkainos, en orden a la política, que es falso todo lo que hasta ahora les han enseñado y que la verdad está en ciertas ideas o doctrinas que hasta el presente nadie les ha explanado; y que deben comenzar a andar un camino diametralmente opuesto a los distintos que hasta nuestros días han seguido, los cuales son extraviados, aunque por ellos hayan caminado y caminen hombres de virtud y hombres de inteligencia y hombres de saber. No es que nos abrume la pesada carga que hemos echado sobre nuestras espaldas y nos obligue a quejarnos de tanta pesadumbre. No: nosotros acometimos esa empresa, no por pasión momentánea, sino como resultado de muchos años de estudio y reflexión; nosotros nos cargamos sobre los hombros esa pesada labor, porque nos sentimos con ánimo firme para soportarla. Y si algún día la imposibilidad del éxito apareciese a nuestro entendimiento tan evidente como el objeto que se ponga ante los ojos a la luz del día, tal vez entonces desistiéramos de nuestros propósitos, pero sólo entonces; porque nos lanzamos a la lucha dispuestos a no entretenernos jamás en discurrir para averiguar la posibilidad o la imposibilidad de los resultados. Bástenos el ver la justicia del fin y de los medios, para emprender la obra patria con la más inquebrantable resolución. Mas a los muchos bizkainos que no se contentan con que sea justa la causa que defendemos para abrazarla, sino que exigen sea posible su realización, a esos tales debemos decirles que, así como la desunión de los bizkainos la haría imposible, así la unión de todos los compatriotas haría, no sólo posible, más segura la consecución del fin.

No nos quejamos, pues, por nuestros trabajos: nos quejamos por el dolor, por la intensísima pena que nos causa el ver transcurrir días y meses y años enteros sin que los bizkainos rompan la venda que les impide ver su extravío, sin que conozcan la esclavitud de la Patria y reconozcan su único remedio, y más especialmente el considerar que hay muchos bizkainos que, habiendo llegado a comprender la justicia y la bondad de la patria, causa que proclamamos, encógense, no obstante, de hombros y la miran con indiferencia o la examinan por mera curiosidad, si ya no demuestran su ignorancia riéndose de ella como idiotas.

NUESTRA VOZ

Por eso, mientras a nosotros nos quede una mano con qué mover la pluma sobre el papel, no dejaremos de repetir:

¡Bizkainos! Vuestra Patria perece, ya lo veis... y vosotros la estáis matando. No era posible defendierais a Bizkaya contra sus enemigos con otras políticas que la única que se contiene en su historia y en sus leyes y de ellas se desprende; y vosotros, o la habéis menospreciado totalmente para formar en las filas del extranjero, o la habéis corrompido fundiéndola en las de sus mismos dominadores. Tenía vuestra Patria la bandera nacional de Jaungoikua eta Lagiza´ra; y vosotros, ¡insensatos!, la abandonasteis al enemigo de Bizkaya para que la desgarrara y en su lugar enarbolase su propia bandera. Era feliz la familia bizkaina, porque así sus costumbres como las leyes del estado estaban informadas en los principios religioso-morales del catolicismo; y vosotros le habéis dicho que debe olvidarse ya de cosas que pasaron a la historia; que es oscurantismo, que es retroceso desear la conformidad de las leyes y las costumbres con los preceptos de Dios; que sobra en el lema tradicional de Bizkaya la palabra Dios, y debe sustituirse con otra que signifique el ateísmo o liberalismo, importado por el extranjero y corruptor de las sociedades, debiéndose contentar los bizkainos con unos Fueros sin Dios, con unos Fueros que no existen, con un poder sin autoridad, con un cuerpo sin alma, con un monstruo. Establecida estaba en Bizkaya una constitución y unas leyes nacidas en sus mismas costumbres, sancionadas libremente por ella misma y que son la admiración de historiadores y jurisconsultos; y vosotros habéis preferido aceptar una constitución y unas leyes creadas por el extranjero, por el mismo que aborrece a vuestra Patria. Libre e independiente de poder extraño, vivía Bizkaya, gobernándose y legislándose a sí misma, como nación aparte, como estado constituido; y vosotros, cansados de ser libres, habéis acatado la dominación extraña, os habéis sometido al extranjero poder, tenéis a vuestra Patria como región de país extranjero y habéis renegado de vuestra nacionalidad para aceptar la extranjera. Vuestros usos y costumbres eran dignos de la nobleza, virtud y virilidad de vuestro pueblo: y vosotros, degenerados y corrompidos por la influencia española, o los habéis adulterado por completo, o los habéis reemplazado por los usos y costumbres de un pueblo a la vez afeminado y embrutecido. Vuestra raza, singular por sus bellas cualidades, pero más singular aún por no tener ningún punto de contacto o fraternidad ni con la raza española, ni con la francesa, que son sus vecinas, ni con raza alguna del mundo, era la que constituía a vuestra Patria Bizkaya; y vosotros, sin pizca de dignidad y sin respeto a vuestros padres, habéis mezclado vuestra sangre con la española o maketa, os habéis hermanado y confundido con la raza más vil y despreciable de Europa, y estáis procurando que esta raza envilecida sustituya a la vuestra en el territorio de vuestra Patria. Poseíais una lengua más antigua que cualquiera de las conocidas, más rica que vuestros montes, más vigorosa y altiva que vuestras costas, más bella que vuestros campos, y era la lengua de vuestros padres, la lengua de vuestra raza, la lengua de vuestra nacionalidad y hoy vosotros, la despreciáis sin vergüenza y aceptáis en su lugar el idioma de unas gentes groseras y degradadas, el idioma del mismo opresor de vuestra Patria. Era antes vuestro carácter noble y altivo a la vez que sencillo, franco y generoso; y hoy vais haciéndoos tan viles y pusilánimes, tan miserables, falsos y ruines como vuestros mismos dominadores.

¡Bizkainos: Bizkaya perece... y vosotros la estáis matando!

Quizás, cuando nosotros decimos y repetimos esas cosas, no se juzguen sinceras nuestras palabras y se nos tenga por periodistas de profesión o acaso por personas que no aspiren a otra cosa que a la gloria o el lucro. Pero a quienes tal sospechasen de nosotros y de ello nos acusasen, sólo habríamos de contestarles con estas palabras: juzgadnos por nuestras obras.

EL ESPAÑOLISMO EN BIZKAYA

El niño que en 1371 había heredado de su madre el Señorío de Bizkaya, heredaba de su padre ocho años después el Reino de Castilla, viniendo a ser Juan III de Bizkaya y I de Castilla, y resultando así una misma persona revestida de los diversos títulos de Señor de Bizkaya y Rey de España. Este hecho casual, repetido constantemente desde aquella fecha de 1379, por razón del carácter hereditario de ambos títulos, ocasionó un tan continuo roce de la nación bizkaina con la española, que produjo lo que nosotros llamamos españolismo.

Como consecuencia natural de ese roce, en efecto, nuestros padres comenzaron por pensar y sentir como los españoles, alegrábanse con los españoles cuando España alcanzaba alguna gloria, apenábanse con ellos cuando España padecía alguna desgracia, y llegaron de esta suerte a juzgar que Bizkaya era, sí, una región privilegiada y de historia y legislación separadas de las de Castilla, pero región, al cabo, de la nación española.

Desarrollándose paulatinamente este españolismo en el espíritu bizkaino, llega ya en el siglo XVIII a presentarse perfectamente marcado y definido, y a dominar y borrar por completo la idea de nacionalidad a principios del presente, que hoy afortunadamente se acerca ya a su fin.

EL ESPAÑOLISMO EN LAS OTRAS TRES REGIONES

Y esto que vemos en Bizkaya, ha acontecido y acontece, y acaso en mayor escala, en las otras tres regiones de la raza euskeriana dominadas por España. Verdad es que en Alaba y Gipuzkoa han concurrido más causas de españolismo, ya que esos dos estados se agregaron a España por pacto en virtud del cual reconocían como propio de ellos el poder español, y casi venían a ser en lo político provincias españolas; y cierto es que gran parte de Nabarra pertenecía a la España visigoda antes de que ésta fuese devastada por los árabes.

Pero decidles a los alabeses y a los guipuzkoanos: "Vosotros constituíais dos estados perfectamente independientes; por vuestra libre voluntad pactasteis con España vuestra unión, pero de igual a igual de potencia a potencia; hoy España ha quebrantado ese pacto, sometiéndoos; si, pues, conseguís rechazar esa mano opresora, libres, quedáis como lo erais antes de vuestra unión, y os gobernaréis a vosotros mismos; no pidáis los Fueros a vuestro dominador, porque es indigno y cobarde el pedir mercedes a la mano opresora, y porque, esa nación que os subyuga nunca os dará de buen grado lo que os ha arrebatado con tanta saña; tampoco os debe doler la separación, porque no sois españoles por naturaleza." Decidles esas cosas a los guipuzkoanos y a los alabeses, y veréis cómo os contestan: "Nuestra madre Patria es España, a pesar de no haberlo sido antes de los pactos; no nos trata como a hijos, porque lo que era nuestro y solamente nuestro nos lo ha arrancado del corazón destrozándonos el alma; nos trata, no de igual a igual, como pactamos, sino como a esclavos; pero es nuestra Patria, decimos y por esto la amamos tanto, que sólo nos atreveremos a pedirle por favor lo que nos debe en justicia."

Y decidles a los nabarros: "Vosotros, que en gran parte pertenecéis a una raza nunca dominada por el extranjero, formasteis todos unidos un reino independiente, cuando España fue devorada por invasión agarena; el siglo XVI el rey de España os conquistó traidoramente, y desde entonces venís sometidos al cetro español; vosotros tenéis derecho a constituir un estado separado del de España, y debéis constituirlo, porque no es digno que os hagáis partidarios del que os ha esclavizado, y vayáis a mendigar rey a un país extranjero, y pidáis para rey vuestro al que se cree con derecho a serlo por descender del que destronó a los vuestros legítimos y os conquistó." Y los nabarros os hubiesen contestado el año 92, esto es, antes del Proyecto-Ley de Gamazo: "Es cierto que hace tres siglos y medio nos conquistó el español, y que ésta debiera ser razón suficiente para que fuésemos anti-españoles; pero nos gusta tanto el carácter español, nos trata tan bien, que estamos resueltos a permanecer siempre unidos a ellos para gozar de su protección y benéfica influencia; en nuestra tierra, pues, no ha brotado aún la planta separatista: todos somos españolistas, porque nos tenemos por españoles, pues no nos basta ser nabarros; y si hay entre los nabarros monárquicos, muchos que no se avienen con la dinastía actual de España, no es porque quieran algún monarca particular para Nabarra, sino el mismo rey de los legitimistas españoles, el que se cree con derecho a serlo nuestro porque es nieto del que nos conquistó en 1512; el príncipe proscrito D. Carlos de Borbón."

El españolismo está, pues, tan arraigado entre nuestros hermanos de aquende el Bidasoa como entre nosotros.

LOS PARTIDOS ESPAÑOLISTAS

Y tanto lo está hoy en Bizkaya, que no hay partido españolista que no tenga aquí sus prosélitos.

En dos grupos opuestos pueden dividirse todos ellos: el católico y el liberal.

Los principales partidos políticos comprendidos en el primer grupo son los tres siguientes: el carlista, el integrista y el regionalista. El segundo grupo se subdivide en otros dos: el republicano y el monárquico; cada uno de los cuales encierra un buen número de partidos.

EL LIBERALISMO

De los partidos liberales, esto es, del grupo propiamente llamado liberal y del republicano, no diremos muchas palabras, pues que son muy contados los bizkainos liberales o anti-católicos de verdad. Hay muchos que forman en las filas de los partidos liberales; pero la inmensa mayoría ignoran lo que se traen entre manos. Preguntadles qué es liberalismo, y no sabrán contestaros. De todos los liberales que hay en Bizkaya, sean monárquicos o republicanos, muy pocos serán los que lo sean con pleno conocimiento de esas doctrinas (que no puede llamarse convicción, pues en el error no cabe); todos los demás desconocen la política liberal, y sólo la profesan porque tampoco tienen instrucción religiosa.

Muchos de ellos son liberales, porque sus padres lo han sido; y sus padres lo fueron, porque creían que liberalismo no era más que odio a los carlistas. Otros muchos lo son por conveniencias sociales: si hubiese triunfado D. Carlos, hoy serían carlistas.

Respecto de las contadas docenas de liberales que lo son con perfecto conocimiento de los principios y fines del liberalismo, no los echamos de menos: porque quien deliberadamente va contra Dios, mal puede sentir repugnancia, si no es corto de entendimiento, para faltar a la Patria y a las leyes, mientras pueda librarse de la justicia humana.

Pero a los demás liberales, a todos los que lo son meramente de nombre, a ésos sí que los echamos de menos, de ésos sí que podemos decir que deploramos su apartamiento.

Se llamarán, a lo mejor, fueristas; y no caen en la cuenta de que mal puede ser fuerista quien esté afiliado a partido que no solamente es español, pero ni aun aparentemente puede decirse fuerista, pues que no contiene los Fueros en su credo político, ni saben que el partido liberal es esencialmente anti-bizkaino, pues acá se originó en aquella pretensión que a principios de este siglo sostuvieron algunos malos bizkainos de aplicar en nuestra Patria la Constitución española de Cádiz; ni comprenden que no se puede ser a un tiempo liberal y fuerista, porque los principios de nuestro Fuero y los del liberalismo son diametralmente antitéticos y absolutamente incompatibles; ni llegan a entender que en Bizkaya no se puede ser a la vez patriota y liberal, porque nuestro lema patrio, Jaungoikua eta Lagiza´ra, al cual no puede quitársele nada, con su primer término significa que de Dios dimana toda potestad y que las leyes católicas son base de la legislación bizkaina.

Nosotros quisiéramos hacerles ver a esos infelices bizkainos alistados en partidos políticos indignos de ellos cómo, por una parte, es en el seno de la Religión Católica donde se puede gozar de más libertad, más igualdad y más fraternidad; cómo, por otra, detestarían el liberalismo, si palparan las terribles consecuencias de su aplicación en sus padres, en sus hermanos, en sus hijos, en sus más queridos seres; y cómo, en fin, en nación alguna podrían hallar realizados los principios de libertad, igualdad y fraternidad como en esta nuestra Bizkaya, restaurada sobre su tradicional base de Jaungoikua eta Lagiza´ra.

Y ciertamente que no les hará falta el estudiar a ningún autor para conocer la naturaleza del liberalismo: bastaríales con abrir los ojos y dirigir la vista en derredor para formarse un juicio exacto acerca de sus enseñanzas.

¿Queréis conocer la moral del liberalismo? Revistad las cárceles, los garitos y los lupanares: siempre los hallaréis concurridos de liberales; la mayor parte os dirán que son republicanos, porque así comienzan a llamarse cuando ya les va hastiando el liberalismo moderado.

¿Queréis comprender el fuerismo de los liberales, sean monárquicos o republicanos? Contad y examinad a los maketos que invaden el territorio bizkaino: el noventa por ciento son con seguridad liberales; de esos noventa, unos sesenta serán antes de un mes republicanos; los demás, o monárquicos o socialistas, o anarquistas.

¡He ahí la gente que nos viene a predicar a los bizkainos libertad y política republicana!

EL CARLISMO

Pasando a tratar de los tres partidos católicos, los tomaremos por separado y diremos dos palabras sobre cada uno de ellos.

Cuando la nación española, aleccionada en las ideas revolucionarias o liberales, estuvo a punto de olvidar hasta el nombre de su tradición, el español legitimista y tradicionalista, acercando sus labios fementidos al oído del euskeriano, que ya estaba españolizado y no tenía conciencia de su nacionalidad, pronunció estas solas palabras: Religión y Fueros; el trono ilegítimo y los gobiernos liberales, te los han mermado y bastardeado; sólo el rey legítimo y la tradición española podrán restaurártelos. Y el euskeriano entonces se propuso defender una causa extranjera como medio para alcanzar su patria tradición, y dando el brazo al español carlista, lanzóse al monte coreando con el grito de Dios, Patria y Rey, y la gente más sana de Bizkaya se agrupó en torno de esa bandera extranjera, haciendo traición inconscientemente a la suya nacional de Jaungoikua eta Foruak.

Bien pudo el bizkaino haberse desengañado, al ver el falso fuerismo de Carlos V y Carlos VII durante las dos guerras que por su causa mantuvo y al contemplar la manera como ambas terminaron. Pero el carlismo, a fin de no perder el más firme apoyo de sus ideales, confeccionó un solo lema con el legitimista de España y el tradicional de Bizkaya, y estampó en su bandera estas palabras: Dios, Fueros, Patria y Rey; horrible amalgama de las aspiraciones de dos naciones enemigas, de los intereses del esclavo y de su tirano.

Y ¡aún hay bizkainos que no hayan comprendido el burdo engaño!

¿No saben que Bizkaya ha sido siempre independiente de España, que ha constituido siempre nación aparte, y que por consiguiente la política tradicional de Bizkaya no tiene más lema que el bizkaino de Jaungoikua eta Foruak? ¿Que los bizkainos no tienen más Patria que Bizkaya, y ésta se halla sobreentendida en la palabra Foruak o Lagiza´ra, que expresa su independencia e instituciones tradicionales? ¿Que de extender más el concepto de su Patria sólo deben extenderlo a comprender a los estados que como Bizkaya hablan el Euskera, son de nuestra misma raza e idénticos al nuestro en carácter y en costumbres? ¿Que Bizkaya nunca ha tenido Reyes? ¿Que aun los reyes muy católicos de España que a un tiempo han sido Señores de Bizkaya, o han intentado cometer o han consumado casi todos, inicuos contrafueros?

¿No saben que Bizkaya nunca ha estado políticamente unida a España, y que por lo tanto la política tradicional de Bizkaya es muy distinta y muy diferente de la española? ¿Que si los títulos de Rey de España y Señor de Bizkaya concurrieron en una misma persona, fue simplemente porque un Señor de Bizkaya heredó el trono de España, y porque eran hereditarios ambos títulos, si bien el segundo no lo era por ley escrita? ¿Que si esos dos cargos fueron desde entonces desempeñados por una sola persona, nunca por esto llegaron a confundirse, pues correspondían a dos diversas naciones?

¿No saben que la institución señorial puede Bizkaya suprimirla cuando quiera, pues que libremente la creó por conveniencias anejas a determinada época? ¿Que el cargo señorial sólo habría de costar a Bizkaya sangre y dinero? ¿Que el cargo de Señor es ni más ni menos que un empleo del Estado Bizkaino y que sus funciones podrían ser desempeñadas por tribunales elegidos por los pueblos de Bizkaya? ¿Que la institución señorial no es más que una forma de gobierno, y una forma de gobierno simplemente secundaria? ¿Que, por esta razón, no se significa en el lema bizkaino a otro Señor que al que lo es de todas las naciones, al que está en los cielos, a Jaungoikua?

¿No saben, en fin, que Bizkaya, como nación aparte que ha sido siempre tiene su propia política tradicional, expresada en su lema Jaungoikua eta Foruak o Lagiza´ra, y sería indignidad y vileza el solicitar del extranjero otra política? Y ¿no le bastan a Bizkaya para ser feliz la religión expresada en Jaungoikua, y la independencia, instituciones, costumbres, raza y lengua significadas por Lagiza´ra?

Nosotros creemos que, así como los bizkainos liberales se llaman liberales en su mayor parte sin comprender lo que es liberalismo, así también los bizkainos carlistas están casi todos afiliados al carlismo por no conocer que no es ésa la política tradicional, la política patria de Bizkaya. Pero hay sin duda unos cuantos que no son carlistas por fines patrióticos, sino por propias conveniencias; y esos son los que sujetan la venda españolista en los ojos de tantos bizkainos de espíritu recto y corazón patriota.

EL INTEGRISMO

No pasa otra cosa en el integrismo español de Bizkaya. El partido integrista de España es una desmembración del carlismo: dicen sus afiliados que ellos, y no los carlistas, son los que están donde antes estaban, pues que D. Carlos se declaró liberal y ni la persona de D. Carlos, ni su dinastía, ni la forma monárquica estaban comprendidas en lo fundamental y esencial de su credo tradicional; pero nosotros dejémosles a los españoles la resolución del asunto. El caso es que el partido integrista se emancipó de D. Carlos esto nos basta y sobra para demostrar cómo la ceguera de los bizkainos integristas es más grave aún que la de los carlistas: cómo el integrismo español en el bizkaino es menos disculpable que el carlismo.

En efecto: la única razón que pudieran tener los bizkainos para coaligarse con los españoles tradicionalistas, es el ser uno mismo el heredero de los Señores de Bizkaya y de los Reyes de España D. Carlos era, según ellos, el legítimo heredero del trono español D. Carlos, el del cargo señorial de Bizkaya: para hacer triunfar la tradición española y la tradición bizkaina, debían, pues, unirse españoles y bizkainos en defensa del que representaba por sí solo ambas causas: en defensa de D. Carlos. Luego en caso de prescindir de la legitimidad dinástica, desaparecería la razón únicamente alegable para realizar la unión de los bizkainos y españoles tradicionalistas, puesto que a la tradición de los unos ya no le quedaba ningún punto de contacto con la tradición de los otros. Luego cuando los integristas bizkainos se emanciparon de D. Carlos, debieron también emanciparse de los españoles, y resultar puramente tradicionalistas bizkainos, que es lo que son los separatistas o nacionalistas. Tanta razón tienen para unirse a los católicos españoles como a los franceses o alemanes.

Véase, pues, cuánta es la ceguera de los bizkainos.

EL REGIONALISMO

Hay otro partido católico españolista en Bizkaya, si bien se ha ocupado muy poco en definir la base religiosa, a pesar de que se dice fuerista y de que aquélla es esencialísima en los Fueros de Bizkaya.

Él se llama a sí mismo fuerista; pero, como el nombre no hace a la cosa, hemos de decir que no es sino regionalista o autonomista. Aunque autonomía significa independencia, sin embargo, sabido es que la autonomía que en estos tiempos tanto se cacarea, es la autonomía relativa y parcial, la autonomía regional; no la independencia absoluta y total, la independencia nacional. Por eso el partido regionalista a que nos referimos no se llama con propiedad fuerista; porque, respecto de Bizkaya, fuerismo es nacionalismo o separatismo y los Fueros de Bizkaya no son leyes regionales, sino instituciones nacionales.

Originóse ese partido político en la protesta que en Bizkaya motivó la infausta ley del 76. En un principio no hizo más que negar; nada afirmaba. Más tarde, y a medida que en las regiones forales de España iba tomando incremento el regionalismo moderno, que hace bastante caso omiso de los principios religiosos y de la tradición política, fue también él desarrollándose y planteando afirmaciones, que nunca pasaron de ser simplemente regionalistas.

Y para este viaje no hacían falta ningunas alforjas: es decir, para aspirar a un mero regionalismo; para querer que Bizkaya gozase sí de ciertas libertades, pero formando parte integrante de la nación española y obedeciendo al poder común de las regiones de España; para enseñar esto a los bizkainos: no hacía falta ningún nuevo partido, pues que ya el carlista contenía en su política esa menguada clase de fuerismo.

Comprendemos que tal vez se quisiera reunir bajo una misma bandera a los carlistas que no eran propiamente más que amantes del país, con los liberales que no lo eran más que por su odio a los carlistas; y que quizás estorbaban algún tanto las ideas religiosas y se deseara pasarlas por alto para aumentar el número de afiliados. Pero ni es lógico apartar a los bizkainos de unos partidos españolistas para llevarlos a otros; ni los principios religiosos son en el Fuero de Bizkaya cosa de menor cuantía, sino base fundamental y esencialísima.

Afortunadamente, ese partido españolista que nos ocupa está poco extendido en Bizkaya, a pesar de contar ya dieciocho años de existencia; pues casi se reduce a la sociedad que en Bilbao tiene con el nombre de Euskalerria.

Tales son los principales partidos españolistas a los cuales están afiliados los bizkainos, olvidándose de su política patria, de su política nacional, expresada en el tradicional lema de Jaungoikua eta Lagiza´ra, y ayudando de esta suerte a la mano criminal que ha hundido ya el puñal en el seno de nuestra Patria y está despedazándole las entrañas.

LA POLiTICA BIZKAINA

Enfrente de todas estas políticas extranjeristas, está la política bizkaina, el partido nacionalista; el cual despertó hace poco más de un año por la publicación de un humilde opúsculo y aún no cuenta más que con una sociedad en Bilbao y un periódico mensual.

Según esa política bizkaina, habiendo sido siempre Bizkaya nación separada, tiene derecho a reconstituirse libremente conforme a su tradición. Su lema tradicional es Jaungoikua eta Lagiza´ra, significando con la primera palabra el católico fundamento de la legislación bizkaina, y con la tercera la independencia, las instituciones tradicionales esenciales, los buenos usos y las buenas costumbres de nuestros mayores, la raza euskeriana y el Euskera como lengua nacional. A este lema no puede añadírsele ni quitársele nada.

Dado el asentimiento de los demás pueblos euskerianos, a saber, Alaba, Gipuzkoa, Lapurdi, Benabarra, Nabarra y Zuberoa, Bizkaya se confederaría con ellos pues que son hermanos suyos por la raza, la lengua, el carácter y las costumbres.

* * *

¡Bizkainos!

¿Llegaréis al fin a conocer a vuestra Patria? ¿Siempre habréis de rechazar y de pisotear la bandera de vuestros padres que en sus pliegues tiene grabadas estas palabras: Jaungoikua eta Lagiza´ra?

¿Morirá en vuestros días el noble Pueblo que vuestros padres mantuvieron libre y feliz a costa de su sangre?

¿No habéis llegado a comprender aún cuán perniciosa y mortífera es para Bizkaya la política españolista?

¿No os habéis desengañado aún de los partidos españolistas?

Ved al carlista coaligándose en las elecciones con el partido liberal; y decidnos si es capaz de amar a Bizkaya. Ved al partido euskalerriaco fraternizando en las elecciones con el liberal; y decidnos si puede llamarse fuerista. Ved a los partidos anti-fueristas y a esos otros caciques particulares, que quieren enseñorearse de nuestra Bizkaya para prosperar y engrandecerse; y decidnos si es buen bizkaino el que ve estas cosas con indiferencia o aún favorece su nefanda obra.

¡Bizkainos! Aún es hora de despertar; aún es hora de soltar la venda españolista que os ciega, y de reconocer a vuestra Patria...

Pero, si no queréis abandonar esos caminos por donde os llevan los enemigos de Bizkaya; si os obstináis en ayudar al verdugo de Bizkaya; si Bizkaya perece por vuestra indolencia; si vosotros mismos dais la muerte a vuestra Patria... que vuestros nietos os maldigan y os execren."

Bizkaitarra, Bilbao, nº 15, 30 de septiembre de 1894

"El 25 de octubre de 1839" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 31 de octubre de 1894)

El 25 de octubre de 1839

Otra fecha nefasta en la historia de Bizkaya. Otra fecha digna de esculpirse en letras de sangre. Otra fecha que jamás se borrará de la mente del buen bizkaino y cuyo recuerdo debe desarrollar en nuestro corazón el odio más implacable a España.

Siendo aún niño el gran Aníbal, juró ante los lares de su patria, mandado por su padre Amílcar, odio eterno a los romanos. Nosotros odiamos a España con toda nuestra alma, mientras tenga oprimida a nuestra Patria con las cadenas de esta vitanda esclavitud. No hay odio que sea proporcionado a la enorme injusticia que con nosotros ha consumado el hijo del romano. No hay odio con que puedan pagarse los innumerables daños que nos causan los largos años de su dominación.

¡Ah, Bizkaya! No te conquistaron las águilas romanas, que sólo sabían vencer; hoy te ha conquistado un pueblo que hacía muchos lustros no conocía la victoria. ¡En este siglo en que tantas colonias españolas se emanciparon de su metrópoli, corrompida en sus entrañas y vencida y humillada por potencias extranjeras, habías de ser sometida por esa misma nación, tú, Bizkaya, que nunca sufriste yugo extraño, que siempre te mantuviste nación libérrima!

***

Corría el año 1839. Habían transcurrido seis desde que los euskerianos, pervertida la idea de su nacionalidad por la españolista voz de sus mismos compatricios, y engañados por los españoles partidarios de la ley sálica, que excluía del trono de España a las hembras, se alzaban en armas, a la muerte de Fernando VII de España y III de Bizkaya, pretendiendo le sucediera su hermano Carlos en vez de su hija Isabel.

Si los bizkainos no querían a Isabel, ¿qué otra cosa tenían que hacer sino quedarse en su territorio sin ocuparse en nombrar Señor, que ninguna falta les hacía?

Pero los Fueros de Bizkaya habían sido ya notablemente mermados; y los bizkainos, sin comprender que las fronteras de su Patria estaban en el límite de Bizkaya, y juzgando que los contrafueros realizados debían atribuirse al gobierno español, que no tenía ningún poder sobre Bizkaya, y no a su Señor, olvidáronse de que los débiles lazos que ligaban a los bizkainos con los españoles se habrían roto desde el momento que al Rey de España le hubiesen retirado el título de Señor, y cegados por este concepto erróneo de sus Fueros, sólo creyeron poder salvarlos mediante la entronización en España de un Rey que jurase respetarlos y la formación de un gobierno adicto a las tradiciones españolas, y haciendo causa común con los españoles, olvidada la suya nacional, se alzaron en armas en defensa de la Religión y los Fueros.

Terminó la guerra en el Convenio de Bergara, celebrado el 31 de Agosto del treinta y nueve, y cuya primera cláusula demuestra bien a las claras tanto el fuerismo del fin que les movió a los euskerianos para levantarse en armas por D. Carlos, como el errado concepto que tenían de sus Fueros.

Dice, en efecto, el artículo primero del Convenio:

"El capitán general don Baldomero Espartero recomendara con interés al Gobierno el cumplimiento de su oferta de comprometerse formalmente a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los Fueros."

Lo mismo se deduce de la nota que el jefe de Estado Mayor le había presentado a D. Carlos el 25 de Agosto, y que dice así:

"En la noche de ayer se me presentó un parlamentario del ejército enemigo, haciéndome las proposiciones siguientes de parte del gobierno de Madrid:
Reconocimiento del Sr. D. Carlos María Isidro de Borbón, mi rey y señor, como infante de España.
Reconocimiento de los fueros de las Provincias en toda su extensión."

Y la misma consecuencia que se saca del primer artículo del Convenio y de estas proposiciones que tanto disgustaron a D. Carlos, se desprende de la contestación dada por Espartero a la aceptación del convenio hecha por Maroto el 28 de Agosto. Dice uno de sus párrafos:

"3º Recordaré con eficacia a mi gobierno el cumplimiento de su oferta de comprometerse formalmente a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los fueros de Vizcaya y Guipúzcoa, por ser las fuerzas de estas provincias las que parecen estar dispuestas a la capitulación."

Esto le hace decir a un escritor bizkaino que tan lejos está del carlismo como del nacionalismo:

"Los Fueros fue la causa que los llevó a la guerra, y los Fueros fueron medio para obtener la paz."

Pero nosotros hemos de decir:

Un falso fuerismo les hizo empuñar las armas; un falso fuerismo los volvió a sus hogares.

Su intención era recta: querían el restablecimiento íntegro de los Fueros. Pero los Fueros a que aspiraban no eran íntegros: su fuerismo era erróneo; no sabían qué eran Fueros.

La prueba es clara: unos Fueros en los que había de entender el poder español, no eran Fueros.

Si el Señor de Bizkaya, por ser a la vez Rey de España, cometía contrafueros, el remedio era éste solamente: destituirle, y buscar fuera de España quien lo sustituyera, o mejor, abolir la forma señorial. Si el gobierno español, creyendo como artículos de fe las obras del masón Llorente y sus congéneres, suponía que Bizkaya era una provincia española y sus Fueros fueron regionales, y pretendía ingerirse en los asuntos de Bizkaya, el camino era el de las armas, luchando Bizkaya y Euskeria toda contra España, en vez de hacer causa común con el español y desunirse los euskerianos.

Por esto hemos calificado en otra ocasión de internacionales e intestinas a un mismo tiempo las dos últimas guerras llamadas civiles.

Atoxicado de españolismo el espíritu de esta vieja nación euskeriana, no conocian ya en aquella época sus hijos más que partidos españolistas: de un lado estaban los carlistas, o sea, los que se aliaban con los católicos tradicionalistas de España para reconquistar totalmente los falsos Fueros mencionados, suponiéndolos genuinamente bizkainos; del otro los liberales, o partidarios de que se aplicaran en Bizkaya los principios de la constitución de Cádiz, amalgamándola los moderados con los Fueros, y prescindiendo de ellos completamente los radicales.

Perdido el espíritu de nacionalidad y olvidando a su única Patria los bizkainos todos tenían fija su mirada en la corte de España, como si una nación independiente pudiese esperar del enemigo extranjero el remedio de los males que su influencia misma le cause.

Así llegó el 39 y quedó terminada la guerra en el Convenio de Vergara: quedando contentos los liberales, porque había triunfado el gobierno español y de su acción esperaban el desarrollo de sus ideales; y satisfechos también los carlistas, porque el gobierno liberal se comprometía a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los Fueros.

***

La malhadada Ley española del 25 de Octubre del mismo año 39 no fue más que una transcripción exacta de lo estipulado en el Convenio.

Dice así su primer artículo:

"Se confirman los fueros de las Provincias Vascongadas y Navarra, sin perjuicio de la unidad constitucional de la Monarquía."

¡Unidad constitucional! Pero ¿qué unidad constitucional, si Bizkaya tiene su constitución propia y es otra muy distinta la española?

¡La Monarquía! Pero ¿qué Monarquía, si Bizkaya jamás ha pertenecido a Monarquía alguna?

Y ¿quién es el poder español para legislar sobre Bizkaya? ¿ quiénes son las Cortes españolas, quién el Senado español; quién el Monarca de España para confirmar los Fueros de Bizkaya, las instituciones de esta nación aparte, siempre libre cuando España ha estado dominada y sometida por cien gentes extrañas?

¿Es que los españoles han instituido el Parlamento y han privado a su Rey del poder legislativo? Y ¿qué, si ese Rey o Reina de España no gobierna en Bizkaya como tal, sino como Señor nombrado libremente por los bizkainos? ¿Qué tiene que ver el Rey de España con la República de Bizkaya?

Ni las Cortes, ni el Senado, ni el Monarca de España, ni España entera pueden confirmar los Fueros de Bizkaya, sino respetar a esta nación extranjera para ellos, con el respeto que prescribe el derecho internacional.

Dice el segundo artículo de dicha ley:

"El Gobierno, tan pronto como la oportunidad lo permita, y oyendo antes a las Provincias Vascongadas y Navarra, propondrá a las Cortes la modificación indispensable que en los mencionados fueros reclame el interés de las mismas, conciliado con el general de la Nación y de la Constitución de la Monarquía, resolviendo entretanto provisionalmente, y en la forma y sentido expresados, las dudas y dificultades que puedan ofrecerse, dando de ello cuenta a las Cortes."

Y ¡con qué cinismo, con qué criminal cinismo se arroga el gobierno español el derecho de entrometerse en los asuntos de una nación extraña para él como es Bizkaya! ¡Oh, sangre de nuestros padres!

En esa fecha, como se ve, el año 39 cayó Bizkaya definitivamente bajo el poder de España. Nuestra Patria Bizkaya, de nación independiente que era, con poder y derecho propios, pasó a ser en esa fecha una provincia española, una parte de la nación más degradada y abyecta de Europa.

Antes de ese año, desde fines del pasado siglo, había llevado una vida saturada de azares y calamidades, ora cayendo, ora levantándose para volver a caer.

Vean, pues, cuán errados están los bizkainos que creen no haber perdido Bizkaya sus Fueros hasta el año 76.

¿Qué es lo que perdió con la ley del 21 de Julio? Sangre y dinero. Y ¿qué es sangre y dinero, qué valen las quintas y las contribuciones comparadas con la pérdida de la nacionalidad e independencia? ¿No se gasta el dinero, no se derrama la sangre por mantener la independencia?

La ley del 21 de julio del 76 es consecuencia natural de la del 25 de Octubre del 39. España no aguardaba más que la oportunidad de hallarnos de nuevo debilitados por otra guerra para dar remate a la obra de la sumisión y destrucción de nuestra Patria.

Esto, ya lo indicamos en el número del 21 de julio; pero hoy parece que no se sabe leer mas que gacetillas, y lo que un día se lee, se olvida para el siguiente. ¿Hay tal vez algún bizkaino en Bilbao que haya comprendido por qué Euske1dun Batzoki¡a guardó luto el día 25?

Bizkaitarra, Bilbao, 31 de octubre de 1894

{"Errores catalanistas" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 31 de octubre de 1894)}

Errores catalanistas


La Veu de Catalunya, uno de los periódicos más autorizados del regionalismo en aquel condado español, al hablar en su sección Lo regionalisme en la prempsa de su número 41, de tres artículos (1) de sabor nacionalista o separatista publicados últimamente en El Fuerista de San Sebastián bajo el epígrafe A "Un castellano viejo por don Engracio de Aranzadi, dice, después de alabar el patriotismo del escritor guipuzkoano: "Siéndonos esto imposible (la traducción íntegra de dichos artículos) habremos de contentarnos con hacer constar el sentimiento de ver confundidos a los catalanes entre los que desean la muerte de la lengua euskeriana, ya que ha de saber el señor Aranzadi que nosotros, y con nosotros todos los catalanistas, no solamente no deseamos en manera alguna la desaparición del idioma euskeriano, sino que, trabajando por la pureza del catalán trabajamos al mismo tiempo por todos los demás que se hablan en España. Hermanos somos de desgracia de los euskerianos, de los valencianos, de los baleares y de los gallegos; hermanos queremos ser en la acción, a fin de que, unidos todos, podamos algún día entonar el venturoso himno triunfal, cada cual en su lengua madre, y unidos todos con el noble espíritu de la grandeza de nuestra Patria natural y de la grandeza de una España de pueblos hermanados por el interés común y por el mutuo respeto a la manera de ser de cada uno."

Ignoramos si el señor Aranzadi ha contestado o no a La Veu. No salimos nosotros en su defensa, pues no necesita de nuestro apoyo; pero siendo nuestro periódico el único nacionalista o separatista que ve la luz en Euskeria toda, y habiéndose tocado este punto de comparación de Cataluña con nuestra Patria, creémonos en el caso de decir siquiera sean dos palabras, a fin de desvanecer un trascendental error, arraigado profundamente entre euskerianos y catalanes.

Hace tiempo que teníamos pensado el escribir un Pliego Histórico-Político, que comparara los Fueros de Bizkaya con los Fueros españoles, para de ahí deducir la esencial diferencia que existe entre la política catalanista y la bizkainista. Pero el hombre propone y Dios dispone, dicen con razón los españoles, o gixonak ekin Jaungoikuak egin, que diríamos los euskeldunes, y por esto el Pliego no ha aparecido. Más tarde renovamos nuestros propósitos, cuando, habiendo acudido a Nabarra el mes de Febrero para unir nuestro corazón y nuestra voz a los vítores y aclamaciones con que los nabarros habían de recibir a su digna Diputación, tuvimos ocasión de conversar con los representantes de la Lliga de Catalunya, y pudimos ver que aun los personajes más conspicous del regionalismo catalán desconocen aquella disparidad; pero acumuláronse en nuestra pluma otros temas más urgentes, y aquel punto quedó de nuevo en el tintero.

Hoy tampoco podemos tratarlo detalladamente, sino que, contestando a La Veu de Catalunya, sentaremos las principales proposiciones, que a algunos catalanes y bizkainos podrán bastarles, y serán desarrolladas a su tiempo para los poco instruidos en esta materia histórico-política.

***

No creemos nosotros que los catalanistas deseen (así concretamente) la muerte del Euskera, por la sencilla razón de que es de suponer que aquellos trabajan por la restauración de su casa sin pretender la destrucción de las ajenas. Pero al señalar al destructor de nuestras libertades y nuestras cosas, al dominador de nuestra raza, al opresor de nuestra Patria, no podemos fijarnos en una región determinada, con exclusión de las demás, sino en el conjunto de todas ellas, en ese todo que se llama pueblo español, estado español, nación española, en ese todo que se llama España. No es precisamente Castilla, ni Andalucía, ni Galicia, ni Catalunya, ni ninguna otra región española, la que nos ha sometido; sino el poder de la nación que, unidas todas ellas constituyen, y a la cual en lenguaje vulgar llamamos Maketania o Maketerria.

Está en un error La Veu de Catalunya si cree que el Euskera se habla en España. El Euskera se habla en ciertos estados dominados por España, pero en España, absolutamente. No es el Euskera uno de tantos idiomas españoles como lo son el gallego, el catalán, el castellano, etc.: lingüística o internamente considerados, hay mucha más diferencia entre el Euskera y cualquiera de los idiomas españoles, que entre éstos y la lengua que hablan los naturales de la India asiática; políticamente considerándolo, hay en derecho entre el idioma euskeriano y los españoles tanta diferencia como la que hoy existe entre el francés y estos últimos, porque el Euskera es lengua de un pueblo que jamás ha estado dominado por España, de una nación que nunca ha sido española, mientras que los idiomas españoles pertenecen a regiones que, si es cierto que en situación política anormal se han gobernado independientemente las unas de las otras, pero nunca han dejado de ser reinos o condados españoles. Los idiomas españoles son lenguas regionales de la nación de España; el Euskera es lengua nacional de Euskelerria. El enemigo del catalán, del gallego, etc., es el centralismo, porque una región, la castellana, es la que ha preponderado sobre las demás de España; el enemigo del Euskera es el extranjerismo, porque es una nación extranjera la que domina a Euskeria. La restauración de los idiomas regionales de España puede decretarse y ejecutarse desde Madrid; la del Euskera, lengua extranjera para España, sólo podrá iniciarse, desarrollarse y cumplirse aquí en Euskeria. La restauración oficial de los idiomas españoles conseguirán los regionalistas, de fuera a dentro, recibiéndola del poder central; la del Euskera sólo podríamos obtener de dentro a fuera, rechazando el poder extranjero. Poco le importaría a España el restablecer oficialmente los idiomas regionales, pues que esto no causaría más que una diferenciación regional, pero la restauración del Euskera produciría una diferenciación nacional, y sería para España un constante peligro.

Hay además otros varios aspectos bajo los cuales puede compararse el interés que los catalanes y los demás regionalistas españoles tienen por sus respectivos idiomas con el que nos cabe tener a los bizkainos y demás euskerianos por nuestro Euskera.

La política catalana, por ejemplo, consiste en atraer a sí a los demás españoles; la bizkaina, Y. gr., en rechazar de sí a los españoles, como extranjeros. En Cataluña todo elemento procedente del resto de España lo catalanizan, y les place a sus naturales que hasta los municipales aragoneses y castellanos de Barcelona hablen catalán; aquí padecemos muy mucho cuando vemos la firma de un Pérez al pie de unos versos euskéricos, oímos hablar nuestra lengua a un cochero riojano, a un liencero pasiego o a un gitano, o al leer la lista de marineros náufragos de Bizkaya tropezamos con un apellido maketo. Los catalanes quisieran que no sólo ellos sino también todos los demás españoles establecidos en su región hablasen catalán; para nosotros sería la ruina el que los maketos residentes en nuestro territorio hablasen Euskera. ¿Por qué? Porque la pureza de raza es, como la lengua, uno de los fundamentos del lema bizkaino, y mientras la lengua, siempre que haya una buena gramática y un buen diccionario, puede restaurarse aunque nadie la hable; la raza, en cambio, no puede resucitarse una vez perdida.

Si nos dieran a elegir entre una Bizkaya poblada de maketos que sólo hablasen el Euskera y una Bizkaya poblada de bizkainos que sólo hablasen el castellano, escogeríamos sin dubitar esta segunda, porque es preferible la sustancia bizkaina con accidentes exóticos que pueden eliminarse y sustituirse por los naturales, a una sustancia exótica con propiedades bizkainas que nunca podrían cambiarla. Asimismo: si nos pusieran de un lado la muerte total y absoluta de Bizkaya, esto es, la extinción de su raza y su lengua y la desaparición de todo escrito y toda memoria referente a sus leyes e historia y hasta su mismo nombre, y del otro una Bizkaya maketa, independiente y regida por las leyes de nuestros padres, poseedora de nuestra lengua y heredera de nuestra historia, optaríamos por lo primero; y aun entre esta segunda Bizkaya y una Bizkaya esclava, pero euskeriana de raza y amante de su independencia y del restablecimiento íntegro de sus leyes y su lengua, nos quedaríamos con esta última: porque si es preferible la muerte a la esclavitud, lo es también la esclavitud a la vida aparente. Tanto están obligados los bizkainos a hablar su lengua nacional, como a no enseñársela a los maketos o españoles. No el hablar éste o el otro idioma, sino la diferencia del lenguaje es el gran medio de preservarnos del contagio de los españoles y evitar el cruzamiento de las dos razas. Si nuestros invasores aprendieran el Euskera, tendríamos que abandonar éste, archivando cuidadosamente su gramática y su diccionario, y dedicarnos a hablar el ruso, el noruego o cualquier otro idioma desconocido para ellos, mientras estuviésemos sujetos a su dominio. Para los catalanes seria una gran gloria el que el gobierno español designase al idioma catalán para lengua oficial de toda España; al paso que si eso hiciera con el Euskera sería para nosotros el golpe de inevitable muerte asestado por la diplomacia más refinada.

No es comprensible, pues, cómo los catalanes, al trabajar por la pureza de su idioma, vienen a trabajar al mismo tiempo por el Euskera.

Dice La Veu de Catalunya que los catalanes son hermanos nuestros de desgracia, y que también somos hermanos, en el mismo concepto, de los valencianos, de los baleares y de los gallegos. Ha tenido muy buen cuidado de especificar esa fraternidad diciendo que es de desgracia; porque, en efecto, fraternidad de raza no la hay ninguna entre aquellos españoles y nosotros, como no seamos también hermanos de los coreanos; fraternidad de lengua, la misma; fraternidad de historia, ídem; fraternidad política, idéntica, pues que nunca hemos formado estado con esas regiones españolas ni con otra alguna; fraternidad de legislación, tampoco, ya que nuestras leyes nacieron en nuestras costumbres, y las de aquéllos en las leyes romanas y de sus propios gobiernos; fraternidad de constitución, absolutamente ninguna, porque la organización política interna de Bizkaya, en nada se parece a las regionales de España; fraternidad de derechos, lo mismo pues los nuestros son nacionales, y los de aquellos países españoles, regionales; y fraternidad de aspiraciones, tan nula como las anteriores, por cuanto las de Cataluña, Galicia, etc., son regionalistas, mientras que las de Bizkaya son nacionalistas, aunque hoy por hoy, merced a los partidos españolistas que nos tienen desunidos, sea difícil conocerlo, y mucho más si a este pueblo se le estudia por lo que dicen los maketófilos periódicos de por acá.

Pero tampoco somos hermanos de desgracia, como quiere La Veu; simplemente porque la desgracia de los catalanes, por ejemplo, y la nuestra no se parecen en lo más mínimo. Los catalanes perdieron las leyes privativas de su región, nosotros hemos perdido nuestra nacionalidad e independencia absoluta.

Cataluña puede ver el término de su desgracia en el cambio del gobierno centralista de España por otro que sea regionalista; para Bizkaya lo mismo monta que el poder español se llame Juan que Pedro, pues no puede darse un gobierno (ni el pueblo español se lo consentiría) que retirase totalmente su dominio del territorio bizkaino y dejase a Bizkaya disfrutar de la absoluta independencia que constituye su derecho.

Ni es uno mismo el enemigo de los catalanes y el de los bizkainos. El enemigo de Cataluña es el poder central de la nación a que naturalmente pertenece, influido por una región hermana, Castilla, que ha sabido imponerse a las demás; el enemigo de Bizkaya es la nación extranjera que la ha avasallado.

Supongamos que la corte y el poder central de España se trasladasen de Madrid a Barcelona, que el idioma catalán se declarase oficial y que la preponderancia del derecho catalán sustituyese a la del castellano; la felicidad de Cataluña sería indudablemente un hecho. Supongamos, por el contrario, que el traslado se verificase a Bilbao, que esta villa fuese la capital de España, que el euskera llegase a ser la lengua oficial de todos los dominios españoles y que el derecho bizkaino fuese el favorito y general: el resultado sería un completo desastre para Bizkaya, pues que de nación aparte que debe ser, pasaba a constituirse en provincia española, perecería su raza y con ella sus caracteres, llegaría a ser, no una Bizkaya bizkaina, sino una Bizkaya española, se llamarían hijos de nuestros padres los que fueron sus constantes enemigos, y caería Bizkaya para no levantarse más. No: este pueblo ni quiere gobernar a otros, ni tampoco ser gobernado por el extranjero. Los bizkainos no queremos otra cosa sino que la nación española retire de nuestro territorio su dominación; para que Bizkaya sea de los bizkainos y éstos la gobiernen libremente sin estar sometidos a más poder superior que el del Señor de todo el universo. Nuestra pretensión es bien sencilla; y, pues la asiste el derecho, es igualmente justa. Así lo declaramos y declararemos siempre ante las naciones todas; pero nos guardaremos bien de pedirlo en ninguna forma a España: conocemos perfectamente el corazón español, incapaz de acciones nobles, y no es digno tampoco pidamos lo que se nos debe en justicia.

Ya ve, pues, La Veu de Catalunya cómo su Patria es muy distinta de la nuestra; cómo Cataluña padece por la ingratitud de su propia madre España, mientras que Bizkaya es presa de una nación extraña, que es precisamente la Patria común de los catalanes, baleares, gallegos, valencianos, etc. Ya ve cómo no es razonable la alianza de los catalanes y los bizkainos: pues no son semejantes los sujetos, Bizkaya y Cataluña; ni se parecen por su desgracia; ni tienen un enemigo común; ni son las mismas sus aspiraciones.

Por que a nadie le quepa duda sobre este cuarto y último punto, véase lo que dice la misma revista semanal en su número 42 correspondiente al 21 de los que hoy terminan:

"El diario de esta ciudad La Dinastía publica en su número del 13 de los corrientes un pequeño suelto del cual se deduce que la Lliga de Catalunya es separatista.

Si bien no acostumbramos hacer caso de la gente política, haremos notar que esta afirmación revela que en la redacción de La Dinastía, o hay muy mala fe o mucha ignorancia.

Si es lo primero, compadecemos a sus redactores, pues sólo digno de lástima es el adversario que esgrime arma de tan mal temple; pero si es ignorancia, nos apresuramos a ofrecerles algunos ejemplares de la Doctrina Catalanista publicada por el Centre Catalá de Sabadell, a fin de que puedan ilustrar su inteligencia."

La política de los catalanistas es, por consiguiente, regionalista. Esto mismo pudimos ver en los años que vivimos entre catalanes: hay algunos que quisieran la emancipación radical de Cataluña, pero no forman partido separatista.

Mas aun cuando los catalanes fuesen separatistas, no sería ésta razón suficiente para que los bizkainos nos uniésemos a ellos en la acción restauradora; porque equiparar nuestro derecho a constituir nación aparte, con el derecho que le sirviera de base al separatismo catalán, sería rebajar el nuestro, pues el extranjero calificaría a nuestro partido de separatista, siendo así que no es sino nacionalista.

No obstante, nosotros nunca discutiremos si las regiones españolas como Cataluña tienen o no derecho al regionalismo que defienden; porque nos preocupan muy poco, nada por mejor decir, los asuntos internos de España. Hablando de política extranjera, pudiéramos indicar que a nuestro modo de ver es el regionalismo la forma política más conveniente para España y que a algunas regiones les asiste ese derecho; pero no escribimos nuestro periódico para hablar de política extranjera, sino para instruir a los bizkainos en nuestra política patria, en nuestra política nacional, y estimular al propio tiempo a nuestros hermanos de aquende y allende el Bidasoa para que se decidan a emprender con paso decidido, pero plan bien madurado, este mismo camino que nosotros comenzamos a andar a principios del pasado año.

Jamás confundiremos nuestros derechos con los derechos de región extranjera alguna; jamás equipararemos nuestras viejas leyes nacionales, mal llamadas Fueros, con los Fueros de las regiones españolas; jamás haremos causa común con los regionalistas españoles.

Entendernos en la acción definitiva: esto es lo único que cabe y admitiríamos con cualquier pueblo de la tierra.

También acá tenemos regionalismo: pero es el regionalismo dentro de Euskeria, es el regionalismo que habría de resultar de la confederación de los estados euskerianos, ya libres del yugo extranjero. Pero aun este regionalismo en que se constituirían los estados euskerianos dentro de la nación de Euskeria, sería más autonómico que el que persiguen las regiones españolas dentro de la nación de España.

Bizkaitarra, Bilbao, 31 de octubre de 1894


1. Cuya lectura recomendamos a nuestros lectores.

"Nabarra" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 2 de febrero de 1895)

Nabarra

I

Hemos recibido (y agradecemos la atención) un ejemplar de un libro cuyo título es: La cuestión Foral. Reseña de los Principales Acontecimientos ocurridos desde Mayo de 1893 a julio de 1894. Su autor es el Cronista de Nabarra D. Hermilio de Olóriz, que lo terminó el 10 de Octubre del 94. Ha sido impreso en la Imprenta Provincial de Pamplona, dándose fin a su impresión el 9 de Enero de este año.

Es una relación bastante detallada de los sucesos indicados en el subtítulo, y por esta razón digna de ser adquirida por cuantos deseen tener presente la historia contemporánea de los pueblos euskerianos.

Aquí haríamos punto, si la citada memoria no pasase de ser una narración simple y escueta de aquellos hechos. Mas como quiera que su autor es el Cronista de Nabarra, el mismo que escribió la Cartilla Foral de aquel reino euskeriano y es tenido por uno de los escritores nabarros más autorizados, y pues que en dicho libro no solamente se definen los derechos de Nabarra, sino que se señala el ideal político a que debe ésta tender, pudiera creerse que las ideas emitidas por el Sr. Olóriz constituyen el desiderátum, el perfecto cumplimiento de las aspiraciones más patrióticas de aquel pueblo; y tal es la razón por que creemos oportuno tratar un tanto detenidamente de dicha cuestión foral, asentando los derechos de Nabarra y comentando su actitud actual y la opinión del Sr. Olóriz.

No se tema, sin embargo, que nosotros habremos de traspasar los límites de la prudencia bien entendida que las presentes circunstancias reclaman, ni menos que podamos censurar jamás la actitud de los nabarros mientras revelen patrióticas intenciones. No lo primero, porque la prudencia no está reñida con la verdad ni quita lo cortés a lo valiente; tampoco lo segundo, porque (ya otras veces lo hemos dicho) los bizkainos no tenemos voto en los asuntos de Nabarra, y la voz de consejo, única que en justicia nos compete, sólo nos permite decirles a nuestros hermanos cuáles son sus derechos y encarecerles no se queden a la mitad del camino de la restauración patria, y es seguro que de aquí no pasaremos.

Por más nacionalistas que hubiese en Nabarra, es para nosotros indudable que no habrían de ser ellos los que rompieran la hermosa unión en que hoy se mantienen; y prueba de ello es la prudencia que siempre han guardado los nacionalistas bizkainos y de la cual dieron testimonio en la misma ciudad iruñense el año pasado.

Con nosotros, por el contrario, no siempre observan la misma los regionalistas de todas clases. Muchas veces hemos callado, sin embargo; otras nos quedaremos como quien se siente ofendido por un hermano; pero alguna vez solemos presentir que va a llegar la hora de volver por el honor de nuestra causa, por el honor de Bizkaya nuestra Patria.

Hechas estas advertencias a guisa de preámbulo, entraremos en materia, trasladando en primer término el capítulo que sirve de epílogo al libro del Sr. Olóriz y la Cartilla Foral de Nabarra.

II

La cuestión Foral: Capítulo XII

"REFLEXIONES"

"De cuanto dejamos mencionado y más principalmente de cuanto se ha escrito acerca de nuestro estado de derecho, dedúcese con evidente claridad la existencia legal de nuestra ley, primero sin restricción reconocida, y luego, aunque restringida, solemnemente pactada (1). Defenderla en toda su pureza juran los Diputados forales al tomar posesión de sus altos cargos, juramento que de modo imperativo les marca la línea de conducta que deben seguir en sus relaciones con el Gobierno, sean cuales fueren las circunstancias porque la provincia atraviese, sean cuales fueren las responsabilidades en que incurran, los conflictos que se provoquen y los daños que se sigan.

Tan grave compromiso adquiérese voluntariamente, porque el cargo no es irrenunciable, y en él basaron los Diputados forales su conducta: así lo expusieron al Sr. Ministro de Hacienda y así lo manifestaron también, en ocasión solemne, al pueblo congregado para la defensa de sus amenazados derechos. Obraron como patriotas, dando muestras de incondicional amor al país donde nacieron y obraron como cristianos y como caballeros, manteniendo con loable energía y escrupulosidad intachable la santidad del juramento. Pero no basta el oponerse a las nuevas ilegalidades; ya que la ley del 41 es hoy nuestro estado de derecho, precisa que esa ley sea en todas sus partes respetada. ¿Con qué razones habíamos de defender determinados artículos de ese pacto, si dejamos que otros a voluntad e impunemente se vulneren? ¿Cómo hemos de oponernos a las intentadas infracciones si no protestamos de manera enérgica contra las que anteriormente se consumaron? El derecho foral jamás prescribe mientras esté viva la protesta, y la protesta subsiste y subsistirá mientras aliente un pecho navarro.

Importa, pues, que el pueblo se convenza de que la ley del 41, aunque vulnerada, existe íntegra en la alta esfera del derecho: sepa, por ejemplo, que toda contribución que exceda de la cifra consignada en la ley-pacto, es antiforal; que el establecimiento de las cédulas personales, el uso de todo papel sellado, el monopolio de las cerillas, la venta del monte Franco-Andia, la suscripción de la Gaceta Agrícola impuesta a determinados municipios, y en una palabra, cuantos tributos no estén fijados en el pacto foral, son otros tantos abusos indebidamente consentidos.

En su esfera entra también la disposición dictada por D. Germán Gamazo, cuando fue Ministro de Fomento, en virtud de la cual se nombran por la Universidad de Zaragoza los Profesores de primera enseñanza, que sólo debieran ser designados por nuestros municipios, y sobre asunto tan trascendental conviene llamar la atención no sólo de los dignísimos miembros de la Diputación Foral, sino también de los Ayuntamientos. Al objeto de reivindicar derecho tan preciado, los Diputados forales podrían practicar las reclamaciones que estimasen oportunas, y los municipios, si preciso fuere, negarse a abonar la asignación anual a los Profesores que nombre el rectorado de Zaragoza; y podrían negarse, en virtud del derecho que poseen a administrar sus fondos con absoluta independencia de los Gobiernos, con los cuales no han contraído obligación alguna, digan lo que dijeren los enemigos de Navarra.

Mediten los encargados de administrar nuestra amada provincia en la excepcional importancia de este contrafuero, llamado a producir honda perturbación en las costumbres y en el amor Foral de los navarros. Vean que es de todo punto necesario alejar de nuestra patria cuanto puede ser hostil a sus instituciones; y que es en alto grado peligroso abandonar la educación de los niños, en manos de quienes desconociendo nuestra historia, ven sin amor nuestras leyes y no sienten apego a nuestros intereses mas sagrados. El golpe quizá más rudo, dirigido a nuestras leyes, ése ha sido; consintiéndolo, dentro de tres generaciones la idea santa que forma nuestro carácter y enaltece nuestras costumbres, habría desaparecido, incurriendo todos los navarros y principalmente los llamados a velar por la integridad del régimen foral, en gravísima y estrecha responsabilidad ante el porvenir de la patria.

Pero ni soy llamado a marcar líneas de conducta en tan gravísimos asuntos, ni yo debo juzgar de la oportunidad de llevar hoy a efecto las protestas y reclamaciones dirigidas a aquellos fines. Saturado, por decirlo así, del espíritu que informa nuestras leyes, no hago sino indicar el camino que hay que seguir para salvarlas de su ruina. Por lo demás, todo cuanto de nuestra humilde reseña se deduce, ya lo insinuaron nuestros Diputados en uno de sus patrióticos escritos. Sería verdaderamente lamentable que este grandioso despertar de un pueblo, que este admirable movimiento de unión que esta unisona concordia no produjera sus naturales resultados. No: no podemos contentarnos con que no se destruyan las mermadas reliquias de nuestras libertades; hay que procurar, siquiera, que subsista íntegramente la ley pactada. Nuestra unión salvará, como ha salvado hasta ahora, nuestras leyes y con ellas el honor de Navarra.

Sólo así se reivindicarán los derechos hollados por los Gobiernos centralizadores, que utilizaron en daño nuestro nuestras rencillas.

Mantengamos enhiesta nuestra bandera y acaso muy pronto el pacto de 1841 volverá a regir en toda su integridad. Seamos patriotas primero que hombres de partido; no se encienda jamás entre nosotros la tea de la discordia, y nuestros descendientes bendecirán nuestros esfuerzos y nuestros sacrificios, porque ellos
lograrán conservar la sagrada ley, que a su vez nos legaron nuestros mayores."

La cuestión Foral: Apéndice 1

"CARTILLA FORAL"

"-¿Navarra formó siempre parte de la Nación Española?

-No, señor ...

-¿Qué era antiguamente Navarra?

-Un reino independiente.

-¿Cuándo se unió a España?

-El año 1512.

-¿De qué manera tuvo lugar la unión?

-Por medio de un Pacto.

-¿Y qué se estableció en él?

-Que España respetaría siempre y sin empeorarlos los Fueros del Reino de Navarra.

-¿A qué da V. el nombre de Fueros?

-A las leyes por que nuestro país se regía.

-¿Y esas leyes le reportaban algún beneficio?

-Sí, señor; el de mantener viva su independencia.

-No comprendo cómo podía ser independiente formando parte de España.

-El Reino de Navarra era independiente, porque no tenla de común con España más que la unidad del Rey.

-¿De modo que España nunca imperó en Navarra?

-Nunca; Navarra sólo debía obediencia a los acuerdos emanados de sus Cortes.

-¿En qué asuntos entendían las Cortes de Navarra?

-En todos los que interesaban al Reino; y especialmente en hacer leyes y establecer tributos.

-¿Según esto la legislación española no tenía fuerza de obligar en Navarra?

-No, señor.

-¿Qué contribuciones pagaba a España el Reino de Navarra?

-Ninguna.

-¿Y al Rey?

-Una tan sólo: el donativo voluntario.

¿Por qué llama V. voluntario a ese tributo?

-Porque su pago y cuantía quedaban a disposición de nuestras Cortes.

-¿De modo que en épocas de penuria sería menor el donativo?

-Ciertamente.

-¿Cuándo votaban las Cortes el donativo voluntario?

-Después de haber ventilado todos los asuntos que interesaban a Navarra, porque en Navarra antes que el Rey era la Patria.

-¿Y podía el Rey alterar los acuerdos de las Cortes?

-De ninguna manera; esto hubiera constituido un grave contrafuero, y el Rey juraba mantener sin quebranto los Fueros del Reino de Navarra en el acto de la Coronación.

-¿Era condición indispensable el jurar los Fueros para ser Rey de Navarra?

-Absolutamente indispensable.

-¿Y si el Rey hubiera faltado al Juramento?

-En tal caso Navarra no estaba obligada a obedecerle.

-¿Qué otro Fuero importante tenía este Reino?

-El de poseer Tribunales de justicia propios.

-¿Pero habría fuera de Navarra un Tribunal Supremo, al que recurrir en alzada?

-No, señor; todas las causas fenecían en los Tribunales navarros: ahorrábase de este modo gastos a los litigantes, y se les daba al propio tiempo la seguridad de ser juzgados con arreglo a la legislación del país.

-¿Recuerda V alguna otra ley digna de ser mencionada?

-Sí, señor: la del servicio militar.

-¿Qué disponía esa ley?

-Que Navarra no diera soldados en tiempo de paz.

-¿Y en tiempo de guerra?

-Sólo cuando el enemigo hubiese invadido el territorio navarro.

-Llegado este caso, ¿quiénes estaban obligados a tomar las armas?

-Todos los hombres útiles del Reino, hasta la edad de 60 años.

-¿Y servían en la milicia fuera de Navarra?

-Nunca; a menos que el Reino lo acordase.

-¿Recuerda Y si la ley del servicio militar tuvo alguna vez exacto cumplimiento?

-En el año de 1793, cuando la guerra con Francia. Durante ella armó Navarra más de 30.000 hombres.

-Hecho semejante no lo llevó a cabo ningún otro país de España.

-Y sin embargo, tampoco lo consignó España en sus historias.

-¿Los Fueros de Navarra alcanzaron siempre el respeto de los Monarcas?

-Casi siempre.

-¿De modo que actualmente continuarán rigiendo?

-No, señor; el Pacto de 1512 fue reformado por otro nuevo Pacto.

-¿Y la reforma resultó ventajosa para Navarra?

-Para España fue muy ventajosa; para Navarra muy perjudicial.

-¿Cuándo tuvo lugar ese nuevo tratado?

-El 16 de Agosto de 1841.

-¿Y qué sacrificios hizo Navarra en beneficio de España?

-En primer lugar cedió sus Cortes, y con ellas la facultad legislativa.

-Grande fue el sacrificio, porque de hacer buenas o malas leyes se sigue la felicidad o desgracia de los pueblos. ¿Y qué más hizo Navarra en obsequio de España?

-Cedió sus Tribunales de justicia.

-¿Cedió más todavía?

-Sí, señor; las aduanas y el estanco del tabaco, con cuyos rendimientos pudiera HOY vivir el pueblo navarro LIBRE DE TODA CONTRIBUCIÓN.

-Supongo que ya no le quedarían a Navarra derechos que renunciar.

-Aún le quedaban, y en lugar de mantener su ley del servicio militar, aceptó la dura carga de las quintas; y en vez de dar al Rey un donativo voluntario, se comprometió a entregar anualmente a España un millón y quinientos mil reales de contribución.

-¿Vivamente habría agradecido España tales sacrificios?

-Ignoro hasta dónde llegó su gratitud: sólo sé que desde aquella fecha no ha cesado de cercenar nuestros mermados Fueros, tachándonos de egoístas.

-¿Pero continuará vigente la ley del 41 ?

-De derecho sí, señor; pero no de hecho.

-¿Qué contrafueros han tenido lugar desde el nuevo Pacto?

-Son indecibles.

-Indíqueme Y alguno de ellos.

-Uno, es el haber aumentado nuestra contribución anual próximamente en tres millones.

-¿Y se paga ese aumento?

-Aunque es ilegal y aunque el Gobierno debe a Navarra más de treinta millones, se paga.

-¿Qué otros contrafueros recuerda V.?

-El impuesto de las cédulas personales, los sellos del timbre, el papel de multas, el papel sellado exigido en todos los expedientes cuando se cursan fuera de Navarra, las licencias de caza y pesca, el descuento del veinte por ciento sobre propios, el estanco de las cerillas, el impuesto sobre viajeros, el de minas, la venta del monte Franco-Andia, y la suscripción forzosa a la Gaceta Agrícola, impuesta a determinados municipios.

-Muchos son tantos contrafueros para realizados en tan breve tiempo.

-Pues aún queda por mencionar uno de suma importancia: el que se refiere al nombramiento de maestros, antes derecho exclusivo de nuestros Municipios.

-¿Y quién los nombra ahora?

-El Rector de Zaragoza, un alto empleado del Gobierno.

-¿Sabe Y qué objeto se propone el Gobierno al infringir la ley en este punto?

-Lo ignoro; tal vez sea el de tener sin gasto suyo personas que le secunden, transformando el carácter de los navarros.

-¿Y en qué derecho se escuda el Gobierno para cometer semejantes arbitrariedades?

-Ya nos lo tiene dicho; en el derecho del número, en el de la fuerza.

Pues si el Gobierno ha roto la Ley del 41, Navarra puede dar por rescindida esa Ley y tendrá derecho a gozar de los Fueros consignados en el Pacto de 1512.

-Bien dice V.; y revivirán nuestras Cortes, tendremos Tribunales de justicia propios, serán nuestros los rendimientos de las aduanas y del estanco del tabaco, nombraremos Maestros amantes de Navarra, no daremos quintas ni contribuciones y sólo entregaremos al Rey de España, como donativo voluntario, la cantidad que juzguemos equitativa."

Hasta aquí los dos escritos más patrióticos del cronista de Nabarra. Ellos nos bastan para formarnos un concepto cabal de la actitud general de los nabarros y de la opinión particular de aquel escritor.

Bizkaitarra, Bilbao, 2 de febrero de 1895


1. Los que deseen conocer los fundamentos de nuestra existencia legal, deben leer los artículos de D. Gregorio Iribas publicados en el Diario de Avisos de Tudela, artículos que, reimpresos por acuerdo de la Excma. Diputación, forman un folleto en 4º titulado Los derechos de Navarra.

La protesta pedagógico-maketil" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 17 de febrero de 1895)

La protesta pedagógico-maketil

Pluma en ristre y caladas las antiparras, va un maestro maketo y escribe:

"El presbítero D. Resurrección María de Azcue (no es así, magister: es Azkue) ha escrito una zarzuela que se ha presentado en el Salón-Teatro de la sociedad de esta villa (mal ferida por los maketos) "Patronato de Obreros", en la cual zarzuela (era conveniente distinguir la cual, por si acaso) según la reseña que del argumento de ella (¡Castella!) hacen los periódicos El Basco y La Enseñanza (dirá el primero, porqué el segundo empleó más tijera de sastre que pluma de pedagogo), a fin de que resulte la belleza y aún la sublimidad (¡mucho de dinámica!, ¡hola!) que envuelve (usted sí que anda envuelto en esta parrafada) el hecho heroico de que el mismo padre (¿el padre de quién? ¿Del Patronato, de El Basco, del argumento, de La Enseñanza? Aquí sí que era preciso distinguir la paternidad) sea quien busque y ponga en manos de la autoridad, para que expire su maldad (pues, mire usted, la verdaz, - en sus manos es la pluma - una gran calamidaz), al hijo que comete la acción infame (infame, sí; pero maketil también) de hurtar en la casa del cura, se vale, para contraste, de hacer (éste de que lo entienda Núñez) figurar como instigador a hecho tan reprobable (y tan maketable) del Maestro de escuela (que no era del pueblo del padre y del hijo, ni de sus alrededores, sino de tierra de Toro).

(Filosofemos.) Toda representación teatral parte siempre, o de un hecho cierto, o de un hecho posible (y va a parar si se descuida, a ser el blanco de las iras maketas, de que Dios no la libre). Hasta ahora no ha habido un Maestro de escuela castellano o no castellano (¡crasa ignorancia, buen hombre, si usted cree que erdeldun significa solo castellano), en ésta ni en otra región de España (eso no: no hay que confundir las especies, y a Bizkaya con Valladolid y la tierra de Toro) que haya inducido a un discípulo a que robe (mucho asegurar es; pues mire, nosotros creemos que en Maketania en todas las profesiones hay ladrones) para adquirir dinero (¡canastos!, ¡habráse visto cosa más rara!, ¡robar para adquirir dinero!); y si se tiene presente que cuando un individuo se consagra a la enseñanza (y ¿cuándo se consagra a adquirir dinero?), él mismo se educa y moraliza (¡buena falta les hace a los africanos de esta península!) al educar a otros (maketamente), tampoco podrá haberle en lo sucesivo (¡diablo, qué brinco! Castelar sabe saltar del código civil a la constelación de Andrómeda, pero éste salta más aún; pues deduce lo que es de lo que debe ser. Renunciamos a seguirle).

Seguiremos filosofando. El Sr. Azcue (¡dale con la ortografía maketa!) no ha podido, pues, tomar de la realidad el tipo de Maestro que hace intervenir en su obra (¿ustedes han visto osadía como la de afirmar esto?); tampoco de la posibilidad (¿recribástropos? ¿Ustedes conocen algún Maestro maketo que sea incapaz de imitar a Vives? Yo tampoco. ¿Ustedes han visto más peregrina manera de discurrir? Tampoco yo). Porque sería no ver que si el padre es como el Maestro del organismo, el Maestro es como el padre del alma (¡alma de cántaro! Y ¿quién es el padre de los hijos del Zebedeo?); luego (venga, venga la consecuencia, que ya nos vamos haciendo a todo), o el tal personaje es el aborto (y quedo corto - puede añadir) de una imaginación extraviada (usted sí que descarrila), o le ha inventado con el deliberado (ya me ha cansado) propósito de calumniar (¡txut!) y difamar (¡poca cosa!) a la modesta (¿no hay abuela?) pero siempre digna clase (eso, además) del Magisterio (¿lo dice en serio?).

Por esta razón (toque el violón), como individuos pertenecientes a ella (muy dignos y muy modestos señores míos) protestamos enérgicamente (¡si pudiera usted clavarle el diente!) de que el señor Azcue (¡kállese, hombre) haga figurar en su zarzuela (que por lo que pincha llega a ser una zarzota) un personaje tan inverosímil (del Maestro maketo fiel facsímil) como denigrante (ahora va a hablar el pedante), y a la vez le recordaremos (por no perder la costumbre de enseñar lo que no se sabe) que el ministerio que desempeña le exige que sus producciones literarias deben ir (le exige que deben ir... ¡bien maestro, bien!) impregnadas del suave y dulce aroma que exhala la caridad aconsejada y practicada por el Crucificado (esto de Crucificado es más poético que cristiano; y eso de erigirse de buenas a primeras en doctores intérpretes del Evangelio es tan pedantesco como digno de protestantes).

Y siguen las firmas. ¡Atención!

José Aragón. León de Uruñuela.

Aniceto Gil. Lorenzo de Mújica.

Leonardo Pradera. Santiago de Luzuriaga.

Pablo Martínez de Salinas. Tomás de Mocoroa.

Juan Jiménez. Julián de Iturbe.

Gabriel Miguel. María de Berasátegui.

Antonio Fuentes. Juliana de Aguirrezabala.

Manuel Agustino. Josefa de Gordejuela.

Nicolás Fernández. Francisca de Igarza.

Fermín Lara. Victoria de Lasala.

Melquíades Andrés.

Mariano López.

Marcos Grijalvo.

Inocencia García.

De apellido maketo: 13 Maestros y 1 Maestra, total 14.

De apellido euskérico: 5 Maestros y 5 Maestras, total 10.

Que los primeros hayan protestado con bilis, nada de particular tiene. Maestros maketos son, y a esta clase se refiere la zarzuela bizkaina.

Pero... tampoco. Vamos a cuentas.

¿Quién les ha dado a esos señores riojanos, burgaleses, manchegos, andaluces y demás ejusdem furfuris voto en los asuntos de Bizkaya? ¿Con qué derecho se ponen a legislar en este país que les es extraño? ¿Quién los ha llamado a nuestro hogar para que compartan con nosotros el gobierno doméstico? ¿Quién les ha dado vela en este entierro?

Callen la boca maketa y recogiendo los trastos váyanse con la música pedagógico maketil a cualquiera región de España, a aquella, por ejemplo, que llaman la tierra de María Santísima, donde el cielo es de un azul purísimo y las huertas y campiñas de un delicioso verde, donde se habla el español con gracia y salero, pero donde los Maestros no ven un perro chico en su vida y tienen que hacerse a vivir como el camaleón, bicho indígena de aquel paraíso y antesala de Jauja ( !!! ). Allá podrán protestar cuanto se les antoje.

Pero esto de venirse acá, donde nadie los ha llamado, del jardín o cabinet de Andalucía o de la terrosa y árida Castilla, o de cualquiera otra región más o menos incivil y africana de España, y que luego de ser tratados a pan y manteles, de percibir sueldos como no los prometen en parte alguna de su patria y de cobrarlos con la puntualidad más rigurosa, se atrevan a levantar la voz contra la dada por bizkainos, por hijos de este país, que hablan así en el uso de su derecho porque ven la ruina de su Patria amada, la desaparición del último vestigio del hogar de sus padres... eso es inaudito cinismo y desvergüenza propia sólo de españoles.

¿De quién, si no de los pueblos bizkainos, reciben sus sueldos? Y ese dinero ¿quién lo hace si no es el sudor de las familias bizkainas? ¿No tienen, pues, éstas derecho a intervenir en la enseñanza que se dé a sus hijos?

El bizkaino, bizkaino es. Tiene su religión, tiene sus costumbres, tiene su historia, tiene su lengua, tiene su Patria. . . ¿Quiénes son los maestros españoles para arrancarles religión y costumbres e historia y lengua y nacionalidad, e imponerles las extrañas?

Los padres de los niños euskeldunes, padres son de sus hijos, y ellos, cultivando a fuerza de penalidades y trabajos, la ingrata y dura tierra de este suelo, son los que visten y alimentan a los mentores de sus hijos, a los maestros maketos, sustentando, ¡desgraciados!, al brazo que moral y físicamente destruye a su prole.

¡Oh, perfidia sin ejemplo, pagar con la muerte la generosidad de quien se recibe la vida!

Y ¿qué diremos del repugnante suicidio de los maestros euskerianos que han firmado la protesta de los maketos?

De las maestras no nos extraña hayan caído incautamente en el lazo: al fin la debilidad es innata en la mujer.

Pero, y esos hombres barbados y alguno de los cuales peina ya canas, ¿qué podrán alegar en su defensa? ¡Extravío inconcebible... dar el brazo el maestro euskeriano a quien le arrebata el pan que a él de derecho le pertenece!".

Bizkaitarra, Bilbao, nº21, 17 de febrero de 1895

"Ir por lana y volver trasquilado" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 24 de marzo de 1895)

Ir por lana y volver trasquilado

SUPUESTOS

1.º La única política bizkaina, la política nacionalista, el patriotismo defendido por BIZKAITARRA, cunde por dondequiera. Prospera en las villas, se desarrolla con lozanía en las anteiglesias, se extiende en los valles, traspone los montes y va llegando a las caserías más apartadas.

2.º El 2 de Febrero se estrenó la zarzuela del Sr. Azkue intitulada Vizcay’tik Bizkai’ra, obra netamente bizkaina. Su resonancia fue grande. El espíritu bizkaino se agitó en el seno de los partidos españolistas.

3.º El 3, Euskeldun Batzokija obsequió con un banquete en el Amparo al Sr. Azkue y a los actores de la zarzuela bizkaina.

4.º El Basco, órgano del partido carlista en Bizkaya, aprovechando los días que BIZKAITARRA había de tardar para salir, procuró hacer ver en diferentes números que el fondo de Vizcay’tik Bizkai’ra era carlista, que esta zarzuela se identificaba con las ideas carlistas.

5.º El 17, apareció BIZKAITARRA demostrando que la obra del Sr. Azkue era esencialmente nacionalista, y que por lo mismo estaba reñida con toda clase de españolismo, dentro del cual se comprende la política carlista.

6.º El 18, el Gobernador español en Bizkaya multó al Euskeldun Batzokija por haber celebrado el citado banquete.

7.º Hecho público el acto del Gobernador, la indignación fue general entre la gente sana, y muchos particulares extraños al Euskeldun pensaron en publicar una protesta, la cual fracasó y se desvaneció por una maketófila intriga que procedió de un socio de la Euskalerría e hizo desistir a los iniciadores, entre los que no se contaban ni Echevarría ni Oleaga ni Gondra.

8.º El 24, salió el número de BIZKAITARRA que contestaba a cuanto la prensa local había dicho con motivo de aquella zarzuela. La política carlista en Bizkaya quedaba en él mal parada, pues caía por tierra su fundamento y base, esto es, el supuesto pacto de Bizkaya con la Corona española. BIZKAITARRA dijo que el periódico y los caciques carlistas estaban engañando al pueblo bizkaino.

9.º La parte sana del carlismo en Bizkaya, el pueblo que está afiliado a ese partido españolista, va poco a poco comprendiendo su error y conociendo a su Patria. Muchos brazos de acción abandonan la bandera extranjerista y pasan a cobijarse bajo la únicamente bizkaina. Muchos más carlistas están con un pie dentro del carlismo, con otro fuera: y con la vista fija en el lema Jaungoikua eta Lagizara. Un pequeño empujón de dentro, o un tirón de afuera... y el que hoy está con el alma en el nacionalismo bizkaino y con el cuerpo en el carlismo, se entregará en cuerpo y alma al servicio de la Patria.

10. Al número de BIZKAITARRA del 24 contestó El Basco primeramente con un artículo en que, asiéndose de un pelo, sacaba a colación nada menos que una cuestión teológica y nos llamaba herejes, y después con muchos artículos en los que llamaba amigo a BIZKAITARRA se hacía de nacionalista bizkaino y aseguraba que en la política carlista Bizkaya no era España, ni ésta tiene que ver nada con aquélla.

11. El 20 de Marzo el elemento carlista fue derrotado en el Ayuntamiento por el liberal en la votación habida con motivo de la petición de apoyo que hizo El Sitio, para celebrar este año un certamen en memoria del 2 de Mayo.

12. Las ideas defendidas en BIZKAITARRA obtienen muchas simpatías entre la población euskeriana de Bilbao y son defendidas con calor aun por muchos que no pertenecen al Euskeldun.

13. En Mayo próximo se han de verificar las elecciones de concejales.

DIPLOMACIA CARLISTA

El viernes 15 de los corrientes, a eso de las ocho de la noche, llamó a la puerta de Euskeldun Batzokija, preguntando por su Presidente, el caracterizado carlista D. Mariano de Echevarría, oficial en la última guerra, y hoy uno de los colaboradores de punta de El Basco, y médico de profesión.

El que esto escribe, presidente del Euskeldun y Director de BIZKAITARRA, que estaba presente en el Batzoki, salió enseguida a la puerta, y después de saludarse con aquél, se entabló entre ambos en el mismo descansillo de la escalera, el siguiente diálogo:

Echevarría.– Vengo con una comisión, que por lo patriótica que es y obsequiosa para ustedes, espero será aceptada en el momento.

Arana.– Veamos qué es ello.

E.– Se trata de celebrar el domingo un banquete en obsequio del Sr. Azkue autor de la preciosa zarzuela Vizcay’tik Bizkai’ra, para protestar contra la multa que el Gobernador impuso a esta sociedad por llevar a efecto un acto análogo. El Sr. Azkue ha aceptado ya la invitación. Pero el banquete se ha de realizar con representaciones de los cuatro partidos católicos que hay en Bilbao. Hemos contado ya con integristas y euskalerriacos y vengo a invitar a ustedes. Como, le he dicho el objeto es obsequiar nuevamente al Sr. Azkue, para protestar de este modo contra la multa del Gobernador.

A.– Entonces ¿el banquete piensan ustedes tenerle en... ?

E.– En el Amparo.

A.– Eso es: en el mismo sitio en que se celebró el de la multa. Y ¿le avisarían ustedes previamente al Gobernador, a fin de guardar la retirada?

E.– Precisamente.

A.– Muy bien. Y ¿tendría que pasar de veinte el número de comensales?

E.– Justo.

A.– Perfectamente. Y ¿tanto mejor, si el Gobernador enviaba su delega al banquete?

E.– Es claro: le haríamos oír cosas muy poco gratas a oídos de maketos.

A.– Buena idea, ja, ja: No rabiaría poco. Haga usted el favor de pasar.

(Y entramos en el batzoki.)

A.– Tome usted asiento.

E.– Gracias.

(Nos sentamos. Varios socios entonan en aquel momento, acompañados al piano, el clásico cantar bizkaino de las hilanderas.)

A.– Quedo enterado. Pero, como usted comprenderá Echevarría, no puedo contestarle aún. Soy uno de tantos socios en este, asunto...

E.– Ya ve usted que es bien patriótico. Es preciso contestar con una manifestación de este género a las injurias que el Sr. Azkue en su persona o en su obra ha recibido del elemento liberal y maketo. Para ello debemos tomar parte en la manifestación los cuatro partidos católicos: el de ustedes, el euskalerriaco, el integrista y el carlista. Es preciso hacer ver al Gobernador los maketos todos la fuerza con que contamos y cómo nos unimos todos los vascongados contra el maketo. Este odio a los maketos nos identifica a todos. Tanto como ustedes los odiamos nosotros.

A.– ¡Hum! No es bastante ni mucho menos.

E.– El acto es bien patriótico. Esta sociedad podrá enviar una representación compuesta de siete u ocho de sus miembros y...

A.– Está bien; sólo puedo contestarle a usted lo siguiente: respecto a la sociedad, nada puedo decirle. Estas cosas transcendentales, las resuelve aquí la Junta General, pero el Reglamento establece que, en los casos urgentes, las decida la Junta Directiva por votación secreta como acostumbramos siempre. Debiendo ser pasado mañana el banquete, no hay tiempo para convocar a Junta General: lo resolverá, pues, la Junta Directiva; para mañana mismo la convocaré. Esto, por lo que a la sociedad se refiere. Por lo que toca a mi opinión particular en el asunto, tampoco puedo dársela, porque cosa seria es ésta que no debe contestarse en el momento.

E.– Yo le ruego a usted, Arana, influya para que esta sociedad acepte la invitación y envíe sus representantes a un acto tan patriótico.

A.– Le repito que mañana mismo convocaré a la Junta Directiva, y ella resolverá y le comunicaré a usted lo que determine.

E.– Entonces ¿podré pasar por aquí mañana a las... ?

A.– No, no debe usted molestarse en venir. Yo le remitiré la respuesta por escrito. ¿Para qué hora la necesita usted?

E.– Pues nosotros iremos al Amparo a la noche.

A.– Está bien. Para el anochecer, espero poner en sus manos la resolución de la Junta. (Nos levantamos.)

E.– Muy bien, muchas gracias.

A.– Y a usted también por habernos traído el aviso. (Al llegar a la puerta:) Echevarría: es usted bizkaino, y acaba de pisar una sociedad a la que podrá usted pertenecer cuando deje de ser españolista.

E.– Ya sabe usted, Arana, que en lo sustancial estamos conformes.

A.– Nada de eso: es un error. Adiós. En particular, puede mandar a su servidor.

De la puerta volví a una sala en que estaban dos miembros de la Junta Directiva y les referí la entrevista. Supe entonces que el Sr. Azkue había ya efectivamente aceptado la invitación, cosa que nos pareció muy natural, porque el autor de Vizcay’tik Bizkai’ra puede como tal y en particular aceptar en obsequio, venga de donde viniere, un banquete con el que quiera demostrársele simpatía por el contenido de su obra, que es precisamente patriótico, sin ápice de españolismo.

Recomendé a los Junteros la mayor reserva hasta la sesión, a fin de que no llegara antes de tiempo a oídos de los carlistas nuestra actitud.

DIPLOMACIA BIZKAINA

A las dos y media de la tarde del día siguiente, 16, se reunió en sesión extraordinaria la Junta Directiva, asistiendo nueve de sus individuos. De los otros cuatro, tres estaban ausentes de Bilbao.

Abierta la sesión, di cuenta del objeto de la misma, relatando detalladamente mi entrevista con el Sr. Echevarría, y dando mi parecer acerca del motivo que pudieran tener los carlistas para hacernos aquella proposición, y del fin que pudieran perseguir. El motivo me pareció el de las conquistas que realiza nuestra bandera: fuera de nuestro partido tiene la política nacionalista muchas simpatías; del carlismo van desertando sujetos de gran valer para pasarse a nuestro campo, y muchos hay en su seno que van insensiblemente adhiriéndose a nuestras doctrinas, y a medida de esto enfriándose en carlismo. El fin inmediato supuse sería el de hacer ver que en el fondo son idénticas la política carlista y la nacionalista, y que sólo se diferencian en los procedimientos, para evitar inminentes decisiones. También hablé del fin remoto; pero éste lo adivinará el lector.

Inmediatamente, concedí la palabra a los demás Junteros. Todos hablaron, y todos, sin excepción, para rechazar la invitación carlista. Citaré algunas de las frases que recuerdo:

– Reunirnos en un banquete político con partidos españolistas, sería nuestra muerte. Para este viaje...

– ¿Para qué es el partido nacionalista, sino para luchar con el españolismo? Luchar políticamente contra los mismos con quienes nos unimos en un banquete político, no puede ser.

– Antes la muerte que confundirnos con los españolistas.

– No es posible acepte esta sociedad la proposición que se nos hace. Pero suponiéndolo posible, ahora mismo dejaría de ser socio como fuese aceptada.

– Son enemigos de nuestra Patria. Nada de alianzas con ellos, si hemos de ser patriotas.

– ¿Cómo hemos de celebrar banquete, en tiempo de paz, a una misma mesa, con quienes, si son consecuentes con sus ideas, estarán en tiempo de guerra enfrente de nosotros?

– ¡Creerán los carlistas que somos como ellos, que por un plato de lentejas son capaces de vender su misma doctrina política, como hicieron Ampuero y Zubiaga!

– Sepan hoy los españolistas que nuestro partido sólo quiere o vencer solo o morir honrosamente. Y sepan a qué atenerse en lo sucesivo y no nos vengan más con peticiones de unión o alianza.

– La mejor diplomacia es la línea recta, porque es la que mejor se entiende la que gana más corazones y la de adeptos más firmes.

– Sólo cuando perdamos la razón y seamos locos como nos llaman, podrán esperar nuestro apoyo los españolistas. Mientras estemos cuerdos, nada pretendan de nosotros.

Visto el unánime parecer de los Junteros, les dije:

– Ahora voy a hablar a ustedes como Calificador. Ya alguno de los Junteros ha indicado que en el Reglamento debe de estar previsto este caso. Concretamente no puede estarlo; pero yo, como Calificador, declaro a la Junta que lo encuentro en el siguiente articulo: "La Sociedad podrá coaligarse con elementos extraños, sean colectivos o individuales, únicamente para llevar a cabo: manifestaciones de simpatía por alguno de los puntos de doctrina que se contienen en el Lema bizcaino explanado en el Capítulo II, y cuando no se siga menoscabo de ninguno de ellos, ni redunde el acto en prestigio de algún partido anticatólico o españolista a expensas de las doctrinas que profesa la misma Sociedad. En caso contrario, no sólo no podrá hacerlo, sino que prohíbe, bajo pena de expulsión, lo hagan los socios individualmente." Este artículo es, como saben ustedes, uno de los irrevocables. Ahora bien: el acto de estar representada esta sociedad en el banquete proyectado ¿redunda en prestigio de algún partido españolista a expensas de las doctrinas nacionalistas? Sí: porque uniéndonos en ese banquete con los carlistas (prescindamos de los otros) haríamos ver que hay algo patriótico (todo lo que se contiene en la zarzuela) que los une con nosotros; que en el fondo somos los mismos; que las diferencias son accidentales y de forma. Esto le convendría al partido carlista, y sería nuestra ruina. Luego el asunto de que tratamos está ya previsto en el Reglamento. Este, pues, nos impone la obligación de rechazar el ofrecimiento de los carlistas. Y después de esta sesión, al divulgar entre los socios como conviene, lo que en ella se ha tratado y resuelto adviértanles ustedes también que les está prohibido, bajo la pena de expulsión, el asistir a ese banquete. Si les he dejado a ustedes hablar, como Presidente, antes de interpretar el Reglamento, ha sido por ver lo que espontáneamente sienten ustedes acerca del asunto. Ahora veo que ustedes y el Reglamento sienten y juzgan de la misma manera, y puedo asegurarles que he gozado realmente al oírles emitir con tanto entusiasmo su patriótico parecer, si bien es cierto que no esperaba otra cosa. Mas para ver más claramente, por vía de prueba, cuál es la espontánea opinión de la Junta, prescindamos por un instante del Reglamento, y emitamos libremente nuestros votos en secreto.

En la urna de la votación no aparecieron más que bolas negras (las nueve; pues el Presidente no tiene más votos que los demás), y quedó por consiguiente rechazada por unanimidad (por si no bastaba el Reglamento) la proposición hecha al Euskeldun por el Sr. Echevarría.

A las ocho de la noche se le remitía a éste la contestación, que fue la siguiente:

"Sr. D. Mariano de Echevarría.

E. P. M.

Bilbao, 16 Marzo 1895.

Muy Sr. mío: Reunida en Sesión extraordinaria, como anoche se lo prometí a V., la Junta Directiva de Euskeldun Batzokija, ha quedado enterada de la proposición que V., comisionado por la Sociedad Tradicionalista y en inteligencia y conformidad con el Círculo Católico Vascongado y el llamado Euskalerría, presenta a nuestro partido, de unirse con los tres españolistas que esas Sociedades representan, para celebrar, en obsequio del Sr. Azkue, un banquete que constituya una verdadera protesta contra la multa impuesta hace poco por el Gobernador español a nuestro Batzoki.

Deliberado convenientemente el asunto, y puesto luego a votación secreta, ha sido rechazada por unanimidad la invitación presentada por V., acordándose contestar en la siguiente forma:

1.º Los partidos carlista, integrista y euskalerriaco son españolistas, y, por lo tanto, enemigos de Bizkaya. El partido nacionalista bizkaino no debe aliarse o coaligarse, ni se aliará ni coaligará jamás con los que son enemigos de Bizkaya los cuales son, por lo mismo, enemigos declarados suyos. Este partido nacionalista sólo ha nacido y vive para la Patria, que es Bizkaya libre en Euskeria libre: y en el punto y hora en que se aliara con los partidos españolistas, dejaría de ser bizkaino patriota.

2.º Ese favor y obsequio que los tres partidos españolistas citados quieren hacer al nacionalista bizkaino, lo rechaza éste, sin agradecérselo en lo más mínimo, porque de manos enemigas de Bizkaya no quiere nuestro partido recibir obsequios cuya aceptación en vez de honrarle sólo podría redundar en grave mengua de su honor.

Es cuanto, en cumplimiento del cargo que me está conferido en el Euskeldun, debo comunicar a V.

B. S. M.

El Presidente, SABINO DE ARANA Y GOIRI"

(Sello de Euskeldun Batzokija. Bilbao)

FUGA QUE NO SALVA

– No tiene más escapatoria que negar viniera en representación de la sociedad carlista -se decía en la nuestra al mandar la carta- y lo hará seguramente.

En efecto, de once a once y media de la noche recibí en casa la siguiente carta. Es copia exacta del original.

"Sr. D. Sabino de Arana y Goiri.

Bilbao.

Mi estimado amigo: En este momento llego a casa y leo su carta que me asombra sobremanera el giro que quiere V. dar a la invitación puramente amistosa que hice a V. ayer para que unidos unos cuantos amigos defensores de Jaungoikua eta Foruak y que militamos en diferentes partidos, obsequiáramos con una comida al virtuoso sacerdote D. Resurrección Mª de Azkue.

Yo no fui a hablar a V. en representación de ningún partido político ni de ninguna sociedad de recreo, yo no llevaba más representación que la mía propia, y lo mismo que a V. hablé a algunos amigos de la Euskalerría y de los integristas y puedo asegurarle que ninguno ha interpretado en el sentido de V.

Le ruego a V. rectifique esa interpretación que ha dado a nuestra entrevista de ayer; pues vuelvo a repetirle que mi proposición fue simplemente la de un amigo que deseaba ver reunidos en una mesa a diferentes amigos de diversas opiniones para aplaudir juntos y alabar como se merece la preciosa zarzuela bascongada Vizcaytic-Bizkaira por lo mismo que tanto interés pone el liberalismo para desprestigiarla.

Dispénseme V. que a esta hora le moleste en gracia a mi deseo de que aparezca la verdad tal cual es.

Se reitera de V. affmo. amigo

y B. S. M.

MARIANO DE ECHEVARRIA

Bilbao, a 16 de Marzo de 1895."

Echevarría quería negar con esta carta lo que, no una, sino muchas veces, manifestó en su entrevista: porque a nosotros nada nos importa que no dijera venía en representación de la Sociedad Tradicionalista; lo que hace al caso es lo siguiente:

1.º Dijo Echevarría que el objeto del banquete era el obsequiar al Sr. Azkue, para protestar contra la arbitrariedad que el Gobernador llevó a cabo contra nosotros.

2.º Dijo que los cuatro partidos citados (el carlista, el integrista el euskalerriaco y el nacionalista), o lo que es lo mismo, que las sociedades que respectivamente tienen en Bilbao, enviarían su representación al banquete, y que va estaban ellos (los carlistas) convenidos con los euskalerriacos y los integristas, y que sólo faltaba nuestra conformidad. Luego el banquete hubiese sido de carácter oficial, y no particular.

3.º Dijo que el banquete sería una manifestación anti-liberal y anti-maketa a la vez: luego era una manifestación política, y una comida de amigos.

El primero de estos puntos, se lo calla Echevarría, en su carta, porque no le conviene aparezca que vino a ofrecernos un favor a los nacionalistas, pues fue rechazado sin miramientos e hizo una plancha tan colosal.

El segundo y el tercero, los niega en la carta; pero el segundo queda confirmado con las palabras "lo mismo que a V. hablé algunos amigos de la Euskal-erría y de los integristas", y el tercero con éstas: "para aplaudir juntos y alabar como se merece la preciosa zarzuela... por lo mismo que tanto interés pone el liberalismo para desprestigiarla". Quiso negar Echevarría lo que había dicho y lo que hizo es ratificarse.

De lo que Echevarría escribió en esa carta y dijo en su primera entrevista, y en la que luego referiré, y de todo lo ocurrido, se infiere palpablemente que vino al Euskeldun comisionado por la plana mayor de la Sociedad Tradicionalista; así como también parece deducirse que es falso que el Círculo integrista y la sociedad Euskalerría pensaban enviar sus representantes al banquete, sin embargo de que así me lo aseguró el embajador carlista.

Pero antes de comentar el suceso, voy a trasladar la segunda entrevista. No insertaré ni más ni menos de la que se dijo; y habrá frases enteras materialmente exactas.

LA EMBAJADA

Serían las cuatro y media de la tarde del domingo, 17 (día señalado para el banquete), cuando del Euskeldun bajaron unos cuantos socios para dar un paseo. Salía el último el que esto escribe.

En la puerta me encontré con el Sr. Echevarría. Fracasó el banquete -dije para mis adentros. Mis amigos se alejaron, y yo me quedé a aguantar al importuno diplomático. A unos pasos de nosotros estaban D. Simón de Oleaga, jefe de los carlistas en el Municipio bilbaino, y D. Guillermo de Gondra, Presidente de la Sociedad Tradicionalista, los cuales no entraron en escena desde el principio.

En la misma puerta entablamos el siguiente diálogo:

Arana.– Hola, Echevarría.

Echevarría.– Buenas tardes, Arana. ¿Recibió V. mi carta anoche?

A.– Sí.

E.– Me extraña mucho haya dado V. un giro que no tenía el asunto, y creo habrá rectificado ya su errónea interpretación.

A.– Dígame usted. ¿No me dijo anteanoche que el banquete había de darse por representaciones de los cuatro partidos?

E.– Eso sí, pero...

A.– Pues eso me basta.

E.– Pero yo no...

A.– Y ¿no me dijo V. que el fin principal del banquete era el de protestar contra la multa del Gobernador?

E.– Eso también, pero ...

A.– Pues con eso y lo otro tengo de sobra.

E.– Pero yo no dije que venía en representación del partido carlista.

A.– Ni lo dijo usted, ni hacía falta que lo dijera. Tampoco en nuestra carta consta semejante cosa; ni yo haré más que consignar sus mismas palabras de usted, los mismos hechos..., de éstos y de aquéllas deducirá el lector lo que le parezca.

E.– Pero ¿va usted a publicarlo?

A.– Absolutamente todo: la entrevista que tuvimos anteayer, la contestación de la Junta Directiva, su carta de usted; todo, con todos los pelos y señales.

E.– Pero mi nombre no aparecerá.

A.– También su nombre y apellido, y los míos.

E.– Pero no dirá usted que yo dije era comisionado por el partido carlista.

A.– Yo no diré más ni menos que lo que ha ocurrido y hemos hablado todo, sin dejar nada, y con la más escrupulosa exactitud.

E.– Pues debe usted saber que yo no vine comisionado por ningún partido ni sociedad; que la idea fue mía propia y particular, y que como tal se la expuse a varios amigos míos que militan en los cuatro diferentes partidos...

A.– Pero, vamos a ver. Y ¿quién le ha dicho a usted que es amigo mío? ¿De cuándo acá nosotros amigos? ¿Cree usted que la amistad se labra y establece con tanta facilidad como la establecen los periódicos que a cualquiera llaman amigo? ¡Ca, hombre, ca!

E.– Pues yo en esa forma vine...

A.– Pues no debía haber venido.

E.– En esa forma vine, y no como representante del partido carlista.

A.– Le he dicho a usted que todo aparecerá según resulte de sus palabras y su carta, de las mías y de los hechos todos. Y debo advertirle que esa carta de usted estaba prevista por nosotros aun antes de la sesión de la Junta Directiva. Pero, mal que les pese a ustedes, esa carta viene a confirmar la exactitud de la interpretación que nosotros dimos a sus palabras, y que usted dice ser errónea.

E.– Pero no dije que venía en representación de ningún partido.

A.– Nada importa. Con lo que se dijo y se ha hecho basta. El lector sabrá interpretarlo. Y hemos concluido... Adiós, porque se me van los amigos de paseo.

E.– Espere usted aún. No quiero que aparezca mi nombre en el periódico. Esto cuando menos.

A.– Pues aparecerá. Comprendo que queda usted en muy mal lugar para con el partido carlista. Pero usted sabrá lo que ha hecho. Eso no es cosa que me importe a mí.

E.– Y yo le aseguro a usted que el banquete se ha de realizar.

A.– Y ¿a nosotros qué?

E.– Que asistirán a él individuos de esta sociedad de ustedes.

A.– Difícilmente, porque el Reglamento se lo prohíbe bajo pena de expulsión.

E.– Pues asistirán.

A.– Y serán expulsados al día siguiente, y en paz.

E.– Pues asistirán, porque son amigos míos y me tienen dada su palabra.

A.– Poco nos conocen ustedes. Para nosotros, antes que cualquiera amistad está la Patria. De manera que ¿no han celebrado ustedes el banquete?

E.– No.

A.– Y ¿cómo le dejan ustedes así al Sr. Azkue? ¡Qué feo le han hecho!

E.– Ya le hemos avisado la suspensión del banquete. (En aquel momento llegamos a la acera del Arenal, y se nos acerca Oleaga.)

Oleaga.– Buenas tardes.

E.– Mire usted, Arana: Aquí tiene uno de los que venían al banquete; él le podrá a usted decir en qué forma invité yo...

O.– A mí vino aquí Echevarría hablándome del banquete como idea suya particular, e invitándome como a amigo.

E.– Ni más ni menos, y aquí Arana se empeña en interpretarlo de otro modo y en dar publicidad a lo ocurrido.

