Revista de la Escuadra Argentina en Mayo de 1901

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Revista de la Escuadra Argentina en Mayo de 1901

Ataque a la escuadra por el destroyer Corrientes. El gran cuadro que ofrece esta vista, es de inapreciable valor e interés. De la popa dle San Martín se ven girar los poderoso cañones de la torre movida por la electricidad, por un solo hombre. Más lejos se divisan el Pueyrredón y el Garibaldi. De pronto de entre aquellos dos barcos surge un punto negro que rápidamente va agrandándose y avanzando, y llega como a echarse sobre el San Martín: es el destroyer atacante, que se aproxima tanto que el nombre Corrientes se lee claramente. Se levanta un mar de espuma y salta a la vista un rápido espectáculo. Se va a poner a tiro de torpedo, pero los poderosos cañones del San Martín vomitan sus descargas, las piezas de tiro rápido los secundan, cubriéndose de humo la escena, y por entre un claro se entrevé el casco del destroyer, que renuncia al ataque y escapa a toda máquina.

LEP 1902

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1 Lepage 2036  
2 Eugène Py  
3 17/05/1901 20 m
4 Argentine. Puerto Belgrano.
 

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30/05/1901 Argentine. Buenos Aires. Sala de pruebas de la Casa Lepage.    
 
Esta tarde, de 4 a 5, la Casa Lepage y Cía. ha invitado a personas de prensa y del mundo oficial a una sesión de cinematógrafo en un salón de su local anexo, Bolívar y Belgrano. El asunto de las vistas no puede ser más atrayente: ocho a diez cuadros vivientes de la revista naval en Puerto Belgrano, episodios del desembargo y ataque de la "Corrientes" al "San Martín", que la repele a cañonazos después que había logrado entrarle ya a tiro de torpedo. [...] Habituados siempre a ver escenas de otros países, marinas europeas, cosas exóticas, nos costaba un poco convencernos de que le había llegado el turno de esta exhibición tan sugestiva a nuestra marina, a episodios criollos, y era preciso reconocer las caras, ver la sonrisa enigmática del general Roca, la calvicie incipiente y la postura de buen mozo del coronel Riccheri, el continente inconfundible del almirante Solier, y luego las caras atezadas del criollaje, y la bandera patria ondeando en los mástiles.
[...]
Aparece la cubierta del "San Martín" asomando los dos cañones acoplados de la torre de popa, como estirando los monstruosos pescuezos para observar al que llega. La marinería formada para honor, cubre las bordas. En seguida, por una calle de tropas formada entre la escala, aparece el presidente, el ministro de marina, el de agricultura, el de guerra, y entre los uniformes los hábitos amplios del obispo Romero, cuya diestra parece bosquejar maquinalmente una bendición de paz, mientras su mirada contempla las poderosas defensas del barco con visible deleite bélico.
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Y llegan los cuadros del simulacro de desembarco y ataque a tierra, las lanchas atestadas de tropas avanzando sobre la playa, arrojándose al agua, saltando a tierra y formando para contestar a la fusilería. Son tres ó cuatro cuadros sucesivos muy interesantes. Una lancha ha varado antes de llegar a la playa. Un soldado impaciente, tal vez un oficial, se larga al agua, otro lo va a seguir y empieza a descolgarse, pero ve que al primero le ha ido muy mal, que ha zambullido, que sale a gatas, y él vacila, trata de volver a subir, gatea en la borda. Sin duda, el pobre es de tierra adentro y no ha tenido tiempo de aprender a nadar. Pero saltan todos, la ola atropella y allá caen en racimos al agua y salen corriendo a tierra con las armas en alto. Luego aparece la hermosa torre de vigilancia o castillo del agua, recién concluido. Por su frente desfilan las tropas del desembarco. Se ven otros edificios, recibiendo una impresión bastante completa del pueblo que se ha improvisado sobre los médanos del Puerto Belgrano.
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Pero el gran cuadro es un ataque del destroyer "Corrientes", hecho expresamente para el cinematógrafo. Se ve la popa del "San Martín", se ven girar a la vez los dos poderosos cañones de la torre.
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 Más lejos, el "Pueyrredón" y el "Garibaldi". De pronto, entre aquellos dos barcos surge un punto negro que rápidamente avanza, se agranda, llega, como a echarse sobre el "San Martín": es el destroyer atacante, que llega tan cerca que su nombre se lee claramente en la proa. Ofrece un rápido espectáculo inapreciable: se va a poner a tiro de torpedo, pero los poderosos cañones del "San Martín" vomitan sus dos cargas, las piezas de tiro rápido los secundan, la escena se cubre de humo, y por entre un claro se entrevé el casco del destroyer, que renuncia al ataque y escapa a toda máquina. Resulta una instantánea e intensa sensación de combate.
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La tela impresionada tiene una extensión de 200 metros, y su exhibición completa dura una media hora, que transcurre sin sentir.
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La casa Lepage ha hecho este "tour de force" más bien como un medio de obsequiar a su clientela con un espectáculo interesante, y mostrar sus elementos. [...] Después de exhibir su material en su salón por unos días, lo cederá para una función con fines de beneficencia.
Manuel Láinez.
El Diario, Buenos Aires, 30 de mayo de 1901, p. 1.
07/06/1901 Argentine. Buenos Aires. Teatro Victoria    

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