A.– Efectivamente: publicaré en BIZKAITARRA todo cuanto se ha dicho y hecho, sin ocultar nombre alguno; y mi interpretación será la que dará el lector.

E.– Pero ¿por qué publicarlo?

A.– Eso yo me lo sé.

O.– (A Echevarría.) Dejarle que escriba. Ya se le contestará.

A.– Pues es claro.

E.– Pero oiga usted, Arana. Lo único que nosotros pensamos fue el reunirnos unos cuantos individuos de los cuatro partidos católicos para obsequiar con un banquete al Sr. Azkue y protestar de este modo contra la multa del Gobernador: en una palabra, para hacer una manifestación antiliberal y antimaketa.

A.– Ya: y los comensales serían católicos para lo primero y euskerianos para lo segundo. ¡Sí, todo eso lo entiendo perfectamente! Pero nosotros no podemos ir a ninguna parte del brazo de los españolistas.

E.– De todas maneras, ya sabe usted, Arana, que en lo sustancial coincidimos, somos los mismos.

A.– ¡Gravísimo error!

E.– ¿No quieren ustedes Dios y Fueros? Pues también en nuestro lema...

A.– ¡No, hombre, no! Ese Dios y Fueros es lo mismo que Dios y Patria, y el lema Dios y Patria cabe igualmente entre bizkainos, como entre españoles, entre franceses o entre americanos. Ha dicho usted un disparate, y se lo voy a demostrar. Ni en lo sustancial ni en pizca de lo accidental se identifican nuestras políticas. La política, es el gobierno o régimen del pueblo; para que haya política, es preciso contar primero con un pueblo. Luego éste, el pueblo, es lo más sustancial de la política. La política carlista tiene un pueblo, otro distinto la nuestra; ustedes son españolistas, nosotros bizkainos nacionalistas; no hay, pues, afinidad ni paridad alguna entre nuestras políticas; nos separa una frontera.

O.– Eso, en la opinión de usted.

A.– (A Oleaga.) Está bien. (A Echevarría.) ¿A esto me ha llamado usted? ¿A discutir? Pues yo no he venido a discutir, porque sería inútil.

O.– Tampoco hemos venido a sentar dogmas.

A.– (A Echevarría.) Adiós.

(Me separo de ellos. Pero Echevarría me llama de nuevo, y cogiéndome amigablemente del brazo vuelve a la carga. Hasta entonces a mi derecha iba Oleaga, y a mi izquierda Echevarría; pero de allí, Oleaga pasa a la izquierda de Echevarría, y a la suya se coloca Gondra, que llega en aquel momento. Tal vez por estar tan lejos, no habló conmigo el último en toda la tarde. Con Oleaga habla de vez en cuando. Este nuevo refuerzo le llegó a Echevarría al entrar en el tercer salón del Arenal.)

E.– Vamos a ver. Es necesario que se convenza usted de que yo no invité a ustedes comisionado por el partido carlista.

A.– ¡Dale bola! No lo afirmó usted, mas tampoco lo negó. Pero ¿y qué significa todo lo demás? Y ¿qué es lo que entendió usted cuando le dije que el asunto era muy transcendental, que lo tenía que resolver la Junta General, pero que, como no había tiempo, lo decidiría la Junta Directiva, y que ni aun mi particular parecer podía exponerle, porque la cosa era muy seria para ser contestada en el momento?

O.– Pues a mí me parece que no revestía tanta importancia: porque el reunirse en un banquete elementos de opiniones distintas es lo más natural del mundo, tanto como esto de venir ahora de paseo.

(Entre Gondra y Oleaga se cruzan algunas palabras desarrollando esta argumentación con la conformidad más completa: lo cual revela que ambos señores han estado muy metiditos en el asunto.)

A.– Pues... no lo crea usted. Y lo que tampoco es muy natural y correcto es lo que han hecho con Azkue... ese desaire!...

E.– Pero, Arana. ¿No ve usted que eso de publicar mi nombre no es necesario ni oportuno? ¡Si puede usted relatar perfectamente lo acaecido sin citarme!...

A.– Pero ¿qué quiere usted? Mi BIZKAITARRA es claro y al relatar un hecho histórico o un suceso que merezca la pena, no tengo más remedio (y es mi costumbre) que sacar a relucir los nombres de los sujetos que en el suceso hayan intervenido.

E.– Ustedes han creído tal vez que íbamos a utilizar este banquete como arma de partido, en provecho del carlista. Pero nuestro objeto...

A.– No sé de dónde saca usted eso. En la carta que anoche le dirigí a usted se los trata por igual a los tres partidos españolistas católicos. A ninguno se le diferencia en nada de los otros.

(Media un breve silencio. Enfrente del Ayuntamiento distingo a mis amigos que me están esperando para subir a Begoña.)

A.– Lo que le han hecho ustedes a Azkue ¡sí que es vergonzoso! (les dije por tercera vez ).

O.– De eso usted no debe hablar, porque no aceptó la invitación.

A.– Pero sí diré que es por demás extraño que porque nosotros no hayamos aceptado la invitación, haya fracasado el banquete. ¿Eramos nosotros más que la cuarta parte de los comensales? ¿No eran bastantes los tres partidos que quedaban, para que fuese lucido el banquete? ¿Tal vez el partido nacionalista él solo, daba más importancia al banquete, que los otros tres sumados? ¿Es éste el partido que se compone de cuatro locos?

(Gondra se sonrió.)

E.– Nunca hubiese creído que habían ustedes de rechazar una proposición tan razonable. Y ¿no me dijo usted, Arana, que la idea le parecía buena?

A.– Felicísima, efectivamente, me pareció la idea de que fuese el Amparo el lugar elegido para el banquete, de que se le avisase al Gobernador con veinticuatro horas de anticipación, de que el número de los comensales pasase de veinte y de que el Gobernador enviase allá su delegado. Todo esto me pareció muy oportuno acordasen ustedes, dado que el fin del banquete era el protestar contra la multa impuesta por el Gobernador a nuestro batzoki, por haber celebrado un acto idéntico en el mismo sitio, etc. Pero parecerme buena la idea de celebrar el banquete y digno éste de ser aceptado por nosotros,.. (Sonriendo.) No lo diga usted, porque no lo creerá nadie.

E.– Pues yo así lo pensé.

A.– Es claro. Ustedes me tienen por intratable y cuando vio que le recibía a usted sonriendo, le pasaba al Batzoki, le hacía tomar asiento y le convidaba a mojar el gaznate, se dijo usted para su gabán: ¡ya ha caído, ya es nuestro! ¡Ja, ja, ja, ja!

E.– Pero al menos, Arana, por amistad, no me cite usted en el periódico.

A.– Le repito a usted que no hay que yo sepa ninguna amistad entre nosotros. Sé, por otra parte, que colabora usted en El Basco, cómo o en qué forma colabora usted, y...

E.– ¿Se ha sentido usted acaso alguna vez herido por mis escritos?

A.– ¿Yo herido por usted? No es fácil herirme a mí. Pero que las ganas de herirme no le han faltado, eso es muy posible, probable y aun seguro.

E.– (Hablando consigo mismo.) Pero ¡señor!... rechazar una proposición tan aceptable... obstinarse tanto...

(Llegábamos entonces cerca del puente de San Agustín.)

A.– Creo, señores, que se han enterado ya de nuestra actitud y de lo que pienso hacer. Buenas tardes.

(Oleaga y Gondra siguen adelante sin volverse para saludar; Echevarría se vuelve y me alarga la mano.)

E.– Pero, Arana...

A.– Lo dicho, y nada más. En particular, puede usted, Echevarría, disponer de este servidor. Pero ya saben ustedes: en política, nada de alianzas, fusiones, ni confusiones. Adiós.

NOTAS

El partido carlista, tenido por fuerte y altivo y disciplinado e intransigente y puro ¡llamando hoy, humillada la frente, a la puerta del nacionalista, para hacerle un obsequio, a trueque de parecer bizkaino!

Verdad es que mediante esto hubiese hecho algún negocio político en época más o menos cercana... y habría conseguido desprestigiar al partido nacionalista, llamado loco por los labios, pero temido por los corazones españolistas, porque es lo único que convence en Bizkaya a toda mente sana, lo único que satisface a todo pecho noble.

Y cierto es que aquél ya en otras muchas ocasiones ha dado pruebas más de vileza que de dignidad. Y si no, ahí está el distrito de Durango, en el cual, capitaneado por D. José María Ampuero, estuvo a punto de elevar sobre el escudo a don Víctor I, Viseñor de Vizcaya; y más al norte el de Gernika, donde D. Román de Zubiaga le puso al servicio del liberalismo, a cambio de unas pesetas; y por todos lados, distritos y ayuntamientos que han sido teatros de infames contubernios realizados entre ese partido y sus mismos enemigos. No le bastaba al carlismo bizkaino ser una aberración, y ha llegado a caer en la más despreciable indignidad!

De esta suerte ha tenido hoy el cinismo de ofrecerse obsequioso y pedir el brazo al partido que le considera traidor a la Patria, para tenderle así, cual fementido español, las redes de la deslealtad e infundir en su espíritu el pútrido soplo del suyo corrompido... pero el partido nacionalista es bizkaino... y el fiasco del carlista ha sido grandemente bochornoso.

Según nuestras noticias, no son solamente los señores Echevarría, Oleaga y Gondra los promotores del frustrado banquete y sus consecuencias, sino también el español o maketo D. José Liñan, Director de El Basco, y algún otro euskeriano cuyo nombre no citamos por lo respetable que es para nosotros el carácter de que está investido.

Dedúcese que el carlista del pueblo, sobre estar engañado desde el momento que le hacen creer que la política carlista es bizkaina, está también vendido por sus mismos jefes, que le ponen al servicio de causas extrañas a la de D. Carlos.

Siempre diremos que la política carlista es la que más daño hace a Bizkaya, y por consiguiente su mayor enemiga, pues que es entre los españolistas la que tiene extraviado a mayor número de gentes honradas y animadas de sanas aspiraciones.

* * *

En caja ya el número, hemos sabido que el señor Echevarría se había acercado a un distinguido miembro de la Euskalerría, invitándole al banquete; pero que el euskalerriaco le contestó:

– Para ir en representación de la Euskalerría, carezco de atribuciones. Pero asistiré como particular.

– Podría usted comunicar el asunto a otros consocios (le dijo Echevarría).

– Es tarde para eso, pues que el banquete será pasado mañana (observó el euskalerriaco).

De los integristas, nada sabemos."

Bizkaitarra, Bilbao, nº 23, 24 de marzo de 1895

"La pureza de raza" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 31 de marzo de 1895)

La pureza de raza

La pureza de raza más comúnmente conocida con el nombre de limpieza de sangre, y desde que en Bizkaya comenzó a usarse la terminología de España, con el de hidalguía originaria, nobleza originaria, etc., es uno de los fundamentos políticos contenidos en el término segundo de nuestro lema, Lagi zarra (Ley Vieja) (1).

Creen no pocos, al oírnos hablar de pureza de raza, que de un modo tan absoluto la establecemos en la política nacionalista, que en el momento en que Bizkaya consiguiera su independencia perdida, sería expulsado de su territorio todo el que en sus venas tuviera sangre extranjera, aunque sólo fuese una gota.

Es semejante esta creencia a la de suponer que queremos restablecer tan detalladamente el antiguo Fuero, que no había de exportarse de Bizkaya ni un kilo de mineral, como se hiciera independiente.

Y es que están los bizkainos tan poco educados en política patria, que confunden lo esencial con lo accidental, y no saben que cada una de las leyes escritas contenidas en el Fuero y cada una de las leyes de costumbre que se descubren en la historia de Bizkaya puede ser totalmente esencial o totalmente accidental, o en parte esencial y accidental en parte; ni saben que lo esencial es irrevocable, necesario y que no puede variar con el transcurso del tiempo, mientras que lo accidental es mudable, contingente y puede modificarse, ampliarse, reducirse o totalmente suprimirse según las circunstancias por que atraviese la nación.

De no comprender esta distinción de leyes nace también el considerar como institución esencial en Bizkaya la forma señorial (error común a todos los partidos españolistas) la cual es de lo más accidental y, por consiguiente, derogable que hay en el Fuero.

¿Qué es, pues, lo que respecto de la pureza de raza se contiene en el programa nacionalista?

Puede reducirse a los puntos siguientes:

1º Los extranjeros podrían establecerse en Bizkaya bajo la tutela de sus respectivos cónsules; pero no podrían naturalizarse en la misma. Respecto de los españoles, las Juntas Generales acordarían si habrían de ser expulsados, no autorizándoles en los primeros años de independencia la entrada en territorio bizkaino, a fin de borrar más fácilmente toda huella que en el carácter, en las costumbres y en el idioma hubiera dejado su dominación.

2º La ciudadanía bizkaina pertenecería por derecho natural y tradicional a las familias originarias de Bizkaya, y en general a las de raza euskeriana, por efecto de la confederación; y, por concesión del poder (juntas Generales) constituido por aquéllas y éstas, y con las restricciones jurídicas y territoriales que señalaran, a las familias mestizas o euskeriano-extranjeras.

He ahí la doctrina nacionalista que a muchos bizkainos extranjerizados en las ideas o en la sangre, o emparentados con familias de raza extraña, los aterra como espantoso fantasma; porque no comprenden que es una simple y fiel copia de una de las bases políticas contenidas en el Fuero y en la historia de Bizkaya, o porque no quieren acomodarse ellos a las instituciones patrias, sino que éstas se adapten y amolden a su capricho. Y es el caso que una Bizkaya cimentada sobre otras bases fundamentales que las determinadas en su Fuero e historia, simbolizadas por el Roble de Gernika y proclamadas por el partido nacionalista, no seria una Bizkaya bizkaina, sino una Bizkaya maketa.

Pues ¿qué? ¿Es acaso la tierra que pisamos lo que constituye la Patria? ¿Qué más nos da tener una Bizkaya libre aquí entre estas montañas, como tenerla en otra parte? Solamente nos importaría esto lo que a aquel que, al trasladarse de domicilio, se ve precisado a dejar la casa en que naciera y se criara; y tan poco nos importaría a nosotros aquello como a éste le importara su traslado, con tal que lo hiciese acompañado de su familia.

Por el contrario: si se diera una Bizkaya, libre sí, pero constituida por la raza española, ¿sería en verdad Bizkaya? Sólo en los mapas; y de éstos en los políticos, que no en los etnográficos o de razas; y sería Bizkaya en aquellos solamente como estado independiente, no como estado constituido y legislado bizkainamente, pues la raza maketa no podría vivir con las leyes tradicionales de nuestra raza. De manera que no quedaría más que el nombre de Bizkaya, por causa de quedar el territorio que en otras épocas ocupaba la nación bizkaina. Verdad es que en ese caso valiera más le hundiera un terremoto a este último, para que así desapareciese también el nombre.

Pero vamos extendiéndonos más de lo que nos proponíamos en este artículo, en el cual no pensamos exponer detenidamente lo que hay acerca de esta base política de las doctrinas patrias.

Nuestro único objeto ha sido el trasladar, por vía de testimonio fidedigno, un fragmento de una escritura del siglo XVI, española por su lengua y bizkaina por el asunto que en ella se ventila.

La escritura es original, y está manuscrita en fino pergamino y encuadernada con elegante pasta. Lleva el fello de plomo de Felipe 11 (I de Bizkaya) pendiente en filos de feda A colores, y en cada folio de los cincuenta y cinco de que consta, la rrubrica del escribano Martin de Ybarra.

Es la escritura de un pleito entablado ante la Audiencia de Valladolid (que entendía en los asuntos bizkainos en que el Señor, Por sus ocupaciones de Rey de España, no podía entender y fallar personalmente) contra los hermanos Esteban y Sant Juan de Albinogorta, naturales de Murelaga y domiciliados a la sazón en Murcia (España), a quienes delataba el lekeitiano Nicolás de Arteyta porque, decía, que aquellos aparecían y se mostraban en todo como hijosdalgo, sabiendo él que eran verdaderos pecheros del Señor. Perdió el pleito el demandante, pues quedó demostrado que los hermanos Albinogorta eran bizkainos originarios y por tanto hijosdalgo y nobles por naturaleza, y que ni sus antecesores pagaron, ni pagaban ellos, ni debían pagar nunca pecho o tributo ninguno al Señor de Bizkaya. Comenzó el pleito en 1587 y terminó en 1590. Declararon en él muchos testigos lekeitianos y murelaganos y aún algunos murcianos. De los bizkainos, todos pasaban de los sesenta años y había varios de setentaitantos y ochentaitantos años.

El fragmento que para nuestro objeto vamos a trasladar de la escritura original, es la declaración de un testigo que, por su profesión de escribano de Lekeitio y estar por ende versado en las leyes que en Bizkaya regían, es el de más valor jurídico. Sin embargo, advertiremos que todos los demás testigos bizkainos, originarios de raza e hijosdalgo declararon en idéntica forma.

El testigo que escogemos es Hernando de Barrena, de sesenta y tantos años de edad.

He aquí el fragmento de su declaración:

"E otrosí dijo: que de más de Cuarenta y cinco años aquella parte; de que este testigo se acordaba, e tenía buena noticia e memoria, avía visto que en la anteyglesia de Sant Juan de Murelaga y en las anteyglesias de Sant Pedro de Berriatu e Bolívar.

Nabarniz, Arbastegui y Hereno y en otras anteyglesias de su comarca que estaban en el Señorío de Vizcaya e tierra llana della, avía avido e avía ciertas casas labradoriegas que avían pagado y pagaban cierto pecho y tributo a nos cada un año, como casas labradoriegas, como tales labradores e hombres llanos, conocidos e diferenciados de los otros que avían vivido y vivian en las casas infanzonadas, que eran libres de dicho pecho e tributo; y era público e notorio e pública boz e fama en el dicho Señorío de Vizcaya, y este testigo avía oydo dezir después de aquella parte que se acordaba a sus mayores e más ancianos, que avían oydo dezir a otros más viejos, que los Señores que avían sido del Señorío de Vizcaya avían traido e trujeron al dicho Señorío hombres pecheros de fuera de dicho Señorío, de tierra de Alaba e su comarca, para que poblasen en dicho Señorío de Vizcaya, a los cuales era público y notorio que dieron las casas que al presente eran e avían sido tributarias e labradoriegas, e de hombres llanos que pagaban el dicho pecho e tributo, para que las tubiesen e poseyesen e gozasen con el dicho cargo, pecho e tributo, el cual impusieron e cargaron sobre las tales casas e tierras, que les dieron para que lo pagasen ellos e sus subcesores e descendientes a nos e cada un año, como al presente se pagaba en el dicho Señorío de Vizcaya por los que tenían e poseían las dichas casas tributarlas e labradorlegas: y esto avía sido y era público e notorio e dello tal la pública boz e fama e común opinión en el dicho Señorío de Vizcaya."

"Otrosí dijo este dicho testigo: que después aquella parte que este testigo se acordaba, avía visto que los hijosdalgo de la dicha anteyglesia de Sant Juan de Murelaga e Señorío de Vizcaya, avían procurado e procuraban con mucha instancia e cuydado de no entrar ni vivir e morar, por casamiento ni de otra manera, en las dichas casas labradoriegas, por no pagar los pechos señoriales que las dichas casas pagaban a los Reyes de Castilla (como Senores de Bizkaya); e no embargante, que algunos hijosdalgo fuesen a vibir e morar a las dichas casas labradoriegas, teniendo la descendencia por línea de varón de las casas e solares infanzonadas de hijosdalgo, en el entretanto que duraba la memoria de los hombres, eran avidos e tenidos e reputados por hijosdalgo, no embargante que pagaban los dichos pechos señoriales que devían las dichas casas; y por el consiguiente, los descendientes dellos (de los labradores o pecheros), aunque fuesen a vivir e morar a las dichas casas infanzonadas de hijosdalgo eran avidos e tenidos por labradores pecheros: por manera que conforme a las descendencias de cada uno, eran conocidos e diferenciados los unos de los otros, y esto que tenía dicho e declarado lo savía este testigo como vezino de la dicha villa de Lequeitio, que estaba a dos leguas poco más o menos de la dicha anteyglesia de Murelaga, e que avía tenido e tenía mucha notizia de lo suso dicho, por aver andado e tratado, después aquella parte que se acordaba, en muchas de las dichas casas labradorlegas y en las que no lo eran, e tener, como tenía, mucha notizia dellas e de cada una dellas, e lo había visto ansi ser e pasar como dicho tenia, sin aver visto ni oydo dezir lo contrario: lo qual todo, era la verdad, público e notorio, e la pública boz e fama, e la común opinión."

"Otrosí dijo: que savia y era verdad que los pleytos e causas de los que vivían y moraban en las casas labradoriegas de las anteyglesias que tenía de suso declaradas, y otras del Señorío de Vizcaya, se juzgaban e determinaban por las pragmáticas destos Reynos (de España), no embargante que las dichas casas estaban sitas e fundadas en la tierra llana (2) del Señorío de Vizcaya, y eran juzgadas por los Alcaldes hordinarios de las villas donde eran avecindados, y no se juzgaban por leyes del Fuero del Señorío de Vizcaya, por donde se juzgaban e determinaban todos los pleytos e causas de los cavalleros hijosdalgo de la tierra llana e Señorío de Vizcaya: y esto que dicho tenía de suso, lo savía este testigo como vezino e natural que era del Señorío de Vizcaya y escribano del número de la dicha villa de Lequeytio que había sido y era de muchos años aquella parte, e que avía tenido e tenía mucha notizia de lo suso dicho, e lo avía ansí visto ser e pasar: lo qual todo, era verdad, público e notorio."

"Otrosí dijo: que sabía y era verdad que los que vivían e moraban en las dichas casas labradorlegas avían tenido e tenían Merino aparte, que se nombraba Merino Chico, para hazer hejecuciones y entregas, el qual dicho ofixio hazían al presente los Prestameros de las villas del dicho Señorío de Vizcaya donde eran avecindadas las tales tributarias e labradoriegas; los quales (dichos Prestameros) no avían podido entrar ni entraban en las cassas e solares infanzonados de hijosdalgo, aunque estubiesen juntas unas con otras, ni hazer hejecución ni entrega en los hijosdalgo ni en sus bienes, e solamente las hazía el Prestamero Mayor de Vizcaya e sus Tenientes e Merinos; e los dueños de las dichas cassas labradoriegas daban al dicho Merino Chico una cassa labradoriega en que viviese y gozase sus frutos por su salario, e porque fuese su juez; y el conocimiento de las causas y negocios de los hijosdalgo del dicho Señorío de Vizcaya avía sido y era (incumbencia) de el Teniente General e Alcaldes del Fuero del dicho Señorío de Vizcaya e Corregidor, ni de otra justicia alguna: y esto savía este testigo por se aver allado presente muchas vezes en las Juntas que en el dicho Señorío de Vizcaya se avían hecho y hazían, ansí Generales como Particulares, e avia tenido e tenía mucha notizia de lo suso dicho, e lo avía visto ansi ser e passar despues aquella parte que se acordaba, sin aver visto ni oydo decir lo contrario, y era ansí la verdad, público e notorio, e pública boz e fama, e comun opinión."

"Otrosí dijo: que los dueños de las dichas casas labradoriegas e tributarias de las dichas anteyglesias del dicho Señorío de Vizcaya no avían sido ni eran admitidos a los ofizios que se avian dado e daban a los hijosdalgo del dicho Señorío, ni a sus Ayuntamientos (o juntas), ni avían sido ni eran admitidos a los dichos ofizlos de la dicha anteyglesia de Murelaga, ni a las juntas de los otros hijosdalgo della; y esto que tenía dicho lo avía visto ansí ser e passar este testigo después aquella parte que se acordaba, sin aver visto ni oydo dezir lo contrario, y era ansí la verdad, público e notorio, e pública boz e fama, e común opinión."

De todo lo dicho se deduce lo siguiente:

Bizkaya era en un principio una agrupación más o menos orgánica de Repúblicas constituidas por familias originarias o de pura raza bizkaina.

Cuando Bizkaya adoptó la forma señorial y nombró Señor, desagregó voluntariamente parte de su territorio, para cedérselo a aquél en concepto de moneda o retribución por el oficio que iba a desempeñar.

El Señor, para hacer producir a esas propiedades, trajo de tierra de Alaba y su comarca familias que habían de habitarlas y labrarlas, mediante el pago de la renta anual que les fijara. Esas tierras, desprendidas de las Anteigleslas, venían a entrar en la jurisdicción de las Villas más próximas, y tal es uno de los orígenes de los uriosos o porciones de tierra que las Villas tienen dentro de los límites de las Anteiglesias. Los labradores que las habitaban no eran, pues, bizkainos, y sí pecheros y vasallos del Señor de Bizkaya. Estos regíanse no por las leyes delFuero de Bizkaya, que era el código nacional y pertenecía a las anteiglesias, sino por las que el Señor de Bizkaya, a su capricho, les señalase; las cuales eran unas veces las del exótico Fuero de la Villa más cercana, y después cuando el Señor heredó el trono de Castilla, fueron siempre y de todos los labradores en general, las extranjeras leyes del vecino reino. Su autoridad ejecutiva era primeramente el Merino Chico, impuesto por el Señor de Bizkaya y a quien pagaban su cargo con una moneda y un yantar correspondientes al mismo; después lo fue el Prestamero de la Villa en cuya Jurisdicción se comprendieran; y su primera autoridad y verdadero Rey era el Señor.

Los ciudadanos bizkainos, por el contrario, eran originarios y de raza pura, y habitaban por lo general las Anteiglesias, sin intervenir en el régimen de las Villas y de las Casas censuarias o labradoriegas, y sin caer bajo su jurisdicción. Regíanse libremente por sus leyes de costumbre escritas y no escritas, libremente y por sufragio de las Anteiglesias (y en éstas a su vez, por sufragio de los cabezas de familia) elegían sus autoridades ejecutivas; y libremente legislaban en sus juntas generales. El Señor era un verdadero empleado suyo.

La suprema autoridad de Bizkaya eran las Juntas o asambleas generales (batzarrak) de los representantes o poder-habientes de los bizkainos originarios: a ellas exclusivamente pertenecían los poderes constituyente, deliberativo y legislativo, y ellas encomendaban el poder ejecutivo y el gobierno a quien la elección le favoreciese; ellas daban a los bizkainos propiamente tales u originarios las leyes por que habían de regirse; y ellas tenían derecho para otorgar o denegar a los extranjeros autorización para establecerse en territorio bizkaino, puesto que ellas voluntaria y libremente cedieron las tierras para las Villas y para el censo o moneda del Señor, que en muchos casos hubo de poblarlas con gente extraña.

Los bizkainos de entonces se cuidaban muy mucho de no emparentarse con los labradores (3), los cuales eran extranjeros, y de no avecindarse en las Villas, las cuales se poblaban en parte con gente advenediza, y no se regían por las leyes de la Nación, sino por el Fuero (comúnmente español) que el Señor, al fundarlas, les otorgaba.

En Bizkaya, pues, había dos razas: la originaria, que era incomparablemente la más extensa; y la mestiza o extranjera, que era entonces muy limitada. Pero no se confundían una con otra, sino que se mantenían separadas materialmente, y se diferenciaban por sus leyes y sus autoridades; ni ambas tenían los mismos derechos, puesto que la segunda estaba supeditada a la primera y recibía de ella como GRACIA (entiéndase bien) el derecho de establecerse en territorio bizkaino.

En estos fundamentos del derecho bizkaino se basa la doctrina nacionalista; y en ellos está basado el Reglamento de Euskeldun Batzokija, que tan estrecho les parece a algunos bizkainos que no respiran más que esta atmósfera de hoy saturada de españolismo.

Bizkaitarra, Bilbao, 31 de marzo de 1895


1. Varias veces hemos dicho ya que este término Lagi-zara comprende cuatro cosas, a saber: las leyes tradicionales esenciales, que constituyen el Código fundamental de Bizkaya, y se encuentran en el Fuero y en la historia patria; la raza tradicional, que es en esencia la euskeriana por la cual se constituye el pueblo bizkaino, único depositario en principio de los poderes constituyente, legislativo y ejecutivo, las costumbres y los usos tradicionales y característicos, que constituyen uno de los elementos diferenciales de la nacionalidad; y la lengua tradicional, que es el Euskera bizkaino, como idioma nacional.

2. Tierra llana de Bizkaya era llamada la de las anteiglesias, que pertenecía a las familias originarias, que eran todas infanzonas y nobles. Se llamaba llana no porque lo fuese físicamente (pues es la más montuosa) ni porque no fuese noble (pues era la de los hijosdalgo), sino porque estaba libre de tributos y pechos para el Señor.

3. Alaba a la sazón, como hoy, se componía en su mayor parte de raza mestiza o puramente extranjera, y de raza procedente de Bizkaya, en el resto. Tenemos por más verosímil fuesen de la primera los alabeses que vinieron acá de labradores, pues los de raza bizkaina tendrían bastante dignidad para no convertirse en siervos del Señor de Bizkaya. De todas maneras, para Bizkaya eran extranjeros políticamente todos los que no podían estar representados en las juntas Generales. Alaba, Gipuzkoa y Bizkaya no se han tenido desgraciadamente por hermanas hasta estos tiempos de españolismo y esclavitud. A Nabarra, todavía la tienen por prima. A Lapurdi, Zuberoa y Benabarra... por extranjeras. Solamente en nuestra política nacionalista se considera como hermanas de Bizkaya a las otras seis regiones de Euskeria: Alaba, Lapurdi, Gipuzkoa, Zuberoa, Nabarra y Benabarra.

"España" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 31 de marzo de 1895)

España
(Ramillete escogido)

HIDALGUÍA ESPAÑOLA

Terminada la payasada del Riff como todos sabemos, arribó a Marruecos e internóse hasta su capital el general embajador de España D. Arsenio Martínez Campos, el César de la España contemporánea, siendo cortésmente recibido en todas partes y aun finamente agasajado por aquellas gentes que, a sentir de los españoles, están faltas de cultura y de nobleza.

Le tocó el turno al embajador de Marruecos, esto es, vino el día en que había de pasar a Europa y llegarse a la corte española... y los españoles, ¡nobles, hospitalarios, cultos y caballeros!, le saludan con estrepitosas silbas desde la costa a Madrid, y en esta villa, un general, todo un general, no un sargento o un soldado, le planta un par de bofetadas al inerme embajador.

Y el general Fuentes, que éste es su nombre, sigue sin novedad en su importante salud.

Y los periódicos españoles, tanto católicos como liberales, salen en su defensa, aplaudiendo su fazaña y ultrajando al marroquí. Lo cual demuestra que el general Fuentes, al hacer lo que hizo, se portó como buen español.

DIGNIDAD ESPAÑOLA

Quedó rebajada España, por el inaudito atentado, a los ojos de todas las naciones. Pero el remedio que adoptó fue peor que la enfermedad.

Para desagraviar al embajador extranjero, la nobleza española organizó una brillante soirée en los salones de la marquesa de Squilache, invitando a Sidi-Brisha y su séquito.

Decía un periódico de Madrid:

" ... hasta la Cruz del Redentor tuvo que inclinarse anoche, en desenojo de los moros ante la gloriosa y soberbia Media Luna."

"Sobre el pecho de la marquesa de Squilache brillaba con resplandores deslumbrantes el símbolo de la fe mahometana; y es muy probable que en la lucida asamblea de damas y caballeros de gran linaje que rodeaban a los moros, tocase a cualquier descendiente de los que regaron con su sangre las cubiertas de las galeras españolas en la jornada de Lepanto, el honor envidiable de ofrecer el-ma a los capitanes o al poeta de la embajada."

Y añadía otro:

" ... los distinguidos súbditos de S. M. sheriffiana han podido penetrar en la vida interior de nuestra alta sociedad."

" ... han visto... en los aristocráticos salones la digna libertad de la mujer cristiana, cuyo pudor y virtud no se marchitan por exponer su belleza."

De suerte que hasta el pudor de sus damas sacrificaron los españoles por desagraviar al ofendido moro, llevando su humillación hasta el punto que sobre la Cruz colocaron la Media Luna y le rindieron culto.

MORAL ESPAÑOLA

También en Europa hay antropófagos.

Verdad que España está unida a Europa sólo por una ocurrencia de la naturaleza.

Hace poco participaban los periódicos de Madrid que en la misma villa había sido sorprendida in fraganti una familia o sociedad de antropófagos. En el momento en que la autoridad los detenía, estaban saboreando una lengua humana albardada: era el último trozo que les quedaba del que había sido su dueño.

MARINA ESPAÑOLA

El crucero Reina Regente, que condujo a Tánger a la embajada marroquí, volvía a Cádiz cuando sorprendido por un temporal desapareció.

Era, en importancia, el segundo barco de la armada española, lo tripulaban más de cuatrocientos hombres, y el trayecto que tenla que recorrer no pasaba de cinco horas.

Varios son los buques que han naufragado en aquellos mares por causa del mismo temporal; pero las tripulaciones se han salvado. De los cuatrocientos hombres del Reina Regente, ni uno solo ha quedado con vida para poder contar la impericia de su oficialidad (1).

Es posible que los que componían ésta se marearan desde el primer momento del temporal, y no acertaran a dirigir las maniobras.

Los buques de guerra españoles recorren las costas en busca de los restos del crucero perdido, pero no han sabido todavía, después de tanto tiempo, dar con el lugar del naufragio.

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Es muy fácil poner sobre la humilde Cruz la soberbia Media Luna. Pero cuenta que a disposición de la Cruz están todos los elementos.

MILICIA ESPAÑOLA

Para conocerla, pueden leerse los mismos periódicos españoles de hace algunos días.

COLONIAS ESPAÑOLAS

Cuba, harta ya del poder de la Península, se alza nuevamente en armas contra su metrópoli.

Los periódicos españoles nos hablan de partidas de bandoleros. Pero es el caso que España va enviando allá muchos miles de hombres para sofocar el alzamiento, y ahora le manda nada menos que al invicto Martínez Campos. ¿Le auguramos un descalabro? Todo puede ser, por más millones que le acompañen.

Sin embargo de esto, aseguran los españoles que las partidas de insurrectos rinden ya las armas, una tras otra... por entregas. Es fácil las amedrente la marcialidad de la milicia española.

Partiditas de bandoleros, ¿eh?

Esto nos recuerda lo que un periodista madrileño dijo hablando con un amigo bilbaino, a raíz de la última guerra carlista. Contábale el bilbaino las calamidades de la guerra, los sustos, las privaciones durante el sitio, etc., cuando interrumpiéndole el español, le dijo, indignado contra las fechorías de los carlistas:

-¿Cómo? Pero ¿no tenían ustedes parejas de la guardia civil?

En Filipinas se ha librado últimamente un combate de seis horas entre españoles e indígenas.

Según el telégrafo español, la victoria fue para los conquistadores, que quedaron dueños del campo. Las bajas las siguientes:

Españoles: muertos, 17 (2 oficiales y 15 soldados); heridos, 203 (3 jefes, 18 oficiales y 182 soldados).

Filipinos: muertos, 133 (el jefe, su hijo, 23 oficiales y 108 soldados).

Cotejando estos telegramas del general Blanco con las noticias que publicaba la Gaceta Nacional de España en la guerra carlista, resulta que deben entenderse al revés para saber la verdad.

Y aun suponiendo que los españoles hayan ganado esa batalla, es preciso comprender: 1º que dado su sistema de guerra, aun en las victorias perderán más gente que los naturales; 2º que para cuando aquéllos causen en batalla campal al enemigo 20 bajas, ya los filipinos, en escaramuzas y sorpresas, les han causado a ellos más de 100; 3º en el número de los muertos del ejército indígena hay que contar todos los heridos que dejen en el campo de batalla, los cuales es posible sean cosidos al suelo por las bayonetas y espadas españolas, pues al moro no le tiene el español por semejante.

PREDICCIÓN BIZKAINA

¡España!…

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Eso se va... a Dios gracias.

Bizkaitarra, Bilbao, 31 de marzo de 1895


1. Lo más sensible para nosotros es que entre ellos se contaban siete euskerianos. ¡Triste suerte, morir al servicio de la nación dominadora de la Patria!- R. 1. P.

"Ellos y nosotros" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 24 de abril y 12 de mayo de 1895)

Ellos y nosotrosI

No somos nosotros solos los que estamos en esta nuestra desgraciada Patria. También están ellos.

Y no sólo están, sino que hoy son ellos los que dominan, y Bizkaya no es de los bizkainos dignos de este nombre.

¿Quiénes son ellos? ¿Son los maketos? No, ciertamente: poco daño podría causarnos la invasión maketa, si los bizkainos no abandonaran la causa de su Patria, para alistarse en los partidos políticos de los maketos poco cuidado nos diera la dominación actual de España, si en Euskeria hubiese cien mil patriotas.

Pues ¿quiénes son ellos aquí en Bizkaya? Los malos bizkainos, los que forman en los distintos partidos de España y fraternizan con los maketos, los que han olvidado la tradición bizkaina y hacen causa común con los enemigos de nuestros antepasados; los que han despreciado, en todo o en parte, la Ley Vieja de nuestra raza, para adoptar la extranjera; los que reniegan de la nacionalidad bizkaina, para hacerse españoles, ciudadanos precisamente de la nación más abyecta de Europa; los que prefieren, ¡insensatos!, ser esclavos del español a ser bizkainos libres; los miserables que no aprecian en nada la sangre derramada por nuestros antepasados para legarnos una Bizkaya libre, y han degenerado hasta el punto de parecer gallegos; los que no solamente no sienten vergüenza en vivir en este siglo de la esclavitud de nuestra Patria, que nunca jamás, desde que el Euskera fue Euskera, había sido sometida por extranjero alguno, sino que coadyuvan a la obra inicua del dominador y le prestan sus brazos en su acción devastadora; los que han apostatado de la fe de nuestros padres y han trocado sus costumbres por las extrañas; los que deshonran su apellido y la sangre de sus venas, y se enlazan con el extranjero que vertió la de nuestros padres, los que, no contentos con extranjerizarse ellos mismos y ser desleales hijos de su Patria, embaucan con mentido fuerismo a sus paisanos, haciéndoles enemigos de sus propios hogares y familias; en una palabra, los bizkainos espurios que nosotros llamamos maketófilos o españolistas; esto es, amigos de los españoles; ésos son ellos.

Esos son con quienes nosotros tenemos que luchar principalmente; no los maketos. Esos son los que, llevando indignamente hermosos apellidos de nuestra lengua dignos de mejor suerte, y aparentando fuerismo, u honradez administrativa, o protección para la industria y el comercio, engañan a los bizkainos sanos, y compran por unas pesetas a los que están ya maketizados y envilecidos, y suman votos para ascender a los puestos de autoridad... ¿para hacer qué? Nada, absolutamente nada por los intereses verdaderamente bizkainos; todo, absolutamente todo por el españolista partido a que pertenezcan, o por los intereses particulares de su amo y cacique, al mismo tiempo que por los suyos propios. Y esto, cuando por españolismo refinado no combatan activa y descaradamente a todo lo que trascienda a bizkaino, o por mala índole no ensucien sus manos al administrar lo que se les haya confiado. Lo menos malo que pueden hacer (y también de esta clase los ha habido) es ejercer el cargo como pudiera hacerlo un maniquí vestido de persona, esto es, sin hacer ni deshacer jamás nada ni decir jamás la más mínima cosa. Sin embargo: el voto se emite la mayor parte de las veces, y hay además omisiones tan transcendentales como el acto de más importancia.

Tal es la clase de representantes y administradores que Bizkaya y sus pueblos todos han tenido desde la última guerra.

Y es el caso que de ahí, de las autoridades, depende de que el pueblo bizkaino vaya precipitándose con movimiento acelerado en la desgracia y a la muerte, o bien consiga la mayor felicidad posible dentro de esta gran desdicha de la esclavitud que hoy padece.

¡Cuántos males no hemos señalado desde que empezó a ver la luz nuestro periódico! ¡Cuántos más ha padecido Bizkaya desde el 76 y sigue padeciendo todavía!

Innumerables.

Y no se diga (como suelen argumentar no pocos en defensa de las autoridades) que la Diputación Provincial y los Ayuntamientos sólo entienden y deben entender en administrar los bienes de sus representados, y no en otro género de intereses.

Falso, rematadamente falso.

Hay mil asuntos que caen bajo la incumbencia de la Diputación Provincial y los Ayuntamientos de Bizkaya; unos, porque la ley española expresamente les concede jurisdicción sobre ellos, otros porque no se la prohíbe ni son de la competencia de otra autoridad. Y asuntos son esos a que aludimos, cuya acertada resolución puede hacer mucho bien a Bizkaya, y que, no obstante, o están desatendidos en absoluto, o son tratados y ventilados en forma muy desfavorable para nuestro pueblo. A nadie se le oculta, por ejemplo, que la Diputación y los Ayuntamientos tienen atribuciones para nombrar sus empleados y fijar el reglamento de los mismos: y a pesar de esto, en aquélla y en el Ayuntamiento de Bilbao hay mayoría de empleados españoles; y cuanto a los otros pueblos, sólo citaremos la villa de Gernika, la cual, cuando creó dos plazas de sereno, nombró para proveerlas a un andaluz y un gallego.

Ahora bien: si hay tantos asuntos de esa clase y si entre ellos, por otra parte, se cuentan muchos de carácter moral, ¿no están obligadas aquellas corporaciones a atenderlos diligentemente? La Diputación Provincial y los Ayuntamientos deben ser para sus representados como un padre para con sus hijos; y así como un buen padre de familia mira en el gobierno de la misma, preferentemente por la parte moral respecto de la económica, así aquellas autoridades deben con preferencia cuidar del orden moral cuya realización siempre es compatible con la recta administración de los intereses materiales, y por decirlo mejor, señal infalible de ella.

Y tanto más evidente resulta esto, cuanto que Bizkaya no tiene, en rigor, por qué contar con otras autoridades. Diputados a Cortes y Senadores, en efecto, no le hacen falta ninguna, como no sea para proteger intereses y capitales individuales a expensas ordinariamente del bien común de Bizkaya. Y por lo que al Gobierno español se refiere y a su representante en ésta el llamado Gobierno Civil, ¿qué otra cosa podrá esperar de ellos nuestra Patria, más que actos propios de quienes nos gobiernan por la fuerza? Si, pues, Bizkaya no tiene propiamente más autoridades que la Diputación Provincial y los Ayuntamientos, ¿quién, sino estas corporaciones, mirará por sus intereses morales?

Por eso es errónea la opinión que muchos tienen de que, para ser digno miembro de aquéllas, basta con ser honrado, entendiendo esta honradez solamente respecto de la acción administrativa. No: no basta con ser honrado en ese sentido estricto, para ser buen Diputado o Concejal. Es preciso además ser patriota, es decir, amar con amor entrañable al pueblo que se rige.

Un verdadero patriota no puede menos de ser honrado en la administración de su pueblo, pero un hombre honrado puede no ser patriota y faltar a sus representados en la esfera de los intereses morales. Y hechos comprobantes de esto que decimos, nos los suministra el tiempo que ha transcurrido desde la guerra a la actualidad: la mayor parte de los Diputados y Concejales que en Bizkaya hemos tenido en esta época, han sido honrados (nadie podrá negarlo) en el orden administrativo; pero ¿ha habido entre ellos algún patriota?

Tres condiciones se requieren para ser digno candidato a Diputado o Concejal: verdadero patriotismo, un criterio regular y alguna más actividad para el desempeño del cargo.

La primera condición, que es la más esencial, les ha faltado a cuantos del 76 a la fecha han resultado electos. No hay excusas, explicaciones ni protestas de patriotismo que valgan. Obras son amores. Al hombre no se le conoce por sus palabras, sino por sus hechos.

Y esa misma condición de patriotismo les falta a cuantos candidatos se presentan en las próximas elecciones.

Carlistas, integristas, euskalerriacos, liberales, sagastinos, chavarristas, republicanos..., de toda casta de españoles y españolistas; pero buen bizkaino ninguno.

El partido nacionalista, que es el de los bizkainos patriotas, continuará por hoy absteniéndose de la lucha electoral.

Pero día llegará en que tendrá que habérselas con todos aquellos maketófilos partidos. No sonará mucho el dinero; pero contará con corazones viriles y generosos.

Contra la unión de voluntades, no hay dinero en el mundo que pueda luchar.

Y venceremos, con el favor de Jaungoikua que nos protege, e iremos ganando paulatinamente las posiciones de que se han apoderado los maketófilos en Bizkaya."

II

Ellos; los maketófilos; los que han renegado de su bizkainía para pasarse a los bandos exóticos; los que profanan el suelo que sus antepasados regaron con su sangre por legarles una Patria feliz; los que olvidan y menosprecian su lema patrio Jaun-Goikua eta Lagizarray ni quieren entender ni acatar la religión y la moral santas y tradicionales, ni procuran el restablecimiento radical de sus antiguas, genuinas y por todo pueblo libre admiradas instituciones, ni estiman en nada su raza, noble, singular y primitiva, ni aman la lengua de sus padres, ni prefieren su carácter y costumbres a los importados por gentes extrañas, los que no sólo no procuran dentro de las vías de la licitud y la legalidad el restablecimiento íntegro del derecho político de su Patria, sino que fraternizan con los enemigos de ella y los apoyan en su obra asoladora; los que, en una palabra, directa o indirectamente, franca o encubiertamente, cooperan al horrible crimen de dar muerte a su misma Patria, pueblo el más noble y antes el más libre de los pueblos de la tierra, y con sarcástica carcajada contestan a los ayes que en su agonía, lenta y espantosa, le arranca el suplicio a este pueblo desventurado: esos parricidas son, tales son los únicos bizkainos que hoy en esta infeliz Bizkaya de nuestros días, levantan cabeza, se imponen al extraviado y debilitado pueblo y rigen sus destinos.

Nosotros; los bizkaitarras, según nos llama el vulgo, los que no queremos más Patria que la de nuestros padres; los que con profunda veneración recogemos la sangre que por ella derramaron, y quisiéramos inoculárnosla en las venas para ser dignos hijos suyos; los que estamos dispuestos no sólo a dar nuestras vidas y haciendas, sino a sacrificar por nuestra Patria la paz, el sosiego, la tranquilidad individual de que en la sociedad disfrutan los traidores, y a vivir muriendo; los que proclamamos y a costa de ese sacrificio nos hemos propuesto defender en todos sus extremos el sacrosanto lema Jaun-Goikua eta Lagi-zarra y acatamos y procuramos cumplir la religión y la moral que nuestros antepasados acataron y cumplieron, y al alcance de nuestras fuerzas trabajamos por la total restauración de las tradicionales instituciones, y amamos a nuestra raza y querernos que nuestros hijos lleven la sangre de nuestros padres, y veneramos al Euskera, no como hermosa y rica lengua que es (la más rica y hermosa de todas las conocidas), sino como lengua de nuestra raza, y aspiramos a desterrar de nuestro pueblo el carácter y las costumbres del maketo para rehabilitar los peculiares de nuestra nacionalidad; los que queremos para nuestra Patria la perfecta realización de su derecho político, y tanto como a ella amamos, odiamos a sus opresores; los que noblemente damos cara al enemigo de Bizkaya, y jamás habremos de aliarnos con él, porque en tanto hemos iniciado la lucha, en cuanto que nuestra Patria no es libre y feliz; los que a los lamentos de este pueblo moribundo respondemos prestándole nuestros brazos y entregándole nuestro corazón; los que, finalmente, ciframos todas nuestras aspiraciones en ser dignos hijos de la Patria y hacer que lo sean todos nuestros hermanos para salvarla: nosotros, nosotros somos los únicos bizkainos condenados a que no se escuche nuestra voz, a que se desprecien nuestros consejos y sean objeto de mofa nuestros ideales, y a que este pueblo degradado nos vuelva la espalda, llamándonoslocos.

Ellos, los maketófilos, los traidores a la Patria, llevan sí la palabra Fueros en la lengua; pero sondeadles el corazon, examinad sus obras (que por las obras se conoce al hombre) y no hallaréis más que desafecto para su Patria; y no obstante, el pueblo bizkaino oye sus mandatos y sus consejos y se guía por ellos. Nosotros, habiendo consagrado nuestra existencia y actos al servicio de la Patria, todo lo que hablamos, escribimos y obramos es en defensa de nuestro pueblo desdichado, pero débil expresión nada más del amor patrio que sienten nuestros pechos; y sin embargo ¿cuántos bizkainos creen nuestras palabras? ¿Cuántos llegan a comprendernos? ¿Cuántos entienden los males que padece la Patria y el único medio de salvación? ¿Cuántos acuden a alistarse en las filas de los patriotas?

¡Espantosa ceguera!

En la Diputación, en los Ayuntamientos, en todas partes donde, ejerciendo autoridad o valiéndose del influjo anejo al puesto que se ocupa, se demuestran necesariamente los sentimientos que se abrigan por la Patria, hemos visto desde la guerra última carlista, integristas, euskalerriacos y toda clase de maketófilos que se llaman fueristas... Pues decidme: ¿quién de ellos ha ascendido a esos puestos por servir exclusivamente a la Patria? ¿Quién ha desempeñado su cargo desviviéndose por conservar y desarrollar todo lo que dentro de la legalidad española podemos mantener y perfeccionar, y por combatir y atajar todo lo que directa o indirectamente atente contra el pueblo bizkaino? ¿Quién ha tratado de sostener y de afianzar más aún la fe religiosa de nuestro pueblo? ¿Quién se ha acordado de enseñar al Bizkaino la historia y las leyes de su Patria? ¿Quién ha parado mientes en nuestra raza, y ha acudido diligente a evitar su extinción, y con ésta la de la misma Patria? ¿Quién ha tratado de vigorizar el carácter genuino del bizkaino y de fomentar sus sanas costumbres peculiares, impidiendo la aclimatación y desenvolvimiento del carácter y las costumbres del extraño? ¿Quién se ha ocupado en perfeccionar y extender la lengua de nuestra Patria? ¿Quién es, en fin, el patriota, el buen bizkaino que hemos tenido en nuestras corporaciones?

Nadie, absolutamente nadie.

Ved en un extremo a aquellos que, no sólo no han hecho nada por Bizkaya, sino que toda su acción la han empleado en daño de la Patria; ved al otro lado aquellos que, si alguna vez han propuesto o realizado algún pequeño bien para Bizkaya, lo han destruido después por completo y demostrado su antibizkainismo con incontables acciones u omisiones gravemente perniciosas para el pueblo que representaban; y entre unos y otros, todos los que, sin sentir ni amor ni odio por las cosas Patrias, no han hecho más que omitir todo bien y cooperar a todo mal.

Así han sido cuantos en estos diecinueve años han enviado los bizkainos a la Diputación y a los Ayuntamientos. Así son los que hoy continúan eligiendo para que los representen y administren en esas corporaciones.

¿Es que ya no hay electores bizkainos en Bizkaya? ¿Es que todos han renegado de su Patria? ¿Es que Bizkaya ha de ser ya maketa y maketófila para siempre? Desearíamos saberlo.

Pero si aún hay bizkainos dignos de este nombre, ¿por que no abandonan los partidos maketófilos, para alistarse en el único verdaderamente bizkaino?

Son muy sanas las ideas de BIZKAITARRA... verdades son las que dice... no hay más salvación que ésa para Bizkaya... ésa es nuestra verdadera política patria, suelen decir casi todos. Mas, ¡qué contados son los que han acudido al llamamiento y siguen la bandera patria! Los demás, sin ánimos para servir a la más santa y justa y noble de las causas, que es la causa de la Patria, o sin comprender que sólo una unión apretada puede darnos la victoria, se retraen en absoluto, cual vanas y cobardes mujerzuelas, y reducen su fatuo y mentido fuerismo a comentar los palos de BIZKAITARRA.

Los resultados son patentes: el único partido que todavía no se siente con fuerzas para presentar sus candidatos en las elecciones, es el partido patriota, el partido... bizkaitarra, para que se nos entienda mejor. Todos los demás, todos los partidos maketófilos cuentan con elementos para la lucha electoral.

¿Cuáles son los partidos maketófilos? Cien veces los hemos nombrado: el carlista, el integrista, el euskalerriaco o regionalista, el liberal monárquico con todas sus fracciones, el liberal republicano con todas las suyas, y no queremos citar otros recientemente importados de España, porque no hay quien no los tenga por extraños.

Si los bizkainos sanos (si es que los hay todavía) no se deciden a abandonar esos partidos y a ingresar en la unión bizkaitarra, este partido nunca podrá contar con fuerzas suficientes para pelear en las elecciones contra la acción maketófila, nunca habrá en la Diputación y en los Ayuntamientos representantes patriotas que ocupen sus puestos para trabajar solamente por la Patria: y Bizkaya jamás podrá restaurarse.

***

Veamos qué es lo que han hecho los partidos maketófilos en orden a estas elecciones de concejales para el municipio bilbaino.

El carlista. A este partido ¡cualquiera lo conoce!

El partido carlista de hace veinticinco años era rudo, entero y franco y no pedía favores a nadie, el de hoy se codea con el liberalismo, y a nadie cede en cortesía y diplomacia. El carlista de antes vivía oculto y despreciado, y aguardaba sufrido la hora de empuñar las armas para hacer triunfar sus ideales; el de hoy es considerado en la sociedad, porque prefiere ensuciarse con campanil aceite de máquinas o brea, a ennegrecerse el rostro con el humo de la pólvora. El carlismo de antes era soldado y labriego; el de hoy es diplomático y cortesano. En el de antes no había más que carlistas; en el de hoy, se cuentan capitalistas, zapateros, comerciantes y caballeros de industria. El carlista de antes debía de tener cara de pocos amigos; el de hoy es bienquisto, obsequiado y agasajado por los que se dicen enemigos suyos.

Si, pues, el partido carlista ha ganado en extensión, ha perdido en intensidad. Así, en intensidad, todos aquellos principios de Dios, Patria,etc., y sobre todo el de Fueros en Euskeria los ha reducido a una muy pequeña expresión, mientras que ha robustecido el culto personal de don Carlos; y, en extensión, podrá verse que de los quinientos individuos de la Sociedad Tradicionalista, solamente doscientos son carlistas, pero también se notará que los otros trescientos, aunque no lo sean, apoyan al carlismo ya en el mero hecho de pertenecer a aquélla.

Así se comprende que en el Ayuntamiento de Bilbao le queden hoy a ese partido nueve concejales, y que ose presentar nueve candidatos nada menos en estas elecciones.

He aquí sus nombres:

Mercado: Prudencio de Iturrino.

San Nicolás: Ángel de Iturralde.

Hospital: Alfredo Acebal.

Cortes: Cayo de Luisa.

San Francisco: Pedro Mª de Azcarreta.

Ensanche: Luis Villanueva.

Santiago: Hilario Bilbao.

Bilbao la Vieja: Manuel Allende y Francisco de Elorduy.

Se pueden clasificar en esta forma: gente de dinero, beatos y negociantes.

Los primeros, para comprometerlos más, dentro del carlismo, y al propio tiempo para que contribuyan a los gastos... y compras electorales; los segundos, para arrastrar consigo a los miembros del Patronato, de las Conferencias y a los maketos socorridos por las mismas, y los últimos, para llevarse tras sí a la gente obrera.

Sin duda ninguna que los carlistas han entendido el asunto electoral a las mil maravillas.

No hay más que fijarse en los que son actualmente concejales, para ver en seguida que también a ellos les cuadra esta clasificación. Pero hay casos en que los carlistas, cuando van a caza de candidatos, resultan cazados y convictos de falsía y de cinismo, y es cuando ofrecen el nombramiento de candidato a alguno que no sea carlista y a quien quieran catequizar, y reciben esta o parecida respuesta:

"Agradezco su fina atención, pero no puedo aceptar ese ofrecimiento porque yo no soy carlista."

Y ejemplos de esto han ocurrido con motivo de las presentes elecciones.

No es, por tanto, extraño que entre los candidatos que hoy presentan los carlistas, haya carlistas fin de siglo, como los señores Acebal, Villanueva, etc.

A juzgar por sus apellidos, deben también ser tres de ellos de Garai o Ipiñaburu.

El integrista. Terrible, feroz se muestra esta vez el coitao partido que lleva este nombre. Si hay pechos valerosos en el mundo, seguro que los del integrismo están en primera fila. No escarmientan a la primera.

Nada menos que seis candidatos propone hoy a los electores de Bilbao.

Son los siguientes:

Mercado: Daniel Buerba.

San Nicolás: Francisco Dapousa.

Hospital: Gonzalo Caballero.

Cortes: Jesús Castet.

Santiago: José Zayas.

No crean los lectores que ésta es candidatura para concejales de Lugo. No: es para concejales de Bilbao.

Prosigamos:

San Francisco: Diógenes de Orueta.

Ensanche: Daniel de Echeverría.

Seis candidatos. Lo malo es que no todos ellos opinan lo mismo en todos los puntos políticos: porque el Sr. Dapousa, por ejemplo, hijo de gallego, es partidario de la fiesta del 2 de Mayo, como lo ha demostrado este año engalanando los balcones de su casa en dicho día.

Ni es el Sr. Dapousa el único integrista fin de siglo. Y si no, que lo diga el Sr. Zayas, y algún otro de los de apellido español.

¡Oh, la integridad del integrista partido!

El regionalista. Este partido, llamado por otro nombre euskalerriaco, porque no tiene mas afiliados que los que son socios de la sociedad intitulada Euskalerria, no presenta candidatos en estas elecciones, si bien deseos ha tenido de ello, aun a trueque de ser y parecer lo que siempre ha sido y parecido, esto es, un partido que no es fuerista, como se dice él mismo, ni cosa que a cien leguas se le parezca, sino tan exótico para Bizkaya (si no más) que el carlismo y el integrismo.

Narraremos el caso.

El 28 de Abril reunióse la junta General de dicha sociedad para tratar de las elecciones que hoy se llevan a cabo. Ocupaba la presidencia el Vicepresidente Sr. Sevilla, cuyo apellido revela a las claras su origen español. Hizo uso de la palabra el Sr. Larrucea (de la plana mayor), ex-diputado que sigue en sus trece, esto es, que cree cumplió bizkainamente su cargo, con lo cual basta y sobra para conocerle; y dijo haberse visto con ellos el Sr. Chávarri (el mismísimo de marras), y que entre frases lisonjeras para la sociedad Euskalerria (que ésta, según se manifestó el ex-diputado, debía agradecer), les propuso una coalición, en virtud de la cual dicho círculo presentaría seis candidatos, municionados con el oro del cacique. Al Sr. Larrucea le pareció aceptable la proposición. Levantóse luego un socio, el Sr. Echave, el cual combatió enérgicamente la coalición propuesta, obteniendo repetidos aplausos de la mayoría. Habló luego el Sr. Sota, no apoyando francamente el proyecto, pero sí embozadamente desde el momento que no lo ataco de frente; e indicó que si en votación general quedaba aceptada la proposición de Chávarri por uno o dos votos de mayoría solamente, él creía no debía prosperar la resolución; pero si resultaba una mayoría considerable, se atendría a la votación. La mesa se mostró, pues, inclinada en pro de Chávarri.

Cuando se anunció la votación, varios socios pidieron fuese secreta; pero el Sr. Larrucea objetó que este procedimiento requería mucho tiempo y por más que instaron los socios, la mesa hizo prevalecer su opinión y se votó en la forma que le convino, a saber, pasando los socios, uno a uno, por delante de la mesa, y diciendo sí o no, según aprobaran o rechazaran lo propuesto.

¡Curiosísima votación! ¿En qué sociedad bien constituida se resuelve por votación pública un asunto de importancia? ¿Qué junta directiva que se tenga por decente hace, después de insi recer sobre un asunto, que éste se resuelva en pública votación?

El resultado ya se adivina: fue aceptada la proposición de Chávarri por ¡60 votos contra 12! Muchos socios habían abandonado el local al comenzar la votación.

Terminada ésta, levantóse, satisfecho de ella, el Sr. Sota, y pronunció una arenga para reavivar los abatidos ánimos, anunciándoles que el día de San Ignacio lo celebraría la sociedad con una función en la Antigua en Gernika y un fraternal banquete. Y... efectivamente: le aplaudieron. ¡Cuánta farsa! Así se engaña a criaturas; pero a hombres... es increíble.

El proceder del Sr. Sota en ese asunto nos recuerda la táctica que han empleado siempre los indignos representantes de Bizkaya, cuando han hecho con el Gobierno español , por encima de la voluntad del pueblo bizkaino y contra sus intereses morales y materiales, contratos como los conciertos económicos y otras más perniciosas transacciones aunque más ocultas y veladas. Nunca han dicho con franqueza:bizkainos, esto vamos a hacer; comprendemos que es opuesto a vuestro carácter y a vuestra tradición; pero es lo que opinamos nosotros debe hacerse, y lo haremos. Siempre, por el contrario, se han expresado en esta forma: bizkainos, ved lo que nos propone el Gobierno central; pero no creáis a los que os dicen que eso atenta contra este pueblo... ¡ca!, más bien, a la larga, saldremos ganando; ya quisieran los nabarros conseguir lo que nosotros hemos alcanzado.

Esa misma diplomacia empleó el Sr. Sota cuando dijo: yo votaré con la mayoría; pero de todas maneras creo que no hay ningún reparo en este asunto, por cuanto esta sociedad no adquiere ningún compromiso al aceptar la proposición de Chávarri.

¡Lucido ha quedado el Sr. Sota! ¡Él, que antes tanto trinaba contra todo género de coaliciones!...

¿Es así como piensa reformar la sociedad Euskalerria? ¿Es ése el movimiento regenerador que le ha impreso desde que volvió a su seno? Puede aquella sociedad estar satisfecha de la acción del Sr. Sota.

Verdad es que ya debe estar acostumbrada a fusiones y amasijos por el estilo. También en las elecciones de Diputados provinciales del año pasado formó con Chávarri y los carlistas una candidatura: la de los Sres. Goyarrola, Amézola y Allende. Pero estos amasijos resultan cada vez más vergonzosos, según van cundiendo las ideas netamente bizkainas. Corno consecuencia de la actitud tornada por el círculo Euskalerria, esta vez diéronse de baja varios socios. Pero con la misma ligereza con que salieron, volvieron a entrar.Transcurridos, en efecto, algunos días, los señores Sota y Larrucea (carne y uña, como si dijéramos) debieron de pensar: ¡Buena la hemos hecho! Hemos obtenido una gran mayoría en la votación; pero el descontento va extendiéndose. Ante el público, la sociedad ha concluido de desprestigiarse si ya no lo estaba del todo. Por otra parte: los carlistas... ¡hum! Entre ellos y los nuestros sumarán mayoría en el Ayuntamiento, los nuestros no pueden votar a favor del 2 de Mayo..., vencerán los carlistas..., no habrá 2 de Mayo. Dejar triunfar a los carlistas, no puede ser. Es preciso que nos abstengamos en estas elecciones; para que en lugar de los nuestros se presenten candidatos liberales, que voten por el 2 de Mayo.La ocasión para volvernos atrás no puede ser mejor: Chávarri ha resuelto presentar un candidato suyo por Santiago, en vez del nuestro. Nos basta con esto para excusarnos.Esto o cosa parecida pensarían ambos ex diputados, y convocaron a nueva Junta General. Reunida ésta, se acordó por unanimidad rescindir el contrato electoral hecho con Chávarri, y abstenerse de tomar parte en las elecciones.¿Por qué? Porque Chávarri ya sólo les admitía cinco candidatos, en vez de los seis que primeramente les propuso.Y la sociedad Euskalerria se quedó tan satisfecha como si hubiesen coronado su frente con el laurel de la victoria y el roble del patriotismo.Pero a ninguna persona de sentido común se le oculta que lo acordado por esa segunda junta General fue una ratificación del acuerdo tomado en la primera; porque, si el motivo que tuvieron para invalidar el contrato hecho con Chávarri, fue el que éste no les permitiera presentar mas que cinco candidatos en vez de seis, es claro que si les hubiese admitido seis (como en un principio creyeron) hubieran sostenido el contrato. No lo deshicieron por ser Chávarri quien es, enemigo declarado de todo lo que huela mucho o poco a fuerismo; sino porque sólo para cinco candidatos les prometio apoyo. Un candidato más y la sociedad Euskalerria hubiese sido hoy, como otras veces, una sumisa jauría de Chávarri.

¡Menguado fuerismo el de la sociedad que se llama puramente fuerista! Lo que procedía en la segunda junta General era revocar el acuerdo de la primera, por ser antifuerista Chávarri, y nada más; y en consecuencia expulsar a los socios promotores del contubernio: Sota, Larrucea, Sevilla, etc. Pero... ¡si votaron 60 contra 12, en pro del mismo!

¡Vergonzoso, indigno, y plancha monumental!

¡Bajeza inaudita primero, asiéndose del brazo de un encarnizado enemigo de la Patria, para ascender a los puestos de autoridad y parecer algo! ¡Abrumadora humillación después, cuando Chávarri, no necesitándolos, se burló de ellos, demostrándoles que no los quería más que para lanzarlos de un puntapié cuando le diera la gana, y entregarlos de esa suerte al público escarnio!

Así merece ser humillado por fuerza, quien voluntariamente se humilla hasta besar los pies del enemigo de la Patria.

El chavarrista.‑ Este nombre lo ha tomado de su más poderoso cacique; pero cuenta en su seno a todos los elementos liberales monárquicos que se avienen a ser viles siervos de un hombre que no tiene más talento y virtud que el mineral y el lingote, y que aspira a someterlo todo a su capricho bajo el peso de su oro.

Avisado, sin duda, Chávarri, por sus amigos en política, de la inminencia de la supresión del 2 de Mayo, si por un lado triunfaban los carlistas y por otro apoyaba él a los euskalerriacos, volvió a éstos graciosamente la espalda, y ofreció el poder de su hierro a caracterizados liberales.

Son los que siguen, si no mienten los diarios:

Bilbao la Vieja: José Angel de Camiruaga y Eusebio de Careaga.

San Francisco: Ismael de Olea.

Cortes: Andrés de Isasi (hijo).

Ensanche: Pedro de Maíz.

Santiago: Emiliano de Uruñuela.

San Nicolás: Ignacio de Abaitua.

Hospital: Juan de Artiach.

Dícese que los Sres. Careaga y Olea se presentaban en un principio por la asociación de propietarios; pero que han sido desautorizados por éstos, desde el momento que han aceptado el apoyo de Chávarri.

A cualquier hijo de vecino le debe bastar el que ésa sea la candidatura de Chávarri, para saber a qué atenerse.

El republicano coaligado. Son los centralistas y zorrillistas.

Bilbao la Vieja: Andrés García y Juan Clemencot.

San Francisco: Martín López.

Cortes: Juan de Uriarte.

Ensanche: Francisco Yermo.

Mercado: Toribio Vidaña.

San Nicolás: Fernando Galina.

Santiago: Federico García.

Hospital: Anastasio de Vergara.

Todos ellos, muy conocidos en sus casas y muy dignos de los votos de los maketos.

El republicano posibilist. Los secuaces de Castelar, y amigos de los astros, los microbios, las ruedas dentadas, el éter imponderable, el océano inmenso y la calabaza.

Allá van:

San Nicolás: José Martin.

Santiago: Salustiano Mogrovejo.

Mercado: Manuel de Azcarreta.

El socialista. 0 sea el partido de los burgueses de nuevo cuño. Y si no, que lo digan los que acuden al café de Pérez el del aguardiente caro.

Sus candidatos son:

Bilbao la Vieja, San Francisco, Cortes y sus alrededores:

Facundo Pérez-Agua.

Bilbao la Vieja a secas: Cenón Ruiz.

***

Y basta de partidos maketófilos, porque dosis es ésta que puede causar náuseas al más impasible de nuestros lectores.

Bizkaitarra, Bilbao, 24 de abril de 1895 y 12 de mayo de 1895

La bandera española (Bizkaitarra, Sabino Arana, 24 de abril de 1895)

La Bandera española

El español no pierde ocasión y medio de destruir en nuestra Patria el espíritu de nacionalidad.

No se ha contentado con que nuestras escuelas sean españolas y se enseñe la Doctrina Cristiana a los niños euskeldunes en un idioma que no entienden, y se les obligue, con la salvaje tiranía del anillo a olvidar la lengua de sus padres, pretendiendo así borrar de sus tiernos corazones todo afecto a las dos partes de nuestro santo lema Jaun-Goikua y Lagi-Za´ra: ahora trata de inculcar en su pecho el patriotismo extraño con que quiere sustituir al que les es natural, y al efecto se lo define mostrándoles la bandera española y se lo impone obligándoles a venerarla y adorarla.

Cierto es que esa orden de colocar bandera española en las escuelas durante las horas de enseñanza, es general, pues a ello viose precisado el Gobierno español cuando advirtió en la guerra de Melilla que sus soldados huían ante el riffeño como alma que lleva el diablo, sin que Margallo consiguiera evitar el pánico de sus tropas por más que, lleno de vergüenza e ira, los amonestara por la integridad de su patria y por su bandera nacional; pero también tenemos por seguro que habrá cien escuelas en España donde aún no se haya cumplido la citada orden, mientras que en Bizkaya, a algunos Ayuntamientos, faltóles tiempo para ello, y ya hoy no hay un pueblo que pueda exceptuarse, antes bien pudiéramos citar escuelas donde diariamente se izan nada menos que tres banderas.

Y para que se vea el ridículo afán con que se aplica la mencionada orden, y se conozca al propio tiempo la ilustración del magisterio maketo, vamos a trasladar los versos o cosa parecida con que los niños de las escuelas bilbainas saludan y dan culto todos los días al trapo rojo-gualdo que les dicen ser la enseña de su Patria.

Cántanlos con una música tan detestable como la letra, y que es seguida de la marcha real de España.

Helos aquí:

"¡Qué grande y qué hermosa

Es nuestra bandera

Flotando a los vientos!

Sigamos en pos.

De la patria la enseña

Su historia nos cuenta:

Amémosla siempre

Con fe y vivo amor.

En Roncesvalles,

En Covadonga,

Siempre gloriosa,

Siempre quedó:

Ella condujo

A altos valles

La santa enseña

Del Redentor."

¡Aguanta!

Aquí de los ripios pedagógicos que pudieran servirle para otro libro al crítico español consabido.

Vamos que aquello de ser grande y hermosa la bandera española flotando a los vientos, es cosa que huele, y no a ámbar. Puede que así esté en carácter, porque sea de esa naturaleza la atmósfera maketa.

Sigamos en pos

Vestidos de ros

Y suelte una coz

El poeta atroz.

Los versos siguientes, que los entienda el magisterio maketo:

De la patria la enseña

Su historia nos cuenta:

¿Cuál será aquí la que cuenta, qué la cosa contada, y esa historia será de la patria, de la enseña, o de los vientos de la tercera berza?

En Roncesvalles,

En Covadonga,

Siempre gloriosa,

Siempre quedó.

No habrá patria aquí, ni entenderá de métrica el poeta pedagógico; pero lo que es, de historia... tampoco sabe una palabra. Pues cosa que está al alcance de los desgraciados discípulos a quienes les hace aprender disparates semejantes, es que en Roncesvalles, y mejor Orreaga, que está en tierra nabarra, no fueron los españoles, sino los euskerianos los que cayeron sobre las tropas de Carlomagno, y que ni entonces se conocía en España ese trapo rojo-gualdo, ni menos en la época de la legendaria batalla de Covadonga, pues no fue bandera española hasta fines del siglo VI. Será el autor de aquellas cosas, del infinito número de los que creen en las fazañas de Bernardo del Carpio y en que los huesos de buey alemán que profanamente reposan en la Catedral de Burgos son los restos del Cid.

Ella condujo

A altos valles

La santa enseña

Del Redentor.

Conducir a altos valles, conducir es: tanto como conducir a bajas montañas.

Por la segunda de estas últimas coles, se adivina además, que el pedagógico poeta debe de ser de la región más torera de España, pues de otra manera no se comprende cómo podrá evitar el hiato que hay en a altos sin dejar coja la berza: tendrá, pues, que decir a haltos o a hartos valles, con h aspirada. Pero eso, no es enseñar castellano a los niños, sino caló, y creemos que no se ha decretado aún que sea éste en Bizkaya el lenguaje oficial del dominador.

Por lo demás, eso de que España condujera a las tierras americanas (que son sin duda a las que se refiere el desdichado poeta pedagógico) la enseña del Redentor, nos parece bastante inexacto pues no creemos que la bandera española, ella por sí, condujera allende los mares más que inmoralidad, miseria y muerte: lo que sí hizo fue someter ignominiosamente a los pueblos libres, robarles sus riquezas y causar en sus ánimos muchas veces un profundo aborrecimiento a la religión del criminal conquistador. Difundir por medio de las armas la religión, será muy propio de la mahometana, pero es procedimiento vedado en la de Cristo. Para predicar esta sacrosanta religión, se va como fue al Japón San Francisco de Jabier: sin más armas que la Cruz.

Como ven los lectores, no puede ser más garrafal el himno pedagógico maketil con que en nuestras escuelas se saluda a la bandera española; pero es, por lo mismo, el más adecuado para cantar las glorias de la misma."

Bizkaitarra, Bilbao, nº 25, 24 de abril de 1895

"Corrupción" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 31 de mayo de 1895)

Corrupción

En pueblos tan degradados como el maketo y el maketizado, resulta el universal sufragio un verdadero crimen social: un suicidio.

El carácter más noble y sagrado de la sociedad humana y que la distingue de una piara de puercos o una manada de lobos, es la autoridad.

Pero, radicando en Dios la autoridad, porque todos los hombres son iguales y porque el hombre, como ser creado, no tiene en rigor nada suyo ni puede, consiguientemente, tener por fin su propia glorificación, es destello de la Divina Esencia y producto simultáneo de la caridad y el Poder infinitos del Creador y Señor universal, que ha de ser tratado por el hombre conforme al libre albedrío de su naturaleza racional, al ser transmisora del divino carácter la sociedad y árbitra de designar la persona que ha de investirse de él. Y ese precioso don, en vez de ser administrado por una sociedad dignamente humana, es en muchas ocasiones devorado por una piara de puercos o una manada de lobos, pues tal es el pueblo cuando, al elegir las personas de autoridad, todo busca y procura menos el que sean amantes de él y de la justicia, como Dios ama y gobierna con infinito amor y justicia infinita a la humanidad entera.

Y manada de lobos o piara de puercos ha sido el pueblo de Bilbao y a su semejanza otros muchos de esta infeliz Bizkaya, al hacer uso del derecho electoral que les cabe dentro de la extranjerización de la Patria.

Esa bestialidad e inmundicia tanta, no estaban acostumbradas a encerrarlas en su seno las montañas de Bizkaya.

Cuando era libre nuestra Patria y no estaba por lo tanto españolizada en su vida interna, ¡de cuán diferente modo se ejercitaba el sufragio electoral!

No había entonces elegibles candidatos ni cándidos electores. Los cabezas de familia elegían libremente, sin coacción de ninguna clase y sin más premio que el de ver rectamente gobernado su pueblo (única aspiración de aquellos ciudadanos virtuosos) a los que habían de representarle en las Juntas Generales, los que a su vez, por elección en parte y en parte por suerte, nombraban el gobierno supremo de Bizkaya, el cual, de tal suerte elegido, quedaba legítimamente investido de ese carácter sobrehumano que llamamos autoridad.

Pero estos representantes de hoy que compran los votos cual si fueran artículos de comercio, ¿pueden tenerse por representantes legítimos de la sociedad? ¿Ese carácter santo de la autoridad, tan santo como que procede de Dios mismo, puede transmitirse acaso por medios tan bajos y groseros? ¿Concurren en el pueblo las condiciones de libertad y de prosecución de un bien justo? ¿Hay ahí ni sociedad ni autoridades?

No. En este infame modo de ser social, no vemos en los electores al pueblo bizkaino, ni tenemos a los elegidos por representantes suyos.

¿Quiénes son los electores? Miradlos bien: hay entre ellos dos tipos diferentes: el indígena y el extraño; el euskeriano y el maketo. ¿Forman dos bandos contrarios? ¡Ca! Amigos son, se aman como hermanos, sin que haya quien pueda explicar esta unión de dos caracteres tan opuestos, de dos razas tan antagónicas. Amigos son... pero es verdaderamente peregrina la amistad que los une: en el maketo no hallaréis mas que un odio terrible a la Patria del bizkaino; y en este no veréis mas que un absoluto desconocimiento de su Patria, por el cual viene a ser miserable siervo del extranjero.

Ved ahí el cuerpo electoral. Su elemento extraño es perfectamente homogéneo en el odio a Bizkaya; y pueden sus individuos satisfacer a sus anchas esta pasión, porque hoy ellos son los señores de esta tierra. Gran número de ellos parece testimonio irrecusable de la teoría de Darwin, pues más que hombres semejan simios poco menos bestias que el gorila: no busquéis en sus rostros la expresión de la inteligencia humana ni de virtud alguna; su mirada sólo revela idiotismo y brutalidad.

El elemento indígena del cuerpo electoral es también homogéneo en servilismo: siervos viles son unos de sus amos y caciques, otros lo son de causas políticas exóticas y antibizkainas, y miserables adoradores de su propio vientre los restantes. No les mostréis la desgracia de Bizkaya, no les habléis de amor patrio ni siquiera de dignidad humana, porque no os entenderán y os llamarán locos. Tales son los electores de las autoridades bizkainas: enemigos naturales de Bizkaya los unos (los maketos); bizkainos renegados los demás (los maketófilos).

Van a votar... La mayoría no conoce al pueblo de que es elector; casi ninguno tiene noticia de la calidad del candidato; ninguno de ellos ama al pueblo para el cual elige representante... Acércase a la urna y otorga su voto a cambio de unas pesetas...

¿Es ése el pueblo elector? ¿Es ésa la sociedad legítima?

No puede ser. Sociedad es que comercia con el sagrado don de la autoridad. Es una inmunda meretriz. No es Bizkaya, ahí no hay Bizkaya.

Y ¿quiénes son los elegidos por ese pueblo miserable? Unos candidatos dignos de él; ciudadanos que sólo ascienden a los puestos de autoridad, o por figurar como vanas mujercillas, o por ganar posiciones desde las cuales les sea fácil negociar para sí y sus favorecidos, o por representar a partidos alienígenas y enemigos de la Patria y ayudar a la mano opresora, o por ser mecánicos instrumentos de aborrecibles caciques que envilecen y difaman a Bizkaya. No conocen al pueblo que van a regir, porque nunca se les ha ocurrido estudiarlo en su historia; ni le aman, porque o son de raza extranjera, o están extranjerizados, y así se acuerdan de procurar su verdadera felicidad como se duelen de su desgracia. Tampoco han contado, para vencer, con voluntades libres: los electores mercenarios les han dado la victoria. Tasaron los votos, y provistos de la cantidad necesaria, tomaron parte en la subasta de los puestos de autoridad... ¡y el dinero los hizo representantes y regidores del pueblo bizkaino!

O la autoridad es una mentira, o esos tales no están en Bizkaya investidos de ella.

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Pues que los bizkainos no quieren reconocer su maketófilo error ni enmendar su yerro; pues que se obstinan en rechazar la bandera de su Patria, ya desplegada hace tiempo, y en seguir alistados bajo la extranjera; pues que el derecho electoral, cuyo uso es de los más trascendentales, lo ejercitan en daño de Bizkaya y siguen enviando españoles y españolistas a las Diputaciones y Ayuntamientos: no se quejen ya de la pérdida de nuestras nacionales libertades, de la corrupción de nuestras costumbres, del aniquilamiento de nuestra raza y de la destrucción de nuestro bello Euskera, y no se tengan por amantes de Bizkaya ni se llamen bizkainos, porque deshonran este nobilísimo nombre de nacionalidad.

Borren sus apellidos y sustitúyanlos por extranjeros, porque ultrajan el sello de nuestra raza.

Llámense maketos, y entonces consideraremos dignos de ellos sus actos electorales.

Bizkaitarra, Bilbao, 31 de mayo de 1895

"¿Qué somos?" (Bizkaitarra, Sabino Arana, 16 de junio, 30 de junio y 7 de julio de 1895)

¿Qué somos?

I

¿Somos rusos los bizkainos? A nadie se le ocurre tal pregunta.

¿Somos austriacos? Ocurrencia como la anterior.

¿Somos españoles? Aquí está la madre del cordero, y en la creencia afirmativa la causa de todas nuestras desdichas.

Vamos, pues, a contestar concisamente a pregunta de tanta trascendencia. Antes de ahora ya la hemos satisfecho; pero precisa repetir estas cosas muy a menudo, porque los bizkainos, por desgracia suya, se han hecho de oídos muy cerrados y... de españolismo muy duro.

Ya parece que está contestada la pregunta pero vamos a explicar la respuesta.

Ser español vale tanto como ser de nacionalidad española.

La nacionalidad se determina o clasifica atendiendo a cinco caracteres o elementos.

Pero antes de todo, fijaremos el supuesto necesario.

Partimos del punto de vista del derecho, y no del hecho. Es decir que, aunque hoy los bizkainos parezcan españoles, por regirse por las leyes españolas y estar gobernados por el poder español, esto nada significa, si tomando la historia en las manos, resulta que están así contra su propia naturaleza. En una palabra: vamos a demostrar que los bizkainos no son españoles por naturaleza, aunque lo sean hoy de hecho y por fuerza; pues nuestra demostración no tiene otro objeto que el de servir de fundamento para la definición de los derechos de Bizkaya.

Hemos dicho, pues, que los elementos o caracteres de la nacionalidad son cinco: Helos aquí: 1º raza; 2º lengua; 3º gobierno y leyes; 4ºcarácter y costumbres; 5º personalidad histórica.

II

Por la raza ¿es español el bizkaino?

Veamos de qué raza es el español.

Veintitantos siglos antes del nacimiento de Jesucristo llegaron a España los celtas, y se mezclaron con el pueblo que la habitara, en gran parte del territorio. La raza que antes de esa invasión la poblaba parece cierto era la que hoy habla el Euskera. Hay quien asegura que antes de los celtas, que procedían del norte, penetraron en España los iberos, que venían del oriente; pero no se sabe si los iberos constituían raza, o eran más bien así llamados los habitantes de una porción determinada del territorio peninsular.

Después de los celtas, invadieron a España los fenicios en no pocos puntos; luego, los griegos. Más tarde la conquistaron por completo los romanos, mezclándose con los naturales hasta tal punto que la raza indígena desapareció, sustituyendo a su lengua la de los latinos. Por esta razón, hoy es España una de las naciones latinas.

En el siglo V penetraron en España los suevos, los alanos y los vándalos, confundiéndose también con los naturales en muchas regiones. A ésos siguieron los visigodos, que se impusieron a toda España, convirtiéndola en reino germano.

En el siglo VIII, por último, invadieron a España los árabes, avasallándola por completo. Los españoles no se vieron completamente libres del yugo agareno hasta ocho siglos después: el siglo XVI.

De suerte que la raza española es un producto de todas las invasiones que han ocurrido en la península desde hace más de cuarenta siglos: celta, fenicia, griega, romana, germana, árabe, dominando el elemento latino.

Pasemos a ver que raza es la bizkaina.

Esta pertenece a la raza que habla la lengua llamada Euskera. Esta raza originalísima no es celta, ni fenicia, ni griega, ni latina, ni germana, ni árabe, ni se parece mas que en ser humana a ninguna de las que habitan el continente europeo, el africano, el asiático, el americano y las islas de la Oceanía. Está aislada en el universo de tal manera que no se encuentran datos para clasificarla entre las demás razas dé la Tierra.

Luego el bizkaino no es español por la raza.

Prevemos una objeción y es la siguiente: si la raza euskeriana, se nos dirá, habitó originariamente la península española, resulta que los verdaderos españoles son los euskerianos, y entre éstos se cuentan los bizkainos.

Aceptado que el euskeriano fuera el aborigen de la península; pero también lo fue del norte de Africa, de Italia, de gran parte de Francia y de las Islas Británicas. Luego, si por haber sido los aborígenes de España, se nos llama españoles, por la misma razón se nos debe llamarmarroquíes, italianos, franceses e ingleses, y muchas nacionalidades nos parecen éstas para ser de todas a un tiempo.

Queda, pues, demostrado que, etnológicamente o sea respecto de la raza, ningún español es bizkaino, ni el bizkaino es español.

III

Por la lengua ¿es español el bizkaino?

¿Cuál es la lengua española? La lengua oficial es una: la castellana. Pero las lenguas naturales son otras varias: el catalán, el valenciano, el gallego, el asturiano, el portugués, etc. Este último pertenece hoy a una porción de territorio español, disgregado del todo y constituido en reino independiente. Creen algunos que el catalán, el gallego, etc., son derivaciones del castellano, mezcla aquél de éste y del francés; pero es un error vulgar: el castellano, el catalán, el gallego, etc., todos los idiomas españoles son hijos inmediatos del latín. Si el catalán, por ejemplo, se parece al francés, al español y al italiano, es Porque ha recibido simultáneamente, por encontrarse entre ellos, las influencias que respectivamente recibieron de éstos.

Los idiomas españoles son, pues, todos hijos del latín, con algunos toques de árabe y de godo.

Y ¿cuál es la lengua bizkaina? Es un dialecto del Euskera; mejor dicho: una de las varias formas actuales en que se presenta este idioma. Ahora bien; antes que empezaran a nacer los idiomas españoles; antes de formarse el latín, aun antes de existir el sánscrito, esa lengua madre de los idiomas indoeuropeos que hoy sólo se habla en un pequeño territorio de la India, existía el Euskera tan desarrollado como al presente. A todas las lenguas que se hablan en las cinco partes del mundo les van hallando los filólogos relaciones más o menos próximas de parentesco entre sí. Sólo el Euskera permanece aislado en medio de todos los idiomas; como la raza que lo habla, entre todas las razas. Por esta razón, ofrece la particularidad de encontrarse raíces suyas, en mayor o menor número; en todas las lenguas: de suerte que lo más que se puede deducir es que tuvo íntimo parentesco con la madre o las madres de las lenguas conocidas.

Luego, si el bizkaino es español por la lengua, lo mismo es chino, zulú, groenlandés, lapón, inglés, turco y de cualquiera de las actuales nacionalidades.

IV

Por el gobierno y las leyes ¿es español el bizkaino?

España, el siglo II antes de Jesucristo, pasó del poder de los cartagineses (que eran de raza fenicia y la habían dominado algún tiempo) al de los romanos, los cuales la dividieron en provincias, gobernándolas por pretores.

Hasta el siglo V después de Jesucristo duró la dominación romana, y consiguientemente durante esos seiscientos años España obedecía al poder romano, y romanas eran las leyes por que se regia.

Desde el siglo V al VIII, dicho pueblo latino estuvo sometido a los reyes visigodos y sus leyes fueron entonces gótico-romanas.

Al ser en el siglo VIII invadida España por los árabes y quedar incomunicadas entre sí sus diferentes regiones, se inició separadamente en cada una de éstas un movimiento de reacción, que produjo el desenvolvimiento y formación de otros tantos reinos y condados, cada uno de los cuales obedeció a su soberano particular y se rigió por particulares leyes (derivadas de las romanas en su parte principal) mientras subsistió aquel estado anormal de la dominación musulmana.

Una vez sacudido este yugo, dichos pequeños estados fueron, como era natural, uniéndose paulatinamente, para reconstituir el todo nacional antes fraccionado, congregándose todos bajo un poder común.

A esta fusión concurrieron, no obstante, algunas regiones y ciudades conservando determinadas leyes especiales y ciertos privilegios (Fueros) (1) obtenidos de los que habían sido sus reyes privativos o señores feudales. Mas, ya en la edad moderna, a la unidad de poder se agregó la unidad de leyes, y España vino a ser un Estado único, como lo había sido antes de la invasión agarena.

Así, el Código de España es una combinación de leyes romanas, góticas, indígenas y francesas, como lo es de razas el pueblo español. Examinemos si han sido otros distintos el poder y las leyes de Bizkaya.

La historia bizkaina anterior al siglo IX es casi desconocida. Sólo se sabe que en ninguna época precedente había sido sometida Bizkaya por nación alguna.

En el siglo IX aparece dividida nuestra Patria en algunas confederaciones de repúblicas. La familia era un verdadero estado dentro de la república o anteiglesia, la república dentro de la confederación y la confederación dentro de Bizkaya, si bien no todas se gobernaban en común.

El poder o gobierno de Bizkaya residía, pues, en el pueblo reunido en asamblea general. Las leyes eran simplemente costumbres del mismo pueblo, esto es, resoluciones tomadas por el sentido público en la práctica de la vida social.

A fines del siglo IX Bizkaya instituyó la forma señorial, es decir, nombró libremente el primer Jaun (Señor). Este no tenía intervención en el poder legislativo, como le tienen los reyes. Era la asamblea o junta General la que seguía legislando.

En 1379, el que entonces era Señor de Bizkaya heredó la corona de Castilla-León, y como ésta era hereditaria y el cargo de Señor de Bizkaya se solía conferir también en la misma forma, desde entonces una misma persona fue a la vez Señor de Bizkaya y Rey de Castilla-León, títulos cuyas funciones no podían confundirse ni en sí mismas (porque las facultades señoriales no eran tan amplias y absolutas como las reales) ni en los pueblos en que se ejercían (porque el Reino de Castilla-León y el Señorío de Bizkaya eran dos naciones perfectamente distintas). Continuaba en posesión del poder legislativo la junta General, y así, las leyes o nacían de las costumbres bizkainas o eran dictadas y sancionadas por los mismos bizkainos (2).

Y en esta forma se ha gobernado y legislado Bizkaya hasta que en este siglo ha sido esclavizada por España.

Luego el bizkaino no es español por su gobierno y sus leyes (3).

V

Por el tipo, el carácter y las costumbres, ¿es español el bizkaino? La fisonomía del bizkaino es inteligente y noble; la del español inexpresiva y adusta.

El bizkaino es de andar apuesto y varonil; el español, o no sabe andar (ejemplo, los quintos) o si es apuesto, es de tipo femenil (ejemplo, el torero).

El bizkaino es nervudo y ágil; el español es flojo y torpe.

El bizkaino es inteligente y hábil para toda clase de trabajos; el español es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos. Preguntádselo a cualquier contratista de obras, y sabréis que un bizkaino hace en igual tiempo tanto como tres maketos juntos.

El bizkaino es laborioso (ved labradas sus montañas hasta la cumbre); el español, perezoso y vago (contemplad sus inmensas llanuras desprovistas en absoluto de vegetación).

El bizkaino es emprendedor (leed la historia y miradlo hoy ocupando elevados y considerados puestos en todas partes... menos en su Patria); el español nada emprende, a nada se atreve, para nada vale (examinad el estado de sus colonias).

El bizkaino no vale para servir, ha nacido para ser señor (etxejaun); el español no ha nacido más que para ser vasallo y siervo (pulsad la empleomanía dentro de España, y si vais fuera de ella le veréis ejerciendo los oficios más humildes).

El bizkaino degenera en carácter si roza con el extraño; el español necesita de cuando en cuando una invasión extranjera que le civilice.

El bizkaino es caritativo aun para sus enemigos (que lo digan los lisiados españoles que atestan las romerías del interior y mendigan de caserío en caserío); el español es avaro aun para sus hermanos (testigo Santander cuando pidió auxilio a las ciudades españolas en la consabida catástrofe).

El bizkaino es digno, a veces con exceso, y si cae en la indigencia, capaz de dejarse morir de hambre antes de pedir limosna (preguntádselo a las Conferencias de San Vicente de Paul); el español es bajo hasta el colmo, y aunque se encuentre sano, prefiere vivir a cuenta del prójimo antes que trabajar (contad, si podéis, los millares de mendigos de profesión que hay en España y sumadlos con los que anualmente nos envía a Euskeria).

Interrogad al bizkaino qué es lo que quiere, y os dirá trabajo el día laborable e iglesia y tamboril el día festivo; haced lo mismo con los españoles y os contestarán pan y toros un día y otro también, cubierto por el manto azul de su puro cielo y calentado al ardiente sol de Marruecos y España.

Ved un baile bizkaino presidido por las autoridades eclesiástica y, civil, y sentiréis regocijarse el ánimo al son del txistu, la alboka o la dulzaina y al ver unidos en admirable consorcio el más sencillo candor y la más loca alegría; presenciad un baile español, y si no os causa náuseas el liviano, asqueroso y cínico abrazo de los dos sexos queda acreditada la robustez de vuestro estómago, pero decidnos luego si os ha divertido el espectáculo o más bien os ha producido hastío y tristeza.

En romerías de bizkainos, rara vez ocurren riñas, y si acaso se inicia alguna reyerta, oiréis sonar una media docena de puñetazos, y todo concluido; asistid a una romería española, y si no veis brillar la traidora navaja y enrojecerse el suelo, seguros podéis estar de que aquel día el sol ha salido por el oeste.

El aseo del bizkaino es proverbial (recordad que, cuando en la última guerra andaban hasta por Nabarra, ninguna semana les faltaba la muda interior completa que sus madres o hermanas les llevaban recorriendo a pie la distancia); el español apenas se lava una vez en su vida y se muda una vez al año.

La familia bizkaina atiende más a la alimentación que al vestido, que aunque limpio siempre es modesto; id a España y veréis familias cuyas hijas no comen en casa más que cebolla, pimientos y tomate crudo, pero que en la calle visten sombrero, si bien su ropa interior es peor menealla.

El bizkaino que vive en las montañas, que es el verdadero bizkaino, es, por natural carácter, religioso (asistid a una misa en aldea apartada, y quedaréis edificados); el español que habita lejos de las poblaciones, que es el verdadero español, o no sabe una palabra de religión, 0 es fanático, o es impío (ejemplos de lo primero en cualquier región española; de lo segundo entre los bandidos andaluces, que usan escapulario, y de lo tercero aquí en Bizkaya, en Sestao, donde todos los españoles, que no son pocos, son libre pensadores).

Oídle hablar a un bizkaino, y escucharéis la más eufónica, moral y culta de las lenguas; oídle a un español, y si sólo le oís rebuznar, podéis estar satisfechos, pues el asno no profiere voces indecentes ni blasfemias.

El bizkaino es amante de su familia y su hogar (cuanto a lo primero, sabido es que el adulterio es muy raro en familias no inficionadas de la influencia maketa, esto es, en las familias genuinamente bizkainas; y cuanto a lo segundo, si el bizkaino por su carácter emprendedor, se ausenta de su hogar, no le pasa día en que no suspire por volver a él); entre los españoles, el adulterio es frecuente así en las clases elevadas como en las humildes, y la afección al hogar es en estas últimas nula, porque no la tienen.

Por último, según la estadística, el noventa y cinco por ciento de los crímenes que se perpetran en Bizkaya se deben a mano española, y de cuatro de los cinco restantes son autores bizkainos españolizados.

Decid, pues, ahora si el bizkaino es español por su tipo, carácter y costumbres.

VI

Por la historia, ¿es español el bizkaino?

En el párrafo IV hemos visto que, por el gobierno y las leyes, Bizkaya nunca ha sido España: es decir, que el derecho político bizkaino nunca se ha confundido con el español.

Al demostrar, pues, aquí, la independencia de Bizkaya desde el punto de vista histórico, vamos a prescindir en absoluto de la historia del derecho bizkaino, y sólo nos fijaremos en si Bizkaya aparece en las páginas de la historia como una entidad nacional con existencia propia y actos propios. No vamos a examinar, por consiguiente, la historia del derecho de Bizkaya, sino únicamente bajo el aspecto exterior la historia de su existencia en las pasadas edades.

En la segunda mitad del siglo III antes de Jesucristo España era invadida y conquistada en su mayor parte por los hijos de Cartago; y, al comenzar el siglo 11, las legiones romanas penetraban en su territorio en son de guerra y emprendían resueltamente su conquista, para terminarla doscientos años más tarde, a saber, el año 2 antes de la Era Cristiana. Sometida de esta suerte España por Roma, hízose provincia romana y quedó tan completamente romanizada en raza, lengua, costumbres, carácter, leyes y religión, que no se puede decir fuera ya un pueblo conquistado, sino una parte de la nación romana.

Ahora bien: ¿arribaron los cartagineses alguna vez a Bizkaya para subyugarla? No sólo no vinieron por acá, sino que es probable no supieran que existían las repúblicas que luego la constituyeron. ¿Sometieron los romanos a los bizkainos? Ni los sometieron ni en rigor siquiera lo intentaron; Bizkaya se vio exenta del yugo a que estaban ya uncidos poderosos pueblos de los tres grandes continentes que rodean al Mediterráneo y se llaman Europa, Asia y África.

Cuatro siglos después de la radical romanización de España, el año de 409, los suevos, los alanos y los vándalos, llamados los bárbaros del norte, lanzáronse sobre España devastándola y acampando en sus distintas provincias. Cinco años más tarde les siguieron los visigodos, los cuales llegaron con sus armas, no sólo a imponerse a los naturales, sino también a vencer y a someter a los invasores que les precedieron.

Pero a Bizkaya, ni la tocaron los bárbaros, ni consiguieron jamás conquistarla los visigodos. Casi todos los monarcas de la España visigoda intentaron subyugar a los pueblos euskerianos: no bien se sentaba en el trono el nuevo rey, cuando ya disponía un ejército para enviarlo contra nuestra raza. Pero si es cierto que, al cabo, parece consiguieron enseñorearse en las regiones llanas y meridionales de Alaba y Nabarra, las montañas permanecieron libres, y las repúblicas bizkainas continuaron disfrutando de su absoluta independencia.

Derrocado el trono visigodo y asolada y destruida la nación española por los árabes, que cayeron sobre la península a principios del siglo VIII, los hijos de Mahoma estableciéronse en España con tanta firmeza, que a los españoles les costó una lucha de ocho siglos para librarse de la dominación musulmana. Gran parte de la nobleza gótico-española refugióse en el norte de su destrozado territorio, e inició allí las guerras de la reconquista, fundándose en primer término el reino de Asturias.

¿Qué hacía entonces el bizkaino? Su patria seguía libre de yugo extranjero: ni españoles ni árabes la habían rendido a su dominio, y si estos últimos osaron alguna vez internarse en nuestros valles, pronto viéronse rechazados por el hierro de nuestros montes. ¿Qué hacían, pues, los bizkainos? ¿Vivían tal vez tranquilos en sus hogares cultivando sus montañas y desentrañando su inquieto mar? No.

Era aquella época la época de las armas, y mientras los españoles peleaban en su patria por expulsar de ella al musulmán, los bizkainos, buscando con qué satisfacer sus ansias de guerra, armábanse a su vez y, ora cruzaban los mares en todas sus direcciones y hasta remotas costas, ora trasponían sus fronteras para medir sus armas con las musulmanas dentro del suelo español por éstas sujeto, sin tener más ilusiones que las de la espada ni más goces que el de la lid.

Ved ahí ocupado el español en reconquistar su tierra al musulmán y restaurar su hogar; vedle al bizkaino dedicado a correr aventuras por mar y por extrañas tierras: ¿no son historias diferentes? ¿No hay también ahí dos pueblos perfectamente distintos?

Pero aún hay más.

Envalentonados los españoles en sus correrías contra la Media Luna, hubo muchas ocasiones en que no se limitaron ya a reconquistar su territorio patrio, sino que, desbordándose su ardor bélico, dirigieron sus armas contra las naciones euskerianas.

No se sabe fijamente si los reyes asturianos anteriores a Alfonso III el Magno hicieron armas contra Bizkaya, aunque es más que verosímil intentaran conquistarla. Pero ya Alfonso III, en el último cuarto del siglo IX, no solamente una vez, sino muy probablemente varias, envio sendos ejércitos contra los bizkainos con ánimo de someterlos a su cetro. No lo consiguió, gracias al patriotismo de nuestros padres; y después de una victoria definitiva alcanzada contra los españoles, fue cuando las repúblicas bizkainas se confederaron, instituyéndose la forma señorial.

En esta época anterior al siglo XIV los bizkainos prosiguieron sus expediciones contra los árabes, ya por su propia cuenta, ya aliados con los españoles, y siempre a las órdenes de sus propios Señores. Pero ya entonces, además de la pasión por la guerra, llevábalos a los bizkainos a luchar fuera de su patria una cierta ley que, al elegir Señor, habían convenido con éste, y por la cual se comprometían aquéllos a servirle con las armas siempre que el Señor se lo pidiese para fines particulares suyos; y como, ocupado el suelo español por los árabes, los Señores de Bizkaya podían obtener lauros, tierras y riquezas de todo género llevando sus armas contra ellos, huelga decir que los bizkainos serían de continuo llevados por sus Señores para esos fines. Mas adviértase que cuando los bizkainos y los españoles peleaban juntos contra los árabes, iban aquéllos a las órdenes de su Señor, mientras que los segundos seguían la bandera de su Rey. Eran ejércitos de dos naciones distintas, aliados por el fin común de sus jefes: luchaban los españoles con su Rey y por su patria, y los bizkainos con su Señor y para su Señor.

Llegó un día (1093) en que, emparentándose paso a paso los Señores de Bizkaya con la aristocracia española en sus correrías por España, el título de Señor de Bizkaya, transmitiéndose de padres a hijos, fue conferido a un súbdito español; pero ni aun entonces se confundía la historia de Bizkaya con la de España. Porque, en primer lugar, era entonces, el Señor de Bizkaya, separadamente súbdito del Rey español; como Señor de Bizkaya, era jefe de una nación independiente y a nada podía ser obligado en esta esfera de sus atribuciones por el Rey de España, y como dueño y señor de tierras españolas, debía a éste vasallaje y sumisión. Y en segundo lugar, cuando un Señor de aquéllos guiaba a los bizkainos en las guerras contra los árabes, seguíanle nuestros padres como a jefe soberano, sin que en ningún caso viniesen a ser soldados del Rey español, pues éste sólo podía mandar a aquél como a individuo particular, pero no como a capitán de los bizkainos.

De suerte que en esta segunda etapa del Señorío de Bizkaya, sigue la historia distinguiendo perfectamente a Bizkaya de España: porque si los bizkainos van con los españoles unidos contra el árabe o contra otras cualesquiera gentes, no obedecen al Rey de España, sino a su propio Señor. Son dos ejércitos de dos naciones distintas, aliados por la causa común de sus respectivos jefes.

Fácil es comprender, supuesta la obligación que los bizkainos tenían de prestar sus armas al Señor en cualquier caso, que podía llegar un momento en que el Señor de Bizkaya, no como tal, sino como súbdito particular del Rey de España, se malquistase con éste, y los bizkainos tuvieran que pagar las consecuencias de esta desavenencia ajena a ellos y comprometer a su misma Patria. Así fue como Alfonso XI de España, no aviniéndose tal vez a que un súbdito suyo fuese al mismo tiempo Señor de una nación independiente de España tuvo el cinismo de intitularse Señor de Bizkaya y aun la osadía en 1334, de guiar personalmente un ejército contra esta nación. No le fue la suerte del todo adversa, pues consiguió apoderarse de varias torres de Bizkaya, aprovechándose de las guerras intestinas de oñacinos y gamboinos; pero sólo unos días le fue favorable el hado, pues viose precisado al cabo de ellos a retirarse a España.

Y así fue también que Pedro I, hijo del anterior, Profesando odio mortal a su hermano bastardo Tello, que era a la sazón Señor de Bizkaya, dirigió repetidas veces en 1355 tropas invasoras contra Bizkaya, la cual, gracias sólo al indomable valor de sus hijos, que no a la fidelidad de su Señor, pudo derrotarlas y mantenerse libre.

Más tarde, por último, en 1379 el Señor de Bizkaya heredó la corona de España, y he aquí donde comienza otra nueva fase del Señorío. Desde entonces un mismo sujeto era a la vez Señor de Bizkaya y Rey de España; mas esta simultaneidad no implicaba fusión de poderes, ni eran éstos de la misma especie, pues, que el cargo de Señor nunca tuvo, ni remotamente, las atribuciones propias de un Rey. Aquel sujeto, no por ser Rey de España era Señor de Bizkaya, ni viceversa. Ambos títulos eran hereditarios: aquél, por ley; éste, por costumbre, y ese carácter de hereditarios les hizo recaer en una misma persona. El Rey de España no gobernaba en Bizkaya; el Señor de Bizkaya no mandaba en España. De suerte, pues, que una y otra nación continúan siendo en la historia de esta época tan distintas y separadas como antes. Si a los bizkainos y los españoles se los ve unidos en todas las guerras y empresas, aquellos van al servicio de su Señor, y los segundos al de su Rey. A Carlos I Rey de España y V Emperador de Alemania, le sirvieron los españoles como a Rey y los alemanes como a Emperador. Ningún historiador confunde en aquéllos tiempos la historia de Alemania con la de España, ni a nadie jamás se le ha ocurrido decir que los alemanes fuesen entonces españoles, o los españoles fuesen alemanes.

Para que más claramente se comprenda esta diferencia y distinción de los dos títulos de Señor de Bizkaya y Rey de España, citaremos un caso práctico. Enrique II de Bizkaya (IV de España) accedió a duras penas a jurar las Leyes (mal llamadas Fueros) del Señorío, según se lo exigían los bizkainos a todos los Señores. Pero en 1470 supieron los bizkainos que aquél trataba de enajenar algunas tierras del Señorío, y lo destituyeron. Dejó, pues, de ser Señor de Bizkaya: ¿padecía mengua por ello la corona de España? En manera alguna: Enrique IV continuaba siendo tan Rey de España como antes. Mas no agradándole la pérdida del título de Señor de Bizkaya, declaró la guerra a esta nación, recibiendo duro escarmiento en repetidas batallas, y teniendo que contentarse con la corona española, que íntegramente mantenía y mantuvo en sus sienes. Los bizkainos, en 1473, proclamaron a la hermana del destituido Isabel I, la cual heredó al año siguiente el trono de España.

Este último período del Señorío en que el Señor de Bizkaya es a la vez Rey de España se prolonga hasta principios de este siglo, que es cuando nuestra patria pierde su independencia y se trueca de nación libre en provincia de España.

Queda, pues, demostrado, que una es la historia de Bizkaya y otra muy distinta la de España en todas y en cada una de las épocas, desde los albores de los tiempos históricos hasta la sumisión de nuestra Patria por la vecina nación latina.

Luego el bizkaino no es español por su historia.

NOTA.- Lo que queda dicho del bizkaino, lo hemos entresacado de distintos autores extranjeros (españoles algunos de ellos); lo que decimos del español es de cosecha nuestra.

Bizkaitarra, Bilbao, 16 y 30 de junio y 7 de julio de 1895


1 Estos códigos parciales españoles son los que se llaman Fueros y no las leyes de Bizkaya que son para nosotros nacionales, y extranjeras para España.

2 En esta segunda época del Señorío, plugo a Bizkaya servirse del Código Civil de Castilla-León como supletorio. Esto precisamente prueba que el poder del pueblo bizkaino era independiente y absoluto: ningún otro poder le impuso ese código, sino que él mismo lo adoptó. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que los bizkainos de entonces no eran aficionados a escribir ni redactar leyes.

3 Y esto no se crea que sólo nosotros lo decimos. Exceptuados Llorente, Navascués y algún otro de los pagados por los gobiernos españoles y las logias masónicas para destruir sofísticamente los más sólidos fundamentos de nuestra historia patria, todos los autores, así extranjeros (sin excluir a los españoles) como nacionales, están contestes en afirmar que Bizkaya ha sido siempre estado aparte con gobierno propio y leyes propias.

La bandera fenicia (Bizkaitarra, Sabino Arana, 28 de julio de 1895)

ikurrina

Proyecto de ikurriña con notas de los hermanos Arana

La Bandera fenicia

Precioso hallazgo arqueológico y datos para varias biografías de vecinos de Bilbao y para una monografía del regionalismo en Bizkaya

SAINETE HISTORICO EN DOS ACTOS

PROLOGO DEL AUTOR

Los fenicios, gentes de tez negra, aparecen en los primeros albores de la historia habitando el borde occidental de lo que es hoy Turquía asiática, en la lengua de costa que se encuentra entre el monte Líbano y el mar Mediterráneo.

Era un pueblo esencialmente comerciante e industrial; y, dedicado en consecuencia a la navegación, colonizó y fundó sucesivamente centros comerciales en distintos puntos de la costa septentrional de Africa, y especialmente en las de España, que fue para él por sus minas de plata y otros metales lo que fue la América después para los europeos. No obstante de que las costas de Euskeria son continuación de las de España, los fenicios no llegaron a establecerse en ellas.

En punto a religión eran los fenicios tan negados, que la mayor parte de sus supersticiosas creencias las recibieron de los asirios y los egipcios, adoptando los cultos más sangrientos e inmorales.

Dedicados exclusivamente a la adquisición de riquezas, carecían de la noción más rudimentaria de la religión y la moral. Envilecidos en la fiebre del comercio y la industria, no servían para pelear. Si algún extranjero caía sobre ellos para conquistarlos: o preferían la paz comercial a la libertad y se sometían vilmente al conquistador otorgándole el tributo que les exigiera, o formaban ejércitos asalariados: no había entre ellos quien voluntariamente sirviese a su Patria: no conocían el sacrificio por ideas levantadas y nobles, de que carecían en absoluto, ni menos el heroísmo.

Pueblo exclusivamente mercader en tiempo de paz, y mercenario en la guerra, no aspiraba el fenicio a otra cosa que a enriquecerse a todo trance y por encima de todo.

Una de sus colonias en España fue Sevilla.

Tal es el pueblo (si este nombre merece), cuya Bandera ha sido descubierta últimamente, con gran contento de los que queman sus pestañas desenterrando e interpretando los objetos que pertenecieron a las naciones proto-históricas.

ACTO PRIMERO

Escena I

Dompaco Sevilla, oriundo de la ciudad fenicia del mismo nombre y hermano del Vicepresidente de la Sociedad Euskalerria de Bilbao, y Donramón Sota natural de la provincia hispano-fenicia de Santander, rico minero establecido en Bilbao y Señor y Caudillo de dicha Sociedad.

La escena tiene lugar en las oficinas del segundo.

Donramón.– Nos hace falta una bandera.

Dompaco.– Pero, ¿tanto precisa?

Dr.– Sí. Los nacionalistas de BIZKAITARRA han sacado una, que va propagándose. Y ya sabes que, aunque soy maketo, soy separatista para Bizkaya; pero no puedo tragar ciertas cosas de ese periódico y ese partido, tal como aquello de Jaungoikua en el lema y la cruz blanca del escudo. Dios está muy alto para que nos ocupemos de El. (1) Sabes también que los bizkaitarras establecen la distinción de razas; para ellos, los originarios de la raza vascongada (y los distinguen por los cuatro apellidos primeros), son los únicos que tienen derecho a legislar en Bizkaya en los asuntos políticos, y los mestizos sólo tienen voto en los administrativos; y bien comprendes que tú y yo, con esta ley inaguantable, nos quedamos o a la parte de allá de la frontera bizkaina, o sin voto en las cuestiones políticas y relegados a un grado inferior, lo cual nunca lo podré yo consentir. Pues, ¡no faltaba más! Yo valgo mucho... tengo mucho dinero.

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Hay que inventar una bandera. Yo volví a la Sociedad Euskalerria, después de la muerte de Sagarmínaga, para darle un impulso separatista... a mis órdenes se entiende..., pero dejando a un lado fanatismos religiosos y distinciones de razas: lo primero, porque no entro con ello; lo segundo, porque ello no me dejaría entrar. Si mis cuatro apellidos fueran vascongados, ya sería otra cosa. Te digo, Paco, que es preciso inventar una bandera, cueste lo que cueste: en caso contrario, no apoyo con mi dinero a la Sociedad Euskalerria, y entonces su muerte es inevitable.

Dp.– Pues, ¿no tiene ya bandera la Sociedad?

Dr.– Esa no vale. Entre nosotros mismos hay quien dice que es un gran pañuelo moquero con una incrustación grande en medio.

Dp.– Blanca es, con el escudo de Bizkaya en el centro...

Dr.– Sí. Es blanca, porque no se sabía qué color ponerle. Si pudiera ser incolora, incolora hubiese sido. Y tiene, es verdad, el escudo de Bizkaya en el centro, aunque BIZKAITARRA dice que ése no es el auténtico; pero, de todas maneras, el escudo es escudo, y no bandera.

Dp.– Pues será necesario inventar una bandera.

Dr.– Indispensable.

Dp.– Y a esa nueva bandera ¿la consideraremos como bizkaina?

Dr.– Indudablemente. Es preciso decir que la izada por Euskeldun Batzokija no es la bizkaina, sino esta que vamos a inventar; para lo cual aseguraremos haberla hallado descrita en unos antiquísimos pergaminos: hay que darle carácter de antigüedad.

Dp.– ¿Quiénes diremos que la usaban?

Dr.– Cualquier pueblo antiguo.

Dp.– Pero será mejor decir que la usaban los antepasados de los vascongados.

Dr.– Entonces... los fenicios.

Dp.– Los fe... ni... cios. Bien: ya me acordaré.

Dr.– Activa el invento, actívalo, que se acerca la fiesta del 21 de Julio.

Dp.– Ahora mismo voy a poner manos a la obra.

(Vase Dompaco repitiendo entre dientes la palabra fenicios, para no olvidarla.)

Escena II

X, aficionado al arte de la pintura, está en su estudio, apoyado en una mesa de dibujo, perfilando un croquis. Por la puerta del foro entra Dompaco.

Dp.– (Aparte.) Lo que es ya no se me olvida la dichosa palabrita de fenicios. Pero a éste no tengo que decirle nada por ahora.

X.– Buenas, Dompaco. ¿Qué le trae en hora buena por aquí?

Dp.– Un asuntillo urgente, amigo mío.

X.– Veamos: si puedo servirle ya sabe que lo haré con mil amores.

Dp.– Se trata de que me pinte usted la bandera bizkaina.

X.– ¿La bandera bizkaina? Como no sea la del círculo separatista de la calle del Correo o la de la Diputación, yo no conozco otra. (2)

Dp.– Tampoco yo; pero es igual: verá qué pronto la inventamos.

X.– Y ¿cuál es el objeto?

Dp.– Muy sencillo: Donramón De La Sota tiene una balandrita, además de los vapores mercantes en que transporta su mineral; ha hecho también un chalet en Las Arenas; yo tengo un bote; la Sociedad Euskalerria tiene una bandera que no es apropiada y ha de ser sustituida por otra... más sic... ¿me entiende?

X.– ¡Ah, ya! Se trata de inventar una bandera para el partido fuerista... de la Sociedad Euskalerria.

Dp.– Para el partido..., verá usted..., precisamente no. Se quiere una bandera que llamaremos bizkaina.

X.– Pero ¿cómo, entonces? Tendrán ustedes que adoptar la de BIZKAITARRA.

Dp.– ¡Hum! No nos satisface.

X.– En ese caso, no sé cómo lo podemos arreglar.

Dp.– (Pensativo.) Cierto es que no será fácil dar en el clavo.

X.– De todas maneras lo estudiaré, lo consultaré, y veremos si hacemos algo.

Dp.– Mire usted: por de pronto, se puede tomar como base la matrícula de Bilbao; luego, agregando algún color o signo que indique algo así como autonomía, separatismo o cosa por el estilo, creo que bastará. Signos que indiquen la religión, ya comprende usted que no hacen falta propiamente, pues todo vascongado es cristiano.

X.– Muy bien. Procuraré enterarme y adquirir datos.

Dp.– Salud, caballero.

X.– Que usted lo pase bien, Dompaco. (Vase éste.)

Escena III

X solo, paseándose en su estudio.

X.– Algo así que indique autonomía..., algo que signifique separatismo, sin que llegue a ser la bandera de BIZKAITARRA..., esto es, prescindiendo de signos religiosos y de los otros que constituyen con la independencia el lema nacionalista..., no sé..., difícil me va a ser dar con ello. Desde luego, la matrícula de Bilbao..., bien, sí, porque esta población es el emporio de Bizkaya, su capital, y centro del progreso y la cultura de toda la provincia. Pero, ¿cómo me arreglaré para lo otro? ¿Quién podrá enterarme? No tengo más remedio que preguntárselo a mi pariente J. de A., que es del Euskeldun e individuo de su Junta Directiva. No hay duda que ellos son los que están enterados de estas cosas.

Escena IV

Dicho y su pariente J. de A., bazkide del Euskeldun.

X.– ¡Hola, J.! Con más oportunidad no podías haber venido.

J. de A.– ¿Pues? ¿Qué me quieres?

X.– Quiero saber una cosa de la que tú debes de estar bien enterado. Explícame qué es lo que significa la bandera que soléis izar en vuestra sociedad.

J. de A.– La cosa más sencilla y más grande a un tiempo para nosotros: es la bandera que adoptó el nacionalismo bizkaino, es la bandera de la Nación Bizkaina.

X.– Bien; pero esa bandera no la uso nunca Bizkaya.

J. de A.– Como no usó ninguna otra. No todas las naciones han tenido bandera hasta los tiempos modernos. Todas si tuvieron escudos desde los tiempos de la Edad Media. Casi todos ellos lo han sido primitivamente de individuos particulares, de señores feudales. El de Bizkaya, en cambio, no es el escudo de sus Señores: es el de la República Bizkaina. No hay en él más que los dos lobos que representan a los Señores, y de ellos haremos caso omiso los nacionalistas cuando nos parezca oportuno, porque no somos partidarios de la forma señorial, la cual se puede abolir porque es accidental en las instituciones bizkainas, y se debe abolir porque es perjudicial para la nación.

X.– ¿A dónde vas a parar con ese discurso?

J. de A.– He querido demostrarte que el Escudo Bizkaino significa mejor las instituciones bizkainas, que el escudo de cualquier otra nación sus propias instituciones.

X.– ¿Suprimiendo los dos lobos?

J. de A.– En efecto, eliminando los dos lobos que representan a los Señores y especialmente a dos de ellos, nos quedan en el escudo el Roble con la Cruz, y en la bordura las siete cruces de San Andrés. El fondo del escudo es rojo. El Roble es verde, como es natural. La Cruz es blanca, y antes se colocaba sobre (fíjate bien) sobre el Roble; hoy, únicamente por estética, se la coloca dentro de la copa del Roble y asomando los tres brazos superiores. Las siete cruces de San Andrés, que están en la bordura, significan por su forma laindependencia bizkaina, por haberse alcanzado el día de San Andrés la memorable victoria de Arigoriaga contra los españoles; y por su número representan las siete merindades o regiones que contaba Bizkaya en aquella época.

X.– Sigue; pues me interesa.

J. de A.– El Escudo Bizkaino ya esta descrito. Ahora te voy a explicar su conformidad con el Lema, y luego hablaremos de la Bandera. No ignoras que el lema de Bizkaya ha sido Jaungoikua eta Foruak que nosotros hemos sustituido por Jaun-Goikua eta Lagi-Za´ra:, que significa lo mismo, pero es más euskérico que aquel. Traducido al castellano quiere decir Dios y Ley Vieja, esto es, Tradición Religiosa y Tradición Política. Con el primer término se significa el Derecho de Dios en Bizkaya; y con el segundo, el Derecho Nacional de Bizkaya. El término eta (y) quiere decir que en Bizkaya se deberá realizar simultáneamente lo que significan el primero y el tercer término del Lema. El ir Jaun-Goikua antes que Lagi-Za´ra:, quiere decir que la legislación bizkaina debe supeditarse en un todo a las leyes religiosas y morales. Pues bien: lo que en el Lema significa Jaun-Goikua, significa en el Escudo la Cruz blanca, en lo que en aquél expresa Lagi-Za´ra:, expresa en éste el Roble, y como las leyes e instituciones de Lagi-Za´ra: son nacionales, esta nacionalidad o independencia está representada en el Escudo por las cruces verdes de San Andrés; el eta del Lema equivale en el Escudo a la unión de la Cruz y el Roble; y, por último, así como Jaun-Goikua ocupa en el Lema el lugar preferente, así la Cruz se colocó antes sobre el Roble, y hoy se coloca en el centro del mismo. Ya ves que la relación y conformidad entre el Escudo y el Lema de Bizkaya es perfecta.

X.– Y ¿qué me dices de la Bandera?

J. de A.– La Bandera, como te he dicho, no la usó Bizkaya antiguamente; pero la que tenemos los nacionalistas no es tampoco inventada por nadie, sino expresión exacta del Lema y el Escudo como verás. El fondo de nuestra Bandera es rojo, como el fondo del Escudo. Esto, en primer lugar, así tiene que ser. Ahora verás como los signos del Escudo y los términos del Lema están perfectamente representados en la Bandera. La Cruz blanca de la Bandera es la Cruz blanca del Escudo y el Jaun-Goikua del Lema. Así comoLagi-Za´ra: significa a la vez leyes e independencia, pues ambos son elementos o caracteres políticos; así la Cruz verde de San Andrés representa a un tiempo por su color el Roble del Escudo y las leyes patrias, y por su forma las cruces de San Andrés del Escudo y la independencia patria. Unidos están la Cruz y el Roble en el Escudo unidos por el eta, el Jaun-Goikua y el Lagi-Za´ra: del Lema; y unidas por lo tanto en un centro común deben estar en la Bandera las dos Cruces, blanca y verde. Y así como en la unión de la Cruz y el Roble en el Escudo, aquélla ocupa el lugar preferente, y en la unión del Jaun-Goikua y el Lagi-Za´ra: en el Lema lo ocupa el primero: así también en la Bandera la Cruz blanca está superpuesta a la verde de San Andrés.

X.– ¿De manera que la Cruz verde de San Andrés que tenéis en vuestra Bandera dices que significa, entre otras cosas, independencia?

J. de A.– Sí.

X.– Perfectamente: con eso me basta.

J. de A.– ¿Cómo que te basta?

X.– Sí: para un trabajillo que traigo entre manos. Y dime: esa Cruz de San Andrés como símbolo de la independencia bizkaina ¿la ha usado alguien antes que vosotros?

J. de A.– En la Bandera no, porque no ha habido bandera bizkaina propiamente tal. En el Escudo sí, antiguamente, y tal como se muestra en el que tenemos en el balcón del Batzoki; pero luego, no sé cuándo ni por quién (probablemente por algún amigo de España) esas cruces de San Andrés fueron sustituidas por leones, así como el color rojo del fondo del Escudo por el blanco o plateado, lo Cual les ha hecho a algunos pintar roja la Cruz del Roble, que, como ves, no puede ser de ese color.

X.– De suerte que sois vosotros los que habéis resucitado ese símbolo de la independencia de Bizkaya.

J. de A.– El primer libro nacionalista que vio la luz lo sacó del olvido: el Bizkaya por su Independencia. Y el primer círculo de recreo que se constituyó con bases nacionalistas lo tremoló por vez primera el 14 de Julio de 1894.

ACTO SEGUNDO

Escena I

Oficinas de Donramón. Este se pasea nervioso, estrujando en la mano el número 30 de BIZKAITARRA; entra Dompaco todo sofocado.

Dp.– Ya está, hombre, ya está aquí ¡Albricias!

Dr.– ¿La bandera?

Dp.– La mismísima bandera fe... fe... fe...

Dr.– Fenicia, ¡cuneta!, fenicia. Parece mentira que no sepas quiénes fueron los antepasados de los vascongados.

Dp.– Me tiene muy sin cuidado. El caso es que ya está aquí la bandera ésa, llámese como se quiera; la gran bandera nuestra; la bandera que ha de vencer a la del casino de la calle del Correo, y ha de alzarse soberbia y pujante por encima de los montes más altos de Bizkaya, tremolada por ti, genio inmortal, gloria de Castro-Urdiales.

Dr.– Déjate de flores... ya se conoce que provienes de las orillas del Guadalquivir... Y vamos a verla.

Dp.– (Desplegando un papel-tela.) Mírala, mira qué artística y qué simpática. (Le muestra, pintada en colores, una bandera como la que representa el grabado adjunto.)

Dp.– Ya ves: la matrícula de Bilbao, blanca con su cuadrito rojo en el ángulo y sobre su fondo blanco la cruz verde de San Andrés.

Dr.– Y esto último, ¿qué significa?

Dp.– Pues la autonomía, hombre, el separatismo.

Dr.– ¿Ya lo sabes de fijo? ¿Quién te lo ha dicho?

Dp.– Un individuo de la Junta Directiva del Euskeldun se lo ha declarado al pintor. ¡Fuente más segura!...

Dr.– No se puede pedir, es cierto. Y ¿por qué has suprimido la cruz blanca de los bizkaitarras?

Dp.– ¡Toma! Porque significa la religión.

Dr.– ¡Ah! Has hecho perfectamente. Y la matrícula de Bilbao, ¿a qué se debe?

Dp.– Creí interpretar tu idea adoptando como base la matrícula de este puerto.

Dr.– También has acertado. Bilbao es la capital de Bizkaya, el centro de toda su riqueza, y es preciso mantener su preponderancia. Más todavía: esta matrícula en nuestra bandera significa hasta el título de invicta que tiene la villa y la conservación de la fiesta del 2 de Mayo. Te has portado; todo está perfectamente: la matrícula de Bilbao... con la cruz verde de San Andrés, que indica separatismo... Así, suprimiendo todo aquello de los bizkaitarras que nos hace poca gracia, como es la religión, que representan con la cruz blanca, y la raza, que está significada (aunque de ello no estoy muy seguro) por el fondo rojo de su bandera; expresando la prepotencia de Bilbao con su matrícula, y cubriéndonos el rostro con la careta del separatismo, que se indica con la cruz de San Andrés, segura es la destrucción delEuskeldun, la BIZKAITARRA y los bizkaitarras todos, y seguro nuestro triunfo.

Dp.– Alá te oiga.

Dr.– Déjale a Alá en paz. Todavía te quedan resabios de tu raza.

Dp.– Es que me cuesta persuadirme a ser bizkaino.

Dr.– ¡Ca! A todo se hace uno. Mira cómo me he persuadido yo y me tienen todos por tal... y aun por cabeza de Bizkaya.

Dp.– (Aparte.) Por campanil de Bizkaya te tendrán; que lo que es por cabeza...

Dr.– Bueno. Vamos al grano. Lleva inmediatamente este diseño de la bandera a la Sociedad Euskalerria, y di que sustituyan con ella antes de la fiesta del 21 al moquero de la incrustación.

Dp.– Y ¿qué razones les daré?

Dr.– No necesitan ninguna. Pero, en fin, diles que es la bandera fenicia, la bandera de nuestros mayores.

Dp.– ¿De los nuestros? De los bizkainos, querrás decir.

Dr.– ¿No te he dicho que los antiguos vascongados fueron los fenicios?

Dp.– Bien. Voy a escape.

(Vase Dompaco repitiendo para sí la palabra fenicios, a fin de fijarla bien en la mente.)

Escena II

Donramón solo.

Dr.– Esto va que ni a pedir de boca. ¡Magnífica bandera! Ahora es preciso izarla en la Sociedad Euskalerria; en los vapores de mi compañía; en mi balandra; en mi chalet de Las Arenas; en la nueva sociedad fuerista, si, como creo, me nombran Presidente de ella; y es preciso, ¡soberbio golpe!, llevarla a Gernika el 21... ¡Ah! Una idea feliz: izarla en Txatxa_amendi a la hora del banquete y saludarla con veintiún cañonazos... ¡Superior! Esto y que ondee los días de fiesta en la torrecilla de mi casa de Las Arenas, son los golpes mejores.

Escena III

Dicho y B., capitán mercante de su Compañía.

B.– Buenas tardes.

Dr.– Mejores de lo que te figuras.

B.– Pues, ¿qué pasa?

Dr.– Ya tenemos bandera.

B.– ¿Ande han tropesao ustedes?

Dr.– En ninguna parte: nosotros la hemos inventado, que para el caso es lo mismo.

B.– Y a ver cómo es, pues.

Dr.– La matrícula de Bilbao con una cruz verde de San Andrés en el fondo blanco.

B.– No sé qué pigura tiene la cruz de San Andrés.

Dr.– Mira. (Coge una tijera que está sobre una mesa, y la abre, formando la cruz de San Andrés, y mostrándosela a B.)

B.– ¿Tiqueras? Esa... es la bandera de los Marruecos.

Dr.– No, hombre: tijeras no. Quiero decirte que ésta es la forma de la cruz de San Andrés.

B.– ¿Y qué palta tenemos de cruses ni santos?

Dr.– Deja, no me... Ya sabrás otro día. Por de pronto te digo que esta bandera tenéis que izar en los barcos.

B.– Pero, ¿imentada que es, desir haremos?

Dr.– No: tenéis que decir que es la bandera fenicia. Bueno... tú no te acordarás de este nombre: decís que se ha encontrado en unos pergaminos antiguos...

B.– En unos libros viecos o así, ¿eh?

Dr.– Eso es... y podéis decir también que la usaban antiguamente los marinos bizkainos en Filipinas...

B.– Entonses, ninguno asertar podrá. ¿Quién te irá, pues, a tan lecos preguntar, o?

Dr.– Claro, hombre, claro. Allí está el busilis.

B.– Usté pa todo tiene idea.

Escena IV

Dichos y Dompaco, que entra cariacontecido.

Dr.– (A Dp.) ¿Qué les ha parecido?

Dp.– ¡Ca! No quieren.

Dr.– ¿Cómo que no quieren?

Dp.– Dicen que si no se les explica la significación de la bandera y se les demuestra que es la bizkaina, no la adoptan.

Dr.– Pero, ¿con quién has estado?

Dp.– Con el Secretario.

Dr.– ¡...! Pues han de llevarla a la fiesta del 21. Y ¿ya les has dicho quienes usaron esa bandera?

Dp.– Sí: los fenicios; pero no sé que conozcan esta parte de la geometría. Además les he agregado que sabemos de buena tinta que el Director de BIZKAITARRA ha reconocido esta bandera como la antigua bizkaina y ha confesado que la del Euskeldun no es la auténtica y que tendrán que reemplazarla con ésta.

Dr.– Bueno: quiere decirse que estás lleno de verdades.

Dp.– No he soltado una.

Dr.– Pero, ¡si será testaruda esa gente! Pues les aseguro que han de llevar esa bandera a Gernika: que lleven también, si quieren, el gran pañuelo moquero con su incrustación; pero también irá, pese a quien pese, esta bandera.

Dp.– Y ¿si alegan que la fiesta es de la Sociedad Euskalerria, y que ésta no puede admitir en la manifestación más banderas que la suya?

Dr.– Pasaré por encima de todos, y nuestra nueva bandera se enarbolará en Txatxa´ramendi. Yo mando.

Escena V

El escenario representa la isla Txatxa´ramendi el día 21 de Julio de 1895. Los regionalistas hormiguean dentro y fuera del nuevo establecimiento de baños.

Donramón, B. y varios manifestantes.

Dr.– (Reloj en mano, se dirige a B., quien al pie de un gran mástil despliega la Bandera Fenicia para izarla.) ¡Iza! ¡Viva Euskeria! ¡Viva Euskeria! ¡Viva Euskeria!

(Se oyen tres chupines, y la Bandera Fenicia llega al tope en medio de los hurras que lanzan entusiasmados los descendientes de Tiro, Cartago y Sevilla.)

Un manifestante.– (A Donramón.) Diga usted. ¿Esa es nuestra bandera?

Dr.– Sí: ésta es la antigua bandera bizkaina, la bandera fenicia.

El manifestante.– (Aparte.) ¿Qué será eso de fenicia?

Otro manifestante.– (A.B.) ¿Qué bandera es ésta?

B.– La que te traían los mariños biskaños en Islas Pillipiñas hase dosientos siglos sobre poco más o menos. D. Sabiño o ése, ya te ha dicho tamén que te es verdadera biskaña, y...

El primer manifestante al segundo.– ¿Qué dice?

El segundo.– Que es la bandera que usaban los marinos bizkainos en Filipinas hace doscientos o trescientos siglos.

El primero.– Entonces es muy antigua. (A.B.) Dime, B., ¿y cómo se ha descubierto?

B.– En unos libros viecos y así tropesar te ha hecho Donramón el nuestro.

Un santanderino.– ¡Que bendiga la bandera nuestro capellán el Sr. Azkue!

Un burgalés.– ¡Que la bendiga! ¡Que la bendiga! ¡Vivan los Fueros!

Todos.– ¡Viva!

(Cae el telón)"


(1) Frase auténtica

(2) La de la Diputación es toda roja, con el escudo de Bizkaya en el centro

Bizkaitarra, Bilbao, nº 31, 28 de julio de 1895

"Mártires de la patria" (Baserritarra, Sabino Arana, 23 de mayo de 1897)

Mártires de la patria

Morir por la Patria, como por patria se entienda no un pedazo de este planeta que llamamos Tierra, ni un grupo físico de estos habitantes suyos que llamamos hombres considerado sólo en orden a su bienestar material, sino la sociedad, pueblo, nación o gran familia a que por naturaleza (1) pertenezca uno, constituida y organizada en orden al santo fin de toda sociedad de hombres: no es morir por causa mundana, sino morir por Dios, Fin último de todas las cosas.

Dios, por consiguiente, Supremo juez e infinitamente justo, sabrá premiar según su Misericordia a quien por su Patria, entendida de esa manera, viva sufriendo o pierda la vida.

Y ¿a qué otro premio a su sacrificio podrá aspirar el patriota, fuera de la eterna posesión del Sumo Bien? Si al sufrir o perecer víctima del amor patrio, sufre o muere con la esperanza de ese infinito galardón ¿podrá imaginarse glorificación mundana que no sea a sus ojos despreciable? Ciertamente que no.

El patriota, el verdadero patriota, que tiene conciencia de su patriotismo y sabe que este amor no es en él una afección puramente instintiva y animal, como el cariño que el ave tiene a su nido y sus polluelos, y el león a su guarida y sus cachorros, sino que es un sentimiento producido por el concepto que de la Patria tiene, el conocimiento de cuál sea la suya y la voz de su conciencia que de continuo resuena en su espíritu estas terribles palabras cumple tu deber, comprende perfectamente que debe cumplirlo sin pedir a su Patria gratitud, porque sabe que no es en este mundo donde se debe buscar el premio al mérito; y como patriota vivirá y morirá, viviendo vida de sacrificios y ofreciéndose a la muerte si las circunstancias a los sacrificios y a la muerte le conducen, sin jamás exigir de sus compatriotas el más pequeño agradecimiento por sus sacrificios y sus obras.

Quien, por el contrario, trabaja por la Patria para adquirir celebridad, ser honrado por sus hermanos y glorificado por las generaciones venideras, no es patriota, por más bien que en realidad haga a la Patria: no trabaja por ella, pues que sólo se afana por la gloria de su propio nombre. Ofrecedle un bien mayor en contra de su Patria, y se volverá contra ella.

Mas si es cierto que el patriotismo, como esencialmente generoso que es, se siente y practica sin preocuparse por el pago que merezca ante la Patria, no es menos cierto que ésta, si no ha de trastornarse el orden moral, está en el deber de agradecer y premiar al patriota en la medida de sus méritos. Así lo han hecho siempre las naciones, perpetuando la memoria y exaltando los nombres de los héroes de su libertad y de todos sus grandes hijos.

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Sólo un pueblo hay en la tierra ingrato para aquellos que a costa de su sangre le han dado el ser, desconocido para sus glorias pasadas y olvidado de todo lo más grande que hay en su historia. No sabe quiénes fueron sus padres, ni quiénes son hoy sus hijos, ignora lo que fue, y así también ignora lo que hoy es... Conserva su nombre (¡fenómeno incomprensible el no haberlo también perdido!) y, no obstante, no tiene conciencia de su ser... no se conoce... no sabe quién es.

Ese pueblo es el euskeldun; y (ciñéndonos al objeto de nuestro artículo) ese pueblo es el bizkaino.

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Decidme, bizkainos que esto leéis.

¿Habéis visto en toda Bizkaya algo que recuerde a Ajorabide, Morga, Larrabazter, Bizkaigana, Puente? ¿Habéis leído estos nombres en el catálogo de hijos beneméritos de Bizkaya? ¿Los habéis hallado, citados con veneración, en algún escritor de nuestra Patria? ¿Los conocíais, por ventura?

Pues bien: nombres son ésos de seis bizkainos que en 1634 murieron por su Patria.

¿Sabéis si hay en el mundo algún pueblo culto que ignore quiénes son sus héroes, sus mártires?

Sólo el pueblo bizkaino.

Porque sus escritores (que los escritores son los maestros de los pueblos) se han complacido en ocultar las glorias de Bizkaya y en callar los nombres de sus héroes; tienen por gloria patria la complicidad de los bizkainos en los crímenes de conquista perpetrados por España, y sólo llaman bizkainos ilustres a quienes no hicieron otra cosa que servir en armas al Señor, disfrutar de alguna condecoración o título extraño, escribir algunos volúmenes de vulgaridades o despropósitos, o simplemente ejercer con honradez su profesión.

Y los nombres de Arrigorriaga, Gordexola, Otxandiano, Mungia... los pasan desapercibidos y quedan olvidados; y los de Estegiz, Ajorabide,Morga... no los mencionan siquiera, o si los citan en sus obras, estámpanlos con la indiferencia de quien menosprecia a la Patria; mas aun; con el encono de quien reniega de ella y la aborrece; y cítanlos para denigrarlos, para mostrarlos al pueblo bizkaino como figuras odiosas de la historia patria, o todo lo más, como entes ridículos y dignos de compasión que, en su exagerado, fanático y loco amor a los derechos del pueblo y a las instituciones de la Patria, excitaron ¡imprudentes! a la rebelión a sus compatriotas, pagando su locura con la vida, en vez de dirigirse respetuosamente al Señor y hacerle ver la injusticia de la orden que había dado y su representante quería ejecutar!!!

A Sagarmínaga (2), por ejemplo, no le merecieron otro concepto que el de imprudentes y locos los seis bizkainos que el día de mañana hará 263 años perdieron su vida en el vigor de su juventud por haberse alzado noblemente en defensa de su Patria (3) y el Escudo de la Más Constante Fe y Lealtad, que mejor debiera llamarse Testimonio del Más Bajo Servilismo, se calla los nombres de los héroes y los llamajóvenes que trascendieron la línea de la inculpada defensa de los Fueros (4).

¿Hay maldición cumplida contra los escritores bizkainos de este siglo, que así han continuado y consumado la obra de los traidores de otros tiempos?

Era Señor de Bizkaya Felipe III, el undécimo Señor, desde la infausta fecha de 1379, que a un tiempo empuñara el cetro de España, pueblo enemigo de Bizkaya en todos los siglos pasados y que nunca tal vez, como en el reinado de ese su Rey Felipe IV, demostrara su envidia y su sana para con nuestra patria, siempre hasta hoy, sin embargo, pobre pero feliz, siempre amenazada pero libre.

El 18 de Enero de 1631 celebróse Regimiento en Bizkaya. El Regimiento era en nuestra constitución patria el Gobierno Supremo.

Los Síndicos, custodios de las instituciones, dieron cuenta al Regimiento de haber sabido que el Corregidor (Delegado y Representante del Señor, desde que éste por ser a un tiempo Rey de España residiera en dicho vecino reino) tenía orden de Felipe III para embargar la sal que hubiese en la República y estancarla, de suerte que en adelante no se vendiese sino por cuenta de la Hacienda Señorial; y añadieron que con este impuesto pretendía el Señor sustituir la contribución llamada de los millones, que antes había intentado establecer y que fue enérgicamente rechazada (5). Y notificaron al Regimiento haber requerido al corregidor que se abstuviese de ejecutar la orden que de su representado había recibido, hasta que la República hiciera ver a su Señor la injusticia de semejante pretensión; y que el Corregidor se avino a ello haciendo remitir la causa a Felipe III, para que decidiese lo que fuera justo. La República envió además ante el Señor a dos comisionados para que le representasen los derechos que tenía a no ser gravada con impuesto alguno.

***

Mas, como no había pretensión del Señor que viniese sola, porque viniendo varias a la vez era probable prevaleciese alguna, en junio de aquel mismo año entregó a la junta General D. Jerónimo de Avellaneda Manrique, Alcalde de Casa y Corte de España, una carta del Señor de Bizkaya y Rey suyo en la que pedía a la República doscientos hombres para que acompañasen a Flandes al Cardenal Don Fernando, Infante de España.

Por lo demás, estas exigencias relativas a la milicia, que tanto se repetían, las tenían los bizkainos bien merecidas, pues que aún consentían se mantuviese vigente la inicua ley que ellos mismos habían creado y por la cual se obligaban a servir en armas a su Señor siempre que los llamase.

Exhausta de recursos estaba Bizkaya y ya, por las guerras, muy escasa de hombres (y así se lo significó a Avellaneda), pero la junta General cedió a esta nueva petición de servicios de Felipe III, sin duda porque no persistiera en la del estanco de la sal; y acordó la leva de doscientos y cincuenta hombres con su capitán y alférez.

Mas la noticia del impuesto sobre la sal habíase extendido por todo el territorio; no había ya familia bizkaina que no conociese la pretensión de Felipe III; de un momento a otro se temía llegase nuevamente la orden y fuese ejecutada; ya se había susurrado que el mismo Avellaneda se la había entregado al Corregidor... El pueblo bizkaino, corto en palabras pero en obras largo, agitábase, pues, silenciosamente. Era ya insufrible tan continuo amagar contra sus libertades, tan incesante amenazar a su independencia nacional. Y digo independencia nacional porque, si bien las partes que contendían en estos litigios eran la República y el Señor, como éste, no obstante, era ya en aquella época Rey de España, imponerse el Senor a la República y mermarle sus libertades o franquicias era, en los resultados prácticos, tanto como imponerse España a Bizkaya y atropellar su libertad o independencia (6). Por eso, siempre que algún Señor se proponía realizar algún acto contrario a ley vigente bizkaina o que no caía dentro de sus atribuciones, proponíaselo, no tal vez movido espontáneamente y por su propia individual conveniencia, sino impulsado por el pueblo español, por el Real Consejo, y buscando el bienestar de España (7). Y por eso Bizkaya, siempre que estaba a punto de ser víctima del despotismo de su Señor, estaba también expuesta a caer bajo el yugo de otra nación: de España: que tras el tiránico brazo de aquél se ocultaban siempre la insaciable ambición y el espíritu de rapiña que a ésta caracterizaban en los pasados siglos.

Protegidos así los Señores por el poder de España, no hay desde 1379 una sola página en nuestra historia patria en que no resalte vigorosamente sobre el fondo ordinario algún osado intento antipatriótico del Señor. Las actas de Juntas Generales no son más que una colección de imposiciones de los Señores. Desde 1379 hasta la sumisión de Bizkaya por España, nuestra historia patria es un continuo batallar con el Señor, un sufrimiento no interrumpido, y es verdaderamente admirable que a pesar de las sangrienta guerras de los bandos y a través de esa constante lucha con el Señor, Bizkaya alcanzara un grado de cultura material tan notable, como el que suponen su marina, sus ferrerías y sus vías de comunicación.

Pero entre todas las pretensiones despóticas de los Señores, ninguna acaso es de tanta importancia en nuestra historia, como ésta del estanco de la sal por razón de los lúgubres sucesos que fueron consecuencia suya.

***

Habíase convocado Junta General para el 23 de Septiembre de dicho año 1631. Acudieron los Apoderados de los pueblos en gran número. Pero habiendo notado los Síndicos la mal reprimida excitación de los bizkainos, advirtieron al Corregidor que sería prudente aplazar la junta para el siguiente día, y así se acordó.

El día 24, Bizkaya presenció uno de los acontecimientos de su historia que más significación encierran y que mejor explican las principales fases políticas de la misma.

Dada la hora de la junta General, el Secretario empezó a hacer el llamamiento de los Apoderados. Mas apenas hubieron entregado sus poderes los de Mundaka y Pedernales (que tenían los primeros asientos), se desencadenó con furia la indignación que hasta entonces habían contenido en sus pechos los bizkainos, y todos a una voz se opusieron al llamamiento de costumbre, diciendo que era innecesario, pues que ya estaba allí, en ellos, la representación de toda la República. No obstante, los poderes, aunque sin el orden acostumbrado, se fueron entregando. Presentáronse los de 73 Anteiglesias, 17 Villas, Duranguesado y las Encartaciones.

El único asunto de que trató la junta fue el del estanco de la sal, y declaró: que su introducción era contrafuero; que Bizkaya tiene su Fuero, por el cual toda orden del Señor contraria a sus leyes será obedecida, pero no cumplida; que ellos, en representación de toda la República, protestan contra dicha orden de Felipe III, y decretan sea obedecida, pero no cumplida; que suplican al Corregidor se abstenga de ejecutarla, hasta que el Señor la alce y quite, y guarde y haga guardar el Fuero; que de los daños, escándalos y costas que se siguieren de lo contrario, no será responsable la República, y que ésta toda unida, arrostrará las consecuencias que de su propia defensa resultaren.

Morales, el Corregidor, que no esperaba que los bizkainos hubiesen de adoptar tan enérgica actitud (pues acostumbrados estaban los Señores, si no a cometer contrafueros, sí, cuando menos, a hacer creer a los bizkainos, por medio de los caballeros de la República, que nunca habían abrigado propósitos hostiles a sus instituciones), estaba asombrado de lo que veía. Quería tomar la palabra para decir "que en todo se guardase lo que S. M. mandaba, y que el Señorío acudiese a S. M., que estaba con muchos deseos de hacer merced a Vizcaya"; pero apenas empezaba a hablar, se alzaba la voz unánime de los Junteros, diciendo que se hablara en Euskera para que todos entendiesen lo que se decía, y prorrumpían en amenazadoras frases contra el Representante de Felipe III y los traidores caballeros bizkainos que vendían a su Patria. Y allí entonces, en aquella asamblea en que Bizkaya desahogaba, al fin, su contristado pecho y dejaba oír su voz por tanto tiempo ahogada por algunos de sus hijos; allí entonces, ante el Representante del Señor y ante los mismos bizkainos contemporizadores, se oyó (¡Junta digna de perpetua recordación!), se oyó un grito; grito lanzado desde lo más hondo del alma de Bizkaya; grito terrible para los juzgados en él por traidores a la Patria; grito salvador, si la República lo hubiese adoptado y puesto en ejecución; grito inspirado que todo lo prueba, todo lo explica y es clave necesaria para comprender cómo el pueblo bizkaino aparece, en la historia, a un tiempo débil y fuerte; cómo, cegado por causas desconocidas, degeneró hasta extranjerizarse; cómo, finalmente, ha caído nuestra Patria.

¡No tengamos Diputados de calzas negras!' (8)

Este fue el grito que resonó en la Antigua de Gernika, en medio de aquella numerosa Asamblea de representantes de pueblos bizkainos. Grito que no hubiera chocado siglo y medio después y como fuese lanzado por un pueblo latino; pero que era verdaderamente extraordinario entonces y en un pueblo que, como el bizkaino, fue siempre tan sumiso a sus autoridades. Es que sólo el hijo de esta raza ha conocido la libertad y la igualdad bien entendidas, desde el origen de su nación.

Pero la institución de la forma señorial creó en torno del Señor un núcleo de Caballeros favoritos; la República, por efecto de la misma institución, dio en la rutina de nombrar para Diputados a esos bizkainos de viso y elevada posición; y ellos, malos o mentecatos, fueron quienes la vendieron arteramente, aparentando patriotismo la mayor parte de las veces.

A veinte o treinta caballeros señalaba el pueblo como sospechosos de traición, y todos ellos habrían de pagar con su vida, juntamente con el Corregidor, el inicuo atropello. Mas parece que, como el Delegado Señorial firmase con los Diputados y los Síndicos el acuerdo de la junta, los ánimos se aquietaron.

El Corregidor, no obstante, como buen español, tan pronto como observó que se calmaba la gente (unas mil quinientas personas), pretendió, terminada la junta, dar un mandamiento anulando lo decretado en ella. Pero no halló quien quisiera encargarse de comunicárselo a los pueblos.

***

El Señor, empero, sentía una sed de servicios insaciable, y el siguiente año de 1632 vino el Juez Mayor de Bizkaya, D. Alonso Enríquez, a la República, con el encargo de representar a sus naturales la necesidad en que Felipe III, como Rey de otros Estados, se hallaba falto de medios para defenderlos de sus enemigos. Proponíase Enríquez recorrer los pueblos de Bizkaya recogiendo cuanto en calidad de gracioso donativo se le diese para el Señor, y sin hacer a nadie extorsión de ninguna clase para obtener de él por la fuerza lo que de buen grado no hubiese conseguido. Y fue tan bien recibido el tal Enríquez por el Gobierno de la República (pues no ha habido momento histórico en Bizkaya en que a buenas y con palabras atentas y corteses no hayan podido obtener de los bizkainos sus enemigos cuanto quisieran), que a los Síndicos se les encargó facilitasen al enviado del Señor lo que creyese necesario para llevar a cabo la colecta, y recomendasen a los pueblos le recibieran como tan alto funcionario se merecía, y se apresurasen a contribuir con su hacienda al sostenimiento de la Señorial.

Enríquez, como buen español, se aprovechó solícito de cuanto el Gobierno de la República, por mediación de los Síndicos, pusiera a su disposición para que sin obstáculo alguno llevase a feliz término su cometido.

Pero mientras esto hacían los de calzas-negras, el pueblo colocaba a las puertas de las casas de Enríquez, el Corregidor y el Alcalde de Bilbao, amenazadores pasquines en los que se acusaba a ciertas personas de complicidad con los exactores, "con el propósito (dice Sagarmínaga) de enfriar la voluntad que siempre han tenido los vizcainos de acudir al servicio de S. M.".

En un decreto del Regimiento General se mandó a los Síndicos averiguar quienes eran los autores de los pasquines, para castigarles severamente; y al mismo tiempo se acordó obsequiar al juez Mayor con una comida en la Torre de Luxana, en atención a su empleo " y por otros justos respetos 33 , y en aquel punto tener dispuestos los barcos que habrían de conducirle a Portugalete, adonde se dirigía a continuar la colecta. ¡Qué semejanza más grande entre los calzas-negras de antaño y los levitas de hogaño! Ni a Sagarmínaga se le pasa desapercibida; pues dice: "De antiguo han sido por lo visto las orillas del Nervión lugar destinado a festejos de esta clase, donde tuviesen que dar testimonios de abnegación y cortesía los magistrados de Vizcaya a los magnates que venían a favorecerla con su presencia."

El mismo Gobierno de la República, temiendo que en algún pueblo le ocurriese a Enríquez algún serio contratiempo, mandó suspender la muestra de armas que, según acuerdo tomado antes, había de hacerse en aquellos días en todos los pueblos.

El Juez Mayor, por su parte, no bien se encontró en Zamudio con bizkainos que se excusaban de contribuir al donativo (porque demostraban haber tenido antes muchos gastos con los repetidos servicios al Señor), pero que a su juicio no ofrecerían gran resistencia a una imposición, cambió, como buen español, su carácter de postulante por el de cobrador de contribuciones, y quiso obligarles a ello, y de tal suerte fue esto así, que se trató del asunto en junta de los Diputados, los Síndicos y el Corregidor, notificándose que Enríquez había hecho comparecer ante sí a más de treinta vecinos de aquella Anteiglesia, para exigirles lo que pretendía, y que era de temer hiciese lo mismo en otros pueblos; por lo cual el Corregidor fue instado para que hablase con el Juez Mayor y le hiciese desistir de emplear semejantes procedimientos.

Los bizkainos eran, pues, por centésima vez víctimas de extrañas imposiciones, y no obstante seguían callando.

A la Diputación no le bastó el caso de Zamudio Para sacarle fuera de Bizkaya al enviado particular del Señor, sino que encargó al Corregidor, al mismo representante de éste, le rogase (!) respetara el Fuero.

***

En la Junta General de 29 de Septiembre de 1632 resultaron electos Diputados Generales don Gonzalo de Ugarte y don Diego de Irusta; y Síndicos, don Juan de Mendiola y don Juan de Zalbidea.

Dos de los Regidores y el Tesorero renunciaron los cargos, y estimadas justas las excusas, fueron sustituidos.

En Regimiento celebrado el 16 de Octubre, los Síndicos notificaron que el Corregidor había puesto ya a la sal el precio de 25 reales, los 11 de ellos como impuesto para la Hacienda Señorial, y que lo había ya hecho pregonar en Bilbao. Y advirtieron que de no tomar providencia, cundiría el pregón por todos los pueblos, y que era de temer algún alboroto como el ocurrido en la junta del año anterior por la misma causa del estanco de la sal.

El Regimiento vio que la orden recibida por el Corregidor era posterior a la apelación de la República ante el Señor, y debió de comprender toda la gravedad del caso, pues Felipe III y su Consejo parecían obstinarse en la ejecución del impuesto; vio también la magnitud del contrafuero, y el peligro de que el pueblo nuevamente se amotinase e hiciese justicia por su mano, mientras que muchas familias emigrarían a otras tierras por no verse en su Patria sin las libertades de sus antepasados (9); y deliberado detenidamente el asunto, decreto: que se hiciera caso omiso del pregón del Corregidor, y continuase siendo absolutamente libre el comercio de la sal en toda la República; que el servicio voluntario de los dos galeones, acordado en junta anterior, fuera retenido y suspenso, hasta que se cumpliese el Fuero por el Señor; que se requiriera al Corregidor no intentase conculcar los derechos de la República y dejase sin efecto el pregón; que si aun así se obstinase en ejecutarlo y prendiese a alguno, convocaran los Síndicos en seguida a junta General, para que en ella se resolviese lo que fuera oportuno; que se suplicara al Corregidor diese al Señor cuenta de este decreto; y que a los pueblos se enviaran traslados auténticos del mismo, para "que se tranquilizase la gente y se detuviesen los que trataran de extrañarse".

A lo cual el Corregidor contesta diciendo que manda al Gobierno de la República cumpla el pregón, bajo las penas publicadas; que no se use el decreto del Regimiento, bajo las mismas penas y 1.000 ducados para la Cámara Señorial; que los Secretarios no den traslado del decreto a nadie, sino a él mismo únicamente; y que el Gobierno se cuide de dar lugar a algún motín, porque él será el responsable.

El Gobierno, a la despótica actitud del Representante del Señor, da cara dignamente diciéndole: que para evitar tumultos lo que precisa es que retire el pregón, por el cual está excitadísimo el pueblo; que el único responsable de cuanto ocurra será el Corregidor que no se aviene a suspenderlo hasta que decida el Señor; y que no impida la promulgación y ejecución del decreto del Regimiento, porque está dado según Fuero y por el Fuero. Y dirigiéndose a los Secretarios, les dice: "sois Secretarios de Bizkaya, y sólo a Bizkaya debéis servir".

El Secretario electo por el bando oñacino era Martín Otxoa de Ajorabide, uno de los bizkainos que después subieron al patíbulo por haber servido a su Patria.

***

Mas como en Bilbao, entonces como hoy y siempre desde su fundación, vivía un puñado de malos bizkainos que gobernaban a su antojo la villa y la mantenían en continua lucha contra el aldeano, el baserritarra, el natural de las Anteiglesias y único verdadero bizkaino (10) había a la sazón un Alcalde y un Regimiento (o Ayuntamiento) perfectamente enemigos de la República y amigos del Señor y España.

No es, pues, extraño se ofrecieran las autoridades de Bilbao a ayudar al Corregidor para que continuase rigiendo el pregón e impedir la publicación del decreto de la República.

Los bizkainos estaban pues, divididos en dos bandos: los unos, la inmensa mayoría, es decir, los aldeanos o naturales de las Anteiglesias y la mayor parte de la clase media de las villas, se sostenía del lado del patriotismo, en defensa de las leyes de la República y enfrente del contrafuero que se empezaba a ejecutar; media docena de personas de calidad y mayorazgos fuertes de las Anteiglesias y algunos más bilbainos de la mala casta cuyo origen se desconoce, apoyaban, renegando de su Patria, los planes del Corregidor, pero siempre ¡cobardes! embozadamente y con apariencias de amor a los intereses del país.

El primer bando se encontraba sin dirección, sin jefes. Eso mismo ha sucedido siempre en los siglos pasados: nadie ha querido ponerse a la cabeza de los patriotas y presentar noble y valerosamente su pecho al enemigo (11). Y, sin embargo, ¡qué protestas de patriotismo no suelen hacerse, qué resoluciones tan valerosas no se suelen tomar en esas ocasiones! Pero en cuanto arrecia el peligro ¡qué decepción, cuántas deserciones!

No faltaron, sin embargo, unos cuantos jóvenes de estudio que se distinguieron en el bando patriota y a quienes tuviera ya tildados el despotismo del Corregidor.

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Uno de ellos, el escribano Juan de Larrabazter fue quien se puso al frente de los patriotas, cuando el 20 de Octubre, conocida la resolución del Alcalde y el Regimiento de Bilbao, se reunieron en gran tropel y asaltaron la Casa Consistorial, haciendo huir precipitadamente a los concejales y obligando al Alcalde, que era aquel año D. Aparicio de Uribe, a mandar se publicase el decreto del Regimiento General que anulaba el bando del Corregidor. Desarrollóse, no obstante esto, el motín; y un grupo entraba en la casa del Veedor de comercio acusándole de judío y de ejercer un oficio opuesto a las leyes, y arrebatándole los libros de la Veeduría los quemaban en la plazuela de Santiago; otro asaltaba la morada del licenciado Echávarri, que era consultor de la Diputación; otro, la de Urasandi, que había sido Diputado el año precedente y que, por cierto, aparece en la historia con todas las señales del traidor... Y así fue desbordándose la ira del Pueblo, quien vio llegado el momento de vengarse.

Habíase iniciado la machinada en el momento en que el Regimiento General estaba reunido en Bilbao; y avisado el Corregidor de ello, levantóse de su asiento con ánimo de presentarse ante los amotinados para calmarlos. Los del Gobierno, entonces, mandaron a los Síndicos y al Secretario Zubiaur fuesen a la plaza a publicar el decreto, a fin de que el público se aquietase.

Pero el imponente tropel llegó en esto frente a la casa donde estaba el Corregidor, pregonando el decreto de Bizkaya. Cerráronse las puertas, y los Regidores que estaban con el Delegado Señorial, trataron nuevamente de disuadirle de su propósito de mantener firme el pregón; hiciéronle ver que nunca Señor alguno de Bizkaya había sido tan generosamente servido por la República como Felipe III; protestaron que él, el Corregidor, sería el único culpable de las consecuencias de su negativa, y rogáronle diese cuenta al Señor de los decretos de la República.

El Corregidor, por fin, protestando a su vez lo que es corriente en semejantes casos, firmó el decreto.

Tal fue el alboroto más importante que causó el intento del estanco de la sal.

Si en él hubo saqueos, incendios y aún derramamiento de sangre tal vez fuera justo. No hay que asombrarse: cuando el Gobierno de la República se ha extraviado y no hay gobierno ni se hace justicia, y más principalmente, cuando los mismos encargados de gobernar y administrar justicia se vuelven en contra de la nación que tan alto oficio les ha confiado, entonces sólo el pueblo es el que tiene derecho a gobernarse, a juzgar, sentenciar y ejecutar, bajo la dirección de un Larrabazter o de cualquiera que, interpretando sus sentimientos, dignamente y conforme a moral le capitanee. Y si alguno de aquellos actos no fue lícito y justo, no se culpe a los patriotas, sino a la chusma ignota que en semejantes revueltas suele lanzarse a la calle sin que se sepa su procedencia: cúlpese al Representante del Señor y a los malos bizkainos que se obstinaron en ejecutar una orden señorial destructora de la patria constitución.

***

El Señor mandó a Bizkaya al duque de Ciudad Real, D. Juan Alonso de Idiakez, dueño de las casas de Butron y Muxika, a fin de que calmase a los amotinados. Los cuales, con la candidez que siempre ha distinguido a nuestros compatriotas, creyeron ver en Idiakez, como oriundo de Bizkaya que era y más cuando les manifestó venía a apoyar sus pretensiones, al verdadero salvador de la República en aquellas aflictivas circunstancias: hoy también hay muchísimos que, para suponerle a uno amante de las cosas de Euskeria, conténtanse con saber que esbaskongado.

Idiakez, Duque español, enviado del Señor, y amigo, por lo tanto, del Corregidor, del Alcalde y Ayuntamiento de Bilbao y de la gente principal, que veía con malos ojos todo lo que fuese alteración del orden e interrupción de la pacífica y próspera vida del que tiene repletas las arcas y no se preocupa del bien público, pudo, con este natural apoyo y con la confianza de los mismos alterados, venir a ser Alcalde de Bilbao al siguiente año. Y ¡él precisamente, habría de ser el verdugo de los patriotas bizkainos! ¡Inconcebibles anomalías que se encuentran en la historia con harta frecuencia! ¡Funesta ceguedad de nuestros padres!

Cediendo paulatinamente el espíritu patriótico desde la llegada de Idiakez, el Gobierno de la República, reunido en casa del Corregidor el 19 de Diciembre, llegó a decretar se publicase un bando calificando con la nota de desleales al Señor y a la República a los perturbadores que no guardaran el debido respeto a la justicia y los ministros señoriales, y acordó notificar al Señor cuanto con motivo del estanco de la sal ocurrió en la República, y suplicarle guardase los Fueros.

***

Pero, como tras Idiakez llegase a Bizkaya Morales en calidad de delegado por el Señor para juzgar de lo ocurrido, los ánimos volvieron a alterarse, pues era muy poco grata la memoria que el tal Morales había dejado de cuando fue Corregidor. Y creció el descontento cuando de allí a poco vino también un tercer personaje: el licenciado Vallejo de Santa Cruz; el cual traía el nombramiento de Corregidor, que no quisieron reconocérselo los bizkainos hasta que, según ley, diese información de hidalguía.

Idiakez, sin embargo, valiéndose de las simpatías que tenía en Bizkaya, pudo persuadir a muchos pueblos y particulares de la conveniencia de celebrar la junta General Para recibir al nuevo Corregidor, y disipar los temores que el Gobierno tenía por las consecuencias de su celebración.

Precisábale a Idiakez, para evitar todo pretexto, llegase el testimonio de nobleza de Vallejo a fin de presentarlo en la Junta, y al efecto trató de que ésta se aplazase. Pero el escribano Martín de Arauko y el clérigo Armona consiguieron arrastrar consigo a los Apoderados de los pueblos, a pesar de los esfuerzos de Idiakez, el cual, no poseyendo el Euskera, no podía hacerse entender sino de algunos pocos. Los Junteros obligaron a Morales a presidir la junta, pues que Calderón había ya cesado; y reunidos tomaron los acuerdos ya de antemano redactados por los caudillos de los patriotas.

El Síndico Mendiola huyó atemorizado y fue reemplazado con D. Lope de Aulestia, uno de los jefes del bando patriota. Hoy también habría muchos Mendiolas.

Reunida, pues, la junta General de patriotas el 15 de Febrero de 1633, decreta: que pues Idiakez y Morales han venido a componer las diferencias de la República con el Señor, quede Morales de Corregidor mientras el Señor se decida a guardar y hacer guardar todos los Fueros; que Vallejo no tome posesión del cargo de Corregidor, en tanto que, según Fuero, no acredite su hidalguía; que se apruebe y ejecute lo mandado por los Regimientos Generales respecto del estanco de la sal; que se suspenda el pago del sueldo al Señor y la entrega del donativo de los galeones, hasta que venga cédula Señorial respetando los decretos de la República y mandando cumplir sus leyes; que se proceda contra los que han quebrantado los Fueros de Bizkaya; y que se anule el nombramiento del Síndico Mendiola por no haber asistido a la junta.

Nada más justo que lo decretado por esta asamblea; nada más noble que la forma en que lo consiguieron los buenos hijos de Bizkaya. Y ello, no obstante, reunido el Regimiento General el 23 de Mayo bajo la presidencia del Corregidor Morales, expusieron los Síndicos cómo la Junta General de Febrero, a pesar de haber sido convocada según ley y de la concurrencia de los Apoderados, no se celebró con el sosiego de costumbre por no haberse divulgado convenientemente los propósitos del Gobierno de la República, y que lo que procedía en primer término era nombrar persona que en representación de Bizkaya recurriese al Señor en súplica de la íntegra guarda de los Fueros. Trama era, ésta, urdida indudablemente por Idiakez y que no fue advertida por Aulestia y Ajorabide, dignísimos bizkainos.

Idiakez había pasado ya a España en representación de la villa de Bilbao de la que era Alcalde y pudo conseguir que le siguiera el Diputado Ugarte (que luego se manifestó execrable traidor) en representación de toda la República. Con Ugarte fue el Síndico Zalbidea, que también, por tanto, debía de estar vendido.

Ugarte llevaba escritas las instrucciones que le había dado la República, pero en ellas nada se decía referente a castigo para los culpables.

***

Y llegó el año 1634, en que Bizkaya había de presenciar aterrorizada, pero inmóvil, la ejecución de sus más nobles hijos.

El 6 de Abril de 1634 se reunió el Regimiento General y en él dio cuenta el Síndico Aulestia de la llegada de un propio urgente enviado de España por Ugarte, y dijo que el propio traía despachos y cartas de D. Cristóbal de Ibarra, D. Francisco de Gernika y D. Pedro de Lezama, tres bizkainos que estaban en la Corte española, que fueron suplicados de la República para que ejercitaran toda su influencia por que el Señor retirase el estanco de la sal y guardase los Fueros, y que indudablemente serían cómplices de la ejecución de los patriotas.

De los despachos resultaba que Felipe III accedía a dejar sin efecto el estanco de la sal; y en vista de ello, el mismo Aulestia pidió, y acordó el Regimiento, que se pasase aviso de ello a los pueblos para que lo celebrasen como correspondía.

¡Pobre Bizkaya, siempre vendida por tus mismos hijos, siempre engañada! Cierto era que el Fuero quedaba respetado en cuanto que se retiraba el pregón referente al impuesto sobre la sal; pero ¿era respetar el Fuero, respetar a Bizkaya, el condenar a muerte a quienes no tenían más delito que el haberse alzado en defensa de ese mismo Fuero y de esa misma Bizkaya?

***

El 12 de Mayo firmó, en efecto, el Señor la cédula por la cual anulaba y revocaba la orden relativa al estanco de la sal.

Y el 13 de Mayo firmaba el indulto a favor de todos los bizkainos que hubiesen cometido algún delito en los sucesos que tuvieron lugar desde Septiembre del 31.

A doce solamente exceptuaba: a los que más se habían distinguido en la resistencia a las órdenes del Corregidor; a los que habían aparecido como cabezas de la patriótica agitación; a los generosos jóvenes que pusieron en juego todas sus energías por que no prevaleciese la despótica voluntad del Señor sobre los derechos de la República, sobre el bien de la Patria.

Si hubo algún mal nacido, sin patria, sin ideas, sin aspiraciones, que, aprovechándose del tumulto, cometiera algún crimen que sólo le sirviese para satisfacer sus odios personales o su espíritu de bandidaje, ése fue indultado. Los patriotas, los nobles hijos de Bizkaya, que sólo se rebelaron porque aspiraban a salvar a su Patria de un atropello inaudito, tal vez de una vergonzosa esclavitud: ésos... ¡al patíbulo

¿Sus nombres? Idiakez y Ugarte los llevaron ante el Señor, y éste los excluyó del indulto secretamente.

Helos aquí:

Aulestia, Síndico del Gobierno de Bizkaya;
Ajorabide, Secretario del Gobierno de Bizkaya;
Morga, licenciado;
Belendiz, licenciado;
Larrabazter, escribano;
Arauko, escribano;
Arrmona, clérigo;
Bizkaigana, dos hermanos;
Txarta, sastre;
Puente, dos hermanos.

***

Idiakez había vuelto de España, y ya en Bilbao, estudiaba sigilosamente, ayudado del Corregidor Morales y del que luego había de suceder a éste, D. Alonso de Uria, la manera de sorprender a los doce caudillos y de ajusticiarlos, sin que el pueblo se amotinara de nuevo.

En la madrugada del 24 pudo prender en sus casas a Ajorabide, Morga, Larrabazter, los dos Bizkaiganas y Juan Puente, quienes estaban muy lejos de imaginarse que contra ellos se maquinara tal persecución.

Aquel mismo día, Morales dictó su sentencia de muerte, y a la caída de la tarde y en la cárcel, Ajorabide, Morga y Puente dieron su cuello al garrote por haber servido a su Patria.

La noticia debió de cundir pronto por el pueblo; pero los patriotas se encontraban sin jefes: seis de ellos estaban presos; los otros seis se habían fugado, gracias al apoyo de la gente aldeana, que era la patriota. El pueblo en vez de sublevarse, quedó sobrecogido de temor, y al día siguiente, en medio de la Plaza Vieja (ya no temían los ejecutores las iras del pueblo), Larrabazter y los dos Bizkaiganas dieron también su vida por Bizkaya, a la vista de gran muchedumbre que, aterrada y silenciosa, presenció la horrible escena.

***

¡Salve, Mártires de la Patria!

No os diremos nosotros con las estultas musas de la poesía pagánica: ¡reposad bajo la losa del sepulcro y no despertéis, que es ya esclava vuestra Patria!

No. Somos cristianos como vosotros; y a través de la venda de la fe, que cubre nuestros ojos como la azul atmósfera separa del espacio inmenso a nuestro mundo, os contemplamos en lo alto del celeste empíreo glorificados en radiantes tronos y ceñidas las frentes de laurel inmarcesible en premio a vuestras cívicas virtudes.

Mas también vosotros mirad a vuestra Patria. Si ella, ingrata y degenerada, ha olvidado vuestros nombres, de suerte que no conserva en sus valles ni montañas nada que recuerde vuestro sacrificio, vosotros, que en su seno habéis sido con ella generosos hasta dar la vida por sustentarla, mostrad el mismo patriotismo desde la mansión eterna, y rogad por Bizkaya al Ser Supremo.

Decid al Eterno Señor de lo alto que su Nombre hemos grabado en nuestra Bandera santa, y pues que ha prometido escuchar al que ferviente orare y socorrer a quien pidiere su protección, acuda en nuestro auxilio y guíe nuestros pasos e infunda aliento a nuestros espíritus. Porque si Dios está con nosotros ¿quien podrá vencernos.

¡Salve, Mártires de la Patria, salve!

Baserritarra, Bilbao, 23 de mayo de 1897


1. Aquí, en naturaleza no se lea nacimiento.

2. Este mismo Sagarmínaga fue el que en 1876, con su falsa protesta contra la Ley del mismo año, fundó en Bizkaya el partido autonomista o simplemente fuerista, en él dignamente personificado, y localizado en la sociedad Euskalerria, cuyo órgano en la prensa fue antes La Unión Vasco-Navarra y es hoy Euskalduna. íntimo amigo de Cánovas, diríase que no anduvo este político español muy ajeno de los planes de Sagarmínaga en hacer consistir todo lo más grande de las instituciones bizkainas en la exención de quintas y contribuciones, es decir, en lo derogado por la Ley del 76; para que todo el movimiento fuerista que entonces se acentuaba se encauzara en esa simple aspiración y quedase disipado el temor de que los bizkainos volvieran a acordarse de su independencia. Quedaban, a la vez, fijados hasta los procedimientos que, para obtener ambas exenciones, deberían seguir los bizkainos, y consisten en el mismo iniciado por Sagarmínaga, esto es, en dirigirse ante el Gobierno central, y en respetuosa protesta reclamar lo perdido, y en correcta representación y súplica exponer las aspiraciones de los fueristas. Afortunadamente el partido de este nombre no ha salido de puertas de Bilbao afuera. Pero el daño que ha causado a Bizkaya no es ciertamente despreciable.

3. El Gobierno y Régimen Foral del Señorío de Vizcaya, tomo 11, página 30.

4. Página 199.

5. En el número anterior de este periódico se da cuenta de este suceso, copiando la carta que
los bizkainos dirigieron a Felipe II (III de España) y la que éste les contestó revocando su
acuerdo. El relato del mismo acontecimiento y la publicación de ambas cartas fue el objeto
exclusivo del primer número de Bizkaitarra, que apareció el 8 de junio de 1893, es decir, en
la época en que los pueblos euskerianos se vieron amenazados por la mano de... Gamazo.

6. Por libertades (plural) se entienden los derechos o franquicias de un pueblo respecto de su poder o gobierno: por ejemplo, los de Bizkaya respecto de su Señor. Por libertad (singular) en la esfera política exterior o internacional, se entiende lo mismo que por independencia absoluta de una nación o estadio respecto de los demás. Bizkaya, rigurosamente hablando, no ha perdido sus libertades, sino su libertad. El historiador bizkaino que sólo habla de los derechos, franquicias, libertades, etc., que se llaman Fueros, se calla, pues, lo principal: laindependencia nacional. Y el bizkaino que sólo se queja de la pérdida de esas libertades, es extranjerista: no quiere la independencianacional.

7. En tiempo de Felipe I (II de España) el Consejo Real de la entonces vecina nación, con malicia propia de latinos, intentó, por sí solo haciéndose el mal enterado y con el único objeto de por si cuajaba hacer extensivo a Bizkaya un cierto impuesto sobre la sal establecido ya en España. Felipe I, que a la sazón estaba en Portugal, tan pronto como tuvo conocimiento de ello mandó anular la orden.

8. Es decir, Diputados ricos y amigos de figurar en la nobleza extranjera y de títulos, condecoraciones y mercedes. La casta no ha desaparecido. Con la diferencia de que hoy, en vez de títulos y mercedes nobiliarias, hay minas, fábricas, propiedades, cargos de autoridad, etc.,

9. Entonces Bizkaya tenía una población muy reducida, muy escaso número de hombres (pues era considerable el de los que habían perecido sirviendo en las guerras del Señor), y muy poca riqueza, y además se encontraba aislada, pues nunca todos los diferentes estados euskerianos se han unido en la historia, como parece que era lo natural, dada su identidad de raza, de religión, de carácter, de costumbres; así es que, cuando los bizkainos se veían amenazados de contrafueros como el que nos ocupa, tomaban muchos de ellos la resolución de emigrar a Francia u otros países, trasladándose a ellos con sus familias.

10. El daño que Bilbao, terrible enemiga de su Patria Bizkaya desde su origen, la ha causado es
incalculable: tal vez, si a Diego V no se le hubiera ocurrido fundar la villa, hoy fuera feliz 
Bizkaya. No se ofendan los bilbainos: esto es lo cierto, este es el hecho: Bilbao siempre se ha 
colocado enfrente de los intereses generales de la República. No es ciertamente porque los verdaderos bilbainos hayan sido antibizkainos; no, sino porque han sido tan cándidos como los demás euskerianos, y se han dejado dominar por una o dos docenas de encubiertos enemigos de la 
Patria.

11. En ocasión posterior, hubo jefes y faltaron bizkainos que les siguieran. ¡Ah, si en este siglo los patriotas hubiesen contado con un pueblo aldeano como el de 1632!

"Las pasadas elecciones" (Baserritarra, Sabino Arana, 30 de mayo 1897)

Las pasadas elecciones

El socialismo es el único partido que se ha portado decentemente en las elecciones respecto de la compra de votos, porque no los ha comprado.

¿Será porque este proceder sea aplicación de sus doctrinas?

Claro es que no. Si tuviera dinero, compraría a todos los burgueses que pudiera. Si no los compra, es porque no lo tiene.

Pero lo que sí es de admirar y de alabar en los socialistas es la fe en sus ideas o al menos, en su aspiración de las 8 horas de trabajo. Porque no se venden como los burgueses.

¿No es hermoso ver que, mientras tantos hombres (al menos, figura de tales tienen), y entre ellos muchos que están acomodados, venden su voto por unos cuantos duros, haya padre de familia necesitado que tenga fortaleza de privarse de este dinero que a él pudiera servirle para pagar alguna deuda, atender alguna otra necesidad de la familia o brindarles aquel día a sus hijos con algún extraordinario?

Pues esta conducta, que, siguiendo así las cosas, nos ha de parecer con el tiempo verdaderamente heroica, pero que en realidad es simple cumplimiento de un deber social, sólo se ha observado, desde que empezó a correr el dinero en las elecciones de Bizkaya hasta el presente, en el partido socialista: en todos los otros partidos liberales y aún en todos los católicos se ha quebrantado escandalosamente aquel sagrado deber, demostrándose así que ya no hay fe, convicción y arraigo en sus prosélitos. […]

¿Que el socialismo ha venido del extranjero a Bizkaya?

Pues la misma procedencia tienen todos aquellos otros partidos.

Si hoy todavía cuenta aquí con corto número de partidarios, es porque hace poco que ha llegado; mientras que los demás partidos liberales tienen ya un siglo de existencia, y los católicos, varios, pues las raíces de unos y de otros arrancan de la época en que aún estos cuatro estados euskerianos eran independientes.

El número de socialistas, no obstante, va aumentando. Verdad es que no se puede considerar como socialistas a todos los que votan a candidatos de estas ideas. Muchos obreros, sólo se les otorgan su voto por vengarse de sus amos o porque esperan evitar en parte con el triunfo electoral de los socialistas las vejaciones de que son objeto en el taller o en la mina. Y no les falta razón para quejarse: todos sabemos que hoy el pobre es inhumanamente explotado y tratado como bestia por industriales y comerciantes, mineros y propietarios.

Por lo demás el partido socialista se compone, aún hoy todavía, casi exclusivamente de maketos. Apenas habrá aquí una docena de euskerianos que sean socialistas de verdad, con conocimiento de las ideas y plena convicción.

Y ¡cómo podría ser de otra manera! Los baserritarres, los euskerianos de blusa, los verdaderos hijos de nuestra raza, aquellos de quienes nuestra Patria puede únicamente esperar la salvación, ¿habían de unirse con la hez del pueblo maketo, si corrompido en sus ciudades, más degradado en sus campos?

Lo que es extraño es que haya un solo obrero euskeriano entre los socialistas. Porque si realmente aspira a destruir la tiranía burguesa y a reconquistar sus derechos de hombre y de ciudadano, que hoy se le niegan o, cuando menos, se le merman notablemente ¿dónde mejor que en la realización del nacionalismo, que es la doctrina de sus antepasados, la doctrina de su sangre, podrá conseguirlo? Y si aún del partido nacionalista se recela, y se teme que haya en su seno diferencias entre burgueses y proletarios, entre capitalistas y obreros, ¿por qué los obreros euskerianos no se asocian entre sí separándose completamente de los maketos y excluyéndolos en absoluto, para combatir contra esa despótica opresión burguesa de que tan justamente se quejan? ¿No comprenden tal vez que, rechazada la dominación burguesa, aún quedaríamos los euskerianos, con el socialismo, sujetos a la dominación maketa, mientras que salvados de ésta, Euskeria o al menos Bizkaya, sería también salva de la dominación burguesa, que está esencialmente reñida con la constitución social de los siglos de su libertad?

Sepárense de los maketos, asóciense entre sí enfrente del despotismo burgués, y así trabajarán a un tiempo por derrocar a una y otra dominación.

Pero déjense de ideas socialistas, que son anticristianas y antivaskongadas. Que para que la justicia e igualdad se realicen en la sociedad bizkaina no es preciso recurrir al socialismo, que no podría conseguirlas. Esos sagrados nombres están indeleblemente esculpidos en la historia de nuestra raza, en las doctrinas de nuestros padres, en la bandera nacionalista.


Baserritarra, Bilbao, 30 de mayo de 1897.

"Efectos de la invasión" (Baserritarra, Sabino Arana, 11 de julio de 1897)

Efectos de la invasión

Entre el cúmulo de terribles desgracias que afligen hoy a nuestra amada Patria, ninguna tan terrible y aflictiva, juzgada en sí misma cada una de ellas, como el roce de sus hijos con los hijos de la nación española. (1)

Ni la extinción de su lengua, ni el olvido de su historia, ni la pérdida de sus propias y santas instituciones e imposición de otras extrañas y liberales, ni la misma esclavitud política que hace más de once lustros padece, la equiparan en gravedad y trascendencia.

¿Qué es el idioma patrio, en sí mismo considerado, más que un simple signo con que los miembros de una nación se comunican entre sí sus ideas y sus afectos? Suprimido él y reemplazado por otro, puede en absoluto esa nación encaminarse a su fin.

¿Qué es la historia patria, en sí misma apreciada, sino un cuadro en el cual a un pueblo se le muestra su pasada vida y se le enseña la manera de evitar el mal y obtener el bien en su esfera interna y en sus relaciones con los otros pueblos, y un testimonio de los derechos que ya ha disfrutado? Olvidada por completo, puede muy bien ese pueblo conocer por otros medios la norma de su felicidad y los derechos que le asisten para obtenerla.

¿Qué vale el que determinadas instituciones sean las tradicionales y propias de una nación, si ésta no sabe si son ellas las que más le convienen para su fin y, sin preocuparse por esto, aspira a realizarlas? El solo hecho de haberlas gozado tradicional y aun originariamente no le da derecho a poseerlas: éste se anula desde el momento que su ejercicio dificulta la acción del pueblo en orden a su fin.

Y aun dado que las instituciones tradicionales de un pueblo sean las que más le convengan para cumplir sus fines, ¿qué importancia tiene el que se pierdan y se sustituyan por otras que le sean perniciosas, comparado con las causas que inmediatamente extravían de su fin a las familias y los individuos de que la sociedad es mero compuesto? El gobierno y las leyes de un estado, sobre todo desde el punto de vista moral, muy a la larga influyen en la vida social del pueblo que lo constituye: las relaciones sociales, en cambio, inmediatamente ejercen su influencia. Familias hay aún, afortunadamente, en Euskeria que, a pesar del gobierno y legislación liberales a que, por su esclavitud política están sujetas desde hace más de medio siglo, todavía no han sentido sus efectos y conservan la prístina pureza en su carácter y sus costumbres. De la misma manera el pueblo español, no obstante los largos siglos en que ha gozado de gobierno y legislación católicos, siempre se ha resistido a su benéfica influencia, siempre ha permanecido irreligioso e inmoral, de suerte que este su actual carácter no puede atribuirse en manera alguna al gobierno y legislación liberales que al presente le rigen, sino que éstos así le encontraron. En España la virtud caminaba, pues, de arriba abajo, del gobierno al gobernado, de la ley a la costumbre, del poder al súbdito; en Euskeria, por el contrario, se transmitió de abajo arriba, del pueblo al gobierno, de la costumbre a la ley, del ciudadano al poder del estado. Por eso allá no debe buscarse la religiosidad y la moralidad en el campo, sino en las ciudades, y ordinariamente en tanto mayor grado carecerá de ambas virtudes una familia cuanto más apartada de aquéllas se encuentre; por eso acá id a buscar la probidad en las montañas, en los extraviados caseríos, que cuanto vías de comunicación más fáciles toméis y más os acerquéis a las poblaciones, tanto más cargada de miasmas habréis de hallar la atmósfera social.

Ni ¿qué valor tiene, por último, la independencia política, aisladamente mirada, si ella en sí misma no es indispensable a la felicidad de los pueblos, antes bien su pérdida es, no sólo compatible, sino necesaria muchas veces a su consecución? Cierto es que así como los pueblos virtuosos pueden, y aun deben muchas veces, adoptar las formas más democráticas y libres en su constitución; así también hay naciones que pueden, y aun deben en muchos casos, mantener o alcanzar su independencia para ordenarse a su fin. Pero no es menos cierto que así como hay pueblos que, exentos de virtudes suficientes, deben someterse a un poder tanto más absoluto cuanto mayor sea su ineptitud para regirse; así también hay estados que, incapaces de proporcionar a sus miembros los medios necesarios para dirigirse a su fin, sólo sometidos a poder extraño podrían procurárselos. (2)

Nada importa, pues, la extinción de nuestra lengua; nada, el olvido de nuestra historia; nada, la pérdida de nuestras propias y santas instituciones y la imposición de las extrañas y liberales; nada, esta misma esclavitud política de nuestra patria; (3) nada, absolutamente nada, importa todo eso, en sí considerado, al lado del roce de nuestro pueblo con el español, que causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazón, apartamiento total, en una palabra, del fin de toda humana sociedad.

Las virtudes católicas de los gobiernos y legislaciones que ha tenido España en los pasados siglos no consiguieron llegar al pueblo antes de trocarse por los vicios liberales; las virtudes de la familia euskeriana pudieron comunicarse a sus gobiernos y sus leyes antes del día de su esclavitud: pero ya hoy, perdida su independencia, y con ella sus leyes y gobierno propios, borradas han quedado las fronteras que la apartaban de la familia española, rota y deshecha la barrera que a una de otra separaba y establecida la íntima comunicación de ambos hogares; y en el solar de la familia euskeriana penetra la española a título de amiga, y de amiga pasa luego a pariente, y con la confianza que la amistad y el parentesco inspiran se hablan sin recelos sus inteligencias, se comunican sus corazones, se compenetran sus espíritus; y el criterio extraviado vence y ahoga al buen sentido moral la malicia a la bondad, a la verdad el error, la corrupción a la pureza la vileza a la dignidad, el vicio a la virtud, el mal al bien; y el mal sienta sus reales en nuestras poblaciones y desde ellas extiende sin tropiezos sus conquistas, y transpone los ríos y se extiende por los valles y penetra en los barrancos y trepa las laderas, y ya la familia euskeriana, acosada y estrechada por la impetuosa invasión, va viendo perecer, arrollados en el inmundo torbellino, a todos sus hijos, no quedándole ya libre del general naufragio más que la cumbre de sus más altas montañas, cuna de nuestra raza.

Y muerto y descompuesto así el carácter moral de nuestro pueblo, ¿qué le importa ya de sus caracteres físicos y políticos? Si hoy con la invasión española coexistieran éstos, y nuestra lengua, en vez de desaparecer rechazada por la extranjera, fuese adquirida y usada por el invasor, y no hubiese euskeriano que no conociera la historia de su Patria, y Euskeria gozase de sus instituciones tradicionales y estuviera cristianamente legislada, y no padeciese infamante yugo sino disfrutase de la independencia política más absoluta, pero el hijo de España fuera cual hoy considerado como hijo de una misma sociedad y hermano, y como hermano y conciudadano fuese recibido en el hogar de Euskeria, ¿qué valor tendría todo aquello al lado del carácter social naturalmente religioso y moral del euskeriano, que, a pesar de todo, habría de corromperse, realizada la simultaneidad que suponemos, al contagio del carácter social del español, naturalmente impío e inmoral? ¿Qué le importaría de todo ello a Euskeria, si a pesar de su lengua nacional, y del general conocimiento de su historia, y de sus propias instituciones, y de su libertad política, y aun del catolicismo de su gobierno y legislación, sucumbía en la esfera social, viciándose sus costumbres y pervirtiéndose sus hijos? ¿De qué le aprovecharía su antigua y bella lengua, ni el recuerdo de su historia, ni sus sabias instituciones, ni su independencia política, ni su católica legislación siquiera, si ya, antes de sentirse los resultados de ésta, el roce íntimo y fraternal dé la sociedad española descarriaba las inteligencias de sus hijos, podría sus corazones y mataba sus almas?

Para el hombre, sólo una cosa hay importante: la salvación de su alma; la cual principia en la Sangre de Cristo, se confirma por los actos de la voluntad libre y se integra y complementa perpetuándose en la eternidad. Si de ella se le aparta y se le priva ¿qué le queda, si no es la eterna desesperación por no haber llegado al Sumo Bien que era su fin, al cual eterna y fatalmente estará tendiendo con ímpetu insufrible e invariable y con la certidumbre de nunca jamás poder alcanzarlo? En tanto, pues se perfeccionará el hombre en este mundo, en cuanto procure llegar a la consecución de su fin: luego la perfección de la inteligencia humana consiste en el claro y completo conocimiento de los deberes en orden a ese fin; la perfección de su libre voluntad, en cumplirlos. Tras el sepulcro, de nada vale el talento, de nada valen los conocimientos científicos que se hayan adquirido en este mundo: sólo vale el conocimiento que se haya tenido de los propios deberes: el temor de Dios, dijo el Sabio, es el principio de la sabiduría; y el perfecto conocimiento de su Voluntad, se puede añadir, es su complemento. Asimismo, después del tiempo, el haber obedecido en él a las viciadas inclinaciones de la caída naturaleza humana, sólo le servirá a la voluntad de motivo de aflicción y tortura y de un arrepentimiento ya extemporáneo e inútil, mientras que tanto más será glorificada cuanto más energía haya tenido que emplear en el cumplimiento de los deberes. Aquí abajo quedan las ciencias, las artes y las letras; aquí se dejan los objetos de la concupiscencia. ¿Qué más le da al hombre vivir un solo día como cien años, si los años se componen de días, y al fin todo perece y se extingue? Cierto es que si los hombres mueren, la sociedad permanece, porque nacen otros que los sustituyen; pero también es cierto que ni aun esta sociedad tiene carácter de permanente y estable y podrá perpetuarse, pues la misma razón nos dice que lo que empieza acaba, y las mismas ciencias físicas nos enseñan que en la naturaleza, mientras el Creador no la deje de su mano conservadora para que vuelva a la nada, nada nuevo aparece ni nada se pierde, pero todo está sujeto a una no interrumpida transformación, y que, en virtud de ésta, la tierra que habitamos ha de verse un día privada de los agentes que sostienen la vida de los seres que la pueblan. Si, por otra parte, el hombre, ser inteligente y libre y que, por esta razón, concibe la existencia de un bien sumo y eterno, de un bien perfecto, y necesariamente se siente inclinado a poseerlo, no pudiera alcanzarlo, no habría orden en el universo, no habría providencia, no habría Dios. Luego el hombre nace, para llegar a esa perfecta felicidad; y vive acá abajo, para conocer lo que debe cumplir en orden a ella y para cumplirlo.

Si, pues, la sociedad política no es más que un compuesto de familias, y la familia un compuesto de hombres, es claro que ni la sociedad política ni la familia pueden tener más fin que el de facilitar al hombre la consecución del suyo; y si además el fin por sí mismo implica esencia y necesidad, nada que no sea procurarle al hombre el conocimiento y el cumplimiento de sus deberes podrá constituir fin de la sociedad o de la familia, y todo lo que a ello no tienda deberá ser mirado como mero accidente, aditamento y añadidura si no lo dificulta, y evidentemente como extravío y desorden si lo entorpece.

La sociedad euskeriana, hermanada y confundida con el pueblo español, que malea las inteligencias y los corazones de sus hijos y mata sus almas, está, pues, apartada de su fin, está perdiendo a sus hijos, está pecando contra Dios.

No insultamos al pueblo español, no intentamos ofender a nadie: sólo queremos salvar a nuestra Patria. Somos hijos de una raza desgraciada, somos miembros de una extraviada sociedad, y estamos en el deber de encaminar a su fin a la sociedad en que vivimos y de procurar la felicidad de la raza a que pertenecemos: y para encaminar a su fin a nuestro pueblo, hemos de enseñarle el único camino, y para que pueda conseguir su felicidad, hemos de mostrarle su actual desgracia y señalarle la causa. Y si publicamos la degradación del carácter español, es porque el euskeriano vea en su roce con ese pueblo la causa de su rebajamiento moral, y si afirmamos la independencia de nuestra raza, la afirmamos como necesaria e ineludible para evitar el mortal contagio y salvar a nuestros hermanos, a nuestra familia, a nuestra Patria.

La material inmigración del pueblo español en Euskeria ningún daño moral o muy poco considerable acarrearía, en efecto, si el español no fuera recibido acá como conciudadano y hermano sino como extranjero. Fuese independiente Euskeria, y, aparte de que el número de españoles que aquí inmigrasen sería muy contado, los que vinieran vendrían como extranjeros y, como extranjeros, estarían siempre aislados de los naturales en aquella clase de relaciones sociales que más influyen en la transmisión del carácter moral, cuales son el culto, las asociaciones, la enseñanza, las costumbres y la amistad y trato: y entonces esa separación sería tan marcada como la que ordinariamente existe entre los naturales y ciudadanos de un país y los extranjeros, cuando, ya independiente Euskeria, legislase en los primeros tiempos de su libertad y restauración como fuese necesario para borrar de raíz los desastrosos efectos sociales de la pasada dominación española y aun aquellas influencias de la misma tan sólo indiferentes.

Es, pues, de todas suertes innegable que el euskeriano no puede, sino muy difícilmente, alcanzar su último fin, ni puede la sociedad euskeriana cumplir el suyo, ni puede salvarse nuestra raza, mientras se encuentre sometida por España. Así lo dijo Bizkaitarra respecto de Bizkaya y debe entenderse lo mismo de los demás antiguos estados de nuestra raza: Bizkaya, dependiente de España, no puede dirigirse a Dios, no puede ser católica en la práctica.

No es, no, el liberalismo del gobierno y las leyes actuales de la nación dominadora la causa inmediata y principal de la perversión de nuestro pueblo. No, y mil veces no. Multitud de españoles, repetimos, llegan a nuestra Patria sin haber sentido los efectos de aquel gobierno y aquella legislación, y sin embargo, multitud de euskerianos que tampoco aún los han sentido, pierden sus más bellas cualidades y se pervierten al contacto con los invasores. Los españoles que acá inmigraron pocos años después de la liberalización del estado español, nos trajeron el mismo carácter y las mismas costumbres que los que inmigran ahora. El mal no es, pues, reciente. El liberalismo teórico o doctrinal se aprende, porque es sistema moral y político; pero el práctico está en la misma naturaleza humana, empezó con el pecado original y está expreso en muchos, latente en todos: manifiesto está en el carácter y en las costumbres del español, y al contacto del hijo de España con el euskeriano, se enciende y manifiesta en éste y altera su carácter y sus costumbres.

Yerran, pues, los euskerianos católicos que piensan salvar a Euskeria uniéndola a España. La sociedad euskeriana se pierde en su roce con la española, y es preciso aislarla hoy en lo posible, para salvar a sus miembros, y para salvar a los venideros, aislarla mañana en absoluto por medio de la independencia política. El carlismo, el integrismo y el moderno regionalismo católico no podrán jamás salvar a Euskeria, porque desde el momento que establecen la íntima unión social del pueblo euskeriano con el español, se oponen a que aquél cumpla su fin, sirvan sus hijos a Dios y salven sus almas.

Pero es evidente que no sería bastante la independencia de Euskeria para que pudiese realizar el fin de facilitar a sus hijos la consecución del suyo propio: sino que además sería preciso que en su constitución interna se amoldase al mismo objeto, organizándose con gobierno, instituciones y leyes que al mismo fin tendieran, y basándose al efecto en lo fundamental de su tradición, la cual, como informada en los principios religiosos y morales de la Iglesia Romana, es ya verdaderamente santa, y además, por lo mismo que es tradición y producto del carácter en nuestra raza, la constitución que más entre todas se le acomoda. Y es oportuno prefijar desde luego cuáles son la Religión y la Moral en cuyos preceptos hubiesen de informarse nuestras instituciones, porque si actualmente no hay más que un partido nacionalista, que es por fortuna íntegramente católico y el único que puede derivarse de nuestra tradición política, no sería imposible, sino muy fácil, dado el actual relajamiento, que el día que la idea de la separación material de España se propagase en nuestro pueblo, surgiera, inspirado por las infames logias, algún partido que, con capa de patriotismo, pretendiese liberalizar nuestra constitución y el carácter social de nuestra raza, y fuese por lo tanto no ya nacionalista, pues carecería de derecho su bandera, sino verdaderamente separatista y más enemigo de Euskeria que la misma España.

Salvar a nuestros hermanos, proporcionándoles los medios adecuados para alcanzar su último fin: he ahí el único y verdadero del nacionalismo. Si, pues, éste trabaja por desarrollar nuestra lengua nacional y por difundir el conocimiento de nuestra historia patria, sólo para ese fin trabaja: y aun la misma independencia, con la realización del mismo santo lema Jaun-Goikua eta Lagi-Za´ra (que para Bizkaya proclama, pero que ha de ser en sustancia el de todos los estados hermanos), no tiene más valor que el de simple medio, si bien ya último y necesario, para el mismo fin. Y respecto de los procedimientos, ningunos más sencillos y lícitos que los suyos: propaganda y asociación hoy; mañana, lo que a la actitud de España corresponda.

¿Hay otra causa tan noble y santa como la nuestra? ¿Hay otra a cuyo triunfo en Euskeria le sea permitido al católico aspirar? ¿No es ella la digna causa que a todo euskeriano obliga reclamándole el concurso de que sea capaz? Y no cabe alegar razones de imposibilidad: si la causa es justa, y sobre justa, necesaria, como único remedio de un gravísimo mal moral, Dios nos manda servirla, y lo que Dios manda no es nunca inútil o imposible: queramos todos los euskerianos, traduzcamos en obras nuestros deseos y Dios nos protegerá y nuestra Patria será libre y dichosa.

Mas no contrarresten e inutilicen nuestro esfuerzo y nuestra acción, ¡por Dios se lo rogamos!, nuestro Clero y las Ordenes Religiosas que en nuestra tierra se hallan establecidas. Medítenlo seriamente y habrán de comprender cómo el roce del pueblo euskeriano con el español corrompe a aquél, y cómo, por tanto, están uno y otras en el ineludible deber de trabajar en todos los órdenes por evitarlo en lo posible. No pretendemos que apoyen la política nacionalista; que nuestro partido ni aún recibe como afiliados a sacerdotes: únicamente les pedimos respetuosamente no nos combatan; les suplicamos prediquen sólo el Evangelio, no prediquen la sumisión a España; y limitámonos a señalarles el roce con el pueblo español como causa de una gran desgracia moral por todos conocida y a pedirles procuren atajar la perniciosa infección. Se trata de salvar almas: perecen las de nuestros hermanos... ¡Ay de aquel que de obra, de palabra o por omisión coopere a ello!

Y entendedlo bien: si en las montañas de Euskeria, antes morada de la libertad, hoy despojo del extranjero, ha resonado al fin en estos tiempos de esclavitud el grito de independencia, SOLO POR DIOS HA RESONADO.

Un hijo del estado euskeriano hoy más azotado por la invasión, y natural del más invadido pueblo de él, un oscuro bizkaino, fue quien dio el grito: cierto. Mas no miréis si el que lo dio era seglar o autoridad eclesiástica, ignorante o sabio, pobre o rico, joven o de edad madura.

No preguntéis quién ha dado la voz. Es la voz de la razón y la justicia, y esto debe bastaros.

***

Si los pocos avisados quieren formarse idea de la impiedad y la relajación moral que, por efecto de la influencia social de España van cundiendo en nuestro pueblo, paren su atención en los dos sucesos que a continuación narramos.

Nos cuenta El Aralar que en Pamplona fue hace poco públicamente apedreado un Santo Cristo. Sentimos no conocer los detalles de la sacrílega infamia y los nombres de sus autores.

Y de El Fuerista, de San Sebastián, del sábado 3 de los corrientes (número 2.797), copiamos la siguiente horrorosa relación:

(Escrito y compuesto ya el artículo que como primer editorial publicamos en el número de ayer, tuvimos ocasión de enterarnos de los sucesos de Vergara que en el mismo comentamos).

Según nuestros informes, encontrábase en dicha villa el R. P. Ibarguren, de la Compañía de Jesús, celosísimo religioso cuyo espíritu de penitencia y mortificación son admirados de cuantos lo conocen. Baste decir que en sus sobrias conversaciones, no habla más que de Dios y de la salvación eterna de las almas. Su frugalidad es extraordinaria; durante los días que ha estado en Vergara se alojaba en el Hospital o Casa de Beneficencia, y no consentía que se le dispensara otro trato que el mismo de los asilados, de los que no ha querido diferenciarse absolutamente en nada. (4) Sus sermones, a pesar de hallarse desprovistos de las galas de la oratoria humana, producen admirables efectos de conversión y de santificación; llevan consigo la mejor de las elocuencias: la que les comunica, por modo extraordinario, la gracia divina.

No es, pues, de extrañar que los católicos de Vergara estuvieran admirados de los frutos obtenidos por la labor apostólica del joven jesuita, cuya sola presencia revela un espíritu de mortificación y de penitencia, que de buen grado ensalzaríamos, si no temiéramos ofender su modestia; y era también muy puesto en razón que el Apostolado de la Oración, a cuya iniciativa se debían los actos religiosos dirigidos por el P. Ibarguren, viendo la proximidad de las fiestas de San Pedro, procurase que no se dieran en ellas los escándalos que son frecuentes en tales casos.

De aquí que las piadosas señoras que constituyen dicha Asociación elevaran al Ayuntamiento una instancia en súplica de que la Autoridad local impidiera, por los medios que la ley le confiere, los desórdenes del baile en la vía pública; siendo de advertir, y lo consignamos con profunda pena, que según se dice, invocándose el testimonio de personas nada escrupulosas, en ningún pueblo de la provincia se ve en los bailes tan poca corrección –no queremos emplear frase más expresiva– como en los que entre ciertas gentes se presencian en aquella villa.

El Alcalde de Vergara, atendiendo al noble deseo de lo más selecto y distinguido de la villa, publicó un bando encaminado a evitar y reprimir los aludidos excesos. Pero una parte de la gente joven, contrariada con aquella determinación, tomó la de no presentarse en la plaza y se fue con la música a otra parte, al Espolón, donde bailó a sus anchas, durante toda la tarde; hasta que al anochecer se le ocurrió invadir el baile público, por el gusto de infringir el bando municipal y armar un escándalo. En efecto: sus actos dieron lugar a que se suspendiera el tamboril, conforme estaba prevenido, para el caso, en aquella disposición. Los perturbadores empezaron a silbar y alborotar profiriendo gritos contra la inquisición (¡!) y a favor de la libertad y de algo más que las autoridades podrán esclarecer. En su demagógico arrebato no respetaron tampoco a las señoras, que en gran número salieron a los balcones a oír el alboroto, insultándolas en términos groseros e impropios de gentes bien nacidas.

Pero, sobre la infracción del bando, en desprecio a la autoridad y la incorrección de los manifestantes, había algo más grave todavía: el quebrantamiento del orden moral, la infracción de la ley cristiana, en una palabra, la perpetración pública del pecado. Y el celosísimo misionero, que no podía mirar con indiferencia aquellos excesos, que se creía obligado a predicar no sólo con la palabra sino con el ejemplo, que deseaba ofrecer pública penitencia en reparación de los públicos ultrajes, y satisfacer culpas ajenas con propio castigo, se presentó súbitamente ante la multitud, y con un heroísmo verdaderamente admirable, hincó sus rodillas en tierra, y azotó sus carnes, desnudas las espaldas, recia y despiadadamente, hasta brotar sangre, pidiendo A Dios perdón e implorando su misericordia para los que le habían ofendido. Tan edificante rasgo de celo apostólico, movió a compasión a muchas personas, arrodillándose algunas y llorando a lágrima viva ante aquel cuadro que recordaba y reproducía la virtud sobrehumana de los Apóstoles, de los Confesores y de los Mártires.

Los endurecidos corazones de los del grupo perturbador, lejos de inmutarse en presencia de aquel acto heroico, lo tomaron de él y se dieron a recorrer las calles vociferando con creciente furia. Hicieron más; ausente el Padre a instancia de algunos sacerdotes que le obligaron a retirararse, (5) temiendo alguna agresión más bárbara todavía, volvieron los manifestantes al lugar mismo en que se había dado aquel sublime ejemplo de edificación, y haciendo corro a quien les capitaneaba, celebraron la osadía y la irreverencia de éste, que quitándose la chaqueta, hacía la farsa de que se azotaba también las espaldas.) (6)

***

Entre la vergüenza y la indignación que nos ha causado la lectura de este relato, imposible nos es precisar cuál de las dos impresiones se ha ahondado más en nuestra alma.

¡Vergüenza para Bergara! ¡Vergüenza para Gipuzkoa! ¡Vergüenza para Euskeria toda!

¡Nunca hubiésemos creído que en el corazón de nuestra tierra se hubiesen de consumar ya en nuestros días hechos tan horrendos y vitandos que sólo en los anales de ciertos vandálicos pueblos suelen hallarse!

Pero ¿no hay católicos en Bergara? ¿No hay fe en sus hijos? ¿No hay ya siquiera dignidad? ¿No halló su Alcalde un grupo de vecinos que lo acompañara a reprimir el escándalo, mantener el honor del pueblo, defender la moral atropellada y proteger la virtud escarnecida, sujetando a aquellos salvajes y aplicándoles el condigno castigo? ¿No hubo en Bergara un solo cristiano, un solo hombre, que se atreviese a demostrar ser hombre y ser cristiano?

¿Quién dice caridad? Caridad es amar a Dios, y no ama a Dios quien no defiende su Ley y no da frente a los embates del infierno.

¿Prudencia? No somos nosotros, los seglares, soldados rasos del ejército de Cristo, los que debemos entender de prudencias y tenemos facultades para dar tregua al enemigo. Esto compete a los Jefes de la Iglesia: a nosotros, sólo nos toca combatir en todo momento y lugar en que la Cruz sea ultrajada.

Debemos perdonar cuantos agravios personales se nos infieran; pero los agravios a Cristo, no somos nosotros quién para perdonarlos: sólo en el confesionario se perdonan.

Si tal siguen las cosas aún en nuestra Patria, los cristianos tendremos que abrir nuevas catacumbas y encerrarnos en ellas, no ya por la persecución del enemigo y para custodiar los cuerpos de los mártires, sino por nuestra propia cobardía y para guardar nuestras inútiles personas.

***

Apenas llegada a la capital de España la noticia de lo ocurrido en Bergara, desatóse la prensa de allá en improperios y denuestos al Alcalde de esta Villa euskeriana, por su honrosísimo bando, desahogándose en prosa y en verso, y en forma de chistes de mal gusto, chistes impíos e inmorales, chistes, en fin, maketos.

Que unos periódicos que entienden de religión y de moral no más que el eunuco del Sultán de Turquía, crean que es religioso y pío el mofarse del heroísmo cristiano y honesto y decente el bailar abrazado con la pareja, nada absolutamente tiene de particular. Y de que a tal altura (permítaseme la perspectiva) llega su instrucción, bien pudiera certificarnos cualquiera de ellos, por ejemplo El Imparcial, el cual en uno de sus números de la última Semana Santa demostró que ni sabe que los cristianos no adoramos propiamente a símbolo ni imagen alguna, ni sabe que la Hostia consagrada no representa a Cristo, sino que es el mismo Cristo.

Pero que los tales papelones juzguen la cosa más natural del mundo que en un pueblo euskeriano se dance abrazado a la pareja, eso ya indica hasta desconocimiento de la geografía, cosa que aun en las escuelas laicas o librepensadoras, más o menos mal, se enseña. Porque si hubieran estudiado una miaja de geografía política y hubiesen tenido al estudiarla una pizca de sentido común, sabrían que al norte de Marruecos hay un pueblo cuyos bailes peculiares son indecentes hasta la fetidez; y que al norte de este segundo pueblo hay otro cuyas danzas nacionales son honestas y decorosas hasta la perfección; y entonces no les chocaría que el alcalde de un pueblo euskeriano prohibiese el bailar al uso maketo, como es el hacerlo abrazado asquerosamente a la pareja, para restaurar en su lugar el uso nacional de Euskeria.

Ya que los periódicos maketos no quieren, pues, aprender el catecismo, estudien al menos un poco de geografía, que buena falta les hace, y así no desbarrarán con tanto desenfado y cinismo.

Verdad es que aún entonces quedaría en pie aquello de su lenguaje de que la cabra siempre tira al monte, como el maketo tira siempre al verde."

  Baserritarra, Bilbao, nº 11, 11 de julio de 1897.


1. Conste que el adjetivo español empleamos en el sentido etnográfico, no en el político actual. Políticamente, todos sabemos que hoy y de hecho la mayor parte de los euskerianos somos españoles, para gran desgracia nuestra. Precisamente porque en lo político somos hoy y de hecho españoles, hay en Euskeria unas doctrinas políticas que se llaman nacionalismo y un partido nacionalista, es decir, que aspira (sin salirse de lo lícito) a que lo político se adapte a lo nacional y lo positivo a lo natural, y a que como España y Euskeria son dos naciones tan distintas y diferentes entre sí como Euskeria y Alemania y más distintas y diferentes que lo es Alemania de España, así sean también independientes entre sí en lo político. Etnográficamente, hay diferencia sustancial entre ser español y ser euskeriano, porque la raza euskeriana es sustancialmente distinta de la raza española (lo cual no lo decimos sólo nosotros, sino todos los etnólogos), y el conceptoétnico no es jurídico, sino físico y natural, como relativo a la raza; de suerte que etnográficamente, los euskerianos no pueden ser españoles aunque quieran, pues para ser españoles tendrían que dejar de ser euskerianos: por eso, al decir pueblo español, nación española, no podemos comprender dentro de esta dicción al euskeriano, a no ser por supina ignorancia de lo más conocido en etnología, porque pueblo ynación son vocablos que se refieren a la raza, y no al derecho. Decir, pues, que el euskeriano pertenece al pueblo o a la nación española sería tan solemne disparate científico como desconocimiento de los hechos revelaría el afirmar que en el estado español no está hoy comprendido de hecho el pueblo euskeriano de aquende el Bidasoa: y es de creer no se nos obligue a prohijar un error científico tan craso, pues que sería querer coartar la natural e inevitable libertad de la razón y entorpecer el adelantamiento de las ciencias.

2. La dificultad está en señalar en la práctica esos estados, y sobre todo estaría en designar un tribunal humano que decidiese. Sin duda que en este punto que incidentalmente aquí tocamos se padecen muy graves errores. Así, por ejemplo: suele afirmarse con bastante frecuencia y con mucha serenidad que la dominación española en América fue necesaria para cristianizar aquellas naciones, y nada hay más falso: lo que hicieron allá las turbas militarescas y aventureras que siguieron a Colón, fue robar impunemente, asesinar sin piedad a tribus que vivían libres y tranquilas, corromper a otras, destruir a casi todas, y hacer odiosa la Religión Cristiana a las que dejaran con vida, en vez de predicarles con el ejemplo. La conquista de las tres Américas de norte a sur y de oriente a poniente no ha sido, en resumidas cuentas, más que un asesinato por robo. En las praderas centrales de los Estados Unidos vagan errantes y diezmadas las tribus que han sobrevivido a la general ruina del Norte y antes habitaran las regiones de la costa: esas tribus reciben gozosas a los misioneros, y en cambio se irritan por la presencia de otro blanco. Este fenómeno es casi universal. Donde nosotros señalaríamos alguna nación que no puede civilizarse ni con misioneros y necesita una invasión extranjera y un poder de hierro para enderezarse, es en la parte meridional de Europa.

3. No cabe decir lo mismo de la raza, porque es evidente que, extinguida ésta, queda extinguida su sociedad para ser reemplazada por otra. Si desapareciese nuestra raza de estas montañas, y en éstas y con el nombre de Euskeria se constituyese la confederación de sus seis estados parciales, y cada uno de éstos se estableciese con la respectiva tradición de nuestra raza, con nuestra lengua y hasta con nuestras costumbres y carácter, esta Euskeria no sería nuestra Patria, sino otra Euskeria diferente: extinguidos los miembros de una familia, extinguida queda la familia misma. Hablamos, pues, de nuestra Patria, y no de otra alguna.

4. El santo Jesuita había ido a pie desde Loyola a Bergara por el monte de Elosua, llevándose a cuestas su modesto equipaje y vestido con un pobre manteo de riguroso invierno. (Adición de BASERRITARRA.)

5. Ya en el hospital, donde se hospedaba, parece que le sintieron que siguió disciplinándose hasta las once.

6. No sabemos el nombre de este valiente: lo demás, lo daríamos con mucho gusto a conocer al público. Los principales alborotadores eran padres de familia.

"La Unión (Baserritarra, Sabino Arana, 8 de agosto de 1897)

La Unión

Dos clases de unión deben realizarse en Euskeria, si este desdichado pueblo ha de tornar a ser dueño de sus destinos sobre la base de su santa tradición: la unión de sus hijos dentro de cada uno de los antiguos estados de la raza; la unión de estos seis estados en orden a la salvación de la Patria común, es decir, de la raza misma.

La primera, para trabajar directamente por el retorno de cada estado al goce de su tradición religioso-política mediante la reconquista de su independencia, e indirectamente por la libertad de todo el pueblo euskeriano; la segunda, para procurar directamente la independencia de éste, e indirectamente la felicidad de cada uno de los estados que lo componen.

Ambas uniones son igualmente necesarias: si se prescinde de cualquiera de ellas, la salvación de la Patria se hace imposible.

¿Qué vale que los hijos de cada estado euskeriano se unan dentro de su seno bajo su bandera tradicional, si entre él y los estados de la misma raza no se establece una alianza tan robusta que pueda contrarrestar a la fuerza exterior que los subyuga a todos? Así aislado, no podría jamás, por falta de poder material, conseguir su independencia, y nunca, por consiguiente, podría restaurar su tradición.

Y ¿qué vale que los diferentes estados se unan entre sí para recobrar su libertad, si dentro de cada uno de ellos no se ha realizado la unión suficientemente extensa y vigorosa para darle consistencia y estabilidad? La confederación es un compuesto de estados, y todo compuesto es según la naturaleza de sus componentes: con estados euskerianos débiles por falta de unión, o no sería posible alcanzar la libertad, o una vez conseguida, la confederación se haría insostenible y pasajera su independencia.

Pero es verdad trivial que allí empieza la unión donde se inicia la unidad de pensamiento o doctrina, y que aquélla se completa donde esta unidad doctrinal es perfecta en lo que tiene de fundamental y necesaria.

Ahora bien: como quiera que los estados euskerianos se han regido en la historia independientemente, es claro que cada uno de ellos debe fijar con la misma independencia su doctrina política fundamental. Pero ésta es una en cada estado: aquella que se contiene en lo bueno de su tradición: porque la constitución que mas le conviene a todo pueblo es aquella que le es tradicional y al propio tiempo se conforma con el fin de la humana sociedad; la cual obligada está a servirse de los medios más conducentes al mismo.

La constitución de un pueblo que ha vivido independiente y en los tiempos de su libertad ha sido feliz, no se inventa, pues, sino que se busca en su historia y de ella se la desprende. Mas no se olvide que sólo debe fijarse la de carácter fundamental e invariable: después, el poder legislativo que, según la misma tradición, resulte, es el único que tiene facultades para modificar, quitar o añadir lo que sea puramente contingente, accidental y variable según las circunstancias, pero sin atribuciones para tocar a lo que es esencial y necesario para que se realice una restauración y no una creación de un nuevo estado, en cuyo caso ya no serían los mismos los fundamentos de su derecho a la independencia.

Fijada así la constitución radical de cada estado, ella debe ser la bandera que una a los hijos de éste: quien de ella se aparte, no cumple el deber patrio; quien se la oponga, es traidor a la Patria.

***

Para fijar las bases de la confederación nacional, en cambio, de nada podría servirnos la tradición, puesto que no ha existido aquélla en la historia.

Pero es indudable que dos lazos confederativos son necesarios para que la unión nacional sea sólida y duradera: la raza y la religión. La primera es la materia nacional; la segunda, el espíritu que la informa. La diversidad de razas determina diversidad de caracteres, de hábitos y de costumbres; la diversidad religiosa separa a los hombres en aquello que más debe importarles y que es de manifestaciones más trascendentales.

Respecto de la raza, nada tenemos que decir por lo que a la confederación euskeriana se refiere: precisamente por el amor a la raza aspiramos a la realización de ésta.

Cuanto a la religión, afortunadamente también todos los estados euskerianos basaron su legislación en la misma fe religiosa: en la única verdadera.

He ahí, pues, las dos bases fundamentales de la unión de los estados euskerianos para constituir la confederación nacional: unidad de raza en lo posible; unidad católica.

Y como todos los estados concurrirían con la misma libertad y por tanto con las mismas facultades a la unión, despréndense de aquí otras dos bases esenciales: libertad para separarse (1); igualdad de deberes y derechos en la confederación.

***

Tales son las dos uniones que el partido nacionalista bizkaino señaló desde un principio como necesarias para la salvación de nuestra Patria.

La bandera nacionalista ondeó por vez primera en Bizkaya. El lema en ella esculpido era el tradicional, Jaun-Goikua eta Lagi-Zarra, restituido a su verdadera significación, adulterada sustancialmente por las políticas españolas. Debiendo ser la nacionalista la más antigua en nuestra Patria, era la más nueva en todo lo que llevábamos de siglo y, como sistema político sujetivo, aun en nueve siglos atrás: tan nueva, que es ímproba labor la de hacérsela comprender a nuestros compatriotas, con ser tan sencilla, y mas ímproba, si cabe, la de borrar de sus corazones todo resabio de españolismo, con ser tan grande y santa y noble la doctrina que les exponemos.

A nadie, pues, rechaza el partido nacionalista, al proclamar la unión de los bizkainos: para él lo mismo es el carlismo, como el integrismo, como el regionalismo moderno Y liberal, como el liberalismo monárquico o republicano, como cualquier otro partido liberal, españolista o hispano-liberal a la vez. Cualquiera que sea la procedencia política del bizkaino o del euskeriano establecido en Bizkaya, es admitido con júbilo, como su conversión sea sincera. Todos somos conversos. Asimismo, tan pronto como un afiliado falte a sus deberes de nacionalista, que son públicos y muy sencillos y solamente los fundamentales, es expulsado del partido: no hay unión sin unidad de doctrina.

Y por lo que toca a la unión de los estados euskerianos en caso de libertad, y de sus respectivas asociaciones o partidos mientras se camine hacia ella, sólo el partido nacionalista lo ha afirmado con las bases susodichas. Para el partido nacionalista bizkaino tan hermana de Bizkaya es Nabarra como Gipuzkoa y Araba, y tanto como éstas lo son Laburdi y Zuberoa (2). A ninguna da preferencia: guíase sólo por el amor a la raza.

Basarritarra, Bilbao, 8 de agosto de 1897.


1. Esta libertad, que hoy parecerá a muchos platónica, ha existido en la República Bizkaina, confederación libre de pueblos. Mas había casos que el pueblo desagregado volvía a pedir inmediatamente voz y voto en las Juntas Generales, pues, como fácilmente se comprende, no podía convenirle el aislamiento, ni en lo político ni en lo económico.

2. Acerca de lo que cabe aspirar para nuestras hermanas de allende el Pirineo, véase la nota de la primera plana de El Partido Carlista y los Fueros Vasko Nabarros, por A. eta G.'tar  S.

"Los maketos pintados por sí mismos (Baserritarra, Sabino Arana, 22 de agosto de 1897)

Los maketos pintados por sí mismos

Miguel Servet, famoso heresiarca aragonés (maketo por lo tanto) del siglo XVI, descubridor (según quieren muchos) de la circulación de la sangre, quemado vivo en Ginebra (Suiza) el día 27 de Octubre de 1553, y no ciertamente por ser buen o mal hispano, sino por intolerancia de secta, legó a la posteridad el siguiente retrato de sus propios paisanos que si no es el más fiel y exacto posible, por cuanto que el autor, como español que era, omitió en el lienzo colores que un artista extranjero no hubiera de darlos y trasladó en cambio otros por mera ficción de pintor, se acerca algún tanto a la realidad, cuyo último detalle es precisamente el que nos estimula a darlo a conocer a los lectores, ávidos, como nosotros, de saber la fisonomía típica, los vicios y las virtudes del pueblo latino que arrebató su preciosa libertad al euskeriano. He aquí el retrato a pluma, que nosotros lo transcribimos de un hispanófilo escritor:

"Son (los españoles, dice Servet) de buena disposición para las ciencias, pero que estudian poco y mal, y cuando son semidoctos se creen ya doctísimos (¡petulantes! ), por lo cual es mucho más fácil encontrar un español sabio fuera de su tierra que en España. Forman grandes proyectos, pero no los realizan, y en la conversación se deleitan en sutilezas y sofisterías. Tienen poco gusto para las letras, imprimen pocos libros, y suelen valerse de los que vienen de Francia. El pueblo tiene muchas costumbres bárbaras, heredadas de los moros (sus postreros ascendientes, debió haber añadido). Las mujeres se pintan la cara con albayalde y minio, y no beben vino. Es gente muy templada y sobria la española, pero la más supersticiosa de la tierra. Son muy valientes en el campo, sufridores de trabajos, y por sus viajes y descubrimientos han extendido su nombre por toda la superficie de la tierra."

Tal es la pintura trazada por Miguel Servet de sus paisanos los españoles; incompleta e inexacta, como lo hemos apuntado arriba. Incompleta, por no haber trasladado al cuadro su autor sino una pequeñísima parte de los muchos y abyectos vicios de que los hijos de la pedantesca y tenebrosa Maketania adolecen; e inexacta, más que por falta de exactitud en referir a aquellos no más que en cierto grado los vicios o defectos que les imputa, debiendo haberles atribuido en grado más eminente, por concederles bondades que no poseen, o bien en absoluto, o bien en la proporción por él supuesta.

No se crea que el maketo se halla exento de buenas prendas, no. No hay pueblo, por abominable que sea, indotado de toda buena calidad.

En números posteriores aparecerán nuevos y curiosos retratos tomados de artistas extraños a Euskeria.

Baserritarra, Bilbao, 22 de agosto de 1897.

"El Catalanismo" (Baserritarra, Sabino Arana, 29 de agosto de 1897)

El catalanismo

Sabido es que con este nombre se intitula el moderno partido autonomista de Cataluña, región nordestal de España.

Cataluña padeció, como todos los demás países de España, todas las invasiones que sobre esta nuestra vecina nación cayeron en los tiempos antiguos y en los primeros siglos medioevales. Con el resto de España constituyó la monarquía visigótica, con un solo gobierno y unas leyes, y como parte de España sucumbió bajo la dominación agarena.

Cataluña es, pues, española por su origen, por su naturaleza política, por su raza, por su lengua, por su carácter, por sus costumbres. Si hay diferencias antropológicas, de carácter y de costumbres entre los catalanes y los demás españoles, no son mayores diferencias que las que existen entre los hijos de unos mismos padres. Su idioma es como el castellano, el gallego, el valenciano, etcétera, hijo inmediato del latín, aunque más antiguo que el primero por la forma por no haber sido tan cultivado.

Destruida España por los árabes, en sus regiones septentrionales germinaron otros tantos estados especiales. Uno de éstos fue Cataluña. Desde fines del siglo IX, Cataluña, ora anexionada a la Provenza, ora a Aragón, ora aislada de los países vecinos, puede decirse que constituyó estado independiente hasta que Felipe IV la sometió en 1652. De todas suertes, su independencia había sido anormal y sólo ocasionada por la dominación árabe, y, reconquistada España, era lo natural volviese Cataluña a agregarse a los demás estados españoles para constituir un solo estado bajo un solo poder, bien que conservando sus leyes privativas, creadas en aquella época, si bien anormal, suficientemente prolongada para sancionarlas.

Así lo entienden los catalanes, y por eso ellos no reclaman otra cosa que la terminación de la preponderancia de Castilla sobre las demás regiones españolas, y la fundación de un regionalismo que permita a cada una de ellas regirse por sus leyes especiales dentro de la legislación general del estado español, y por ciertas libertades dentro de la sumisión al poder común y central.

Y porque no se crea que carezcamos de fundamentos para hablar así, véase lo que en un artículo publicado en el número 24 del año VII de La Veu de Catalunya (13 de junio de este año) se dice bajo el epígrafe Misión del Regionalismo:

"Sí, somos una reacción social, política y religiosa: una reacción social que trata de equilibrar la balanza desnivelada de la sociedad moderna; una reacción política que aspira a derrocar este centralismo que absorbe y enerva las energías individuales y colectivas de los pueblos; una reacción religiosa que venga a restaurar la doctrina cristiana, única y verdadera fuente de civilización."

Se ve, pues, que el catalanismo combate al centralismo: luego es regionalismo. Así lo declaran continuamente sus órganos en la prensa, de tal suerte que nadie que los conozca siquiera sea medianamente puede dudar de ello y confundir su doctrina con el separatismo, y, por tanto, con el nacionalismo euskeriano, el cual aspira a la independencia absoluta que los diferentes estados de nuestra raza han gozado respecto de las extrañas desde los tiempos que se ocultan en la noche de la protohistoria.

Sin embargo, muchos confunden las especies y equiparan los derechos de Cataluña con los derechos de Euskeria y las aspiraciones de los catalanistas con las de los euskerianos nacionalistas o patriotas. Semejantes confusiones han podido ser muy excusables mientras los euskerianos, adulterada la historia de su raza por quienes estaban en el deber de mostrársela tal cual es, la han ignorado y han creído que los códigos nacionales de Euskeria que se llaman Fueros se designan así con propiedad y, por consiguiente, nuestras libertades y leyes son leyes y libertades regionales o autonómicas y un mito nuestra independencia, y no han sabido que Euskeria tiene derecho a que la separen de España fronteras igualmente definidas que las que separan de Francia a esta segunda nación. Pero desde el día que la voz del nacionalismo se propagó por Euskeria, el confundir los derechos de ésta con los de Cataluña, sólo puede obedecer comúnmente a la vergonzosa renuncia de los que asisten a nuestra antiquísima raza, antes siempre libre y hoy esclava del extranjero.

Sabino Arana, Baserritarra. Bilbao, 29 de agosto de 1897.

Proposición del diputado provincial Sabino Arana a la Diputación de Vizcaya ((Bilbao, 24 de noviembre de 1898)

Proposición del diputado provincia¡ Sabino Arana a la Diputación de Vizcaya.
(Bilbao, 24 de noviembre de 1898 )

CONSEJO REGIONAL

Artículo 1.º Con el nombre de Consejo Regional se crea una Junta superior de representantes de Álava, Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya, cuyos fines serán: a) Guiar con voz de consejo, a las Diputaciones de dichas cuatro provincias en las relaciones de las mismas con el Poder Central, ora se trate de cuestiones de aplicación temporal, ora de las que tiendan a resultados estables, ya conciernan al interés particular de sólo algunas de las provincias hermanas, ya al general de todas ellas. b) Proponer a las citadas Diputaciones, para su ejecución por las mismas, todo lo que sea de notable interés para el bien común, moral o material de las cuatro provincias.

Art. 2.º El Consejo se compondrá de dos representantes por cada provincia, elegidos precisamente entre los Diputados que no ejerzan los cargos de Presidente y Vicepresidente de la Corporación ni de la Comisión Provincial, a fin de que el Consejo goce de más independencia respecto de los Cuerpos provinciales.

Fuente: S. Arana, Obras Completas, Sendoa, Donostia, 1980, 2.a edición, tomo III: 2396-1 a 3.

"Regeneración" (El Correo Vasco, Sabino Arana, 11 de junio de 1899)

Regeneración

El pueblo vasco ayer libre y feliz, hoy despojado de cuanto constituye su felicidad, es el que con mayor motivo debe pensar en su regeneración.

Y así como otros pueblos, para regenerarse necesitan enterrar su carácter frívolo, que les hace soñar en fiestas y jolgorios cuando debieran entonar fúnebres cantos a su desgracia; olvidar su historia llena de fábulas y visiones inverosímiles, y reformar sus costumbres, opuestas a todo lo que signifique amor al orden y al trabajo; y después de enterrado, olvidado y reformado todo lo dicho, crear un buen sistema de educación e instrucción y aguardar a que la juventud, por el nuevo sistema educada, se halle en edad de regenerar a su país, el pueblo vasco no necesita ni enterrar su carácter, por ser serio y formal el que tiene; ni olvidar su historia, siendo como es ella ejemplar; ni reformar unas costumbres que, por lo ordenadas, son admiración de propios y extraños.

No, el pueblo vasco, el verdadero, el genuino pueblo vasco, no necesita esas regeneraciones, punto menos que imposible de conseguir, con que sueñan hoy otros pueblos; sólo necesita regenerarse en un punto, en punto al conocimiento de lo que fue antes y de lo que hoy es; sólo necesita penetrarse de aquellas palabras que el oráculo de Delfos escribió para que sirvieran de enseñanza al hombre:

Nosce te ipsum

Cuando todo esto suceda, cuando aprenda su historia propia y sepa quiénes son sus enemigos y cuáles las armas que emplean para dominarle, el divide y vencerás no dará aquí ningún resultado. Entonces no se frotarán las manos de gusto los asesinos de nuestra dicha ante el cuadro terrorífico de luchas encarnizadas sostenidas por extrañas políticas, ni ante los reconcentrados odios creados bajo los pliegues del pendón casero de un cacique; pues inflamados todos por el amor santo a las seculares instituciones de este pueblo tan ejemplar en su historia, poco nos importarán políticas que en nada nos atañen, y penetrados del verdadero carácter del vasco, poco maleable y demasiado duro de espinazo, difícil les sería a esos novísimos dioses del campanil servirse de los hombres cual si fueran mansos borregos obedientes a la voz del gañán que los guía.

Así como Napoleón el Grande pedía para dominar al mundo dinero, dinero y dinero, el Pueblo Vasco necesita para recuperar lo perdido unión, unión y unión. No dirija los ojos a otros pueblos en demanda de auxilio, ni espere de nadie favores. Su felicidad está en la unión de sus hijos. No importa que esta unión sea por el pronto deficiente; con ella vendrá más tarde o más temprano, la unión de las inteligencias y de los corazones. Aislados nos destrozarán, unidos nos tendrán cuando menos respeto. No olvidemos aquellas tan repetidas palabras: la cola de un caballo se arranca con facilidad tirando sucesivamente de cada uno de sus pelos, mas no hay hombre que la arranque de un tirón.

Agrupémonos todos bajo una misma bandera, fundemos sociedades puramente vascongadas, escribamos periódicos vascongados, creemos teatros vascongados, escuelas vascongadas y hasta instituciones benéficas vascongadas. Que todo cuanto vean nuestros ojos, oigan nuestros oídos, hable nuestra boca, escriban nuestras manos, piensen nuestras inteligencias y sientan nuestros corazones sea vascongado. A un concepto antivascongado contestemos con cien vascongados y alcemos nuestra voz con objeto de ahogar la que pregone el enemigo concepto. Hagamos por despejar la atmósfera insana, que ahora respiramos y saturarla después de vascongadismo para que nuestros hijos al venir al mundo respiren ambiente vascongado y nosotros, al abandonarlo, nos llevemos, en nuestro postrero aliento, la fragancia de ese puro ambiente, que será el beso maternal con que nos despida Euskeria agradecida.

El Correo Vasco, Bilbao, nº 8, 11 de junio de 1899

"¿Quién vencerá?" (El Correo Vasco, Sabina Arana, 15 de junio de 1899)

¿Quién vencerá?

Dos elementos completamente opuestos sostienen lucha y se disputan la victoria en el País Vasco y especialmente en Bizkaya: el dinero y la idea. El dinero, es decir, el caciquismo, con sus bolsones de oro y su influencia oficial, y los nobles ideales vascos con su pureza y su legalidad; el egoísta interés particular de unos cuantos, que tienen por único norte de sus acciones el negocio y el lucro, y el interés colectivo de un pueblo que suspira por su libertad y por la continuación de una historia inmaculada. ¿Quién vencerá?

El dinero, el caciquismo, el interés particular, está mantenido por varias personas que, ya independientemente unas de otras, cuando juzgaron empresa facilísima la destrucción de la idea que estorbaba sus manejos, ya unidos en apretado haz, cuando vieron que la tal idea suponía algo más de lo que en un principio creyeran, se proponen ahogar todo pensamiento levantado y toda aspiración noble, para así determinar a su gusto; quieren que el vasco, olvidado de su Patria, de su fe y hasta de su dignidad, ponga los ojos sólo en el negocio, en la dádiva o en la momentánea e ilusoria conveniencia particular.

Para conseguirlo, echan mano de todos los medios, por injustos que sean: unas veces llenan de oro los bolsillos de los aldeanos, los compran, cual si se tratase de bestias puestas a la venta en una feria y llevándolos conducidos por un capataz a los colegios electorales, otras les amenazan con el presidio; ahora insultan, por boca de los periódicos a su servicio, a los mantenedores de la política genuina del Pueblo Vasco; más tarde descienden a la degradante delación... Luego no sabemos a qué acudirán, al ver que todos los medios por ellos empleados son como acicates del verdadero patriotismo; al notar que el patriota responde a tales indignidades con nuevas energías y mayores entusiasmos.

¿Han visto jamás acaso (si es que la codicia les permite ver ni pensar en nada noble) triunfar el egoísmo personal cuando lucha contra una idea? ¿No saben que ese egoísmo dura, a lo sumo, lo que dura la persona que lo sustenta, mientras que la idea, si es noble y legítima, se propaga cada vez más y más?

El negocio particular a nadie interesa, si no es al mismo negociante, y a todos cuantos le sirven, en tanto lo hacen en cuanto sus servicios son liberalmente recompensados. La idea, por el contrario, encuentra, no interesados servidores, encuentra apóstoles que la propaguen y difundan por todas partes; y, estos apóstoles, y los nuevos convencidos, la graban en los corazones de sus hijos, para que, a su vez, se conviertan en apóstoles y aun mártires de ella, si preciso fuere.

Esto ha ocurrido con todo noble ideal desde que el mundo es mundo, y esto ocurre hoy, y lo mismo ocurrirá hasta la consumación de los siglos. El triunfo de los ideales del Pueblo Vasco tardará más o menos, pero llegará indefectiblemente; y esos egoísmos fomentados por los caciques desaparecerán; y se derrumbaran para siempre esos ídolos de barro, propios para ser adorados en pueblos serviles que hayan perdido hasta la última noción de dignidad, pero no en el que, como el Pueblo Vasco, conserva todavía, siquiera sea tan sólo vestigios de aquel carácter de sus antepasados, más firme que el hierro encerrado en las entrañas de su tierra.

Sabino Arana, El Correo vasco, Bilbao, 15 de junio de 1899.

"Nos vamos civilizando (El Correo Vasco, Sabino Arana, 16 de junio de 1899)

Nos vamos civilizando

Los hechos mismos se encargan de demostrar la verdad de nuestra afirmación. No necesitamos torturar nuestra inteligencia en busca de argumentos: los hechos, con su elocuencia abrumadora, dicen más que todas las pruebas que pudiéramos aducir. El vasco, hasta hace poco tan comedido, se vuelve blasfemo; el que antes era respetuoso, hoy lo vemos procaz y desvergonzado; el que tuvo morigeradas costumbres, las tiene hoy desenfrenadas; el que dirimía sus cuestiones con las armas naturales y eso por causas graves, va hoy provisto de la denigrante navaja y mata a sus semejantes por un quítame allá esas pajas.

Y esto ocurre aquí, en Bilbao, y en las Encartaciones, precisamente donde el elemento extraño al país ha sentado su planta. En cambio en los distritos euskeldunes, que no han conocido todavía, por fortuna, esa inmigración, pasa cuando quiera un año entero sin que en su cárcel entre un solo preso.

Lo bueno del caso es que todavía esos mismos causantes de la pérdida de nuestras pacíficas y sanas costumbres tienen la desfachatez de decirnos que ellos nos han civilizado, que nosotros estábamos en la barbarie hasta que, atravesando el Ebro, vinieronse para acá trayendo consigo las corridas de toros, el baile y cante flamenco, la cultísima lengua tan pródiga en blasfemias y sucias expresiones, la navaja, y tantos y tantos excelentes medios de civilización.

Y sucede que, como lo malo es generalmente lo que más se pega, el vasco contaminado tiene a gala el despreciar su lengua y hablar la extraña, el cantar flamenco y bailar de modo achulapado y el usar la navaja, y con ella dirimir sus contiendas. Para convencerse de ello no hay más que echar mano de cualquier periódico y leer en él reseñas de crímenes cometidos por gentes que tienen apellidos vascos, por gentes cuyos antepasados, si despertaran, volverían al sepulcro avergonzados de haber dado existencia a seres que deshonran a su raza.

Efectivamente, los vascos aquellos de costumbres morigeradas y de proverbial hombría de bien eran unos ignorantes, estaban sin civilizar; en cambio, los que hoy viven en continuo roce con el extraño, los que usan navaja, los que blasfeman, los que cantan flamenco, ésos están civilizados...

Civilizados con la espléndida civilización que los horteras, polizontes, mineros y demás sabios del país de pan y toros nos han regalado.

Sabino Arana, El Correo vasco, Bilbao, 16 de junio de 1899

"Nuestro mal" (El Correo Vasco, Sabino Arana, 17 de junio de 1899)

Nuestro mal

La sonrisa del pasado se ha trocado en lamento para nosotros. ¿Qué hemos hecho de nuestra tierra? ¿Qué hacemos de nuestro cerebro?

En vez de hombres de nuestro país y de nuestro tiempo, con avance determinado por una cadena de hechos anteriores, somos luz reflejada, copia, calco, adaptación de todo lo extraño y de todo lo nuevo.

Nuestro mundo no ha mucho tiempo era un mundo natural y en él podía vivirse sin embarazo.

En el comercio social, nuestras ideas y nuestras costumbres, producto y consecuencia de nuestra historia, reglan nuestros movimientos y nos bastaban; con ellas era la libertad en la vida y con ellas la nitidez en los espíritus; ellas sostenían a un pueblo en sus grandes crisis y ellas acompasaban su avance en el progreso. Sobre nuestras montañas, esculpidas por Dios, radiaba con ellas la alegría y con las ideas nacidas y formadas en Euskeria, nacía y se formaba el totum de aspectos que han hecho admirable al Pueblo Vasco.

Mas llegaron las fantasías extrañas, y sin trabajo mental de depuración, sin esfuerzo de voluntad, como las olas se siguen a los reflujos, como los ecos responden a los sonidos, nos dejamos arrastrar por todos los impulsos y las ideas se fundieron; las nuevas con las añejas, las probadas con las inciertas.

Por abdicación voluntaria de nosotros mismos renunciamos a nuestro patrimonio: y sin roce de desgaste, nuestras ideas se abismaron en las nuevas y se desvanecieron en ellas.

Y hoy nuestro pensamiento es calco de los pensamientos de otros países, copia nuestras costumbres de otras lejanas, adaptación nuestro pueblo de todos los pueblos de la tierra.

Sin embargo, no carecemos de pasado. Nuestra historia, nuestra herencia, nació con el alba de los tiempos, se desenvolvió en los siglos y fiel a ella perduró inconmovible el Pueblo Vasco; sólo cuando los hechos ulteriores no fueron consecuencia de los precedentes comenzó nuestra desgracia.

Nuestro mal, pues, nuestra indiferencia, no debe buscarse en el aire que nos rodea, ni en la tierra que nos sustenta, ni en las cosas que nos cercan; nuestro mal, nuestra indiferencia, se halla en nosotros mismos.

Se halla en nuestra ignorancia de las cosas que fueron, se halla en nuestro desprecio hacia las que aún persisten, se halla en nuestra sumisión estúpida a todo lo nuevo.

Ríos del mar, los vascos se suman a todos los ideales, a todas las creencias, a todos los pueblos, y en ellos se abisman y perecen...

¿Será imposible que recuperemos nuestra personalidad perdida>

Que nuestros pensamientos cesen en su vagar incierto y basen su fundamento en nuestra historia; que el raciocinio, la obra del contraste, preceda a nuestros actos, que la voluntad afirme nuestros pasos, y la cruzada para alcanzar nuestro rescate propio, el rescate del derecho a la vida, del derecho a la lengua, del derecho a los usos, del derecho a la obra, terminará breve y necesariamente como lo deseemos.

Somos los más y somos los más fuertes.

Sabino Arana, El Correo vasco, Bilbao, 17 de junio de 1899

"Un pueblo caracterizado" (El Correo Vasco, Sabino Arana, 18 de junio de 1899)

Un pueblo caracterizado

Es el pueblo de la blasfemia y de la navaja.

Por incivilizado y salvaje que sea un pueblo no blasfema de sus dioses como el pueblo español. Podrá haber incrédulos que desprecien las creencias y prácticas religiosas del país y se burlen de los que las practican, pero no blasfeman los creyentes, ni se oyen entre ellos las obscenidades que se oyen entre los españoles, cuando comparan a la Virgen del Pilar con la de Puig, cuando ponderan a la Virgen de la Paloma o ensalzan los méritos del Santo Cristo de La Seo.

Un mahometano podrá ser descuidado en el cumplimiento de los deberes que le impone su religión; pero al oír el nombre de Alah o de Mahoma, se inclina reverentemente en señal de sumisión, adoración y acatamiento, o levanta los ojos al cielo para elevar una súplica al Profeta. Un budista, aunque por pereza deje las abluciones de ritual, jamás pronunciará una palabra grosera o sucia contra ninguna de sus divinidades; sólo, sólo el pueblo español y los que han recibido su lengua y sus costumbres lanzan esas asquerosas exclamaciones contra lo que reconocen como más santo, más respetable y más digno de adoración.

Y no se crea que solamente en casos excepcionales o cuando por efecto de la desesperación llega a su colmo el furor de un español, es cuando se pronuncian esas nauseabundas blasfemias, no; en muchos, en muchísimos es habitual el pronunciarlas y por la más insignificante contradicción, por el contratiempo más baladí, se desatan en los más repugnantes dicterios contra Dios, la Sacratísima Hostia o la Virgen Santísima, habiendo no pocos en quienes la costumbre de blasfemar llega al colmo, pues han tomado la blasfemia como estribillo y la repiten con la frecuencia con que se repite un " me entiende V."

Y juntamente con este vicio, el más repugnante, el de más malicia y el más estúpido a la vez, porque hace uso de las palabras más sucias, va directamente contra Dios (lo que no ocurre con la inmensa mayoría de los otros delitos) y, careciendo de todo atractivo, ofende al Ser más Poderoso, juntamente con este inexplicable vicio, va el uso de la navaja, de esa innoble y traidora arma, que no sirviendo para la defensa, sólo sirve para el ataque contra un hombre desarmado o descuidado.

Pocos son relativamente los que en España no usan navaja, si bien son menos los que no blasfeman. Por eso al pueblo español se le caracteriza por el chulo que blande una enorme faca de Albacete, y se considera en todo el mundo a la navaja como arma de uso exclusivo de los españoles.

¡¡¡Y pensar que esta arma innoble y la inmunda blasfemia van tomando carta de naturaleza en nuestro País ... !!!

Sabino Arana, El Correo vasco, Bilbao, 18 de junio de 1899.

"Camino de la regeneración" (El Correo Vasco, Sabino Arana, 20 de junio de 1899)

Camino de la regeneración

Hace todavía pocos años, nadie se acordaba de salvar a nuestro desventurado País de la desgracia en que le tenían sumido ambiciones extrañas y traiciones y descuidos propios. Lamentábase el mal y aún suspirábase por unos fueros perdidos, en los cuales se cifraba toda esperanza y se integraba, en el sentir de los vascos de entonces, todo el derecho de nuestro Pueblo a vivir vida propia y a regirse y gobernarse conforme a lo que su historia y tradiciones exigían. Pero la cosa no pasaba de ahí: aquellos sencillos vascos contentábanse con suspirar y lamentarse; era su programa algo así como romanticismo político que a nada práctico conducía, una especie de ternísima endecha entonada a la continua en memoria de un bien perdido.

Pero surge una idea; una idea vieja cuya novedad deslumbra y cuya valentía espanta a primera vista; una idea que muestra el verdadero derecho del Pueblo Vasco tan desconocido de sus mismos hijos; una idea que echa por tierra todo el romanticismo de los antiguos fueristas; una idea que acá, en Bizkaya, como en todo nuestro País, debiera haber sido y era en realidad tan vieja como la misma raza, pues que nacía de su historia y tradiciones, y que, sin embargo, a todos parecía cosa nueva, producto de un cerebro calenturiento y desequilibrado: y esa idea, a pesar de todos sus detractores y de innumerables persecuciones, ábrese camino, rompiendo cual impetuosa corriente todos los diques que se le oponen, y llega a las inteligencias y las sojuzga, y llama a los corazones e impera en ellos.

Su desenvolvimiento, su germinación, hubiera sido, si segura y poderosa, más o menos lenta; pero ocurre que, coetáneo con ella, aparece el caciquismo con todo su cortejo de tropelías, ¡legalidades y bajezas: y la honradez se alza en contra de lo inicuo, y la nobleza colócase enfrente de lo innoble y rastrero: y la nueva idea, si siempre hubiera brillado con el puro brillo de la verdad enfrente de tanta miseria resplandece, por la ley del contraste, con los fulgores de un sol esplendoroso.

El caciquismo, que comenzó potente, fue de escalón en escalón bajando la pendiente del descrédito; y si hoy da todavía señales de vida y aun muestras de su antiguo poder, tiene que echar mano del oro, del sempiterno corruptor, por no contar, ¡desdichado! con una sola conciencia a su favor.

Pero ese recurso mágico, el único de que se ha servido por ser el único de que podía disponer, ha de valerle ya poco: no faltan quienes, con más elevadas ideas, con sentimientos más nobles, con menos ambición y más patriotismo, justamente indignados de tanta iniquidad, se hallan dispuestos también a hacer uso del oro, pero no un mal uso, comprando conciencias y cometiendo arbitrariedades, como hace el caciquismo, sino empleándole en obras que redunden en bien de Bizkaya y contribuyan a levantar al bizkaino de la abyección en que le sumiera el odioso caciquismo, azote de los pueblos, y en obras que abran los ojos del vasco y le permitan ver claro lo que es y lo que le conviene.

Y he aquí cómo el caciquismo, ya que no sea causa del hermoso movimiento que en nuestro País se nota, porque la idea patriótica tiene en sí misma virtualidad suficiente para abrirse camino a través de todos los obstáculos, lo es sí, en verdad, de que personas de verdadero valer y arraigo en el País se hayan determinado a abrazar dicha idea, apoyándola con un desinterés digno del mayor encomio y contribuyendo poderosamente al bien de Bizkaya con la propagación de su genuina política y con la extirpación del caciquismo, de esa maldita semilla, carcoma de la sociedad, productora de frutos que llenan los graneros de unos pocos a costa de los demás.

Sabino Arana, El Correo vasco, Bilbao, 20 de junio de 1899.

"La emigración" (El Correo Vasco, Sabino Arana, 24 de junio de 1899)

La emigración

Todos los meses se abarrotan los barcos de emigrantes con carne de nuestros caseríos. Todos los meses se pierden para nuestro suelo infinidad de brazos que acaso enriquecerán a otros países.

No les impulsa el espíritu aventurero, ingénito en la raza, ni les mueve exclusivamente el cebo de las grandes fortunas adquiridas misteriosamente; su éxodo se motiva por el hambre. El hambre, que les sale al encuentro en donde hay hartura, porque somos tan estúpidos que desechamos al de casa por el de afuera.

Si nosotros, que vemos, oímos y sentimos estas cosas como si nada tuviéramos que ver en ellas, como si acontecieran a cientos de leguas de nosotros y fueran producto de un orden natural e inalterable, pensáramos en lo incierto del destino de los emigrantes, en lo espantoso de su odisea, ¿no evitaríamos en lo posible esa incesante dispersión de nuestro pueblo por todos los extremos del mundo? ¿Negaríamos el pan a nuestros hermanos, como hoy lo hacemos, para prodigárselo a los extraños?

No sentimos, no comprendemos nada por el corazón. Cuando en las oficinas se cierra la entrada a los nacidos en nuestro propio suelo para abrírselas a los recién llegados, cuando en las corporaciones se invita al disfrute de la vida a los originarios de comarcas casi antípodas de la nuestra y se rechaza al de la tierra, cuando a los nacidos y formados entre nosotros mismos se desprecia y humilla para apoyar y ofrecer la abundancia a los desconocidos, se funda y fomenta el mal de la emigración entre los vascos.

No nos avergüenza el desamparo en que dejamos a los que tienen tanto derecho a la vida como nosotros. A la vida en su suelo originario, en el mismo en donde reposan las cenizas de sus padres y donde brota el manantial de todos sus recuerdos y afecciones, en su patria, de abrojos y desdichas para ellos, de rosas y abundancias para los llegados, no importa de dónde.

La abundancia es grande entre nosotros, enormes nuestras riquezas, y, sin embargo, nuestros hermanos ausentes son incontables; no es para ellos el disfrute de nuestras riquezas, no es para ellos nuestra hartura. La reservamos para otros a quienes nada debemos y nada pueden exigirnos, que agradecen los dones con la burla, con el mal y que acabarán tal vez, no contentos con usufructuar la parte, por arrebatarnos el todo.

Entonces descenderemos nosotros de las montañas, como hoy lo hacen muchos de nuestros hermanos, e iremos a reunirnos con ellos en los lejanos países, dejando aquí nuestros recuerdos, impulsados por el hambre, sin patria y sin pasado.

Sabino Arana, El Correo vasco, Bilbao, 24 de junio de 1899.

"Quijotismo y pancismo" (Sabino Arana, 29 de junio de 1899)

Quijotismo y pancismo

¡Dichoso el pueblo que por su corazón sea Quijote, y Sancho por su cabeza! ¿Os admira esta exclamación?

No es extraño.

En la época en que vivimos, ningún ser hay tan desgraciado como el que es Quijote, ninguna cualidad tan digna de chacota y escarnio como la quijotería, nada tan ridículo y aborrecible como el quijotismo.

¿Hay tal vez un hombre o un pueblo que se lance a una empresa extraordinaria, rompiendo la rutina, proscribiendo el egoísmo, aceptando el sacrificio del dinero, de la vida o del sosiego por cumplir con su deber? A juicio del común sentir, ese pueblo o ese hombre es un soñador, un iluso, un loco... ¡es un Quijote!

No obstante, nosotros repetimos: ¡feliz el pueblo que, como los Estados Unidos, sea por su cabeza Sancho, y contra cuatro cruceros mal artillados envíe veinte acorazados armados hasta los topes, y por su corazón sea Quijote, y pueda formar batallones de jóvenes voluntarios que, despreciando el porvenir lleno de venturas con que les brindan sus millones de dólares, pongan al servicio de su Patria el vigor de su juventud, presten su vida al sacrificio y arremeten iquijotes! a pecho descubierto a las trincheras enemigas en busca de la muerte!

Porque hallamos en Don Quijote mucho digno de imitarse por todo ánimo viril que cifre su felicidad en el cumplimiento del deber. Si así no lo entiende el sentido común de nuestro tiempo, será porque se ha arrancado el corazón y lo ha trocado por el estómago de Panza.

¡Desdichado el pueblo que al estómago de Panza reúna la cabeza de Don Quijote!

Hay en el caballero Don Quijote dos caracteres, no opuestos, mas esencialmente diversos que son los factores de sus desventuradas aventuras: la magnanimidad y la fantasía, como en su escudero hay otros dos diametralmente antitéticos a los de su amo, y entre sí, por tanto, diferentes en esencia: la ruindad y el positivismo.

El corazón de Don Quijote es todo amor al prójimo, todo desinterés y generosidad, todo sacrificio, todo heroica virtud. El corazón de Panza es puro egoísmo, pura vileza, pura miseria, pura abyección.

Mas la cabeza de Don Quijote está desequilibrada: no discurre sino que sueña; no ve lo real, sino que inventa lo imposible. La de Sancho, por el contrario, goza de perfecta salud: no admite más que lo tiene ante los ojos, lo que ve, lo que oye, lo que siente, lo que palpa, y a ello sólo se atiene.

Un pueblo, con la cabeza y el corazón de Don Quijote, podría parar en el desastre, pero nadie le tildaría de inútil y cobarde, ni por los homicidios y por el suicidio le llamaría nadie criminal. Con la cabeza y el corazón de Sancho, estaría envilecido, pero sabría vivir.

Pero unid en un sujeto el corazón de Panza a la cabeza de Don Quijote, asociad las aberraciones con el egoísmo, juntad el extravío mental con la perversidad de sentimientos, la locura con la corrupción, y os resultará un monstruo que sólo respire odio, maldad y crimen, y que, incapaz de atender siquiera a su propia conveniencia, se destruya a sí mismo.

***

¿Veis quizás a un pueblo escupir por el colmillo, erguirse flameando chinesca rabia y, al grito de ¡guerra! ¡guerra a muerte!, arrojarse a la lucha contra un gigante que habrá de recibir su ataque sonriendo?

Es que sueña como la cabeza de Don Quijote.

¿Le veis acaso luego negarse a restaurar su hogar, arruinado por obra de sus fazañas, rebelarse contra el poder que pretende reconstruirlo, y revolverse contra los que le predican el Evangelio, contra los únicos que pueden civilizarle?

Es que está corrompido como el corazón de Panza.

***

Aprenda el Pueblo Vasco.

No carece de sentido práctico: tiene la cabeza de Sancho. Pero le falta el corazón de Don Quijote.

Sin generosidad, sin sacrificios, sin heroísmo, no se restauran los pueblos caídos.

Y uno de los defectos que caracterizan al vasco es el egoísmo.
Quien le ama, le hará conocerse.

Sabino Arana, El Correo vasco, Bilbao, 29 de junio de 1899.

"Los nuevos concejales" (Sabino Arana, 1º de julio de 1899)

Los nuevos concejales

Hoy, 1º de julio, tomarán posesión de su cargo, según lo dispone la ley española, los concejales últimamente elegidos en Bilbao, y con su entrada en el Ayuntamiento se reanudará para el pueblo la eterna esperanza de una nueva era, era de rectitud y bienestar.

Entre os electos los hay de varias fracciones políticas y de diversa manera deseados. Los liberales se presentan como continuadores de una obra ya conocida y juzgada por todos; el del comercio, anulado por la insignificancia del número; los socialistas, con el estigma de sus opiniones; los nacionalistas, mirados con curiosidad por unos, con preocupación por no pocos, con enemiga por muchos, y con esperanza que es certidumbre, por los que en su elección intervinieron y son con ellos en las ideas.

Grandes y soberbias cosas esperamos, en verdad, de los concejales nacionalistas. ¿No son ellos acaso representantes y mandatarios del pueblo, de un pueblo de verdad, que no se vende, que no se entrega a la amenaza, que rinde adoración a la tierra originaria y por la cual y en su solo beneficio se sacrifica y padece en sus intereses? Con sus ideas, con las ideas nacionalistas, ¿no va acaso encarnado en ellos la rectitud y la justicia, rectitud para la administración de los bienes del pro-común, justicia para las aspiraciones de sus administrados?

Si se compara la concordancia habida entre las ideas puras y las ideas aplicadas de todas las agrupaciones políticas que actual y anteriormente han existido y existen en Bilbao; si se examina el perfecto acuerdo que entre la práctica y la teoría de partido ha dominado en otros Ayuntamientos; si a todas las tendencias se sujeta a la ley fatal de similitud entre lo que se predica y se ejecuta: el nacionalismo, que ha rechazado de sí el egoísmo, que ha huido siempre de los medios ruines, sea cualquiera la importancia del fin, y que jamás se ha negado a sí mismo, es imposible que sea desmentido en los mismos que por primera vez lo representan en el municipio.

En ellos vemos, por consiguiente, un seguro contra el cohecho, una garantía para la justicia y una barrera alzada enfrente de los seculares abusos de la casa de la villa.

En los que por primera vez son eco del pueblo en el Ayuntamiento de Bilbao, en el de Bermeo, en el de Arteaga, en el de Mundaka y otros, creemos y esperamos: creemos en su rectitud, en su honradez, en una marcha franca y decidida hacia la instauración, solidificación y perfección de lo que fue y nunca debiera haber dejado de ser; esperamos en el resultado de su obra, esto es, en la detención de la ola de miserias y pequeñeces que estaba a punto de ahogarnos.

Con los concejales nacionalistas, entra en el Ayuntamiento algo de grande: entran la verdad y la fe.

LOS CONCEJALES NACIONALISTAS

Ayer tarde a las seis, y citado por un B.L.M. del Alcalde de esta villa, señor Alonso de Celada, celebró con éste una entrevista el señor Zarauz, uno de los cinco concejales nacionalistas que han de entrar a constituir el nuevo Ayuntamiento. El señor Alcalde preguntó al señor Zarauz, si él y sus compañeros pensaban asistir a la sesión inaugural de hoy, y le manifestó que ya entre los demás concejales habían sido designados los que habían de desempeñar las tenencias de Alcalde, excepto la octava y última que quedaba reservada para los nacionalistas. El señor Zarauz, por su parte, y en nombre de sus correligionarios, le declaró al señor Alcalde: 1º, que juzgan les corresponde en justicia una vara con la presidencia de una Comisión, pero bien entendido que, aunque se la concedan, este acto no ha de obligarles a reciprocidad de ningún género; 2º, que renuncian a la octava tenencia y sólo han de aceptarla por fuerza, esto es, caso de que la votación lo decida, pero que tampoco por esto han de obligarse a reciprocidad alguna; y 3º, que asistirán hoy a la sesión inaugural, respecto de lo cual nunca han vacilado, pero que los cinco votarán en blanco.

El señor Alcalde quedó autorizado por el señor Zarauz para comunicar estas declaraciones a los demás concejales.

Por último, el concejal nacionalista manifestó al señor Alcalde que él y sus correligionarios van al Ayuntamiento sólo por obedecer la voluntad del cuerpo electoral y que en este concepto, su único propósito es el de trabajar, dentro del estado de derecho actual y de la legalidad vigente, por la recta administración del Municipio bilbaino y por contribuir con un justo régimen del mismo, al bien general de Bizkaya y de todo el Pueblo Vasco; que quienquiera que en este sentido intente algo en el Ayuntamiento, los tendrá siempre a su lado; y que por esta razón, podrá vérseles apoyar unas veces la proposición de un liberal o socialista, otras la de un carlista o integrista, otras apuntarse de todos, puesto que ellos no llevan otro fin que el de tratar las cosas y resolver los asuntos conforme a justicia, sin fijarse en quién sea la persona que presente la proposición.

Nosotros sólo hemos de añadir que esto es lo que desea y ansía, y esto lo que espera de los señores Arana (don José María), Azaola, Larrinaga, Meabe y Zarauz el pueblo de Bilbao; encareciéndoles a los demás señores concejales sigan este camino del deber y de la justicia, que es el único que dignifica a los hombres, y el que a los sujetos revestidos de autoridad les exige el pueblo que para ejercerla los ha designado.

El Correo Vasco, Bilbao, 1º de julio de 1899

"La conciencia de nosotros mismos" (Sabino Arana, 3 de julio de 1899)

La conciencia de nosotros mismos

Porque la tiene, se ha dado al elemento histórico y a la tradición una prestigiosa importancia en la vida política y social del pueblo vasco.

Se han barajado los hechos históricos; se han estudiado sus costumbres tradicionales; se han ponderado los virtuosos hábitos de la raza; se ha cantado con la lira del sentimiento y con la trompa épica de la realidad, la libertad de nuestro pueblo. En una palabra, se ha hecho que nuestro pueblo viva la vida del pasado, encerrado en la tumba de los recuerdos, desligado del legítimo ambiente moderno que sella la personalidad nacional y da fe de las existencias de las razas.

Vivir en las gloriosas tradiciones y alimentarse del espíritu de ellas, ensancha el corazón de los creyentes; poetiza la vida: hiere las cuerdas del sentimiento, pero en los prosaicos tiempos que corremos no da calor a los estómagos y puesto que con los estómagos se vive, es decir, puesto que se vive con lo que se ve y pesa, nada mejor que penetrar en el terreno de las reivindicaciones euskerianas por la puerta del modernismo, acompañadas por las doctrinas corrientes, no con el espíritu puesto en ellas en lo que tengan de falsas, sino fundamentando en ellas el derecho de petición, exigiendo para nosotros la justicia que a los demás se hace en nombre de las ideas dominantes.

Se dice que los pueblos son personas jurídicas que tienen por serlo, derecho a la vida y a la dignidad; pues exigir en nombre de las doctrinas acerca de la personalidad de los pueblos la vida y la dignidad para una raza que existe, no es sino valerse de los medios que el modernismo proporciona, para favorecer la resolución de un problema planteado. Es, como dirían los juristas, ejercitar el derecho de pedir con arreglo a los procedimientos que señala la ley internacional.

¿Dónde existe la personalidad nacional?

Como quiera que la persona, jurídicamente hablando, no sea sino el sujeto capaz de derechos y obligaciones y éstas no nacen en el individuo sino cuando demuestra capacidad de poderlas otorgar, y nadie las puede otorgar sino cuando sus facultades intelectuales, no sólo estén equilibradas, sino perfectamente desenvueltas, la persona jurídica internacional, el sujeto de derechos y obligaciones internacionales, la personalidad de un pueblo, surgirá para el derecho, y desde ese momento merecerá el respeto intersocial consiguiente, cuando el pueblo dé muestras de existir intelectiva y no litivamente, cuando trabaje por su raza y por los recuerdos de ella; por su idioma y sus riquezas; por la pureza de sus costumbres, por la santidad de las canas de sus antepasados, por la virginidad inmaculada de las risueñas esperanzas del porvenir.

Se nos dirá, y pensábamos ya en la objeción, que independientemente de ese trabajo de cultura social, la sola existencia del pueblo es la determinante de sus derechos, como la sola supervivencia de un feto durante veinticuatro o cuarenta y ocho horas, constituye para las legislaciones vigentes el hecho fecundo de donde surgen las prerrogativas que lo hacen viable en la vida jurídica.

Pero ya que se puede traer esa comparación, tráigasela también con todas las consecuencias y dígase, como el pequeñuelo y el joven tienen limitada su capacidad, limitemos también la capacidad de los pueblos: hagamos a unos más libres que a otros; sometámosles a éstos a una tutela más o menos vergonzosa, a aquéllos dejémosles que gocen de mayor libertad.

No se trata de estudiar estos estados personales imperfectos, se trata de una personalidad social, total y perfecta que ha gozado en otros tiempos de las dulzuras hermosísimas de realidades felices. No se trata de constituir: se trata de hacer palpable esa constitución.

Como en la vida de relaciones humanas inferiores, tanto se vale cuanto más uno se dé a respetar, y tanto se da uno a respetar, cuanto más se dignifique y dignifique a los demás con un trabajo honrado y constante; así también en la vida internacional, los pueblos que, aunque sometidos, trabajan honradamente y honradamente exponen sus ideales y fabrican las diferencias con los demás y se constituyen en fieles guardadores de sus tesoros nacionales, hace con su conducta que las gente vean en él un elemento de cultura en vez de un elemento de perturbación; un factor que pueda converger del brazo con los demás pueblos al punto luminoso de donde parte la civilización; un aliado: un amigo.

El pueblo vasco no necesita constituirse, tiene la esencia en su propio vivir: posee como núcleo la sangre de una raza inconfundible, como elemento aislador posible una lengua singular, como manifestación y prueba de su existencia, su propia historia.

A lo que debemos aspirar es a que ese pueblo que vive, sepa que vive, sepa que constituye una raza, que posee una lengua, tiene una historia y que todos esos elementos le son propios, peculiares, exclusivos.

Es decir, es necesario que el pueblo vasco se haga la conciencia de su propia personalidad.

Y entonces nacerá el patriotismo. Porque así como la patria en sentido objetivo no es sino la familia política y como familia el conjunto de individuos que tienen un origen común, una misma educación enseñada y transmitida por sus padres y una hacienda de bienes morales y materiales, creada y legada por ellos, el patriotismo no es sino el sentimiento consciente de la patria en cada uno de los individuos de la raza, costumbres e historia comunes que se manifiesta en los actos todos de la vida. Y de ese conocimiento reflexivo surgen los movimientos populares, como el rayo del choque de las nubes y la espuma del mar del beso de las ondas.

Entonces es cuando se siente el bofetón dado en la mejilla del compatriota, entonces es cuando se llora con sus desgracias y se ríe con sus alegrías. Entonces se cuando las avalanchas arrollan al extraño; entonces se defienden los derechos con tesón y se hacen valer las posiciones tomadas.

Y ante el espectáculo que proporciona un pueblo de tal carácter al mundo internacional, se despierta la curiosidad de los más, para convertirse en simpatía y respeto.

Y se promulgan como últimamente en las conferencias de La Haya, principios jurídicos en los cuales se contienen sancionados el derecho a la existencia y a la conservación de los pueblos.

Por aquí se echará de ver cuán importante es que cada uno, no diré despierte, pero sí avive el amor a las cosas vascas, fomentando los elementos todos que integran la distinción de nuestro pueblo, tan poco conocido hasta de nosotros mismos.

Y cuando del respeto que nos merezcamos nosotros, nazca en los demás el respeto a que nos hubiéramos hecho acreedores, entonces habremos dado el primer paso en uno de los más modernos y principalísimos aspectos de los que algunos llaman, no sin razón, cuestión vascongada."

El Correo Vasco, Bilbao, nº 30, 3 de julio de 1899

"El siglo de la ignominia" (El Correo Vasco, Sabino Arana, 7 de julio de 1899)

El siglo de la ignominia

La sociedad, como el mundo en que vive, no cesa de dar vueltas, cambiando de carácter, de costumbres, de aspiraciones y de ideas.

Vémosla a las veces sin otra preocupación que la preocupación santa de dar a Dios testimonios de su agradecimiento por las mercedes recibidas; entregarse otras a los placeres, olvidada de su Creador, y llega en sus envilecimientos a tal extremo, que Dios se ve precisado a castigar con mano dura sus nefandos crímenes; le da por guerrear y el hombre desprecia toda gloria que no esté fundada en el exterminio de sus semejantes; pónense en moda los amores y en cada esquina brota un trovador y los hombres se convierten en sensitivos y mueren porque su dama les ha lanzado una mirada de desprecio.

Y rodando el mundo y con él la sociedad alrededor del eje cuyos extremos son la ridiculez y la sublimidad, la santidad y el crimen, el honor y la bajeza, ha venido a parar a este siglo XIX, compendio y suma de todas las villanías, cinismos, miserias e ignominias de las pasadas edades.

Efectivamente, hoy moteja la sociedad de hipócrita a todo aquel que gusta de tributar al Creador los honores que le son debidos, las guerras se hacen en un gabinete particular, calculando las ventajas que se tienen sobre el adversario y lanzándose a la lucha tan sólo en el caso de que existan muchas probabilidades de triunfo; el amor verdadero, el amor del alma, ha sido desterrado por inútil y sólo se atiende a la riqueza; las ideas políticas, para cuya sustentación sean necesarios el desinterés y el valor son miradas con desprecio, y únicamente se acogen aquellas que, sin peligro alguno, conduzcan con rapidez a la prosperidad.

Mirad a vuestro alrededor y sólo veréis gentes que abrazan tal o cual partido político, casi siempre aquel que más probabilidades tenga de mandar, para dar a sus negocios una resolución en consonancia con sus deseos, sin importarles un bledo el que para ello sea necesario pisotear la ley y echar una losa sobre la conciencia. Y los que, sin alientos ni medios para entrar de lleno en la política activa, tienen, sin embargo, la misma ambición y deseo de lucro que aquéllos, ingresan en las huestes de un cacique cualquiera, convirtiéndose en instrumentos de la arbitrariedad y de la infamia.

Id a esas gentes, mejor dicho, a esta sociedad actual, con ideas nobles y os volverán la espalda con desprecio; intentad alguna empresa que no tenga por base única el interés, el lucro, y os tendrán por idiota; levantad la voz en defensa de la patria esclavizada, por ejemplo, y os tildarán de loco y de criminal, y procurarán por todos los medios reduciros al silencio.

¿Durará mucho esta fase de la sociedad?

Creemos que no. Un estado general de infamia y de ignominia no se concibe por mucho tiempo. La virtud se abrirá camino; las ideas nobles y levantadas, en lucha con el crimen, saldrán indudablemente vencedoras.

Dios quiera que esta victoria venga pronto, antes de que se enseñoree completamente de nuestra desventurada patria ese espíritu inmundo de la sociedad actual; antes de que el vasco, a cuyo envilecimiento con tanto empeño concurren agentes propios y extraños, acabe por abrazar de lleno la moral del siglo XIX y pierda para siempre el camino de su redención.

Euskeria fue en los pasados siglos el muro en que se estrelló el poderío de las grandes naciones; y en el presente, la valla infranqueable ante la cual se detuvo la impiedad.

Sea hoy la que, enfrente de una sociedad viciada, ante un materialismo grosero, empuñe una bandera de honradez, de desinterés y de sacrificio, una bandera de hombres que arrolle la bandera de bestias tremolada por la sociedad del siglo XIX.

EL CORREO Vasco. Bilbao, 7 de julio de 1899.

"¿Qué va a ser de España?" (El Correo Vasco, Sabino Arana, 11 de julio de 1899)

¿Qué va a ser de España?

Sólo un milagro puede salvarla.

Porque en la vida natural, sólo con medios adecuados y aptos se consiguen resultados, pero la tan decantada regeneración española, la salvación de esa nación ¿de donde sino del favor divino podrá esperarla?

Si al menos fuera acreedora a ese beneficio... Pero Dios, que muchas veces da su merecido premio o castigo a los individuos en esta miserable vida, sanciona también en los pueblos las eternas leyes de la justicia. Y España no está limpia de mancha.

¿Podrá esperar su salud de sus propias fuerzas? ¿Obrará briosamente su naturaleza sobre los múltiples achaques que la aquejan?

Un cuerpo vigoroso, dotado de órganos sanos y armonizados, un organismo en el cual circula la sangre con energía es capaz de continuar viviendo.

A España faltan iniciativas, está condenada siempre a vivir del socialismo del Estado; éste, con sus empleos administrativos, da de comer a los pobres ciudadanos, mientras pone a los otros en disposición de poder vivir: que en España, como en los países latinos, es el Estado padre común encargado de la instrucción, de la religión, de la economía en suma, de la educación y vida de sus individuos.

¿Éstos son los órganos en quienes fía su salvación la nación española? Pues anémica constitución se revela por doquiera; católicos por el bautismo y el nombre en su inmensa mayoría, prescindiendo en la práctica de todos sus deberes; patriotas cual ninguno mostrando apatía grandísima por las cuestiones del Gobierno abandonadas a fracciones de vividores: inteligentes y trabajadores, según demuestran aquellas obras literarias y científicas de mérito universal y el estado próspero de la agricultura.

No son, pues, los órganos los que salvarán al organismo, puesto que aquéllos lo esperan todo de éste. Aquéllos son meramente pasivos cuando no opuestos al movimiento general.

¿De quién aguardan los españoles su salvación?

A punto de caer el que quizás pueda apellidarse único ministerio digno que España ha tenido, no se vislumbra siquiera quién pueda sumir la tarea pesada de levantar las cargas causadas por las últimas guerras; vese sólo olfatear el poder a Romero Robledo, el perturbador sempiterno y ya para siempre desprestigiado; a un general que un tiempo gozó fama de militar y de político y hoy ni de lo uno ni de lo otro, y en fin a generales que empiezan por reconocer su insuficiencia por comprender lo crítico de las circunstancias y que cuentan con grandes elementos de oposición. Halagüeño porvenir cualesquiera de éstos que sea el que el tiempo depare a España. Pero sea uno u otro de los indicados, ¿su situación, podrá ser duradera?

He aquí la preocupación que comienza a agitar los espíritus. En efecto; derrotado el gobierno actual nadie hay capaz de sustituirle pacífica y ventajosamente; el movimiento que de común acuerdo han esperado los republicanos y los camaristas, y que se ha revelado en los motines de esta temporada, revela que es inminente un gran trastorno religioso y político, la anarquía más espantosa.

A acrecentarla acudían tal vez los carlistas, que en sólo el desquiciamiento de España confían para llegar al poder.

Según esto, ¿dónde está, pues, la salvación de España?".

El Correo Vasco, Bilbao, 11 de julio de 1899.

"La era del odio" (El Correo Vasco, Sabino Arana, 15 de julio de 1899)

La era del odio

Sufrimos la tiranía social del odio. Odio que restringe, niega y aniquila todo movimiento noble. Odio que se presiente en todos los momentos y se muestra en todos los actos; que existe diluido en las conversaciones, en los periódicos, en las empresas; que forma ambiente, nos ahoga y obliga a odiar a todos los demás hombres sin saber por qué, sin que podamos parar en ello y vislumbrar su causa.

Odiamos, y es justo odio, a los envilecidos y a los que sólo reaccionan con la fortuna; odiamos a los mantenedores de la injusticia y a los que niegan la santa libertad; odiamos a los embaucadores y a los confesos de hipocresía; odiamos a los fuertes que abusan de su poderío y a los que se escudan en ellos.

Mas odia también el mundo a los que se alejan de sus estúpidas convenciones, a los que se amparan en su conciencia propia en punto al orden de sus actos, a los que piden impulso a la verdad y a los que demandan consejo a la justicia; odia a los que creen en Dios y a los que esperan en su omnipotencia, odia y anatematiza a los que le confiesan y defienden.

Y en está atmósfera de aborrecimiento, todo movimiento es dirigido por la voluntad con intención de daño, toda palabra es medida y todo pensamiento rebulle y se amasa con pensamientos contradictorios antes de exteriorizarse.

Es la actual la era del odio. Del odio que es universal entre lo, hombres y trasciende a todas las cosas: que admite gradaciones hasta el infinito y no se debilita con los años; antes, por el contrario, despunta en el principio de la vida; se nutre en la adolescencia y se engrandece e irradia con la edad madura.

Sobre la tierra los continentes se comparan con los continentes y las naciones se aborrecen las unas a las otras; un trapo de colores y una línea imaginaria marca el comienzo del odio. Entre los hombres los encumbrados detestan a los débiles, los hambrientos se revuelven en ira contra los hartos, y los que inclinan su cuerpo sobre la tierra agobiados por el ininterrumpido trabajo, se yerguen, trocando su amargura en odio, para acabar con la dicha y las riquezas de los señores del mundo.

Y no hay idea grande y generosa que no se desgaste en su lucha con el odio o evite las impurezas de su ambiente. Ni hay hombre que se sustraiga a su influencia y obre sin evocar su nota. ¿Qué extraño, pues, que aun en aquellas doctrinas originadas y formadas sólo para el bien de los semejantes a quien primero las expuso y sustentadas y afirmadas con sacrificios y energías nacidas en el amor, se introduzcan y patenticen las impurezas del ambiente?


Sabino Arana, El Correo Vasco, Bilbao, 15 de julio de 1899.

"Fecha nefasta" (El Correo Vasco, Sabino Arana, 21 de julio de 1899)

Fecha nefasta

El año 39 del siglo maldito que, al fin, ha pronto de expirar, Bizkaya, Gipuzkoa y Alaba, no bien disipado aún el humo de la pólvora cuyo estampido había retumbado durante largos años en sus valles y sacudido sus verdes montañas, conmoviéndolas sobre sus férreos cimientos, y no coagulada todavía la hermosa sangre de hijos suyos que, en defensa de una causa que confundía y amalgamaba la nacional con la extranjera en perjuicio de la primera y sólo en pro de la segunda, se había con abundancia derramado tan inútil como generosamente; en aquel supremo y lúgubre momento en que, al hacer el recuento de sus hijos los hallaban diezmados, al volver la vista a sus doncellas las encontraban llorando su deshonra, y al contemplar sus valles y montañas se les mostraban devastados los campos, arrasados los bosques y arruinadas las viviendas: Bizkaya, Gipuzkoa y Alaba, abatido el espíritu y extenuado el cuerpo, ofrecieron a España, a aquella nación latina que hacía tantos siglos acariciara el propósito de reducirlas a su yugo, la coyuntura más propicia de someterlas, y España quiso no desperdiciarla y las sometió con placer: y Alaba, Gipuzkoa y Bizkaya, que desde que el hombre tiene memoria de la raza vaska habían sido independientes y libres, vinieron a ser entonces provincias españolas.

Alaba y Gipuzkoa habían antes colocado su corona en la cabeza del rey español y Bizkaya había consentido que su Señor heredara el trono de España, y ya en este siglo extranjerizaron su libertad y confundieron su dicha con la dicha del extraño: ¡qué mucho que al cabo cayeran en poder del extranjero!

***

Nabarra, el otro estado vasco de aquende el Pirineo, no fue más afortunado que sus hermanos. Usurpado en 1512 el trono de sus legítimos reyes por el de Castilla Fernando V, toleró el peso del cetro extraño, con la sola condición de que el rey invasor respetara las libertades populares que los propios habían respetado.

¡Pueblo infeliz! Había perdido la conciencia de su nacionalidad y prefirió las libertades de sus ciudadanos a la libertad del estado que constituía, la independencia de sus miembros respecto de su cabeza a la independencia de su personalidad respecto del extranjero. Consintió la dominación española, conservando sus fueros. ¡cuánto más le valiera renunciar a sus instituciones y aceptar a Fernando V por tirano, como tarde o temprano, en vida de él o después de su muerte, pudiera conseguir arrancar la Corona de Nabarra de las sienes del rey español!

Mas como los nabarros la abandonaron en ellas, llegó un día en que la nación que tenía por cetro legítimo y propio al que por el derecho de la fuerza lo era de Nabarra, hallando ocasión de satisfacer la envidia con que siglo tras siglo había mirado las libertades nabarras, pudo saciarla, y la sació, privando al antiguo reino vasco de lo bueno que tenía y ella no disfrutaba, e igualándole consigo en la desgracia que por sí misma voluntariamente padecía.

Y tras la primera guerra carlista en la que los nabarros, como los bizkainos, guipuzkoanos y alabeses, se habían hermanado con los españoles en una causa comun; entonces que la energía nabarra se hallaba agotada a consecuencia de la sangrienta y prolongada guerra pasada: el poder español, interpretando fielmente la voluntad de los españoles todos, suprimió con la ley del 41 los fueros de Nabarra, imponiéndole las quintas y la contribución, y accediendo solamente a pactar, respecto de esta segunda, el tributo anual.

Es que Nabarra, en vez de procurar restablecer su trono privativo y colocar en él a quien no fuera al propio tiempo rey de España, se consideró natural provincia de esta nación latina y pretendió sentar en el de la misma a quien una parte de los españoles juzgaba con derecho a ello: y el pueblo que aspira a extranjerizarse en parte, suele conseguirlo en todo casi siempre.

Así España, al dar el paso de conquista respecto de Bizkaya, Gipuzkoa y Alaba, dio el paso de unificación jurídica respecto de Nabarra.

***

No había de tardar de dar también este segundo paso en Gipuzkoa, Bizkaya y Alaba.

Convertidos estos tres antes estados vascos independientes en provincias de España por la ley del 39, el gobierno de la nación dominadora les permitió, no obstante, disfrutar de un grado de considerable autonomía provincial; mas ésta fue mermándose paulatinamente en los años sucesivos, hasta el de 1876, que, nuevamente exhausta de fuerzas dicha región vasca por la guerra carlista que acababa de terminar, le pareció el más a propósito al poder central para igualarla a las demás regiones de la monarquía española en los dos servicios más importantes, a saber, el militar y el contributivo.

Desde entonces Alaba, Gipuzkoa y Bizkaya, dan sus mozos al ejército del Estado al cual desde el 39 pertenecen, y contribuyen al tesoro público del mismo con la cantidad anual que el Gobierno central con sus Diputaciones Provinciales de tiempo en tiempo vienen concertando.

Véase si con razón llamamos día nefasto al 21 de julio, en el cual fue promulgada dicha ley niveladora.

***

Pero ¿hemos de quejarnos nosotros de aquel acto del Gobierno de Madrid? ¿Hemos de levantar nuestra protesta siquiera contra la infausta ley que este día nos recuerda?

¿Cómo, si Bizkaya, Gipuzkoa y Alaba, sometidas ya hacía treinta y siete años por España, se hallaban por lo mismo a merced de la voluntad del Gobierno español, que ya desde entonces era el suyo propio, siquiera se le juzgue cuanto ¡legítimo parezca? ¿Cómo, si ya hacía treinta y siete años que el estar exentas Bizkaya, Gipuzkoa y Alaba de mandar sus hijos al ejército español y de concurrir al sostenimiento de la hacienda española, era verdadero privilegio tácitamente otorgado por el Gobierno mismo de España bajo el cual se regían? ¿Cómo, si nadie que goce de recta razón puede tener por justo y equitativo que unas regiones disfruten de privilegios de que carezcan otras que, lo mismo que ellas, los juzgarían beneficiosos y podrían disfrutarlos para sí?

Mas sí hemos de deplorar la ley cuya memoria hoy absorbe toda nuestra atención, y hemos de deplorarla como horrible mal social de nuestro pueblo y aborrecerla con toda nuestra alma; y no tanto, ciertamente, por lo que en su parte económica tiene de gravosa para los intereses de nuestro País, sino por lo pernicioso que es el servicio militar para la paz, sosiego y bienestar de nuestros caseríos, para la conservación de nuestra raza y lengua y para la moralidad de nuestras costumbres: que las funestas consecuencias del servicio militar en estos importantísimos órdenes de nuestra manera de ser y de vivir saltan de tal manera a los ojos, que hemos de callarlas por sabidas.

Sólo hemos de afirmar, en la seguridad de hacernos eco del sentimiento unánime de los vascos, que el mal de los males que nuestro pueblo padece y sufre dentro de la vida de muerte que empezó el año 39 y es causa de todos ellos, es este de las quintas.

¿Puede ponérsele remedio sin atentar contra la legalidad vigente? Sí, si los electores hacen digno uso de derecho del sufragio que la misma les concede; sí, si anteponen el bien moral y aun el material pero honrado, de sus hijos y familias al mezquino material que en un momento dado se les ofrezca; sí, si en las elecciones, en una palabra, no venden a su Patria por treinta dineros.

...............................................................................................

No olvidaremos, sin embargo, lo que fuimos. No olvidaremos lo que dejamos de ser el año 39.

Sabino Arana, El Correo vasco, Bilbao, 21 de julio de 1899

"Causas del mal" (El Correo Vasco, Sabino Arana, 27 de julio de 1899)

Causas del mal

Muchas han concurrido a labrar la desdicha de nuestra Patria desgraciada, reconociendo todas como origen la desmesurada ambición del enemigo extraño que en todo tiempo y lugar se ha distinguido por su afición insana a dominar a otros pueblos, siempre que éstos fueran lo bastante débiles para no poder oponerse a sus criminales propósitos; y la traición de sus hijos, de aquellos compatriotas nuestros que, halagados por los esplendores de una nobleza convencional adquirida, no por acciones nobles, ni por rasgos de meritorio valor ni por hechos humanitarios; adquirida, en la mayoría de los casos, por la adulación que degrada o por un servilismo ciego y repugnante hacia un monarca, o seducidos por el oro, mucho más fácil de adquirir con una administración desastrosa y con unas costumbres degradadas que con la administración y las costumbres ejemplares de nuestro pueblo, halagados, decimos, por estas causas, prefirieron la patria extraña a la propia, ayudaron al enemigo en su inicua tarea de esclavizar a un pueblo libre y labraron las cadenas que más tarde habían de sujetarlo al dominio del extranjero.

E hicieron más, educaron al pueblo en el amor hacia el enemigo y consiguieron por fin que los euskerianos olvidaran completamente a su Patria guardando todos los sentimientos más fervientes de sus corazones para aquellos mismos que ahogaron entre sus brazos a nuestra madre debilitada ya por la división y el abandono de sus hijos. Los cuales miran ya como la cosa más natural el exterminio de la raza, la persecución a todo lo que lleve el sello del espíritu cristiano y el desprecio y olvido de la lengua del euskeIdun.

Aunque se crea lo contrario, no es en las grandes poblaciones de Euskeria donde se ve esto más palpablemente; es en los pueblos pequeños, en las aldeas. En ellas existe la hierba más peligrosa, por lo mismo que teniendo pocos asuntos en qué fijar los aldeanos su atención y siendo casi siempre los propagadores del mal personas influyentes, con facilidad caen aquéllos en el lazo que, ya con mentidas promesas, ya con descaradas amenazas, se les tiende a la continua; al contrario de lo que sucede en las poblaciones, en donde, por lo agitado de la vida y por el menos íntimo roce del elemento podrido con el sano, no es tan fácil ejercer la influencia decisiva y perniciosa que emplean los caciquillos de las aldeas.

A señalar el mal y a indicar su remedio va dirigido el presente articulo. Confiamos en que los buenos Ayuntamientos, pocos todavía por desgracia, trabajarán por cortar el mal allá donde exista, y esperamos asimismo que los beneficiosos resultados que tales remedios produzcan inducirán a otros pueblos a portarse como buenos euskerianos cuando del nombramiento de concejales se trate.

A dos pueden reducirse los elementos que deciden de la bondad o perversidad de los pueblos; el elemento cacique y el que pudiéramos llamar moral. Del primero se ha hablado mucho ya y mucho también se trabaja en su exterminio con la destitución de esos Secretarios, verdaderas carcomas de nuestras aldeas. Digamos algo también del segundo.

Tres entidades existen de tal importancia que en su bondad estriban la salud y prosperidad de los pueblos; son, a saber: el Sacerdote, que cuida del brillo de nuestra fe y, por lo tanto, del logro de nuestro último fin; el Maestro, ayudante del anterior por lo que dice relación con la educación moral cristiana, y depositador de las semillas que producen hombres de ciencia; y el Médico, conservador de la salud corporal, necesaria para que tanto el Maestro como el Sacerdote, llenen cumplidamente su misión en este mundo.

Y siendo éstos, como son, tres elementos de capitalísima importancia para la vida de los pueblos, no cabe transigencia de ninguna especie con ellos.

Toda compasión implica la muerte de la fe en una generación, si el Sacerdote no cumpliera con su deber; la pérdida de los beneficios de una instrucción sólida y de una educación cristiana, si el Maestro fuese abandonado; el peligro de la salud y de la vida, si el Médico no supiera o no quisiera cumplir con sus deberes. Esta lástima mal entendida es, pues, un verdadero y gravisimo crimen, que si no se purga en este mundo, debido a las leyes, no siempre justas, que lo rigen, encontrará su castigo en el otro, en donde rigen leyes impuestas por la suma Sabiduría y la suma justicia.

El primero de estos elementos, el Sacerdote, es, por regla general, bonísimo y fiel cumplidor de sus deberes, cosa que no podremos decir del Maestro, el cual, casi siempre extraño al país, procura infiltrar en los corazones de los niños el odio a nuestra Patria y el desprecio hacia el euskera. Respecto del Médico hay que tener mucho cuidado por ser generalmente el que más influencia ejerce cerca del aldeano. Hoy son muchos los médicos patriotas, pero es indispensable que lo sean todos, si se quiere quitar estorbos Para la regeneración del país.

Mediten nuestros Ayuntamientos sobre esto y obren en consecuencia como buenos euskerianos.

Sabino Arana, El Correo vasco, Bilbao, 27 de julio de 1899.

"Degeneración y regeneración" (El Correo Vasco, Sabino Arana, 28 de julio de 1899)

Degeneración y regeneración

Por momentos va cambiando el espíritu de esta raza. El carácter de los euskeldunes en nada se asemejara dentro de poco al de nuestros antepasados cuya hombría de bien, cuya sencillez y entereza le constituían en el modelo envidiado por cuantos los conocían.

¿Dónde está ya nuestra entereza? Cuatro caciques son nuestros señores, ante el dinero rendimos nuestras vidas y lo que peor es hasta nuestras honras; los pocos cuya dignidad se resiente ante el espectáculo de una degradante servidumbre, no tienen valor para manifestar siquiera sus sentimientos. Vamos perdiendo aquel temple del alma que se reflejaba fielmente en una mirada, que, como dice un escritor francés, distingue al vasco por humilde que sea su fortuna de todos los demás pueblos; mirada noble y altiva sin ser arrogante y provocativa, mirada que envuelve el concepto de la más grande posesión de la dignidad personal.

Dignidad que, con el principio de la igualdad social y política, fueron conocidos y reinaron en nuestra raza mucho antes de que las constituciones los implantaran entre nosotros; dignidad e igualdad, que estaban en el carácter y costumbre de nuestro pueblo hasta tal punto que en las romerías alternaban los ricos con los pobres y la hija de un mayorazgo no se negaba a bailar con un simple aldeano.

¿Sucede esto ya? Irrita recordar el odioso refrán que algunas veces hemos tenido que oír, no conteniendo nuestra indignación: al perro y al aldeano palo. ¿Qué idea tienen los tales de la igualdad y fraternidad, del amor a la raza y aun de su mismo ser, siempre que se trate de vascos, porque nuestra ascendencia u origen se pierde entre aldeanos y aun porque ¿cuántos bizkainos por poseídos que estén de su rango y de sus caudales podrán jactarse de no contar a lo menos uno de sus ocho bisabuelos aldeano? Todo esto es la pura verdad; pero también es muy cierto que si los bizkainos (en particular) de hoy nos vamos haciendo muy humildes con los poderosos, degeneramos al mismo tiempo, usando de una gran altivez con los humildes.

¡Cuántos vascos tienen a menos el cruzar sus manos con las de un aldeano que es tan hombre como ellos, y hasta dudarán si ese aldeano, fuera su propio hermano. Miserables! Abundan ya entre nosotros y entre los jóvenes de ambos sexos no menos, quienes intimando con Pepe López, venido lo menos de Guadalajara, le llaman familiar y dulcemente ¡Pepito! y cifran su dicha en alternar con él porque tiene una posición muy superior a la de un antiguo amigo, hoy despreciado, porque no está bien a un hombre el tratar sino con gentes de su rango o superior (principio exótico, que hay más de una etxekoama que hoy se llama mamá que inculca a sus hijos) y porque, dirá para sus adentros cualquier joven galán tan lleno de pretensiones como falto de méritos: la fulanita me tendrá por más chic, elegante o más rico si me ve con los elegantes o ricos. ¡Desgraciado! Y desgraciada la que convencida por tan poderosos argumentos como el tono y el dinero, de la conveniencia de un matrimonio se decida a contraerlo, que en el pecado llevará la penitencia.

Y he aquí que al mencionar el dinero hemos tocado con otro mal que en nuestro carácter ha impreso profundas huellas y es la raíz de la pérdida de nuestra dignidad personal, como la causa de una inconsiderada altanería: ese mal es el ansia inagotable de riquezas, la avaricia.

Por el dinero, como arriba decíamos, se rebaja el vasco a servir a un cacique y a hacer traición a su patria; por el dinero el vasco acomodado da su hija a un mal marido y el aldeano envía a su hija a donde perderá su honra; por el dinero se consienten y organizan bailes infames, criminal negocio de Ayuntamientos y de rematantes. En fin, la codicia, ese afán insaciable de riquezas que no repara en medios, que atropella la ley santa de Dios, es lo más opuesto a nuestro carácter tradicional, a nuestra existencia como pueblo.

Ahora que tanto oímos sonar la palabra regeneración, hagámonos aplicación de esta palabreja a nosotros mismos los vascos: que para lo demás no nos incumbe. Necesitamos regenerarnos, y esto sólo podemos conseguirlo con el amor de la verdadera religión y de la única política conforme con nuestras tradiciones: JAUNGOIKUA ETA LAGI-ZARRA.

Sabino Arana, El Correo vasco, Bilbao, 28 de julio de 1899.

La patria" (El Correo Vasco, Sabino Arana, 11 de agosto de 1899)

La patria

Casi son innumerables las veces y las formas en que se nos ha venido anunciando la existencia de dos patrias: una grande como . la inmensidad del espacio que cobija a todo lo existente; otra chica como un vaso de vino que se evapora al soplo de cualquier airecillo.

Y quien en frente de esa luminosa distinción, esté medianamente impuesto en nociones generales de derecho político y no se ría, en verdad, en verdad os digo, que es porque no tiene ganas.

Porque o existe la patria o no existe. Si lo segundo, no hay que hablar de ella porque a nadie interesan las cosas que viven en el reino de la nada.

Pero si existe, ha de existir como todo el mundo la admite: con las notas que, según el común sentir, la caracterizan y la distinguen de análogos conceptos.

Hemos oído en las aulas que la patria da el ser a los individuos nacionales; que éstos reconocen un origen común, una común historia, unas mismas costumbres que forman el patrimonio de los siglos y una lengua, vínculo sagrado que los une desde el principio, en la sucesión de los tiempos.

Por eso la mayoría, por no decir todos los tratadistas que admiten el concepto de patria con derecho a la vida científica lo equiparan, con las naturales diferencias, al concepto de familia y llaman a la patria la familia patriarcal: la unión moral de individuos que reconocen un mismo origen, nacimiento: un mismo padre.

Y como la familia no sea sino la unión moral de individuos nacidos de un tronco, que guardan entre sí relaciones elaboradas por la sangre en el tiempo, que se han creado su idiosincrasia y para quienes los progenitores han también constituido una hacienda que han de heredar; dicho se está que la familia patriarcal, es decir, la patria no será sino la unión de los individuos de una raza histórica para quienes el tiempo ha fabricado unas costumbres y una lengua y a favor de quienes la historia ha creado un patrimonio de libertades a cuyo goce tienen perfectísimo derecho las generaciones que se suceden.

La analogía de ambos conceptos, aunque en distintas esferas, no puede ser más palpable. Se pregunta ahora, ¿puede un individuo determinado pertenecer a dos familias naturales distintas? ¿Es decir, puede un individuo reconocer dos orígenes diversos y gozar de dos hogares y disfrutar de dos patrimonios familiares diferentes?

Claro que no. Y es porque la naturaleza de las cosas, triunfa siempre de las humanas aberraciones. Ninguno encuentra la familia que le place, sino que todos venimos a este mundo unidos a una determinada familia.

Y en el concepto de Patria sucede lo mismo. Quien más, quien menos, todos quisiéramos que nuestra patria fuera grande, dichosa, magnífica, llena de bienaventuranzas, pero todos nos encontramos al nacer indefectiblemente unidos con la sangre a una determinada raza que vive en un determinado territorio, con una determinada lengua como vínculo, una misma historia por recuerdo, unos mismos derechos por patrimonio. Y de ahí no salimos, sino para naturalizarnos civil y políticamente en el extranjero, como no salimos de una familia para entrar en otra, sino por medio de la adopción. Pero esta adopción y aquella naturalización no son sino ficciones de derecho; como modos inventados por el hombre para suplir las deficiencias de la naturaleza.

Por eso dice un autor español moderno que la denominación de Patria chica y patria grande es un formulismo que para nada sirve como no sea para encubrir un odio con un afecto. Un odio reconcentrado a lo que significa los verdaderos derechos de los pueblos históricos; a sus aspiraciones, a sus reivindicaciones: un afecto trasnochado, superficial que se traduce en el amor al medio inocente de los primeros años; en un recuerdo del hogar que fue, en una memoria de un campanario medio derruido, que toca a la oración y al alba; en un azoramiento idílico, pueril y mujeriego.

Y es que los que así piensan confunden la noción de patria con otros conceptos jurídicos, y parten por el camino del hecho consumado a sentar conclusiones de derecho. Y para ellos la patria de los bohemios es el Austria; la de los Polacos, Alemania, Rusia o el Imperio austro-húngaro; la de los irlandeses, Inglaterra, y la de los árabes, el Reino Unido de la Gran Bretaña.

Y por ese camino en verdad podían, si fueran consecuentes, no admitir la idea de patria. Si no ha de existir la historia como elaboradora de los derechos de los pueblos, dividan el mundo a cañonazos y digan: hasta aquí alcanzan mis cañones, ese terreno conquistado con la metralla y los habitantes que viven en él, son míos, me pertenecen: me llamo Inglaterra o Rusia o Francia y me declaro su madre. Y entonces ya no hay en el mundo sino hombres, dominados los unos y dominadores los otros.

Nace el Estado y desaparece la Patria.

Sabino Arana, El Correo vasco, Bilbao, 11 de agosto de 1899.

"Reaccionarios y neos" (El Correo Vasco, Sabino Arana, 22 de agosto de 1899)

Reaccionarios y neos

Desde el principio fuimos acusados del delito de reacción por algunos periódicos de la villa: su denuncia ha sido sancionada en el meeting de librepensadores celebrado el domingo último en el frontón de Zabalbide.

"Un periódico de la localidad ?decía uno de los oradores?, EL CORREO VASCO, ha amenazado con que sería perturbado el orden. El tal periódico debe ser muy neo. "

E insistía otro orador poco después sobre lo mismo y sólo a nosotros alcanzaban las gruesas palabras y el mote de reaccionarios y neos.

¿Qué se sigue de ello? Que sólo la nuestra, si alguna otra protesta se formuló por la prensa de Bilbao, fue interpretada y recibida como sincera. Y al serlo tal y declararnos como reaccionarios y neos cumple que volvamos sobre nuestras palabras y las repitamos.

Somos reaccionarios, ferozmente reaccionarios por cuanto predicamos y practicamos la reacción: la reacción de los creyentes en Cristo contra la acción de los que niegan su divinidad y blasfeman de Él, la reacción de los que aman a Euskeria porque esta es su suelo, su origen y su delicia, contra la acción de los que la combaten y ansían aniquilarla por las razones inversas.

Somos neos, neos que se declaran culpables de ese nefando crimen, en cuanto es nueva, esto es nea, la fe en Dios Todopoderoso, pues que Dios fue en el principio, es en todos los tiempos y será en la consumación de las edades, y quien mantiene su fe la siente como renacida en la sucesión de los momentos y acrecida, fortalecida y como brotada en todos ellos en forma nueva, esto es, más vigorosa y consoladora en una prosecución. Somos neos porque clamamos por doctrinas nuevas; doctrinas de sacrificio por el hermano, nuevas en el presente entre los que lo son nuestros, doctrinas de amor a la verdad y a la justicia, nuevas para los que se erigieron en guías y protectores de nuestro pueblo, doctrinas que estimamos de salvación, a las que como a tales nos ofrecemos en holocausto y que con ser secuela de nuestra historia y derivación lógica de sus enseñanzas, son sin embargo nuevas para muchos de los que con nosotros fueron en el origen, y como nuevas se aparecen a los que tal vez jamás pensaron en la disminución de su poderío.

Somos, pues, reaccionarios y neos por la bondad y certeza de nuestra reacción y neísmo se sigue de la calidad y número de los que como tales nos señalan. Enemigos de nuestra fe los que de reaccionarios nos motejan, lo son tanto, y acaso por ella, de nuestro pueblo; y bien puede admitirse como propia una palabra que algunos la creen despreciativa, si ella es sanción de lo que defendemos.

Sabino Arana, El Correo vasco, Bilbao, 22 de agosto de 1899.

nacionalismos

GALICIA

LA RESTAURACIÓN

La Primera luz (Manuel Murguía, 1860)

La primera luz (1860) Manuel Murguía

Esta obra ha sido declarada de texto por Real orden de 26 de abril de 1860, inserta en la Gaceta de Madrid de 28 del mismo mes y año. Habiendo  sido examinado de nuestra orden el librito titulado LA PRIMERA  LUZ, aprobado de texto para las escuelas de Galicia por Real orden,  y no hallándose en él cosa alguna contra los preceptos y doctrina de nuestra Santa Religión y sana moral, damos nuestro permiso y licencia para su reimpresión en esta ciudad.

Lugo, 5 de marzo de 1868. José, Obispo de Lugo.

Dos palabras del editor

Ocho años hace que se imprimió por primera vez este libro,  ocho años que se declaró de texto para las escuelas del reino,  ocho años que uno tras otro día no han cesado de recibir su autor y su editor los más entusiastas plácemes por parte de las personas amantes del país que opinaban se había llevado a cabo con su publicación un pensamiento tan útil como patriótico. Por desgracia, ocupaciones de otra índole aparte ya de las grandes dificultades con que tropiezan en Galicia las empresas editoriales, han hecho que su primer editor no pudiese poner a la venta una segunda edición tan económica como se necesita para llenar el objeto que se había propuesto. Este inconveniente dio por resultado que, a pesar de haber transcurrido tanto tiempo desde su  aparición, y a pesar también de haber sido adoptado ya por muchos maestros, no ha podido este libro prestar en las escuelas el gran servicio a que está llamado. Poderosas razones nos han inclinado a adquirir su propiedad y hacer en honor de Galicia este esfuerzo. Todos sabemos cómo las primeras impresiones quedan grabadas en el corazón del hombre: nosotros estamos seguros de que más de un niño, que en sus primeros años lea con ojo distraído estas páginas hallará en ellas mañana la fuente oculta de donde brotaron en su corazón no  sólo el dulce y santo amor de la patria, sino también a su  glorioso pasado y cuanto con él se relaciona.

Al imprimir de nuevo La Primera Luz, no hallamos mejor modo de dar a  conocer su índole que copiando a continuación las siguientes líneas con que su primer editor, nuestro amigo, el señor  Compañel, explicó el pensamiento que le guiaba y el fin a que  tendía al dar a la estampa este libro, pequeño por su volumen, pero grande por sus tendencias y objeto a que se destina. El solo objeto de este libro es la mejor de todas las recomendaciones. Tiempo hace que pensábamos publicar tan útil y necesario trabajo, el cual, como otros de igual naturaleza (que para completar nuestra idea publicaremos en seguida), debemos al infatigable celo de su autor, uno de nuestros mejores escritores, quien, con una constancia digna de elogio, ha consagrado su juventud y su inteligencia al noble servicio del país que le vio nacer.

Hemos procurado que este libro, además de las ventajas que proporciona el nuevo y útil sistema que presidió a su formación, reúna las que todos los libros de su clase reúnen. Empezamos, pues por emplear diferentes caracteres, yendo de más  a menos, para que los niños puedan acostumbrarse más fácilmente a la lectura, añadiendo algunas lecciones en letra bastardilla, para que así se formen una idea de los caracteres que usa diariamente la imprenta.

Con el fin de llenar cumplidamente el objeto que se propuso  el autor, se ha añadido al pie de la parte expositiva, en casi todas las lecciones, una pequeña serie de preguntas y respuestas que harán más palpable la utilidad de este libro. Nada efectivamente más acomodado a la sencilla inteligencia de los niños que el sistema adoptado; pues leyendo todas las lecciones, sin tomar de memoria más que lo que de la simple lectura de las lecciones expositivas sea susceptible, cada niño puede después estudiar de memoria sin tanta dificultad dichas preguntas y respuestas, completando, digámoslo así, la instrucción que se desea. Si este pensamiento fuese aceptado como útil y provechoso para las escuelas de primera enseñanza de Galicia, no vacilaríamos un momento en agrandar este trabajo, y hacer en él todas aquellas correcciones que la prudencia y la práctica de los maestros nos aconseje.

Nuestro objeto es que el niño, tan pronto empiece a leer, empiece a la vez a conocer y amar a su patria, ninguna como  la nuestra necesita más de este santo amor de sus hijos. Este sencillo método de interés al hombre es todo lo que concierne a su patria, hace mucho tiempo que se usa con asombroso éxito en las naciones más cultas y adelantadas de Europa. Al ofrecer, pues, semejante libro a Galicia, creemos llenar la más alta misión del editor y del hijo amante de su país. Los nuestros sabrán mejor que nosotros cuanto debe influir en sus futuros destinos la lectura de esta pequeña obra. J. Compañel.

M. SOTO FREIRE

Y tú, hija mía, venida ayer a este valle de lágrimas; tú, en quien pienso al escribir este libro, aprende, hija de mi alma, a amar a esta Galicia infortunada, en donde han nacido tus padres y en donde has visto la primera luz. Para ti escribo estas páginas; benditos sean tus dulces ojos, benditos sean tus labios puros como la sonrisa de tu madre, cada vez que leas y pronuncies estas palabras, que escribo pensando en ti; ¡oh tú, la hija más amada!. . .

A los niños

Blanqueaba en los cielos la aurora, y sus primeras y suaves tintas bañaban dulcemente los montes vecinos, -El valle dormía en paz, y las sombras de la noche, al levantar su vuelo, despertaban, en las dormidas ramas, los céfiros matinales.

Cantaban los pájaros; la luz descendía como brillante globo sobre las ondas que rizaban los primeros vientos, y en el cercano caserío todo era animación y regocijo. Entraba el sol por las ventanas, movíanse los árboles que llamaban con sus ramas a los hierros del largo balcón, y una madre -¡santo nombre!se acercó llevando de la mano un niño más hermoso que la aurora. Besóle en la frente, para que su beso de madre disipase en todo aquel día los malos pensamientos de un alma llena de inocencia, hízole arrodillarse delante de ella, y le mandó repetir estas palabras, que el pobrecillo balbuceaba, levantando al cielo sus ojos de dulzura y sus manecitas rosadas.  -¡Dios mío! tú que creaste tantas bellezas como me rodean, tú que encendiste en mi alma el noble fuego de la inteligencia recibe mi primera oración, pura como la de los ángeles. Y tú, pequeño pedazo de tierra en que he nacido, flores que embalsamáis este viento que orea mi rostro, almas santas de mis antepasados, recibid también mi pensamiento. Desde el cielo en que vivís eternamente, no veréis sin regocijo cómo el pobre niño aprende a honrar vuestro nombre, a imitar vuestras virtudes, a amar esta tierra bendita y hermosa, donde reposan vuestras cenizas y en que Dios, que todo lo ve y lo gobierna, quiso que  abriese mis ojos a la luz que anima tan espléndida naturaleza.

Levantóse el niño besóle su madre en los labios, para que su beso santificase aquellas palabras, y le oprimió contra su pecho, y le acarició porque era bueno como un ángel, y a los ángeles se les ama siempre.

Oh! niños queridos, a quienes ama vuestra madre y de cuya ancianidad seréis apoyo, repetid todas las mañanas la dulce oración de] niño amado de su madre. No os faltarán los dulces besos de aquella, aunque algunos de vosotros -¡pobres inocentes! no hayáis conocido nunca la sonrisa materna].

Los hombres todos tenemos siempre una madre a quien debemos amar y venerar: esta madre es la PATRIA.

LA PRIMERA LUZ DEL DIALECTO

LECCIÓN I

Un niño entró en la escuela; era un pobre aldeanito, y no sabía hablar castellano. El maestro le preguntó:

-¿No traes tus libros, hijo mio?

-Señor respondió el pobrecillo, temblando esquecéronme.

Y todos los demás niños se echaron a reir de él, y se mofaron de su ignorancia.

Pero el maestro, que era un hombre docto, y mejor que esto todavía, un hombre justo, les impuso silencio y les dijo:

Hijos míos, ¿cual es la falta de ese inocente para que os burléis de él? No sabe castellano, y habla en el dulce lenguaje de su tierra nativa, en el lenguaje en que hablaron sus abuelos! Sabed, niños, que el dialecto gallego, cuyas armoniosas palabras excitan vuestra risa, como si fuérais extraños, es la fuente de donde salió el idioma español; es un dialecto en que pueden expresarse con más dulzura, con más suavidad, con más cariño que en ningún otro, todos los pensamientos y todas las ideas; que en él hablaron nuestros padres, y que nosotros no debemos, no digo ya olvidarlo, sino amarlo, venerarlo, como a preciosa herencia que nos han legado nuestros antepasados. Amad el lenguaje en que  hablamos todavía; ¡el pueblo que olvida y escarnece su idioma,  ese pueblo dice al resto del mundo que ha perdido su dignidad! «El hombre dice un sabio moderno lo último que pierde es el acento natal». No os avergoncéis, pues, de ser como los hombres, ni os cause risa oír hablar como hablaron vuestros abuelos. Si algo hai aquí, que deba excitar vuestra hilaridad, no es la santa ignorancia de este aldeanito, sino la imprudente carcajada del hijo de las ciudades, que no conoce que acaba de reirse de sí mismo.

LECCIÓN II

El dialecto gallego es uno de los que en España conserva más puro su origen latino, y en el cual se advierte a cada paso las huellas poderosas de los antiguos idiomas célticos, que se hablaban en Galicia antes y durante la dominación romana. A poco que se observe, nótase que sus voces, en la mayor parte, son débil corrupción del latín, sin que se vean en el gallego, como sucede en el castellano, esas ásperas palabras que ha tomado del árabe, como un signo de su pasada servidumbre.

Formóse el gallego antes que el castellano, y llegó también a su perfección antes que éste. Es su padre, como lo es del portugués; ejemplo vivo de lo que podía llegar a ser el gallego, si en vez de corromperse y viciarse con voces y giros castellanos, hubiese aspirado a su perfección y sido un idioma nacional.

En gallego escribió sus Cántigas el inmortal monarca castellano, Don Alfonso X, llamado el Sabio, y muchos otros poetas de  aquellos tiempos en que el gallego era un idioma formado, mientras el castellano estaba todavía en su infancia.

***

P. -¿Cuál es el origen del dialecto gallego?

R. -El latín, modificado según el genio de las lenguas célticas que se hablaron en Galicia.

R-¿Cuándo se halló formado ya como idioma literario?

R. -Mucho antes que el castellano, pudiendo asegurarse que  lo estaba ya a fines del siglo XII.

P. -¿Se han escrito algunas obras en este dialecto?

R. -Algunas, y entre ellas las Cántigas del Rey Don Alfonso X, llamado el Sabio.

DE LA RELIGION

LECCIÓN III

¿Cuál es el pueblo antiguo y moderno que no ha sentido en su conciencia la inferioridad de su naturaleza? ¿Cuál el que no ha levantado altares al Creador del mundo? El hombre, al nacer a la vida, fué puesto en el Paraíso; entró en él lleno de gracia, y salió pecador; desde entonces, ángeles de flameantes espadas guardan sus puertas, y el hombre gime en la tierra su desventura. Dios le colmó de beneficios, y él le fue ingrato. Dios le hizo sentir el peso de la desgracia en que se había sumido por su propia voluntad; pero en medio de su desgracia no le abandonó. Para el cuerpo le dió vestido con que cubrir su desnudez.

Para el alma, una consoladora esperanza de su remedio, y el hombre levantó altares para adorarle por sus beneficios y para implorar sus misericordias. El indio en sus pagodas, el árabe en sus mezquitas, el celta en medio de los bosques, todos alzaron sus plegarias al Señor de lo creado. ¿Y hemos de ser nosotros menos que ellos, nosotros los que hemos nacido en el nuevo Paraíso? Nos ha enviado la redención; el Verbo hecho carne vino a salvarnos; la religión cristiana, que nació pobre, vive y prospera hace diecinueve siglos ¡Dichosos nosotros, que hemos nacido de padres cristianos y recibidos en el seno de la Santa Iglesia adoramos al Dios verdadero! Adoremos a ese Dios de dulzura y de perdones; que no nos ha abandonado; amemos al Apóstol santo que, apenas la palabra del Crucificado empezó a fructificar en torno del Gólgotha, cuando abandonó su patria, cruzó los mares, y se detuvo en nuestra hermosa Galicia, en donde dejó oír su doctrina de redención.

LECCIÓN IV

Todos los historiadores están conformes en que Santiago,

hijo del Zebedeo, abandonó la Judea y vino a España a predicar el Evangelio. Muchas son las ciudades que se disputan el honor de haber sido las primeras en oír de sus labios la divina palabra; pero ninguna tiene el envidiable privilegio de que hubiese residido en ella tanto tiempo el Apóstol como en el Padrón. Aquí escogió sus discípulos, aquí fue amado como en ningún sitio y aquí, por fin, quiso fuese transportado y descansase su santo cuerpo.

Nadie puede negar que Galicia fue de las primeras ras provincias de España en donde el Cristianismo echó más profundas raíces, siendo desde entonces un reino religioso por excelencia. Parece que Dios miró siempre con ojos benignos este país y le concedió el envidiable privilegio de ser la cuna del Cristianismo español. Antes que un rey godo hubiese abjurado sus errores y se convirtiese a la religión del Crucificado, ya un rey de Galicia lo había hecho más de cien años hacia. Pero ¿qué de victorias no deben las armas cristianas a la ayuda del Apóstol, a quien su divino Maestro apellidó Hijo del Trueno? ¿Quién venció en Clavijo sino Santiago? ¿Quién en las Navas de Tolosa? ¿Quién en Granada, en Nápoles, en Méjico, allí donde se gritaba en son de guerra: Santiago y cierra España? Por eso todos los españoles y todos los cristianos corrieron en santa romería a visitar en la antigua Compostela el milagroso sepulcro, por eso las ofrendas y los votos del pueblo español vinieron ofreciéndose durante siglos al pie del altar, en donde recibe justa y diaria adoración el Apóstol que ha querido vivir entre nosotros.

P. ¿En dónde residió el Santo Apóstol en Galicia?

R. La recorrió toda; pero en especial vivió en Iria, hoy Padrón.

R -¿Cuántos fueron los discípulos que salieron con él de Galicia?

R. Nueve; llamados Atanasio, Teodoro, Teos'lfón, Segundo, Indalecio, Cecilio, Insichio, Torcuato y Eufrasio.

P. -¿Cuáles los que quedaron en Galicia?

R. Dos; Teodoro y Atanasio, que fue el primer obispo de Iria Flavia.

P. ¿En dónde se halló el cuerpo del Apóstol?

R. -En el lugar que hoy ocupa Santiago, llamado entonces

Burgo de Tamaricos.

P. -¿En qué año?

R. -En el de 813, en que le descubrió el obispo de Iria,

Teodomiro.

R-¿Quién fue el primer rey de Galicia que se convirtió al cristianismo

R. -Richiario.

GEOGRAFIA

LECCIÓN V

Muchas son las descripciones que han hecho los escritores de esta hermosa y fértil Galicia; pero la imaginación del hombre será siempre impotente para prestar a la naturaleza un átomo más de hermosura. Nadie, nadie ha podido describirnos a Galicia tan llena de belleza como a cada momento se nos presenta. Frescos valles, solitarias cañadas, comarcas pintorescas, montañas cubiertas de nieve, verdes quebradas, lagos, ríos de ondas azules y un mar inmenso, bañándola amoroso, he aquí lo que es tan vario como encantador país. Una costa de doscientas cuarenta millas, cubierta de innumerables puertos, entre los que se cuentan algunos envidia de las demás naciones; unas risueñas aldeas, medio ocultas entre los innumerables árboles que crecen bajo su suelo, le dan un aspecto cada vez más pintoresco. El mar Cántabro y el Atlántico le rodean y se mezclan entre un rumor de tempestades, enfrente de su quebrada y salvaje  costa. Confina por el E. con los antiguos reinos de Asturias y  León de los que le separan el río Eo y la cordillera de montañas de Ancares, Cebrero y otras que le siguen, entre ellas, y al S. E. la sierra de Segundera, que marca los límites entre Galicia y Zamora, separándola de Portugal en la línea S. las montañas de la Mezquita y otras que se extienden hasta la feligresía de Padrenda, en donde el Miño empieza a servir de línea divisoria entre Portugal y Galicia.

P. -¿Cuál es la situación de Galicia respecto a lo restante de España?

R. -Se halla situada en su parte más septentrional y al N. O. de la península.

P. -¿Cuáles son sus límites?

R. -Al N. y al 0. el mar Cantábrico y Atlántico; al E. Asturias y León; Al S. E. la provincia de Zamora, y al S. Portugal.

P. -¿Cuál es la extensión de su costa?

R. -De doscientas cuarenta millas.

P. -¿En dónde empieza y en dónde concluye?

R. -Empieza en el monte de Santa Tecla, inmediato a la villa de la Guardia, y termina en Rivadeo.

LECCIÓN VI

La antigua división de Galicia era harto defectuosa, pero hoy, y acertadamente, se halla dividida en cuatro provincias, que son las de La Coruña, Lugo, Pontevedra y Orense, que ocupan 1. 032 leguas cuadradas, cuya población llega a cerca de dos millones de habitantes. Sus montañas son numerosas, aunque por lo regular no muy elevadas, ramificación de los Pirineos que avanzan hasta Finisterre, y entre las cuales pueden contarse como de más altura las de Cervantes, Cebrero, Courel, Segundera, Armonda, la Loba y el Bocelo. Corren por sus frondosas cañadas y por sus valles fertilísimos, multitud de ríos, entre los que sobresale el Miño, que naciendo en la provincia de Lugo, cerca del monasterio de Meira, pasa a un lado de la  ciudad de Lugo, se adelanta hacia Orense, en donde viene unido al Sil, otro gran río, los cuales, después de recoger el Avia y otros, entre ellos el Arnoya, pasa por delante de Tuy y va a desembocar en el océano, siendo por eso uno de los más caudalosos de España, el de más crecido caudal en Galicia y el que naciendo y muriendo en ella parece querer simbolizar este reino, cuyos valles fecundiza. Cuenta nuestro país con otros ríos, cuyo precioso caudal de aguas forman parte de su riqueza agrícola, tales son el Tambre, el Ulla y el Limia, que forma el célebre lago de este nombre.

P. -¿En cuántas provincias se divide Galicia?

R. -En cuatro, que son la de La Coruña, Lugo, Pontevedra y Orense, que tienen por capitales las respectivas ciudades de su nombre.

P. -¿Cuál es su extensión y cuál su población?

R. Su extensión es de 1. 032 leguas cuadradas, y su población de cerca de dos millones de habitantes.

P. -¿Cuáles son sus montañas más elevadas?

R. -Las de Cervantes, Cebrero, Courel, Segundera,  Armonda, la Loba, el Bocelo y otras.

P. -¿Cuáles sus ríos más caudalosos?

R. -El Miño, el Sil, el Tambre,el Ulla y el Limia.

P. -¿Qué circunstancias hacen notable al primero  de estos ríos?

R. El ser uno de los más caudalosos de España, el más grande de Galicia y el nacer y morir en este antiguo reino.

LECCIÓN VII

Una de las más bellas ciudades, no sólo de Galicia, sino de España, es La Coruña, capital de todo el reino y de la provincia de su nombre. Efectivamente, el viajero no puede menos de sorprenderse a la vista de esta hermosa ciudad, cuyo puerto es de los  más seguros, y su perspectiva, de las más pintorescas. Calles limpias, anchas y cómodas, buenos paseos y unos alrededores siempre floridos la hacen ser preferida entre todas. Reside en ella la Audiencia, la Capitanía General, el 4. ' departamento de Artillería y tiene un Consulado o escuela de comercio y pilotaje con una biblioteca, legado del distinguido escritor gallego don Pedro Antonio Sánchez, la cual habiéndose aumentado hasta el día, cuenta ya con ocho mil volúmenes. La población de la ciudad es de treinta y dos mil habitantes. Compónese la provincia, cuya población es de quinientas setenta y tres mil ciento catorce almas, de catorce partidos judiciales, entre los que se cuentan el de Santiago, antigua capital de Galicia, con veinte y ocho mil habitantes, célebre por sus numerosos edificios, notándose entre ellos la Universidad, que es la única de Galicia, fundada a principios del siglo XVI, la catedral, cuyo arzobispo es cabeza de la iglesia gallega, el hospital, el Seminario, el monasterio de San Martín, el colegio de Fonseca y otros, el de Ferrol, ciudad de un gran porvenir, con diez y seis mil habitantes, y un inmenso arsenal, el primero en Europa y envidia de todas las naciones marítimas, el de Betanzos, ciudad un tiempo de alguna importancia, y los de  Puentedeume, cuyo puente es notable por su longitud; Arzúa, Carballo, con sus aguas minerales; Concubión, Muros, patria del obispo don Diego de Muros; Negreira, Noya, en donde nacie ron Berengario de Noya y don Felipe de Castro, escultor distinguido del siglo pasado; Ordenes, Padrón, de donde salieron los dos insignes trovadores Macías y Rodríguez de Padrón y Santa Marta de Ortigueira.

P. -¿Cuál es la capital de Galicia?

R. -La Coruña, capital al mismo tiempo de la provincia de su nombre.

P. -¿Cuál es su población y la de la provincia?

R. -Treinta y dos mil almas la de la ciudad, y quinientas setenta y tres mil ciento catorce la de la provincia.

P. -¿En cuántos partidos judiciales se divide la provincia y cuáles son?

R. -En catorce, que son: Arzúa, Betanzos, Carballo, Corcubión, La Coruña, El Ferrol, Muros, Negreira, Noya, Ordenes, Padrón, Puentedeume, Santa Marta de Ortigueira y S antiago.

P. -¿Cuáles son las principales ciudades de esta provincia?

R. -La Coruña, por ser la de más población de Galicia;  la de Santiago por su célebre Universidad, y El Ferrol, por el inmenso arsenal, cuya fábrica es una de las maravillas de este antiguo reino.

LECCIÓN VIII

Las soberbias y elevadas cumbres de Piedrafita sirven de límite a las provincias de León y de Lugo, cuya ciudad es de las más célebres y antiguas de Galicia, y su capital en tiempo de los romanos. Su población es de doce mil almas. Encierra dentro de sus antiquísimas murallas una catedral, aunque pequeña, de preciosa fábrica y notable, por tener expuesto perpetuamente el Santísimo Sacramento, y en sus alrededores se hallaban las ruinas de los baños romanos y hermosos mosaicos, que atestiguan su antiguo poderío y su riqueza. Tiene seminario conciliar, instituto de segunda enseñanza, escuela normal y una biblioteca provincial de más de diez mil volúmenes. En ella se celebraron Concilios, que fueron de los más célebres en Galicia, y algunos reyes suevos tuvieron allí su corte. La población de la provincia es de cuatrocientos cuarenta y seis mil ochocientos  un habitantes, y se halla dividida en once partidos judiciales, entre cuyas capitales se cuentan Mondoñedo, ciudad con obispo y una de las más célebres en la Edad Media; Monforte, con instituto local de segunda enseñanza en el notable Colegio de Jesuitas que posee; Rivadeo, con escuela de náutica y comercio; Fonsagrada, Quiroga, Sárria, Becerreá, Chantada, Villalba y Vivero, con un comercio de lienzos, en otro tiempo bastante notable, y una fábrica de fundición de hierro y loza en Sargadelos.

P. -¿Cuál es la población de esta provincia y cuál la de su capital?

R. -La de la provincia es de cuatrocientas cuarenta y seis mil ochocientas una almas, y la de la capital, doce mil.

P. -¿En cuántos partidos judiciales se divide la provincia y cuáles son?

R. -En once, que son los de Fonsagrada, Lugo, Mondoñedo, Monforte, Becerreá, Quiroga, Rivadeo, Sárria, Chantada, Villalba y Vivero.

P. -. ¿Cuáles son las principales ciudades de la provincia?

R. -Lugo, por ser la capital de Galicia romana, haber tenido algún tiempo su corte en ella los reyes suevos y por los concilios que en ella se celebraron. Mondoñedo, por ser su silla episcopal una de las primeras de Galicia, y Monforte, por su antiguo colegio de humanidades, que perteneció a la Compañía Jesús.

LECCIÓN IX

De alrededores pintorescos en sumo grado, encerrando dentro de sus murallas notables edificios, y orillas del florido Lérez, se levanta la ciudad de Pontevedra, capital de la provincia de su nombre, con grandes recuerdos históricos, bajo un cielo puro y en un clima templado, que hacen más agradables sus encantados alrededores. Su población es de nueve mil almas; tiene instituto de segunda enseñanza con una pequeña biblioteca, escuela normal y bellos edificios, entre los que sobresale la iglesia de Santa María. El antiguo gremio de mareantes publica la grandeza marítima de esta ciudad, en donde nacieron los Nodales y Sarmientos. Se divide la provincia, cuya población es de cuatrocientos sesenta y cuatro mil novecientas sesenta y nueve almas, en once partidos judiciales, entre los que se cuentan los de Vigo, cuya capital es uno de los mejores y más seguros puertos del mundo, hallándose en su ría espaciosa un magnífico lazareto, el único en Galicia; Tuy, orillas del Miño, corte del rey godo Witiza, patria del celebrado poeta Cadavalo Gravio, con catedral, silla episcopal y seminario; Caldas de Reyes, en donde tuvieron su corte los condes de Galicia don Ramón de Borgoña y doña Urraca de Castilla, cuyo hijo don Alfonso, que nació en esta villa, fué más tarde rey de Castilla y León y uno de los más poderosos monarcas de aquellos tiempos; Redondela, con hermosos alrededores; Lama, Cañiza, Tabeirós, Lalín, Puenteares y Cambados, en donde nació el humanista don Alonso Alvarez Sotelo.

R-¿Cuál es la población de esta provincia y cuál la de su capital?

R. -La de la provincia es de cuatrocientas sesenta y cuatro mil novecientas sesenta y nueve almas, y la de la capital, de nueve mil.

P. -¿En cuántos partidos judiciales se divide y cuáles son?

R. -En once, que son: los de Caldas de Reyes, Cambados, Cañiza, Lalín, Lama, Pontevedra, Puenteareas, Redondela, Tabeirós, Tuy y Vigo.

P. -¿Cuáles son las principales ciudades de la provincia?

R. -Pontevedra, notable por la preponderancia que había logrado su gremio de mareantes; Vigo, por su magnífico puerto, y Tuy, por su antigua catedral y por haber sido la corte del rey godo Witiza.

LECCIÓN X

Una de las ciudades de Galicia de mayor porvenir por su situación topográfico es Orense, capital de la provincia de su nombre, cuyos recuerdos históricos, como los de casi todas las ciudades de Galicia, son numerosos. En esta ciudad, situada a orillas del Miño, sobre el cual tiene un soberbio puente, tuvieron su corte algunos reyes suevos, y en ella hizo su predicación el célebre San Martín Dumiense. Sus alrededores son hermosísimos y la fertilidad de su terreno no conoce igual. El comercio de vinos constituyó siempre su riqueza. Tiene catedral, obispo, seminario conciliar, instituto de segunda enseñanza con una curiosa biblioteca y un museo de pinturas, el único que existe en toda Galicia. Es notable por sus Burgas. Su población es de dieciocho mil almas. La provincia, cuya población es de cuatrocientos seis mil novecientos noventa y cuatro habitantes, se divide en once partidos judiciales, que son: Celanova, cuya capital tiene un magnífico monasterio de Benitos, donde acaba de establecerse un colegio de PP. Escolapios; Rivadavia, capital  del Rivero de Avia, notable por su comercio de vinos y por ser la patria del célebre teólogo fray Tomás de Lemos; Allariz, en donde nació el ponderado padre Felipe de la Gándara; Ginzo de Limia, con una laguna en donde se criaban magníficas sanguijuelas; Bande, Valdeorras, con buenos vinos; Puebla de  Tribes, Verín, Señorín en Carballino y Viana del Bollo. En esta provincia se halla la plaza fuerte de Monterrey, cuyo nombre debe ser eterno, por haberse impreso allí el primer libro que salió de las prensas de Galicia, en el año de 1494.

P. -¿Cuál es la población de esta provincia, y cuál la de su capital?

R. -La de la provincia es de cuatrocientas seis mil novecientas noventa y cuatro almas, y la de la capital, de dieciocho mil.

P. -¿En cuántos partidos judiciales se divide y cuáles son?

R. -En once, que son: Allariz, Bande, Celanova, Ginzo de  Limia, Orense, Puebla de Trives, Rivadavia, Señorín en Carballino, Verín, Viana del Bollo y Valdeorras.

P. -¿Cuáles son las principales ciudades de la provincia?

R. Orense, célebre por la predicación de San Martín Dumiense, por su magnífico puente sobre el Miño, por sus Burgas y por haber sido corte de los reyes suevos, y Monterrey, plaza fuerte enclavada en los límites de Galicia y Portugal, en donde primero se dio a conocer la imprenta en Galicia.

HISTORIA

LECCIÓN XI

Utilísimo es bajo todos conceptos para los pueblos, el estudio de la historia patria; nada como él infunde una más alta dignidad en el individuo, nada le da más severas lecciones respecto a sus deberes como ciudadano, ni nada le enseña mejor que él cuáles son las virtudes cívicas,  cuáles sus recompensas y cual, en fin, el medio  más acertado de hacerlas concurrir a un  bien común. Los reveses de un pueblo enseñan muchas veces más que sus victorias; ellos hacen ver cuan frágiles son estas, y cuanto más acertado es dirigirse por otro camino a la felicidad y a la tranquilidad de las naciones. La historia nos hace odiar la guerra, ese tirano cien veces más aborrecible que todos los tiranos del universo; nos hace ver cómo allí donde este monstruo de la humanidad tiene su asiento, allí brotan en torno suyo todos los horrores y todas las desgracias, pero nos enseña también que si alguna guerra es santa, es únicamente la que se hace por defender la independencia de la patria o la preponderancia  de la raza a que se pertenece. Una de las grandes ventajas que reporta el estudio de la historia es el de hacernos -amar esa patria, en aras de la que tantas ilustres víctimas se han sacrificado. Cuando las victorias deslumbradoras de nuestro pueblo se  presentan a nuestros ojos, ¡que entusiasmo no sentimos dentro del corazón! Todos amamos a los héroes, y enseñamos a nuestros hijos a bendecir a los grandes hombres. Cuando leemos con ojos llenos de lágrimas nuestras derrotas, ¡que, deseos no sentimos de soportar con los desgraciados el peso de sus  infortunios! Por eso la historia es la que más eleva el pensamiento del hombre, y el que hace héroes de simples ciudadanos. Galicia tiene como todos los grandes pueblos, hermosas páginas de gloria, en que sus hijos aprendan a ensalzar a su patria. Niño querido, sigue, lee, y no olvides jamás que las lecciones de valor y de virtud que nos dieron nuestros antepasa dos, no deben ser inútiles. ¡Aprende a imitarlos, y enorgullécete de haber nacido en un pueblo que produjo tales héroes!

LECCIÓN XII

A uno de los pueblos más ilustres, más grandes y generosos de la antiguedad, es a quien debe Galicia su primitiva población. Efectivamente los celtas, esa gran nación, cuyos sencillos monumentos guarda todavía Galicia en medio de sus campos y orillas de sus mares bravíos fue de los primeros pueblos que hicieron asiento en nuestra patria. Las costumbres de aquellos sencillos pobladores, su religión y su lengua, de la que tantas palabras conservamos todavía, se encarnaron en nosotros, y podemos decir que los celtas, esos celtas poderosos, de quien  tantas grandes naciones se glorian de descender, fueron los principales pobladores de Galicia. Las riquezas de nuestro suelo  atrajeron a Galicia infinidad de pueblos comerciantes, entre ellos los fenicios, de quienes puede decirse que fue el primer pueblo verdaderamente comerciante que recorrió nuestros mares. La explotación del estaño, entre otras, hizo que no abandonasen tan pronto estas costas que tan familiares les eran y en las cuales levantaron para su seguridad los preciosos faros que hoy  llamamos torres de Hércules y lalanzada, que atestiguan cuán grande y beneficioso era para ellos nuestro comercio, que más tarde se vieron obligados a ceder a los cartagineses. Ligóse estrechamente Galicia con estos últimos, y así los soldados gallegos partieron con los de Cartago la gloria alcanzada por ellos en las célebres batallas de Trassimeno y de Cannas. Caro pagaron su adhesión al pueblo cartaginés, pero debemos alegrarnos de ello, porque entonces fue cuando Galicia enseñó al mundo como un pueblo puede defender la independencia de su patria.

P. -¿cuál fue el pueblo a quien Galicia debe su primitiva población?

R. -El celta, uno de los más ilustres de la antigüedad.

P. -¿Qué, cosa nos prueba más claramente esta población primitiva?

R. -Los muchos y diversos monumentos que existen aún en nuestros campos y en la costa, y los restos que de su idioma conserva el dialecto gallego.

P. -¿Qué pueblos vinieron después?

R. -Los fenicios, que hicieron un poderoso comercio con nosotros, levantando en nuestras costas dos preciosos faros, de Hércules y la Lanzada.

P. -¿Con cuál de estos pueblos estrechó más Galicia sus relaciones?

R. -Con los cartagineses, en cuyo ejército sirvieron sus hijos, cabiéndoles parte de la gloria de las célebres victorias de Trassimeno y Cannas.

LECCIÓN XIII

Los romanos no dominaron a Galicia por completo hasta el reinado de Augusto; conquistaban, es cierto, nuestras tierras, pero su conquista duraba lo que un breve soplo, y por eso tantas veces fue atacada por las armas romanas, y tantas veces volvió a proclamarse libre e independiente de aquellos conquistadores, de tal modo, que nuestro país se gloria, y con razón, de haber sido la última parte de España de que se apoderaron los romanos. Viriato, general lusitano, cuyo valor probó siempre venciendo a los soldados de Roma, acaudillaba también a los gallegos, y por eso sufrió un horrible cerco la ciudad de Erisana, hoy Bayona, que socorrida por aquel guerrero se vio libre del enemigo. En el año 132 antes de Cristo fue cuando Galicia tuvo que sufrir una irrupción romana, cuyo ejército al mando de Decio J. Bruto, la recorrió y abandonó después, sin haber podido, sin embargo, establecer aquella dominación de Roma. Julio César, que vino también a Galicia, no tuvo mejor suerte que el primero, aunque obtuvo una sangrienta victoria contra los gallegos  en las islas Cíes, o de Bayona, en que los gallegos prefirieron morir a quedar esclavos. Por último, Octavio Augusto, por medio de sus lugartenientes Cayo Antistio y P. Firmio, se apoderó de Galicia, después del horrible desastre del monte Medulio, en donde los gallegos mostraron bien claro cuán grande era su amor a la independencia y su odio a la dominación romana.

Cercáronlos sus enemigos en el monte conocido con el nombre de Cabeza de Meda, y aprisionados con un foso de más de quince millas cerca de la confluencia del Sil y el Miño, prefirieron darse muerte antes que entregarse a los romanos, repitiendo aquel ejemplo célebre en nuestra historia dado por la heróica Numancia.

P. -¿Desde cuándo dominaron por completo los romanos en Galicia?

R. -Desde el tiempo del emperador Augusto.

P. -¿Qué conquistadores entraron primero en Galicia?

R. -Serviliano, que estando en guerra con Viriato, sitió a Erisana, hoy Bayona, pero que tuvo que abandonar porque vino a socorrerla aquel caudillo Decio Junio Bruto y César.

P. -¿Qué victorias consiguió César contra los gallegos?

R. -La de las islas Cíes, en donde se defendieron durante mucho tiempo hasta que el hambre y los nuevos socorros que recibió el cónsul romano les obligó a rendirse.

P. -¿Cuál fue el último esfuerzo de los gallegos en favor de su independencia, y cuál el resultado?

R. -El que tuvo lugar en la campaña que inauguró Octavio y Augusto contra Galicia y siguieron sus generales Firmio y C. Antistio: atrincherados los gallegos en el monte Medulio y cercados con un foso de quince millas, prefirieron darse muerte  para no verse esclavos de los romanos.

P. -¿En dónde estaba el monte Medulio?

R. -En el monte denominado Cabeza de Meda.

LECCIÓN XIV

Cuatro siglos duró la dominación romana en Galicia, y después de tomar de nuestros conquistadores idioma, leyes, religión y costumbres, vivimos tranquilos y connaturalizados con ellos, quedando reducidos así de nación independiente a una provincia romana, en donde el arte y la civilización llegaron a la misma altura en que se hallaban en la metrópoli. Aún conservamos en Galicia recuerdos y monumentos que nos hablan  de aquella dominación; el mosaico de Lugo, el monte Furado y los restos de las grandes vías militares que surcaban su territorio nos dan a entender bien claramente cuán grande era su civilización y su poder. Pero a principios del siglo v, unos pueblos venidos del Norte de Europa se echaron sobre Roma, como  sobre una gran presa. A Galicia llegaron los suevos y los vándalos, los primeros al mando de Hermenerico y al de Gunderico  los segundos. Ingratos estos a los beneficios que debían al rey suevo, tomaron contra él las armas y sostuvieron una ruda lucha, hasta que rechazados por los suevos abandonaron a Galicia  y se retiraron al Africa, no sin causar graves daños en nuestras ciudades, en particular en la de Braga, una de las más ricas y florecientes de aquel tiempo. Desde entonces la nación de los suevos quedó dueña de Galicia, no sin una notable oposición por parte de los naturales.

R-¿Cuántos siglos duró la dominación en Galicia?

R. -Cuatro, en que los gallegos tomaron de los romanos idioma, leyes, religión  y costumbres.

P-¿Qué monumentos existen en Galicia que nos hablen de esta dominación?

R. -Entre otros, el mosaico de Lugo, la perforación del monte Furado y los restos de las vías militares que aún existen en algunas partes.

P. -¿Quién acabó con esta civilización?

R. -Unos pueblos del Norte, que a principios del siglo V salieron de su territorio y se esparcieron por el resto de Europa.

R-¿Qué pueblos vinieron a Galicia?

R. -Los suevos y los vándalos, a quienes mandaban Hermenerico y Gunderico.

P. -¿Quiénes perseveraron como dueños de Galicia?

R. -Los suevos, pues habiendo los vándalos hecho armas ingratamente contra sus protectores, fueron vencidos y obligados a abandonar Galicia, como lo hicieron saqueando a Braga.

P. -¿Se establecieron sin ningún trabajo los suevos en Galicia?

R. -No, porque al principio les opusieron una tenaz resistencia los naturales.

LECCIÓN XV

Aunque los suevos entraron en Galicia en el 409, no empezó su dominación hasta dos años después, en el 411. Después de vencer a los vándalos, Hermenerico hizo paz con los gallegos, con quienes había estado en guerra, y quedó dueño de Galicia, que entonces era la mayor parte de España. Sucedióle su hijo Rechila o Rechilan, año 438, que aumentó los dominios del poder suevo, y fue tan afortunado, que en una campaña de tres anos recorrió Andalucía, tomó a Sevilla, capital entonces de toda España, y a Mérida, ciudad rica y populosa; venció a los romanos, domó los silingos, y puede decirse que ganó posesiones en tres grandes provincias de España: en la Bética, Lusitania y Cartaginense. Murió en Mérida, en agosto del 448, y le sucedió su hijo Ricciario, el rey suevo de más grata memoria para nosotros. Convertido al cristianismo, lo mismo que su pueblo, nada resistió su paso victorioso, y queriendo ensanchar de nuevo sus dominios, corrió hacia Navarra y saqueó las campiñas de Zaragoza y la mayor parte de Aragón, se adelantó hacia Cataluña, entró en Lérida, y sólo una paz de escasa duración pudo detenerle en sus conquistas. Rota ésta, vino sobre Ricciario, Teodorico, rey godo, quien unido con los franceses y borgoñones, atacó al victorioso rey cerca de Astorga, y le derrotaron en la batalla que dieron a orillas del río Orbigo. Derrotado y herido en este desgraciado encuentro, Ricciario huyó y se embarcó para el Africa, pero una tempestad le arrojó a la ciudad de Oporto, en donde, hecho prisionero, fue paseado por Galicia por el vencedor y degollado por fin en el mes de diciembre del 456.

LECCIÓN XVI

El objeto de los godos después de la muerte de Ricciario fue apoderarse de Galicia, pero aunque divididos aquí los ánimos se procedió a nueva eLECCIÓN de rey, y salieron elegidos Maldras y Frauta. Reinó cada uno en una parte de Galicia, hasta que muerto este último se apoderó del reino Maldras, que murió en el 460, dejando el reino en poder de Frumario y Remismundo.  Encendióse entre ellos la guerra, pero muerto Frumario en el 464, quedó toda Galicia para Remismundo, en cuyo reinado  entró en Galicia la secta de Arrio. De los reyes que le siguieron no hay noticias, aunque, según parece, en el 470 reinaba  Carriarico, que se convirtió a la religión cristiana, pero no su gente, hasta que Teodomiro, que empezó a reinar en el 479, ayudado de San Martín Dumiense, limpió todo el reino de la secta arriana. Sucedióle su hijo, Miro o Ariamiro, quien marchando hacia Sevilla en auxilio de San Hermenegildo, murió,  ocupando el trono su hijo Hevorico, de que le despojó el traidor Andeca. Contra éste vino el rey godo Leovigildo, quien haciéndole prisionero le cortó el cabello y se apoderó del reino de Galicia, que quedó bajo el poder de los godos, en el año 585, hasta que éstos fueron derrotados por los moros en la batalla de Guadalete.

P. -¿Qué sucedió después de la'muerte de Ricciario?

R. -Que los godos quisieron apoderarse de Galicia y no pudieron conseguirlo.

P. -¿Por qué?

R. -Porque los gallegos eligieron por reyes a Maldras y Frauta, quienes reinaron a un mismo tiempo, hasta que por muerte de este último, quedó Maldras señor del reino.

P. -¿Quién le sucedió?

R. -Remismundo y Frumario, que reinaron a un mismo tiempo.

P. -¿Qué pasó entonces?

R. -Que se encendió entre ellos la guerra hasta que, muerto Frumario, quedó Remismundo dueño de Galicia.

P. -¿Qué cosa memorable pasó en tiempos de este rey?

R. -Entró en Galicia el arrianismo.

P. -¿Qué reyes le sucedieron?

R. -No se sabe, sólo se puede decir que en el año 470 reinaba Carriarico.

R-¿Qué cosa notable hizo este rey?

R. -Se convirtió al cristianismo, pero no su pueblo.

P. -¿Quién le sucedió?

R. -El rey Teodomiro, que entró a reinar en el 479, y con ayuda de San Martín el Dumiense hizo católico todo el reino de Galicia.

P. -¿Quién sucedió a Teodomiro?

R. -Miro, que ocupó el trono después de él, y lo dejó al desdichado Evorico, último rey de la raza sueva.

P. -¿Por qué dice usted que fue el último rey de la raza sueva?

R. -Porque habiéndole destronado el traidor Andeca, vino sobre éste el rey godo Leovigildo, y venciéndole, unió el reino de Galicia al resto de España.

LECCIÓN XVII

Después de la derrota del poder cristiano en Guadalete, las dispersas huestes españolas se acogieron al abrigo de las inaccesibles montañas de Asturias y Galicia. Unida ésta al resto de España desde Leovigildo, corrió la suerte de toda la península, y, como todas las demás provincias, sintió el peso de la desgracia, a la que le habia traído los pasados desaciertos. Corrían los años 711 cuando los moros entraron en España y desbarataron al rey godo don Rodrigo y su pueblo. Puede decirse que entonces se vieron dueños de toda la Península y la recorrieron sin estorbo alguno, i tanto había aterrado a los españoles la derrota de Guadalete!Acercáronse los moros a Galicia y la ocuparon, no sin que los molestasen los naturales, pudiendo decirse que aquí empezó la guerra de la reconquista. Tomó ésta más cuerpo hacia la parte de Asturias, en donde la monarquía goda la continuaba Pelayo, Favila y los Alfonsos, y por eso, viniendo éstos  con sus ejércitos en socorro de Galicia, así como Galicia había ido en su ayuda, la libraron del común enemigo, dejando aquí el rey de Asturias condes feudatarios de la corona. No carece  Galicia, sin embargo, de reyes. Los condes que la gobernaron fueron bastantes, pero son inciertas las noticias que de ellos tenemos. Hemos tenido reyes también, y aunque éstos no forman en manera alguna dinastía, dan a entender cuán grande era el poder de Galicia en aquellos tiempos y con cuanta justicia  conserva todavía el título de reino.

P. -¿Qué sucedió a Galicia después de que el rey Leovigildo incorporó este reino al resto de la península?

R. -Corrió la misma suerte que toda España, y vivió bajo el poder godo hasta tanto que éste concluyó en la batalla de Guadalete.

P. -¿En qué año tuvo lugar esta batalla?

R. -En el de 711, en que vencedores los moros, se adelantaron por toda España y la pusieron bajo su yugo.

P. -¿Entraron en Galicia los moros?

R. -Si, señor, pero sin que los gallegos opusiesen seria resistencia.

P. -¿Cómo se gobernó Galicia después que se vio libre del poder sarraceno?

R. -Por condes y por reyes, que se titularon condes y reyes de Galicia.

 LECCIÓN XVIII

Como acabamos de decir, los reyes de Galicia no formaron dinastía alguna, y por lo mismo tenemos que hablar de ellos, según las historias nos los presentan, apareciendo de cuando en cuando sobre nuestro vacilante trono. Los reyes de Asturias  educaban aquí sus hijos, y aun les daban este reino algunas veces para que lo gobernasen; así vemos casi siempre como los reyes de Galicia pasaron a ocupar el trono de Asturias, sin que jamás el reino gallego lograse consolidarse. El primer rey de quien nos hablan las crónicas es don Ramiro 1, que más tarde ocupó el trono de Asturias. Hallamos después noticias de don Fruela, conde de Galicia, poderoso en riquezas y amigos, quien  durante la menor edad de Alfonso III de Asturias se proclamó rey en el 886, y adelantándose hasta Oviedo estableció en esta ciudad su corte. Efímero fue en verdad su reinado: muerto a manos de sus vasallos, dejó el trono al despojado Alfonso III, padre de los reyes don García y don Ordoño, a quien dio el reino de Galicia. Gobernóle este último como rey independiente desde el año 910 hasta la muerte de su hermano don García, año de 914, en que añadió a sus antiguos estados los del rey finado. Guerrero afortunado y de un valor no común, corrió hacia Andalucía batallando con los moros, a quienes ganó a Vegel, y más tarde, entrando por Extremadura con su aguerrido ejército de hijos de Galicia, puso sitio a Talavera, y sin esperar a que los sitiados se rindieran, acometió el asalto a la ciudad, y saqueándola, se volvió a su reino cargado de gloria y de riquezas. En el año 927 suena como rey de Galicia don Sancho, en cuyo favor se pusieron los nobles de su reino, moviendo serias alteraciones al rey don Ordoño III, que subió al trono de Asturias, año de 950.

P-¿Quién fue el primer rey de Galicia?

R. -Don Ramiro I.

R-¿Me dirá usted quién fue don Fruela?

R. -Es el segundo personaje que suena como rey de Galicia, año de 866. Conde poderoso en estas tierras, se alzó rey durante la minoría de don Alfonso 111, hasta que fue muerto por sus vasallos en Oviedo.

R-¿A quién dejó don Alfonso 111 el gobierno de Galicia?

R. -A don Ordoño, quien desde el año de 910 le gobernó como rey independiente.

R-¿En qué año subió al trono de Asturias?

R. -En el de 914, por muerte de su hermano don García.

P. -¿En qué se distinguió este monarca?

R. -En sus felices conquistas, pues tomó a Vegel en Andalucía y a Talavera en Extremadura.

P. -¿Tiene usted noticia de otro rey de Galicia?

R. -Si, señor; de don Sancho, que suena como tal rey en el año de 927, en cuyo favor se levantaron los condes de Galicia.

E-¿En qué tiempo sucedió eso?

R. -En el año 950, cuando don Ordoño 111 pasó a ocupar el trono de Asturias.

LECCIÓN XIX

Reinando don Ramiro 111 de Asturias, los próceres gallegos proclamaron rey de Galicia al conde don Bermudo. No vio con sosiego semejante hecho el monarca asturiano, y para castigar tal arrojo, juntó un numeroso ejército y vino sobre Galicia y don Bermudo. Halláronse ambos ejércitos en Portela de Arenas, cerca de Monterroso, y trabóse una grande y reñida batalla en que la victoria quedó indecisa. No fue inútil, sin embargo, semejantes encuentros, pues cada manarca se retiró a sus Estados, y suspendiendo las hostilidades continuaron reinando en  sus respectivos dominios, hasta que corriendo el año de 982 y muerto don Ramiro, fue proclamado rey de Asturias y Galicia don Bermudo, coronándose en Santiago, en donde tenía su corte, el 15 de octubre de aquel año. El amor que don Fernando I profesó a sus hijos le obligó a repartir sus Estados entre ellos, tocándole Galicia a don García Fernández. La ambición de su hermano don Alfonso le privó del trono, que, a pesar de su corta edad, había mostrado merecer en la célebre batalla de Pertalin (el 18 de enero de 1072), en que derrotó y mató al conde Nuño Méndez, que se había sublevado contra él. Encerrado en el castillo de Luna, por su hermano, murió en su prisión, dejando a aquél su reinado de Galicia. El último de nuestros reyes fue don Alfonso VII, hijo del conde don Ramón de Borgoña, que fue proclamado rey por los nobles de este reino y recibió la corona de manos del célebre arzobispo don Diego Gelmirez, en la catedral de Santiago, aunque después, heredando los Estados de su madre doña Urraca, unió este reino a los de Asturias y León, y desde entonces ningún otro monarca ocupó el solio de Galicia.

P. -¿Quién sucedió a don Sancho?

R. -Don Bermudo, a quien los condes gallegos le proclamaron rey en tiempo del monarca asturiano don Ramiro III.

P. -¿Gozó tranquilamente de su reino?

R. -Sí, señor, pues aunque don Ramiro 111 vino con un ejército a Galicia, como quedase indecisa la victoria, en la batalla de Portela de Arenas, retiróse cada uno a sus Estados, y no salieron a molestarse más.

R-¿Quién sucedió a don Bermudo?

R. -Don García, que en la batalla de Pertalin venció y mató al conde portugués Núño Méndez, que se había levantado con sus parciales.

R-¿Duró mucho su reinado?

R. -Siete años, desde el 1065 a 1073, en que su hermano don Alfonso lo aprisionó en el castillo de Luna, en donde murió.

P. -¿Quién fue el último monarca de Galicia?

R. -Alfonso, hijo del conde don Ramón dc Borgoña, a quien los gallegos aclamaron por rey.

P. -¿En dónde fue coronado?

R. -En la catedral de Santiago, por mano del ilustre don Diego Gelmírez.

LECCIÓN XX

Corría el siglo xv y cerca de tres siglos habían pasado sobre Galicia sin que las estériles luchas entre algunos de sus grandes señores, y las guerras civiles en que varias veces ardió el reino, le trajeran la menor felicidad, ni adelanto material alguno. En tonces fue cuando una nueva guerra estalló poderosa entre todas las cuatro provincias. Ardía España en la guerra civil, disputándose los derechos a la corona dos infantas, de las cuales una era la celebrada doña Isabel la Católica, que ocupaba el trono. Sucedió que uno de los más valientes señores de Galicia tomó partido por doña Juana, a quien llamaban la Beltraneja. Este noble fue el conde de Camiña. Aprestábanse a la lucha los de uno y otro partido cuando vino a sorprenderlos la rebelión  del pueblo, que aborreciendo a los señores feudales de uno y otro bando, se aprovechó de su división y acometió contra los nobles y sus fortalezas. Fue'entonces cuando se vio lo grande y terrible que era el poder de aquella hermandad, que arrasando castillos y talando los campos de sus señores, amenazaba de este modo no dejar el menor vestigio de su amarga y pesada dominación. Ante el peligro se unieron los nobles y recuperaron lo perdido, mas aun cuando vencieron a los hermandiños, no les fue posible acabar con ellos para siempre. Aquella fue la época más triste que atravesó Galicia. Los señores volvieron unos contra otros las armas, y jamás la perfidia, el egoísmo y el interés privado se vieron en más preponderancia. Para terminar tan tristes desórdenes, los Reyes Católicos enviaron algunas tropas a Galicia, que sujetando a los nobles y a las hermanda des, envolvieron en un mismo castigo a los nobles y a los hermandiños, llevando al cadalso al mariscal Pardo de Cela, en diciembre de 1483, y extrañando del reino una porción de los alistados en las filas de la gran Hermandad.

P-¿Qué noble llevó en Galicia la voz por doña Juana la Beltraneja, cuando ésta disputaba la corona a doña Isabel la Católica?

R. -El conde de Caiáña, llamado vulgarmente Pedro Madruga.

P. -¿Quién sucedió cuando ambos partidos se preparaban para la lucha?

R. -Qué se levantó la gran Hermandad del pueblo, y derribó las fortalezas de sus señores y les taló sus campos.

P. Sabrá usted decirme cuántas fueron las fortalezas destruidas?

R. -Más de sesenta.

P. -¿Podría usted decirme si fueron vencidos?

R. -Lo que se sabe es que unidos los nobles, los batieron y recobraron sus tierras, aunque no los vencieron por completo.

P. -¿Qué sucedió después?

R. -Que habiendo estallado una cruel guerra entre los señores feudales, los Reyes Católicos enviaron tropas a Galicia, y sujetaron a los nobles y a los hermandiños.

P. -¿Fueron castigados?

R. -Si, señor, el mariscal Pardo de Cela fue degollado en Mondoñedo, y extrañaron del reino a muchos soldados de la Hermandad.

LECCIÓN XXI

Cuando se quiere hacer mención de los gloriosos hechos de que con razón puede envanecerse Galicia en los tiempos modernos, hallamos entre los muchos que guarda la historia en sus páginas, tres grandes victorias, debidas únicamente al heróico valor de sus hijos, y que como otras tantas estrellas radiantes brillan en el cielo de nuestra patria. Es el primero por su orden cronológico, el de la memorable defensa de La Coruña, contra los ingleses que la atacaron el año de 1589. Puede decirse que la lucha dio principio el día 4 de mayo en que se avistaron las naves enemigas, y que duró hasta el 19, en que rechazados,  desengañados de lo infructuoso de su tentativa y contando con graves pérdidas en su ejército, se dieron a la vela. Sangrientos fueron los ataques que el enemigo, en número de 12. 000 hombres, dio a la ciudad, apenas defendida por las escasas fuerzas  de que disponía su gobernador, el marqués de Ceralvo. Sin embargo, el valor suplió el número y los ingleses fueron rechazados muchas veces, a pesar de que, dueños del arrabal de la pescadería, intentaron tomar por asalto la ciudad. El  día 14 de aquel mes, tuvo lugar el último. Los ingleses desplegaron todas sus fuerzas, y abierta una brecha pudieron subir a la muralla y pelear mano a mano con los ínclitos defensores de La  Coruña.

Dos horas duró el asalto, pero en aquel encarnizado combate fueron rechazados y vencidos por el valor de una mujer, ilustre desde entonces en la historia patria. Había plantado el inglés su bandera sobre un cubo de la muralla, y la defendió con valor, pero María Pita, acercándose al alférez que tenía la bandera, se la arrancó de las manos y le dejó tendido sobre el cubo. Con esta hazaña decidió la heróica matrona la suerte del combate. Desanimados desde entonces los enemigos, no pensaron ya más que en abandonar el sitio, y después de varias escaramuzas de escasa importancia se embarcaron y dieron a la vela el día 19 de aquel mes.

P. -¿Sabrá usted decirme en qué año atacaron los ingleses  La Coruña?

R. -En el de 1589, que en número de 12. 000 hombres desembarcaron en aquellas playas.

P. -¿Cuánto tiempo duró el sitio?

R. Quince días, desde el 4 de mayo hasta el 19 del mismo mes.

P. -¿Tuvieron lugar muchos asaltos?

R. -Bastantes, pero el del día 14 fue el más reñido: rechazado el enemigo, no pensó desde entonces más que en embarcarse de nuevo.

P. -¿Quién se distinguió más en tan memorable ocasión?

R. -Una mujer, llama María Pita, que con su valor decidió la suerte de la ciudad.

P. -¿Cómo lo logró?

R. -Arrancando la bandera inglesa de manos del Alférez que la había clavado sobre el suelo como en señal de victoria.

P. -¿Quién mandaba las tropas inglesas y quién las de la ciudad?

R. -Sir Enrique Morris, las primeras, y las segundas, el marqués de Cerralvo.

LECCIÓN XXII

Otro gran triunfo alcanzó Galicia a principios del presente siglo. Conmovía el mundo el estrépito de las armas con que Napoleón alcanzó tantas victorias. Parecía que había llegado el día de los grandes combates, y que toda Europa debía tomar parte en la lucha. Le tocó a España, ser antes que enemiga de la Francia, su más sincera aliada: durante una y otra situación, Galicia mostró ser digna de sus gloriosos recuerdos. El día 25 de agosto de 1800, se presentó en la costa de Ferrol la escuadra inglesa compuesta de 109 buques al mando del almirante Waren,  quien habiendo desembarcado sus tropas en la costa, fue batido en los montes de la Graña, y tuvo que retroceder y renunciar a su proyecto. Pero cuando España, víctima de la perfidia francesa, se vio con una nueva dominación impuesta a fuerza de soldados, y acometió la más noble y admirable empresa de rechazar semejante dominación y semejantes tropas, no fue Galicia de las que menos se distinguieron en tan heroica lucha, y más sacrificios hizo por la independencia de la patria. Testigo de ello, el sitio de la Coruña, que tuvo lugar en enero de 1809, a que siguió la capitulación de esta ciudad en 19 del mismo mes; la toma de Vigo ocupada por los franceses, que tuvo lugar el 27 de marzo del mismo año, y la memorable batalla del puente  San Payo, cuyo glorioso recuerdo será eterno en Galicia. Aquel tenaz combate empezó el 7 de junio de 1809, y el 9 del mismo mes, el mariscal Ney tuvo que emprender la retirada, vencido y derrotado por fuerzas indisciplinadas que arrollaron por completo a los vencedores de Italia. De otros sucesos gloriosos podíamos hablar aqui, pero ellos no entraron todavía bajo el dominio de la historia: porque la pasión humana ciega demasiado al hombre para que se pueda tener fe en sus palabras. Conclui mos, pues.

P. -¿Cuál fué el primer suceso militar de que puede gloriarse Galicia en el presente siglo?

R. -La defensa del Ferrol, en que fué batido en los montes de la Graña el ejército inglés y obligada a abandonar la ría la escuadra que mandaba el almirante Waren, compuesta de 109 buques.

P. -¿Qué nuevos sucesos tuvieron lugar en Galicia después de haber estallado en España la guerra de la independencia?

R. -Entre otros muchos la heroica defensa de la Coruña, a que siguió su capitulación en 19 de enero de 1809.

P-¿No puede usted hablar de otros, sucedidos en el mismo año?

R. -Si, señor, la toma de Vigo, ocupado por los franceses, que tuvo lugar el 27 de marzo, y la heróica acción del puente San Payo, en 7 de junio, que serán inolvidables para todo buen hijo de Galicia. Las tropas francesas fueron obligadas a retroceder ante huestes indisciplinadas y bisoñas.

BIOGRAFíAS

LECCIÓN XXIII

Santa Marina

Hija de nobles padres fue la hermosa doncella, a quien los cielos guardaron para el martirio, adorada Santa Marina, a quien la Iglesia cristiana celebra como una de sus inmaculadas virgelles. Nació esta santa en la villa de Ginzo de Limia y la crió en el cristianismo su nodriza, que después la adoptó por hija, de modo que la descendiente de una ilustre estirpe se ocupó gozosa en las labores del campo y en cuidar de un rebaño que le tenían encomendado. Desde niña dio muestras de que el cielo la miraba con ojos propicios: un día, no pudiendo ir a misa, pues quedaba el fruto en la era y los pájaros podían comerlo, les ordenó que se recogiesen en un establo, en donde les tuvo encerrados hasta que se volvió de misa, saliendo ellos entonces llenos de alegría y regocijo. Pero hacia los años 124 después de Jesucristo, vino de Gobernador a Galicia el pagano Olibrio, que empezó una cruel persecución contra los cristianos en Ginzo de Limia. Pasaba un día el feroz gobernador por cerca de la torre de Sandianes, al tiempo que la santa doncella pastaba su rebaño. Nunca belleza más celestial se presentara ante sus ojos, y Olibrio se prendió de la santa pastorcita, y ordenando que se apoderasen de ella la llevó en su comitiva. Mas esto nada valía para el gobernador, que, a pesar de sus ruegos y amenazas, no consiguió ni su cariño ni que abandonara la religión de Cristo. Irritado Olibrio, sintió tornarse en cólera su amor y encerróla en un oscuro calabozo, después de azotarla cruelmente. No calmó esto su ira, antes bien la encendió de nuevo, y la mandó atormentar, quemándola con teas y echándola después en un baño de agua. Habiendo salido milagrosamente sin lesión alguna del agua y del fuego, ordenó la degollasen, volando entonces el alma de aquella paloma inocente al seno del Señor, que la había escogido para su gloria.

P. -¿En dónde nació Santa Marina?

R. -En Ginzo de Limia, en donde su nodriza la crió en el cristianismo y la adoptó por hija.

P. -¿Desde cuándo dio señales de santidad?

R. -Desde muy niña, en que deseando ir a misa, y teniendo que guardar el fruto que estaba en la era, mandó a los pájaros que entrasen en un establo y ellos obedeciéndola entraron, y dejándolos encerrados se fue a misa.

P. -¿En qué año padeció martirio?

R. -Hacia el año 124, en que vino de Gobernador a Galicia el pagano Olibrio.

P-¿Puede usted decirme algo de su martirio?

R. -Sí, señor; la santa rechazó las promesas del gobernador y encerrándola éste en un calabozo oscurísimo después de haberla azotado, y viendo que ni las teas con que habían quemado sus carnes, ni el agua en que pretendieron ahogarla, ha bían hecho mella en su divino cuerpo, mandó degollarla.

LECCIÓN XXIV

San Pelayo

Era cuando los moros, dueños de la mayor parte de España, inquietaban a los cristianos y movían contra ellos crueles guerras. Gobernaba la iglesia de Tuy el santo Obispo Hermoigio,  quien salió con sus soldados en defensa de la patria y la religión contra el feroz Abderramen; mas favorecido éste por la suerte, derrotó a los cristianos en la batalla de Val de Junquera, e hizo prisionero al Obispo. Tenía este ilustre varón un sobrino, insigne en santidad, aunque muy joven en años, que se llamaba  Pelayo. El hermoso cielo que cubre la ciudad de Tuy le había visto nacer y criarse en la pureza y en el amor de Dios; por eso cuando supo que su tío se hallaba en poder de moros, corrió hacia Córdoba, a la corte de Abderramen, y se prestó en rehenes del Obispo. Prendóse el rey moro del mártir niño e intentó hacerle abjurar de Jesucristo, pero Pelayo resistió siempre, y vio con animo sereno que se acercaba la hora de padecer el  más cruel martirio antes de negar su fe y manchar su pureza.

Encerrado en grandes prisiones, el santo niño elevó su alma al Señor, hizo grandes penitencias. Cansado Abderramen de su entereza, mandóle atormentar con tenazas de hierro, siendo despedazado miembro por miembro y consumado su glorioso  martirio el día 26 de Junio del año 925, en que la Iglesia celebra su festividad.

P. -¿En dónde nació el santo niño Pelayo?

R. -En la ciudad de Tuy, en donde era obispo su tío llamado Hermoigio.

P. -¿Cómo cayó en poder de Abderramen?

R. -Habiendo sido los cristianos derrotados por este rey en la batalla de Val de Junquera, cayó prisionero su tío Hermoigio.

Al saberlo el santo niño corrió a Córdoba y se ofreció en rehenes por su tío.

P. -¿Cómo sucedió su martirio?

R. -Habiendo querido, en vano, Abderramen hacer vacilar su fe y su pureza, lo encerró en estrechas prisiones, en donde el santo niño se entregó a la penitencia, y después lo mandó matar atenazándolo.

R-¿En qué tiempo tuvo lugar su martirio?

R. -En el año de 925, a 26 de junio.

LECCIÓN XXV

Don Diego Gelmírez

Uno de los hombres políticos de más talento que produjo Galicia en todos tiempos fue el célebre arzobispo de Santiago don Diego Gelmirez, que ocupó aquella sede durante los amargos días de la minoridad de Alfonso VII. En esta época puede decirse que él fue el personaje más grande, más influyente y principal de todos cuantos tomaron parte en aquellos sangrien tos disturbios. Casada la reina Doña Urraca con un rey de Aragón, de quien se separó más tarde porque le unían a él lazos de consanguinidad, fue desposeída de sus estados por el monarca vencedor, y la reina buscó un auxilio en Galicia, en donde se criaba su hijo Alfonso de Borgoña. Los próceres de Galicia, a cuya cabeza se hallaba el ilustre obispo, opusieron al invasor,  el legítimo rey de Galicia, León y Castilla, coronado en la iglesia de Santiago por Gelmirez, a pesar de su corta edad. Conocía muy bien el obispo, que el reino pertenecía a Doña Urraca y a ella fue a quien restituyó el solio tan pronto como el aragonés, hallando en Galicia una resistencia tenaz, tomó a sus estados.

Don Diego, pues, fue el que salvó a la monarquía castellana, que, merced a sus esfuerzos, no cayó en manos de los monarcas de Aragón, fue quien verdaderamente dirigió la nave del Estado en días tan borrascosos, el que dio a España un monarca como Alfonso VII, el más grande de los Alfonsos, el

que elevó al más alto grado de esplendor la iglesia compostelana y el que más hizo por la gloria y esplendor de Galicia. El hombre no está exento del error; si don Diego los ha cometido, cúlpese más bien a lo rudo de los tiempos y no al hombre de más temple y de más grandeza de miras que han producido aquellos siglos.

P. -¿Quién ha sido don Diego Gelmirez?

R. -Uno de los hombres de Estado más principales de su siglo y el primero entre todos los que produjo el reino de Galicia.

P. -¿En qué tiempo vivió?

R. -Por los anos de 1100, en que, gracias a sus esfuerzos, la iglesia de Santiago fue erigida en metrópoli.

P. -¿Cuáles fueron los principales sucesos en que ha tenido participación?

R. -En la coronación de Alfonso VII de Borgoña y en la resistencia que opusieron los castellanos y en especial los gallegos al dominio aragonés.

P. -¿Qué más se puede decir de él?

R. -Que dirigió la nave del estado en aquellos días de turbulencias, que levantó la iglesia de Santiago al mayor grado de esplendor y que trabajó por la gloria y engrandecimiento de Galicia.

P. -¿En qué año murió?

R. -En el de 1130.

LECCIÓN XXVI

El padre Feijoo

El nombre de este ilustre sabio es tan conocido como su sabiduría, que fue grande. Apenas hay nación en donde no sea admirado y en donde no se rinda a su inmenso talento aquel respeto que no halla nunca el poderoso después de su muerte.

Nació el célebre P. Fr. Benito Gerónimo Feijoo en la aldea de Casdemiro, en la provincia de Orense, el 8 de octubre de 1676; no parece sino que la suerte se complació en poner la cuna del más grande español de su tiempo, en una de las más ocultas aldeas de Galicia. Desde niño dejó ver su prematuro talento y su afición a la soledad, al estudio y a la meditación, los tres grandes e inseparables amigos del filósofo. Acogióse al claustro y a la vida contemplativo; allí fortaleció con la oración su alma creada para las grandes luchas y su vasta inteligencia, con un estudio más vasto todavía, saliendo armado de la santidad, de la virtud y de la sabiduría, para combatir el error con la verdad de su palabra. El, sabio, abatió la falsa sabiduría, él, cristiano, maldijo los fariseos y los arrojó del templo; él, ejemplo raro de constancia y modestia, ensalzó la virtud y abatió el pecado. Muchas son sus obras; bajo el título Teatro crítico, abarcó todos los conocimientos del hombre, y valiéndose de la forma más sencilla los puso al alcance de todas las inteligencias. Su lucha contra el error fue larga y encarnizada; sus Cartas eruditas completaron los grandes trabajos que había emprendido cuando por primera vez lanzó a los ojos atónitos de sus adversarios su palabra de verdad. Veinte años de contínuos trabajos bien valían el triunfo que alcanzó sobre todos ellos, triunfo cuyo ruido llegó hasta nosotros y pasará a los que nos sucedan, porque si el hombre es perecedera cosa y su vida breve soplo, sus obras, gracias a la sublime invención de la imprenta, durarán tanto como el mundo, cuando estas obras son como las del P. Feijoo. Una santa ancianidad, una conciencia limpia, una inteligencia siempre clara y una fama imperecedera, he aquí la que dejó en la tierra al subir a la celeste morada a recibir allí de Dios la inmarcesible corona de su gloria.

R-¿En dónde nació el P. Feijoo y en qué año?

R. -En Casdemiro, aldea de la provincia de Orense, el 8 de octubre de 1676.

P. -¿Podrá usted decirme algunas particularidades de su vida durante la juventud?

R. -Dióse a conocer desde niño por su talento e inclinación al estudio, entrando en el claustro el año de 1688 y dedicándose a los estudios eclesiásticos.

P. -¿Qué obras publicó?

R. -En el año de 1726, el primer tomo de su Teatro crítico, que no es más que una preciosa encliclopedia, cuyo trabajo ensanchó con la publicación de las Cartas eruditas.

P. -¿No puede usted decirme algo más?

R. -Sí, señor; su fama fue universal y durante su vida fue objeto de las mayores deferencias de los sabios de su tiempo, y aun el rey Fernando VI le distinguió con su aprecio.

P. -¿Cuando murió?

R. -El día 26 de abril de 1764, a los ochenta y siete años de edad.

 LECCIÓN XXVII

Don Felipe de Castro

Gemían las bellas artes españolas en el más triste estado de abatimiento cuando nació en la villa de Noya, y en el año de 171 1, un niño que andando el tiempo debía ser el que levantase la escultura de la postración en que había caído. El genio se da pronto a conocer; es como brillante chispa que anuncia el cercano incendio, y por lo mismo el ilustre artista no tardó mucho en ser saludado como una hermosa esperanza que debía realizarse. Conociendo estrecho el pequeño círculo de su pueblo natal, vuela en busca de nuevas impresiones, abandona España  y visita Italia, esa tierra clásica de los grandes artistas. A la vista de los sublimes monumentos del arte debió inflamarse su alma, la inspiración debió llamar a su corazón con más fuerza, debió sentir entonces todo el poder de su imaginación creadora. En Roma es vencedor en los certámenes artísticos; las Academias italianas se apresuran a recibirle en su seno, y cuando tomó a su patria vino como un triunfador cargado de laureles.

Para él estaba guardada la suerte de volver en España a su antiguo esplendor el divino arte que hizo inmortal el nombre de  Miguel Angel y sus obras que le proclaman como el artista más  ilustre de su patria en el pasado siglo, no desmienten en nada la justicia con que sus antepasados arrojaron a sus pies las coronas de laurel y los sinceros aplausos.

P. -¿En dónde y en qué año nació don Felipe de Castro?

R. -En la villa de Noya, año 171 1.

P. -¿Por qué se ha dado a conocer?

R. -Por sus magníficas obras de estatuaria y por ser el que volvió  a la escultura española, que se hallaba en un lamentable atraso, a  la pasada grandeza de sus días de apogeo.

R-¿Ha sido apreciado por sus contemporáneos?

R. -¿Sí, señor; obtuvo el primer premio de la Academia de  Roma, y fue recibido en todas las academias artísticas de Italia.  En España, el rey Felipe V le señaló una pensión.

P. -¿Qué más sabe usted de él?

R. Que Femando VI y su esposa le honraron con las mayores atenciones, y que  fue director de la Academia de San Femando.

P. -¿En qué año murió?

R. Cargado de honores y de laureles, falleció el 25 de agosto de 1775.

P. -¿Se conserva en Galicia alguna obra suya?

R. -Sí, señor: el San José, del convento del Carmen, en Padrón.

FIN

El regionalismo gallego (Manuel Murguía, 1889)

Manuel Murguía, El regionalismo gallego. 1889

Harto sabe (el Sr. Sánchez Moguel) que los que tratan de dar vida a las que hemos apellidado nacionalidades desconocidas y negadas, no quieren en manera alguna romper la unidad del actual Estado español. [...] A lo que parece, ni esto basta. Sin duda se quiere que [...] en nombre del Estado todopoderoso reneguemos de la nación a la que pertenecemos, y que en aras del poder central sacrifiquen las provincias cuanto queda todavía en ellas de sagrado, esto es, su idioma, sus sentimientos naturales, su pasado, su mismo porvenir puesto en peligro de muerte por los egoísmos centralistas. No será así. Las regiones, o si se quiere mejor, las naciones minúsculas, resisten con instintiva energía el aniquilamiento que las amenaza [...].

No tenemos una sola ciudad populosa, porque todo elemento de riqueza se escatimó á nuestras poblaciones durante tres siglos; sobre nuestros campos pesaron siempre tanto y tan duramente los impuestos, que puede decirse que pronto los veremos desiertos. La emigración no es ya un mal pasajero, y sí una necesidad Lugares enteros venden sus tierras, si pueden; si no, cierran las casas, entregan las llaves al cura, y emprenden su camino. Sólo les falta quemar los huesos de sus Padres, para que la despedida sea como para siempre. [...] Tales son los resultados de la centralización y del predominio de la vida política sobre todas las demás, que es su fruto de perdición.

Para prevenir este mal y otros no menos graves, ya no queda otro remedio que devolver la vida de que carecen, a las provincias, haciendo al Estado verdaderamente poderoso porque lo son todas sus partes. Es esta tendencia general, clara y manifiesta, en especial en los países con pasado autonómico, poblados por una raza dada, con idioma y costumbres propias. [...]

Lengua distinta, se ha dicho siempre, distinta nacionalidad. Sintiéndolo así, Galicia se tuvo constantemente por nación de hecho; lo mismo cuando tenía reyes y condes propios que con el nombre de reino de León; gozando de su completa autonomía, lo mismo que incorporada a la corona de Castilla. Y tanto es así, que antes y aún después que la monarquía leonesa (gallega debiera decirse, para hablar con propiedad) se confundiese en la castellana, todos los deseos de estos pueblos del noroeste tendían á crear y conservar por acá un estado homogéneo, igual al que, con el nombre de Aragón, existía en el nordeste de la península. La ambición de las casas reinantes de León y Castilla lo impidieron; y los mismos hechos que venían preparando la unión de ambas coronas, la apresuraron para nuestra desgracia. No fue, sin embargo, tan por completo como se cree. La monarquía era una pero los pueblos permanecían tan separados como cuando vivían bajo el poder de sus respectivos príncipes [...].

Es un hecho, pues, que por el origen, por el territorio y el lenguaje, de igual manera que por su historia y la comunidad de sentimientos y deseos, estos pueblos del noroeste forman una nación con caracteres propios, distinta de gran parte de las que constituyen el Estado español. Es un hecho también que vive hoy no á disgusto, pero tampoco de tan buena voluntad como se supone, bajo el imperio de gentes y de cosas que le son contrarias. Viendo cómo ahora todo se le presenta como adverso, trata con empeño de conservar cuanto le es privativo, y levantando el espíritu público, recobrar, por lo menos, su autonomía administrativa. No quiere que el poder central, que la desconoce, la gobierne del todo y como á colonia, antes como a pueblo importante sobre el cual pesan tan especialmente las cargas necesarias para el sostén del Estado. No se aviene á que cada ley que se promulga con el fin de proteger los intereses generales, venga a herir los suyos. Le parece mal que sus principales poblaciones vivan vida anormal, gracias al absentismo que las maltrata, absentismo de las inteligencias y la riqueza, mejor dicho, de las clases ricas. No quiere que los ajenos vengan a gobernarnos. Desea que su lengua sea tan oficial como la del Estado: Que los que hayan de administrar justicia y de dirigir la conciencia del hombre en nuestro país, sean escogidos de entre sus hijos. Que en las reformas necesarias á su bienestar, se le oiga por entero y teniendo en cuenta los ecos todos de la opinión general. Que nuestros hombres públicos no nos los manden de la corte, hechos y consagrados, como quien remite una mercancía a la que el Estado todopoderoso puso su sello inmaculado; en una palabra, quiere la descentralización más completa, bajo todos los aspectos y en todos los órdenes, en el moral, en el intelectual, en el político y en el de los intereses materiales.

¿Hay en esto falta alguna de patriotismo? [...].

Fuente: El regionalismo gallego. Ligeras observaciones al discurso leído por el señor D. Antonio Sánchez Moguel en su recepción en la Real Academia de la Historia de Madrid, el 8 de Diciembre de 1888, La Habana, Imprenta y Papelería La Universal, de Ruiz y Hno., 1889.

Manifiesto de la Liga gallega de Santiago (24 de junio de 1899)

Manifiesto de la Liga Gallega de Santiago 
(24 de junio de 1899)

No nace hoy la Liga Gallega de Santiago. Constituida desde que la autoridad aprobó sus estatutos en julio de 1898, hase visto obligada a permanecer hasta ahora en silencio por juzgar sus fundadores que las azarosas circunstancias por que entonces y después atravesó España, no eran oportunas para manifestar en alta voz nuestro pensamiento. Los errores y torpezas que hace ya siglos vienen con terrible encacia labrando la ruina del Estado español, tan glorioso cuando las regiones disfrutaban de libertad, y por consiguiente de vida, estaban por aquella época produciendo algunos de sus naturales frutos. Tristísimos y vergonzosos sucesos, si harto conocidos, no por desgracia bastante deplorados si execrados, y por mayor desgracia aún, casi del todo impunes, solicitaban con imperiosa atención el espíritu público, atento solo a seguir con impaciencia demasiado febril para no ser enfermiza, más que los sucesos realmente ocurridos en nuestras colonias, las ridículas y contradictorias fábulas con que los negociadores del desastre, altos y bajos, entretenían la curiosidad de sus víctimas. Cuando solo se escuchaba la voz de los que estiman el sentimiento patrio por el precio a que lo cotizan en el merercado, era inútil que el verdadero patriotismo alzase la suya; ni sería oída, ni mucho menos atendida.

A la nerviosa inquietud de aquel período, cuyas horas se contaron por espantosas catástrofes, sucedió, como previsible reacción, mortal desfallecimiento. Bien se aprovechan de él los eternos enemigos de nuestra libertad y de nuestro bienestar los que han hecho de la política no el arte de gobernar el Estado sino de explotarlo.

Desvanecidos los temores de una enérgica acción por parte de los elementos sanos del país que, o no logran entenderse, o no aciertan a sacudir de una vez el funesto influjo de nuestras perversas costumbres públicas, o el no menos pernicioso respeto a ciertos nombres; nada hay con fuerza bastante para contener a quienes han precipitado a España en el abismo donde hoy yace, y del cual es pueril esperar pretendan salvarla, cuantos han empleado su entendimiento, su voluntad, su elocuencia, su audacia, sus fuerzas todas, en hacer inevitable, fatal la caída.

Pero en los momentos de prueba, siempre ha encontrado su salvación el Estado español en ese espíritu que tanto empeño ponen en destruir los mercaderes de la política; en el espíritu regional, en el amor al terruño, a la pequeña patria, sin el cual la grande hace ya mucho tiempo habría dejado de existir. Conservar y difundir ese espíritu es, pues, obra altamente meritoria, obra de verdadero patriotismo. Porque así lo cree la Liga Gallega de Santiago, propónese, en la medida de sus fuerzas, trabajar sin descanso en la realización de su programa, inspirado en aquel espíritu y que tiene —de ello estamos firmemente persuadidos— eficacia bastante para dar a nuestra hermosa región el bienestar moral y material de que tan necesitada se encuentra, y del que, por sus seculares sufrimientos, y más aún, por las superiores cualidades de su carácter, es tan digna.

La simple enunciación de algunos de los principios cardinales de nuestro programa bastará para conocerlo y apreciarlo. Quienes consideran la honradez en los pensamientos y en los propósitos como la capital condición a que deben subordinarse cuando se deciden a pensar en voz alta, no han de tratar de envolver sus ideas en ropajes, cuya hermosura y riqueza sirven, demasiadas veces, para encubrir la pobreza o perversidad de lo que bajo ellos se oculta. A la diafanidad del pensamiento y de la intención debe corresponder, en lo posible, la transparencia del lenguaje.

Por sus condiciones de raza, territorio, lengua e historia, constituye Galicia una región natural y perfectamente determinada. Porque queremos que la unidad de sus elementos no se rompa ni quebrante, deseamos la supresión de los gobiernos civiles, diputaciones provinciales y demás funcionarios y centros que exige la actual organización administrativa, tan costosa como inútil; y pedimos para Galicia, de acuerdo con sus tradiciones y carácter, una Diputación regional a la cual corresponderá entender y resolver, con independencia del poder central, en todos los asuntos peculiares a la pequeña patria.

Queremos también la desaparición de los ayuntamientos rurales, odiosos albergues del caciquismo que con tan terrible pesadumbre oprime a nuestros infelices labradores; siniestras guaridas donde se forjan contra la libertad y propiedad atentados tan monstruosos, que aun en países donde jamás hubiesen penetrado las enseñanzas cristianas, parecieran inverosímiles. Cree la Liga Gallega de Santiago que los municipios deben establecerse en los pueblos de cierta importancia y reclama para ellos la misma autonomía que pide para la región.

El régimen de libertad y de justicia por nosotros anhelado exige, como condición necesaria, que la elección de cuantos hayan de representar a Galicia en las Cortes generales del Estado o en la Diputación encargada de regir sus intereses, y la de las personas designadas para administrar los municipales no sea producto de ese sufragio individual hoy en uso, y que según acredita una larga y triste experiencia sirve tan solo para pervertir en breve tiempo los más sanos pueblos, y para engañarlos con indignas comedias. Si el sufragio ha de ser, como deseamos, sincera expresión de la voluntad social, fuerza es dar la debida preponderancia a la representación corporativa o de clases; y si los representantes del país en cualquier orden han de merecer tal nombre, preciso se hace consignar muy claro el deber que tiene de someterse por completo al mandato imperativo de sus electores, ante quienes deben responder, con responsabilidad efectiva, del uso que hayan hecho de ese mandato.

Aspiramos también, por exigirlo así la acertada gestión y resolución de nuestros asuntos administrativos y judiciales, a que tanto unos como otros se tramiten y resuelvan en todas instancias, dentro del territorio gallego, y por funcionarios gallegos, conocedores, por lo tanto, de nuestras costumbres, carácter y lengua. Asimismo queremos sean hijos de la región, cuantos dentro de ella hayan de ejercer autoridad o mando de cualquier clase.

En el orden económico y financiero creemos son necesarias radicales reformas
que alivien la mísera situación del país, en especial la de sus clases agrícolas. Con objeto de poder realizarlas tan completas cual esa situación exige reclamamos se deje a Galicia en libertad de establecer su sistema tributario, y de prefijar, por medio de conciertos con el Estado, el cupo anual con que ha de contribuir a los gastos generales del mismo; se la reconozca la facultad de emitir deuda propia para atender a sus obligaciones de carácter extraordinario; y la de establecer, si lo cree conveniente, un Banco público con privilegio de emisión dentro de los límites regionales.

El respeto a las instituciones jurídicas de carácter foral, tan tibiamente consagrado por el Código civil, es en España condición necesaria para toda obra legislativa, si ha de realizarse esta en condiciones de viabilidad. Las que en Galicia existen peculiares a nuestro pueblo, deben mantenerse con las modificaciones que la experiencia aconseja. Imperiosamente exige alguna de esas modificaciones la
propiedad inmueble, sobre todo la rústica, con tanta dureza castigada. Pero es preciso, por reclamarlo así la justicia, que sea la misma región quien resuelva lo que su derecho peculiar ha de mantenerse o modificarse, o deba desaparecer.

Todos los pueblos donde la libertad tiene ferviente culto, donde el patriotismo no es vana palabra ni gastado tema de disertaciones retóricas, sino alma y aliento de la vida nacional, han considerado como uno de sus bienes más preciosos, el uso de la lengua propia. Pedimos para la nuestra lo que la dignidad y el bien entendido interés de los pueblos exigen; pedimos que los naturales de esta región puedan usar el idioma gallego en todos los actos oficiales y extraoficiales en que intervengan, sin que se les obligue a expresarse en otro que muchas veces desconocen, o del cual tienen, tal vez, muy imperfecta noticia.

Constituida Galicia bajo el régimen autonómico cuyos capitales principios acabamos de exponer, libre el poder central de multitud de cuidados que, por no tener carácter de generalidad, caerían bajo la acción de los poderes regionales y municipales, la vida del Estado español adquiriría nuevo vigor, desenvolviéndose robusta y desembarazadamente, a compás de la mayor pujanza con que habría de desarrollarse la de las regiones. Los lazos entre estas, como forjados en la fragua del fraternal cariño, nacidos del mutuo respeto a los santos fueros y libertades de cada una, anudaríanse con esos nudos que ni la suerte más adversa logra romper. La regeneración de España pasaría de enojoso tópico a convertirse en viva y palpable realidad.

Pero solo mediante la unión de los gallegos de buena voluntad podremos alcanzar ese resultado. Si ha habido circunstancias que reclamasen con angustiosa urgencia tal unión, ¿cuáles, como las presentes, cuando nos hallamos bajo el peso de gravísimas amenazas, cuando no ya de un modo ambiguo, sino desembozada y cínicamente, se manifiestan ambiciosos propósitos que tienen por objetivo nuestra pequeña patria? ¿No serán bastante elocuentes las últimas terribles lecciones para hacernos ver dónde se encuentra la salvación de España, el secreto de su futura prosperidad y grandeza, a las que cooperarán todas las regiones—Galicia entre las primeras— tan pronto vean rotas las trabas que las impiden caminar con desembarazo, y puedan así desarrollar las fuentes de su riqueza y acometer, con patriótico entusiasmo, la magna obra que la gran patria pide a todos y de todos espera?

Confiemos en Dios. Galicia no ha dejado de serle fiel, desde que, con la sangre de sus mártires, dio incontrastable testimonio de su fe. La cruz de Cristo, colocada por Carrarik sobre la corona de los suevos, prestó su bendita sombra a nuestros padres, dándoles aliento para realizar las heroicas empresas que realizaron; y no ha de permitir Galicia— cuyo escudo contiene en sus blasones la más clara y enérgica profesión de fe católica—que jamás esa cruz sea arrancada de su suelo.

De ahí nuestra confianza en la protección divina, para la redentora empresa que esta Liga se propone, y a la cual consagraremos todos los alientos de nuestra alma.

Que cuantos piensen como nosotros y deseen con igual vivísimo anhelo que deseamos nosotros ver a esta tierra libre, grande y próspera; cuantos sientan la vergüenza de las actuales ignominias y suspiren por un régimen que lleve a España a ocupar un digno puesto entre los países cultos; cuantos se hallen conformes con los principios consignados en este manifiesto —que forman parte del programa de la Liga Gallega de Santiago— aúnen sus esfuerzos a fin de conseguir por medio de una perseverante y enérgica acción común el triunfo de esos principios. La indiferencia de hoy es un crimen de lesa patria: es, además, una insensata manifestación del egoísmo. Porque no olvidemos que si la pereza hace posibles las gravísimas amenazas de que somos objeto, no han de ser los tibios quienes nos salven ni quienes menos sufran las tristes consecuencias de la catástrofe.

A luchar, pues, por Galicia. Dios nos dará la victoria si llevamos a la empresa la fe firme, la abnegación sin límites, el supremo desinterés, el inmenso espíritu de sacrificio que toda obra de redención exige; y que encontraremos sin duda en el amor a la patria tan vivo en el corazón de los hijos de Suevia.

Gaceta de Galicia, junio 1899.

Manifiesto de "A Nosa Terra" (A Nosa Terra, 10 de julio de 1917)

Manifiesto de "A Nosa Terra"

Cando teñen de salvarense grandes intreses sociaes, é perciso desbotar as comenencias localistas, os egoísmos e as cubizas, os compromisos convencionaes, as adulacios os poderosos e até os benficios en espeitativa. Todo isto é cativeza do azo ante as sagras obrigas, ante a outa maxestade dos nosos ideiáes rexionalistas, ante a salvación e libertade de Galicia.

¿Pro qué queredes os rexionalistas? Nosoutros os rexionalistas queremos:

1.º Que reconocendo e ademitindo a unidade nacional española e sin perxuicio da integridade politica d'España, estabrézanse drento d'eladous poderes, separados, autónomos: 0 poder central e o poder rexional.

2.º Que as atribuciós do Poder central redúzanse: 1) A repersentar a España. 2) As relacios intenacionaes. 3) A organización do Exército e a Marina. 4) As obras d'intrés xeneral, estradas, ferrocarrís, etc. 5) A resolvere os conflitos antr'as rexiós. 6) A formación dos presupostos centraes.

3.º Que o Poder central, exerza as funcios de seu, lexislativa, executiva e xudicial da siguiente maneira: a 1.ª por meio d'una Asambreia o Parlamento composto de representantes das rexions en número limitado, a 2.ª por meio de Segredarías ou Ministerios no número perciso: a 3.ª por meio d'un Tribunal Supremo que non sentenciaría na derradeira instancia os negocios, senon que concretaríasse a resolvere os conflitos antr'o Poder Central e o Rexional e a eisixir responsabilidade os funcioarios do poder executivo.

4.º Que o Poder rexional sexa o úneco soberán drento de cada rexión pra ditare suas leises orgánicas e adeministrativas.

5.º Que o Poder lexislativo atópese nas Cortes rexionaes.

6.º Que o Poder xudicial sexa colexiado en todol-os seus grados e as causas e preitos sentenciense na derradeira instancia drento de cada rexión.

7.º Que o Poder executivo compóñase d'unha dieta  d'outos funcioarios, nomeados pol-as Cortes, con atribucios somellantes âs do Poder central, no que respeuta somente ôs asuntos rexionaes.

8.º Que a división territorial, o mesmo gubernativa, que adeministrativa e xudicial, tefia por base os círculos naturaes e tradicionaes de cada rexión.

9.º Qu'os cárregos púbricos confíranse somente os fillos da rexión ou ôs que sendo estranos enraiguen n'ela. A nota de separatistas que se nos da, é unha calunia miserabre, que desbotamos con todal?as nosas forzas.

10. Que cada rexión teña Carta constitucional de seu, na que consinense os dous principios fundamentaes da autonomía rexional e daunidade política do Estado español entrambos armónicos e comprementarios.

11. Que na España eisista unha lexislación xeneral civil, penal mercantil, económica e fiscal c'o carauter supretorio, e unha lexislaciónespecial de cada unha das rexións nas que o Estado divídase.

12. Que cada rexión poida tere corpos armados propios.

13. Que a lingoa rexional sexa d'uso libre antr'os naturaes.

15. 0 rexionalismo non pertenece a nengún partido político, nin aceta unha forma determinada de goberno. Colle na Monarquía coma naRepúbrica. Non topa â forma senon ô fondo da gobernación dos Estados.

16. Que as dinidades e cárregos ecresiásticos fiquen nos naturaes de cada rexión.

Eiquí tedes o que arelamos os rexionalistas españoles, sin que rifemos n'un soyo punto, o mesmo catalás que bascos, valencians, aragoneses, andaluces, galegos, e cántabros; un soyo desexo, unha soya arela axúntanos: o desexo de vivíremos libres drento da nosa terra, donos das nosas cousas, resinados co'as nosas cuitas e satifeitos das nosas ledicias. Ista évos a aspiración groriosísima da libertade e a consagracion, do eterno, nunca morto principio xurídico da persoalidade, raiz e fonte de todol-os mais direitos.

Nosa tesis pódese concretare n'ista gran sentencia: "Queremos o individuo libre na familia libre; a familia libre no municipio libre; o municipio libre na rexión libre; a rexión libre no Estado libre; e o Estado libre na libre e universal socidade das xentes, ou sésa, no Estado internacional libre."

¿Non é isto canto, con pequenas difrencias, piden catalás, bascos, andaluces, etcétera? Pois isto dend'antigo tense dito na nosa terra. Isto, esquirto por Alfredo Brañas, foi o que agora leva na sua bandeira a "Lliga rexionalista de Cataluña". Isto foi o que sementou fa¡ moitos anos o nomeado catedrático compostelán na patria de Verdaguer. É falso, pol?o mesmo, que as "Irmandades da Fala", imiten 6s homes d'outras rexios. 0 rexionalismo galego, foi o pirmeiro rexionalismo, o pai dos mais rexionalismos españoles. 0 vergoñoso sería que nós, logo de sementar, dexásemos que a semente xermolara no chán alleo; mentras o noso ficará en deserto de cidadanía.

Os que se chamen rexionalistas e non queiran iste rexionalismo, serán farsantes ou iñorantes; homes sospeitosos, enemigos do rexurdir galego e do porgreso español.

E xa que apertámol-as cravixas da verdade, soyo nos resta diciri que non imos contra de Castela. Castela, a probe irman Castela, ten todol?os nosos agarismos.

Ela sofre, coma nos, vitima do centralismo noxento.

Imos, si, contra da hexemonía castelá, que ten en Madri a sua triste espresión asoballadora; contra da hexemonía que 8 longo da historia ven empobrecendo a España.

Castela, as Castelas, coma rexións, están con nosco.

A nosa terra, La Coruña, 10 de julio de 1917

Manifiesto de la Asamblea Nacionalista de Lugo (Lugo, 18 de noviembre de 1918)

Manifiesto de la Asamblea Nacionalista de Lugo

Os persoeiros das Irmandades da Fala reunidos en Asambleia magna tida na cibdá de Lugo nos días 17 e 18 do mes da data pra conqueríre do Goberno da Sua Maxestade El Rey a autonomía integral da Nazón Galega e fixar n-un programa concreto as que coídan testas solucios ós problemas que intresan d'un xeíto fondonisimo á vida nazonal da Galicia, aprobaron e sosteñen, c-o corazón ateigado de espranza e os ollos postos no porvir da Nai Terra, as siguentes conclusiós, que fan públicas pra conocimiento e meditazón do pobo galego nestora solemne do albeo das nazonalidades que sinten tremelar a sua y?alma e fan xurdir a sua persoalidade.

I. Previa

Tendo a Galicia dotal-as caracteristicas esenciaes de nazonalidade, nos nomeámonos, de oxe pra sempre, nazonalistas galegos, xa que a verbe "rexionalismo" non recolle todal-as aspiracios nin encerra toda a intensidade dos nosos problemas.

II. Problemas costituentes

1.º Autonomía integral pr-a Galicia.

2.º Autonomía municipal, distinguindo o municipio aldeán do vilego axcitándose o Concello aldeán sóbor da base do reconocimiento da persoalidade xurídica das parroquias, que terán as súas xuntas, elexidas antr-os cabezas de familia—petrucios—homes ou mulleres, pra termaren dos seus bés privativos. Os presidentes ou cabezaleiros d-estas xuntas serán vocás nados ou Concelleiros da Corporación municipal e nomearán, de antre eles, o Alcalde que dirixa o Concello. As parroquias, con persoalidade xurídica, poderán contrataren y estableceren seguros e institucios de creto antr-os veciños e adeministrare os bés co mús, que o Poder Central terá de lles restituire, dispoñendo o seu aproveitamento.

0 Concello terá de sere, pol-o tanto, mais que unha organización de caracter adeministrativo, unha prolongación ou compremento das parroquias, como estas o son do fogar, que presidirá a vida económica e social das mesmas.

3.º Cooficialidade dos idiomas galego e castelán.

4.º Federación da Iberia.

5.º Dentro d-esta federación, igoaldade de relacios con Portugal.

6.º Crendo n-a accidentalidade das formas de goberno, intrésanos acrarar que non apelamos por ningunha, mais simpatizaremos, dende logo, con aquela que se amostre mais doada pra chegare â federación con Portugal.

7.º Ingreso das nazonalídades da Iberia na Liga das Nazons.

III. Problemas políticos

1.º Igoaldade de direitos pr-a muller.

2.º Custión eleitoral.

a) A función eleitoral terá de sere da responsabilidade do goberno e protexida pol-o Poder público.

b) Representación proporcioal como sistema eleitoral.

c) Non serán elexibles os elementos que non rendan unha función útil pr-a colectividade.

d) A Asambleia decrara: que si nas eleicios pra Cortes Constituentes Hespañolas non se nos dera unha prenda en garantía exceicional pra que a vontade do pobo poida manifestarse con toda libertade -pois co-as organizacios oligarquicas de oxe non sería abranguible -apelaríamos os representantes de Cataluña e Euskadi e, si elo non abondara, ó Estado mais afin ó noso pra que na Liga das Nazons defenda o direito da Galicia â libertade cibdadana.

3.º Acabamento das Diputaciós provinciás.

4.º Creación do Poder Autónomo, representado por un Xuntoiro ou Parlamento Galego, elexido por sufraxio universal, con todal-as facultás que a reforma da Constitución non garde pr-o Poder Central e sempre, pol-o menos as siguentes:

IV. Facultades do Poder Galego

1.ª Nomeamento da xunta gobernadora que terá de exercel-o Poder Executivo, composta d-un Presidente e seis Segredarios encargados dos Departamentos de Adeministración, Xusticia, Enseño, Obras Públicas, Agricultura, Industria, Comercio, e Facenda.

2.ª Toda las funciós adeministrativas.

3.ª Lexislación social, agás n-aqueles casos nos que os problemas sociaes se extendan ás diversas nazons da Iberia.

4.ª Reximen tributario sin intervención do Poder Central, ó que somentes pagará o Autónomos a cantidade que se fixe n-os concertos económicos.

5.ª A potestade docente do Estado actual pasará enteira ó Poder Galego.

6.ª 0 reximen bancario, n-o que intervirá pol-a función social que oxe teñen os Bancos. A mesma facultade pr-a solución do Creto agrícola.

7.ª Correios e Telégrafos. 0 seu servicio ó cárrego do Poder Central, a sua creación será cárrego do Poder Autónomo, o servicio dos Teléfonos ó cárrego do Poder Galego. A censura n-estes servicios non poderá ser exercida pol-o Poder Central mais que no caso de guerra.

8.ª Ferrocarrís: A sua nazonalización. A lexislación sobor dos mesmos será facultade do Poder Central; a sua costrución e adeministración en carga do Poder Autónomo.

9.ª Portos Francos. A lexislación e regulación do tráfico marítimo en carga do Poder Central.

10. Si ven co-a Paz o acabamento dos exercitos permanentes, e no caso de que somente quedaran exércitos policías, tamén será facultade do Poder galego a fixación das forzas que xusgue percisas pr-o orden interno de Galicia.

V. Custios xurídicas

1.ª Sustantividade do Direito foral galego.

2.ª Derogación do artigo 5.º do Código Civil e reforma do seu articulado no que se refire á sucesión abintestato.

3.ª A publicación das leises farase no idioma galego.

4.ª Igoaldade de direitos pr-a muller casada, pol-o menos no caso da emigración do marido.

5.ª A función dos Tribunales de Xusticia romatará en recurso derradeiro en Galicia e sempre realizada por funcionarios galegos.

6.ª As terras dos pequenos propietarios qu?as laboreen consideraranse instrumentos de traballo pr-os efeutos do embargo.

7.ª 0 arrendatario terá direito a unha parte da supervalía do arrendado sempre que sexa debida os melloramentos producidos pol-o seu traballo.

VI. Problemas económicos

1.º As custiós aduaneiras serán resoltas por concerto entre o Poder Autonómo e o Central, salvo o libre cambio de cereaes.

2.º Reintegración inmediata á propiedade privada, pol-o xeito mais doado dos montes do Estado, dos pobos e de propios.

3.º Repoboación forestal forzosa. Si os particulares non a fan, faría o Poder Galego por anualidades, gravando sobre a riqueza creada, o capital invertido mais os intereses. Reforma da lexislación civil n-iste punto.

4.º Asambleia decrara de toda urxencia a resolución do problema dos gravámenes sobor da terra en Galicia.

5.º Tamén declara sere un crime contra Galicia o permanente absentismo dos propietarios da terra.

VII. Aspectos artísticos

1.ª Proclamar a soberanía estética da Nazón Galega que se exercerá:

a) Sobor as costrucios urbanas e ruraes, ditándose unha lei que obrigue ós propietarios a axeitare o estilo das suas costruciós ó estilo xeneral de cada vila galega.

b) Na expropiación de moimentos e paisaxes.

c) Na organización do enseño artístico, con creación d-unha escola musical galega.

Vede, irmans galegos, o noso programa. Non é nin pode ser nosa verba difinitiva; mais é por decontado, un berro d'anguria que vos chama e a úneca afirmación creadora feita na nosa patria galega.

Son chegadol-os tempos d'erguere a y-alma e o pensamento de Galícia, e sobor todo a sua soberanía, compreta e sin cativeces. N-isto non caben discusiós, Galicia ten direito, un direito fundamental, a ser dona ausoluta de si mesma. Con vountade ceibe faremos nupcias d'amore con outras soberanías con tr'as que non va¡ nin quér ¡re a soberanía nosa.

Pensade, pois, nas nosas concrusiós, feitas pra todol-os galegos. Pro, ademais, sentídeas, practicádeas. Nosos brazos están abertos pr'a fecunda aperta. Todos xuntos melloraremos a grande obra.

0 ideial que nos aloumiña vos pide que sintades a Galicia, coma nos no recuncho mais intenso das vosas almas.

Ninguen é inútil pra ista cruzada. A nosa mocedade tén unha santa obriga co-a patria, e agardamos, ateigados do lume inmenso do noso amore, que todo galego dino nos mande súa adhesión á Santa Causa da Redenzón da Nai Terra.

Lugo, 18 de noviembre de 1918.

Manifiesto de la Asamblea Nacionalista (Lugo, 18 de noviembre de 1918) [en castellano]

Manifiesto de la 1 Asamblea Nacionalista. Noviembre de 1918

1. Previa. Teniendo Galicia todas las características esenciales de la nacionalidad, en adelante y para siempre nos llamaremos nacionalistas gallegos, ya que la palabra "regionalismo" no recoge todas las aspiraciones ni encierra toda la intensidad de nuestros problemas.

II. Problemas constituyentes

1.º Autonomía integral para Galicia.

2.º Autonomía municipal, distinguiendo el municipio aldeano del urbano, organizándose el municipio aldeano sobre la base del reconocimiento de la personalidad jurídica de las parroquias, que tendrán sus juntas, elegidas entre los cabezas de familia ?petru~ cios? hombres o mujeres, para cuidar de sus bienes privativos.

3.º Cooficialidad de los idiomas gallego y castellano.

4.º Federación de la Iberia.

5.º Dentro de esta federación, igualdad de relaciones con Portugal.

6.º Creyendo en la accidentalidad de las formas de gobierno, nos interesa aclarar que no nos definimos por ninguna, pero simpatizaremos desde luego con aquella que implique mayor facilidad para llegar a la federación con Portugal.

7.º Ingreso de las nacionalidades de Iberia en la Liga de las Naciones.

III. Problemas políticos

1 .º Igualdad de derechos para la mujer.

2.º Cuestión electoral:

a) la función electoral tendrá que ser de la responsabilidad del gobierno y estar protegida por el Poder público.

b) Representación proporcional como sistema electoral.

c) No serán elegibles los elementos que no rindan una función útil a la colectividad.

3.º Eliminación de las Diputaciones Provinciales.

4.º Creación del Poder Autónomo, representado por un Xuntoiro o Parlamento Gallego, elegido por sufragio Universal, con todas las facultades que la reforma de la Constitución no guarde para el Poder Central y siempre, por lo menos, las siguientes:

IV. Facultades del Poder Gallego

1.º Nombramiento de la Junta Gobernadora, que tendrá que ejercer el Poder Ejecutivo, compuesta por un Presidente y seis Secretarios encargados de los Departamentos de Administración, Justicia, Educación, Obras Públicas, Agricultura, Industria, Comercio y Hacienda.

2.º- Todas las funciones administrativas.

3.º Legislación social, excepto en aquellos casos en que los problemas sociales se extiendan a las diversas naciones de la Iberia.

4.º Régimen tributario, sin intervención del Poder Central, al que sólo pagará el Autónomo la cantidad que se fije en los conciertos económicos.

5.º La potestad docente del Estado actual pasará entera el Poder Gallego.

6.º- El régimen bancario, en el que intervendrá por la función social que hoy tienen los bancos. La misma facultad para la solución del Crédito agrícola.

7.º Correos y Telégrafos: Su servicio a cargo del Poder Central; su creación a cargo del Poder Autónomo; el servicio de Teléfonos a cargo del Poder Gallego. La censura en estos servicios no podrá ser ejercida por el Poder Central más que en caso de guerra.

8.º Ferrocarriles: su nacionalización. La legislación sobre ellos será facultad del Poder Central; su construcción y administración a cargo del Poder Autónomo.

9.º Puertos Francos. La legislación y regulación del tráfico marítimo a cargo del Poder Central

10.º Si con la Paz llega el final de los ejércitos permanentes, y en el caso de que sólo quedasen ejércitos policía, también será facultad del Poder Gallego la fijación de las fuerzas que juzgue precisas para el orden interno de Galicia.

V. Cuestiones jurídicas

1.º Sustantividad del Derecho foral gallego.

2.º Derogación del artículo 5.º del Código Civil y reforma de su articulado en lo que se refiere a la sucesión abintestato.

3.º La publicación de las leyes se hará en el idioma gallego.

4.º Igualdad de derechos para la mujer casada, por lo menos en el caso de emigración del marido.

5.º La función de los Tribunales de justicia acabará en última instancia en Galicia y siempre realizada por funcionarios gallegos.

6.º Las tierras de los pequeños propietarios que las laboreen se considerarán instrumentos de trabajo a efectos de embargo.

7.º El arrendatario tendrá derecho a una parte de la plusvalía de lo arrendado siempre que sea debida a las mejoras producidas por su trabajo.

VI. Problemas económicos

1.º Las cuestiones aduaneras serán resueltas por concierto entre el Poder Autónomo y el Central, salvo el libre cambio de cereales.

2.º Reintegración inmediata a la propiedad privada, por el procedimiento más adecuado, de los montes del Estado, de los pueblos y de propios.

3.º Repoblación forestal forzosa. Si los particulares no la hacen, la haría el Poder Gallego por anualidades, gravando sobre la riqueza creada el capital invertido más los intereses. Reforma de la legislación civil en este punto.

4.º La Asamblea declara de toda urgencia la resolución del problema de los gravámenes sobre la tierra en Galicia.

5.º También declara un crimen contra Galicia el permanente absentismo de los propietarios de la tierra.

VII. Aspectos artísticos

1.º Proclamar la soberanía estética de la Nación Gallega que se ejercerá:

a) Sobre las construcciones urbanas y rurales, dictándose una ley que obligue a los propietarios a ajustar el estilo de sus construcciones al estilo general de cada villa gallega.

b) En la expropiación de monumentos y paisajes.

c) En la organización de las enseñanzas artísticas, con la creación de una escuela musical gallega. [...]

Fuente: Ao Pobo Galego. Manifesto da Asambleia Nazonalista de Lugo. Hoja suelta, s.l., s.d. (Traducción: J. Beramendi.)

"Alborada" (A Nosa Terra, 25 de julio de 1920)

Alborada

A "NOSA TERRA", cumprindo un acordo da II Asamblea Nazonalista de Compostela, i-obedecendo ordes do Direitorio, do que é orgao oficial, oxe festexa chea de ledicia reloucadora, o "DIA DE GALICIA". Esta data do 25 de Santiago, en todol-os logares do mundo onde latexa un peito galego, é data de lembranza da Patria natural que dende antigo, como agora e sempre, ha ser a única patria verdadeira do home.

Arela a "IRMANDADE", espallada por todol-os pobos da nazón de Breogán, facer canto seia abranguibre para que dentro de poucos anos, o 25 de Xullo, non haxa fogar galego, aldean ou vilego, que deixe d'esteriorizar o seu patriotismo no "DIA DE GALICIA".

A Cruña, a capital da Nosa Terra, escomenza a dal-o exempro. No ano veñideiro, imitaránn-a todal-as cidades galegas.

Cómprenos, porén, na data xurdia d'oxe, saudare con moito amore, con fraterno agarimo, a todol os queridos irmáns na Grande Obra, qu'eisí chamáballe Antolín Faraldo á da redenzón da Terra asoballada... Cómprenos tamén ofrendarlles unha lembranza cordial ás nazonalidades irmás da Iberia, Portugal libre e Cataluña i-Euskadi arelosas de se ceibaren pra conseguir o rèxime de seu que pra nós tamén nosco cubizamos...

Mas a lembranza máis do íntimo, a lembranza que deita de xeito maormente cristaiño do fondo da nosa i-alma è a que, fixada con sangue do curazón, temos pra Irlande, irmá nosa e nosa mestra anaco latexante i heróico do tronco celta, oxe callado de mestos loureiros tinguidos de roxo, que han cinguir a raza común i-aldraxada de cote co'a coroa trunfal que so merecen os xurdios «epos» alumeadores da Hestoria...

Irmáns, amigos i-enimigos: faigamos votos no "DIA DE GALICIA", porque a nosa terra chegue a conquerir o imperio espritoal na futura e groriosa civilización atlántica que xa escomenza a xurdire enchendo da diviña saudade, "do que foi e do que agardamos", o curazón dos bós e xenerosos.

¡E o momento hestórico "de ser ou non ser" prá terra na que fumos nados nos e nosos pais i-abós!

A Nosa Terra, Ano IV, Núm. 124, 25 de Xulio de 1920

A Nosa Terra, Ano V, Núm. 14, 1 de agosto de 1921

O Día da Galiza

Tense celebrado xá o "Día de Galicia". Ainda non fai mais que dous anos que acordamos na Asambreia de Santiago, que se celebrara o 25 de Xullo e xa vense conmeorando en toda Galiza e América. O ano pasado, primeiro que se celebrou, foi conmemorado somentes n'algúns pobos. Este ano xa foi con mais solemnidade e en cuase todol-os pobos da Patria. Todal-as "Irmandás" teñen celebrado este ano o "Día de Galiza".

A de Ourense puxo por primeira vez a bandeira galega no seu local, celebrou unha festa íntima â que asistiron algúns elementos do coro "De Ruada" e n'algunhas sociedades foi posta a bandeira galega a petición da "Mocedade" d'aquel pobo. Ademais a banda municipal tocou no paseio un programa galego.

Na Cruña conqueríuse que por primeira vez fora posta a nosa bandeira a carón da hespañola no Concello municipal. Espallóuse pol-as ruas unha folla en galego cun saudo as nazonalidades da Iberia que como nós loitan pol-o mesmo ideal e â nosa irmá de raza Irlanda. A banda de Isabel la Católica executou un programa de música galega e na "Irmandade" celebrouse unha velada na que se léu a Saga de Cabanillas, "O Cabaleiro do Sant Grial" que pubricamos aparte, e rendimos un homenaxe a Rosalía Castro. Varios irmáns pronunciaron discursos facendo votos pol-o trunfo da Nosa Causa.

Entre as "Irmandades" e grupos nazonalistas da Patria e de fora d'ela foron cruzados moitos telegramas e tarxetas de saudo no patriótico día que se celebraba. Egualmente se fixo entre outros irmáns.

Este foi "O Día de Galiza" no que ano que estamos. Agora cumpre traballar pra que, en anos sucesivos e canto antes millor, sexa celebrado coa solemnidade que debe celebrarse un día tan galego e tan patriótico como a data do 25 de Xulio.

¡Saude e Terra!

"O Dia de Galicia" (A Nosa Terra, 25 de julio de 1922)

O Día de Galicia

Este é o segundo ano que se celebra o Día de Galicia. ¿Que sinifica? Un día de recollimento, de comunión, de ledicia para os galegos, un acto esterno para que moitos dos nosos compatriotas se dean conta do que son, da terra nai, á que teñen que volver si queren ser algo. Desta maneira despertarán do seu sono e traballarán n-un futuro glorioso. Que hoxe todos poñan o seu pensamento en Galicia, falen a sua propia fala, e recen os versos dos nosos poetas!

As condiciós actuás para o noso movimento nacionalista non poden ser mellores. O rexurdimento do catalanismo, a sua purificación terá unha transcenencia enorme; e ademais non é Cataluña xa a única que pide a sua libertade política, son os restantes países oprimidos pol-o Estado hespañol. Por outra parte, dentro da nosa terra o nacionalismo fixo enormes progresos: o número das organizaciós multiplícase cada día, as publicaciós en galego aumentan rápidamente, e os participantes no noso movimento esténdese por todal-as clases sociás e todol-os campos ideolóxicos.

As simpatías pol-a nosa actuación non son menores. Elementos novos de moito valimento inauguran con motivo do día de Galicia a sua colaboración na NOSA TERRA. O Sr. Castillo, o mellor arqueólogo galego, delegado rexio de Belas Artes, autor de tantas obras interesantísimas, hónranos c-un traballo escrito en galego expresamente para A NOSA TERRA, relativo ao escudo de Galicia. Para o dito traballo fixo un dibuxo o gran arquitecto cruñés Sr. del Villar, que non hai moito tempo, n-unha conferencia sua, indicaba que debíamos facer rexurdir a nosa arquitectura popular. O poeta Xavier Bóveda conságrase hoxe definitivamente coa sua primeira composición en galego, o soneto que os leitores verán mais adiante; era oúnico que lle faltaba ao «cantor dos pinos» para ser estimado como un dos mellores dos nosos. Calcas (García Acuña), un fino humorista, que pol-as suas penetrantes verbas conoscen os leitores do «Noroeste», tamén nos remite unhas cuartillas expresamente para nós.

Con gran ledicia contamos entre nós de novo a vellos amigos e colaboradores: a inspirada poetisa Francisca Herrera; os escritores cheos de talento Eladio Rodríguez, Valcárcel, Euxenio Carré Aldao, Banet Fontenla, Lousada Diéguez, non podían nin debían faltar n-este número.

¿Qué dicir dos mais? Lugrís, Leandro Carré, Peña Novo, Abelaira, Taibo e tantos outros... Son representantes do espíritu galego, sempre fondo e valente. O presente número, pois, amostra unha ampla colaboración na obra do rexurdimento da nosa Galicia, que é a única que como temos dito, poderá permitir lograr o gran fin que nos propoñemos. As xeneraciós sucesivas apreséntanase agora unidas nas suas aspiraciós e arelas.

***

Saudamos n-este día aos irmaos galegos d'América. A eles é moito o que Galicia lles debe e ainda lles deberá máis agora que se organizan e preparan o labor redentor da terra. As ideas nacionalistas van conquerindo as nosas colonias alén do Atlántico. O mozo loitador Tomás Sabio fundou hai pouco a Xuntanza Nacionalista da Habana, que leva unha vida moi próspera. N'esta semana anúncianos a prensa a organización d'unha Liga Autonomista en Cuba, anuncio que acollemos con fonda ledicia. Na Arxentina fixo un labor de propaganda galeguista, pola que sentimos verdadeira simpatía, o vicecónsul da República da Plata en Mondoñedo, Fernando Lorenzo Rico, a quén tamén se lle debe o homenaxe ao poeta Leiras Pulpeiro. Unha estreita e saudosa aperta, pois, aos nosos irmáns d'América.

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En Portugal, en Viana do Castelo, publicaráse no día de hoxe en honor de Galicia un extraordinario da revista «Aurora de Lima», no que terán parte escritores galegos. Ao iniciador, señor Julio Lemus, e aos seus paisanos de Viana, saudamos fraternalmente, dándollel-as gracias pola sua fineza e facendo votos porque as relaciós culturás entre Galicia e Portugal sexan cada vez máis intensas. Non esquecemos n-este día ós nosos amigos de alén Miño: Leonardo de Coimbra, Teixeira Pascoaes, Alexandre de Córdova, Peralta, Sergio e os mais artistas e pensadores que nos honraron coa sua amistade persoal. Nós seguimos con amor e interés os progresos de Portugal, e o seu porvir considerámolo como cousa propia.

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Decíamos que na Península espertan rápidamente os ideás nacionalistas. Estamos seguros que a estridencia nacionalista resolveráse n-unha consonancia federalista, n-unha confederación ibérica máis grande, máis fecunda que esta caduca unidade de forza que fixeron contra a vontade os Reis Isabel e Fernando. En todos estos amigos que loitan nas mesmas condiciós que nós, pensamos tamén hoxe e enviámoslle un aperta ideial.

A alma galega é romántica e xenerosa e afeita ao mar, cosmopolita. Os laios dos pobos oprimidos chegan hasta nós e atopan eco nos nosos peitos. Galicia n'este seu día de festa, fai votos porque conquiran a súa arelada libertade, é porque a xusticia e a paz reinen no mundo.

A Nosa Terra, Ano VI, Núm. 167, 25 de Xulio de 1922

"Galicia y los partidos políticos españoles (Vicente Risco, 1923)

Vicente Risco, "Galicia y los partidos políticos españoles". 1923

Cuando se anuncia que va a haber elecciones, toda la hedionda podredumbre de la política española principia a removerse. Y como Galicia, para su desgracia, vive sumergida hasta los hocicos en ese cenagal espeso; y como el pueblo gallego patalea inútilmente en él, buscando a tientas a dónde agarrarse para salir sea como sea, por eso Galicia es tierra de promisión para todos los arribistas políticos de Madrid.

Unos se agarran a los faldones de las levitas de los grandes caciques que imperan en Galicia: los Bugallal, los García Prieto, los Gasset; otros vienen a ofrecerse como salvadores a los gallegos que están en la oposición.

Todos se creen con derecho a venir aquí a hacer política: los Melquíades, los Lerroux, los Alba. Todos se creen con derecho a hablar aquí de sus cosas, a ofrecer, como los charlatanes de feria, sus específicos, a que la gente les dé crédito, a ser aplaudidos y, para colmo, a ser banqueteados. Al olor del lacón y de los votos, vienen todos como moscas.

Y todavía, al cabo de los años, los gallegos les creen todas sus argucias, y van tras ellos como pasmados. Piensan que son esos extraños, esos intrusos, quienes los van a librar de los caciques, como si esos salvadores improvisados no fuesen los caciques de mañana.

Mal andamos, si aguardamos de Madrid nuestra salvación. [...]

Porque ninguno, absolutamente ninguno de los partidos políticos españoles hizo jamás ningún bien a Galicia. Esto está bien probado por la experiencia, y los que no sean idiotas tienen que ver que siempre vinieron aquí a por los votos, pero los problemas de Galicia quedaron siempre sin resolver. El problema de los foros, ningún político español -y los políticos gallegos que hay hoy son políticos españoles, no son tales políticos gallegos- hizo nunca nada por resolverlo. Lo hicieron los campesinos gallegos por sí mismos, si quisieron, en muchos lados, no pagando pero exponiéndose a los embargos, a la cárcel y a las balas de la Guardia Civil. El problema del maíz, igualmente sigue sin atender: y un producto que el campesino gallego necesita tener barato, sigue pagándolo caro para proteger a los cerealistas de Castilla. Y los ferrocarriles no se hacen. Y Galicia paga al Estado español todo lo que puede pagar, tanto, que ya no puede pagar más sin arruinarse. Y a mayores, la protección a las industrias de otros países le hace pagar con sobreprecio los paños, los hierros, el carbón, el trigo, el centeno. Y ningún partido político español hizo jamás nada por remediarlo.

Y ningún partido político español puede remediarlo, porque se atraviesan los intereses de otros países que tienen más fuerza y más dinero. Y porque todos esos políticos del poder y de la oposición que vienen de Madrid a la pesca de los votos y al olor de las laconadas, no saben nada, no saben ni pizca de lo que los gallegos quieren, de lo que los gallegos necesitan para vivir; ni lo saben, ni les importa nada saberlo.

Además, ni pueden, ni saben, ni quieren tampoco servir a los intereses del Pueblo gallego, porque ellos pertenecen a los partidos políticos y antes que nada están sometidos a la disciplina de su partido, a obedecer a su jefe, a la sombra del cual medran y pueden llegar a Directores generales, o a Ministros, o hacer negocios, o progresar en su carrera, que es lo que quieren, y los intereses de Galicia, o les tienen sin cuidado, o aunque quisieran atenderlos alguna vez, primero está la disciplina del partido y la obediencia al jefe, y tienen que estar a lo que estos dispongan. Porque ellos, aunque salgan elegidos por un distrito gallego, no van a las Cortes a defender al Pueblo gallego, o a preocuparse por los intereses de sus distritos, sino que van allí para votar lo que les mande su partido.

No hay redención, no hay redención, no hay redención para Galicia en ninguno de los partidos políticos españoles, en ninguno de los hombres que figuran en ellos, ni en los partidos del poder, ni en los partidos de la oposición, ni en los de derecha, ni en los de izquierda, ni en los monárquicos, ni en los anti~dinásticos. Galicia nada puede esperar de ellos.

No es oposición gallega, ni es rebeldía agraria, ni es dignidad ciudadana, la de los gallegos que andan al rabo de los politicastros de España. Todos esos políticos vienen a robar los esfuerzos que precisamos para redimirnos nosotros a nosotros mismos; vienen a usurpar nuestra voluntad; vienen a inutilizar nuestras ansias de redención y de libertad. Vienen por su provecho, no por el nuestro. Son extraños que quieren medrar a nuestra costa, son extranjeros, son intrusos.

Y el pueblo gallego, mientras siga yendo al rabo de ellos como un rebaño de ovejas, no dejará de ser un pueblo de esclavos.

Fuente: "Galiza e os partidos polítecos hespañoes", Rexurdimento. Orgao da IN. G. (Ourense), 2.ª época, 1-11-1923: 6-7. (Traducción: J. Beramendi.)

"Ofrenda" (A Nosa Terra, 25 de julio de 1923)

Ofrenda

Fai tres anos que os nacionalistas vimos celebrando no día de Sant-Yago o día de Galicia, día de santidade en que os nosos corazós renovan seu voto diante o altar da Patria, día de ledicia en que todol-os galegos nos sentimos irmáns, día de espranza en millores días, día en que as nosas almas voan hacia os hourizontes de días que inda non viñeron, pero que virán, que xa se ollan na lonxanía envoltos na brancura da nova Libertade.

Día de fe no porvir, de fe en nós mesmos, de fe na forteza da raza que ha de cumprir outos destinos, de fe en todol-os galegos porque pra todos tén a Santa Terra agarimos de nai e promesas de noiva.

Fai tres anos que vimos os nacionalistas celebrando o Día de Galicia, e oxe xa son todol-os galegos os que celebran esta festa patriótica, dándose todos conta do seu trascendente simbolismo.

Nosoutros saudamos con orgulo de patriotas e con amore de irmáns a todol-os galegos, pero preferentemente a todol-os nacionalistas que nas moitas e diversas organizaciós, xa xurdia e podentes, que hay na nosa Terra, tanto veñen loitando pol-a sua redenzón e libertade; a eles especialmente noso saudo porque son os escolleitos, os que como dicía o poeta, levan unha estreliña na frente e no bico un cantar, e sobor todo porque xa oxe saben ser héroes, e mañán, si é preciso, saberán ser mártires.

Noso saúdo para os galegos do desterro. Para eles sempre a nosa ademiración e a nosa lembranza. Eles son os que mais deben sentir a escravitude da Terra, porque son os que tiveron que fuxir a outras terras mais libre por estar a sua terra escravizada.

E a tí Galicia, Nai nosa, Patria nosa, nosa única Patria, a tí que nos deche a vida, a tí por quen alentamos, n-este teu santo día, ofrendámosche as vidas nosas, agardando o teu mandato para que d-elas podas xurdír tí renovada e liberada.

A Redaición.

A Nosa Terra, Ano VII, Núm. 189, 25 de Julio de 1923

LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA

Pacto de la Triple Alianza (11 de septiembre de 1923)

Pacto de la Triple Alianza

Pacto de amistad y alianza entre los patriotas de Cataluña, Euskadi y Galicia.

Reunidos en Barcelona, el 11 de septiembre del año 1923, en el 209.º aniversario del asalto de la ciudad por los ejércitos de las dos coronas de Francia y España, los representantes de los patriotas vascos, gallegos y catalanes.

I. Pactan solemnemente una alianza para la acción conjunta y la mutua ayuda en la campaña por la libertad nacional de los tres pueblos.

II. Denuncian que el régimen impuesto por el Estado español a Cataluña, Euskadi y Galicia es hijo de las violencias pasadas y de las coacciones presentes, y que está falto de su consentimiento.

III. Protestan de que dentro de la Europa reconstruida según el principio de la libertad de las naciones grandes y pequeñas, Euskadi, Cataluña y Galicia continúen sometidas, en contra de su voluntad, a las instituciones, a las leyes, a la lengua y a los gobiernos que no le son propios.

IV. Reivindican el derecho de las tres naciones a disponer libremente de los propios destinos y a vivir según un régimen de plena soberanía política, sin otras limitaciones que aquellas que, respetando las facultades esenciales de la nacionalidad, sean exigidas por la convivencia humana en la civilización o puedan ser aconsejables por los intereses de orden económico y las realidades de orden geográfico.

V Afirman la voluntad de los gallegos, de los catalanes y de los vascos de conquistar con el propio esfuerzo y por todos los medios lícitos, la libertad nacional.

VI. Proclaman, para el caso de que la personalidad nacional de los pueblos de Cataluña, Euskadi y Galicia siguiese desconocida y pisada por el Estado español, el derecho a la apelación heroica.

VII. Acuerdan: a) Constituir un Consejo de tres delegados, uno por cada nación, que representarán al conjunto de las organizaciones patrióticas de los respectivos pueblos y servirán de lazo de unión entre éstos; b) confiar al Consejo asesorado debidamente en aquello que haga falta, la tarea de establecer los convenios concretos que respondan a la finalidad del presente pacto y que en cada momento las circunstancias puedan exigir.

VIII. Declaran en nombre de los patriotas vascos, gallegos y catalanes que es su propósito unir las voces en el grito de justicia, darse las manos en la propaganda, unir las fuerzas en la lucha y, si es necesario, mezclar la sangre en el sacrificio.

Barcelona, 11 de septiembre de 1923

"A Actualidade Galega" (A Nosa Terra, 25 de julio de 1924)

A Actualidade Galega

Escabroso e ao mesmo tempo para nós agradabre é o tema que hoxe ofrécenos a actualidade galega.

O Día de Galicia.

Agradabre e satisfaitorio polo siñificado que para nós ten o día de hoxe que debía ser de festa e de ledicia como compre a data tan señalada. Escabroso polo dificil que resulta poder abordalo libremente poñendo de manifesto unha vez mais o que siñifica para os galegos e mais ainda para nós, os galeguistas

Na imposibilidade de o poder facer ao noso gusto, e tal como debera, sírvanos de consolo, ¡que remedio senón conformarse!, a afirmación n'ese día de canto dixemos e pensábamos na mesma data en tempos pretéritos, mais soaves e propicios, que cobizamos para o porvir.

Todol-os pobos teñen unha data señalada na que celebran a sua festa nacional, en que por todas partes aparesce pendurada a enseña que resume as difrentes características que lle dan vitalidade, e que celebrase con festas pomposas oficiás.

Galicia tén tamén os mesmos dereitos e non carece das mesmas modalidades d'aqueles pobos no que teñen de manifestación da existencia d'unha raza, d'un pobo definido. E tamén as rúas galegas aparecerán hoxe adornados con bandeiras de moitas cores, algunhas d'elas firentes e molestas, e na asusencia "d'aquela", o ceo galego, branco e azul, lucirá limpo e crariño indiferente as pomposidades oficiás d'aqui abaixo. E cando chegue a noite, a noite do "Día de Galicia", as estrelas brilarán mais que de cote e no medio d'elas a estrela grande, a nosa estrela, indicará unha vez mais, con ademán imperativo, o camiño a seguir.

E indiferente a todo o que nos rodea, despreciando as miserias d'abaixo, no día de hoxe as almas dos "bos e xenerosos" apertaranse mais e mais con amor subrime pensando no mañán que traguera, ¿quen o dubida?, moitos "Dias de Galicia" felices e grandiosos.

Hoxe por hoxe somentes nos ofrece un "Día de Galicia" que nós desconocemos por sernos alleo e indiferente. Aló na intimidade dos nosos espritos é onde festexamos o único e verdadeiro "Día de Galicia" que poderá sofrir altas e baixas pero que haberá de ficar marcado para sempre para que sexa festexado por todos o mesmo que o fán os pobos definidos que gozan das libertades a que teñen dereito.

Aos nosos irmáns. ¡Terra a Nosa!

No día de Galicia saudamos a todol-os nosos irmans galegos.

¡Terra a Nosa!

A Nosa Terra, Ano VIII, Núm. 203, 25 de Xulio de 1924

Este número foi revisado pola censura militar

"Día de Galicia" (A Nosa Terra, 25 de julio de 1925)

Día de Galicia

Están de mais as verbas no día de hoxe. ¿Qué imos dicir do noso sentimento que non sintan e comprendan cantos nos leen adoito?

Hoxe é día de facer exame de concencia. Que cada un vexa se rendiu todo que é capaz de ll'onfrendare a sua Terra; obriga moral que non debe esquecer ningún galego.

N-esta data renovemos o voto feito coa Nai Terra e endexamis nos pareza que xa fixemos d'abondo pol-o seu ben. Agora mais que nunca axuntémonos todos n-unha apreixada aperta ollando sempre ao lonxe por onde alumea a estreliña que "é unha fogueira que xa está preto".

Teñamos fê no porvir de Galicia, e digamos co poeta:

¡Irmans, en pé, sereos!

Saúde e Terra

Ano IX Núm. 215, 25 de Xulio de 1925

Este número foi revisado pol-a censura do Goberno Civil

Ao decorrel-os días (A Nosa Terra, 25 de julio de 1926)

Ao decorrel-os días

O autual monótono andar dos días, sempre iguás, tráenos hoxe unha data que é para nós d'unha fonda siñificación simbólica. Día de Galicia data que ao lembrar o seu siñificado fai rebulir no noso maxín ideas xenerosas, de futura cristalización e no corazón ledicias rebuldeiras de día de festa. De día de festa sí, por que é no íntimo, entre nós e dentro de nós, onde temos de festexar o día noso, lonxe da profana ollada dos incrédulos, "dos imbéciles e oscuros" que condena o bardo e tamén d'aqués que agora andan a se manifestar con arrogancias autoriatrias. Sôs co noso pensamento en comunión c'oa Idea. E aínda que para os que do galeguismo integral temos feito un culto, todol-os días do ano son días de Galicia non por por eso deixamos de nos aledar cando chega o de hoxe que resume todos n'unha data xurdia, simbólica. A nosa relixión ten tamén o seu santoral como ten os seus mártires e as suas oraciós.

E hoxe que é o noso día, o día de festa maior, temos de entonar con fonda devoción e fé, cinguidos pol-a forza do sentimento, unha pregaria ao pé do sagro altar da Patria, pensando no que foi e no que aínda será cando a semente do noso apostolado prenda de veras nos corazós galegos.

A todol-os irmáns ¡Saúde e Terra!

Este número foi revisado pola censura

A Nosa Terra, Ano X, Núm. 227, 25 de Xulio de 1926

"Día de Galicia" (A Nosa Terra, 25 de julio de 1927) 

Día de Galicia

Un novo Día de Galicia que chega âs portas do noso corazón a nos lembrar o outo siñificado que tal data representa para quens vivimos a cotío na patriótica emoción do laborar pol-a grandeza en todol-os ordes da nosa Patria. Un novo día de Galicia que nos fai reafirmar nas arelas renovadoras de adianto, libertade, desenrolo progresivo da nosa cultura e vigorización do sentimento galeguista.

Unha estapa anual, na que podemos pensar no que xa andivemos e que d'un xeito induvidrabre dícenos que de ano en ano o adianto foi maior, que camiñamos cada vegada mais seguros e firmes cara o día grande en que terán de cristalizar no trunfo xa conqueirdo as nobres ideas da santa Causa.

Día de emociós en que as verbas deixan paso âs expresiós de entusiasmo, de espritualidade inmensa e patriotismo fervoroso que son os elementos que nos sosteñen e alentan, avivando constantemente a fogueira do Ideal na tarefa de reconstitución da Terra Nai.

En cada un de nós e en todos xuntos reviven con maior ardor e firmeza hoxe que un novo Día de Galicia ponnos mais de manifesto as arelas que inspiran a nosa autuación. Seipamos conserval-os eternamente xa que eles e a fé e a constancia son o mais xurdio patrimonio espritual de que dispoñemos e as millores armas que podemos esgrimir na loita pol-a redención da Patria galega.

A todos cantos comulgan con nosco no Ideal xeneroso.

¡SAÚDE E TERRA!

A Nosa Terra, Ano XI, Núm. 239, 25 de Xulio de 1927

"Ao decorrel-os días " (A Nosa Terrra, 25 de julio de 1928)

Ao decorrel-os días

"Día de Galicia". Resume de emocións e arelas cotidiáns. Renovación de patrióticos votos. A espranza e a fé a rebulir nos beizos. Os brazos e o cerebro intensificando o seu laborar, a sua patriótica produción ofrendada â Patria. Unha ollada atrais para ollar o punto de partida. Os ollos vixiantes, esculcando o porvir que xá encetou o seu abrente lumioso. A visión da vella Galicia, indifrente a si mesma. A da Galicia autual recuperando o seu patrimonio. O comenzo da Galicia nova en xurdia amostración de cultura e patriotismo. A satisfaición do deber cumprido nos "bós e xenerosos". A ledicia pol-o éxito, maior cada día, que estripou o camiño dos income entes e dificultades. Nos antes indifrentes o decatamento do fenómeno nunca soñado. A necesidade de colaborar na tarefa. No final; un paso mais que Galicia xa deu no seu camiñar cara o seu verdadeiro día. O gran "Día de Galicia", do trunfo xa conquerido, de libertade.

A Nosa Terra, Ano XII, Núm. 251, 25 de Xulio do 1928

Este número foi revisado pol-a censura

"Ao decorrel-os días " (A Nosa Terrra, 25 de julio de 1929)

Ao decorrel-os días

Unha vegada mais, o tempo, no seu andar, hoxe tan monótono, ponnos diante d'un novo Día de Galicia. Unha Día de Galicia que pol-as circunstancias haberá de ser dino irmán dos proisimos derradeiros. A outa siñificación da data transcurrirá sin manifestación púbrica, sin a facultade de expoñerse leda e espida ante os ollos dos galegos que ainda non quixeron ou non souperon decatarse do valor espritual e xurdio do día de hoxe, nin de todol-os días cando de galeguismo se trata.

Mais en fin: deixemos hoxe voar como libre paxaro o noso pensamento, hasta poder impedil-o non chega o poder dos homes, e pensando na Terra e no futuro reafirmemos a fé e a vontade no credo que inspira a nosa autuación. Que todol-os irmáns no día de hoxe sintan no seu corazón afervoar a sublimidade da Santa Causa.

A Nosa Terra, Ano XIII, Núm. 263, 25 de Xulio do 1929

Este número foi revisado pol-a censura

"Ao decorrel-os días " (A Nosa Terrra, 25 de julio de 1930)

Ao decorrel-os días

Un novo "Día de Galicia". O día grande da Patria. O día símbolo de festa nacional que teñen todol-os pobos.

Os pobos libres, non mediatizados, adoitan a celebrar o seu día con grandes festas de explosión patriótica. Para os que ainda non son por enteiro donos dos seus destiños siñifican estas datas supremas arelas de renovación, de liberación e pensamentos xenerosos voando en precura do porvir. Pombiñas mensaxeiras portadoras de ideas de amor, de libertade.

Fai sete anos que en Galicia o día de hoxe viña celebrándose únicamente na comunión espiritual dos bós e xenerosos. Non podia exteriorizarse e os latexos do corazón ofrendados no altar da Patria eran cinguidos e coutados pol-o xugo alleo.

Mais como as boas ideas e os pensamentos sanos teñen máis poderío que a forza bárbara, os días no seu decorrer foron poñendo as cousas no seu lugar e este ano xa o día de hoxe pode ter, anque non toda a que lle corresponde, mais libre expansión e púbricamente pode facerse algunha exteriorización do seu siñificado.

A nosa bandeira, cos seus côres de pureza branco e azur, flameará ao vento en moitos currunchos da nosa terra decindo ao mundo que aqui hai un pobo, unha raza que cobiza lle sexan reconoscidas por enteiro as suas prerrogativas como tal pobo e raza.

Aqueles oustáculos poderosos, que o parecían aínda máis cando estaban en vigor, están hoxe destrozados e por riba do seu cadávre a xusticia, a razón e o dereito brincan camiñando deica o hourizonte lonxano onde aniñan ainda máis grandes libertades. Un camiñar que non poderán detér xá os oustáculos de calquer crás de calquer forza que ao seu paso quéiranselle poñer. Porque non hai forza humán capaz de poder impedir o andar d'un pobo que tén concencia de seu e adequiriu o convencimento de que ten dereito a algo mais do que hoxe posee. Galicia anda a recuperar íntegramente a súa alma e os seus dereitos e para conqueril-o todol-os días do ano son días consagrados a tal patriótica laboura reivindicadora.

No día de hoxe, resume de todos, día simbólico e ateigado de arelas prometedoras, os nazonalistas renovamos o xuramento feito:

preto e lonxe, onte, agora,

mañán, na vida e na morte.

Un saúdo preno de agrimo a todol-os irmáns que connosco comulgan o sagro ideal de Galicia.

A Nosa Terra, Ano XIV, Núm. 274, 25 de Xulio do 1930

Este número foi revisado pol-a censura

Compromiso de Barrantes (A Nosa Terra, 1º de noviembre de 1930)

Compromiso de Barrantes
(Pazo de Barrantes, 25 de setiembre de 1930)

Nos dirigimos a los gallegos todos, a España y al Gobierno, presentándoles el problema de Galicia.

En el orden económico, con la tierra fragmentada, deshecha, improductiva por obra de una legislación absurdamente unitaria que la desconoce y por falta de enseñanzas agrícolas; empobrecida por cargas intolerables; desangrada por los aranceles, por los tratados de comercio y por las actividades oficiales que hacen de nuestros productos una excepción en el régimen protector ampliamente concedido al resto de España. Cuanto adquirimos está recargado en el precio, implicando un enorme impuesto indirecto; cuanto producimos está recargado en el costo y sin defensa ante la concurrencia exterior. Así se fragua la anemia de un país con la inevitable secuela de una tremenda crisis social.

En el orden cultural, por la escasez de escuelas, carencia de enseñanzas técnicas y por olvido completo de nuestro carácter, de nuestras tradiciones, de nuestro genio, que aparece deformado y paralizado por orientaciones que no podrá asimilar jamás.

En el orden político, Galicia sigue siendo un feudo fuera de la Constitución. Sistemáticamente, el sufragio es una falsedad, los derechos ciudadanos no tienen garantía, los órganos de gobierno son instrumentos de amenaza y atropello, la ley se queda en el papel, la justicia es zarandeada y removida según la voluntad del oligarca que sin recato acude a la ?fuerza para imponerla. Un afrentoso estado de vasallaje que no podemos tolerar más tiempo.

Afirmamos como origen y raíz de todos estos males y negruras de Galicia el centralismo sorbedor de las energías regionales, despectivamente olvidadizo para las legítimas ansias nuestras. El engendra nuestra ruina, nuestro atraso y nuestra opresión.

Salvando cada uno de nosotros sus opiniones políticas, declaramos:

nuestra absoluta incompatibilidad frente a todas las hegemonías y regímenes políticos que no emanen de la soberanía popular;

que solo la autonomía plena antes definida puede dar satisfacción a los derechos y a los problemas de Galicia;

la galleguización de la Universidad compostelana y demás centros de enseñanza;

la cooficialidad de los idiomas gallego y castellano;

la liberación de la tierra y la dignificación social del campesino;

y pedimos, por último, que inmediatamente cesen la fuerza y la impunidad que los gobiernos prestan al caciquismo que oprime y envilece a Galicia contra el cual se levanta unánimemente nuestro país.

A Nosa Terra, 1 de noviembre de 1930.

LA 2ª REPÚBLICA

Proyecto de Estatuto de Autonomía del Seminario de Estudios Gallegos (1931)

Proyecto de Estatuto de Autonomía del Seminario de Estudios Gallegos. 1931

Artículo 1.º Galicia es un Estado libre dentro de la República Federal Española.

Art. 2.º Las lenguas oficiales en el Estado Gallego son, indistintamente, la gallega y la castellana.

No podrán desempeñar en Galicia cargos públicos quienes no conozcan la lengua gallega.

Art. 6.? Serán gallegos:

a) los hijos de gallegos nacidos en el territorio del Estado gallego.

b) los hijos de padre o madre gallegos, aunque nazcan fuera, siempre que esa sea su voluntad. En tanto los hijos sean menores, se entiende como su voluntad la de su representante legal.

c) quienes no siendo originariamente gallegos obtengan la vecindad en cualquier lugar de Galicia.

Art. 8.º Los derechos fundamentales de los gallegos serán los que se determinen para
todos los españoles en la Constitución del Estado federal español. 1

Art. 9.º Los poderes del Estado gallego corresponden al pueblo de Galicia. Estos poderes son ejercidos por el Cuerpo electoral, la Asamblea y el Consejo de Galicia.

Art. 10. Componen el cuerpo electoral todos los gallegos, hombres y mujeres, que tengan más de 21 años, con las excepciones que señalen las leyes.

Art. 12. El sufragio será igual, directo, secreto y según un sistema de representación proporcional.

Art. 13. La Asamblea del Estado gallego estará formada por los diputados nombrados por los electores gallegos, en la proporción que determine la ley orgánica, atendiendo al número de votantes efectivos.

Art. 17. Compete a la Asamblea legislar sobre las materias atribuidas al Poder gallego por este Estatuto.

Art. 19. Toda ley votada por la Asamblea será sometida a referéndum si, dentro de los treinta días siguientes al de su votación, lo piden así cinco mil electores.

Art. 20. El Consejo de Galicia estará formado por los consejeros nombrados por la Asamblea de entre sus miembros, en el número que determine la correspondiente ley orgánica. Cada consejero será jefe de un departamento de la Administración gallega.

Art. 21. El Consejo designará de entre sus miembros al presidente, cuyas funciones como tal durarán un año.

Art. 26. No se podrá interponer recurso ante el Poder central contra las resoluciones de los poderes gallegos en materias atribuidas a su potestad.

Art. 27. Si los poderes gallegos invaden los límites de las atribuciones del Poder federal o de cualquier otro federado, corresponderá al Poder federal declarar la nulidad de los acuerdos que constituyan la extralimitación.

Art. 29. Corresponden al Estado gallego las siguientes esferas de competencia: a) Régimen tributario, salvo el impuesto de aduanas. El establecimiento de las tarifas arancelarias se verificará por acuerdo entre los poderes federal y gallego. b) Organización local. c) Administración de Justicia. d) Mando de las fuerzas de policía, cuya organización corre a cargo del Poder central. e) Deuda pública. f) Política social, sin perjuicio de los compromisos generales. g) La enseñanza en todos sus grados. h) Caminos de hierro, carreteras y tráfico marítimo de interés predominantemente gallego. ¡)Régimen de los institutos de Banca y Crédito. j) Dominio público. k) Beneficencia. l) Sanidad. ll) Reglamentación de espectáculos y juegos. m) Establecimientos penitenciarios. n) Legislación civil.

Art. 30. Son obligaciones del Estado gallego, además de las contenidas en otros artículos de este Estatuto: a) someterse a las normas generales que dicte el Estado federal dentro de sus atribuciones. b) garantizar el trabajo de todos los ciudadanos, según sus condiciones y necesidades, con arreglo a las exigencias de la justicia social. c) regular la propiedad rural de modo que quede libre de toda carga para quien la trabaja. d) proporcionar a todos los ciudadanos los medios necesarios para su pleno desarrollo espiritual. e) proteger todas las manifestaciones de la cultura gallega.

Art. 31. La organización local se hará a base de ayuntamientos en las villas y de parroquias y agrupaciones de parroquias en el agro.

Art. 33. El Estado gallego contribuirá a las cargas de la Federación española con la cantidad que determine la ley de presupuestos generales del Estado español [...] .

Art. 34. Existirá un impuesto directo único que gravará las rentas, con un gravamen mayor para las rentas que provengan del capital que para las que procedan del trabajo, y eximiendo de impuesto las rentas del trabajo menores de la cantidad que determine la ley correspondiente.

Art. 35. Habrá además los impuestos indirectos que se establezcan con arreglo a las leyes.

Art. 39. A la entrada en vigor de este Estatuto se considerarán gallegos todos los que vivan en Galicia y sean hijos de padre o madre nacidos en Galicia, y quienes viviendo en Galicia y no siendo hijos de gallegos manifiesten que tal es su deseo.

Los hijos de gallegos nacidos fuera de Galicia serán considerados también gallegos si así lo solicitan.

Art. 40. Los funcionarios que ejerzan sus funciones en Galicia en el momento de entrar en vigor este Estatuto conservarán sus cargos adaptados a la nueva estructuración administrativa, siempre que sean gallegos, según el art. 39, y reúnan los demás requisitos que se exigen.

Art. 41. Se determinará mediante convenio entre el Estado español y el Estado gallego la parte que debe corresponder a este de la actual deuda pública del Estado español.

Fuente: Seminario de Estudos Galegos. Seizón de Cencias Sociaes, jurídicas ¡Económicas, Anteproyeito de Estatuto da Galiza, Santiago de Compostela, 193 1. (Traducción: J. Beramendi.)

Proxecto de Constitución (Alfonso R. Castelao, 18 de febrero de 1931)

Proxecto de Constitución
(18 de febrero de 1931)

Señores Diputados, hablo en nombre del partido galleguista, que sólo cuenta en esta Asamblea con cuatro afiliados, y la enmienda que presentamos viene avalada por Diputados de la Federación Republicana Gallega. Espero, además merecer el asentimiento de todos los representantes de Galicia.

Al intervenir por primera vez en los debates de este parlamento, permitidme que os haga mi presentación. Yo no soy más que un artista, que ha puesto su arte al servicio de una bella causa: la de despertar el alma de Galicia, creyendo que es preciso añadir a nuestra vieja tradición, interrumpida y olvidada, una nueva tradición, no entiendo, claro está, por tradición, la serie de actualidades superpuestas, sino lo eterno, ese eterno que vive en el instinto popular.

Galicia no cuenta con una gran ciudad, pero tiene el mar y posee un fuerte anhelo de ciudadanía. De mí puedo deciros que prefiero ayudar a la creación de una ciudad que vivir en una gran ciudad ya hecha, definitivamente terminada, que, a lo mejor, resulta centro de una civilización muerta. Creo que los hombres de espíritu libre, libre incluso de los prejuicios de una gran cultura, deben ser, en cierto modo, como los pájaros; los gorriones viven bien en las ciudades, pero los pájaros que saben cantar huyen de los centros populosos.

Yo bien sé que hay gorriones de ciudad que ya no sabrían vivir en provincias.

Yo soy, pues, un aldeano; no traigo la voz de la calle, ni del café, ni del Ateneo; traigo el mandato de un grupo de hombres, de muchachos estudiosos que pretenden realizar allá, en mi tierra, un ensayo de Paraíso; demasiado optimistas, quizás, pero siempre buenos y generosos.

Voy a defender nada más que la intención con que hemos presentado esa enmienda. Si nosotros fuésemos catalanes, nada tendríamos que objetar a la redacción del Art. 4º del proyecto que se discute, porque el hecho lingüístico de Cataluña está ya reconocido y amparado por decretos, muy laudables por cierto, emanados del gobierno provisional de la República; Pero, Sres. Diputados, la Lengua Gallega no ha merecido aún el reconocimiento de su existencia, y permitidme que os diga que esta injusticia y desigualdad bien pudiera perdurar.

Desde que los llamados Reyes Católicos verificaron el hecho que Zurita llamó la doma y castración del Reino de Galicia, la Lengua Gallega ha quedado prohibida en la Administración, en los Tribunales, en la enseñanza, y la Iglesia misma evitó que nosotros, los gallegos, rezásemos en nuestra propia Lengua.

Esta política de asimilación y de hostilidad sólo ha conseguido en tanto tiempo este pobre triunfo: que los niños de las escuelas gallegas crean que hablar castellano es hablar bien, y que hablar gallego es hablar mal. Por esto y por lo otro, el galleguismo es simplemente un caso de dignidad colectiva que ha resonado en el pecho de los intelectuales que tienen corazón, en el de los que pretenden suprimir la miseria cotidiana del vivir labriego y marinero, y en el de los que sueñan con llevar ideas y sentimientos nuevos a la corriente universal.

Nuestro idioma gallego debe merecer toda nuestra simpatía, porque es la Lengua del trabajador, del obrero, del artesano, del labriego, del marinero; fue la Lengua de vasallos y de magnates, y sólo despreciada por estos señoritos cursis y desocupados de las capitales de provincia.

La resurrección de nuestra Lengua en el siglo XIX, fue un revivir de la democracia, y los poetas gallegos fueron los creadores del aliento civil de mi tierra. El gallego es hablado por la inmensa mayoría de los habitantes de Galicia y es comprendido por todos. Los maestros lo emplean como inevitable recurso pedagógico, al margen de toda legalidad, en las escuelas de Primera Enseñanza; y lo emplean los jueces  del país cuando quieren esclarecer la verdad, y lo emplean los notarios y los empleados del pueblo. En estos últimos años, con el evidente renacer de nuestros estudios y de nuestra Literatura, el Gallego consiguió, logró, categoría de Lengua Culta.

Pero aun hay más: con la dignificación de nuestra Lengua logramos quizá o nos acercamos a realizar el gran hecho histórico: la compenetración ibérica que todos anhelamos; porque tengo que recordaros, Sres. Diputados, que el galaico-portugués es hablado por unos 40 millones de personas.

Al presentar esta enmienda, los gallegos no hemos querido más que una cosa: que quedase en la Constitución el respeto para nuestro idioma, y para merecerlo, yo no he de recurrir al pasado glorioso de la Lengua; nada de esto: he de recurrir simplemente a razones de sentimiento, confiando en vuestra cordialidad de hermanos. El galleguismo es algo más que un partido político, y por ese algo más que tiene, es por lo que yo fui siempre galleguista, y de todos los problemas que interesan a nuestro partido, ninguno para mí tan importante como el que se refiere a la dignificación del Idioma. Porque, Sres. Diputados, si los gallegos aun somos gallegos, es por obra y gracia del lenguaje, porque un cultivo estético y científico de nuestra Lengua viene a ser la reconquista de todo cuanto tuvimos y porque, perdiéndose nuestro lenguaje, ya no nos quedaría ninguna esperanza de revivir.

Pero hay muchos que nos combaten por razones de patriotismo, y es preciso decirles que los galleguistas no queremos más que una cosa: que el gallego, si no en lo oficial, sea, por lo menos, tan español como el castellano. Y con esto ya queda dicho que no somos separatistas, porque si separatismo viene de separar, separatista será el que no quiera que el gallego sea también un idioma español. Y hay otros que desprecian nuestros anhelos por creer que un idioma no es más que un medio de expresión. Si así fuese, tendríamos que matar el gallego evidentemente; Pero permitidme que os diga que después quizá tuviésemos que matar el castellano, hasta llegar al idioma que tuviese más alto crédito científico y más grande valor bibliográfico, si no queríamos acogernos a un idioma artificial. Pero el idioma, más que un medio de expresión, es una fuente de arte, es el vehículo del alma original de un pueblo y, sobre todo, es en si una gran obra de arte que nadie debe destruir. Y hay otros que se ríen de nosotros, porque sueñan todavía en el triunfo del idioma único. Esa es una bella ilusión que no llegará a relizarse nunca. Hace algunos años me encontraba yo una tarde allá en el finisterre bretón pensando en mi tierra, y cantó el cuco y noté que aquel cuco cantaba como los nuestros y ladró un perro y noté que el perro ladraba como nuestros perros, y entonces surgió en mi imaginación esta gran verdad: los pobres animales aún están en el idioma universal. (Aplausos). Y hay quien piensa que es preciso que matemos el gallego para que podamos entendernos mejor en la emigración. ¡Qué pobre y qué miserable idea! Nosotros aspiramos a que todos los gallegos sepan hablar perfectamente el gallego. Pero ya que se habla de emigración, es preciso decir que los galleguistas aspiramos a una cosa: a suprimir la necesidad de emigrar; porque amigos y hermanos, Galicia debe ser algo más que un criadero de carne humana para la exportación, porque, después de todo, la riqueza de unos cuantos indianos más o menos filántropos, no puede compensarnos de la tuberculosis que le debemos a la emigración.

Tenemos en nuestra tierra gallega muchos propagandistas de magnífica buena fe, que hablan siempre en castellano en sus propagandas, en un castellano muy malo por cierto, porque quizá ignoran que la dignificación de la Lengua materna corresponde al grado superior de la conciencia política y social y proviene de una capacitación para gobernar. El desprecio de la Lengua materna significa un renunciamiento de derechos y proviene de una anestesia de la dignidad colectiva.

Yo he visto en el año 1921, en Amberes, a Vanderlvelde al frente de una imponente manifestación que, entre otras cosas, reclamaba la oficialidad de la lengua materna cuando hablan de una mayor capacitación para gobernar. ¡Y hay quien quiere negar la importancia de nuestro idioma!. Pero es preciso decir que es el último lazo que une a España con Portugal; porque, amigos y hermanos, es preciso pensar en Portugal. Se habla muchas veces de una Confederación Ibérica como bella ilusión; pero es preciso deciros que no hay más que una puerta por donde España pueda comunicar con Portugal; esa puerta es Galicia y los gallegos tenemos la única llave de esa puerta, que es el idioma. Y también hay mucha gente en nuestra tierra, casi siempre señoritos desocupados, que dicen no sentir la necesidad de hablar gallego; pero yo que lo hablo cordialmente, tengo que contestar una cosa siempre: que esa necesidad no se siente en el vientre.

Cuando yo fui la escuela no sabía aun hablar en castellano; porque yo tengo que deciros que soy hijo de una familia humildísima. Fui a la escuela muchas veces descalzo, con un pedazo de paz de maíz en el bolsillo. Por eso tiene para mí el gallego esa nostalgia deliciosa que me recuerda el tiempo feliz de la infancia, ese tiempo que es el más feliz de todos los hombres; pero que yo creo que en mí lo es aún más, porque soy aldeano y por serlo y por haber probado la miel de otros idiomas, es por lo que quiero dignificar el habla de mi pueblo, la lengua del único rey español que se llamó Sabio, el viejo idioma que supieron guardar como oro nuestro trabajadores del mar y de la tierra, de estos trabajadores gallegos que son de mi sangre y son de mi carne.

Señores Diputados, si aprobáis nuestra enmienda, u otra cualquiera que signifique respeto par nuestra Lengua, Galicia entera os lo agradecerá. (Moitos aplausos).

"Ao decorrel-os días " (A Nosa Terrra, 25 de julio de 1931)

Ao decorrel-os días

Estamos novamente diante d'un Día de Galicia que este ano amóstrásenos revestido d'uns caraiteres que até agora non tivera.

Coincide co funcionamento da Asambreia Constituinte de onde sairán a nova lei estatal e as autonomías rexionaes. Decimos sairán porque temos confianza en que ollada a realidade da vida hespañola e as demostracións feitas por casi todal-as nacionalidades hispánicas no senso de conquerir agora a súa autonomía parécenos que o bon senso impoñerase nos homes que están chamados a facer a nova Constitución, e os problemas rexionaes ficarán resoltos en aras da maior eficacia para o Estado hespañol e da necesidade de non perder esta ocasión de construir unha Hespaña legal e verdadeira, fundamentada nas naturaes nacionalidades que a constituien perfeitamente libres e federadas. Si así non fora non tería a Repúbrica a eficacia propia do momento e defraudaría a espranzas que n'ela teñen depositados os pobos peninsuares. Ademáis de que sería de funestos resultados para a Repúbrica e para a mesma Hespaña non deixar agora definitivamente arranxado este probrema que é o mais importante de cantos autualmente están prantexados. Depende d'ese feito o que a Hespaña sexa o que debe ser, un Estado grande, europeo e moderno, que cumpra a súa minsión histórica ou que continúe pol-os mesmos vieiros trabucados e de resultados tan desastrosos dos tempos da desaparecida monarquía centralista.

Hespaña non pode, sinon é suicidándose, desaproveitar esta hora histórica para reconstruirse debidamente, con arregro â súa constitución natural e verdadeira. E si Hespaña seguira o camiño trabucado, Galicia que quere vivir, que arela ser libre e universalizarse, tería que ourentar a súa vida deica hourizontes mais amplos salvándose do naufraxio indefectibel do Estado Hespañol. Esta é a verdade urxente do momento autual.

Os galegos non negamos a nosa colaboración para facer unha Hespaña nova, mais si Hespaña quere perderse os galegos salvaremos a Galicia contra todo e contra todos.

***

No Día de Galicia do ano 1931, no que está ventilándose o porvir da nosa terra. A emoción que sempre sentimos no día da nosa festa nacional tén de axigantarse de xeito extraordinario pol-o decisivas que son as horas autuaes e tamén pol-a responsabilidade que os nacionalistas temos contraguido co-a Terra.

Fumos nós quenes creamos o ambente galeguista que hoxe respírase en Galicia. Nós fumos quenes maxinamos e estructuramos unha Galicia nova e libre. Por eso agora que a nosa ideia patriótica pode acadar posibilidades de feito o noso corazón brinca mais emocionado que nunca e temos ante os ollos, con toda a súa crudeza, a responsabilidade da labor realizada e da nosa autuación futura.

Días de loita, de preocupación e de traballo intenso, e poida que tamén de perigo, avecíñanse para nós.

N-este día renovamos o xuramento feito diante do altar da Nai Terra dispóndonos rexamente, patrióticamente, a chegar a onde sexa necesario para ollarmos realizado o noso pensamento plasmado n'unha Galicia libre para o que non podemos negar ningunha crás de sagrificios.

Pol-a salvación da nosa Patria xuremos hoxe cumprir cos deberes que as circunstancias nos impoñan.

A Nosa Terra, A Coruña, Ano XV, Núm. 286, 25 de Xulio de 1931

Declaración de principios y programa del "Partido Galeguista"

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

1. Galicia, unidade cultural.—Afincamiento das caracteristicas da personalidade galega: lingua, arte, esprito.

II. Galicia, pobo autónomo.—Autodetermifiación política de Galicia dentro da forma de goberno repubricana.

III. Galicia, comunidade cooperativa.—A terra pra o traballo; o traballo pra a terra.

IV. Galicia, célula de universalidade.—Anti-imperialismo, federalismo internacional, pacifismo.

PROGRAMA

I. Organización de Galicia

1.º Creación d-un orgaismo galego de base excrusivamente democrática e con facultades deliberantes pra rexir, con autonomía integral, os intereses da Galicia.

Como aspiración mínima e inmediata, atribución a aquel orgaismo do máximum de facultades que a Constitución da Repúbrica concede ôx territorios autónomos.

2.º Conseguinte supresión das Diputacións provinciaes.

3.º Prena autonomía municipal, recoñecendo a persoalidade administrativa de parroquia rural e da comarca, con dereito a administración dos seus peculiares intereses.

4.º Incorporación a Galicia das terras colindantes que teñan comunidade étnica, histórica e lingüística con ela, sempre que se determiñen a elo por medio do plebiscito.

II. Politica

1.º Igualdade de dereitos políticos pra a muller.

2.º Prenitude de dereitos políticos pra os funcionarios.

3.º Incapacidade dos que, podendo, non rindan función útil â colectividade, pra ser elexidos pra cargos políticos.

4.º Estudo de unha fórmula que permita os emigrantes ter representación directa na orgaización política da Galicia.

5.º Representación proporcioal, con grandes circunscripcións, pra elección da Diputación de Galicia.

6.º Practica das institucións de democracia directa—referendum, recall, concello aberto—na orgaización política galega.

7.º Adopción de procedimentos eficáces que eviten a corrupción electoral e o falseamento da vontade popular.

8.º Control xurisdicional sobre a actividade administrativa e fiscal do orgaismo galego e dos concellos.

9.º Responsabilidade económica da administración pol-os danos que os seux axentes causen ôs particulares no exercicio das funcións púbricas.

III. Traballo

1.1 Apricación a Galicia das normas internacionaes da lexislación do traballo.

2.1 Recoñecimento de dereitos sindicaes

3.' Réxime integral de seguro social, previsión e xusta participación familiar do traballo no beneficio

4.0 Elimiñación dos menores de dieciséis anos do traballo industrial o regramentación e vixilancia do seu traballo familiar facéndoo compatibre ca sua formación física e moral.

5.1 As escolas de traballo y os ingresos que as manteñen aferidos ô poder galego. Creación de escolas de ourentación profesional.

IV. Probrema agrario

1.º Creación de centros técnicos de investigación i-esperimentación agrícola forestal e pecuaria, con seccions adícadas â orgaización cooperativa, divulgación i-enseño directo.

2.º Estacións pra ensaios de selección e alimentación animal Escola Veterinaria.

3.º Medidas lexislativas que favorezcan a orgaización cooperativa e a sindicación facilitando a adopción de métodos de mellora e selección agrícola e gandeira e o fomento do creto agrario.

4.º A repoboación forestal patrimonio de Galicia. Repoboación intensiva dos montes comunaes pol-o orgaismo galego e creación e fomento de zonas de pastoreo. Sindicación forzosa pra a repoboación dos montes de propiedade privada Protección da industria madereira. Seguro forestal.

5.º Medidas lexislativas i-económicas que intensifiquen a electrificación rural.

6.º Regramentación da edificación rural en orde â hixiene e de acordo co arte paisán e cas comenencias locales. Concursos que movan 6 estudo e divulgación de pranos pra construccións modelo. Estímulos económicos pra a sua execución.

7.º Libre importación do millo namentras o consumo da poboación e o cambio hacia unha alimentación máis racional do ?ando así o esixan

8.º Escolas ruraes de formación campesina que soergan a cornunidade aIdeán fomentando o esprito comunal, inculcando o apego 6 chán nativo e sentando unha ampria base de cultura técnica e agraria.

9.º Regulación da propiendade rural tendendo à libertala de tota carga pra quen a traballa.

a) Arrendarnentos.—Limitación do dereito de propiedade sobre fincas arrendadas a traballadores do campo ¡-estímulo pra a sua liberación: dereito de retracto, axuda económica, participacións nas melloras.

b) Foros.—Liquidación do probrema foral mediante a estinción forzosa das rendas sin que se faga á costa do pequeno propietario rural.

c) Concentración parcelaria.—Disposicions que impidan a excesiva fragmentación do chan nas trasmisións da propiedade.

d) Creto real.— Imprantación do sistema Torrens de movilización, rexistro e seguro da propiedade inmobre. Banco agrícola cooperativo.

10. Consideración da terra como instrumento de traballo pra os pequenos propietarios: decraración de esención da contribución por rústica á favor d-eles si xustifican non ter outros medios de fortuna que a retribución do traballo manual. Inembargabilidade dos predios nas mesmas condicions

11. Consideración dos edificios e vivendas ruraes como accesorios da terra que cultivan os seus habitantes e abolición da contribución urbana que as grave,

V. Fomento pesqueiro

1.º Retorno ôs principios colectivistas tradicionaes no réxime económico da pesca galega, por vía da cooperativa específicamente peixeira con ourentación técnica e social.

2.º Creación de piscifactorias pra repoboación dos rios galegos.

3.º Repoboación das rias con especies sedentarias, industrializando o seu aproveitamento.

4.º Desgravación arancelaria das materias primas das industrias pesqueira e conserveira.

5.º Creación de grandes portos pesqueiros ?modernos e pequenos portos de refuxio.

6.º Protección de novas industrias adicadas á grande pesca.

7.º Escolas de pesca. Laboratorio costeiro. Estacións meteorolóxicas e radiotelegráficas.

VI. Politica fiscal

1.º Deslinde do rexime fiscal do Estado, do poder autónomo e dos municipios.

2.º Supresión do 20 por 100 de propios e do 10 por 100 de aproveitamentos forestaes e de todal-as consignacións dos presupostos municipaes que sostefian servicios alleos 8s concellos ou âs suas mancomunidades.

3.º Supresión do imposto de cédulas persoales e creación de un carnet de identidade que as sustituia.

4.º Creación de un imposto progresivo sobre a renda.

5.º Dereito de espropiación a favor do orgaismo galego nos casos de ocultación fraudulenta.

VII. Cultura

1.º Soberanía de Galicia sobre o seu patrimonio cultural e artístico.

2.º Soberanía de Galicia pra determiñar a ourentación das suas institucións pedagóxicas.

3.º Galeguización do ensiño.

4.11 Dereito indiscutibre ao emprego do noso idioma e cooficialidade co castelán.

VIII. Probremas xurídicos

1.º Recofiecimento das modalidades do dereito civil galego: compañia familiar, dereito sucesorio, etc.

2.º Igualade de dereitos civíes pra a muller casada no caso de emigración do marido.

3.º A función dos tribunaes de xusticia rematará en derradeiro recurso en Galicia nos casos de apricación da lexislación galega.

4.º Ampritude do dereito de espropiación que faga posibre a socialización de riquezas naturaes i-empresas económicas e unha extensa municipalización de servicios púbricos.

Galicia, diciembre de 1931.

Declaración de principios y programa del "Partido Galeguista" [en gallego] (6 de diciembre de 1931)

Declaración de principios y programa del "Partido Galeguista"

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

1. Galicia, unidade cultural.—Afincamiento das caracteristicas da personalidade galega: lingua, arte, esprito.

II. Galicia, pobo autónomo.—Autodetermifiación política de Galicia dentro da forma de goberno repubricana.

III. Galicia, comunidade cooperativa.—A terra pra o traballo; o traballo pra a terra.

IV. Galicia, célula de universalidade.—Anti-imperialismo, federalismo internacional, pacifismo.

PROGRAMA

I. Organización de Galicia

1.º Creación d-un orgaismo galego de base excrusivamente democrática e con facultades deliberantes pra rexir, con autonomía integral, os intereses da Galicia.

Como aspiración mínima e inmediata, atribución a aquel orgaismo do máximum de facultades que a Constitución da Repúbrica concede ôx territorios autónomos.

2.º Conseguinte supresión das Diputacións provinciaes.

3.º Prena autonomía municipal, recoñecendo a persoalidade administrativa de parroquia rural e da comarca, con dereito a administración dos seus peculiares intereses.

4.º Incorporación a Galicia das terras colindantes que teñan comunidade étnica, histórica e lingüística con ela, sempre que se determiñen a elo por medio do plebiscito.

II. Politica

1.º Igualdade de dereitos políticos pra a muller.

2.º Prenitude de dereitos políticos pra os funcionarios.

3.º Incapacidade dos que, podendo, non rindan función útil â colectividade, pra ser elexidos pra cargos políticos.

4.º Estudo de unha fórmula que permita os emigrantes ter representación directa na orgaización política da Galicia.

5.º Representación proporcioal, con grandes circunscripcións, pra elección da Diputación de Galicia.

6.º Practica das institucións de democracia directa—referendum, recall, concello aberto—na orgaización política galega.

7.º Adopción de procedimentos eficáces que eviten a corrupción electoral e o falseamento da vontade popular.

8.º Control xurisdicional sobre a actividade administrativa e fiscal do orgaismo galego e dos concellos.

9.º Responsabilidade económica da administración pol-os danos que os seux axentes causen ôs particulares no exercicio das funcións púbricas.

III. Traballo

1.1 Apricación a Galicia das normas internacionaes da lexislación do traballo.

2.1 Recoñecimento de dereitos sindicaes

3.' Réxime integral de seguro social, previsión e xusta participación familiar do traballo no beneficio

4.0 Elimiñación dos menores de dieciséis anos do traballo industrial o regramentación e vixilancia do seu traballo familiar facéndoo compatibre ca sua formación física e moral.

5.1 As escolas de traballo y os ingresos que as manteñen aferidos ô poder galego. Creación de escolas de ourentación profesional.

IV. Probrema agrario

1.º Creación de centros técnicos de investigación i-esperimentación agrícola forestal e pecuaria, con seccions adícadas â orgaización cooperativa, divulgación i-enseño directo.

2.º Estacións pra ensaios de selección e alimentación animal Escola Veterinaria.

3.º Medidas lexislativas que favorezcan a orgaización cooperativa e a sindicación facilitando a adopción de métodos de mellora e selección agrícola e gandeira e o fomento do creto agrario.

4.º A repoboación forestal patrimonio de Galicia. Repoboación intensiva dos montes comunaes pol-o orgaismo galego e creación e fomento de zonas de pastoreo. Sindicación forzosa pra a repoboación dos montes de propiedade privada Protección da industria madereira. Seguro forestal.

5.º Medidas lexislativas i-económicas que intensifiquen a electrificación rural.

6.º Regramentación da edificación rural en orde â hixiene e de acordo co arte paisán e cas comenencias locales. Concursos que movan 6 estudo e divulgación de pranos pra construccións modelo. Estímulos económicos pra a sua execución.

7.º Libre importación do millo namentras o consumo da poboación e o cambio hacia unha alimentación máis racional do ?ando así o esixan

8.º Escolas ruraes de formación campesina que soergan a cornunidade aIdeán fomentando o esprito comunal, inculcando o apego 6 chán nativo e sentando unha ampria base de cultura técnica e agraria.

9.º Regulación da propiendade rural tendendo à libertala de tota carga pra quen a traballa.

a) Arrendarnentos.—Limitación do dereito de propiedade sobre fincas arrendadas a traballadores do campo ¡-estímulo pra a sua liberación: dereito de retracto, axuda económica, participacións nas melloras.

b) Foros.—Liquidación do probrema foral mediante a estinción forzosa das rendas sin que se faga á costa do pequeno propietario rural.

c) Concentración parcelaria.—Disposicions que impidan a excesiva fragmentación do chan nas trasmisións da propiedade.

d) Creto real.— Imprantación do sistema Torrens de movilización, rexistro e seguro da propiedade inmobre. Banco agrícola cooperativo.

10. Consideración da terra como instrumento de traballo pra os pequenos propietarios: decraración de esención da contribución por rústica á favor d-eles si xustifican non ter outros medios de fortuna que a retribución do traballo manual. Inembargabilidade dos predios nas mesmas condicions

11. Consideración dos edificios e vivendas ruraes como accesorios da terra que cultivan os seus habitantes e abolición da contribución urbana que as grave,

V. Fomento pesqueiro

1.º Retorno ôs principios colectivistas tradicionaes no réxime económico da pesca galega, por vía da cooperativa específicamente peixeira con ourentación técnica e social.

2.º Creación de piscifactorias pra repoboación dos rios galegos.

3.º Repoboación das rias con especies sedentarias, industrializando o seu aproveitamento.

4.º Desgravación arancelaria das materias primas das industrias pesqueira e conserveira.

5.º Creación de grandes portos pesqueiros ?modernos e pequenos portos de refuxio.

6.º Protección de novas industrias adicadas á grande pesca.

7.º Escolas de pesca. Laboratorio costeiro. Estacións meteorolóxicas e radiotelegráficas.

VI. Politica fiscal

1.º Deslinde do rexime fiscal do Estado, do poder autónomo e dos municipios.

2.º Supresión do 20 por 100 de propios e do 10 por 100 de aproveitamentos forestaes e de todal-as consignacións dos presupostos municipaes que sostefian servicios alleos 8s concellos ou âs suas mancomunidades.

3.º Supresión do imposto de cédulas persoales e creación de un carnet de identidade que as sustituia.

4.º Creación de un imposto progresivo sobre a renda.

5.º Dereito de espropiación a favor do orgaismo galego nos casos de ocultación fraudulenta.

VII. Cultura

1.º Soberanía de Galicia sobre o seu patrimonio cultural e artístico.

2.º Soberanía de Galicia pra determiñar a ourentación das suas institucións pedagóxicas.

3.º Galeguización do ensiño.

4.11 Dereito indiscutibre ao emprego do noso idioma e cooficialidade co castelán.

VIII. Probremas xurídicos

1.º Recofiecimento das modalidades do dereito civil galego: compañia familiar, dereito sucesorio, etc.

2.º Igualade de dereitos civíes pra a muller casada no caso de emigración do marido.

3.º A función dos tribunaes de xusticia rematará en derradeiro recurso en Galicia nos casos de apricación da lexislación galega.

4.º Ampritude do dereito de espropiación que faga posibre a socialización de riquezas naturaes i-empresas económicas e unha extensa municipalización de servicios púbricos.

Galicia, diciembre de 1931.

Programa del Partido Galleguista [en castellano] (6 de diciembre de 1931)

Programa del Partido Galleguista

Aclaración previa.

   Los grupos políticos representados en esta Asamblea se unen de ahora en adelante bajo la disciplina y titulo de "Partido Galleguista" y acuerdan invitar a las demás agrupaciones que coincidan con su programa a hacerlo así. Reclama esta solidaridad el estado actual de la política gallega y la marcha del proceso de reconstrucción de la personalidad de nuestra Tierra. Avala aquella denominación el uso general de la palabra "galleguista" en nuestro pueblo para designar todas las modalidades de exaltación y defensa de la galleguidad. Pero ni aquella reunión ni esta denominación implican en nadie abdicación en el esfuerzo o en la doctrina nacionalista.

Declaración de principios.

   Galicia, unidad cultural. Fortalecimiento de las características de la personalidad gallega: lengua, arte, espíritu.

   Galicia, pueblo autónomo. Autodeterminación política de Galicia dentro de la forma de gobierno republicana.

   Galicia, comunidad cooperativa. La tierra para el Trabajo; el trabajo para la Tierra.

   Galicia, célula de universalidad. Antiimperialismo internacional, pacifismo.

PROGRAMA DE ACCIÓN (1931).

I. Organización de Galicia.

   1.° Creación de un organismo gallego de base exclusivamente democrática y con facultades deliberantes para regir, con autonomía integral, los intereses de Galicia.

   Como aspiración mínima e inmediata, atribución a aquel organismo del máximum de facultades que la Constitución de la República concede a los territorios autónomos.

   2.° Consiguiente supresión de las Diputaciones provinciales.

   3.° Plena autonomía municipal reconociendo la personalidad administrativa de la parroquia rural y de la comarca con derecho a la administración de sus intereses peculiares.

   4.° Incorporación a Galicia de las tierras colindantes que tienen comunidad étnica, histórica y lingüística con ella, siempre que se determinen a ello por medio de plebiscito.

II. Política.

   1.° Igualdad de derechos políticos para la mujer.

   2.° Plenitud de derechos políticos para los funcionarios.

   3.° Incapacidad de los que, pudiendo, no rindan función útil a la colectividad para ser elegidos para cargos políticos.

   4.° Estudio de una fórmula que permita a los emigrados tener representación directa en la organización política de Galicia.

   5.° Representación proporcional con grandes circunscripciones  para la elección a la Diputación de Galicia.

   6.° Práctica de las instituciones de democracia directa -referéndum, recall, concejo abierto- en la organización política gallega.

   7.° Adopción de procedimientos eficaces que eviten la corrupción electoral y el falseamiento de la voluntad popular.

   8.° Control jurisdiccional sobre la actividad administrativa y fiscal del organismo gallego y de los concejos.

   9.° Responsabilidad económica de la administración por los daños que sus agentes causen a los particulares en el ejercicio de las funciones públicas.

III. Trabajo.

   1.° Aplicación a Galicia de las normas internacionales de la legislación del trabajo.

   2.° Reconocimiento de los derechos sindicales.

   3° Régimen integral de seguro social, previsión y justa participación familiar del trabajo en el beneficio.

   4.° Eliminación de los menores de 16 años del trabajo industrial y reglamentación y vigilancia de su trabajo familiar, haciéndolo compatible con su formación física y moral.

   5.° Las escuelas de trabajo y los ingresos que las mantienen vinculados al poder gallego. Creación de escuelas de orientación  profesional.

IV. Problema agrario.

   1.° Creación de centros técnicos de investigación y experimentación agrícola, forestal y pecuaria, con secciones dedicadas a la organización cooperativa, divulgación y enseñanza directa.

   2.° Estaciones para ensayos de selección y alimentación animal.

   3.° Medidas legislativas que favorezcan la organización  cooperativa y la sindicación facilitando la adopción de métodos de mejora y selección agrícola y ganadera y el fomento del crédito agrario.

   4.° La repoblación forestal patrimonio de Galicia. Repoblación intensiva de los montes comunales por el organismo gallego y creación y fomento de zonas de pastoreo. Sindicación forzosa para la repoblación de los montes de propiedad privada. Protección de la industria maderera. Seguro forestal.

   5.° Medidas legislativas y económicas que intensifiquen la electrificación rural.

   6.° Reglamentación de la edificación rural en orden a la higiene y de acuerdo con el arte del país y con las conveniencias locales. Concursos que promuevan el estudio y divulgación de planos para construcciones modelo. Estímulos económicos para su ejecución.

   7.° Libre importación del maíz, hasta que el consumo de la población y el cambio hacia una alimentación más racional así lo exijan.

   8.° Escuelas rurales de formación campesina que levanten la comunidad aldeana fomentando el espíritu comunal, inculcando el apego al suelo nativo y sentando una amplia base de cultura técnica y agraria.

   9.° Regulación de la propiedad rural tendiendo a la libertad de toda carga para el que la trabaja:

   a) Arrendamientos. Limitación del derecho de propiedad sobre fincas arrendadas a trabajadores del campo, y estímulo para su liberación: derecho de retracto, ayuda económica, participaciones en las mejoras.

   b) Foros. Liquidación del problema foral mediante la extinción forzosa de las rentas sin que se haga a costa del pequeño dueño rural de fincas dadas a foro (foratario rural).

   c) Concentración parcelaria. Disposiciones que impidan la excesiva fragmentación del suelo en las transmisiones de la propiedad.

   d) Crédito real. Implantación del sistema Torrens de movilización, registro y seguro de la propiedad inmueble. Banco agrícola cooperativo.

   10. Consideración de la tierra como instrumento de trabajo para los pequeños campesinos; declaración de exención de la contribución rústica a favor de ellos, si justifican no tener otros medios de fortuna que la retribución del trabajo manual. Inembargabilidad de los predios en las mismas condiciones.

   11. Consideración de los edificios y viviendas rurales como accesorios de la tierra que cultivan sus habitantes y abolición de la contribución urbana que las grave.

V. Fomento pesquero.

   1.° Retorno a los principios colectivistas tradicionales en el régimen económico de la pesca gallega, por vía de la cooperativa específicamente pesquera  con orientación técnica y social.

   2.° Creación de piscifactorías para la repoblación de los ríos gallegos.

   3.° Repoblación de las rías con especies sedentarias industrializando su aprovechamiento.

   4.° Desgravación arancelaria de las materias primas de las industria pesquera y conservera.

   5.° Creación de grandes puertos pesqueros modernos o pequeños puertos de refugio.

   6.° Protección de las nuevas industrias dedicadas a la gran pesca.

   7.°Escuelas de pesca. Laboratorio costero. Estaciones meteorológicas y radiotelegráficas.

VI. Política fiscal.

   1.° Deslinde del régimen fiscal del Estado del poder autónomo y de los municipios.

   2.° Supresión del 20 por 100 de propios y del 10 por 100 de aprovechamientos forestales y de todas las consignaciones de los presupuestos municipales que sostienen servicios ajenos a los concejos o a sus mancomunidades.

   3.° Supresión del impuesto de cédulas personales y creación de un carnet de identidad que las sustituya.

   4.° Creación de un  impuesto progresivo sobre la renta.

   5.° Derecho de expropiación a favor del organismo gallego en los casos de ocultación fraudulenta.

VII. Cultura.

   1.° Soberanía de Galicia sobre su patrimonio cultural y artístico.

   2.° Soberanía de Galicia para determinar la orientación de sus instituciones pedagógicas.

   3.° Galleguización de la enseñanza.

   4.° Derecho al empleo de nuestro idioma y cooficialidad con el castellano.

VIII. Problemas jurídicos.

   1.° Reconocimiento de las modalidades del derecho civil gallego: compañía familiar, derecho sucesorio, etc. etc.

   2.° Igualdad de derechos civiles para la mujer casada en el caso de emigración del marido.

   3.° La función de los tribunales de justicia recaerá en última instancia en Galicia en los casos de aplicación de la legislación gallega.

   4.° Ampliación del derecho de expropiación de riquezas naturales y empresas económicas y una extensa municipalización de los servicios públicos.

Pontevedra, 6 de Diciembre de 1931.

Publicado en gallego por Xavier Castro Pérez, O galeguismo na encrucillada republicana, Ourense, Publicacións da Deputación, 1985, vol. 2, p.881-885. Texto traducido del gallego por Gérard Brey.

{sllider "Propósito do Estatuto Galego" (18 de diciembre de 1931)}

Propósito do Estatuto Galego
(18 de diciembre de 1931)

Señores Diputados, ayer, al intervenir el Sr. Beunza en el debate político, sentí ganas de intervenir también, pero no lo hice porque me pareció que lo que tenía que preguntar al Gobierno quizá no encajase bien en aquel momento y además, quería dar al Gobierno la sensación de que la cordialidad es siempre la base más permanente de nuestro carácter. He de asegurar, sin embargo, que cualquier obstáculo que encontremos en nuestro camino no servirá más que para avivar las ansias autonomistas de mi tierra.

Hablo en nombre de varios Diputados gallegos y del partido político a que pertenezco, para hacerle una pregunta al Gobierno. Algo dolido en mis sentimientos de gallego y en mis ideas de galleguista, he de ocultar hasta el fin las decepciones sufridas, porque soy un optimista y guardo siempre un resto de esperanza; pero es posible que Galicia no pueda presentar su Estatuto en estas Cortes, por motivos que no sería prudente manifestar ahora y por otras causas que el Gobierno y la Cámara deben conocer. Galicia no cuenta con un organismo oficial que la represente, no tiene en estos momentos sus Diputaciones provinciales constituidas con arreglo a la Ley y no posee una ciudad que sea cabeza indiscutible de la región; en estas condiciones, es difícil redactar un Estatuto que pueda merecer el asentimiento unánime del país y que pueda ser defendido con igual fervor por todos los sectores políticos que allí luchan encarnizadamente. Si se tratase de consultar la voluntad autonomista del pueblo gallego, dejando después a una asamblea la misión de elaborar el Estatuto, no existirían grandes dificultades; pero se trata de someter al referéndum la carta regional, y en Galicia no existe ninguna institución jurídica con facultades para elaborarlo. ¿Qué entidad o entidades gallegas podrán redactar el Estatuto, de modo que éste tenga un origen irrecusable y legítimo?. Los ayuntamientos son instituciones elegidas para fines restringidos y locales, sin capacidad la mayor parte de ellos para elaborar un cuerpo jurídico tan fundamental como es el Estatuto de la región: las Diputaciones provinciales gallegas son las instituciones más desacreditadas; están constituidas en este momento por el arbitrio gubernativo, están llamadas a desaparecer en cuanto se constituya el organismo regional y, posiblemente, están interesadas en al permanencia del régimen de provincia. Los Diputados a cortes no hemos recibido de nuestros electores más mandato que el de intervenir en la formación del Código constitucional de la República.

Y sin embargo, Señores, Galicia es una región bien definida, étnica, geográfica e históricamente, que necesita su autonomía para prosperar y que tiene y ha tenido siempre el ansia de vivir su vida. Allí el regionalismo es tan antiguo como en Cataluña, y para demostrarlo bastaría con citar el nombre de Alfredo Brañas. Cuando advino la primera República se celebró en Santiago de Compostela una asamblea, a la que concurrieron 545 delegados gallegos, y allí se acordó ejercer el derecho de iniciativa en la organización autónoma de Galicia que el nuevo régimen prometía; pero apareció la serpiente del centralismo, nuestros liberales y demócratas fueron vencidos, convencidos y engañados, y desde entonces cayó sobre mi tierra el más repugnante de los feudalismos, el caciquismo que todos conocéis y que todos repudiáis, pero que no seréis  capaces de remediar dentro del sistema unitario y centralista. También entonces tenía Galicia un representante en el Gobierno, que se llamaba Eduardo Chao, este buen gallego votó en pro de la República federal, porque entendía que la autonomía habría de estimular poderosamente la vitalidad económica de Galicia, a la que él consideraba como la región española más dotada de prosperar bajo ese régimen.

La segunda República, esta magnífica República, despertó en todas las regiones el sentido federalista, y Galicia volvió a dar muestras de sus ansias de autonomía en una grandiosa asamblea celebrada en A Coruña y convocada por la Federación Republicana Gallega. También ahora Galicia cuenta con un representante en el Gobierno, el señor Casares Quiroga, que ha votado a favor de la República Federal. Como veis, los hechos se han repetido exactamente y con igual resultado. Creo que es una verdad el decir que el sistema unitario y centralista no ha realizado la unidad española; nosotros creíamos que debía realizarse por medio de la federación; pero de pronto surgió aquí el fantasma de la soberanía (una palabra hueca, que a mí me suena a militarismo), y el nuevo régimen sigue los cauces del viejo. En el Paraíso que nos prometía esta segunda República, hizo nuevamente su aparición la serpiente del centralismo, y triunfó; porque la serpiente es siempre más vieja y más astuta que el hombre. Si efectivamente queréis conceder autonomía a las regiones, debéis dar muestra de vuestra generosidad. Si una región reclama su autonomía, no podéis negársela; pero si una región la necesita, debéis estimular su voluntad para que la reclame. Y en este sentido no basta con abrir la puerta a las autonomías regionales en la Constitución, es preciso dictar la ley que regule el mecanismo más conveniente para el caso, designando la entidad regional que habrá de entender en la formación del Estatuto y en la organización del plebiscito.

Es indudable que la Constitución determina las condiciones legales en que una o varias provincias limítrofes pueden formar la región autónoma; pero ahora hace falta dar normas de procedimiento; es preciso señalar el organismo regional, la entidad jurídica que habrá de estar investida de facultades para organizar el plebiscito. Porque el caso de Cataluña no puede servirnos; allí la autonomía surgió revolucionariamente, la Generalitat se creó como un poder de la revolución, paralelamente al poder de la República, y nadie de buena fe podrá negar legitimidad al Estatuto por ella redactado y presentado a las Cortes Constituyentes.

Tampoco pueden servirnos de norma las provincias  Vascongadas, las Provincias, como suele llamárselas; porque allí las Diputaciones tienen una gran categoría, ganada precisamente por el concierto económico. De modo que esto tampoco puede servirnos.

Y nada más digo, Sres. Diputados. Esperemos que el Gobierno resuelva este pequeño problema que nos vemos obligados a plantearle varios Diputados Gallegos, y en cumplimiento, además, por mi parte, del encargo que me hizo el partido político a que pertenezco (Aplausos).

Manifiesto fundacional de Unión Socialista Gallega (25 de julio de 1932)

Manifiesto fundacional de Unión Socialista Gallega
(25 de julio de 1932)

A la juventud universitaria, a los campesinos, a los obreros de Galicia. Salud

Es el partido político Unión Socialista Gallega, como su lema titular lo indica, un partido socialista, genuinamente marxista, y, como tal, postula las bases fundamentales del socialismo integral. Respetará la pequeña propiedad, que no es tanta ni tan abundante, por desgracia, en nuestra tierra, como creen no pocos sociólogos de similor, en tanto esta puede ser considerada como instrumento de trabajo. Pero aparte este respeto a la pequeña propiedad del campesino gallego, el partido Unión Socialista Gallega, como partido socialista que es, al preocuparse, ciñéndose al imperativo categórico de sus deberes, por una mejor organización de la vida social y económica de Galicia, no acepta de una manera ciega e incondicional (porque no podría aceptarlo sin detrimento de su ideología) la consabida fórmula de los fisiócratas —laissez faire, laissez passer— que dio forma práctica al individualismo kantiano. Pues, como no podía menos de ser, de acuerdo con la teoría de la transformación de la propiedad de Fichte —que no es ninguna novedad— y de las escuelas socialistas posteriores, entendemos que el disfrute de la propiedad ha de estar condicionado, ya que esta, en buena justicia, viene obligada a realizar su función social, independientemente de la voluntad, de su dueño y en interés de la economía y del bienestar generales. De esta manera aceptamos el principio "pequeño propietario".

Pero no solo lo aceptamos, sino que lo defendemos y en tal sentido lucharemos por la desgravación de la pequeña propiedad rústica de nuestra tierra, de las tributaciones fiscales, así como —en razón de útil de trabajo que es— por la inembargabilidad de esta.

El socialismo que propugnamos —un socialismo para y de Galicia— podrá no parecerles a los socialistas gregarios del Partido Socialista centralizador, muy ortodoxo, pero no por ello deja de ser una posición, la nuestra, perfectamente marxista, aunque se desvíe un tanto del "pablismo" de las organizaciones socialistas a ultranza.

Es otro socialismo, no lo dude nadie, pero no el que se manda practicar desde Madrid, el que Galicia necesita en la hora presente y otro también el que nosotros defendemos para bien de Galicia, con todas las consecuencias de nuestros postulados programáticos, el cual hemos de emproar abiertamente por derroteros nuevos, no por los senderos trillados y aun trasnochados del caudillismo clasista siglo XIX.

La uniformidad rígida, dura e inflexible, del clásico socialismo español, su estructura centralizadora, reñida con las nuevas corrientes autonomistas despertadas en las viejas nacionalidades ibéricas es el punto capital que nos insta a crear y formar Unión Socialista Gallegacomo partido necesario a Galicia para entender en su vida económica y social específicas, en la organización política y social de su Estado autónomo, en la formación de su legislación, en la solución de sus problemas propios, en la preparación y en la formación cultural y técnica de sus generaciones de trabajadores de "todas clases" —del músculo y del cerebro, decimos nosotros— y, en fin, en todo cuanto se relacione con el progreso material y moral de nuestro pueblo. Y ha de cumplir esto Unión Socialista Gallega con el ojo avizor, el oído alerta, el arma al brazo, para ahuyentar de la vida pública a todos cuantos no sean dignos de gobernar los destinos de Galicia, llámense socialistas o no, con el altruismo, el sacrificio y la decencia pública que para una tan alta misión es menester.

Luchará Unión Socialista Gallega por las reivindicaciones inmediatas siguientes:

En el orden político

1.º Propugnamos un Estado gallego, libre de toda tutela centralista, solamente ceñido al concierto federal que ha de llevar el ritmo de los Estados ibéricos. Una Galicia, pues, dueña de sus designios históricos, con propia Universidad, propia escuela, propio idioma y propia cultura.

2.º Postulamos una Galicia que sepa engrandecerse mediante el esfuerzo, el estudio, el sacrificio y el trabajo de todos los gallegos unidos en una sola comunidad ideológica, representada por el sentimiento cumbre de nuestra amada tierra.

3.º Vamos a la exaltación fervorosa de todos nuestros valores económicos, sociales, raciales y espirituales y a la inmediata creación del culto galleguista con todas sus consecuencias históricas.

4.º Lucharemos por una Galicia que sepa incorporarse al ritmo de los pueblos civilizados, con propia significación, con eficiente personalidad y con emoción creadora.

5.º Queremos una Galicia que sienta y ame el gesto ecuménico de su cultura específica. Que sienta y ame la expansión de su ciencia, de su arte, de su trabajo, de su industria, de su economía y de su organización social.

6.º Nos esforzaremos por dar igualdad política al hombre y a la mujer arrancando a los dominios tiránicos del Estado clásico, el derecho de sufragio a los veinte años.

7.º Queremos que toda autoridad emane de la parroquia como célula fundamental y esencial del vivir gallego.

8.º Lucharemos por una Galicia que anteponga a todos los valores extrínsicos la valoración de su propia dignidad y el prestigio de su tradición generosamente liberal.

9.º Queremos una Galicia antiguerrera y enemiga de todo imperialismo que no sea el imperialismo del trabajo, del saber y de la cultura.

10. Vamos a la instrucción gratuita para todos los gallegos, y propugnaremos la obligatoriedad del Estado autónomo, a fin de que, en este sentido, se encargue de todo el sostenimiento de la población escolar en todos los grados de la enseñanza, que ha de verificarse por un riguroso principio selectivo.

11. Galicia es un pueblo de trabajadores y recabamos la absoluta libertad y respeto para todos los principios políticos y sociales que ostenten.

En el orden agrario

1.º Por la liberación del agricultor de la usura, tan extendida por Galicia en todas sus formas y por la abolición de las aparcerías de ganados y terrenos de labor como causas fatales de nuestro empobrecimiento agrícola y ganadero.

2.º Por la, desgravación de la pequeña propiedad —en tanto haya de ser considerada como instrumento de trabajo— y por la inembargabilidad de esta.

3.º Por la desaparición del foro de nuestro medio económico agrario.

4.º Por el abolicionismo emigratorio y por todo cuanto haya de favorecer el progreso económico de Galicia.

Para ello Unión Socialista Gallega fomentará la organización agraria, y las federaciones de este tipo por comarcas homogéneas en la producción, hasta llegar a la organización total del campo gallego. Como una consecuencia de esta organización, fomentará así mismo la cooperación en todas sus formas: de crédito, de producción, de venta en común de los productos agrícolas, de compra y construcción de viviendas familiares.

En el orden industrial y obrero

1.º Por la organización de los trabajadores en asociaciones de resistencia contra la opresión capitalista que defiendan sus intereses de clase con entera independencia de perjuicios partidistas suicidas.

2.º Por la organización racional de la industria. Por la desaparición del paro obrero permanente y por el seguro social, en todas sus formas, y, en fin, por la creación de todas las instituciones, que sin mengua del impulso combativo de los trabajadores tiendan a mejorar la vida de las clases productoras de Galicia.

El trabajador gallego ha de liberarse, ha de manumitirse de toda tutela política, venga de quien venga, llámese como se llame, para formar su frente único gremial.

Conclusión

Con todo lo que antecede, hemos sintetizado, en lo posible, el amplio cuerpo de doctrina que anima el partido Unión Socialista Gallega, y estamos seguros de haber hablado claramente para todos los gallegos. Somos socialistas por temperamento, por esencia y por definición, pese a la cualidad adjetiva que se nos ha querido atribuir y por aquella razón defendemos en Galicia, por ser antes que nada gallegos, la más absoluta libertad para nuestra nacionalidad que jamás supeditaremos a creencia ni convicción alguna.

Por la hermandad de todos los gallegos, Unión Socialista saluda y ofrece su mano cordial y efusiva al Partido Galleguista , única comunidad de patriotas que defiende con emoción y gallardía los derechos inmanentes de Galicia que arrollaron y pisotearon los viejos clanes caciquiles y pretenden olvidar los grandes partidos centralistas, persistiendo así en un grave error histórico que estamos dispuestos a deshacer, aunque para ello tengamos que apelar a los métodos violentos de la revolución.

Por la libertad de Galicia y por el triunfo de la causa de los oprimidos.

Fuente: Unión Socialista Gallega. Manifiesto, Imp. Nós, Santiago, s.d. (25-VII-1932)

"Día de Galicia" (A Nosa Terra, 25 de julio de 1932)

Día de Galicia (1932)

Poucas e sinxelas verbas abondan, pra decir a ledecia que n-este dia enche os peitos galegos. A festa cívica da Terra xunta a todol-os capaces de fé, e a todol-os abertos a espranza.

Porque a de hoxe é pra nos unha diada de optimismo. A sua emoción fai tremer as frebas sensibles da nosa xente, dispersa por todol-os confins do mundo.

De ano a ano o Dia de Galicia vai adequerindo un volumen espritoal insospeitado. O que denantes era data saudosa de evocación da Terra, par-os que lonxe d-ela labran rudamente o seu pan, é xa efemérides da universalidade galega, conscentemente festexada por cantos na propia Terra arelan dias tinguidos d-unha nova luz, da luz d-aquel hourizonte exprendoroso onde a prosperidade e a cultura de Galicia han de lograr folgadamente unha realidade efectiva.

Ateigada de fervor, mais que nunca chea de confianza no trunfo, sai hoxe A NOSA TERRA. Par-os que dende hai dezaseis anos veñen tendo n-estas paxinas o seu breviario espiritoal, o noso saudo de amigos que sempre se atopan na mesma estrada, empurrados pol-a mesma fé. Par-os que chegan a cotío, como forzas de renovamento, as fías do galeguismo, a nosa aberta cordialidade, e a seguranza de que n-esta banda, a comprensión, a lealtade e a cobiza de perfeición nunca serán desprazadas.

E a todol-os galegos, ainda a-os que se teñan por nosos nemigos, n-este Dia xubiloso, agarimo e saude.

E sempre, Terra e Liberdade!

A Nosa Terra, Ano XVI, Núm. extraordinario, 25 de Xullo de 1932

"Os problemas de Galicia" (23 de mayo de 1933)

Os problemas de Galicia
(23 de mayo de 1933)

Señores Diputados, los galleguistas, desligados en absoluto de todo vínculo político con el Gobierno y con los partidos de la mayoría, entusiastas como los que más del régimen republicano y parlamentario, no hemos querido tener en cuenta las desatenciones de que ha sido objeto nuestra tierra, porque no esperamos mejor trato de los partidos de la oposición, y hemos sabido prescindir de nuestros disgusto, en momentos difíciles para el Gobierno, por no prestarnos a un juego político que nos parece de la más vieja y castiza política española.

Los diputados galleguistas hemos hablado aquí repetidas veces de los problemas peculiares de Galicia y de sus necesidades apremiantes, esperando a que los Poderes públicos fijasen su atención sobre ellos para conocerlos, y remediarlos. Por eso hoy nos vemos en la obligación de presentar un memorial de agravios, porque no cumpliríamos con nuestro deber si no fuésemos resonadores en el Parlamento de las ansias del pueblo que nos ha elegido como representantes suyos.

El mismo día que nosotros solicitábamos esta interpelación, el actual Ministro de Obras Públicas, Sr. Prieto, declaraba ante los periodistas que Galicia tiene derecho a quejarse, y esta honrada confesión vale por todo cuanto nosotros pudiéramos decir para justificar nuestro disgusto.

Y sin más preámbulo, porque no quiero malgastar palabras ni tiempo, voy a entrar de lleno en algunos puntos que han de ser objeto de mi discurso, rogando al Sr. Presidente de la Cámara que esta interpelación no sea muy interrumpida, por lo menos mientras no hablen también mis compañeros los Sres. Otero Pedrayo y Suárez Picallo, porque nuestros discursos están unidos por una sola intención que no debe ser cortada.

Voy a empezar por el primer punto, que se refiere al ferrocarril gallego. Si se advierte que España es una avanzada de Europa en el Atlántico y si los puertos gallegos tienen una situación de privilegio para ser el nexo de unión entre América y Europa, resulta imperdonable no haberlos dotado de comunicaciones rápidas y de todos los elementos que necesitan para cumplir su misión; y si advierte que Galicia está unida al resto de España y de Europa por una línea tortuosa, absurda e irracional, entonces el asombro tiene que convertirse en indignación. Aquel túnel ideado por el gran novelista Kellerman que había de unir América con Europa terminaba en Galicia, pero la fogosa imaginación de este escritor no llegó a concebir, no pudo vislumbrar semejante desidia del Estado español.

Un país europeo que sólo tiene un kilómetro de ferrocarril para cada 1.300 habitantes, está en la obligación de realizar un esfuerzo supremo para salvarse de esta vergüenza, porque el problema del tráfico ferroviario en España es simplemente un problema de dignidad  nacional. Pero es más vergonzosa para el Estado la situación ferroviaria de Galicia, que sólo cuenta con un kilómetro de ferrocarril por cada tres mil y pico habitantes. Afirmar que se ha gastado demasiado en ferrocarriles en el mismo tono con que pudiera decirse que se ha gastado demasiado en Marruecos o en Exposiciones, es incurrir en una flagrante equivocación que sólo puede ser disculpada por el apasionamiento de quien lo afirma.

También se ha dicho que es preciso sacrificar los intereses regionales a los intereses más altos de la nación pero, este tópico no puede ser aplicado al ferrocarril gallego que es de un evidente interés general. Por otra parte, hablar en tono despectivo de los intereses regionales y locales tiene que molestarnos, porque los intereses locales son también intereses españoles y la suma de todos ellos es lo que ha de constituir la base más sólida para el asentamiento de una verdadera democracia republicana.

Aún resuenan en nuestros oídos las manifestaciones del actual Ministro de Obras Públicas, Sr. Prieto, que afirmó que con su voto ni un kilómetro más de ferrocarril se haría, y, en efecto, ya se están construyendo ferrocarriles subterráneos de enlace cuyo elevado coste, cuya discutida utilidad y cuyo reducido interés local bastan para justificar nuestra indignación y provocar nuestra protesta.

El ferrocarril gallego tiene una larga historia que sangra injusticia. Esta obra tiene su origen en el plan general de ferrocarriles del año 1855 y fue nada menos que el ingeniero D. Práxedes Mateo Sagasta quien fijó la orientación de su trazado. Por las dificultades económicas y financieras con que entonces se tropezaba y por la irrisoria ayuda que el Estado ofrecía, la construcción de los extremos de esta vía férrea, el de Medina del Campo-Zamora y el de Vigo-Ourense se llevó a cabo mediante enormes sacrificios, y a fin de evitar la ejecución del trozo intermedio, o sea el de Zamora-Ourense, la Compañía del Norte tuvo influencia bastante para que el Estado construyese por su cuenta el ramal de Monforte a Ourense y empalmar así en la red del Norte la única vía férrea que sirve a la parte Sur de Galicia. Con este acto de generosidad inaudita del Estado, único que realizó en un país donde gracias a Empresas extranjeras se construyeron ferrocarriles de importancia, se evitaba la ejecución del trozo intermedio para favorecer exclusivamente los intereses de la Compañía del Norte; pero desde entonces quedó en la memoria del pueblo gallego el recuerdo de esta maniobra.

Galicia, que fue cuna de muchos gobernantes cucos, tiene una larga y dolorosa experiencia política. Vio que los gobernantes amparaban y protegían siempre las prebendas y los privilegios de Empresas privadas, y es natural que ahora crea que los accionistas de la Compañía del Norte no han perdido del todo su influencia. Yo no participo de esa malicia, pero mi pueblo la tiene justificada; porque en la persistente campaña que han venido realizando los detractores del ferrocarril gallego, se advierte una parcialidad sospechosa.

Así, por ejemplo, el Sr. Rivera, autor de un trabajo tendencioso que todos los Diputados habrán recibido, se sintió austero y patriota cuando ya iban gastados más de 100 millones, pero es preciso decir que fue uno de los concurrentes a la subasta de las obras y que hubiera sido mucho más oportuno que este ilustre constructor y contratista nos hubiese dado a conocer sus opiniones antes de la subasta. Por esta y por otras muchas razones, que no tengo tiempo de exponer ahora, la imaginación del pueblo creó sospechas que es preciso desvanecer a toda costa.

No se trata de un ferrocarril improvisado alegremente por la Dictadura, según se ha dicho, sino de una obra que responde a una necesidad largamente sentida. Pero, aunque así fuese, las obras no son buenas o malas por quien las realiza, sino por lo que ellas representan en sí, por la utilidad que han de prestar, y prueba de ello es que, en la ponencia de Gobierno respecto a las líneas o secciones que habrían de ejecutarse por el Estado, se aceptaba el cuarto trozo, que es creación de la Dictadura, mientras que se rechazaban el primero y el segundo, o sea el Zamora-Ourense, que está avalado por todos los requisitos técnicos y legales apetecibles. Y esto, visto desde Galicia, Sr. Presidente del Consejo de Ministros, parece una burla; porque Galicia, no solamente necesita que se termine pronto la construcción del ferrocarril íntegro de Zamora a A Coruña, sino que además está necesitada del que se llama Ferrocarril Central Gallego.

Para darse cuenta de la importancia que habría de tener este ferrocarril para el intercambio de productos entre las regiones de Galicia y de Castilla, basta conocer los acortamientos de distancia, sin contar con los de tiempo, debidos al mejor trazado de la línea. En la actualidad es fácil de ver cómo se establece de hecho una especie de aduana interior en Monforte que grava los productos de importación y de exportación, en términos insoportables, por las distancias innecesarias que tienen que recorrer. El correspondiente incremento en los gastos de transporte, que asciende a muchos millones, coloca a Galicia en una situación de desigualdad con respecto a las demás regiones del litoral y esta injusticia no puede soportarla Galicia sin consignar, primero, su protesta y sin recurrir, después a todos los medios legales o extralegales que sean necesarios para ver cumplidas sus legítimas aspiraciones de mejoramiento.

Como las regiones a que ha de servir de enlace el ferrocarril gallego son de producción complementaria, huelga señalar la importancia que nosotros le concedemos, sobre todo después de haber visto muchas veces cómo las harinas de Castilla llegaban a Galicia por las líneas portuguesas, por que los acortamientos de recorrido compensaban con creces los inconvenientes aduaneros.

En Galicia no podemos concebir que se hable seriamente de inutilidad de nuestro ferrocarril, porque toda nuestra riqueza minera y forestal, nuestra ganadería y nuestra pesca están fuertemente vinculadas a esta obra. Sólo en la provincia de Pontevedra y en la zona que ha de atravesar este ferrocarril están denunciadas y tributan al Estado más de cuarenta minas, de wolfram y estaño principalmente, que no han podido ser explotadas por carecer de medios de transporte económicos.

Por ser elevadísimas las tarifas del ferrocarril del Norte fracasaron los mataderos rurales de Galicia, cuya ruina representa un enorme perjuicio para nuestra ganadería y tiene en trance de embargo a más de 7.000 familias labriegas. Esto aparte de lo que supone para nosotros el fracaso del primer ensayo cooperativista que allí se hacía.

De la importancia militar de este ferrocarril no he de ocuparme porque no tengo aficiones castrenses; pero bien está indicar si será conveniente que en un momento de peligro pueda quedar Galicia con facilidad aislada del resto de España.

Y no se arguya que a falta de ferrocarril tenemos carreteras para el transporte de nuestros productos, porque las carreteras que unen a Galicia con el interior de España son de un magnífico trazado, pero carecen de firmes modernos y se hallan casi siempre en un estado deplorable, a pesar de lo cual los autocamiones le hacen competencia al tren. ¡Qué tal será el tren! Porque no creo, Sres. Diputados, que alguien pueda demostrar que en trayectos tan largos resulte más barato, por tonelada y kilómetro, el transporte por carretera; esto, aparte de la desvalorización comercial que sufren algunos productos, por ejemplo, el pescado, que a nosotros nos interesa tanto. El transporte por carretera sí que ocasionará constante déficit al Estado, porque las patentes de circulación nunca podrán compensar los gastos de construcción y reparación de los caminos, y cuanto más se intensifique el transporte por carretera, mayor será el desnivel que presente la balanza comercial; por que el tren y el carbón que consume son de producción nacional, y cuando se emplee la energía hidroeléctrica el ahorro será extraordinario, mientras que los automóviles y lo que consumen - caucho y bencina- son productos de importación.

Y ya que hablamos de carreteras, bueno será afirmar que el Estado ha sido siempre separatista de Galicia, como puede demostrarse con los dos hechos siguientes: la carretera llamada del Guadarrama la pagó entera Galicia, que para estar unida con la capital de España se vio en la necesidad de abonar íntegramente la carretera que va de Madrid a A Coruña; y la de Vigo a Villacastín, que es la directa a Madrid, se hizo mediante una anticipo reintegrable de las Diputaciones de Zamora, Ourense y Pontevedra. Para obtener el reintegro de la cantidad anticipada se vieron en la necesidad de sostener un pleito, fallado por el Tribunal Supremo, estando aún sin cumplir la sentencia que afecta a Pontevedra, a la que por este concepto debe el Estado 2 millones y medio de pesetas. Por cierto que bien podía pagárselas, pues no que creo que tenga moralmente derecho a reclamar 1.500.000 ptas, amenazándoles con el embargo, a 7.000 familias de labriegos que se embarcaron en la magnífica aventura cooperativista de los mataderos rurales, cuando debe 2 millones de pesetas y no los quiere pagar.

La situación de Galicia, en cuanto a comunicaciones, pudiera estar justificada por la pobreza del Estado si otras regiones, siempre privilegiadas, no dispusieran de excelentes servicios ferroviarios. También la pobreza de Galicia pudiera disculpar, en cierto modo, el abandono en que la tiene el Estado, si éste, por otra parte, no la obligase a tributar como rica. Nosotros nos damos cuenta de la crítica situación de la Hacienda española en estos momentos; pero ¡qué le vamos a hacer! Llegó el instante de pediros un sacrificio para quien se ha sacrificado siempre; Galicia necesita ese ferrocarril para el desarrollo de su riqueza, está pidiéndolo desde hace setenta años y no puede exigírsele que renuncie a su porvenir ahora, en el preciso momento en que creyó ver cumplidos sus deseos y satisfechas sus ansias de mejoramiento. Ya sabemos que no se ha decretado la muerte del ferrocarril gallego (si tal hubiera ocurrido, nosotros no podríamos permanecer en el Parlamento); Pero si no se ha decretado su muerte, tampoco se asegurará su vida si no se atiende a esa obra con el interés, con la urgencia y con el entusiasmo con que estáis atendiendo a otras muchísimo menos necesarias.

Se afirma que la explotación de nuestro ferrocarril será ruinosa y ocasionará un déficit constante al Estado. Los detractores de nuestro ferrocarril para elevar su coste, se olvidan de la baja de las subastas, fingen ignorar las economías obtenidas por la reducción de obras y las que todavía se pueden lograr, llevan a términos irrisorios e inconcebibles el tráfico probable y no conceden importancia a los acortamientos de recorrido. Nosotros, con mejores razones, podríamos asegurar que los beneficios directos de esta obra serán compensadores para el Estado; pero ya que los detractores y los pesimistas de nuestro ferrocarril, no sé con que malicia o con qué interés, aconsejan el abandono total de la obra y dan por perdidos los millones empleados y los que todavía sería preciso gastar en indemnizaciones a las Compañías constructoras ¿para qué cuentan con ellos en sus cálculos? Porque si realmente están dispuestos a tirar estos millones, que los den por perdidos, y para el cálculo probable de los beneficios, que sólo se cuente con lo que hay que gastar de ahora en adelante; Pero mientras no se demuestre lo contrario, nosotros nos atenemos a los cálculos del Sr. Cantero, que merecieron la aprobación del ingeniero jefe de estudios y construcciones de los ferrocarriles del Noroeste Sr. Murúa, corroborados hace poco por el Sr. Machimbarrena. Con arreglo a estos cálculos, el ferrocarril gallego, considerado como Empresa industria, producirá del 3 al 4 por 100, según los trozos; de modo que tampoco se puede considerar como un negocio ruinoso. Pero hay que tener en cuenta que los ferrocarriles que el Estado construye por su cuenta, no deben ser considerados como Empresa industria, sino como servicio público que está obligado a prestar en bien de los ciudadanos y por los beneficios indirectos que el mismo Estado habrá de recibir. ¿Son un negocio, acaso, las escuelas y el ejército? ¿Es que van a ser negocio los ferrocarriles  subterráneos de enlace que estáis construyendo? Pues yo os digo que Galicia necesita que se termine cuanto antes la construcción de su ferrocarril, porque lo necesita como el pan, porque en ello le va su vida, y he de avisaros honradamente que la indiferencia con que los Poderes Públicos contemplan nuestros problemas peculiares y nuestras necesidades apremiantes, puede dar frutos insospechados.

Y por si fueran pocas las razones expuestas a favor de nuestro ferrocarril, Galicia tiene otras de carácter fiscal que serían suficientes: según cálculos obtenidos por la Secretaría técnica del partido a que pertenecemos, Galicia satisfizo al Estado el año 1930, por toda clase de impuestos, contribuciones y monopolios, 135 millones, y el Estado gastó ese año en Galicia, por toda clase de atenciones, incluso las de obras públicas, 126.200.000 pesetas, quedando un remanente a favor de Galicia de 8.800.000, que práctica y normalmente es muchísimo mayor, porque no han podido computarse en la cifra de ingresos, por falta de datos, ni la parte que corresponde a Galicia en los millones con que el Estado participa de los beneficios del Banco de España, ni en las utilidades de los Bancos y otros ingresos sobre empresas centralizadas en Madrid, que, según cálculos, ascienden a más de 100 millones, y es preciso decir que nosotros hemos tomado datos del año 1930 por ser el más favorable a Galicia, pues no se puede ignorar que la recaudación por algunos conceptos, especialmente el de Aduanas, sufrió un descenso anormal de varios millones. En ese año se refundieron los presupuestos ordinario y extraordinario, cuyas partidas reunidas son las que han tenido en cuenta, y además en las cifras de gastos figuran 39 millones y medio de pesetas por atenciones de Guerra y Marina, que, de ningún modo, podrían, en su mayor parte, corresponder a Galicia. Claro está que este superávit, que puede cifrarse en mas de 12 millones, tendría que ser disminuido en aquella parte de atenciones llamadas generales que le corresponderían a Galicia dentro de una régimen descentralizado; pero también los cálculos, hechos al efecto muy por bajo y tomando como punto de partida las cifras referentes al año 1930, completamente desfavorable para nuestra tierra, dan un remanente a nuestro favor, como podríamos demostrar si este fuese el momento oportuno.

Galicia, por consiguiente, no puede ni debe renunciar a su ferrocarril; porque, si lo pagó; si ayuda a enjugar una anualidad de muchos millones de Deuda Pública, contraída en atenciones que le son ajenas; si contribuye a pagar gastos que le repugnan; si sufre las graves consecuencias económicas del arancel protector de otras regiones españolas; si sus problemas peculiares, por la diferenciación con que se caracterizan, escapan siempre a eso que vosotros llamáis interés nacional, justo es que los Poderes Públicos fijen su atención en nuestras necesidades apremiantes para remediarlas. Galicia tiene derecho a que se termine cuanto antes la construcción de este ferrocarril, que es de vital importancia, que ha pagado con exceso y que no es más que una compensación a tantos sacrificios como le fueron exigidos.

El segundo punto de mi discurso se va a referir al caciquismo. Muchas veces, Sres. Diputados, hemos soportado el aire de suficiencia con que algunos se duelen de nuestras desgracias políticas, atribuyéndolas al caciquismo local, pero compasivamente, en la triste categoría de individuos de protectorado. Es irritante para nosotros ver cómo todavía se esgrime el desinflado tópico del caciquismo para dudar de nuestra capacidad ciudadana, afirmando, con ingenuidad infantil, que Madrid es el contrapeso de la caciquería gallega, el padre que corrige, el tutor que ampara y el director que guía. No; el caciquismo nació en Galicia cuando nuestra tierra perdió su fisonomía administrativa y cuando quedó dividida en cuatro provincias absurdas, gobernadas por otros tantos Poncios; el caciquismo en Galicia, como en todos los pueblos de España, nutre sus raíces en los Ministerios de Madrid, especialmente en el Ministerio de la Gobernación. Tiene que ser así, porque el sistema centralista, así como en lo administrativo tiene que valerse de la burocracia, en lo político necesita del caciquismo; y prueba de ello es que cuando los grande caciques tropezaban con algún obstáculo serio, siempre decían lo mismo: "Eso lo arreglo yo en cuanto llegue a Madrid". Y, en efecto, desde Madrid se destituían Ayuntamientos, se incapacitaban concejales, se revocaban acuerdos, se anulaban elecciones, se trasladaban jueces y magistrados y, en fin, se realizaban arbitrariedades de todo género. Lo que un monterilla cualquiera no se atrevía a realizar por miedo al control inmediato de la opinión pública, se hacía desde Madrid o por medio de los Gobiernos civiles, porque la protesta lejana de los ciudadanos llegaba siempre en forma de escrito respetuoso, que iba a terminar en el cesto de los papeles inútiles. Y este sistema centralizador, que es el que ha desvirtuado políticamente a Galicia, lo invocan algunos como garantía en nombre del anticaciquismo. No puede darse, Sres. Diputados, nada más ilógico; Galicia de verdad rechaza la política caciquil, porque el caciquismo es siempre pernicioso y no puede hablarse de caciques buenos ni de caciques malos, porque todos son malos; pero sí puede hacerse una distinción entre caciques verdaderos y caciques falsos. Voy a ver si logro hacerlo.

La palabra "cacique" creo que vino de América, y significa jefe de tribu. ¿No es esto? Pues bien, si hay una tribu de salvajes, el más salvaje de todos será el cacique (RISAS). Pero si nos imaginamos una tribu de sabios - cosa imposible, porque los sabios no se reúnen en tribu -, entonces el más sabio de todos sería el cacique. El caciquismo, bien considerado, es una forma primaria de la democracia, porque el cacique verdadero es el tipo representativo en quien concurren los vicios y las virtudes de la tribu y, por consiguiente, Galicia no ha tenido caciques verdaderos, porque aquellos monigotes que mandaban en Galicia en tiempo de la monarquía y los monigotes que mandaban en Galicia en tiempo de la República, no están sostenidos por la voluntad de los gallegos, sino por la fuerza invencible del sistema unitario y centralista, importado en España por las dinastías extranjeras de los Austrias y de los Borbones, que, por lo visto, muchos republicanos quieren sostener. Por algo se dijo que el caciquismo es un árbol invertido que tiene sus raíces arriba y las ramas abajo. Yo no niego que pueda haber caciquismo dentro de un sistema descentralizador, pero entonces el caciquismo tendría sus raíces abajo y las ramas arriba: si Galicia, gobernándose por sí misma, quisiera organizarse en tribus, tendría caciques, y entonces, pero sólo entonces, se podría decir que Galicia tenía lo que se merecía, pero ya no podría decirse que Galicia tiene lo que le imponen desde Madrid, como nosotros afirmamos ahora y podemos demostrar.

Si la dictadura sirvió para algo en Galicia, fue para que viéramos lo poco que valían los caciques. Cuando un rico queda pobre es cuando se sabe lo que vale como hombre, y la Dictadura convirtió a los caciques anteriores en lo que ellos eran realmente, unos pobres diablos, porque la importancia que tenían no provenía de la voluntad popular, ni de su valimiento personal, sino de la fuerza oficial que los sostenía; y cuando la segunda Dictadura, los caciques que habían creado la primera también fueron anulados; pero, en cambio, resucitaron muchos caciques muertos el día 13 de Septiembre del año 1923. Y cuando vino la república, los caciques de la segunda Dictadura también fueron anulados ¡Ah!, pero, en cambio, resucitaron muchos caciques muertos y olvidados, que se infiltraron en los partidos republicanos invocando su condición de perseguidos. Y todos estos caciques son falsos, porque su vida está a merced, no sólo de un cambio de régimen, sino simplemente de un cambio de Gobierno.

Esto no podría ocurrir con los caciques verdaderos, porque a éstos es muy difícil exterminarlos. (EL SR. ABAD CONDE: ¿Y Viturro?) Ya hablaremos de ese señor, y también de Pepe Benito. (RISAS E RUMORES).

Galicia rechaza, como he dicho antes, la política caciquil, porque os puedo asegurar que tiene despierto el sentido de la democracia, y si los caciques gallegos son famosos en toda España, se debe únicamente a que nosotros los hemos popularizado con nuestras protestas. No hay región en España que pueda presentar tantos asesinatos de caciques como Galicia (RUMORES), y Galicia no es criminal, ni sanguinaria, como está demostrado. (NOVOS RUMORES). Pero estos hechos, vistos desde los pueblos que se resignan a todos mansamente, sólo sirvieron para engrandecer la figura de los caciques, por no querer concedernos quizás la grandeza de nuestras ansias de justicia.

Ocurría en otros tiempos, eso sí, que la gente del campo de Galicia, los pobres labriegos, temerosos de la Justicia, buscaban el amparo y la protección de hombres influyentes en la política para acorazarse contra las injusticias de la ley; pero desde que se crearon en Galicia las Sociedades agrarias, y las hay en todos los ayuntamientos, yo os aseguro que es innecesario el caciquismo en Galicia, y hay sólo un procedimiento lícito para combatir a los últimos, a los contados ejemplares de esa especie - me refiero a los caciques verdaderos -, y es instruyendo a la tribu, en vez de combatir directamente a los caciques verdaderos con la aviesa intención política de sustituirlos con unos caciques falsos.

El ansia de mando es común entre los hombres, y, por consiguiente, el caciquismo brota naturalmente en todos los pueblos, con la misma naturalidad con que nace en nosotros la barba en la cara; pero hay un procedimiento para acabar con esa suciedad e inmundicia: Afeitarse diariamente (RISAS). Galicia no necesita ya de caciques verdaderos, porque sabe afeitarse diariamente; pero, en cambio, es impotente para exterminar a los caciques falsos, que se amparan en los gobiernos de Madrid, especialmente en esa maldecida casona de la Puerta del Sol. (RISAS.- O SR. ABAD CONDE: Y ¿votáis con el gobierno diciendo eso?) Su señoría, Sr. Abad Conde, que tiene unos apellidos magníficos para ser un republicano anticlerical (RISAS), no debiera interrumpir. (O SR. ABAD CONDE: Apellidos que no deben nada a nadie; pero S.S. tiene el apellido castellano y presume de galleguista).

Y después de lo dicho voy a exponer concretamente nuestras quejas. Al venir la República sube al Poder un representante de Galicia, el señor Casares Quiroga, autor de un magnífico manifiesto, saturado de buenos propósitos y de bellas frases, escrito de puño y letra, cuyo original he tenido yo en mis manos aún no hace muchos días. El Sr. Casares Quiroga, jefe de la ORGA, hoy partido Republicano Gallego, recaba para sí y para su partido a los cuatro gobernadores de Galicia y no tarda en ocupar la cartera de Gobernación, convirtiéndose de este modo -es indudable- en el jefe político más poderoso que jamás haya existido en Galicia. Y yo tengo derecho a preguntar: ¿Cómo ha utilizado el actual Ministro de la Gobernación todo este poder? ¿Para qué ha servido toda esta fuerza extraordinaria? Si yo fuese complaciente -y os aseguro que intenciones me dan de serlo- diría que no ha servido para nada. (O SR. PRESIDENTE DO CONSELLO DE MINISTROS: Eso le probará a S.S. que el Sr. Casares Quiroga no ha utilizado su puesto para hacer política personal. -O SR ABAD CONDE: ¡Ya lo creo que si! Siempre en perjuicio y de la peor manera, incluso encargándose del Ministerio de la Gobernación para hacer sus elecciones.) Sr. Abad Conde, quien está haciendo la interpelación soy yo.

Agradezco muchísimo la interrupción que me ha hecho el Sr. Presidente del Consejo de Ministros porque me da derecho a ser justo (O SR. PRESIDENTE DO CONSELLO DE MINISTROS: Eso no es un derecho.), y si soy justo tendré la obligación, aunque me duela -y yo puedo asegurarle a su señoría que me duele en el alma-, de decir que la fuerza del Sr. Casares Quiroga, con su voluntad o involuntariamente, sólo ha servido para resucitar caciques muertos, putrefactos y olvidados, y para crear muchos cacicatos nuevos, haciéndose en muchísimos pueblos de Galicia casi imposible el noble ejercicio de la ciudadanía. Así es como tengo que contestar a la interrupción de S.S. y pensaba ser mucho más comedido. Para ilustrar ese aserto podría citar casos ocurridos en la provincia de Pontevedra, por la que soy Diputado, como el del Ayuntamiento de Barro, en donde incluso se ha tenido que suicidar un pobre secretario de Ayuntamiento; pero no quiero que me creáis poseído de resentimientos políticos; podría citar casos de la provincia de A Coruña, tales como el del Ayuntamiento de Dodro, en donde se emplea el repartimiento de consumos, procedimiento ya desterrado en tiempo de la monarquía, como arma caciquil para descargarla impunemente sobre los rebeldes;  podría citar el caso de la Pobra do Caramiñal, en donde se ha destituído del Ayuntamiento a la minoría socialista; podría citar el caso de Mazaricos, en donde se ha destituído del Ayuntamiento popular por irregularidades cometidas por una corporación anterior y se nombró presidente de la comisión gestora al alcalde de real orden que presidió la corporación culpable; podría citar el caso de Teo, y otros muchísimos, pero no quiero abrumaros con relatos largos y difíciles de contar, y voy a reducirme a un pequeño caso, pequeño comparado con otros, pero característico y típico del caciquismo, ocurrido en Rianxo, mi pueblo natal, en donde no tengo absolutamente ningún interés político que defender, pero quiero, como todo el mundo quiere al pueblo en que ha nacido.

En mi pueblo había un secretario de Ayuntamiento, inteligente y honrado; un día recibió la visita de un tal San Luis, famoso por sus fechorías en toda la provincia de A Coruña, y en aquel entonces procesado por descato a una Comisión gestora. Este sujeto le dice al secretario: "Necesito que usted se marche de aquí porque yo he de ver a Rianxo a dirigir la política del Sr. Viturro". El secretario no acepta esta amable invitación, y entonces el tal sujeto aparece a los pocos días como delegado del gobernador para hacer una inspección en el Ayuntamiento, y efecto de ella, aquel secretario honrado se ve en la necesidad de pedir el traslado en evitación de represalias más fuertes, y entonces se nombra secretario de Rianxo al que ha´bia sido delegado del gobernador para hacer una inspección en el Ayuntamiento. (O SR. LÓPEZ VARELA: Así no se debe votar en el Gobierno. -O SR. SUÁREZ PICALLO: Es otro asunto.) Qué dice la Srta. Campoamor (O SR. LÓPEZ VARELA PRONUNCA PALABRAS QUE NON SE PERCIBEN). Perdone el Sr. López Varela, como yo oí una voz femenina; ahora me doy cuenta… (O SR. LÓPEZ VARELA: su Señoría es un farsante que se ha valido del Sr. Casares Quiroga y éste le ha dado el acta de Diputado, y no tiene derecho a venir aquí a hacer lo que hace. Lo primero que se necesita para ser Diputado es ostentar el acta de dignidad. - RUMORES). ¿Qué dice el emilianista, el representante de Emiliano en el Parlamento? ¡A eso podíamos llegar! (O SR. LÓPEZ VARELA: Su Señoría es el único cacique que hay en Pontevedra; si hay alguien allí desprestigiado e indigno de la política, es S.S. - O SR. POZA JUNCAL: ¡eso es verdad! - O SR. LÓPEZ VARELA: ¡eso es verdad! ¿Qué sabe S.S.? ¡No hay derecho a eso!) El emilianista Sr. López Varela, que es en la minoría radical un embajador de Emiliano, pero nada más… (RUMORES E PROTESTAS NA MINORÍA RADICAL. O SR. GUERRA DEL RIO: Aquí no hay embajadores de nadie) ¿Qué duda cabe? Es verdad lo que estoy diciendo, y no podéis negarlo, porque es verdad; así se titulan estos señores en la provincia de Pontevedra, incluso los candidatos que han representado ostentan la filiación de Radical Emilianista, Su Señoría no puede negarlo. (O SR. LÓPEZ VARELA: eso lo será S.S., cuando le pedía que le ayudara en las elecciones, yendo a postrarse con su demanda del favor al Centro Radical de Pontevedra). No es cierto. Eso es falso. (O SR. LÓPEZ VARELA: Su Señoría está desprestigiando a la región. - CONTINÚAN OS RUMORES. -O SR. PRESIDENTE RECLAMA ORDEN) Yo me alegro muchísimo de esta interrupción del Sr. López Varela, porque así sabrán quién es los que le han votado sin conocerle. (O SR. LÓPEZ VARELA: Ya lo saben todos allí; eso es lo que le duele a S.S.) Y vamos a seguir con la interpelación.

O SR. PRESIDENTE: Mucho rato, no, Sr. Rodríguez Castelao, porque no disponemos de tiempo.

O SR. RODRÍGUEZ CASTELAO: Señor presidente, ruego a S.S. que descuente todo el tiempo que se pierde con estas interrupciones, haciendo lo que el "referee" en el fútbol cuando el balón sale fuera del campo. (RISAS).

O SR. PRESIDENTE: Yo no entiendo nada de fútbol. (MÁIS RISAS).

O SR. RODRÍGUEZ CASTELAO: Vamos a seguir con el relato. Este secretario que ha sido nombrado en Rianxo no pertenecía a la primera categoría de los que forman parte del Cuerpo y para colocarle en condiciones se hace una pequeña trampa en el Ministerio de la Gobernación. Este señor llega a mi pueblo, convirtiéndose en la única autoridad de él, porque nadie puede invocar autoridad alguna frente a la suya, que es grandísima, puesto que ostenta la representación del Sr. Viturro, uno de los amos políticos de la provincia. Cuando este señor secretario ocupa el cargo, incluso no deja de hablar en las sesiones a los concejales de la minoría federal, que forman el único grupo republicano de aquel ayuntamiento. En cierta ocasión, encontrándose entre el público un estudiante, observa que no se permite usar de la palabra a la minoría republicana y se indigna y profiere palabras de protesta justas y merecidas; en vista de ello, se detiene al estudiante, se le encarcela durante cuatro días y está procesado. Al tener yo noticia de esto, decido averiguar si tal manifestación de caciquismo tiene sus raíces en el Ministerio de la Gobernación; visito al director general de Administración y, en presencia del expediente del sujeto a que me estoy refiriendo, me confiesa que, efectivamente, está mal incluido en la primera categoría de secretarios y me promete hacer justicia, pero no lo realiza así, y entonces acudo al Sr. Ministro de la Gobernación y le relato todo lo que ha ocurrido en mi pueblo, sin que hasta ahora se haya puesto remedio al hecho por mí denunciado. No hago ningún comentario porque quiero ser generoso; no cito más que este caso de poca importancia, pero de él pueden deducirse todas las consecuencias apetecibles para reforzar mis afirmaciones.

Por último, tengo que decir que al cabo de dos años de mando directo o indirecto del Sr. Casares Quiroga en Galicia, nuestra decepción es absoluta.

El tercer asunto a que voy a referirme es el concerniente al Estatuto. Convencidos como estamos nosotros de las ansias autonomistas de nuestro país formulé un ruego al Gobierno el día 18 de diciembre de 1931, con objeto de averiguar si era cierta la buena disposición de los gobernantes respecto a las autonomías regionales. Voy a leeros dos párrafos del expresado ruego. Dicen así: "… No basta con abrir la puerta a las autonomías regionales en la Constitución; es preciso dictar la ley que regule el mecanismo más conveniente para el caso, designando la entidad regional que habrá de entender en la formación del Estatuto y en la organización del plebiscito." "Es indudable que la Constitución determina las condiciones legales en que una o varias provincias limítrofes puedan formar la región autónoma; pero ahora hace falta dar normas de procedimiento; es preciso señalar el organismo regional, la entidad jurídica que habrá de estar investida de facultades para organizar el plebiscito. Porque el caso de Cataluña no puede servirnos como antecedente. Allí la autonomía surgió revolucionariamente; la Generalitat se creo como un poder de la revolución, paralelo al poder de la República, y nadie de buena fe podrá negar legitimidad al Estatuto por ella redactado y presentado en las Cortes Constituyentes. Galicia no cuenta con un organismo oficial que la represente; no tiene siquiera en estos momentos sus Diputaciones provinciales constituidas con arreglo a la ley, y no posee una ciudad que sea cabeza indiscutible de la región. En estas condiciones es difícil redactar un Estatuto que pueda merecer el asentimiento unánime del país y que pueda ser defendido con igual fervor por todos los sectores políticos que allí luchan encarnizadamente.

Si se tratase de consultar la voluntad autonomista del pueblo gallego, dejando después a una asamblea la misión de elaborar el Estatuto, no existirían grandes dificultades; pero se trata de someter al referéndum la carta regional, y en Galicia no existe ninguna institución jurídica con facultades para elaborarlo. ¿Qué entidad o entidades gallegas podrán redactar el Estatuto, de modo que éste tenga un origen irrecusable y legítimo?. Los ayuntamientos son instituciones elegidas para fines restringidos y locales, sin capacidad la mayor parte de ellos para elaborar un cuerpo jurídico tan fundamental como es el Estatuto de la región: las Diputaciones provinciales gallegas son las instituciones más desacreditadas; están constituidas en este momento por el arbitrio gubernativo, están llamadas a desaparecer en cuanto se constituya el organismo regional y, posiblemente, están interesadas en al permanencia del régimen de provincias."

El Sr. Ministro de Obras Públicas, en representación del Gobierno, contestó a mi ruego leyéndome el Art. 12 de la Constitución y pronunciando después las siguientes palabras: "Cualquiera, incluso S.S., puede tomar la iniciativa; cualquiera de los Ayuntamientos, cualquier personalidad o entidad jurídica de Galicia, cualquier gallego, simplemente, puede requerir a los Ayuntamientos a que se reúnan y congreguen para que formulen la petición que se previene en el Art. 12 de la Constitución, porque el Gobierno no puede improvisar ninguna clase de métodos. Si sus señorías requiriesen a una entidad determinada, pues de las mismas palabras de S.S. se deduce que no hay allí, según SS.SS., personalidades suficientemente capacitas…" Y yo interrumpí diciendo: "No es eso. Lo que yo dije es que allí no hay ninguna entidad jurídica con facultades para organizar un plebiscito".

Y sigue el Sr. Prieto: "Con que lo pida un solo Ayuntamiento, un solo vecino, se pone la iniciativa en marcha. El Gobierno no puede dictar normas que rocen siquiera el texto constitucional. Lo que podía deducirse, en pura lógica, de las palabras de S.S., es que no sumándose en Galicia los requisitos constitucionales para formular el Estatuto, el Gobierno los improvisara, y el Gobierno no puede improvisarlos, porque infringiría la Constitución."

En mi rectificación concreté más el ruego y dije: "He pedido al Gobierno que se sirviese designar el organismo encargado de realizar el plebiscito, como se ha hecho para las Provincias Vascongadas". Y el Sr. Prieto entonces replicó: "Si hay un Ayuntamiento, uno solo, cualquier colectividad de Galicia que venga al Gobierno con esa petición, el Gobierno deliberará sobre y resolverá; pero SS.SS. nos piden que deliberemos y resolvamos sobre una propuesta que no existe, y esto es demasiado pedir al Gobierno."

Dejo al buen juicio de la Cámara y de los señores Ministros si mi ruego era oportuno y si la contestación queme dio el Sr. Prieto fue adecuada. Lo cierto es que la respuesta dada por el Gobierno a mi ruego puede servirme ahora para demostrar que las autonomías regionales quedan entregadas a la arbitrariedad de los gobernantes por no existir las garantías legales necesarias.

Y vamos a ver lo que ha ocurrido en Galicia.

O SR. PRESIDENTE: Sr. Rodríguez Castelao, ¿le falta a S.S. mucho tiempo para terminar su intervención?.

O SR. RODRÍGUEZ CASTELAO: Sr. Presidente, yo le rogaría que ya que nunca he agotado el tiempo reglamentario…

O SR. PRESIDENTE: Si no hay tiempo reglamentario en esto. Hay discreción natural que hace que las intervenciones en las interpelaciones deban ser breves, y, además, no disponemos de tiempo.

O SR. RODRÍGUEZ CASTELAO: Yo prometo a S.S. ser lo más breve posible.

O SR. PRESIDENTE: Pero las posibilidades hay que apreciarlas, porque si todavía se va a extender su discurso, lo dejaremos suspendido si es posible para mañana.

O SR. RODRÍGUEZ CASTELAO: No; desearía terminar hoy; es poco el tiempo que tardaré.

O SR. PRESIDENTE: Con la mayor brevedad posible, porque urge.

O SR. RODRÍGUEZ CASTELAO: Creo que no he dado pruebas de malgastar el tiempo.

Lo que ha ocurrido en Galicia ha sido lo siguiente. El Ayuntamiento de Compostela convocó a una Asamblea preparatoria que se celebró el 3 de junio, en la que estaban representadas todas las entidades importantes de Galicia. Allí no hubo discrepancia alguna respecto a la necesidad de pedir la autonomía para Galicia, y entonces se nombró una Comisión de técnicos, encargada de redactar un anteproyecto. Este anteproyecto se sometió a información pública, que duró dos meses, durante los cuales se recibieron enmiendas y sugestiones de todos los gallegos que quisieron enviarlas, y por fin, en el mes de Diciembre y en los días 17, 18 y 19 se celebró en Compostela la magna Asamblea de los Ayuntamientos de Galicia. Yo invoco el testimonio de los Diputados que están aquí presentes y que asistieron a aquella Asamblea, para que digan si aquello no fue un ejemplo magnífico de democracia. Estuvimos discutiendo artículo por artículo, y en el último día quedó aprobado por inmensa mayoría de los Ayuntamientos de Galicia. Son nada menos 250 Ayuntamientos de los 319 que hay en Galicia los que proponen el Estatuto Gallego.

Quedó, pues, cumplido el primer trámite que exige el art. 12 de la Constitución, quedó traspasado este primer obstáculo constitucional, y en estas condiciones, el Comité, que representa a la Asamblea, es decir, la voluntad de la inmensa mayoría de los Ayuntamientos de Galicia, se dirige al Gobierno directamente varias veces y por medio de una comisión de Diputados para solicitar el decreto necesario a fin de ir cuanto antes al plebiscito. El Gobierno da la callada por respuesta, y es hoy día -al cabo de tantos meses transcurridos- en que el Gobierno no se ha dignado dictar aún esta disposición solicitada por nosotros.

Y ¿es que Galicia tiene derecho a quejarse? Yo creo que sí, porque el Gobierno entregó un decreto a las diputaciones vascas, nombradas por el arbitrio gubernativo, para que fuesen el organismo director del plebiscito, antes de saber si los vascos estaban de acuerdo respecto a la redacción del Estatuto y antes de saber si había de proponerlo a la mayoría de los Ayuntamientos de aquel país; dando con este acto, por lo menos, una sensación de complicidad y de marcado deseo a favor de la autonomía vasca. (O SR. AGUIRRE: ¡Ojalá hubiese sido así Sr. Castelao!) Y nosotros los gallegos, sin necesidad de aparentes complicidades, sin necesidad de un decreto por el que pudiéramos decirle a nuestro país que el gobierno tenía buenos deseos respecto a la autonomía, nosotros hemos cumplido de modo ejemplar el primer trámite que exige la Constitución, y en estas condiciones no hemos logrado todavía un decreto que se les entregó graciosa y inútilmente a unas comisiones gestoras.

Ganar el plebiscito en Galicia, Sres. Diputados es cosa bien difícil, porque el porcentaje de votación exigido excede con mucho de lo razonable. Galicia, como sabéis todos, es un país eminentemente rural y, por consiguiente, sus censos electorales son deficientes, tienen que serlo; pero, además, los censos electorales se hacen sobre la base de la población de derecho y Galicia es un país de emigración y, en consecuencia faltan muchísimos de sus electores. Si el porcentaje, en vez de referirse a los electores, se refiere a los votantes, como nosotros habíamos pedido cuando se discutió la Constitución, aunque el porcentaje fuese mucho mayor, no existirían dificultades; pero, en las circunstancias en que se encuentra Galicia, ganar el plebiscito supone un estado realemente extraordinario de pasión, y con vuestra abstención, con vuestro silencio, con vuestra manera de matar el tiempo, nos dais derecho a sospechar que habéis realizado una maniobra para enfriar el entusiasmo que se había producido con motivo de la Asamblea de Compostela, y con vuestra abstención también habéis dado lugar a que reviviesen los enemigos de la autonomía, que son el residuo de la monarquía, que son los viudos de la monarquía, casados en segundas nupcias con la República, que son los tenorios de la política que andan a ver si deshonran a la República como antes deshonraron a la monarquía. A esos les habéis favorecido con vuestra manera de proceder frente a nosotros.

Y no pedíamos nada extraordinario. Si nosotros no tuviésemos un entusiasmo inagotable por la autonomía de nuestra tierra, os diríamos que ya no necesitamos para nada el decreto, porque estamos seguros de que dentro de poco tiempo el Estatuto gallego parecerá ridículo por pequeño. El Estatuto de Galicia, aprobado por la inmensa mayoría de sus Ayuntamientos, no satisface nuestras aspiraciones, pero el Estatuto que Galicia se dio a sí misma en un alarde de democracia y nosotros lo acatamos y lo defendemos poniendo en su defensa todo el interés que merecen las causas populares, todo el esfuerzo que reclama la lucha por la libertad de una tierra que para nosotros es nuestra patria.

Señores Diputados, quisiera extenderme un poco más, pero veo la impaciencia del Sr. Presidente y voy a terminar.

El cuarto punto que quería tratar, y voy a pasar sobre él ligeramente… (RUMORES E RISAS). Yo tengo derecho a exponer mis ideas como lo tiene todo el mundo; por algo soy Diputado.

O SR. PRESIDENTE: Si, Sr. Castelao pero yo no dispongo de más tiempo.

O SR. RODRÍGUEZ CASTELAO: Voy a terminar enseguida. El cuarto punto que yo quería tratar se refiere a la defensa de la pequeña propiedad. Aquí se ha leído una proposición de ley defendiendo la pequeña propiedad rural, cuya toma en consideración apoyé yo y que fue a morir al seno de la comisión de agricultura. Nosotros pedíamos que la pequeña propiedad rural fuese considerada como instrumento de trabajo a los efectos de la tributación y del embargo, conforme a lo que ordena el art. 47 de la Constitución. Aquel mismo día se defendió también aquí una enmienda al dictamen de la comisión de hacienda acerca del proyecto de ley elevando los tipos impositivos y nosotros sólo pedíamos que el gravamen del 10 por 100 sobre la contribución territorial no alcanzase al pequeño patrimonio de trabajo, y fue rechazada injustamente, con detrimento del buen sentido y del espíritu que informa el art. 47 de la Constitución.

Yo invito al Sr. Presidente del Consejo de Ministros a que pase su vista sobre esta proposición de ley y los discursos pronunciados, incluso sobre el mío, cuando se discutió el presupuesto de ingresos, también en defensa de los pequeños propietarios que están sufriendo una injusticia fiscal insoportable; y el Sr. Ministro de Hacienda, al contestar a los discursos no tuvo siquiera la bondad de hacer alusión al mío como si yo me hubiera dirigido a las estatuas de esos reyes católicos, que ya me están molestando, en el retablo presidencial (GRANDES RISAS).

Para terminar, he de decir que quisiera tener un motivo, uno sólo, para estar agradecido al Gobierno; quisiera tener un pretexto, uno sólo, para felicitar al Gobierno por su actuación en Galicia; pero me veo en la necesidad de suscribir un telegrama que se ha enviado de Galicia al Sr. Ministro de Agricultura, y que yo hago extensivo a otros Ministros: "Ya nada más queda que hacer en contra de Galicia: no queréis activar las obras de nuestros ferrocarriles, que hemos pedido con angustia extraordinaria; no extirpasteis el caciquismo; estáis contribuyendo, incluso, a que se desarrolle con más vigor en nuestra tierra; habéis boicoteado nuestro Estatuto; no atendéis a las necesidades más apremiantes de nuestros trabajadores campesinos; no habéis servido más que para agravar nuestra situación económica." En estas condiciones, creedme, señores Ministros, no podemos defender a los poderes públicos en nuestra tierra. Nada más.

Nacimiento de Galeuzca (Pacto de Compostela, 25 de julio de 1933)

Nacimiento de Galeuzca
25 de julio de 1933

Acta de creación de "Galeuzca"

Los abajo firmantes, reunidos en la ciudad de Compostela, en la tarde del Día de Galicia de 1933, en representación de las organizaciones nacionalistas de Cataluña, Euzkadi y Galicia, acuerdan:

1.º Crear Galeuzca como organismo encargado de las relaciones entre estas tres nacionalidades.

2.º Se conciben estas relaciones con amplitud de relaciones internacionales en todos sus aspectos. No obstante, tendrán que figurar como tareas principales de Galeuzca:

A) Procurar el conocimiento mutuo de todas las características nacionales de cada pueblo y de su historia.

B) La información sobre sus actuales movimientos nacionalistas; y la publicidad de todos los hechos importantes que sucedan en cada nación.

C) El estudio de las cuestiones que afecten a las relaciones entre las tres naciones.

D) La propaganda (y acción) internacional en los asuntos que conciernan a las tres nacionalidades.

3.º En cada nación se formará un Consejo integrado por un representante de cada una de las organizaciones de carácter nacionalista adheridas a Galeuzca y de las que se adhieran en el futuro.

Este Consejo nombrará, de común acuerdo con los de las otras nacionalidades, los miembros que compondrán el Secretariado que Galeuzca tendrá en cada uno de los tres países, en los que existirán datos e informaciones sobre todos los aspectos de la vida de cada una de las tres nacionalidades.

Para desarrollar las bases contenidas en este acta, se celebrará en Euzkadi, en el próximo mes de octubre, una conferencia de los tres Consejos que tendrá carácter constituyente, sin perjuicio de que los Consejos y Secretariados nacionales comiencen inmediatamente su labor.

El Secretariado de Galeuzca en Euzkadi, que actuará provisionalmente como Secretaría General, queda facultado para determinar la fecha de esta Conferencia.

4.' El Secretariado residente en cada nacionalidad estará formado por elementos de las tres nacionalidades, corriendo los gastos que se originen a cargo de los respectivos Consejos. Se pondrá un cuidado especial en que estos elementos, aunque sean patriotas reconocidos y merecedores de la confianza de los organismos de cada nacionalidad, no realicen una actuación de política partidista.

5.º Los Secretariados tendrán un local propio, o al menos estarán domiciliados en locales de entidades de carácter patriótico y cultural.

6.0 Cada Secretariado podrá nombrar personas especializadas para formar Comités encargados del estudio de aspectos particulares de la vida de relación entre las tres naciones.

7.º Al menos una vez al año tendrá lugar una Conferencia entre los Secretariados de las tres naciones o sus representantes, con la finalidad de facilitar la coordinación de sus tareas.

8.' La conformidad que prestan a estas bases los abajo firmantes queda condicionada a la ratificación que a las mismas han de prestar las organizaciones que representan.

Traducido del original en gallego por José Luis De la Granja

¡Irmans na Terra! (A Nosa Terra, 25 de julio de 1934)

¡Irmans na terra!

A todol'os galegos por igual, a todos, -porque, quei(ran) ou non, todos sinten nacer no fondo da súa i'alma a Galiza de que son fillos,- van dirixidas istas verbas de fervor i'eisaltación apaixoada.

A Galiza auténtica, tradicioal, histórica, popular, inxel, que ainda alenta en cada un de nós, que latexa ainda en todol'os recunchos da nosa Terra, soerguida por riba do balduque ministerial de ordeanzas e decretos; que, pese a todol'os desleigados e pese a todo, vive, e ten n'ista Hora -encrucillada de vieiros- os seus brazos abertos pra recibirnos n'unha aperta de íntima comunión, n'unha aperta alba e roxa, pura e cordial, na que se amezan corpos e esprítos: azos do peito e azos da i'alma.

N'iste Día, en que se alcenden as fogueiras íntimas de todol'os fogares da nosa Terra, non pode fallar ninguén que non queira traspasarse de lus n'ista labarada inxente que alumea os máis escondidos recantos do noso ser; ises corrunchos onde escondemos a nosa vida máis pura: onde a salvamos, salvándonos.

No intre en que morrera o lume dos nosos fogares, no intre en que os recunchos da nosa galeguidade esmorecesen na soma, no intre en que esquecésemos a nosa Língoa e a nosa Tradición, a nosa Terra xa non sería a nosa Terra. E nós xa non seríamos nós, nin seremos ninguén. Marcharemos estranos por todol'os carreiros, sin Patria, sin Língoa e sin Fogar; viviremos estranxeiros na nosa Terra, que deixamos perder; vagaremos a deriva n'un escuro neufraxio coleitivo.

Pra que ise día non chegue, -non debe nin pode chegar- n'ista Diada da nosa Fraternidade, todos xuntos, irmandados, sentémonos á mesa do noso gran Fogar, onde arde, permanentemente, o lume da galeguidade, comulguemos o pan e o viño do noso vivir tradicioal e auténtico; que a nosa Fala, esquecida e aldraxada, anaine no seu colo os máis limpos degaros da nosa i'alma.

Non agardemos sentados pol'o noso Porvir, ouvindo a vos agoreira dos graxos escuros. Vaiamos cara a il, con confianza en nós mesmos, co a ledicia que proporcioa o ser escultor, e poeta, e inxenieiros da obra común: unha Galiza nova, unha Galiza renacida, unha Galiza disposta a botar, en trance de aperta, os brazos do seu esprito por riba de todal'as cativas barreiras que separan os pobos.

Irmáns: Todos xuntos, en amor i'en dór, por Galicia! Pol'a Galiza de Onte e de Mañán! Pola'a Galiza de Sempre! Pol'a Galiza que temos de facer: reita, fecunda, inmorrente...!

A Nosa Terra, Ano XVIII, Núm. 341, ¡25 de Xulio! de 1934

Palabras de plomo. XI (Alfonso R. Castelao, A Nosa Terra, 29 de junio de 1935)

 Alfonso R. Castelao, "Palabras de plomo. XI". 1935

En los campos de la República rebrotan los vicios de la monarquía. La poda les dio vitalidad. El caciquismo y la injusticia vuelven a invadir las tierras hispanas.

Hoy asesinan a un muchacho (mi primer amigo en Badajoz), que por defender las reivindicaciones de los trabajadores, con el ardor inexperto de la mocedad, muere a manos de una cría del caciquismo reverdecido.

Ayer interviene la Delegación del Trabajo para evitar que los ricos terratenientes negocien con el hambre de los campesinos, pues ya se estaban pagando jornales de tres pesetas a hombres que no encuentran ocupación mas que en los cincuenta días de la siega. ¡Treinta duros para todo el año!

¿Qué es esto? ¿Dónde tienen la conciencia esos hombres que hablan de sentimientos religiosos heridos? ¿Qué hacen los verdaderos cristianos, que no cortan el egoísmo criminal de los propietarios de tierra?

Yo creo que ningún galleguista, por alejado que se sienta de nosotros, concordará con las fuerzas reaccionarias campantes ahora en toda España. Creo que ningún galleguista puede sentir la necesidad de una caracterización derechista de su ideario en estos momentos de guerra incivil.

Y en el correo de hoy recibo un manifiesto político, amañado con ingeniosos artificios de lenguaje, para disculpar una posición ilegítima dentro de nuestro campo. Se trata, nada menos, que de crear una "derecha galleguista7, rompiendo la hermandad de los "buenos y generosos", cuando más recia debía ser su compenetración.

Pues bien; quiero que sepan los firmantes del manifiesto, y todos cuantos acudan a su llamada, que yo -galleguista nato- me opondré a cualquier entendimiento político con ellos, porque no creo en la fortaleza de sus sentimientos patrióticos, ni estoy dispuesto a dejarme convencer con cuentas de vidrio.

Quisiera componer aquí largas parrafadas para demostrar que los escrúpulos de carácter social y religioso, que ahora sienten los llamados "galleguistas de derecha", surgieron después del desastre electoral, por influencias exteriores, exóticas. Quisiera demostrar cómo la huida de algunos galleguistas obedece, más que a diferencias políticas, a comodidades personales. Quisiera demostrar que la insistencia secesionista fue provocada por la catarata reaccionaria que bajó de la meseta castellana. Quisiera demostrar que los galleguistas que se separan de nosotros, con la intención de menguar nuestra fuerza, ponen a Galicia por debajo de otros intereses, que ni tan siquiera son espirituales. Quisiera demostrar que un galleguista verdaderamente cristiano no tiene por qué separarse de nuestro partido, ni para preservar el cristianismo de nuestra Tierra ni para salvar su propia alma. Quisiera demostrar, en fin, que esas "coincidencias fundamentales de orden ideológico" que ellos invocan en su manifiesto para llegar a un entendimiento político con nosotros, son, justamente, las que nos mantendrán siempre separados.

Yo podría demostrar todo eso con tanta lógica como la que emplean los "galleguistas de derecha" en su escrito, pero lo haría con más emoción y menos artificios. No lo hago porque todavía no se ha consumado la hazaña.

De todos modos basta con lo dicho para que nadie crea que se trata de una norma de táctica al uso, para ensanchar la base de] galleguismo por los dos extremos. No; la política del galleguismo le corresponde enteramente a nuestro partido, a no ser que surgiese otro más avanzado en el sentido nacionalista y con opinión suficiente para hacerse respetar. No niego la necesidad de una escisión del Partido Galleguista en la hora en que nuestra Tierra consiga sus aspiraciones mínimas de libertad; pero niego la conveniencia de hacerlo ahora; y aunque el galleguismo acordase en ese momento formar dos fuerzas de signo contrario, siempre contaríamos con hombres más firmes para levantar banderas y hacer llamamientos.

Fuente: "Verbas de Chumbo. XI", A Nosa Terra, 29-VI-1935, nº 372: 1. (Traducción: J. Beramendi.)

Artículo (A Nosa Terra, 25 de julio de 1935)

Hoxe, Día da Patria, os galeguistas afirmamos a nosa vontade rexa e firme de percorrer sin repouso o vieiro da reconstrución integral da Patria galega.

Si para nós todol-os días do ano son días consagrados a Galicia, o de hoxe que avencella a todol-os galegos en igual pensamento e devoción, siñifica para nós un día de festa. Festa patriótica que Galicia ten como todol-os pobos do mundo que viven a súa propia vida.

O noso ideal é Galicia. Por ser así, o día de hoxe non representa máis que un compendio do noso pensamento, do noso esprito volcado de cheo nas esencias inmorredoiras da Nai Terra.

Acouguen hoxe as armas. Repousen hoxe en armisticio patriótico de homenaxe a TERRA as cotidiáns loitas políticas en defensa dos ideaes particulares.

Que Galicia olle aos seus fillos, anque sexa hoxe nada máis, identificados en igual pensamento de consagrarlle o seu amor, a súa devota ademiración e vontade de traballar por éla.

Todos cabemos na Grande Obra. Todos, como galegos temos a obriga de cumprir co deber que o ser galegos nos impón.

O Partido Galeguista por intermedio de A NOSA TERRA saúda con agarimo fondo aos irmáns. Aos amigos e aos nemigos.

E renova a súa promesa, o seu xuramento, de seguir na laboura que abranga para TERRA o arelado e grande DIA DE GALICIA que será aquel no que Galicia teña conquerido a súa redención, a súa recreación total.

A Nosa Terra, Ano XIX, Núm. 375, 25 de Xullo de 1935

El Partido Galleguista al país gallego (A Nosa Terra, 20 de febrero de 1936)

El Partido Galleguista al país gallego. Vigo, 20 de febrero de 1936

Quien no sienta la grandeza de esta hora solemne y gloriosa no puede llamarse ni buen republicano ni buen gallego.

El 16 de Febrero de 1936, como el 14 de Abril de 1931 (ambos amaneceres poderosos de nuestra ciudadanía) señala un hito enhiesto que hay que escribir con letras de oro en las más brillantes páginas de nuestra historia. [...]

Vencimos la primera etapa del camino emprendido con fe y alientos en 1933. Tenemos que andar la segunda. Y en la segunda hay mucho que hacer. Hay que reconquistar la República y realizar su obra en lo político, en lo económico y en lo social. Hay que enjuiclar a los responsables de la obra funesta del segundo bienio. Hemos de poner en marcha el Estatuto de nuestra Autonomía aprobado en Santiago por nuestros ayuntamientos populares del 14 de abril. Hay que adecentar de una vez la política en Galicia y dar la última batalla al caciquismo arcaico y cerril que padecemos [...].

El Partido Galleguista, en esta hora magnífica y triunfal siente el imperativo de su deber y espera que todos sus grupos y afiliados, además de dar prueba de conciencia y disciplina, colaborarán en todo momento y lugar para que no se pueda frustrar el triunfo conseguido.

Viva la Galicia autónoma. Viva la República. Viva el Frente Popular.

Fuente: "0 Partido Galeguista. Ao País galego", A Nosa Terra, 29-II-1936, n.º 403: 1. (Traducción: J. Beramendi.)

Bases para el programa de la federación de fuerzas nacionalistas y galleguistas de derecha (Heraldo de Galicia, 20 de abril de 1936) [en gallego]

Bases para el programa de la federación de fuerzas nacionalistas y galleguistas de derecha

Galeguismo

1. Concebimos a Galíza como unha nacionalidade difrenciada. De esta difrenciación como entidade natural (étnica, geográfica e histórica) proveñen os seus dereitos autonómicos. Istes dereitos non implican a sea separación política dos demais pobos hispánicos integrados nun Estado pluralista.

2. Sostemos polo tanto, dentro da República hespañola, a autonomía de Galiza, no grado que consinte a actual Costitución do Estado, e no intre actual, atal e como se pide no Estatuto aprobado polos Concellos, sempre faguendo constar que non temos esta fórmula como definitiva.

3. Debendo a adeministración ser axeitada a estructura natural do pais, sostemos a modificación de regime local, a base, no meio rural, do recoflecirnento da parroquia como entidade jurídica, e de ter en conta as comarcas tradicionaes.

4. Tamén sostemos que, debendo ter Galiza no seu regime autonómico, un órgao legislativo deliberante, compre evitar que a sua composición sexa escrusivamente de representantes do voto popular inorgánico, senon que nil deben ter unha participación, as corporacios que representan intreses económicos e espirtuaes, pra evitar que Galiza sexa gobernada ao seu xeito polos partidos e fracción políticas. Reunión 2 meses ao ano? limitación de tempo).

5. Sostemos a sustantividade do dereíto civil galego consuetudinario, e o recoñecimento do costume antergo como fonte de dereito.

Cultura

6. A autonomía de Galiza ten como fins primordiaes a conservación e desenroIo da tradición cultural galega enxebre, a educación indiviual e colectiva do pobo galego asegún aquiles principios, en vista da míllor capacitación posibele de todos e de cada un, o mantimento da paz social, mutua axuda e servizo dos intreses colectivos e a prosperidade do pais e dos seus habitadores.

7. Polo tanto, en primeiro termo sostemos os dereitos do idioma galego corno expresión da nosa cultura e órgao do seu progreso, pedindo a sua cooficialidade co castelan e o seu enseño en todo los estabrecimentos de instrucción.

8. Pedirnos a protección e estímulo por parte dos Poderes púbricos, de todalas manifestaciós da nosa cultura propia e da vida enxebre (idioma, tradición, costumes, artes, etc.).

9. Pedimos o enseño da xeografía, historia, literatura e arte de Galiza, e a protección as corporacios e asociaciós de investigación centífica.

Religión.

10. Consideramos a Religión Católica como fundamental da tradición galega enxebre, coa que e consustancial e inseparabele. Decraramos que unha auténtica cultura galega ten que estar de cote ispirada na conceición católica do mundo e da vida human, e no sistema de valores éticos, estéticos e sentíficos que o catolicismo representa.

11. En todo caso sostemos a liberdade da Eirexa Católica como personalidade jurídica, en régime concordatario co Estado e con todalas garantías jurídicas que salvagarden or dereitos dos creentes.

12. Sostemos, como postulados da liberdade individual: a) o dereito dos católicos a profesaren a sua religión e a practicaren púbrica e privadamente o seu culto; b) a propagaren púbricamente a sua religión; c) a educasen nela aos seus fillos e a sosteren escolas onde se enseñe asegún os seus principios.

Sociedade

13. Mantimento do regime familiar tradicional en Galiza. A familia debe ser considerada como unha sociedad natural, baixo a precisa dirección dos ascendentes: pai e nai, e a cohesión necesaria. Protegerasez a exprotación familiar do chan, e daráse sustantividade a Compañía familiar galega.

14. Débese fomentar o estreitamento do vencello parroquial e da relación de vecifianza, as¡ como o sentimento de amenidade galega.

Probrema obreiro

15. Sostemos nisto, todos e cada un dos puntos das Encíclicas chamadas sociaes dos Romanos Pontífices.

Ádicionaes

16. Galiza e unha terra de economía agraria, que debe ao traballo da terra a sua vida material, a sua estabilidade social e a conservación das características que ainda conserva. A das labrega, millor dito, a poboación rural de toda caste, merecente polo tanto dunha especial atención que se ha propor a preservación e milloramento dos seus modos de vida.

17. Isto entrana a protección e defensa da pequena propiedade, do regimen familiar, a justa regulación dos arrendos, aparcerías e demais contratos de cultivo, solución justa do probrema dos gravames, etc.

Táctica

Condenamos a violencia como procedimento político.

Condenamos a retórica, a sensiblería e a hipérbole.

Condenamos o estilo e o tecnicismo da política hespañola.

Orense, 19 de abril de 1936.

Heraldo de Galicia, 20 de abril de 1936.

Bases programáticas de la Derecha Galleguista (20 de abril de 1936) [en castellano]

Bases programáticas de la Derecha Galleguista. Ourense, abril de 1936

GALLEGUISMO

1 . Concebimos a Galicia como una nacionalidad diferenciada. De esta diferenciación como entidad natural (étnica, geográfica e histórica) provienen sus derechos autonómicos. Estos derechos no implican su separación política de los demás pueblos hispánicos Integrados en un Estado pluralista.

2. Sostenemos por lo tanto, dentro de la República española, la autonomía de Galicia, en el grado que consiente la actual Constitución del Estado, y en el momento actual, tal Y como se pide en el Estatuto aprobado por los Ayuntamientos, pero haciendo constar que esa fórmula no es para nosotros la definitiva.

3. Como la administración debe ajustarse a la estructura natural del país, sostenemos la modificación del régimen local a base, en el medio rural, del reconocimiento de la parroquia como entidad jurídica y de tener en cuenta las comarcas tradicionales.

4. También sostenemos que, debiendo tener Galicia en su régimen autonómico un órgano legislativo deliberante, hay que evitar que su composición sea exclusivamente de representantes del voto popular inorgánico, sino que en él deben tener participación las corporaciones que representan intereses económicos y espirituales, para evitar que Galicia sea gobernada a su modo por los partidos y fracciones políticas. (Reunión 2 veces al año -limitación de tiempo-).

5. Sostenemos la substantividad del derecho civil gallego consuetudinario, y el reconocimiento de la costumbre antigua como fuente del derecho.

CULTURA

6. La autonomía de Galicia tiene como fines primordiales la conservación y desarrollo de la tradición cultural gallega propia, la educación individual y colectiva del pueblo gallego según aquellos principios, en vista de la mejor capacitación posible de todos y cada uno, el mantenimiento de la paz social, la ayuda mutua y el servicio de los intereses colectivos, y la prosperidad del país y de sus habitantes.

7. Por tanto, en primer lugar, sostenemos los derechos del idioma gallego como expresión de nuestra cultura y órgano de su progreso, pidiendo su cooficialidad con el castellano y su enseñanza en todos los establecimientos de instrucción.

8. Pedimos la protección y estímulo por parte de los Poderes públicos de todas las manifestaciones de nuestra cultura propia y autóctona (idioma, tradición, costumbres, etc.)

9. Pedimos la enseñanza de la geografía, historia, literatura y arte de Galicia, y la protección a las corporaciones y asociaciones de investigación científica.

RELIGIÓN

10. Consideramos la Religión Católica como fundamental en la tradición gallega autóctona, de la que es consustancial e inseparable. Declaramos que una auténtica cultura gallega tiene que inspirarse siempre en la concepción católica del mundo y de la vida humana, y en el sistema de valores éticos, estéticos y científicos que el catolicismo representa.

11. En todo caso, sostenemos la libertad de la Iglesia Católica como personalidad jurídica, en régimen concordatario con el Estado y con todas las garantías jurídicas que salvaguarden los derechos de los creyentes.

12. Sostenemos, como postulados de la libertad individual: a) el derecho de los católicos a profesar su religión y a practicar pública y privadamente su culto; b) a propagar públicamente su religión; c) a educar en ella a sus hijos y a sostener escuelas donde se enseñe según sus principios.

SOCIEDAD

13. Mantenimiento del régimen familiar tradicional en Galicia. La familia debe ser considerada como una sociedad natural, bajo la precisa dirección de los ascendientes: padre y madre, y la cohesión necesaria. Se protegerá la explotación familiar de la tierra, y se dará substantividad a la Compañía familiar gallega.

14. Se debe fomentar el reforzamiento del vínculo parroquial y de la relación de vecindad, así como el sentimiento de amenidad gallega.

PROBLEMA OBRERO

15. Sostenemos en esto todos y cada uno de los puntos de las Encíclicas llamadas sociales de los Romanos Pontífices.

ADICIONALES

16. Galicia es una tierra de economía agraria, que debe al trabajo de la tierra su vida material, su estabilidad social y la conservación de las características que todavía conserva. La campesina, o mejor dicho, la población rural de todo género, merece pues tina especial atención que se ha de proponer la preservación y la mejora de sus modos de vida.

17. Esto entraña la protección y defensa de la pequeña propiedad de régimen familiar, la justa regulación de los arriendos, aparcerías y demás contratos de cultivo, una solución justa del problema de los gravámenes, etc. [...].

Fuente: "Bases pra o programa da Federación das Forzas Nacionalistas e Galeguistas de Dercita, aprobadas na xuntanza do 19 de Abril de 1936 en Ourense", Heraldo de Galicia, 20-IV-1936, n.º 248: 4. (Traducción: J. Beramendi.)

EL FRANQUISMO

Bases de "Galeuzca" (Galeuzca, Buenos Aires, agosto de 1945)

Bases de "Galeuzca". Buenos Aires, agosto de 1945

Los derechos y relaciones de Galicia, Euzkadi y Cataluña para integrar la Tercera República se establecerán sobre las bases siguientes:

Primera. El principio de personalidad jurídico-política de cada pueblo nacional integrante, como únicos sujetos del Derecho público constituyente.

Segunda. El derecho de determinación política de tales pueblos, para la expresión democrática de su voluntad colectiva.

Tercera. El derecho de igualdad para formar la nueva organización estadual de la mencionada República.

Cuarta. El consentimiento multilateral para constituir dicha Comunidad o para fijar las relaciones con el Estado republicano.

Quinta. La representación de Galicia, Euzkadi y Cataluña, mediante sus organismos de gobiernos de conformidad con las fuerzas democráticas organizadas en cada país.

Estas bases pueden sintetizarse en las dos siguientes: el principio de personalidad política de Derecho público constituyente, y el de consentimiento libre para constituir la Comunidad republicana entre todos los pueblos nacionales que la integran.

Para la revista "GALEUZCA" la conclusión lógica y política de la filosofía de la Historia peninsular y de las bases mencionadas es la formación entre todos los pueblos nacionales de la Península Ibérica, de una Confederación Republicana con un Presidente, Jefe del poder ejecutivo y un Consejo de Nacionalidades, como órgano del poder legislativo formado por representación igual de aquellos pueblos en unión solidaria y afectiva de todos ellos.

En el orden económico-social, la revista "GALEUZCA" propugna la constitución de los pueblos y de la Confederación en forma de Democracia Social, sobre las bases siguientes:

Primera. Cada pueblo nacional, según la reserva de facultades que se conviniere al formar la Confederación, dispondrá del gobierno de su economía y de sus propias finanzas, sin perjuicio de las bases políticas, de los principios generales establecidos y de la coordinación de aquellas economías por los organismos confederales establecidos al efecto.

Segunda. El reconocimiento y garantía de la propiedad privada estarán sujetos a la función social que se le asignare y no podrán ser obstáculo al aprovechamiento de las riquezas naturales, a la expansión del comercio, al juego de la competencia lícita y a las actividades del trabajo en todos los órdenes.

Tercera. La liberación moral y económica del hombre en el proceso de la empresa pública o privada y en cuanto a su dependencia de la tierra ajena que trabaja, es un deber de todos y cada uno de los pueblos y, subsidiariamente, de la Confederación. Los órganos de la Confederación establecerán la coordinación de la economía ajustada a los convenios y organismos internacionales, cooperando en todo aquello que contribuya al establecimiento de la mejor justicia distributiva, expansión de la riqueza, elevación de vida y garantía de trabajo para todos.

Cuarta. Los miembros de la Confederación podrán particularmente aumentar y beneficiar, pero no disminuir, los derechos al trabajo establecidos por la comunidad internacional, mejorar el nivel de vida, establecer un sistema completo de seguridad social y asegurar, en cuanto de ellos dependa, trabajo para todos y una situación libre, estable y digna.

Quinta. Se establecerá una moneda y un régimen aduanero comunes, un sistema de reserva confederal y la libertad fiscal para los pueblos nacionales, limitada solamente por las bases convenidas para la Hacienda de la Confederación y por los tratados internacionales.

Sexta. Por acuerdo de todos los miembros confederados se determinará la distribución de la Deuda pública y las bases de los empréstitos comunes futuros.

Séptima. La Confederación legislará sobre los principios comunes en los asuntos generales del comercio de mercancías, la circulación de la riqueza, las comunicaciones confederales, el tope de la tasa de interés, las pesas y medidas y los asuntos generales del trabajo.

Fuente: Galeuzca (Buenos Aires), agosto de 1945, n.º 1: 32-33.

{sllider Rosalía y el galleguismo (Rodolfo Prada, Buenos Aires, octubre de 1945)}

Rosalía y el galleguismo
(Rodolfo Prada, 1945)

El galleguismo es un sentimiento patriótico, es una doctrina social-política y es una milicia. Tal trilogía vibró en el cordaje de la lira rosaliana.

GALLEGUISMO: SENTIMIENTO PATRIOTICO

Sentimiento, pasión ardiente y honda, amor fervoroso y múltiple por la Tierra sagrada, por su hermoso paisaje de égloga, por la patria Galicia. Ello, que es elemento fundamental del galleguismo, está de continuo palpitante y encendido a lo largo de la poética de Rosalía Castro.

La Rula está "Unha tarde alá en Castilla" acometida por la tristeza de encontrarse en aquella tierra áspera y seca, acerca de la cual le dice a Dios:

Fixistes tan tristes llanos,
máis fixecheos, Dios cremente,
soyo pra os castellanos.

Esa tarde Rosalía siente añoranzas de la Tierra hermosa, ¡de su Galicia lejana!, y de pronto escucha un cantar que hace saltar de alegría su corazón:

Era a gallega canción
era o "alala"... que fixo
bater o meu curazón.

Y su alma, flor agostada por los rigores estivales de la meseta, acoge la dulce canción gallega como si, fuese fresca llovizna del cielo:

Pechei os ollos e vin
vin fontes, prados e veigas
tendidos o pe de min.

Pero ello era un sueño; solamente un sueño... La cruda realidad era: que su Galicia estaba lejos. El paisaje gallego, que ella lleva reflejado en su alma, no está allí para romería de sus ojos ni para dulzura de su espíritu. La desesperación clava las garras en su garganta. Y Rosalía misma nos dice:

Morrendo de soidades
toda a chorar me matei.
E non parei de chorar
nunca, hastra que de Castela
houbéronme de levar.
Leváronme, pra n-ela
non me teren que enterrar.

Retorna Rosalía a la Tierra. Ya está en el regazo amoroso de su madre Galicia. Muchas y profundas son las penas que hieren su espíritu. Penas del alma y penas de la carne. No obstante, la Tierra opera el milagro. Rosalía rompe a cantar alborozada:

Esta Terra! n-ai duda... Dios a fíxo
pra ser amada e amar.
...
¡Qué hermosa te deu Dios, terra querida
...
¡Hou ... Galicia, Galicia!
...
Os bardos, fillos teus, a vos levanten
...
tan só pra t-alabar.

¡Sublime expresión de sentimiento y de fidelidad a la Tierra sagrada! ... En ello está la esencia y presencia del más puro galleguismo.

GALLEGUISMO: DOCTRINA SOCIAL-POLITICA

En las "Duas palabras d'autora" escritas como proemio de su libro "Follas Novas", dejó Rosalía su suspiro doloroso salido del fondo de su alma lacerada: "E sófrese tanto n-esta Terra galega! ". Y más adelante dice: " ... libros enteiros poideran escribirse falando do eterno infortunio que aflixe aos nosos aldeans e mariñeiros, soia e verdadeira xente do traballo no noso país!

Lo que mas -lo diré con sus mismas palabras-, "me conmoveu sempre, foron as innumerables coitas das nosas mulleres. Soias o máis do tempo, tendo que traballar de sol a sol"... "A emigración Po Re¡ arrebátanlles de cotío o amante, o irmán, o seu home" ...

Vemos así, cómo el gran drama social de Galicia tuvo resonancia plena en el espíritu de Rosalía. Tal como si fuese:

... un cravo
cravado no corazón.

Y la resonancia de¡ drama social gallego aparece en el verso inmortal de Rosalía:

Vendéronlle os bois
vendéronlle as vacas
...
¡-as leiras que tiña.
...
María, eu son mozo
i-a Habana me vou...
¡Adios, adios, prendas
do meu curazón!
...
La emigración es uno de los aspectos más negros del drama social gallego.

Hiere cruelmente el corazón de Rosalía. Le oprime el espíritu... Porque ella sabe bien, por su dolorosa experiencia en tierras de Castilla, lo que un gallego sufre en la emigración. Se siente ella madre de todos los que se ven forzados a emigrar, y los va siguiendo, uno a uno, en la triste hora última que viven en su Tierra. Va recogiendo en su alma toda la melancolía que se le desprende a los emigrantes al tener que alejarse de sus rincones queridos. Veamos esta estampa bañada de ternura:

Cando ninguén os mira
vénse rostros nubrados e sombrisos
homes que erran cal sombras voltexantes
por veigas e campíos.

Un, enriba dun cómaro
séntase caviloso e pensativo;
outro, o pe dun carballo queda inmóvil,
coa vista levantada hacia o infinito.

... ¡Van a deixar a Patria!...
Forzoso, máis supremo sacrificio.
A miseria está negra en torno d-eles,
¡ai! ¡I-adiante está o abismo! ...

Rosalía comprendía todo el drama social de la emigración, de manera genial, en estas estrofas que tendrán siempre, siempre, refulgencia intensa en la literatura gallega:

Este vaise i-aquel vaise,
e todos, todos se van;
Galicia, sin homes quedas
que te poidan traballar,

Tes, en cambio, orfos e orfas
e campos de soledade
e nais que non teñen fillos
e fillos que non teñen pais.
E tes curazóns que sofren
longas ausencias mortás,
viudas de vivos e mortos
que ninguén consolará.

Los dramáticos problemas sociales de Galicia llevarían fatalmente a una catástrofe revolucionaria. El galleguismo, empero, procuraba solucionarlos con métodos legales y pacíficos. Para ello propugnaba por la Autonomía para Galicia. Entendía y entiende que, para resolver sus problemas sociales -¡ya no digamos los culturales!-, necesita Galicia rehacer su personalidad histórica para que se manifieste el sentido de su propio valer, desentumecerse y echar a andar con pie firme; necesita poner en función los tributos de -11 nacionalidad. Para ello le es indispensable la Autonomía Política.

Y ya que toco el tema de la Autonomía, objetivo esencial del galleguismo, bueno es consignar a su favor dos testimonios de excepción, de dos ilustres talentos, en luminosos estudios que ambos hicieron de la obra rosaliana. Sirvan ellos para deshacer la falsa y contrapuesta creencia de muchas gentes: gentes de izquierda que tildan de reaccionarios y patrioteros a quienes luchan por los derechos de las nacionalidades hispanas, y de gentes de derecha que tienen a las Autonomías por engendros del izquierdismo y de la anti-patria. Tales testimonios provienen de dos ilustres figuras reciamente españolas: republicana y liberal, la una; monárquica y tradicionalista, la otra. Ambos altos espíritus, privilegiadas inteligencias, máximos tribunos de cuyo españolismo nadie osaría dudar. El uno, andaluz: Castelar; el otro, asturiano: Vázquez Mella. Desde sus antepuestas posiciones ideológicas -antepuestas, tanto en el orden político como en el filosófico-, los dos coinciden en lo que es dogma del galleguismo: en que la Autonomía constituye justicia y conveniencia para Galicia y también para el todo español.

Dice Castelar en su lenguaje de español integral que, desde luego, está lejos de ser el de un galleguista: "Pero el dolor más bellamente expresado es el dolor de su madre Galicia. Se ve el aislamiento en que la Patria común ha dejado a tan hermosas provincias... No olvidemos que muchas regiones, como Galicia, por ejemplo, tienen brillantísima literatura propia, la cual, respondiendo a una ley de la vida, a la ley de variedad, debe coexistir con la literatura nacional sin daño de la patria, mayor a medida que crecen sus hijos y se fortifican los órganos que componen su cuerpo y se abrillantan las estrellas que pueblan su cielo". Y Vázquez Mella, con más sentido político del problema que Castelar, dice: "Y en verdad, señores, por desgracia, la ficción unitaria ha deprimido el patriotismo español en términos tan alarmantes que sería preciso el azote de una invasión extranjera para levantarlo". "... cuando las regiones hayan recobrado su personalidad, como la tenían en los tiempos de las Cortes de Tarazona, como necesita tenerla Galicia, cuyas instituciones jurídicas y sociales se la -dan propia, cuando Galicia deje de ser una Suevia irredenta, el noble espíritu de Rosalía Castro hará vibrar nuevamente con profundo aliento las cuerdas de su arpa".

***

Rosalía está plenamente en el aspecto social y político del galleguismo. Lo está de un modo resuelto y con arrogantes arrestos de varón. Ya no es la mujercita que se crió "endeble y canija", la que envejeció en plena mocedad. Reacciona recia y violentamente frente a las injusticias sociales.

-Escoita!, os alguaciles
andan correndo a aldea.
...
Embargáronnos todo, que non teñen
esas xentes concencia, nin ten alma.
...
¡Mala morte vos mate
antes que aquí entredes!
...
Eu matara eses homes
como mata un raposo a unha galiña.
...
Y en otro verso, tierno y sarcástico a la vez, pone al descubierto más lacras sociales:

Tembra un neno no pórtico húmido;
da fame e do frío
ten o sello, o seu rostro de anxel
...
E mentras él dorme
e ven ¡a adouraren ao Altísimo!
Fariseios os grandes da terra
sin que o ver do inocente a orfandade,
se calme nos ricos a sede avarienta.
...
¡Señor! ... ¡Dios dos ceos!
¿Por qué hai almas tan negras e duras
por qué ha¡ orfos na terra Dios bueno?

Tales trallazos a los fariseos que adoran al Altísimo, fueron, sin duda, la causa de la ojeriza que, aun después de muerta, le tuvieron gentes llamadas, por su ministerio religioso, a mantener el corazón abierto a la generosidad y al amor. Vivió y murió Rosalía cristianamente. Y, sin embargo, ello no le valió delante del Cabildo de la catedral de Compostela, según se puede ver por este trozo de un trabajo publicado en el "Boletín de la Real Academia Gallega":
"Cuando la traslación de los restos de Rosalía, desde Padrón al Mausoleo de Santo Domingo (25 de mayo de 1891), hubo cierta oposición para que pudiera pronunciarse la oración fúnebre encomendada a una ilustre personalidad del Cabildo Compostelano. Al ser discutido en el seno de éste, si debía o no autorizarse, acordóse que no se hiciera, a pesar de que un prebendado, confesor de Rosalía, hizo presente que él, como su director espiritual, podía afirmar que la poetisa era una santa."

Esa actitud rencorosa de los Canónigos de Santiago, casa a perfección con la de aquellos seminaristas de Lugo que se alzaron irritados contra el editor Soto Freire, impidiéndole, con violentos alborotos, que terminase la impresión de un trabajo de Rosalía titulado "El Codio".

GALLEGUISMO: MILICIA

Toda acción social o política requiere, para su desarrollo eficaz, la organización de una milicia. De una milicia que no es imprescindible tenga carácter castrense. Cuanto más civil, mejor será su influencia en el medio ambiente. De ella saldrán los luchadores y los mártires. Luchadores que combatirán con la palabra o con la pluma; mártires que caerán en los campos de batalla, ya por el esfuerzo de la lucha, como Villar Ponte; ya por las persecuciones, como Curros Enríquez; ya por las balas del enemigo, como Alejandro Bóveda.

En la milicia del galleguismo sentaron plaza altos y preclaros hijos de la Tierra: desde el mariscal Pardo de Cela, a quien decapitan huestes asalariadas de los Reyes Católicos por defender la independencia de Galicia, hasta Antolín Faraldo, inspirador de la revolución de 1846, que propugnaba la "Autonomía para la Nación Gallega"; desde Brañas, que articula las bases jurídico-económicas de las Autonomías regionales y la pléyade luminosa de los precursores:

Rosalía, Murguía, Vicetto, Aguirre, Pondal, Leiras, Curros y otros, hasta las Irmandades da Fala y el Partido Galleguista en que se refulgieron nombres insignes como Porteiro Garea, Johan Viqueira, Lousada Diéguez, Villar Ponte, Angel Casal, Víctor Casas y Alejandro Bóveda..., entre otros muchos. De los que sobreviven, fuera y dentro de la Patria gallega, un solo nombre, que los representa a todos, que los enaltece a todos, que los guía, los alienta, los llena de esperanza y enciende de fe a todos; un solo nombre, el más enraizado en el alma de Galicia: ¡Castelao!

¡Luchadores insignes del galleguismo, hijos dilectos e inmortales de la Patria gallega, todos ellos! Muchos fueron cayendo, pero seguidamente otros dieron un paso al frente y los sustituyeron. Las mocedades gallegas fueron dando nuevos soldados al galleguismo. Muchos -¡muchísimos!-, cayeron en los últimos negros días para Galicia. Hay que tener fe en que, nuevamente, se cubrirán los claros y se alargarán las filas. Ya lo predijo nuestra vidente Rosalía, y lo dijo en verso castellano para que mejor fuese entendido por los enemigos de Galicia:

Cayendo van los bravos combatientes y más se aclaran cada vez las filas. No lloréis, sin embargo; en el vacío que los muertos dejan otros vendrán a proseguir la liza. ¡Vendrán! ... más presto del vampiro odioso Destruid las guaridas, si no queréis que los guerreros vuelvan tristes y oscuros a morir sin gloria antes de ver la Patria redimida.

Rosalía fue soldado valiente de la milicia del galleguismo. Mujer, y mujer acosada por crueles sufrimientos físicos y abrumada por deberes de esposa y de madre, lleva al máximo de las posibilidades su acción de militante de la galleguidad. Sólo una voluntad recia como la suya, puesta al servicio de una noble causa, pudo sostenerla en el combate que libró en un medio y en una época agudamente hostiles.

Su arma de combate fue el verso. Con ella acometió valiente y recia... Aún hoy son muchos los hombres -y hombres gallegos- que se amedrentan de los violentos ataques que lanzó Rosalía. Aún hay gallegos que, no obstante la consagración que de Rosalía ha hecho la Academia Española editando su producción poética, la fervorosa exaltación que de su obra hicieron eminentísimos intelectuales españoles como Castelar, Vázquez Mella, Unamuno, Rodríguez Marín, Díez Canedo, Azorín, etcétera, que la llaman "el más ilustre representante, el más grande lírico de la mitad de nuestro siglo XIX... ", aún hay coterráneos suyos que quisieran silenciar producciones como la titulada "Castilla". Son gallegos de alma muerta; son gallegos que no conocen el calvario histórico que tiene recorrido su madre Galicia.

Rosalía, en cambio, conoce bien el vía-crucis de la Patria gallega. Ella sabe bien que de tierras de Castilla vinieron siempre las desgracias, los sufrimientos, el fuego y el hierro a Galicia. Ella sabe bien que si Almanzor pudo hacer una "razia" bárbara por tierras gallegas adelante, hasta cometer el sacrilegio de entrar a caballo en la catedral de Santiago, fue porque los condes de León le franquearon traidoramente las puertas de Galicia. Ella sabe bien que Isabel, la Reina Católica, que ni era Reina -como lo dijo Portela Valladares-, pues le robó el trono a doña Juana, legítima heredera, ni era católica, pues mal podía serlo quien probó no tener sentimientos cristianos al perseguir despiadadamente a judíos, moros y gentes católicas de sus reinos que se oponían a sus ambiciones imperialistas; Rosalía sabe que Isabel atropelló las libertades de Galicia sometiéndola a la "doma" implacable de la cual da noticia el historiador Zurita. Ella sabe bien que Reyes de Castilla tuvieron amordazada a Galicia, sin concederle representación en Cortes, sin permitirle usar oficialmente su idioma, sin dejarla comerciar por sus puertos, sumiéndola en la ignorancia y en la pobreza. Ella sabe bien que desde la "Gaceta Oficial" de Madrid se llenó de insultos a Galicia... Ella presiente, como Cabanillas más tarde, que una noche entrarían a, Galicia desde Castilla, por la puerta de Quereño, los lobos hidrófobos que habían de clavar sus dientes en los pechos sagrados de sus mártires...

Ella sabe mucho y presiente mucho... De ahí que, no sólo son los pobres segadores gallegos, vistos por ella sufriendo como esclavos bajo el sol infernal de tierras de Castilla, lo que enciende su indignación y le hace bramar iracunda:

¡Castellanos, castellanos
tendes curazón de ferro!
...
Castellanos que aborrezco
...
pois tan mal corazón tendes
secos fillos do deserto.

Alma como as pedras dura
e sin entranas o peito!
...

También la enciende de patriótica indignación todo el mal que a Galicia le ocasiona el régimen centralista español, contra el cual lucha el galleguismo. así le dice a su Tierra allá por el año 1860:

Probe Galicia non debes
chamarte nunca española
Galicia tí non tes Patria,
tí vives no mundo soia.

Así, crudamente, reciamente, con el corazón al aire, sin eufemismos hipócritas o cobardes, con palabras valientemente rudas, pero noblemente claras, Rosalía rinde su servicio de luchador leal y patriota en las milicias del galleguismo.

RESURRECTIO!

La agonía rosaliana fructifica. Sus luchas traerán triunfos a su Patria gallega.

Villar Ponte glosó un día el grito de un filósofo-poeta: " ¡Yo os digo que sólo en donde hay tumbas hay resurrección! ".

Pues bien ¡ya la sagrada Tierra está llena de tumbas de hijos mártires! De ellas salen voces de consigna y salen luces que señalan rutas. Los patriotas gallegos las escuchan y las ven. Ello hará que la resurrección de Galicia sea una venturosa realidad. Ello permitirá que, en un amanecer no lejano, puedan los corazones de los patriotas gallegos entonar en la Galicia redimida, alrededor de la tumba sagrada de Rosalía, la canción jubilosa que compuso en idioma gallego el luminoso poeta andaluz, también mártir de la libertad, García Lorca:

¡Erguete miña amiga
que xa cantan os galos do día!
¡Erguete miña amada!

Buenos Aires, octubre de 1945.

Fuente: Galeuza, Madrid, Akal, 1976, pp. 49-60.

El Seminario de Estudios Gallegos (J. Núñez Búa, Buenos, Aires, octubre de 1945)

El Seminario de Estudios Gallegos
(J. Núñez Búa, 1945)

LA CULTURA GALLEGA

Galicia constituye un círculo cultural perfectamente diferenciado, en el que los dos factores básicos -gaia, tierra, y ethnos, pueblo- se compenetran armoniosamente para integrar el complejo de nuestra cultura, cuyos productos o valores -artes, creencias, lengua, organización económica y social, costumbres, etcétera- responden a una unidad, expresión del alma colectiva gallega.

El ciclo histórico de la cultura gallega ha tenido, como el de toda cultura, su desenvolvimiento vital, con avances, retrocesos, quietud; pero en ninguno de sus momentos, aun en los más callados, la conciencia de Galicia ha estado muerta. Lo que podía aparentar muerte era recogimiento. La intimidad espiritual del pueblo gallego estuvo siempre viva a través de todos los avatares históricos.

Lo que individualiza la cultura gallega es su fondo céltico, no ibérico. Otero Pedrayo ("Historia de la cultura gallega") sintetiza así la diferenciación cultural de Galicia: "Si comparamos a Galicia con las otras tierras peninsulares, hallaremos que no debe nada a las gentes ni a las culturas del Sur. Escapó a la semitización. No fue ibérica ni árabe. El carácter diferencial español, el mudejarismo, no puede aplicarse a Galícia. De estirpe aria atlántica y occidental, la entraña histórica gallega pudiera calificarse de insular. Tanto por su fuerza de conservación como por su poder expansivo. Hay en España otras tierras tampoco mudéjares y también europeas. Vasconia, Cataluña, Cantabria, Asturias. Pero su destino ha sido bien diverso al gallego. 0 pertenecen a otro grupo europeo, o no han salido de un estadio inicial, o se han incorporado a la cultura de Castilla".

MEDIODIA Y OCASO

Limitándonos aquí a lo puramente literario y, más estrictamenté, a la poesía, se señala en nuestra historia un período de esplendor, seguido de otro que constituye un prolongado ocaso. El primero alcanza su mediodía en la Baja Edad Media, y nos es hoy conocido por el descubrimiento -de los cancioneros.

En las canciones de amor y de amigo, de ledino y de maldecir, los poetas gallegos del medioevo, con formas provenzales, llegadas por el camino francés que unía a Europa con Compostela, o en formas genuinamente autóctonas, fueron los primeros que en España cantaron líricamente. Y los temas tradicionales y eternos del lirismo galaico-portugués están ya fijados en el siglo xiv: saudades, sentimientos de la tierra, paisaje, paganía cristiana de las romerías, humorismo y socarronería. Desde el siglo xiii, existe un lirismo gallego, bien distinto, bien diferenciado, de todo otro lirismo hispánico.

Desde el siglo XV, la tradición literaria de Galicia se durmió en los anaqueles de las bibliotecas; pero esa tradición no estaba muerta. Vivía anónima en los labios de los labriegos.

Después de Macías y de Rodríguez de la Cámara, últimos Poetas del ciclo medioeval, Galicia semejaba haber agotado su antigua y ya ignorada facundia. Lope de Vega podía decir, con verdad relativa, que nuestra tierra no era fértil en poetas.

Sobre todas las causas que se han señalado como razón del secular enmudecimiento de la poesía gallega, está ésta: la política imperialista de los Austrias y el centralismo del Estado, fuerza centrípeta que absorbía la periferia de España. La esplendorosa expansión del castellano hizo que el gallego viviese en quietud silenciosa, pero jugoso y fecundo, pegado al surco, en las vegas nativas. El idioma que, según las bien comprobadas palabras de Santillana, había servido de expresión a todo lirismo peninsular y había triunfado glorioso en la polifonía de las estrofas trovadorescas, convirtióse en la lengua de gente anónima, lengua adherida a la gleba como el labriego que, con ella, araba y cantaba. Pero allí estaba viva, fecunda, llena de potencia germinal. El fino auscultador de la vida galaica, el Padre Sarmiento, a mediados del siglo XVIII había podido admirar la riqueza magnificente del habla vernácula, muerta en la pluma; pero viva y renovada cada día en la boca de nuestros antepasados.

RENACIMIENTO

Y tras el descanso de centurias, en el siglo XIX, el rayo transparente de una alborada triunfal, quiebra las tinieblas de la noche secular. En los Precursores, la conciencia de Galicia se hace verbo. En sus palabras, en su hacer, en su ensoñar, el espíritu de Galicia se manifestó plenamente en toda su esencia. Por las páginas de ese pequeño gran libro, "Los Precursores ", del. Patriarca Murguía, desfilan las figuras pálidas y atormentadas de aquellos jóvenes, que un mediodía, bajo las copas de la arboleda de Conjo, "el de las soledades plácidas", se juntaron en banquete democrático y fraterno (1856). Divinos locos, anudaron los inquebrantables lazos de una hermandad que dio a la patria los mejores entusiasmos.

El renacimiento cultural de Galicia, que comienza en el siglo xix, está animado por el espíritu gallego. Las obras de los Precursores, aun las escritas en castellano, están presididas por una conciencia gallega que, en lo esencial, se manifiesta en toda su plenitud. Naturalmente, el renacimiento comenzó en la poesía, pero pronto se echó a recorrer todos los caminos, algunos inéditos. La historia -Vicetto, Murguía, López Ferreyro-; la economía -Brañas, Díaz de Rávago-; la geografía -Fontán-; las ciencias naturales -Cornide, Merino, Carús-...

Después del 900 continuó la labor renacentista del siglo precedente. Fue en la segunda década del siglo XX cuando empezó a roturarse con seria y precisa técnica moderna la entraña de nuestro predio espiritual.

A los nuevos poetas, aunque los temas de su lirismo son enxebremente gallegos, no puede aplicárseles el ligero y expeditivo juicio de la crítica matritense -incluida doña Emilia Pardo-Bazán- en el sentido de que la poesía gallega estaba condenada a moverse dentro del campo ya parcelado por los precursores. Cabanillas, Taibo, Bouza Brey, Amado Carballo, Manuel Antonio... remozan temas y formas y abren nuevas rutas. Historiadores como Angel del Castillo, el franciscano padre Eiján, Cuevillas y el jesuita García Romero saben trabajar con el cuidado y la seguridad de cualquier investigador moderno. Pensadores como Risco, Villar Ponte, Viqueira, Losada Diéguez y Otero Pedrayo, y oradores cual el malogrado Porteiro y Pela Novo demuestran plenamente que el gallego sirve para algo muy diferente que para escribir literatura ruralista, jocosa o sensiblera. Castelao, Sobrino, Lloréns, Corredoira, Asorey y otros artistas son celebrados dentro y fuera de España, lo cual quiere decir que desde cualquier rincón -llámase Betanzos o Koenisberg- se puede ser universal.

COOPERACION INTELECTUAL:
EL SEMINARIO DE ESTUDIOS GALLEGOS

Hasta después del año 20, tantos forjadores de nuestra cultura autóctona trabajaban dispersos, sin aunar su actividad, sin sistematizarla. La cooperación galleguista comenzó en las "Irmandades da Fala" (1916) que se encaminaban más hacia el Agora que por la vía que da acceso a la Academia.

En el año 1923, la gran energía dispersa, que iba -cosechando frutos magníficos o sólo alcanzaba floraciones malogradas, comenzó a converger en una labor común. El 12 de octubre se fundó el Seminario de Estudios Gallegos, creado por estudiantes de la vieja y gloriosa universidad gallega, presididos por el doctor Armando Cotarelo Valledor. Al pequeño núcleo inicial se sumó con entusiasmos el grupo "Nós", formado por escritores y artistas empeñados en el afán de dar un contenido cultural al resurgimiento de Galicia.

Desde su iniciación, el Seminario trabajó con un ritmo moderno. No fue una asociación más de tipo ateneísta. Se habló poco y se trabajó mucho. Se dirigió preferentemente a la formación de investigadores, pero sin dejar de ponerse en contacto con el público, mediante la vulgarización de la labor realizada: lectura de trabajos, publicaciones, ciclo de conferencias, exposiciones, biblioteca. Así logró un público afecto que, desde toda Galicia, prestaba su apoyo a la institución

En marzo de 1924 celebró el Seminario su primera Junta General, presidida por un polígrafo auténticatenticamente gallego, el arzobispo Lago González, prematuramente fallecido. En ella leyó Castelao su trabajo de ingreso, "Do novo esprito", e inauguró una exposición de su obra pictórica. Ese mismo año se realizó el primer ciclo de conferencias: Cabeza de León, Lugrís, Castillo y Losada Diéguez.

La labor comenzó por la historia, pero pronto se fue extendiendo a otras ramas, hasta quedar dividida en las siguientes secciones: Arqueología, dirigida por don Jesús Carro; Filología, Paulino Pedret; Literatura, Filgueira Valverde; Arte, Castelao; Geografía, Otero Pedrayo; Prehistoria, López Cuevillas; Etnografía y Folklore, Vicente Risco; Ciencias sociales, jurídicas y económicas, Tobío Fernández; Ciencias naturales, Luis Iglesias; Geoquímica, Parga Pondal; Pedagogía, Díaz Rozas; Psicotecnia, Iglesias Vilarelle; Ciencias Aplicadas, Gómez Román; Música, Bal y Gay; Genética, Gallástegui Unamuno. 
La labor de divulgación se realizó mediante la publicación de los "Arquivos" de los que se editaron 7 volúmenes de más de 500 páginas cada uno y monografías de las diversas secciones.

El seminario emprendió una labor interesantísima: el estudio de las diversas comarcas gallegas, realizado sobre la realidad por equipos de investigadores de las diversas especialidades. Los resultados se publicaban en tomos especiales, de los que vieron la luz dos: "A vila de Calvos de Randín" y "Terra de Melide", éste de un millar de páginas. En julio de 1936 ya estaban corregidas las pruebas de un tomo de más de mil páginas, estudió completísimo de "As terras de Deza".

En el año 1935, durante el mes de agosto, en el Instituto de Pontevedra, se realizó un cursillo de conferencias de vulgarización especialmente dedicado a los maestros, en los que se dictaron clases sobre literatura -Filgueira, Cotarelo, Iglesias Alvarino, Bouza Brey; Historia - Cuevillas, Otero, Carro; Etnografía - Risco; Genetíca - Gallástegui, Tafall; Pedagogía - Díaz Rozas, Alvarez Gallego, Núñez Búa, Iglesias Vilarelle; Economía - Bóveda; Arte - Castelao, Sebastián González; Música - Bal, Blanco Porto -, etc. El Seminario creó en el año 1926 dos laboratorios de gran importancia práctica, el de Fitopatología, dirigido por el profesor de Botánica de la Universidad y Presidente del Seminario, Luis Iglesias, y el de Geoquímica, dirigido por el. profesor de Química Inorgánica, Parga Pondal. En ambos se dictaminaba gratuitamente sobre todas las consultas que hacían los agricultores y se analizaban, también sin cargo alguno, las muestras de tierra de labor que se enviaban.

En 1930, la institución instaló en una de las salas del Palacio de Fonseca sus colecciones etnográficas: productos de las industrias populares, reproducción de tipos arquitectónicos, iconografía, etc. Y en 1936 estaba organizado su museo de arte moderno, miciado con obras de Asorey, Eiroá, Compostela, Suárez Couto, Castelao, Lloréns, Colmeiro, Corredoira Maside, Pintos, Sobrino, Laxeiro, Seoane, Torres, Castro Gil, Prieto, Arines, etc.

Para no hacer de esta información un simple catálogo o inventario, no detallamos todas las actividades y la labor realizada por la institución en sus doce años de vida: libros, conferencias, catálogos de monumentos, excursiones de estudio, informes técnicos, ciclos de conferencias, etc.

El Seminario fue iniciado por diez estudiantes universitarios. En el año 1936 contaba con la cooperación de medio millar de socios protectores, con cuyas cuotas y con las subvenciones de las cuatro diputaciones gallegas y de algunas municipalidades, sufragaba todos sus gastos gracias a una administración escrupulosa y al desinterés de todos los que allí trabajaban. No se pagaba un solo sueldo. Todo, desde la contabilidad al cuidado de las instalaciones y biblioteca, era realizado por los seminaristas, ya fuese un profesor universitario, como Parga o Sebastián González, ya un canónigo de la Catedral, como don Jesús Carro, o simplemente alumno de la universidad o, de la escuela normal.

En resumen: por su labor intensa, realizada con entusiasmo patriótico y técnica moderna, y por los resultados en que esa labor iba cuajando, el Seminario ganó prestigio dentro y fuera de Galicia y se hizo acreedor a la consideración respetuosa y agradecida de los gallegos.

Desde julio de 1936 las actividades del Seminario se han suspendido. Algunos de sus miembros fueron asesinados -Bóveda, Noguerol, Camilo Díaz, Casal-, otros perseguidos -Gómez Román, Otero Pedrayo...-, algunos pudieron abandonar el país, entre ellos el Secretario general, Sebastián González, actualmente decano de la Facultad de Humanidades de Puerto Rico. Cuando terminó la guerra de España se intentó reanudar la actividad de la institución pero no fue posible. El gobierno que padece la España "una, grande y libre" cerró sus puertas a cal y canto.

Y eso, haber merecido tal pena, constituye el último y más alto mérito del Seminario de Estudios Gallegos.

Buenos Aires, octubre de 1945.

Fuente: Galeuza, Madrid, Akal, 1976,

La fase política de Compostela (Manuel Portela Valladares, 1945)

La fase política de Compostela
(Manuel Portela Valladares)

Galicia tuvo diversas gravitaciones en la vida española atravesando grave crisis de indecisión a comienzos del siglo XII.

Había Alfonso VI nombrado Conde de Galicia, con superior señorío, a Raimundo de Borgoña, casado con su hija doña Urraca. Hasta el Mondego se extendían las fronteras de lo que podía denominarse reino.

Volvía a aparecer la unidad política de la Lusitania, con su cabeza en el Cantábrico, tendida a lo largo de las costas atlánticas, reconstituyendo y consagrando aquellos nexos entre gallegos y portugueses que había reconocido el objetivo talento de Roma al distinguir las tres zonas naturales de la Península: Tarraconense, Bética y Lusitania. Resurgía el reino de los Suevos y la Galicia, como unidad diferente de España, de los diplomas visigóticos.

Por malaventura fue Raimundo derrotado delante de Lisboa y al tener que replegarse y abandonar buena parte de lo que le habían entregado estimó el rey Alfonso Vi que la línea de choque, el frente de batalla, debía pasar a más recias manos, y creó el Condado de Portugal para Enrique de Borgoña, casado con Teresa, su hija ¡legítima, la Tereixa que, perdida luego de amores por el conde Fernán Pérez de Traba, se quedó sin corona. Más tarde, otro conde gallego, el de Andeiro, había de costar el reino a Leonor de Telles y acabar con la dinastía Borgoñesa, dando entrada a la de Avis, al morir atravesado en el regazo de su enamorada.

Y así se escindió en 1097 nuestra nacionalidad, así se crearon dos Galicias, la de aquende y la de allende el Miño. Portugal, como dicen sus historiadores, no es más que "un retalho sahído da Galiza", sin que los siglos hayan conseguido borrar las naturales afinidades de las dos porciones.

Por impulsos íntimos, intuitivos, por imposiciones de la realidad que ejercen callado e irrefrenable imperio, se porfió en cuatro campañas por juntar otra vez los dos dislocados pueblos. Pero ahora no corría la conquista a cargo de Galicia, sino del nuevo reino que de ella había nacido. Hasta que la victoria de Ourique, en 1139, decidió a la monarquía portuguesa a buscar su expansión y engrandecimiento por las fronteras australes, con aquellas extraordinarias algaradas, alianza del valor temerario con la fortuna, que personalmente llevaba a cabo el rey sin semejante, Alfonso Enríquez, renunciando en 1140, por la paz de Zamora, a sus intentos en el Norte, a la política de unificar Galicia y constituir en el Noroeste un Estado de completa homogeneidad. Accidentes de históricos y ciegos azares de guerra incorporaron, pues, Galicia a la suerte de Castilla y llevaron nuestro pueblo en directiva contraria a la que siempre había tenido. En trueque, permitieron a Portugal adelantarse un siglo a Castilla en la constitución de su nacionalidad y dedicarse consciente y estudiadamente a la expansión ultramarina, ciñéndose la inmarcesible gloria de los navegantes lusiadas. La historia portuguesa en esta primera etapa de fidelidad al origen, produce asombro por el espíritu de continuidad, por su avance de civilización, por su literatura, por la casta sencillez de los internos valores.

¿Qué actitud adoptó Compostela, qué participación tuvo en este viraje que experimentó la vida gallega? Difícil es descubrirlo en la relación de hechos que hasta nosotros llegó. Las repetidas alianzas de una porción de los barones gallegos con los portugueses, la indudable división de nuestra población -si de población, como factor actuante, puede hablarse en el evento- unos con Portugal y otros con León, están marcadas de tales cambios e indecisiones que apenas si se encuentra una conducta que pueda no ser tachada de deslealtad con el primer propósito. Sueltas la bellaquería y la traición, había que acudir a ellas como indispensable defensa contra los que las empleaban. Y ¡ay! de quién en tales momentos eso no hiciera. En general, el Sur gallego -y es lo que debía esperarse- se inclinó más bien a Portugal, mientras que el Norte miró a Castilla. Y con el Norte, hablando siempre del conjunto, estuvo Compostela y su hombre representativo, el que llenó la época, Gelmírez. En el finalizar de la pugna especialmente, la inclinación de éste por Alfonso VII fue resuelta, pues no en vano había sido ungido rey en nuestra catedral; y elevado al solio pontificio Calixto II, no había de ponerse Gelmírez frente a él, que protegía al rey su sobrino, teniendo pendientes de Roma la elevación de su Sede Metropolitana y los privilegios que para la Basílica luego consiguió.

Sea como quiera, empujaban a Santiago por este camino su misión histórica, sus peregrinaciones, su ruta de Europa, -el saber e influjos que de ella recogía, su culto al Apóstol, su presencia en las tierras donde había de librarse la definitiva partida contra los musulmanes. Comenzaba el auge de la ciudad, hallábase en plena formación, en la fiebre de erigir su catedral. Sumarse a Portugal era aislarse, apagar aquel faro que Carlomagno encendiera, atentar contra su porvenir. Para bien de España y de Compostela, Gelmírez finalizó por hacer rumbo al Este y contribuyó a que se consumara la partija de las dos Galicias, sacrificando las atracciones de la sangre a exigencias políticas del momento. Al mismo problema, en cualquier otro siglo, sin vacilar, le hubiera dado contraria solución.

A pesar de la división y de cuanto para profundizarla hicieron los intereses dinásticos, por encima de las aguas de nuestro Miño perdura la comunidad originaria en el idioma, en la cultura, en el carácter idéntico, en los cotidianos trabajos, y en ese soberbio monumento de los cancioneros galaico-portugueses, sin rival en la poesía de la Edad Media, proclamando que los valores espirituales, los vínculos de familia, no se quebrantan por violencias y que nada puede contra ellos la voluntad del Príncipe ni las veleidades del destino. A mi ver, en Portugal, hasta el Mondego, es donde mejor se evoca nuestro pasado. Lo que falta del alma de Galicia ha huido a Portugal. Allá pueden leerse páginas entre nosotros aniquiladas.

No se logró la castellanización de Galicia; dominada por los Reyes Católicos, domada con el rigor del castigo, como dice la crónica de Zurita, sin libertad y en pobreza, continuó en donde estaba, siendo lo que era, un pueblo perfectamente diferenciado, con propia calidad y propia alma, con callado impulso hacia otros horizontes, con todas las acusadas notas de lo que se llama una nacionalidad.

Al salir del Bierzo, la tierra, las gentes, el ambiente, cuanto vemos, son extraños para nosotros, nada nos dicen; es un mundo nuevo, otro país; cielo y suelo de violenta uniformidad despiadada, comido el color por torrentes de sol, nos acosan de curiosidad y de inquietud, nos encontramos en cerrada soledad; no entendemos ni el idioma de los hombres, ni el idioma de la tierra. Cuando desde las cimas de El Tecla contemplamos el espléndido panorama que las sierras del Suajo cierran, matizado el paisaje por suave luz que da todo su valor a los tonos y a los términos, hallan los ojos igual descanso y el mismo sensual regalo en una y otra orilla; sentimos el vaho de contento del circundado familiar; las mil voces que se elevan del horizonte se apoderan del ánimo y lo estrujan, las místicas vaguedades de Rosalía nos envuelven y sufrimos mal y placer de saudade, mientras el corazón, en pleno señorío, canta los versos de Teixeira de Pascoaes, como verbo y como logos:

Galiza, terra irmá de Portugal
que o mesmo Océano abraza longamente.
berce de brancas névoas refulgindo
o esprito do sol amanhecente.


Fuente: Galeuza, Madrid, Akal, 1976, pp. 69-73.

No hay modo de castellanizar a Galicia (Alfonso R. Castelao, Buenos Aires, febrero de 1946)

No hay modo de castellanizar a Galicia
(Alfonso R. Castelao, 1946)

Escribo este artículo porque Don Luis Jiménez de Asúa, ilustre penalista acaba de pronunciar un discurso en el que invitó a separarse de España a cuantos pueblos españoles no acaten la cultura castellana, porque, según él, "Castilla no ha cumplido todavía su misión civilizadora, y es preciso que la cumpla".

Si no faltan razones para reprobar el imperio político de Castilla sobre las demás naciones de la Península, mucho más reprobable resulta el imperio eclesiástico que Castilla ejerció sobre Galicia para imponerle su lengua, su derecho y su espíritu utilizando a la Iglesia como instrumento de asimilación nacional. Y conste que vale la pena de recordar este hecho, aunque mas no sea que para comprender hasta qué punto Galicia es resistente, insobornable e intransferible.

Para "domar aquella tierra de Galicia" y someter "la gente de aquella nación", como dice Zurita, no bastaba imponerle la ley del "palo y tente tieso" por medio de las armas y de una Audiencia montada con jueces castellanos, aparte del consabido Poncio forastero, para gobernar y administrar a los fieros gallegos, "sumariamente, de plano, sin escritura o figura de juicio", según reza una Cédula de los Reyes Católicos. Tampoco bastaba con privar a Galicia de representación en Cortes, para no escuchar sus quejas, y ajusticiar al mariscal Pardo de Cela, y otros hidalgos, sólo porque "los gallegos, por ser gente feroz, todavía no sosegaban", según explica el P. Mariana. Fue preciso convertir a Galicia en nación proletaria, apágandole todas las luces de su elevada cultura. Y como la Iglesia era, el centro rector de las ciencias y las artes de aquellos tiempos, Castilla sometió la vida religiosa de Galicia a los dictados de Valladolid.

Así, la nación en que primeramente se había instaurado una monarquía católica en Hispania; la que guardaba "el más glorioso entre los sepulcros de los santos que hay en todas las naciones del mundo", según dice San Buenaventura; la que fue señalada por Carlomagno como matriz espiritual Y material de la lucha contra los sarracenos, la "madre fecunda de la cultura española en la alta Edad Media", como bien dictaminó el P. Flórez; la que fue término de todos los caminos de Europa y originó con su fe la unidad moral de los pueblos del orbe cristiano y echó los fundamentos de la "civilización occidental"; la que inventó la Salve Regina Mater, que es, sin disputa, el cántico más inspirado de la Iglesia; la que más pronto se vio libre de los ataques islamitas, "poblándose en seguida de grandes monasterios y de iglesias catedrales", según confiesa Sánchez Albornoz; la qué, por ser dueña de una gran cultura, solía instruir y educar a los príncipes españoles, aun en el siglo XIII, como reconoce Menéndez Pidal; la que fue mirada como centro religioso de Occidente, igual a Roma; la que fue visitada por los más grandes personajes del mundo antiguo, en penitencia de sus pecados, entre los que no faltaron Fernán González, fundador de Castilla y sus primeros reyes; la que recibió en peregrinación al Dante para decir que no era peregrino aquel que no visitara la Casa de Santiago; la que vio arrodillados en su suelo a los fundadores San Francisco, Santo Domingo y San Ignacio; la que poseía el don de todas las lenguas y fuero apostólico para perdonar en su propia lengua todos los pecados del siglo; la que formó en el cielo de Europa un camino de estrellas, para testimonio perdurable de su catolicidad; esta nación, en fin, tan noble, tan culta, tan rica y tan cristiana como era en el momento de su vencimiento, ¡fue de pronto sometida espiritualmente y disciplinariamente, a los caprichos de Valladolid!

Veamos, en brevísimos testimonios escritos, el trato que mereció la Iglesia de Galicia bajo la tutela de Castilla.

En 1599 la Junta del Reino de Galicia, a poco de ser creada, tomó el siguiente acuerdo: "... los prelados del Reino, cuales el Arzobispo de Santiago y los Obispos de Lugo, Mondoñedo, Orense y Tuy, no son naturales del Reino, y los naturales, habiendo descendido de los que dotaron y edificaron la mayor parte de las dichas iglesias, se quedan sin predio y por esto no se dan a las letras; que se suplique a Su Santidad mande se provean los dichos beneficios, prebendas y dignidades a los naturales del Reino, que con esto se aplicarán a las letras y a los estudios, para lo que escribe el Reino a Su Santidad y al señor Conde de Lemos." ¿Habrá salido de algún país una queja tan desgarradora como ésta? ¡Bien se ve que Galicia llevaba un siglo de esclavitud espiritual! Pero veamos cómo eran los prelados que nos imponía Castilla, a juzgar por un escrito que el Cabildo Catedral de Santiago dirigió a su Arzobispo don Juan de San Clemente, en 1597: ".., en las misas y vísperas de entre año a que V. S. asiste, se contente con que los ministros de ellos hagan a V. S. las ceremonias, genuflexiones y humillaciones que el Pontífice manda, y no otras". "... considerando la mucha renta de este Arzobispado y la poca que V. S. trae a él de las que tiene en Castilla y Andalucía, muy poca se gasta con los pobres de este Arzobispado, siendo los que más derecho tienen a todo ello". "... así en este Arzobispado, como en el Obispado de Orense, que antes tuvo V. S., se dieron los mejores beneficios de ellos no sólo a los de Reinos extraños, pero a los que penetibus ignoraban la lengua gallega ". "... V. S. después que es Prelado en esta Santa Iglesia (el Arzobispo de Santiago tenía señorío temporal sobre la ciudad) ha dado la mayor parte de los juzgados y merindades a hombres forasteros muy pobres y necesitados y no les da salario ninguno, los cuales, para mantenerse, es fuerza que hayan de sacar su sustento de la sangre de los pobres". ¡Estos eran los místicos que iban a Galicia para poner en orden su Iglesia!

Si los prelados forasteros mantenían celosamente su potestad de señorío en las ciudades, los monjes y frailes que enviaba Valladolid a Galicia, sólo pensaban en acaparar la propiedad territorial y vivir como parásitos del trabajo labriego. "En aquellas casas -dice Murguía, refiriéndose a los monasterios de Galicia-, asilo en otro tiempo de la cultura gallega, pereció cuanto nos era propio. Tenían grandes bibliotecas y perdieron lo principal de, ellas; se hablaba gallego hasta el punto de que todos sus documentos públicos se escribían en esta lengua, y se vio proscrita de unos claustros que habían sido, hasta entonces, los más genuinos representantes del genio de nuestro pueblo". "... a sus hijos no se les apartaba de los cargos por no merecerlos, sino por gallegos; porque nuestros monasterios venían a estar así entregados a los extraños y que nos trataban como tales, extremándose en la renovación de foros, modo de poseer, que desconocían en su país natal, y que modificaron en provecho propio, sin que les doliesen las quejas, ni les importasen las ruinas que iban sembrando, ni siquiera viesen la injusticia cometida. Y he aquí cómo tras la provisión de cargos, que llamarían hoy nuestros adversarios, "triste producto de la estrechez de miras locales" se encerraba otra más importante: la de la posesión de la tierra en un país en donde toda ella, o casi toda, estaba en poder de aquellas dos poderosas Ordenes" (las de San Benito y de San Bernardo).

Lo que dice Murguía se justifica con sólo leer un acuerdo tomado por la Junta del Reino de Galicia en el año 1633: La Junta se queja de que los monjes vivan adscriptos a la Audiencia, como abogados, para defender exclusivamente sus pleitos, "en lo que los pobres sufren opresión y molestia". Pide la Junta que los religiosos no tengan tanta jurisdicción seglar y que "se recojan a sus conventos y no anden vagando con tanta libertad y escándalo". Se queja la Junta de que los clérigos forasteros sigan acaparando las rentas eclesiásticas, "que atesoran y juntan para llevar a sus tierras", habiendo en el país tantos sacerdotes pobres, virtuosos y letrados. Dice la Junta que "por cuanto las más de las haciendas de Galicia son de foros de enfiteusis eclesiástica", no se le saquen las tierras a quienes las trabajan, para quedarse con ellas o darlas a un tercero, siendo así que "por nuestra ley-están obligados a renovar los contratos, como se hace y respeta en Portugal", etc.

Bien decía el Padre Sarmiento en el siglo XVIII: "No ha sido buena reforma el hurtar los prioratos a Galicia para pasar sus rentas a Castilla. ¿Cuántas rentas de Castilla pasaron a Galicia? En toda reforma superficial siempre Galicia ha cargado con el mochuelo. Con la reforma de Valladolid se inundaron los monasterios de Galicia de castellanos...' Casi todos los abades eran extraños. No pocos de estos abades desaforaron la religión y aforaron los bienes... que llevaron sobrinos consigo a Galicia como al país de la cucaña".

Y para cerrar esta lista de cargos contra la dictadura eclesiástica de Valladolid, citaremos un escrito del año 1824, cuando aún estaba caliente la sabiduría de dos monjes gallegos, el P. Feijóo y el P. Sarmiento, que amando tanto a su tierra no les fue posible vivir en ella. - A una petición del Abad Prior de Sobrado, pidiendo autorización para consagrar a doce monjes en aquel monasterio, se recibió de Valladolid la siguiente contestación, dada por el General Reformador de la Orden: Que según "el equitativo reparto correspondiente al presente estado, deberá ser: cinco de la porción de Castilla la Vieja, cuatro de la de .Castilla la Nueva, dos de la de Galicia y un riojano...". Al cabo de tres siglos de calculada opresión, aún era equitativo nombrar solamente dos gallegos por nueve castellanos para un monasterio de Galicia ...

Y como ninguna otra nación de la Península sufrió tan continuado y perverso rigor, y como el pueblo que más se diferencia de Castilla sigue siendo Galicia, no creemos que sea vana esta lección de historia, que damos a los que fingen ignorar el hecho gallego.

Tengo a la vista un reciente libro de Fr. Aureliano Pardo, "Los Dominicos en Galicia" (Santiago de Compostela, 1939), que proclama, sin ambages, el recóndito resentimiento de todos los monjes y frailes gallegos. Y de esta obra vamos a extraer algunas noticias.

Los dominicos gallegos constituían una provincia separada, que más tarde se convirtió en "Vicariato de Nación, o de Reino, Privilegiado". Por un decreto pontificio de 1423 se ordenó la restauración de la Provincia gallega; pero en seguida se sublevaron los Conventos del resto de España, " máxime los castellanos, porque se les iba el Estudio General de Salamanca para Santiago, rehusando obedecer las órdenes del Papa". Los frailes castellanos amenazaron con privar a los gallegos de la "margarita de la ciencia", amenazando con no admitirlos en el Estudio de Salamanca. Y a tal extremo llegó la rebeldía de los Conventos de León y Castilla, que el Papa tuvo a bien revocar su decreto. No desapareció con este triunfo la furia de los "frailes turbulentos", que atacaron al Provincial que había favorecido el deseo de los gallegos, "llevando las acusaciones a extremos inverosímiles, que delataban un odio verdaderamente satánico". No hay para qué decir cómo el Vicariato de Galicia se convirtió muy pronto en un mito, pues el General de la Orden dispuso que no pudieran ejercer el cargo de Vicario los frailes hijos de Galicia o afiliados en alguno de sus Conventos, y, además, no tenían derecho a elegirlo. Todo esto tenía un precedente en otra suplantación ordenada por los Reyes Católicos, quienes, en instrucción del año 1493, dicen al Embajador en Roma y, al mismo tiempo, Gobernador de Galicia: "Procuraréis la reformación de los Monasterios del Reino de Galicia, y facultad para remover sus personas y poner otras en su sitio". También los Provinciales se designaban con artimaña: un hijo de Salamanca, otro de Valladolid, otro de los demás Conventos juntos, y así sucesivamente. Resultó que en 426 años "no se ha tomado para Prior Provincial a ningún hijo de la Nación de Galicia".

La reforma de los Conventos en el siglo XV fue calamitosa para los de Galicia, pues sólo se pensó "en engrandecer los de la meseta castellana a costa de los gallegos". La táctica venía impuesta por los Reyes Católicos, cuando éstos suprimían los más ricos Monasterios de Galicia para aplicar sus grandes rentas a los Monasterios de Castilla "para que tengan hijos estudiantes y haciendas con que los sustentar", según declaraban los piadosos reyes.

En cuanto a los gastos que ocasionaban los Vicarios advenedizos en sus frecuentes visitas, dice el Padre Anca: "En el Libro de gastos de Santiago se ven partidas que a no confundir los vicios con las virtudes y dar este nombre a aquéllos, acreditan muy poco la decantada religión de los hijos de Valladolid y Salamanca". Aparte de las visitas frecuentes e injustificadas de los Vicarios, también solían abusar de ellas los Provinciales "saliendo demasiado caras". En fin, "con lo que se derrochaba en idas y venidas continuas de Vicarios y Priores de los Conventos de Castilla y de León, y en sostener un Vicariato que no resultaba beneficioso sino para los que lo usufructuaban y disponían de sus altos cargos, había de sobra para implantar y conservar con todo rumbo una buena Casa de Estudios, si se quisiera proceder en justicia".

La enseñanza en los Conventos dominicos de Galicia existió desde su fundación, con Estudios Generales desde el año 1250, "hasta que la infausta reforma del tiempo de los Reyes Católicos vino a cortarle de raíz". "Esto era lo de menos -dice Fr. Aureliano Pardo- para quienes, al amparo de la regia protección, atropellaban por todo, a cambio de que todo -estudios, grados, honores, dignidades y riquezas - afluyesen y se estancasen en los Conventos de León y Castilla." Y dice el P. Anca: "... cuando antes había en estos Conventos muchos Doctores y Maestros en Teología, empezaron luego a ser tan escasos que en tiempos no hubo ninguno; al paso que crecían en otros Conventos, echando mano de los hijos de Galicia, a quienes prohijaban y hacían suyos antes de elevarlos". El hecho lamentable de la supresión de la enseñanza en los Conventos de Galicia coincidió con la aparición del Siglo de oro castellano que para nosotros fue Siglo de Hierro, pues los hijos de Galicia se veían obligados a mendigar una plaza de estudiante en alguno de los Conventos extraños, afiliándose a cualquiera de ellos si deseaban tener personalidad y ejercer en la cátedra sus dotes de ingenio.

"De poco servía que hubiese noviciado en algunos Conventos gallegos si no había Casa de Estudios para dar carrera a los novicios." Es cierto que en 1555 se creó la Cátedra de Teología en la Universidad compostelana; "pero los catedráticos tenían que venir de fuera, porque el Vicariato de Galicia, sin Casa de Estudios, no podía proporcionarlos ".

Al Vicariato de Galicia se le suprimió la Casa de Estudios cuando se multiplicaban sin necesidad y con exceso en otras partes. A pesar de que los Conventos gallegos constituían una octava parte de todos los de España y vivían aislados de Castilla por fronteras naturales, no contaban para su instrucción con una sola Casa de Estudios. "En el año 1615 eran 17 las casas en donde se cursaban artes y teología: una en Navarra, donde no había más que cuatro Conventos; dos en Extremadura, donde había seis; catorce en los Reinos de León y Castilla, que representaban menos de la mitad de los ochenta y siete de la Provincia. Galicia, con doce Conventos, todos prioratos, ¡¡¡quedaba al margen, a fin de que resplandeciera mejor la justicia distributiva!!! ... ". Sólo a fines del siglo XVII recobró Galicia la Casa de Estudios que le fuera suprimida, después de un larguísimo pleito y gracias a una donación del Arzobispo de Toledo, don Baltasar de Moscoso, que era gallego y no de la Orden. Y con la implantación de la Casa de Estudios, la Cátedra de Teología de la Universidad de Santiago fue siempre desempeñada por dominicos gallegos que dieron prestigio a la Orden.

Hacemos gracia de otros muchos hechos recogidos en el alegato de Fr. Aureliano Pardo, que cualquier hombre civil o religioso de Galicia, aunque no sea dominico, tiene derecho a escribir contra la hegemonía de Castilla. Tan de viejo vienen los resentimientos gallegos, que podemos exhibir un testimonio del año 1814, cuando Galicia se vio limpia de franceses, gracias a su heroísmo, y sin contacto con el Centro de España. Entonces, Fr. Manuel Alvariño, catedrático de Prima en la Universidad de Santiago, lanzó una proclama que terminaba con el siguiente párrafo: "Ahora bien, Dominicos, hermanos míos, hijos de los Conventos de Galicia, Dios por un efecto de su altísima Providencia os ha traído por las puertas una ocasión oportuna para salir de la infame condición de puros tributarios y de meros esclavos de los mencionados ocho Conventos de Castilla que os tienen atados al carro de su soberbia, de su ambición Y de su codicia de 426 años a esta parte. Procurad, pues, desengañados ya por la experiencia, aprovechar esta ocasión que Dios os envía para romper el yugo de esclavitud que tienen impuesto sobre vuestra cerviz, y que tanto os degrada y hace gemir. De este modo no volverá a sonar en vuestros oídos aquel dicho oprobioso: que "sois hijos de una Nación envilecida por naturaleza." 
Si hemos sacado a relucir esta cuestión eclesiástica para desengañar a los gerifaltes del nuevo imperialismo castellano, que ya no son religiosos sino laicos, es porque fue la Iglesia estancada en el Centro de España quien tomó a su cargo el aniquilamiento de las esencias espirituales de Galicia. Por otra parte, nosotros vemos cómo en el fondo de las intenciones laicas late la misma soberbia de los agentes eclesiásticos de Castilla. Y por eso, en donde decimos "Convento" y "Monasterio" bien puede entenderse "Escuela", "Instituto" y "Universidad".

Galicia jamás será castellana, como Castilla jamás será gallega, y si al cabo de cuatro siglos y medio de política absorbente no se ha logrado la castellanización de Galicia, hora es ya de renunciar a ideas descabelladas.

Buenos Aires, febrero de 1946.

Fuente: Galeuza, Madrid, Akal, 1976, pp. 77-87. 

{slilder Un antecedente del federalismo en Galicia (1946)}

Un antecedente del Federalismo en Galicia

Reproducimos dos artículos de Pablo Pérez Costanti ("Notas viejas galicianas". Vigo, 1926, T. II, páginas 395-404), en donde el lector puede comprobar, no sólo las ansias autonomistas de Galicia, sino su deseo de vivir unida a los demás pueblos peninsulares, bajo las condiciones establecidas en un pacto federal. Así podrá verse cómo Galicia se apresuró a ejercer el "derecho de iniciativa" al advenir la primera República y cómo la actitud galleguista actual responde a una vieja y sentida aspiración.

LOS SANTIAGUENSES PROYECTANDO LA REORGANIZACION DE GALICIA EN 1873

A los pocos días de haberse decretado por las Cortes la República como forma de gobierno en Es ~ surgió en Santiago el pensamiento de crear un "centro de iniciativa para la nueva organización de Galicia".

En una magna reunión popular celebrada al efecto en las Casas Consistoriales, el 22 de junio de 1873, el alcalde don José Sánchez Villamarín, que la presidía, hizo ver que aquella nueva forma de gobierno entrañaba en nuestras instituciones políticas y en la constitución administrativa y económica del país, profundas y radicales reformas; que la federación obedecía al principio de unir, en las diferentes esferas de la vida social, a todos los pueblos ligados por la homogeneidad de sus intereses morales o materiales, a fin de que pudieran desarrollarse libremente y con entera independencia de otros pueblos, separados por la naturaleza, diferentes por su historia o por sus costumbres; que por estas consideraciones, los pueblos mismos eran los que debían tomar la iniciativa en el examen y estudio de todas las cuestiones que se refieren a su nueva constitución, ya para ofrecer al poder central soluciones concretas, que éste conociese las aspiraciones de cada región; que Galicia, dotada de todos los elementos necesarios para tener vida propia y aislada del resto de la Península, por sus condiciones topográficas, debía aspirar a constituir un Estado dentro de la Federación, puesto que la anexión de otras provincias, fundada tan sólo en una razón geográfica, no se avenía ni con los intereses públicos ni con los económicos de nuestro suelo; que en nombre de Galicia, a cuya prosperidad y engrandecimiento había encaminado sus esfuerzos, invocaba el patriotismo de todos, para que, deponiendo sus diferencias políticas y aceptando la forma federativa, prestasen su eficaz concurso y contribuyesen activamente a la realización de este pensamiento.

Puesta luego a debate la siguiente proposición: "¿Conviene ejercer el derecho de iniciativa a fin de consolidar el principio federativo sobre bases estables y duraderas?", y significándose en la discusión sostenida, entre otros, por los señores don Pedro Pais Lapido, don Alfredo Vicenti y don Pablo González Munin, el deseo de que se estableciese una fórmula común a todas las tendencias representadas en la reunión, para que de este modo quedasen a salvo las opiniones respectivas, fue aprobada unánimemente la aludida proposición en estos términos: "Una vez planteada en España la forma republicana federal, conviene ejercer el derecho de iniciativa en la organización político-administrativa de nuestro territorio". Para realizarlo nombróse un centro directivo con poderes amplios, bajo la presidencia del señor Sánchez Villamarín, cuya firma figura a la cabeza de los quinientos cuarenta y cinco que aparecen suscribiendo el acta de la citada reunión. (Documento que original, con otros no menos "curiosos" relativos al asunto, guárdase en la sección de "Asociaciones" del archivo municipal de Santiago.)

El Directorio, que celebraba sesiones todos los días, nombró comisiones varias para el mejor funcíonamiento del mismo, formó un reglamento, y publicó -distribuyéndolo por toda la región -un manifiesto "A Galicia", cuyos primeros párrafos decían: "... Los pueblos que, bajo el protectorado del pasado régimen, y en fuerza del principio centralizador que entonces dominaba, recibían las instrucciones creadas por el poder central, están llamados a ejercer una poderosa influencia en la organización de las nuevas instituciones. La autonomía de las regiones departamentales constituidas bajo la base de la comunidad de sus intereses y la creación de un conjunto armónico que, sin romper los lazos de la común nacionalidad, permita el libre desarrollo de los pueblos con independencia de otros separados por la naturaleza o diferentes por su historia o por sus costumbres, son los principios sobre que descansa la federación...

Abiertos están los senderos de la legalidad a la manifestación libre de todas las aspiraciones; abocadas a su resolución las grandes cuestiones que entraña el principio federativo. Dentro del dilatado círculo que aquélla nos concede, despleguemos con energía y constancia nuestra actividad, para que la transformación política se realice en armonía con lo que reclaman los elementos vitales de nuestro país. Si es grande y sublime el sacrificio que se hace en nombre de una idea, noble y sagrado es el holocausto que se ofrece en los altares de la patria."

Termina el largo manifiesto con estos párrafos:

No enarbolamos ninguna bandera política. Nuestra empresa no es servir la causa de ningún partido, sino la causa del país gallego... Bajo los anchos pliegues de nuestra enseña, no sólo caben, sino que aspiramos a que militen y tengan representación, todas las categorías, todas las clases, todos los partidos, todos los intereses. Hoy es nuestra misión iniciar las reformas convenientes para la nueva organización política, administrativa y económica de Galicia. Mañana, tal vez, se encaminarán nuestros esfuerzos a contener las desbordadas pasiones de turbulentas demagogias o a defender, bajo otro régimen político, los mismos intereses, si en el regenerador torbellino de los tiempos que corremos, el azar ata los hilos de nuestra pasada historia".

"Nuestra obra se presentará, sin duda, por su magnitud a los ojos de algunos, como una brillante utopía. La unión es la fuerza; la fe, el vigoroso soplo que nos impulsa a la realización de las grandes ideas. Unámonos con fe, estrechemos nuestras filas bajo el lema de la patria. Si nuestras esperanzas son defraudadas, nos quedará en la conciencia la satisfacción de haber sido inspirados por un sentimiento generoso; si el éxito corona nuestros afanes, un nuevo sol de prosperidad bañará con sus vivificantes rayos esta querida tierra gallega, y las- generaciones venideras bendecirán con fervoroso entusiasmo a los que hayan contribuido a condensar su luz."

Fechado este documento en Santiago a 27 de junio de 1873, suscríbenlo : "J. S. Villamarín, presidente; Vicente M. de la Riva, vicepresidente; Antonio Casares, vicepresidente. Joaquín Rodríguez Ferreiro, José V. Loureiro, Bernardo A. Portela Pérez, Manuel Pereiro, Ramón Fraga, Olimpo Pérez, Alfredo Vicenti Rey, Manuel Vázquez Acevedo, Esteban Quet, Ramiro Rueda Neira, Domingo Rodríguez Yáñez, Melchor Salvá, José Portela García, Pablo González Munin, vocal secretario, Pedro Pais Lapido, vocal secretario.

Recibiéronse adhesiones -algunas muy entusiastas- de Ayuntamientos y de diputados a Cortes por Galicia; y aceptóse por el Centro, como un trabajo básico para el fin que perseguía, el plan de hacienda cantonal, redactado a raíz de la revolución de 1868, por el señor Sánchez Villamarín. Mas, cuando a últimos de julio de 1873, se trataba de celebrar un congreso regional para discutir las bases de las reformas que se consideraban convenientes... el Centro enmudeció. Sin duda, ello pudo obedecer especialmente a la disparidad de criterios en el seno del Directorio.

El pensamiento acogido con tanto entusiasmo el 22 de junio de 1873, no pasó de "brillante utopía".

ALGUNAS OPINIONES SOBRE LA INTENTADA REFORMA POLITICA DEL PAIS GALAICO

Declarado en aquella magna reunión popular celebrada en Compostela el 22 de junio de 1873, que, una vez planteada en España la forma republicana federal, convenía ejercer el derecho de iniciativa en la organización político-administrativa de nuestro territorio; y constituido, para realizarlo, un centro con poderes amplios, dirigióse un manifiesto "A Galicia" (que reseñado queda en el artículo anterior).

Todas las entidades y corporaciones debían tener representación en dicho Centro, porque, como decía el presidente don José Sánchez Villamarín, en comunicación dirigida al vicario capitular de esta Archidiócesis (S. V.): "... Al bien de Galicia consagramos exclusivamente nuestros esfuerzos y no dudamos que en tan noble empresa habrán de prestarnos ayuda todas las clases, contribuyendo a difundir nuestro pensamiento y robusteciendo con su concurso nuestros medios de acción" - a lo que contestó muy discretamente aquella autoridad eclesiástica, en estos términos:

"Dada la nueva forma de gobierno que nos rige, y en la hipótesis de que nuestra Galicia constituya uno de sus principales cantones federados, no puedo menos de reconocer que es muy laudable y patriótico el pensamiento que ha inspirado la reunión de los vecinos -de esta ciudad y la creación de un Centro de iniciativa, compuesto de personas tan recomendables; y no sólo lo creo así, sino que considero como un deber ineludible el que todos le secundemos y le prestemos el apoyo que nos sea dable en bien de esta Galicia tan rica en elementos de prosperidad como pobre en protección."

"Resuelto, pues, a unir mis escasas fuerzas a las del Centro de iniciativas para la mejor ejecución de tan noble empresa, me permito, sin embargo, someter al ilustrado criterio de las dignísimas personas a quienes me dirijo, una observación que, aunque de pura forma, considero de importancia y de conveniencia local."

"La situación excepcional de que se encuentra la Iglesia española ante la República federal, en cuyos principios fundamentales parece entra el de separarla del Estado, privándola por este medio, de la representación social que no niega a todas las demás clases la odiosidad mutua que engendran siempre las diferentes banderías políticas que desgraciadamente nos dividen, y el pretexto que de ellas ha de tomar la rivalidad local inherente a la nueva constitución de toda región federativa, me induce a creer que el Clero no debe o no conviene que preste su cooperación al pensamiento que nos ocupa, como clase, sino en concepto de simples ciudadanos."

El diputado de las Constituyentes don Leocadio Cacho, decíale al presidente del susodicho Centro de iniciativas en 18 de julio: "... Honra muchísimo a Galicia ser la iniciadora de cuestiones trascendentales, como la que usted y sus dignos compañeros proyectan; y yo me considero muy honrado con aceptar la invitación que usted me dirige. ¡Ojalá siguieran tan cuerdo pensamiento las demás provincias de España que fían más en la fuerza y violencia que en la razón y el derecho! ¡Ojalá pensasen más, los que se ocupan en política, que la riqueza y bienestar de los pueblos sólo se alcanza por el trabajo, el orden y el estudio constante de sus necesidades, y no por la agitación y la anarquía de los hombres y de las ideas! ¡Con cuánto desconsuelo vemos -los que hemos propagado y sostenido por convicción los principios federales- el extravío de nuestras doctrinas, las ambiciones que se han desarrollado a su sombra, y el desconcierto en que nos hallamos por la conducta intransigente de los que se llaman nuestros amigos y por la actitud hostil de todos los partidos que desconocen nuestras doctrinas y no consienten un ensayo formal y pacífico de la federación! "

"¿Qué locura nos domina a todos para vivir en continua y violenta lucha que desgarra la patria y postra y aniquila nuestras fuerzas?"

"Pero no lamentemos nuestros males, olvidando su remedio... Tienen la obligación sagrada de concertarse y unirse los hombres honrados de todos los partidos para sostener los principios fundamentales de la sociedad; y aceptando como necesidad absoluta de las circunstancias la descentralización, plantear con ella en el Municipio y la Provincia, aquellas mejoras administrativas y económicas que sean precisas y armonicen con las necesidades de Galicia, con sus costumbres y con sus aspiraciones para el porvenir ... "

Don Joaquín de la Fuente, de Vigo, acoge con fruición el manifiesto dirigido a Galicia, lamentando "que los hombres que se llaman republicanos-demócratas, lo hayan visto con desdén y hasta hayan querido ver una ofensiva alusión en lo que, hablando de las pasiones turbulentas de las demagogias, se expresa con tan buen tino como elocuencia en el párrafo noveno de dicho manifiesto". Y añade: "A mí no me sorprende esto porque hace muchos años que tengo aprendido que el partido Demócrata en España es llamado así por su origen, por su razón de ser forzosa y práctica, pero no por su manera de ser especulativa. Así estamos viendo todos los días, que el que cambió la chaqueta por el frac, ha sido el mayor déspota y enemigo de la misma clase de que ha renegado. La verdadera democracia, si existe en España, es en la clase labradora, en esa clase noble y digna que nunca renegó de su origen, y siempre, como la sardina, sirvió y sirve de pasto y alimento para los tiburones y demás peces gordos, y ella nunca se alimenta más que del fango. Por estas consideraciones, creo que el gran pensamiento que encierra el manifiesto, hará más y mejor efecto en las poblaciones rurales, en las cuales se precisa hacer alguna propaganda, a que me comprometo gustoso."

Llegaron a darse diferentes interpretaciones a los propósitos del Centro, queriéndoselos desviar de su verdadero cauce. Y ante cierta propaganda cantonal realizada en algunas de las provincias gallegas, pudieron ahondarse discrepancias y aun surgir antagonismos; contribuyendo todo ello a desalentar a los que, sinceros y leales, laboraban con entusiasmo, sin más guía que un ferviente amor a Galicia. Bien pronto fueron esos los primeros desengañados.

Fuente: Galeuza, Madrid, Akal, 1976, pp. 103-110.

"Alba de Groria" (Alfonso R. Castelao, 25 de julio de 1948)

Alba de Groria

Miñas donas e meus señores:

SI NO ABRANTE d-este día poidéramos voar sobor da nosa terra e percorrela en todas direicións, asistiríamos á maravilla d-unha mañán única. Dende as planuras de Lugo, inzadas de bidueiros, té as rías de Pontevedra, oureladas de piñeraes; dende as serras nutricias do Miño o a gorxa montañosa do Sil, até a ponte de Ourense, onde se peitean as augas d-entrambos ríos; ou dende os cabos da costa brava da Cruña, onde o mar tece encaixes de Camariñas, até o curuto do monte de Santa Tegra, que vence coa súa sombra os montes de Portugal, por todas partes xurde unha alborada de groria. O día de festa comenza en Sant-Iago. A torre do reló tanxe o seu grave sino de bronce para anunciar un novo día, e de seguida comeza unha muiñeira de campás, repinicada nas torres do Obradoiro, que se comunica a todol-os campanarios da cibdade. Pero hoxe as campás de Compostela anuncian algo máis que unha festa litúrxica no interior da Catedral, con dinidades mitradas e ornamentos maravillosos, de brocados e ouros, con chirimías e botafumeiro, capaz de dar envexa á mesma Basílica de Roma. Hoxe as campás de Compostela anuncian unha festa étnica, filla, tal vez, d-un culto panteista, anterior ao cristianismo, que ten por altar a terra nai, alzada simbólicamente no Pico Sagro; por cobertura o fanal inmenso do universo; e por lámpara votiva, o sol ardente de xullo, o sol que madura o pan e o viño eucarísticos. Por eso a muiñeira de campás, iniciada en Compostela, vai rolando por toda Galiza, de val en val e de coto en coto, dende os campanarios pimpantes da veiramar até as homildes espadañas da montaña. E o badaleo rítmico das campás -de todal-as campás de Galiza en leda algarabía- semella o troupeleo dos cabalos astrales, que veñen pol-a vouta celeste, turrando co carro de Apolo, que trai luz e calor ao mundo en sombras. Hoxe é o Día de Galiza, e así comenza.

Así dá comenzo a solemnidade d-este día; a Festa maor de Galiza, a Festa de todol-os galegos. Pero ninguén pode sentila, coma nós, os emigrados, porque en tal día coma este revivien as lembranzas acuguladas, e coa moita destancia agrándase o prodixio da patria. Hoxe a nosa imaxinación anda por alá, en festa de saudades, escoitando as cántigas montañesas e mariñeiras que van para Compostela, vendo o noso país embandeirado de azul e branco, con músicas, gaitas, pandeiros, aturuxos e foguetes... E dispóis de evocar o repique matutino das campás -mal ou ben, ao xeito de Otero Pedrayo-, eu podía evocar igoalmente, todol-os lances xubilosos d-este día, hora a hora, minuto a minuto. Pero ¡cómo se tornan tristes as alegrías evocadas lonxe da patria! ¡Cómo doen as ledicias arrincadas do recordo da nosa mocedade! E cómo para min é certo o que dixo o mellor poeta da nosa estirpe:

Sen tí perpétuamente estou pasando 
Nas maores alegrías, maor tristeza

Non; é moito mellor evocar algo irreal, algo puramente imaxinario, algo que co seu simbolismo nos deixe ver o pasado para proveito de futuro, como unha boa esperiencia. Podemos imaxinar, por exemplo, unha Santa Compaña de inmortaes galegos, en interminabel procesión. Alí veremos as nobres dinidades e os fortes caraiteres que dou Galiza no decorrer da súa Hestoria. Verémolos camiñar en silenzo, coa faciana en sombras e o mirar caído na terra dos seus pecados ou dos seus amores, agachando ideias tan vellas que hoxe nin tansiquera seríamos capaces de comprender, e sentimentos tan perennes que son os mesmos que agora bulen no noso corazón. Algúns verémolos revestidos con ricos panos e faiscantes armaduras; pero os máis d-eles van descalzos e nús, cos osos prateados pol-o fulgor astral.

Ao frente de todos vai Prisciliano, o heresiarca decapitado, levando a súa propia caveira n-unha arqueta de marfin e afincándose n-un longo caxato, que remata coa fouce dos druidas, a modo de báculo episcopal. Siguen a Prisciliano moitos adeptos, varóns e mulleres. Detrás veñen dous magnates, que cicáis sexan: Teodosio, o grande Emperador de Roma, e San Dámaso, o Sumo Pontífice da cristiandade, seguidos ambos por unha hoste de soldados i ecresiásticos. Ollamos dispóis unha ringleira de mortos escrarecidos, que portan os atributos da súa dinidade ou da súa profesión. Alí distinguimos á virxe Eteria, a escritora pelengrina, con túnica de branco liño e camiñando con arfado compás. Ao hestoriador Paulo Orosio, discípulo de San Agostiño, que marcha pensatibre, c-un rolo de pergameos na man. Ao bispo e cronista dos tempos suevos, a Idacio, que alumea o camiño c-unha lámpara de bronce. A San Pedro de Mezonzo, o autor da Salve Regina Mater -o cántico e oración máis fermosa da Eirexa-, c-unha fragante azucena nos beizos. Ao fundador San Rosendo, que sostén litúrxicamente a custodia do noso escudo tradicional. E moitos, e moitos máis, que é dificultoso recoñecer. Logo vemos ao primeiro Arzobispo de Compostela, o gran Xelmírez, revestido de pontificial, con aurifulxente cortexo de mitrados e coengos. Após do perlado ven Alfonso VII, o Emperador, con cetro na destra, espada na sinistra e coroa de ouro e pedraría nas sens. Siguen ao Emperador: o Conde de Traba, seu aio, e demáis bultos da soberba feudal de Galiza. Ollamos dispóis aos monxes letrados, en longa fileira, con velas acesas e libros abertos. Ven detrás o mestre Mateo, o Santo dos Croques, co Apocalipsis debaixo do brazo, encabezando unha grea de arquiteitos e imaxineiros, que portan as ferramentas das súas artes. De seguida aparece unha moitedume de xograres e trovadores, en mistura de tipos e atavíos. Algúns semellan ter sido monxes; outros calzan esporas de ouro, en sinal de que foron cabaleiros; pero os máis d-eles van esfarrapados, con vellas cítaras, laúdes e zanfoñas ao lombo. Alí recoñecemos a Bernaldo de Bonaval, a Airas Nunes, a Eanes do Cotón, a Pero da Ponte, a Pero Meogo, a Xohán de Guillalde, a Meendiño, a Xohán Airas, a Martín Codax, a Paio Gómez Charino, a Macías, a Padrón, e moitos máis, todos con lume no peito. Non tardan en aparecer as dúas belidas e infortunadas irmáns, Inés e Xohana de Castro, a que reinou en Portugal dispóis de morta e a que foi raiña de Castela n-unha soia noite morna de vran, como dúas rosas de prata as coroas do seu efímero reinado. Veñen de seguida os moitos varóns altaneiros de Galiza, os señores feudales, que non souperon vivir en paz nin consigo mesmos, todos eles montados en bestas negras, dende Andrade, o Bó, seguido por un porco montés -símbolo totémico da súa casa-, até o valente Pedro Madruga, que leva o puñal da traición espetado nas costas. Como grupo singular destácase o Mariscal Pardo de Cela, xunto cos seus compañeiros de martirio inxustamente decapitado, que sosteñen con entrambas mans as propias cabezas, aínda frescas, que deitan sangue e piden xusticia. Tamén ollamos unha boa representación do feudalismo ecresiástico, e n-él distinguimos aos tres Arzobispos Fonseca, pai, fillo e neto, seguidos por unha mula cangada coas obras de Erasmo. E detrás de tanto señorío feudal ven a pé o seu mellor cronista, Vasco da Ponte. De seguida recoñecemos a impoñente tropa dos irmandiños, que arrastran cadéas, con bisarmas e fouces mangadas en paus, levando por abandeirado a Rui Xordo, que sostén en outo un facho de palla acesa e fumeante.

Eiquí comeza a decaer a categoría do fúnebre cortexo, como decae Galiza ao trocarse en povo vencido e subordinado. Pero sigue dando individualidades, como Sarmiento de Gamboa e os Nodales, que camiñan xuntos, portando astrolabios, atlas e cunchas estranas; o filósofo escéptico, Francisco Sánchez, con muceta de Doutor; os Virreis de Nápoles e das Indias, Conde de Lemos e Conde de Monterrei, que serviron lealmente a quen non merecía ser servido por ningún galego; os tres grandes Embaixadores filipescos, Zuñiga, de Castro e Gondomar, que inútilmente derrocharon talento, sabiduría e artes diplomáticas; os escultores Moure e Ferreiro, xunto cos arquiteitos Andrade e Casas e Nóvoa, que ceibaron de cadeas a nosa orixinalidade oprimida; o P. Sarmiento e o P. Feixóo, que remediaron o retraso cultural de España coa súa poderosa erudición e o seu xenio enciclopédico. Ven axiña Nicomedes Pastor Díaz, coa súa lira de nacra, abrindo a renascencia literaria de Galiza e seguido pol-os poetas Añón, Rosalía, Curros, Pondal, Ferreiro, Lamas, Amado Carballo, Manoel Antonio e tantos outros, todos con estrelas sobor das súas frentes; os hestoriadores Vicetto, Murguía e López Ferreiro, os patriotas Faraldo e Brañas, a pensadora Concepción Arenal, a escritora Pardo Bazán, e por fin o gran Don Ramón, ainda non ben descarnado...

Acabo de citar uns cantos bultos da Santa Compaña de inmortaes galegos, uns cantos nada máis, porque nos dous mil anos da nosa hestoria, os bultos cóntanse por milleiros.

Dí Oliveira Martíns que ha Hestoria non hai máis que mortos e que a crítica hestórica non é un debate, senón unha setencia. Pero todos sabemos que os mortos da Hestoria reviven e mandan sobor dos vivos -moitas veces desgraciadamente-, como todos sabemos que a mellor sentencia é a que se da dispóis d-un debate. Por eso eu gosto de poñer a debate a nosa Hestoria, non a nosa Tradición, porque si ben é certo que se pode compor unha grande Hestoria de Galiza con soio recoller as crónicas dos seus grandes homes, tamén é certo que ningún d-eles, nin todos xuntos, foron capaces de erguer a intransferibel automomía moral de Galiza á categoría de feito indiscutibel e garantizado. Afortunadamente, Galiza conta, para a súa eternidade, con algo máis que unha Hestoria fanada, conta c-unha Tradición de valor imponderabel, que eso é o que importa para gañar o futuro.

Cando a Santa Compaña de inmortaes galegos, que acaba de pasar por diante da nosa imaxinación, se perde espesura d-unha foresta lonxana, con esa mesma imaxinación veremos xurdir do Humos da terra-nai, da terra, da nosa terra, saturada de cinzas humáns, unha infinida moitedume de luciñas e vagalumes, que son os seres innominados que ninguén recorda xa, e que todos xuntos forman o substractum insobornabel da patria galega. Esas ánimas sen nome son as que crearon o idioma que en que eu vos estou falando, a nosa cultura, as nosas artes, os nosos usos e costumes, i en fín, o feito diferencial de Galiza. Elas son as que, en longas centurias de traballo, humanizaron o noso territorio patrio, infundíndolle a todal-as cousas que na paisaxe se amostran o seu propio esprito, co que pode dialogar o noso corazón antigo e panteita. Elas son as que gardan e custodian, no seo da terra-nai, os legados múltiples da nosa tradición, os xerms incorruptibeis, da nosa futura hestoria, as fontes enxebres e purísimas do noso xenio racial. Esa moitedume de luciñas representa o pobo, que nunca nos traicionou, a enerxía coleitiva, que nunca perece, i en fín, a espranza celta, que nunca se cansa. Esa infínda moitedume de luciñas e vagalumes representa o que nós fomos, o que nós somos e o que nós seremos sempre, sempre, sempre.

Velahí o que eu quería dicir n-este Día de Galiza, en loubor da nosa Tradición, por riba da nosa Hestoria, a todo-los galegos que residen n-esta terra que para nós é a segunda patria. E nada máis, amigos e irmáns.

Que a fogueira do esprito siga quentando as vosas vidas e que a fogueira do lume nunca deixe de quentar os vosos fogares.

Alfonso R. Castelao, 25 de julio de 1948

Principios mínimos de la Unión do Pobo Galego (1964)

Principios mínimos de la Unión do Pobo Galego. 1964

1. Galicia es una nación y como tal tiene derecho a la autodeterminación.

2. El pueblo gallego ejercerá el poder en Galicia.

3. Los medios de producción, distribución y crédito pertenecen al pueblo.

4. La colectivización del agro comenzará con una etapa cooperativa, como fase previa a formas más desarrolladas de socialización.

5. La pequeña empresa y la industria artesana serán concertadas en unidades productivas superiores.

6. La gran empresa capitalista será socializada de un modo inmediato.

7. La organización administrativa del campo gallego tendrá por núcleos las agrupaciones tipo Parroquia, que se integrarán en la Comarca. El territorio urbano será administrado por Ayuntamientos, compuestos de Distritos.

S. La educación estará al servicio del pueblo.

9. El idioma oficial de Galicia será el gallego, de enseñanza obligatoria.

10. La liberación nacional gallega no descarta el vínculo federativo de Galicia con los demás pueblos de la Península.

Fuente: "UPG. Unión do Povo Galego. Un frente que se propon a todo los galegos que aceiten os seguintes 10 principios m,nimos", Terra e Tempo (Santiago de Compostela), 1965, n.º 1. (Este portavoz de la UPG en realidad empezó a imprimirse en México.) (Traducción: J. Beramendi.)

{slilder Declaración de principios del Partido Saocialista Galego (PSG) (1974)}

Declaración de principios del Partido Socialista Galego (PSG). 1974

[...] El PARTIDO SOCIALISTA GALEGO es una organización política que lucha por la conversión de Galicia en una sociedad socialista, es decir, por la construcción de una sociedad socialista para y por el pueblo gallego [...]

El P.S.G. define su concepción de Galicia en los siguientes puntos:

2.1. Galicia es una nación, o sea, un país dotado de una personalidad propia en los órdenes territorial, antropológico, socioeconómico y cultural; una comunidad definida históricamente por un territorio, una estructura económica, un idioma y una cultura propios y singulares.

2.2. La sociedad gallega es una sociedad subdesarrollada [...] 
2.3. Galicia es un país sometido a relaciones colonialistas en los planos económico, cultural y político. El instrumento primordial de opresión colonialista de Galicia, que dura ya cinco siglos, es el Estado centralista español. El colonialismo y la explotación de clase son dos fenómenos inseparables en el ser social de Galicia.

Como consecuencia de lo anterior, el PS.G. afirma:

3.1. Autodeterminación: el pueblo gallego tiene derecho a la autodeterminación política y, por tanto, a ejercer el poder constituyente que formalice las instituciones políticas adecuadas para su autogobierno.

3.2. Anticapitalismo: es preciso combatir el sistema capitalista

3.3. Anticolonialismo: la lucha por la construcción del socialismo en Galicia es en sí misma una lucha anticolonialista [...].

El P.S.G. se pronuncia por la construcción del socialismo en libertad. estima que el establecimiento de las libertades formales no significa de ningún modo la consecución de la libertad real de los individuos en la sociedad. Pero estima asimismo que se deben excluir de la estrategia socialista las formas totalitarias y despóticas de poder y de Estado, que conviertan en mera apariencia formal la socialización de los medios de producción Por eso la lucha por el socialismo es una lucha cotidiana por la libertad. [...]

El idioma de Galicia es el idioma gallego. La cultura gallega es la cultura del pueblo trabajador de Galicia, que es fundamentalmente un pueblo gallegohablante. [...] La lucha por la reivindicación del idioma, por la eliminación de su carácter de estigma de clase, y como consecuencia, cuando menos, por su inmediata cooficialidad con el idioma castellano, constituyen un objetivo irrenunciable. [...]

El P.S.G. declara su solidaridad con todas las clases explotadas y todos los pueblos colonizados del mundo, y proclama su vocación internacionalista, que de ningún modo está en contradicción con su profesión de nacionalismo gallego. [...]

En congruencia con lo anterior, el PS.G. proclama su solidaridad con los demás pueblos de la Península Ibérica, a los que está unido en unos casos por comunidad de historia y de cultura, en otros por el hecho común de estar sometidos, desde hace siglos hasta hoy, a un Estado unitario centralista [...].

Sin perjuicio del previo requisito de la autodeterminación del pueblo gallego y demás pueblos peninsulares, el P.S.G. postula una fórmula federativa para la articulación del futuro Estado de la Península Ibérica. El P.S.G. afirma que dicha fórmula, por su misma índole, se debe considerar abierta también a las regiones diferenciadas que, sin reunir las características de comunidades nacionales, necesiten realizarse en toda la plenitud de supersonalidad Peculiar y disponer de las instituciones políticas necesarias para el adecuado planteamiento y solución de sus problemas específicos. [...]

Fuente: Partido Socialista Galego (PSG) Declaración de principios, s.i., díptico multicopiado. (Traducción: J. Beramendi.)

EL REINADO DE JUAN CARLOS 1º

Bases Constitucionales del Consello de Forzas de Galicia (1977)

Bases Constitucionales del Consello de Forzas Políticas de Galicia. 1977

Primera. Conforme al principio de autodeterminación nacional, la soberanía política en Galicia corresponde al pueblo gallego.

Segunda. Un Gobierno Gallego asumirá la representación y el ejercicio del poder político en el territorio de Galicia, en tanto no se establezcan las instituciones políticas definitivas, en el correspondiente proceso constituyente [...].

Cuarta. La participación de la nación gallega en un pacto federal español tendrá que ajustarse a las condiciones mínimas siguientes:

I. El pacto federal tiene que ser concluido sobre el principio de la negociación en plano de igualdad de los representantes legítimos de los pueblos de las diversas naciones hoy integradas en el Estado Español, según vengan determinados por los respectivos procesos constituyentes.

II. El pacto federal no podrá reducir las facultades de autoorganización y autogobierno de la nación gallega, excepto en los aspectos libremente consentidos por sus legítimos representantes en el antedicho pacto.

III. Los órganos federales que se establezcan, tanto legislativos, como ejecutivos y judiciales, se integrarán sobre la base de la representación por naciones, en igualdad numérica, independientemente de la población y territorio de cada una de ellas.

IV. No se podrá tratar de relativizar el peso político de las naciones en los órganos federales mediante la concesión de igual representación en ellos a las regiones integrantes de cualquiera de las naciones. Tal cosa no impedirá que cualquiera de las naciones, en su organización interna, pueda otorgar autonomía a las regiones o provincias que la constituyen.

V. La eventual integración de la Federación en organismos supranacionales, de carácter político o económico, deberá ser refrendada por los legislativos de todas las naciones federadas.

Quinta. Los recursos económicos de la Federación vendrán constituidos por:

I. Aportación de cada una de las naciones federadas, sobre el criterio de potencialidad económica respectiva y de la solidaridad federal.

II. Los rendimientos de aquellas actividades susceptibles de aprovechamiento económico que la federación asuma en ejercicio de competencias que le sean reconocidas en el pacto federal.

III. Los recursos fiscales expresamente previstos en el pacto.

Sexta. Serán competencias federales las referentes a aseguramiento de la relación entre las distintas naciones integrantes de la Federación y la defensa y relaciones exteriores; en particular:

I. Fuerzas armadas de carácter militar: ejércitos de tierra, mar y aire.

II. La representación exterior de la Federación: servicios diplomáticos y consular. Conclusión de acuerdos internacionales.

III. Declaración de guerra y concertación de la paz.

IV. Política arancelaria y monetaria.

V. Coordinación de las políticas económica y fiscal de las naciones federadas.

VI. Régimen jurídico de la administración federal.

VII. La administración de justicia en las materias en que la legislación sea de competencia federal.

Séptima. Las competencias federales no podrán ser ampliadas por medio de la interpretación judicial de poderes implícitos en ellas.

Las competencias no atribuidas expresamente a la Federación quedarán reservadas a las naciones integrantes.

Octava. La competencia federal sobre las fuerzas armadas abarcará las fuerzas de carácter estrictamente militar. Las fuerzas paramilitares de orden público serán de competencia de las naciones federadas. [...]

Novena. La Federación tendrá que conceder intervención a los órganos nacionales gallegos correspondientes en la negociación de acuerdos con otros Estados u organismos internacionales acerca de pesca, en aguas internacionales o territorios de otros países, acerca del régimen de migración y cuantas cuestiones afecten fundamentalmente a los intereses de la nación gallega. [...]

Undécima. Serán competencias nacionales gallegas:

I. La autoorganización política y el autogobierno, según determine la voluntad constituyente del pueblo gallego, sin otros límites que los previstos en la base 4,II.

11. El régimen jurídico de la administración gallega.

111. El régimen electoral.

IV. La determinación de los nacionales gallegos.

V. El régimen jurídico de las libertades públicas.

VI. La legislación penal.

VII. El aseguramiento del orden público; la declaración de estados de excepción.

VIII. La política económica y la planificación de la economía.

IX. La política fiscal.

X. El derecho civil, mercantil y de trabajo; la regulación de la Seguridad Social.

XI. La Administración de justicia en las materias en que la legislación sea de competencia nacional gallega.

XII. El registro civil y el notariado.

XIII. El régimen urbanístico y la ordenación del territorio.

XIV. La política cultural y educativa.

X?V. La política sanitaria.

XVI. La política de transportes y comunicaciones.

Decimotercera. El idioma oficial de la nación gallega es el gallego. Los órganos federales que actúen en el territorio gallego, en sus relaciones con los administrados estarán obligados a emplear el idioma gallego, excepto requerimiento expreso en contrario de la parte del administrado. [...]

Decimoquinta. El régimen jurídico de las libertades públicas abarcará la regulación de los derechos de reunión, manifestación, asociación, política, sindical y religiosa, y la regulación de los medios de comunicación. Este régimen no podrá ignorar o lesionar los derechos reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la O.N.U. [...]

Decimonovena. La competencia nacional gallega sobre la enseñanza abarcará a todos los grados y niveles, cualquiera que sea el carácter de los centros que los impartan.

La enseñanza se impartirá en gallego, en todos sus grados y niveles, si bien atendida la exigencia de sectores de población castellano?hablantes, el Gobierno Gallego se obliga a establecer escuelas primarias en número suficiente para recoger a los niños procedentes de aquellos sectores, en que la enseñanza se impartirá en castellano, con vistas a la integración armónica de los mismos en la comunidad cultural gallega. [...]

Fuente. Bases Constitucionais pra participación da nación galega nun pacto federal e de governo provisorio galego, 13N-PG (ANPG-UPG), s.l., 1977. (Traducción: J. Beramendi.)

O estatuto de autonomía de Galicia (6 de abril de 1981)

O estatuto de autonomía de Galicia
6 de abril de 1981

TÍTIULO PRELIMINAR

ARTIGO 1

1. Galicia, nacionalidade histórica, constitúese en Comunidade Autónoma para acceder ó seu autogoberno, de conformidade coa Constitución Española e co presente Estatuto, que é a súa norma institucional básica.

2. A Comunidade Autónoma, a través de institucións democráticas, asume como tarefa principal a defensa da identidade de Galicia e dos seus intereses, e a promoción da solidariedade entre todos cantos integran o pobo galego.

3. Os poderes da Comunidade Autónoma de Galicia emanan da Constitución, do presente Estatuto e do Pobo.

ARTIGO 2

1. O territorio de Galicia é o abranguido polas actuais provincias da Coruña, Lugo, Ourense e Pontevedra.

2. A organización territorial terá en conta a distribucion da poboación galega e as súas formas tradicionais de convivencia e asentamiento.

3. Unha lei do Parlamento regulará a organización territorial propia de Galicia de acordo co presente Estatuto.

ARTIGO 3

1. Para efectos do presente Estatuto, gozan da condición política de galegos os cidadáns españois que, de acordo coas leis xerais do Estado, teñan veciñanza administrativa en calquera dos municipios de Galicia.

2. Como galegos, gozan de dereitos políticos definidos neste Estatuto os cidadáns españois residentes no estranxeiro que tivesen a súa última veciñanza administrativa en Galicia, e acrediten esta condición no correspondente Consulado de España. Gozarán tamén destes dereitos os seus descendentes inscritos como españois, se así o solicitan na forma que determine a lei do Estado.

ARTIGO 4

1. Os dereitos, liberdades e deberes fundamentais dos galegos son os establecidos na Constitución.

2. Correspóndelles ós poderes públicos de Galicia promove-las condicións para que a liberdade e a igualdade do individuo e dos grupos en que se integran sexan reais e efectivas, remove-los atrancos que impidan ou dificulten a súa plenitude e facilita-la participación do tódolos galegos na vida política, económica, cultural e social.

3. Os poderes públicos da Comunidade Autónoma asumen, como un dos principios rectores da súa política social e económica, o dereito dos galegos a viviren e traballaren na propia terra.

ARTIGO 5

1.A lingua propia de Galicia é o galego.

2. Os idiomas galego e castelán son oficiais en Galicia e todos teñen o dereito de os coñecer e de os usar.

3. Os poderes públicos de Galicia garantirán o uso normal e oficial dos dous idiomas e potenciarán o emprego do galego en tódolos planos da vida pública, cultural e informativa, e disporán os medios necesarios para facilita-lo seu coñecemento.

4. Ninguén poderá ser discriminado por causa da lingua.

ARTIGO 6

1. A bandeira de Galicia é branca cunha banda diagonal de cor azul que a travesa desde o ángulo superior esquerdo ó inferior dereito.

2. Galicia ten himno e escudo de seu.

ARTIGO 7

1. As comunidades galegas asentadas fóra de Galicia poderán solicitar, como tales, o recoñecemento da súa galeguidade entendida como o dereito a colaboraren e compartiren a vida social e cultural do pobo galego. Unha lei do Parlamento regulará, sen prexuízo das competencias do Estado, o alcance e contido daquel recoñecemento ás ditas comunidades que en ningún caso implicará a concesión de dereitos políticos.

2. A Comunidade Autónoma poderá solicitar do Estado Español que, para facilita-lo disposto anteriormente, celebre os oportunos tratados ou convenios cos Estados onde existan tales comunidades.

ARTIGO 8

Unha lei de Galicia, que requirirá para súa aprobación o voto favorable dos dous tercios dos membros do seu Parlamento, fixará a sede das institucións autonómicas.

TÍTULO PRIMEIRO

DO PODER GALEGO

ARTIGO 9

1. Os poderes da Comunidade Autónoma exércense a través do Parlamento, da Xunta e do seu Presidente.

2. As leis de Galicia ordenarán o funcionamento destas institucións de acordo coa Constitución e co presente Estatuto.

CAPÍTULO I

Do Parlamento

ARTIGO 10

1. Son funcións do Parlamento de Galicia as seguintes:

a) Exerce-la potestade lexislativa da Comunidade Autónoma. O Parlamento só poderá delegar esta potestade lexislativa na Xunta, nos termos que establecen os artigos 82, 83 e 84 da Constitución para o suposto da delegación lexislativa das Cortes Xerais ó Goberno, todo iso no marco do presente Estatuto.

b) Controla-la acción executiva da Xunta, aproba-los orzamentos e exerce-las outras competencias que lle sexan atribuídas pola Constitución, polo presente Estatuto, polas leis do Estado e polas do Parlamento de Galicia.

c) Designar para cada lexislatura das Cortes Xerais os Senadores representantes da Comunidade Autónoma galega, de acordo co previsto no artigo 69, apartado 5.º da Constitución. Tal designación será feita de forma proporcional á representación das distintas forzas políticas existentes no Parlamento de Galicia.

d) Elixir de entre os seus membros o Presidente da Xunta de Galicia.

e) Esixir, se é o caso, responsabilidade política á Xunta e ó seu Presidente.

f) Solicitar do Goberno a adopción de Proxectos de Lei e presentar perante a Mesa do Congreso dos Deputados Proposicións de Lei.

g) Interpor recursos de inconstitucionalidade e presentarse perante o Tribunal Constitucional nos supostos e termos previstos na Constitución e na Lei Orgánica do Tribunal Constitucional.

2. O Parlamento de Galicia é inviolable.

ARTIGO 11

1. O Parlamento estará constituído por Deputados elixidos por sufraxio universal, igual, libre, directo e secreto.

2. O Parlamento será elixido por un prazo de catro anos, de acordo cun sistema de representación proporcional que asegure, ademais, a representación das diversas zonas do territorio galego.

3. Os membros do Parlamento de Galicia serán inviolables polos votos e opinións que emitan no exercicio de seu cargo, Durante o seu mandato non poderán ser detidos nin retidos polos actos delictuosos cometidos no territorio de Galicia a non ser en situación de flagrante delicto, correspondendo decidir, en todo caso, sobre a súa inculpación, prisión, procesamento e xuízo ó Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Fóra deste territorio, a responsabilidade penal será esixible nos mesmos termos perante a Sala do Penal do Tribunal Supremo.

4. A circunscrición electoral, será, en todo caso, a provincia.

5. Unha lei do Parlamento de Galicia determinará os prazos e regulará o procedemento para a elección dos seus membros, fixando o número deles entre sesenta e oitenta, así como as causas de inelixibilidade e incompatibilidade que afecten ós postos ou cargos que se desempeñen dentro do ámbito territorial da Comunidade Autónoma.

6. O Parlamento, mediante lei, poderá establecer un sistema para que os intereses do conxunto dos galegos residentes no estranxeiro se encontren presentes nas decisións da Comunidade Autónoma.

7. Os Deputados non estarán suxeitos a mandato imperativo.

ARTIGO 12

1. O Parlamento elixirá de entre os seus membros un Presidente, a Mesa e unha Deputación Permanente. O Regulamento, que deberá ser aprobado por maioría absoluta, disporá a súa composición, o seu réxime e o seu funcionamento.

2. O Parlamento de Galicia fixará o seu propio orzamento.

3. O Parlamento funcionará en Pleno e en Comisións e reunirase en Sesións ordinarias e extraordinarias.

4. O Regulamento precisará o número mínimo de Deputados para a formación de Grupos Parlamentarios, a intervención destes no proceso lexislativo e as funcións da Xunta de Portavoces daqueles. Os Grupos Parlamentarios participarán en tódalas Comisións en proporción ó número dos seus membros.

ARTIGO 13

1. A iniciativa lexislativa correspóndelles ós Deputados, ó Parlamento e á Xunta. A iniciativa popular para a presentación de Proposicións de Lei que teñan de ser tramitadas polo Parlamento de Galicia, será regulada por este mediante lei, de acordo co que estableza a lei orgánica prevista no artigo 87.3 da Constitución.

2. As leis de Galicia serán promulgadas en nome de El-Rei polo Presidente da Xunta, e publicadas no Diario Oficial de Galicia e no Boletín Oficial del Estado. Para efectos da súa entrada en vigor, rexerá a data da súa publicación no Diario Oficial de Galicia.

3. O control da constitucionalidade das Leis do Parlamento de Galicia coresponderalle ó Tribunal Constitucional.

ARTIGO 14

Correspóndelle á Comunidade Autónoma a creación e organización, mediante lei do seu Parlamento e con respecto á institución do Defensor do Pobo establecida no artigo 54 da Constitución, dun órgano similar que en coordinación con aquela exerza as funcións a que se refire o mencionado artigo e calquera outra que o Parlamento de Galicia poida encomendarlle.

CAPÍTULO II

Da Xunta e do seu Presidente

ARTIGO 15

1. O Presidente dirixe e coordina a acción da Xunta e ostenta a representación da Comunidade Autónoma e a ordinaria do Estado en Galicia.

2. O Presidente da Xunta será elixido polo Parlamento Galego de entre os seus membros e será nomeado por El-Rei.

3. O Presidente do Parlamento, logo de consultas coas forzas políticas representadas parlamentariamente e oída a Mesa, proporá un candidato a Presidente da Xunta.

O Candidato presentará o seu programa ó Parlamento. Para ser elixido, o candidato deberá obter na primeira votación maioría absoluta; en caso de non a obter, procederase, transcorridas vintecatro horas da anterior, a unha nova votación e, obtendo maioría simple, considerarase outorgada a confianza. De non conseguirse esta maioría, tramitaranse sucesivas propostas na forma prevista anteriormente.

4. O Presidente da Xunta será politicamente responsable perante o Parlamento. Unha Lei de Galicia determinará o alcance de tal responsabilidade, así como o Estatuto persoal e atribucións do Presidente.

ARTIGO 16

1. A Xunta é o órgano colexiado de Goberno de Galicia.

2. A Xunta de Galicia está composta polo Presidente, Vicepresidente ou Vicepresidentes, se é o caso, e mailos Conselleiros.

3. Os Vicepresidentes e Conselleiros serán nomeados e cesados polo Presidente.

4. Unha Lei de Galicia regulará a organización da Xunta e as atribucións e o Estatuto persoal dos seus compoñentes.

ARTIGO 17

1. A Xunta de Galicia responde politicamente perante o Parlamento de forma solidaria, sen prexuízo da responsabilidade directa de cada un dos seus compoñentes, pola súa xestión.

2. A Xunta cesa trala celebración de eleccións ó Parlamento Galego, nos casos de perda de confianza parlamentaria, dimisión e falecemento do seu Presidente.

3. A Xunta cesante continuará en funcións ata a toma de posesión da nova Xunta.

ARTIGO 18

O Presidente e mais membros da Xunta, durante o seu mandato e polos actos delictuosos cometidos no territorio de Galicia, non poderán ser detidos nin retidos a non ser en situación de flagrante delicto, correspondendo decidir, en todo caso, sobre a súa inculpación, prisión, procesamento e xuízo ó Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Fóra deste territorio a responsabilidade penal será esixible nos mesmos termos perante a Sala do Penal do Tribunal Supremo.

ARTIGO 19

A Xunta de Galicia poderá interpor recursos de inconstitucionalidade e presentarse ante o Tribunal Constitucional nos supostos e termos previstos na Constitución e na Lei Orgánica do Tribunal Constitucional.

CAPÍTULO III

Da Administración de Xustiza en Galicia

ARTIGO 20

Correspóndelle á Comunidade Autónoma:

1. Exercer tódalas facultades que as leis orgánicas do Poder Xudicial e do Consello Xeral do Poder Xudicial recoñezan ou atribúan ó Goberno do Estado.

2. Fixa-la delimitación das demarcacións territoriais dos órganos xurisdiccionais en Galicia, tendo en conta, entre outros criterios, os límites dos tradicionais partidos xudiciais e as características xeográficas e de poboación.

ARTIGO 21

O Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, no que se integrará a actual Audiencia Territorial, é o órgano xurisdiccional en que culminará a organización xudicial no seu ámbito territorial, e perante o cal se esgotarán as sucesivas instancias procesuais, nos termos do artigo 152 da Constitución e de acordo co presente Estatuto.

ARTIGO 22

1. A competencia dos órganos xurisdiccionais en Galicia esténdese:

a) No plano civil, a tódalas instancias e graos, incluídos os recursos de casación e de revisión nas materias de Dereito Civil Galego.

b) No plano penal e social, a tódalas instancias e graos con excepción dos recursos de casación e de revisión.

c) No plano contencioso-administrativo, a tódalas instancias e graos, cando se trate de actos dictados pola Xunta e pola Administración de Galicia, naquelas materias que lle corresponda lexislar en exclusiva á Comunidade Autónoma e ás que, segundo a Lei da citada xurisdicción, lle correspondan en relación cos actos dictados pola Administración do Estado en Galicia.

d) As cuestións de competencia entre órganos xudiciais en Galicia.

e) Os recursos sobre cualificación de documentos referentes ó dereito privativo galego que deban ter acceso ós Rexistros da Propiedade.

2. Nas restantes materias poderase interpor, cando proceda, perante o Tribunal Supremo, o recurso de casación ou o que corresponda segundo as leis do Estado e, se é o caso, o de revisión. O Tribunal Supremo resolverá tamén os conflictos de competencia e xurisdicción perante os Tribunais de Galicia e os do resto de España.

ARTIGO 23

1. O Presidente do Tribunal Superior de Xustiza de Galicia será nomeado por El-Rei por proposta do Consello Xeral do Poder Xudicial.

2. O nomeamento dos Maxistrados, Xuíces e Secretarios do Tribunal Superior de Xustiza, será efectuado na forma prevista nas leis orgánicas do Poder Xudicial e do Consello Xeral do Poder Xudicial.

ARTIGO 24

1. Por instancia da Comunidade Autónoma, o órgano competente convocará os concursos e oposicións para cubri-las prazas vacantes en Galicia de Maxistrados, Xuíces, Secretarios Xudiciais e restante persoal ó servicio da Administración de Xustiza, de acordo co que dispoña a Lei Orgánica do Poder Xudicial.

2. Correspóndelle integramente ó Estado, de conformidade coas leis xerais, a organización e o funcionamento do Ministerio Fiscal.

ARTIGO 25

Na resolución dos concursos e oposicións para prove-los postos de Maxistrados, Xuíces, Secretarios Xudiciais, Fiscais e tódolos funcionarios ó servicio da Administración de Xustiza, será mérito preferente, a especialización no dereito galego e o coñecemento do idioma do País.

ARTIGO 26

1. Os Notarios e os Rexistradores da Propiedade e Mercantís serán nomeados pola Comunidade Autónoma, en conformidade coas leis do Estado. Para a provisión de notarías, os candidatos serán admitidos en igualdade de dereitos, tanto se exercen no territorio de Galicia coma no resto de España. Nestes concursos e oposicións será mérito preferente a especialización en dereito galego e o coñecemento do idioma do País. Non se poderá establecer, en ningún dos casos, a excepción de natureza ou de veciñanza.

2. A Comunidade Autónoma participará na fixación das demarcacións correspondentes ós Rexistros da Propiedade e Mercantís para as acomodar ó que se dispoña en aplicación do artigo 20, parágrafo 2 deste Estatuto. Tamén participará na fixación das demarcacións notariais e do número de Notarios de acordo co previsto nas leis do Estado.

TÍTULO SEGUNDO

DAS COMPETENCIAS DE GALICIA

CAPÍTULO I

Das competencias en xeral

ARTIGO 27

No marco do presente Estatuto correspóndelle á Comunidade Autónoma galega a competencia exclusiva das seguintes materias:

1. Organización das súas institucións de autogoberno.

2. Organización e réxime xurídico das comarcas e parroquias rurais como entidades locais propias de Galicia, alteracións de termos municipais comprendidos dentro do seu territorio e, en xeral, as funcións que sobre o Réxime Local lle correspondan á Comunidade Autónoma ó amparo do artigo 149.1.18 da Constitución e o seu desenvolvemento.

3. Ordenación do territorio e do litoral, urbanismo e vivenda.

4. Conservación, modificación e desenvolvemento das institucións do Dereito Civil galego.

5. Normas procesuais e procedementos administrativos que se deriven do específico dereito galego ou da organización propia dos poderes públicos galegos.

6. Estatística para os fins da Comunidade Autónoma galega.

7. Obras públicas que non teñan a cualificación legal de interese xeral do Estado, e a súa execución ou explotación non afecte a outra Comunidade Autónoma ou provincia.

8. Vías férreas e estradas non incorporadas á rede do Estado, con itinerarios que se desenvolvan integramente no territorio da Comunidade Autónoma, e, nos mesmos termos, o transporte efectuado por estes medios ou por medio de cables.

9. Os portos, aeroportos e heliportos non cualificados de intere xeral polo Estado, e os portos de refuxio e portos e aeroportos deportivos.

10. Montes, aproveitamentos forestais, vías pecuarias e pastos, sen prexuízo do disposto no artigo 149.1.23 da Constitución.

11. Réxime xurídico dos montes veciñais en man común.

12. Aproveitamentos hidráulicos, canais e regadíos cando as augas discorran integramente dentro do territorio da Comunidade, sen prexuízo do disposto no artigo 149.1.22 da Constitución.

13. Instalacións de producción, distribución e transporte de enerxía eléctrica, cando este transporte non saia do seu territorio e o seu aproveitamento non afecte a outra provincia ou Comunidade Autónoma, sen prexuízo do disposto no artigo 149.1.22 e 25 da Constitución.

14. As augas minerais e termais. As augas subterráneas, sen prexuízo do disposto no artigo 149.1.22 da Constitución e no número 7 do presente artigo.

15. A pesca nas rías e demais augas interiores, o marisqueo, a acuicultura, a caza, a pesca fluvial e lacustre.

16. As feiras e mercados interiores.

17. A artesanía.

18. Patrimonio histórico, artístico, arquitectónico, arqueolóxico, de interese de Galicia, sen prexuízo do que dispón o artigo 149.1.28 da Constitución; arquivos, bibliotecas e museos de interese para a Comunidade Autónoma, e que non sexan de titularidade estatal; conservatorios de música e servicios de Belas Artes de interese para a Comunidade.

19. O fomento da cultura e da investigación en Galicia, sen prexuízo do establecido no artigo 149.2 da Constitución.

20. A promoción e o ensino da lingua galega.

21. A promoción e a ordenación do turismo dentro da Comunidade.

22. A promoción deportiva e a axeitada utilización do lecer.

23. Asistencia social.

24. A promoción do desenvolvemento comunitario.

25. A creación dunha Policía Autónoma, de acordo co que dispoña a lei orgánica prevista no artigo 149.1.29 da Constitución.

26. O réxime das fundacións de interese galego.

27. Casinos, xogos e apostas, con exclusión das Apostas Mutuas Deportivo-Benéficas.

28. Os centros de contratación de mercadorías e valores, en conformidade coas normas xerais de dereito mercantil.

29. Confrarías de Pescadores, Cámaras da Propiedade, Agrarias, de Comercio, Industria e Navegación e outras de natureza equivalente, sen prexuízo do que dispón o artigo 149 da Constitución.

30. Normas adicionais sobre protección do medio ambiente e da paisaxe nos termos do artigo 149.1.23.

31. Publicidade, sen prexuízo das normas dictadas polo Estado para sectores e medios específicos.

32. As restantes materias que con este carácter e mediante lei orgánica sexan transferidas polo Estado.

ARTIGO 28

É competencia da Comunidade Autónoma galega o desenvolvemento lexislativo e a execución da lexislación do Estado nos termos que a mesma estableza, das materias seguintes:

1. Réxime xurídico da Administración Pública de Galicia, e réxime estatutario dos seus funcionarios.

2. Expropiación forzosa, contratos e concesións administrativas no ámbito das competencias propias da Comunidade Autónoma.

3. Réxime mineiro e enerxético.

4. Reserva ó sector público de recursos ou servicios esenciais, especialmente no caso de monopolio e intervención de empresas cando veña esixido polo interese xeral.

5. Ordenación do sector pesqueiro.

6. Portos pesqueiros.

7. Entidades cooperativas.

8. Establecementos farmacéuticos.

ARTIGO 29

Correspóndelle á Comunidade Autónoma galega a execución da lexislación do Estado nas seguintes materias:

1. Laboral, asumindo as facultades, competencias e servicios que neste ámbito, e no nivel de execución, ostenta actualmente o Estado con respecto ás relacións laborais, sen prexuízo da alta inspección deste.

Quedan reservadas ó Estado tódalas competencias en materia de migracións interiores e exteriores, fondos de ámbito nacional e de emprego, sen prexuízo do que establezan as normas do Estado sobre estas materias.

2. Propiedade industrial e intelectual.

3. Salvamento marítimo.

4. Vertidos industriais e contaminantes nas augas territoriais do Estado correspondentes ó litoral galego.

5. As restantes materias que se atribúen no presente Estatuto expresamente como de competencia de execución, e as que con este carácter e mediante Lei Orgánica sexan transferidas polo Estado.

ARTIGO 30

I. De acordo coas bases e a ordenación da actuación económica xeral e a política monetaria do Estado, correspóndelle á Comunidade Autónoma galega, nos termos do disposto nos artigos 38, 131, 149.1, 11 e 13, da Constitución, a competencia exclusiva das seguintes materias :

1. Fomento e planificación da actividade económica en Galicia.

2. Industria, sen prexuízo do que determinen as normas do Estado por razóns de seguridade, sanitarias ou de interese militar e as normas relacionadas coas industrias que estean suxeitas á lexislación de minas, hidrocarburos e enerxía nuclear. Queda reservada á competencia exclusiva do Estado a autorización para transferencia de tecnoloxía estranxeira.

3. Agricultura e gandería.

4. Comercio interior, defensa do consumidor e do usuario, sen prexuízo da política xeral de prezos e da lexislación sobre a defensa da competencia. Denominacións de orixe en colaboración co Estado.

5. Institucións de crédito corporativo, público e territorial e Caixas de Aforros.

6. Sector público económico de Galicia en canto non se encontre contemplado por outras normas deste Estatuto.

7. O desenvolvemento e execución en Galicia de:

a) Os plans establecidos polo Estado para a reestructuración de sectores económicos.

b) Programas xenéricos para Galicia, estimuladores da ampliación de actividades productivas e implantación de novas empresas.

c) Programas de actuación referidos a comarcas deprimidas ou en crise.

II. A Comunidade Autónoma galega participará, tamén, na xestión do sector público económico estatal, nos casos e actividades que procedan.

ARTIGO 31

É da competencia plena da Comunidade Autónoma galega o regulamento e administración do ensino en toda a súa extensión, niveis e graos, modalidades e especialidades, no ámbito das súas competencias, sen prexuízo do disposto no artigo 27 da Constitución e nas leis orgánicas que, conforme o apartado primeiro do artigo 81 da mesma, o desenvolvan, das facultades que lle atribúe ó Estado o número 30 do apartado 1 do artigo 149 da Constitución e da alta inspección precisa para o seu cumprimento e garantía.

ARTIGO 32

Correspóndelle á Comunidade Autónoma a defensa e promoción dos valores culturais do pobo galego. Con tal finalidade, e mediante lei do Parlamento, constituirase un Fondo Cultural Galego e o Consello da Cultura Galega.

ARTIGO 33

1. Correspóndelle á Comunidade Autónoma o desenvolvemento lexislativo e a execución da lexislación básica do Estado en materia de sanidade interior.

2. En materia de Seguridade Social corresponderalle á Cómunidade Autónoma o desenvolvemento lexislativo e a execución da lexislación básica do estado, non sendo as normas que configuran o réxime económico da mesma. Correspóndelle tamén á Comunidade Autónoma a xestión do réxime económico da Seguridade Social en Galicia, sen prexuízo da Caixa Única.

3. Corresponderalle tamén á Comunidade Autónoma a execución da lexislación do Estado sobre productos facmacéuticos.

4. A Comunidade Autónoma poderá organizar e administrar para tales fins e dentro de seu territorio tódolos servicios relacionados coas materias antes expresadas, e exercerá a tutela das institucións, entidades e fundacións en materia de Sanidade e Seguridade Social. A alta inspección conducente ó cumprimento das funcións e competencias contidas neste artigo quédalle reservada ó Estado.

ARTIGO 34

1. No marco das normas básicas do Estado, correspóndelle á Comunidade Autónoma o desenvolvemento lexislativo e a execución do réxime de Radiodifusión e Televisión nos termos e casos establecidos na lei que regule o Estatuto Xurídico da Radio e da Televisión.

2. Correspóndelle igualmente, no marco das normas básicas do Estado, o desenvolvemento lexislativo e a execución do réxime de prensa e, en xeral, de tódolos medios de comunicación social.

3. Nos termos establecidos nos apartados anteriores deste artigo, a Comunidade Autónoma poderá regular, crear e mante-la súa propia televisión, radio e prensa, e, en xeral, tódolos medios de comunicación social para o cumprimento dos seus fins.

ARTIGO 35

1. A Comunidade Autónoma poderá celebrar convenios con outras Comunidades Autónomas para a xestión e prestación de servicios propios da exclusiva competencia das mesmas. A celebración dos citados convenios, antes da súa entrada en vigor, deberá ser comunicada ás Cortes Xerais. Se as Cortes Xerais, ou algunha das Cámaras, manifestasen reparos no prazo de trinta días, a partir da recepción da comunicación, o convenio deberá segui-lo trámite previsto no parágrafo seguinte. Se transcorre ese prazo sen que se manifesten reparos ó convenio, este entrará en vigor.

2. A Comunidade Autónoma poderá establecer tamén acordos de cooperación con outras Comunidades Autónomas, logo de autorización das Cortes Xerais.

3. A Comunidade Autónoma galega poderá solicitar do Goberno que celebre e presente, se é o caso, ás Cortes Xerais para a súa autorización, os tratados ou convenios que permitan o establecemento de relacións culturais cos Estados cos que manteña particulares vínculos culturais ou lingüísticos.

ARTIGO 36

1. A Comunidade Autónoma galega poderá solicitar do Estado a transferencia ou delegación de competencias non asumidas neste Estatuto.

2. Correspóndelle ó Parlamento de Galicia a competencia para formula-las anteriores solicitudes, e para determina-lo organismo da Comunidade Autónoma galega, a favor do cal se deberá atribuír en cada caso a competencia transferida ou delegada.

CAPÍTULO II

Do Réxime Xurídico

ARTIGO 37

l. As competencias da Comunidde Autónoma de Galicia enténdense referidas ó seu territorio.

2. Nas materias da súa competencia exclusiva correspóndelle ó Parlamento a potestade lexislativa nos termos previstos no Estatuto e nas leis do Estado ás que o mesmo se refire, correspondéndolle á Xunta a potestade regulamentaria e a función executiva.

3. As competencias de execución na Comunidade Autónoma levan implícitas a correspondente potestade regulamentaria, a administración e a inspección. Nos supostos previstos nos artigos 28 e 29 deste Estatuto, ou noutros preceptos do mesmo, con análago carácter, o exercicio desas potestades pola Comunidade Autónoma realizarase en conformidade coas normas regulamentarias de carácter xeral que, como desenvolvemento da súa lexislación, dicte o Estado.

ARTIGO 38

1. En materias de competencia exclusiva da Comunidade Autónoma, o dereito propio de Galicia é aplicable no seu territorio con preferencia a calquera outro, nos termos previstos no presente Estatuto.

2. A falta de dereito propio de Galicia, será de aplicación supletoria o dereito do Estado.

3. Na determinación das fontes do dereito civil o Estado respectará as normas do Dereito Civil galego.

TÍTULO TERCEIRO

DA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA GALEGA

ARTIGO 39

Correspóndelle á Comunidade Autónoma a creación e estructuración da súa propia Administración pública, dentro dos principios xerais e normas básicas do Estado.

ARTIGO 40

Nos termos previstos no artigo 27.1.2 deste Estatuto, por Lei de Galicia poderase:

1. Recoñece-la comarca como entidade local con presonalidade xurídica e demarcación de seu. A comarca non suporá, necesariamente, a supresión dos municipios que a integren.

2. Crear, tamén, agrupacións baseadas en feitos urbanísticos e outros de carácter funcional con fins específicos.

3. Recoñecer personalidade xurídica á parroquia rural.

ARTIGO 41

A Comunidade Autónoma exercerá as súas funcións administrativas por órganos e entes dependentes da Xunta de Galicia. Tamén poderá delegar nas provincias, municipios e demais entidades locais recoñecidas neste Estatuto.

TÍTULO CUARTO

DA ECONOMÍA E FACENDA

ARTIGO 42

A Comunidade Autónoma galega contará para o desempeño das súas competencias con facenda e patrimonio propios.

ARTIGO 43

I. O patrimonio da Comunidade Autónoma estará integrado por:

1) O patrimonio da Comunidade no momento de se aproba-lo Estatuto.

2) Os bens afectos a servicios traspasados á Comunidade Autónoma.

3) Os bens adquiridos pola Comunidade Autónoma por calquera título xurídico válido.

Il. O patrimonio da Comunidade Autónoma, a súa administración, a súa defensa e conservación serán regulados por unha lei de Galicia.

ARTIGO 44

A facenda da Comunidade Autónoma constitúese con:

1. Os rendementos dos impostos a establecer pola Comunidade Autónoma.

2. Os rendementos dos impostos cedidos polo Estado a que se refire a disposición adicional primeira e de todos aqueles de cesión aprobada polas Cortes Xerais.

3. Unha porcentaxe de participación no que se recade no total do Estado por impostos directos e indirectos, incluídos os monopolios fiscais.

4. O rendemento das súas propias taxas por aproveitamentos especiais e pola prestación de servicios directos da Comunidade Autónoma, de propia creación ou como consecuencia de traspasos de servicios estatais.

5. As contribucións especiais que estableza a Comunidade Autónoma no exercicio das súas competencias.

6. Os recargos sobre impostos estatais.

7. Se é o caso, os ingresos procedentes do Fondo de Compensación Interterritorial.

8. Outras asignacións con cargo ós Orzamentos Xerais do Estado.

9. A emisión da débeda e o recurso ó crédito.

10. Os rendementos do patrimonio da Comunidade Autónoma.

11. Ingresos de dereito privado; legados e doazóns; subvencións.

12. Multas e sancións no ámbito das súas competencias.

ARTIGO 45

A Comunidade Autónoma galega e os entes locais afectados participarán nos ingresos correspondentes ós tributos que o Estado poida establecer para recupera-los custos sociais producidos por actividades contaminantes ou xeradoras de riscos de especial gravidade para o entorno físico e humano de Galicia, na forma que estableza a lei creadora do gravame.

ARTIGO 46

1. Cando se complete o traspaso de servicios, ou ó cumprirse o sexto ano de vixencia deste Estatuto, en caso de o solicita-la Comunidade Autónoma, a participación anual nos ingresos do Estado citada no número 3 do artigo 44 e definida na disposición transitoria quinta negociarase sobre as bases seguintes:

a) A media dos coeficientes de poboación e esforzo fiscal de Galicia, este último medido polo que se recade no seu territorio do Imposto sobre a Renda das Persoas Físicas; isto é, o cociente entre o que se recade efectivamente e o potencialmente atinguible, tendo en conta o nivel e distribución persoal da renda.

b) A cantidade equivalente á aportación proporcional que lle corresponde a Galicia polos servicios e cargas xerais que o Estado continúe asumindo como propios.

c) A relación inversa entre a renda real media dos residentes na Comunidade Autónoma e a media estatal.

d) Relación entre os índices de déficit en servicios sociais e infraestructuras que afecten ó territorio da Comunidade e ó conxunto do Estado.

e) Relación entre os custos por habitante dos servi- cios sociais e administrativos transferidos para o territorio da Comunidade e para o conxunto do Estado.

f) Outros criterios que se xulguen procedentes.

2. A fixación da nova porcentaxe de participación será obxecto de negociación inicial e será revisable por solicitude do Goberno ou da Comunidade Autónoma cada cinco anos.

ARTIGO 47

l. A Comunidade Autónoma, mediante acordo do Parlamento, poderá emitir débeda pública para financiar gastos de investimento.

2. O volume e característica das emisións estableceranse de acordo coa ordenación xeral da política crediticia e en coordenación co Estado.

3. Os títulos emitidos terán a consideración de fondos públicos para tódolos efectos.

ARTIGO 48

No suposto de que o Estado emita Débeda parcialmente destinada á creación ou mellora de servicios situados en Galicia e transferidos á Comunidade Autónoma galega, esta estará facultada para elaborar e presenta-lo programa de obras e servicios beneficiarios da emisión.

ARTIGO 49

1. Correspóndelle á Comunidade Autónoma galega a tutela financeira sobre os entes locais, respectando a autonomía que a estes lles recoñecen os artigos 140 e 142 da Constitución e de acordos co artigo 27.2 deste Estatuto.

2. É competencia dos entes locais de Galicia a xestión, cobranza, liquidación e inspección dos tributos propios que lles atribúan as leis, sen prexuízo da delegación que poidan outorgar para estas facultades a favor da Comunidade Autónoma galega. Mediante lei do Estado establecerase o sistema de colaboración dos entes locais, da Comunidade Autónoma galega e do Estado para a xestión, liquidación, cobranza e inspección daqueles tributos que se determinen.

Os ingresos dos entes locais de Galicia, consistentes en participación en ingresos estatais e en subvencións incondicionadas, percibiranse a través da Comunidade Autónoma galega, que os distribuirá de acordo cos criterios legais que se establezan para as referidas participacións.

ARTIGO 50

A Comunidade Autónoma galega gozará do tratamento fiscal que a lei estableza para o Estado.

ARTIGO 51

Regularanse necesariamente mediante lei do Parlamento galego as seguintes materias:

a) O establecemento, a modificación e supresión dos seus propios impostos, taxas e contribucións especiais, e das exencións ou bonificacións que lles afecten.

b) O establecemento e a modificación e supresión dos recargos sobre os impostos do Estado.

c) A emisión de débeda pública e demais operacións de crédito concertadas pola Comunidade Autónoma galega.

ARTIGO 52

Correspóndelle á Xunta de Galicia:

a) Aproba-los regulamentos xerais dos seus propios tributos.

b) Elabora-las normas regulamentarias precisas para xestiona-los impostos estatais cedidos de acordo cos termos desta cesión.

ARTIGO 53

1. Correspóndelle á Xunta ou Goberno a elaboración e aplicación do orzamento da Comunidade Autónoma galega, e ó Parlamento o seu exame, emenda, aprobación e control. O orzamento será único e incluirá a totalidade dos gastos e ingresos da Comunidade Autónoma galega e dos organismos, institucións e empresas dela dependentes.

2. Sen prexuízo do disposto no artigo 136 e no apar- tado d) do artigo 153 da Constitución, créase o Consello de Contas de Galicia. Unha lei de Galicia regulará a súa organización e funcionamento e establecerá as garantías, normas e procedementos para asegura-la rendición das contas da Comunidade Autónoma que deberá someterse á aprobación do Parlamento.

ARTIGO 54

l. A xestión, cobranza, liquidación e inspección dos seus propios tributos, corresponderalle á Comunidade Autónoma galega, que disporá de plenas atribucións para execución e organización desas tarefas, sen prexuízo da colaboración que poida ser establecida, en especial cando, coa Administración do Estado, así veña esixida pola natureza do tributo.

2. No caso dos impostos dos que se cedesen os rendementos, a Xunta asumirá por delegación do Estado a xestión, recadación, liquidación e inspección dos mesmos, sen prexuízo da colaboración que poida establecerse entre ámbalas administracións, todo iso de acordo co especificado na lei que fixe o alcance e condicións da cesión.

3. A xestión, recadación, liquidación e inspección dos demais impostos do Estado recadados en Galicia corresponderalle á Administración Tributaria do Estado, sen prexuízo da delegación que a Comunidade Autónoma poida recibir desta e da colaboración que poida establecer, especialmente cando así o esixa a natureza do tributo.

ARTIGO 55

l. A Comunidade Autónoma, de acordo co que establezan as leis do Estado, designará os seus propios representantes nos organismos económicos, as institucións financeiras e as empresas públicas do Estado que teñan competencia dentro do territorio galego e que pola súa natureza non sexan obxecto de traspaso.

2. A Comunidade Autónoma poderá constituír empresas públicas como medio de execución das funcións que sexan da súa competencia, segundo o establecido no presente Estatuto.

3. A Comunidade Autónoma, como poder público. poderá facer uso das facultades previstas no apartado l do artigo 130 da Constitución, e poderá fomentar, mediante unha lexislación axeitada, as sociedades cooperativas nos termos resultantes do número 17 do artigo 28 do presente Estatuto.

Igualmente, de acordo coa lexislación do Estado na materia, poderá facer uso das demais facultades previstas no apartado 2 do artigo 129 da Constitución.

4. A Comunidade Autónoma galega queda facultada para constituír institucións que fomenten a plena ocupación e o desenvolvemento económico e social no marco das súas competencias.

TÍTULO QUINTO

DA REFORMA

ARTIGO 56

1. A reforma do Estatuto farase conforme o seguinte procedemento:

a) A iniciativa da reforma corresponderalle á Xunta, ó Parlamento galego, por proposta dunha quinta parte dos seus membros, ou ás Cortes Xerais.

b) A proposta de reforma requirirá, en todo caso, a aprobación do Parlamento Galego por maioría de dous tercios, a aprobación das Cortes Xerais mediante lei orgánica e, finalmente, o referendo positivo dos electores.

2. Se a proposta de reforma non é aprobada polo Parlamento galego ou polas Cortes Xerais, ou non é confirmada mediante referendo polo corpo electoral, non poderá ser sometida novamente a debate e votación do Parlamento mentres non transcorra un ano.

3. A aprobación da reforma polas Cortes Xerais, mediante lei orgánica, incluirá a autorización do Estado para que a Comunidade Autónoma galega convoque o referendo a que se refire o parágrafo b) do apartado l deste artigo.

ARTIGO 57

A pesar do disposto no artigo anterior, cando a reforma teña por obxecto a simple alteración da organización dos poderes da Comunidade Autónoma e non afecte ás relacións da Comunidade autónoma co Estado, poderase proceder da seguinte maneira:

a) Elaboración do proxecto de reforma polo Parlamento de Galicia.

b) Consulta ás Cortes Xerais.

c) Se no prazo de trinta días, posteriores á recepción da consulta prevista no apartado precedente, as Cortes Xerais non se declarasen afectadas pola reforma, convocarase, debidamente autorizado, un referendo sobre o texto proposto.

d) Requirirase finalmente a aprobación das Cortes Xerais mediante lei orgánica.

e) Se no prazo sinalado na letra c) as Cortes se declarasen afectadas pola reforma esta terá que segui-lo procedemento previsto no artigo anterior, dándose por cumpridos os trámites do apartado a) do número 1 do mencionado artigo.

DISPOSICIÓNS ADICIONAIS

PRIMEIRA

1. Cédeselle á Comunidade Autónoma, nos termos previstos no parágrafo 3 desta disposición, o rendemento dos seguintes tributos:

a) Imposto sobre o patrimonio neto.

b) Imposto sobre transmisións patrimoniais.

c) Imposto sobre sucesións e doazóns.

d) Imposto sobre o luxo que se recade en destino.

A eventual supresión ou modificación dalgún destes impostos implicará a extinción ou modificación da cesión.

2. O contido desta disposición poderase modificar mediante acordo do Goberno coa Comunidade Autónoma, que será tramitado polo Goberno como proxecto de lei. Para estes efectos, a modificación da presente disposición non se considerará modificación do Estatuto.

3. O alcance e condicións da cesión serán establecidos pola Comisión Mixta a que se refire o apartado 1 da disposición transitoria cuarta que, en todo caso, terá que os referir a rendementos en Galicia. O Goberno tramitará o acordo da Comisión como proxecto de lei ou, de concorreren razóns de urxencia, como decreto-lei, no prazo de seis meses despois da constitución da Primeira Xunta de Galicia.

SEGUNDA

O exercicio das competencias financeiras recoñecidas por este Estatuto á Comunidade Autónoma de Galicia axeitarase ó que estableza a lei orgánica a que se refire o apartado 3 do artigo 157 da Constitución.

TERCEIRA

1. A Xunta coordenará a actividade das Deputacións Provinciais de Galicia en canto afecte directamente ó interese xeral da Comunidade Autónoma, e para estes efectos uniranse os orzamentos que aqueles elaboren e aproben ó da Xunta de Galicia.

2. A Xunta poderá encomenda-la execución dos seus acordos ás Deputacións Provinciais. Estas exercerán as funcións que a Xunta lles transfira ou delegue.

CUARTA

A celebración de eleccións aterase ás leis que, se é o caso, aproben as Cortes Xerais co fin exclusivo de coordena-lo calendario das diversas consultas electorais.

PDISPOSICIÓNS TRANSITORIAS

PRIMEIRA

O primeiro Parlamento galego será elixido de acordo coas normas seguintes:

1. Logo de acordo co Goberno, a Xunta Pre-autonómica de Galicia convocará as eleccións nun termo máximo de cento vinte días desde a promulgación do presente Estatuto. As eleccións deberán celebrarse nun termo máximo de sesenta días contados desde a data da convocatoria.

2. A circunscrición electoral será a provincia, elixíndose un total de 71 membros, dos que corresponderán á provincia da Coruña 22, á de Lugo 15, á de Ourense 15 e á de Pontevedra 19.

3. Os membros do Parlamento galego serán elixidos por sufraxio universal, igual, directo e secreto, dos maiores de dezaoito anos, segundo un sistema de representación proporcional.

4. As Xuntas Electorais Provinciais terán, dentro dos límites da súa respectiva xurisdicción, a totalidade das competencias que a normativa electoral vixente atribúe á Xunta Central.

Para os recursos que teñan por obxecto a impugnación da validez da elección e proclamación dos membros electos será competente a Sala do Contencioso Administrativo da Audiencia Territorial da Coruña, mentres non queda integrada no Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que tamén entenderá dos recursos ou impugnacións que procedan contra os acordos das Xuntas Electorais provinciais.

Contra as resolucións da citada Sala da Audiencia Territorial non caberá ningún recurso.

5. En todo o non previsto na presente disposición serán de aplicación as normas vixentes para as eleccións lexislativas ó Congreso dos Deputados das Cortes Xerais.

SEGUNDA

1. Na súa primeira reunión o Parlamento galego:

a) Constituirase, presidido por unha Mesa de idade, integrada por un Presidente e dous Secretarios, e procederá a elixi-la Mesa provisional, que estará composta por un Presidente, dous Vicepresidentes, un Secretario e un Vicesecretario.

b) Elixirá as súas autoridades conforme a este Estatuto.

2. Elixidos os órganos da Comunidade Autónoma Galega, disolveranse as Institucións Pre-autonómicas.

TERCEIRA

1. Mentres as Cortes Xerais non elaboren as leis ás que se refire este Estatuto e o Parlamento de Galicia lexisle sobre as materias da súa competencia, continuarán en vigor as actuais leis e disposicións do Estado que se refiren a estas materias, sen prexuízo de que o seu desenvolvemento lexislativo, se é o caso, e a súa execución se leve a cabo pola Comunidade Autónoma galega nos supostos así previstos neste Estatuto.

CUARTA

1. Coa finalidade de transferir a Galicia as funcións e atribucións que lle corresponden de acordo co presente Estatuto, crearase, no termo máximo de un mes a partir da constitución da Xunta de Galicia, unha Comisión Mixta paritaria integrada por representantes do Estado e da Comunidade Autónoma galega. Esta Comisión Mixta establecerá as súas normas de funcionamento. Os membros da Comisión Mixta representantes de Galicia darán conta periodicamente da súa xestión perante o Parlamento de Galicia.

A Comisión Mixta establecerá os calendarios e prazos para o traspaso de cada servicio. De calquera maneira, a referida Comisión deberá determinar nun prazo de dous anos desde a data da súa constitución, o termo en que deberá de completarse o traspaso de tódolos servicios que lle corresponden á Comunidade Autónoma galega, de acordo con este Estatuto.

2. Os acordos da Comisión Mixta adoptarán a forma de propostas ó Goberno, que as aprobará mediante decreto, figurando aqueles como anexos ó mesmo e serán publicados simultaneamente no Boletín Oficial del Estado e no Diario Oficial de Galicia, adquirindo vixencia a partir desta publicación.

3. Será título abondo para a inscrición no Rexistro da Propiedade do traspaso de bens inmobles do Estado á Comunidade Autónoma a certificación pola Comisión Mixta dos acordos gubernamentais debidamente promulgados. Esta certificación deberá conte-los requisitos esixidos pola Lei Hipotecaria.

O cambio de titularidade nos contratos de arrendamento de locais para oficinas públicas dos servicios que se transfiran non lle dará dereito ó arrendador a extin- guir ou renova-lo contrato.

4. Os funcionarios adscritos a servicios de titularidade estatal ou a outras institucións públicas que resulten afectadas polos traspasos á Comunidade Autónoma pasarán a depender desta, séndolles respectados tódolos dereitos de calquera orde ou natureza que lles correspondan no momento do traspaso, mesmo o de participaren nos recursos de traslado que convoque o Estado en igualdade de condicións cos restantes membros do seu Corpo, podendo exercer desta maneira o seu dereito permanente de opción.

Mentres a Comunidade Autónoma de Galicia non aprobe o réxime estatutario dos seus funcionarios, serán de aplicación as disposicións do Estado vixente sobre a materia.

5. A comisión Mixta, creada polo Real Decreto 474/78, do 16 de marzo, considerarase disolta cando se constitúa a Comisión Mixta a que se refire o apartado 1 da presente disposición transitoria.

QUINTA

l. En canto non se complete o traspaso dos servicios correspondentes ás competencias fixadas á Comunidade Autónoma neste Estatuto, o Estado garantirá o financiamento dos servicios transferidos á Comunidade cunha cantidade igual ó custo efectivo do servicio en Galicia no momento da transferencia.

2. Para garanti-lo financiamento dos servicios antes referidos, a Comisión Mixta prevista na disposición transitoria cuarta adoptará un método encamiñado a fixa-lo tanto por cento de participación previsto no apartado 3 do artigo 45. O método que se siga terá en conta tanto os custos directos coma os custos indirectos dos servicios así como os gastos de investimento que correspondan.

3. Ó fixa-las transferencias para os investimentos terase en conta, na forma progresiva que se acorde, a conveniencia de equipara-los niveis de servicios en todo o territorio do Estado, establecéndose, se é o caso, as transferencias necesarias para o funcionamento dos servicios.

O financiamento a que se refire este apartado terá en conta as aportacións que se realicen a Galicia partindo do Fondo de Compensación a que se refire o artigo 158 da Constitución, así como a acción investidora do Estado en Galicia que non sexa aplicación dese Fondo.

4. A Comisión Mixta a que e refire o apartado 2 fixará o citado tanto por cento, mentres dure o período transitorio, cunha antelación mínima de un mes á presentación dos Orzamentos Xerais do Estado nas Cortes.

5. A partir do método fixado no apartado 2, establecerase un tanto por cento no que se considerará o custo efectivo global dos servicios transferidos polo Estado á Comunidade Autónoma, minorando polo total da cobranza obtida por esta polos tributos cedidos, en relación coa suma dos ingresos obtidos polo Estado nos capítulos I e II do último Orzamento anterior á transferencia dos servicios.

SEXTA

No relativo á televisión, a aplicación do aprtado 3 do artigo 34 do presente Estatuto supón que o Estado outorgará en réxime de concesión á Comunidade Autónoma de Galicia a utilización dunha terceira canle, de titularidade estatal, que debe crearse especificamente para emitir no territorio de Galicia, nos termos que prevexa a citada concesión.

Mentres non se poña en funcionamento efectivo esta nova canle de Televisión, Radio-Televisión Española (RTVE) articulará a través da súa organización en Galicia un réxime transitorio de programación específica para o territorio de Galicia, que Televisión Española emitirá pola segunda cadea (UHF).

O custo da programación específica de Televisión a que se refire o parágrafo anterior entenderase como base para a determinación da subvención que poida concederse á Comunidade Autónoma de Galicia durante os primeiros anos de funcionamento da nova canle ó que se refire esta disposición.

SÉTIMA

As transferencias que se realicen en materia de ensino para traspasar á competencia da Comunidade Autónoma os servicios e centros do Estado en Galicia, realizaranse de acordo cos calendarios e programas que defina a, Comisión Mixta.

Xa que logo,
Mando a tódolos españois, particulares e 
autoridades, que garden e fagan garda-la 
presente lei orgánica. 

Palacio Real de Madrid, seis de abril de
mil novecentos oitenta e un.

JUAN CARLOS R.

O Presidente do Goberno
LEOPOLDO CALVO-SOTELO Y BUSTELO

Ponencia política del Bloque Nacionalista Galego. VIII asamblea (Ourense, junio de 1998)

Ponencia política del Bloque Nacionalista Galego. VIII Asamblea. Ourense, junio de 1998

[...] La institucionalización del Estado de las Autonomías fue, como fórmula de compromiso, en cierta medida, el resultado de la masa crítica alcanzada por los movimientos nacionalistas a la altura de la transición. Sin embargo, el desarrollo del modelo constitucional, a través de la generalización de los Estatutos de Autonomía y la progresiva hornogencización competencial de los mismos, formó parte de una estrategia de las fuerzas estatales para desvirtuar el autogobierno de las naciones sin Estado y reforzar los instrumentos institucionales, políticos, culturales y económicos del poder central.

En estas circunstancias, conseguido un Estatuto de Autonomía, el BNG utilizará las competencias a partir de una interpretación extensiva de las mismas, siempre a favor de la emancipación nacional [...] .

Pero, además de esto, la estrategia política del BNG está dirigida hoy a la constitución de un Estado plurinacional ?compartiendo la soberanía que es propia de la nación gallega- vertebrado a partir de los proyectos de emancipación nacional que se formulan desde la propia Galicia, Catalunya y Euskadi. Esta estrategia responde a la condiciones de nuestro tiempo en la lucha por la autodeterminación y recoge una reivindicación histórica del nacionalismo gallego. [...] En un horizonte temporal previsible, la estrategia del BNG para contribuir al logro del Estado plurinacional resulta de la combinación de distintas reivindicaciones y acciones políticas que, teniendo cada una su virtualidad e individualidad, se integran en el proceso de autodeterminación:

[...] El reconocimiento de Galicia como nación ?así como de otras naciones del Estado es la condición previa y necesaria para plasmar constitucionalmente su carácter plurinacional. [...]

El esfuerzo por la consecución de competencias que afectan directamente a la nación:

La competencia plena y exclusiva en la legislación sobre la lengua gallega.

El reconocimiento de la presencia internacional como nación, con efectos institucionales en las cuestiones referentes a la identidad y a intereses vitales de Galicia.

La transformación del Senado según los siguientes principios:

a) Su definición como Cámara de representación de las naciones y regiones.

b) El reconocimiento a la representación de las nacionalidades constitucionales de un rango competencial específico en relación con la aplicación de determinadas normas legales en su territorio.

c) El establecimiento del territorio de las Comunidades Autónomas como circunscripción electoral, y la celebración de las elecciones al Senado en coincidencia con las elecciones autonómicas respectivas.

d) La eliminación de la actual subordinación de la Cámara Alta en relación con el Congreso, definiendo consecuentemente sus funciones parlamentarias, tanto legislativas como no legislativas de control o impulso de la acción del Gobierno estatal.

e) El derecho al uso de todas las lenguas oficiales en pie de igualdad.

El nombramiento por el Parlamento de Galicia de una representación específica entre los magistrados del Tribunal Constitucional del Estado.

La ampliación de las competencias jurídicas, dando una función adecuada al Tribunal Superior de Justicia de Galicia y creando un Consejo Gallego del Poder Judicial.

La creación de una policía propia con competencias plenas.

La competencia plena en Administración Local, con capacidad para estructurar todos sus ámbitos, incluida la modificación de los ámbitos provinciales y la supresión de las Diputaciones.

El establecimiento de un sistema de financiación que asegure la autonomía y la suficiencia financiera de Galicia, instrumentado en dos etapas:

a) En una perspectiva inmediata mediante la cesión de un conjunto de tributos con capacidad normativa unida, entre otras medidas de finalidad semejante, a cambios legales que garanticen la tributación en Galicia de los actos impositivos y las rentas generadas en la Comunidad Autónoma, el incremento sustancial del Fondo de Compensación interterritorial y la modificación y mejora de la financiación sanitaria.

b) En una perspectiva a medio plazo mediante el sistema de concierto, tomándolo como una base de partida congruente con la soberanía política reivindicada.

La competencia exclusiva sobre los recursos naturales propios.

La consecución de competencias plenas y exclusivas en materia de legislación laboral y de seguridad social.

La competencia exclusiva en la gestión de los recursos en materia de telecomunicaciones.

La ampliación de competencias

La eliminación de las cláusulas restrictivas de las competencias estatutarias exclusivas en los términos del Estatuto de Autonomía [...].

La transferencia de competencias a través del artículo 150.2 de la Constitución española: desarrollo legislativo en ordenación del crédito, banca y seguros; ejecución e información en la elaboración de tratados y convenios internacionales; protección de ecosistemas; puertos de interés general; ordenación del sector pesquero; transportes marítimos, costas y plataforma continental, etc.

La asunción plena de la administración en el territorio gallego de las competencias estatales ejecutivas. [...]

En la perspectiva de la autodeterminación, las acciones programáticas del BNG en el Estado se dirigen al logro de la justicia social y de políticas de igualdad, a la conquista de los derechos de las mujeres, a la defensa del medio ambiente, a la defensa de los derechos democráticos y sociales. [...]

En su VII Asamblea Nacional, celebrada en Ferrol (1996), el BNG, manifestando una posición coincidente con la de otras fuerzas políticas europeas, abogó por "una Europa donde desaparezcan las estructuras militares, donde los pueblos y el derecho de autodeterminación sean el cimiento de la nueva construcción. Una Europa participativa, plenamente democrática, basada en la integración y no en la exclusión, como conjunto y suma de las identidades nacionalesy del respeto a la pluralidad económica, culturale y lingüística Una Europa dotada de meca~ nismos y garantías departicipación política, basada en la paz, en la defensa del medio y en el derecho al trabajo, que comience en los Urales y acabe en Finisterre" , En consecuencia, se asumía el reto de conseguir esas voces que, en el marco delparlamento europeo, son tan necesarias para defender" la Europa de los pueblos y "los derechos de Galicia como nación" [...]

En este marco, la presencia del BNG en las instituciones europeas es tanto más necesaria cuanto que en ellas resulta especialmente dificil la representación de las naciones sin Estado, al ser aún los Estados los únicos actores políticos realmente reconocidos. [...]

En la política económica y social es preciso reivindicar firmemente la gestión íntegra de los Fondos Estructurales y del Fondo de Cohesión que correspondan a Galicia. [...]

El BNG continuará en su política europea con la defensa de los sectores productivos gallegos [...] lo que afecta especialmente a: la reforma de la Política Agraria Común (PAC), que hoy beneficia, a través del FEOGA, a las grandes explotaciones agrarias de modo que el 20% de las explotaciones, precisamente las de mayor dimensión, reciben hoy el 80% del presupuesto agrario comunitario, con lo que Galicia recibe ocho veces menos por ocupado agrario que la media española y diez veces menos que la media comunitaria; la ampliación de la cuota láctea que corresponde a Galicia hasta alcanzar el nivel medio de producción europeo; la presencia directa gallega en las negociaciones de la UE con terceros países que afecten a la pesca gallega; la reclamación de medidas de recuperación de la capacidad pesquera gallega en las aguas comunitarias inscritas en un Plan Gallego de Pesca de Altura; la plena recuperación de la capacidad de construcción de buques en los astilleros gallegos [...] el BNG defenderá en Europa la integración de Galicia en todos los programas europeos de construcción y desarrollo de redes y sistemas de comunicación modernos: autopistas, ferrocarriles, aeropuertos, puertos y telecomunicaciones. [...]

El BNG trabajará ante y en las instituciones europeas defendiendo su estructuración a partir de una representación nacional y no estatal, que tenga un carácter directamente democrático y plural.

En este marco, el Parlamento Europeo debe contar con capacidad de control e impulso en relación con el Consejo Europeo y la Comisión de la Comunidad Europea, y con capacidad legislativa que respete las competencias de los parlamentos nacionales.

El BNG defiende la presencia de Galicia como nación en todas las instituciones europeas, y muy particularmente en todo aquello que afecte a intereses gallegos específicos [...].

Fuente: Bloque Nacionalista Galego, Galiza sairá gañando con intelixéncia e ilusión. Ponencias Asamblearias. Ourense 27/28 de Xuño de 1998. VIII Asemblea Nacional s.l., s.i. (Traducción: J. Beramendi.)

Declaración de Barcelona (El Viejo Topo, Barcelona, octubre de 1998)

Declaración de Barcelona. 16 de julio de 1998

Con la mirada puesta en el futuro, y, al mismo tiempo, inspirándonos en otras iniciativas de este siglo (la Triple Alianza de 1923 o la Galeuzca de 1933); el Bloque Nacionalista Galego, el Partido Nacionalista Vasco y Convergencia i Unió, reunidos en Barcelona,

DECLARAMOS QUE:

Al cabo de veinte años de democracia continúa aún sin resolverse la articulación del Estado español como plurinacional.

Durante este período hemos padecido una falta de reconocimiento jurídico-político, e incluso de asunción social y cultural de nuestras respectivas realidades nacionales en el ámbito del Estado.

Este reconocimiento, además de justo y democrático, resulta absolutamente necesario en una Europa en proceso de articulación económica y política y que, además, apunta, a medio plazo, hacia una redistribución del poder político entre sus diversas instancias y niveles. Una Europa cuya Unión debe basarse en el respeto y la vertebración de los diversos pueblos y culturas que abarca.

Y lo es, también, en un mundo cada vez más interdependiente, sobre el cual pesa la amenaza de la uniformización.

Por todo ello creemos que hay que abrir una nueva etapa en la cual se produzca por parte del Estado y de Europa el reconocimiento de nuestras realidades nacionales y se obtenga el poder político suficiente para poder ofrecer nuestras propias respuestas a los retos del siglo XXI.

Y ACORDAMOS:

Hacer un llamamiento a la sociedad española para compartir y dialogar acerca de una nueva cultura política acorde con esa comprensión del Estado y promover una concienciación colectiva que refuerce la idea de su plurinacionalidad.

Ofrecer a Europa y al mundo nuestras propuestas en defensa de la diversidad. Encabezar la política de las identidades, y de su convivencia positiva y creativa.

Organizar de manera sistemática el intercambio de información, opinión y colaboración entre las gentes y sectores de la ciudadanía activos en los ámbitos intelectual, cultural, educativo, profesional y empresarial, con el objetivo de dialogar acerca de nuestras propuestas y difundirlas.

Establecer un plan de trabajo conjunto entre nuestras respectivas organizaciones sobre: lengua y cultura; fiscalidad y financiación pública; símbolos e instituciones; presencia en la Unión Europea y sobre otras cuestiones que acordemos.

Por ello y para todo ello estableceremos una relación estable y permanente entre nuestras tres fuerzas políticas; una estructura abierta que permita llevar a cabo las actuaciones conjuntas que requieran los objetivos declarados y acordados.

Finalmente, nos comprometemos a continuar trabajando y desarrollando los temas que hemos comenzado a abordar en este primer encuentro tripartito, en las reuniones que este mismo año celebraremos en Bilbao, en septiembre, y en Santiago, en octubre.

Fuente: El Viejo Topo (Barcelona), octubre de 1998, n.º 122: 10-11.

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